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ABSORCION DE GASES

La absorción es la operación unitaria en la que se eliminan uno o más componentes de una


corriente de gas al ser tomados, o absorbidos, por un líquido no volátil (solvente). En este caso
el solvente líquido debe agregarse como agente separador. La absorción es uno de los métodos
para eliminar el CO2 en el gas natural y en los gases de combustión, para que el CO 2 no entre a
la atmosfera y contribuya al calentamiento global (Socolow, 2005).
La absorción puede ser física o química. En el caso de la absorción física, el gas se elimina por
tener mayor solubilidad en el solvente que otros gases. Un ejemplo es la eliminación, con un
aceite pesado, de butano y pentano (C 4 y C5) de una mezcla gaseosa de refinería. En la
absorción química, el gas que se va a eliminar reacciona con el solvente y queda en solución.
Un ejemplo es la eliminación del CO2 o del H2S por reacción con NaOH, o con
monoetanolamina (MEA). Para las reacciones irreversibles, el líquido que resultada debe
desecharse, mientras que en las reacciones reversibles el solvente se puede regenerar (en
columnas de agotamiento o de destilación). Así, con frecuencia se prefieren las reacciones
reversibles. (Kohl 1987).
En casos típicos la absorción química tiene una relación de equilibrio mucho más favorable que
la absorción física (la solubilidad de la mayor parte de los gases suele ser más pequeña) por lo
que con frecuencia se prefiere. Sin embargo, la eficiencia de Murpree suele ser bastante baja (no
es raro el 10%), lo cual debe tenerse en cuenta.

Figura 1. Absorbedor de gas

Sistemas de dos componentes


Si cierta cantidad de un gas simple y un líquido relativamente no volátil se llevan al equilibrio,
la concentración resultante del gas disuelto en el líquido recibe el nombre de solubilidad del gas
a la temperatura y presión predominantes. A una temperatura dada, la solubilidad aumentará con
la presión, como aumenta por ejemplo en la curva A, figura 2, que muestra la solubilidad de
amoniaco en agua a 30 °C. Gases y líquidos diferentes presentan curvas de solubilidad distintas,
las cuales en general se deben determinar experimentalmente para cada sistema. Si a una
concentración dada de líquido la presión en el equilibrio es alta, como en el caso de la curva B
(figura 2), se dice que el gas es relativamente insoluble en el líquido; por el contrario, si es baja
como en la curva C, se dice que la solubilidad es elevada. Sin embargo, esto es meramente
relativo, ya que es posible obtener cualquier concentración final del gas en el líquido si se aplica
la presion suficiente, siempre y cuando la forma licuada del gas sea completamente soluble en el
líquido. La solubilidad de cualquier gas depende de la temperatura, y depende en la forma
descrita por la ley de van ‘t Hoff para el equilibrio móvil: “si se aumenta la temperatura de un
sistema en equilibrio, ocurrirá un cambio durante el cual se absorberá calor”. Generalmente,
pero no siempre, la disolución de un gas tiene como resultado la evolución de calor; por ello, en
la mayoría de los casos, la solubilidad de un gas decrece al aumentar la temperatura. Como
ejemplo, la curva A (figura 2) para amoniaco en agua a 30 “C, está arriba de la curva
correspondiente a 10 °C. Siempre y cuando su presion de vapor sea menor que la del gas o la
del soluto vaporizado, la solubilidad del gas sera cero en el punto de ebullición del disolvente.
Por otra parte, la solubilidad en agua de muchos de los gases de bajo peso molecular, como
hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, metano y otros, aumenta cuando la temperatura aumenta a más
de 100 °C.

Figura 2. Solubilidades de gases en agua

Sistemas de multicomponentes
Si una mezcla de gases se pone en contacto con un líquido, la solubilidad en el equilibrio de
cada gas será, en ciertas condiciones, independiente de la de los demás, siempre y cuando el
equilibrio se describa en función de las presiones parciales en la mezcla gaseosa. Si todos los
componentes del gas, excepto uno, son básicamente insolubles, sus concentraciones en el
líquido serán tan pequeñas que no podrán modificar la solubilidad del componente
relativamente soluble; entonces se puede aplicar la generalización. Por ejemplo, la curva A
(figura 2) también describirá la solubilidad del amoniaco en agua cuando el amoniaco esté
diluido con aire, puesto que el aire es muy insoluble en el agua; para que lo anterior sea cierto,
la ordenada de la gráfica debe considerarse como la presión parcial del amoniaco en la mezcla
gaseosa. Esta condición es afortunada, puesto que la cantidad de trabajo experimental para
obtener los datos necesarios de solubilidad se reduce considerablemente. Si varios componentes
de la mezcla son apreciablemente solubles, la generalización será aplicable únicamente si los
gases que se van a disolver son indiferentes ante la naturaleza del líquido; esto sucederá en el
caso de las soluciones ideales. Por ejemplo, el propano y butano gaseosos de una mezcla se
disolverán por separado en un aceite de parafina no volátil, puesto que las soluciones que se
obtienen son básicamente ideales. Por otra parte, se puede prever que la solubilidad de
amoniaco en agua sea afectada por la presencia de metilamina, puesto que no son ideales las
soluciones resultantes de estos gases. La solubilidad de un gas también se verá afectada por la
presencia de un soluto no volátil en el líquido (tal como sal en una solución acuosa) cuando
dichas soluciones no sean ideales.

Soluciones líquidas ideales


Cuando una fase líquida se puede considerar ideal, la presión parcial en el equilibrio de un gas
en la solución puede ser calculada sin necesidad de determinaciones experimentales. Hay cuatro
características significativas de las soluciones ideales; todas se relacionan entre sí:
1. Las fuerzas intermoleculares promedio de atracción y repulsión en la solución no cambian al
mezclar los componentes.
2. El volumen de la solución varía linealmente con la composición.
3. No hay absorción ni evolución de calor al mezclar los componentes. Sin embargo, en el caso
de gases que se disuelven en líquidos, este criterio no incluye el calor de condensación del gas
al estado líquido.
4. La presión .total de vapor de la solución varía linealmente con la composición expresada en
fracción mol.

Cuando la mezcla gaseosa en equilibrio con una solución liquida ideal, sigue también la ley de
los gases ideales, la presión parcial P* de un soluto gaseoso A es igual al producto de su presión
de vapor p a la misma temperatura por su fracción mol en la solución x. Esta es la ley de Raoult

P¿ = pX …………. (1)

Soluciones líquidas no ideales


Para las soluciones líquidas que no son ideales, la ecuación (1) dará resultados muy incorrectos.
Por ejemplo, la línea D (figura 2) es la presión parcial calculada del amoniaco en el equilibrio
con soluciones acuosas a 10 °C, suponiendo que se puede aplicar la Ley de Raoult; es obvio que
no representa los datos. Por otra parte, se ve que la línea recta E representa muy bien los datos
para amoniaco agua a 10 °C hasta fracciones mol de 0.06 en el líquido. La ecuación de una línea
de este tipo es

¿ P¿
Y = =mx ……….. (2)
Pt

En donde m es una constante. Esta es la ley de Henry; se ve que puede aplicarse a diferentes
valores de m para cada uno de los gases en la figura, al menos en un \ rango modesto de
concentraciones en el líquido. Si la ley de Henry no es aplicable en un rango amplio de
concentraciones, puede deberse a la interacción química con el líquido o a disociación
electrolítica, como en el caso del amoniaco en agua o a la condición no ideal en la fase gaseosa.
Puede esperarse que muchos gases sigan la ley hasta presiones en el equilibrio de
aproximadamente 5(105) N/m2 (ca. 5 atm), aunque si la solubilidad es baja, como en el caso de
hidrógeno en agua, estas presiones pueden llegar a ser tan elevadas como 34 N/m 2. Los gases de
tipo vapor (que están por debajo de su temperatura crítica) generalmente siguen la ley hasta
[ CITATION Soc05 \l 10250 ]presiones de aproximadamente el 50% del valor a saturación, a la
temperatura predominante, siempre y cuando no haya una acción química en el líquido. En
cualquier caso, m debe establecerse experimentalmente.

Elección del disolvente para la absorción


Si el propósito principal de la operación de absorción es producir una solución específica (como
ocurre, por ejemplo, en la fabricación de ácido clorhídrico), el disolvente es especificado por la
naturaleza del producto. Si el propósito principal es eliminar algún componente del gas, casi
siempre existe la posibilidad de elección. Por supuesto, el agua es el disolvente más barato y
más completo, pero debe darse considerable importancia a las siguientes propiedades:
1. Solubilidad del gas. La solubilidad del gas debe ser elevada, a fin de aumentar la
rapidez de la absorción y disminuir la cantidad requerida de disolvente. En general, los
disolventes de naturaleza química similar a la del soluto que se va a absorber
proporcionan una buena solubilidad. Así, se utilizan aceites hidrocarbonados, y no agua,
para eliminar el benceno del gas producido en los hornos de coque. Para los casos en
que son ideales las soluciones formadas, la solubilidad del gas es la misma, en
fracciones mol, para todos los disolventes. Sin embargo, es mayor, en fracciones peso,
para los disolventes de bajo peso molecular y deben utilizarse pesos menores de estos
disolventes, medidos en libras. Con frecuencia, la reacción química del disolvente con
el soluto produce una solubilidad elevada del gas; empero, si se quiere recuperar el
disolvente para volverlo a utilizar, la reacción debe ser reversible. Por ejemplo, el
sulfuro de hidrógeno puede eliminarse de mezclas gaseosas utilizando soluciones de
etanolamina, puesto que el sulfuro se absorbe fácilmente a temperaturas bajas y se
desorbe a temperaturas elevadas. La sosa cáustica absorbe perfectamente al sulfuro de
hidrógeno, pero no lo elimina durante una operación de desorción.
2. Volatilidad. El disolvente debe tener una presión baja de vapor, puesto que el gas
saliente en una operación de absorción generalmente está saturado con el disolvente y
en consecuencia, puede perderse una gran cantidad. Si es necesario, puede utilizarse un
líquido menos volátil para recuperar la parte evaporada del primer disolvente, como en
la figura 8.3. Esto se hace algunas veces, por ejemplo, en el caso de absorbedores de
hidrocarburos, en donde un aceite disolvente relativamente volátil se utiliza en la parte
principal del absorbedor debido a las características superiores de solubilidad y donde el
disolvente volatilizado se recobra del gas mediante un aceite no volátil. En la misma
forma, se puede absorber el sulfuro de hidrógeno en una solución acuosa de fenolato de
sodio; el gas desulfurado se lava posteriormente con agua para recuperar el fenol
evaporado.
3. Corrosión. Los materiales de construcción que se necesitan para el equipo no deben ser
raros o costosos.
4. Costo. El disolvente debe ser barato, de forma que las pérdidas no sean costosas, y debe
obtenerse fácilmente.
5. Viscosidad. Se prefiere la viscosidad baja debido a la rapidez en la absorción, mejores
características en la inundación de las torres de absorción, bajas caídas de presión en el
bombeo y buenas características de transferencia de calor.
6. Misceláneos. Si es posible, el disolvente no debe ser tóxico, ni inflamable, debe ser
estable químicamente y tener un punto bajo de congelamiento.[ CITATION Rob68 \l
10250 ]
Referencias Bibliograficas

Kohl, A.L, (1987) “Absorption and Stripping” en R.W. Rousseau (Ed.) New york, Handbook of
Separation Proccess Technology, Wiley,cap 6.
Kohl, A. y F (1974). Riesenfeld: Gas Purifcation, 2a. Ed. Houston; Gulf Publishing.
Socolow, R.H. (julio de 2005). “Can We Bury Global Warming?” Scientific American.
Phillip C. Wankat,(2008). “Ingenieria de procesos de separación”, 2a. Ed; México Pearson
Educación.

E.Treybal, R. (1968). ¨operaciones de transferencia de masa¨,2a.Ed. México: Mc Graw-Hill.

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