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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA, FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS

Y SOCIALES, LICENCIADO VÍCTOR HUGO BARRIOS BARAHONA, CURSO: TEORÍA DEL


PROCESO, TERCER SEMESTRE, SECCIONES: I - k. Guatemala, marzo de 2020.

IMPERATIVOS JURÍDICOS PROCESALES

Es otra oportunidad e inquietud más de escribir y apoyar a los estudiantes de este


curso, atreviéndome a proponer y desarrollar cada uno de los imperativos jurídicos procesales
que se desarrollan en el proceso y se pueden manifestar en las diferentes etapas procesales;
los que se describen más adelante.

Por imperativos jurídicos procesales se extienden a todos los deberes, obligaciones y


cargas impuestas que hay que cumplir dentro del proceso, ya sea por voluntad propia de las
partes procesales o de los sujetos procesales o por disposición legal.

Para el efecto, el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel


Ossorio, define: Deber. Como infinitivo verbal, está obligado, adeudar. Estar pendiente el pago
de una cantidad de dinero, la prestación de un servicio, la ejecución de una obra, el
cumplimiento de una obligación en general.

Y el Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas de Torres, determina:


Deber. Como verbo, estar obligado. Adeudar. Estar pendiente de un pago de una deuda, la
prestación de un servicio, la ejecución de una obra, el cumplimiento de una obligación en
general.

Por lo que se infiere anteriormente, el deber es un mandato u orden dada por alguna
persona o autoridad competente, por el cual, existe cumplimiento de algún acto que debe de
realizar el ser humano.

Deber jurídico. Lo define Dourado Gusmáo diciendo que, en sentido lato, constituye un
comportamiento obligatorio impuesto por una normal legal, por un contrato o por un tratado, a
una persona a favor de otra, que tiene la facultad de exigir su cumplimiento, cuando no fuese
espontáneamente observado, diferenciándolo así del deber moral.

A su vez, Radbruch, afirma que, de la validez del Derecho para la vida de los hombres
en común, se sigue que su contenido debe estar constituido por las relaciones jurídicas
fundamentadas en deberes jurídicos y en derechos subjetivos.

Ramírez Gronda, expresa que Von Kirchmann y Von Fernck pretendieron explicar la
existencia de deberes jurídicos en el influjo motivador que sobre la conciencia humana ejerce
la amenaza de la sanción.

Para Bierling, lo demuestra así, constituye un acto de reconocimiento tácito de las


normas por los individuos que componen la sociedad.

Recanséns Siches, estima que el deber jurídico y el deber moral son distintos, aunque
se den superpuestos y como coincidentes; y añade que la existencia del deber jurídico se
determina porque la infracción de la conducta en aquél señalada constituye el supuesto de una
acción jurídica, pues donde no hay posibilidad de coacción inexorable al sujeto, no hay deber
jurídico, aunque pueda haber lo moral, social o lo religioso.

Para Kelsen, en la cita de Ramírez Gronda, el deber jurídico es la norma misma en


relación con un sujeto determinado en tanto que le obliga a aquel comportamiento, cuya
oposición contradictoria constituye la condición del acto coactivo establecido en el precepto
jurídico.

El Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas de Torres, describe: Deber


jurídico. Necesidad moral de una acción u omisión, impuesta por la ley, pacto o decisión
unilateral irrevocable, para servicio o beneficio ajeno y cumplimiento de los fines exigidos por el
orden social humano. El fundamento inmediato del deber jurídico se señala en el orden
procedente de las relaciones naturales de la sociedad; y el remoto, como surgido de la
sociabilidad. Se apoya asimismo en la ley positiva o en la natural, o en ambas a la vez.

Entonces desde el punto eminentemente jurídico, se puede establecer, que el deber


jurídico nace de la imposición de una norma, disposición legal o artículo, que regula el
comportamiento de la persona, por lo que está debidamente legislado y amparado en un
cuerpo legal (código).

a) DEBERES PROCESALES: Se comprenden como deberes procesales a los


imperativos jurídicos procesales establecidos a favor de una adecuada realización del
proceso, son aquellos instituidos en interés de la comunidad. En ciertas oportunidades,
esos deberes se refieren a las partes mismas, como lo son por ejemplo, los deberes de
decir verdad, de la lealtad, de probidad en el proceso, pero también, en ciertas
ocasiones están los que deben cumplir los terceros, tales como, el deber de prestar
declaración testimonial, actuar como expertos o peritos luego de haber aceptado el
cargo, o de servir como árbitros, también de aceptar el cometido.

Los deberes procesales, no pueden ser objeto, a diferencia de las obligaciones y de las
cargas, de ejecución forzosa, a pesar de la efectividad en el cumplimiento de los deberes
procesales se obtienen, normalmente, mediante sanciones, ya sean de carácter físico o
personal, pecuniario, funcional, o de cualquier otra índole, estas son formas de coacción moral
o de intimidación, pues en vedad no hay forma material de hacer cumplir por la fuerza esta
clase de deberes.

Entonces al respecto se concluye, que el deber jurídico procesal, es aquel mandato o


comportamiento que esta normado en una disposición legal y que se podrá cumplir por los
involucrados en el proceso o juicio que se ventile.

Antes de entrar a conocer en que consiste obligación procesal, es necesario tener


conocimiento del término obligación en una perspectiva general.

El Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio determina,


que la obligación es: deber jurídico normativamente establecido de realizar u omitir
determinado acto, a cuyo incumplimiento por parte del obligado es imputada, como
consecuencia, una sanción-coactiva, es decir, un castigo traducible en un acto de fuerza física
organizada (J.C. Smith). Claro es que esta definición se encuentra referida a las obligaciones
de orden legal, por cuanto hay obligaciones morales, que no llevan aparejada ninguna sanción
coactiva, sino quedan sometidas a la conciencia del obligado por esa calificación social.

Jurídicamente, puede decirse que las obligaciones admiten la siguiente división: a) de


hacer; b) de no hacer; c) de dar cosas ciertas; d) de dar cosas inciertas; e) de dar sumas de
dinero. La simple enunciación de esas obligaciones resulta suficiente para comprender su
contenido. En Derecho Civil, dan a conocer ésta división (obligaciones), y tras que aplican
legalmente.

Existen diferentes clasificaciones doctrinarias de las obligaciones, las que se


proporcionan para tener mayores elementos de juicio, que de alguna manera están
consignadas o se deducen en la ley.

Principales, cuando subsisten por sí mismas.

Accesorias, cuando dependen o están vinculadas a la principal.

Puras, cuando no dependen de una condición.

Condicionales, cuando su cumplimiento dependen de ciertas circunstancias, por lo que


adquieren diversas modalidades. (v. CONDICIÓN.)

Divisibles, cuando también lo sea la cosa, el hecho o la abstención que ha de ser


cumplida y siempre que tal fraccionamiento se encuentre permitido legal o
convencionalmente.

Indivisibles, en el supuesto contrario.

Las obligaciones pueden ser también:


Naturales, entendiéndose por tales las que se fundan en una causa suficiente para
engendrar en una persona, y con respecto a otra, una prestación determinada.

Civiles, que, contrariamente a las naturales, son aquellas cuyo cumplimento puede ser
exigido por vía legal.
Mancomunadas, cuando reconocen varios acreedores o varios deudores, no obstante
estar representadas por una sola prestación.

Solidarias, cuando su cumplimiento puede ser íntegramente exigido por cada uno de
los acreedores o de cada uno de los deudores.

A Plazo, cuando, su ejercicio está sujeto a un término suspensivo o resolutorio.

Se llaman Obligaciones Alternativas cuando, conteniendo una pluralidad de


obligaciones, el deudor queda librado de todas ellas mediante el cumplimiento de una
sola.

Facultativas cuando, no teniendo por objeto sino una sola prestación, el deudor tiene la
facultad de substituir por otra.

En síntesis las obligaciones exigen al menos dos sujetos: el que puede exigirla: el
acreedor, y el sometido al cumplimiento: el deudor.

Esta clasifican tiene como significado, un aporte adicional al de obligación


procesalmente hablando, claro está, que existen otras obligaciones.

Aunado a lo enunciado, en qué consiste la obligación legal. Aquella que se impone por
ley u otra disposición equivalente; decreto, orden de autoridad, ordenanza o bando. Las
obligaciones legales, en la primera de las acepciones, no se presumen; han de estar
expresamente determinadas en un texto o artículo.

b) Partiendo desde el punto de vista procesal, OBLIGACIONES PROCESALES, son


aquellas prestaciones impuestas a las partes con ocasión del proceso, estas son
instituidas en interés de un acreedor.

La más acentuada de las obligaciones es la que surge de la condena en costas. En


nuestro concepto existe además una responsabilidad procesal, derivada del abuso del derecho
de acción o del derecho de defensa, el daño se causa con ese abuso, genera una obligación
de reparación, que se hace efectiva, mediante la condena en costas.

Costas: Gastos que se ocasionan a las partes con motivo de un procedimiento judicial,
cualquiera que sea su índole. En ese sentido, se dice que una de las partes es condenada en
costas cuando tiene que pagar, por ordenarlo así la sentencia, no solo gastos propios, sino los
de la contraloría, por el hecho de haber sido derrotada la parte procesal en el juicio que se
ventilo, siempre y cuando el juzgador lo condene, aunque hay diversidad de criterios jurídicos
vertidos por los estudiosos del derecho.

Acerca de la condena en costas, las legislaciones mantienen criterios disímiles; para


unas solo procede cuando la parte que pierde el pleito ha actuado con temeridad o con mala
fe; mientras para otras partes se aplica siempre al pernicioso, salvo que el juez le exima de su
pago por consideraciones especiales, que debe determinar.

A criterio personal, el pago de las costas procesales, se tienen que solicitar al órgano
jurisdiccional cuando se presentar la demandada o en la contestación u oposición de la
demanda, ya que en caso contrario, sino se requieren no podrá condenar al malicioso o a la
parte que actúa de mala fe en el proceso; el pago de las costas procesales tiene que ser a
requerimiento de parte y no de oficio, ya que el juez no puede extralimitarse de su función
jurisdiccional.

c) CARGAS PROCESALES: Obligaciones, que dentro de la marcha del proceso,


corresponde a cada una de las partes, por ejemplo, la que se refiere al impulso
procesal, entre esas cargas puede decirse, que la principal es la que afecta a la
prueba, y en virtud de la cual, la persona que alega ante la justicia un hecho o reclama
un derecho, ha de probar la realidad de aquél a la procedencia de éste.

Las cargas procesales son una situación jurídica en la ley, consistente en el


requerimiento de una conducta de la ley, de realización facultativa y que se halla normalmente
establecida para el interés del sujeto y cuya omisión trae consecuencias gravosas para él.

Son aquellas que se determinan en razón de nuestro propio interés. La carga es


entonces, una condición o compulsión para que ejerza un derecho y en su caso probarlo.
Para el procesalista James Goldschmidt, se entienden por cargas procesales aquellas
“situaciones de necesidad de realizar determinado acto para evitar que sobrevenga un
perjuicio procesal. Con otras palabras, se trata de imperativos del propio interés”.

El procesalista uruguayo Eduardo J. Couture nos expresa acerca de las cargas


procesales:
“En cierto sentido, la noción de carga es opuesta a derecho.
“En tanto que el derecho a realizar un acto de procedimiento es una facultad que la ley
otorga al litigante en su beneficio (faculta de contestar la demanda, de producir prueba, de
alegar de bien probado), la carga es una conminación o compulsión a realizar el acto.

“Desde este punto de vista, la carga funciona, diríamos ‘a doublé face’; por un lado el
litigante tiene la facultad de contestar, de probar, de alegar; pero tiene al mismo tiempo algo
así como el riesgo de no contestar, de no probar y de no alegar. El riesgo consiste en que si no
lo hace oportunamente se falla el juicio sin escuchar sus defensas, sin recibir sus pruebas o sin
saber sus conclusiones.

“Así configurada, la carga es un imperativo del propio interés. Quien tiene sobre sí la
carga se halla compelido implícitamente a realizar el acto previsto; es su propio interés quien le
conduce hacia él. La carga se configura así como una amenaza, como una situación
embarazosa que grava el derecho del titular. Pero él puede desembarazarse de la carga,
cumpliendo.

“En otro sentido, carga es también noción opuesta a obligación.

“Cuando se dice que la obligación es un vínculo impuesto a la voluntad se acentúa la


circunstancia de que existe una libertad jurídica de cumplir o no cumplir la obligación. Pero,
evidentemente, esa actitud de no cumplir la obligación deriva en consecuencia perjudiciales.

Cabe indicar que esta libertad queda implícita a las partes procesales de cumplir o no
en cada actuación procesal, sin embargo, va en contra de sus intereses para aquella que no
cumpla en la etapa procesal que se trata. Por consiguiente se entiende que toda persona es
libre de obrar o de no obrar, asumiendo así todas las consecuencias de sus propios actos. En
otro punto de vista, el contenido de una orden emanada por el órgano jurisdiccional
competente, trae consigo una abstracción de su imperatividad coactiva, por lo tanto no tendrá
que ser así.

Si se enmarca dentro del derecho procesal, podrá concluirse que se asume la


consecuencia del resultado del juicio, por sus acciones u omisiones, en cada etapa procesal
oportuna.

Es determinante plasmar o acentuar, que la diferencia substancial entre la obligación


procesal y carga procesal, radica en que la obligación, el vínculo está impuesto por un interés
ajeno, en la carga el vínculo está impuesto por un interés propio.

La relación del concepto de carga con el impulso procesales (es un principio procesal),
se manifiesta en que el proceso planteado o juicio avanza mediante cargas impuestas a las
partes procesales.

Y otro elemento más, la carga funciona impeliendo a comparecer, contestar, probar,


concluir, bajo la amenaza de no ser escuchado y de seguir adelante.

Es necesario concluir con un concepto de cargas procesales, sin menoscabo de las


anteriores que están fundamentadas en criterios de jurisconsultos muy conocidos en el campo
del derecho.

Se entendería que cargas procesales, son los requerimientos determinados en la ley o


normas y la jurisprudencia, a alguna de las partes procesales dentro del juicio, y a ambas, con
la observancia de alguna conducta señalada, entendiéndose que si no se realizan ciertas
actuaciones procesales el resultado podrá ser contraproducente a tal extremo que el juicio se
podrá perder, porque se va a emitir una sentencia en contra de los intereses de alguna de las
partes procesales.

Sobre el concepto de cargas procesales, los destacados procesalistas mexicanos José


Castillo Larrañaga y Rafael de Pina, consideran que la “palabra carga expresa, en el derecho
procesal, la necesidad de desarrollar una determinada actividad, dentro del proceso, si se
quiere obtener un resultado favorable, y supone el peligro de ser vencido, si no se obra con la
diligencia necesaria, según las circunstancias del caso.”

En el proceso las cargas procesales giran en función de un proceso. Se producen


dentro de un proceso ya existente o dentro de un proceso que deberá iniciarse si el actor no
quiere ver deteriorado seriamente su derecho, si es que no hasta extinguido, por lo conviene
ejemplificar sobre la existencia de la carga procesales.

Carga de iniciativa procesal mediante la demanda (carga de demandar), está a cargo


del demandante, por lo que el presunto actor puede demandar o no, quién tiene la opción de
hacerlo o no, si realiza la acción habrá cumplido con la carga procesal.

Carga del impulso procesal, está a cargo de las partes, demandante y demandado, en
los procesos donde no prevalece el principio inquisitivo en que se de oficio o por facultad del
juez, la parte interesada en que el proceso continúe, tiene la carga de darle el impulso
necesario al proceso.

Carga de la prueba. La parte interesada puede allegar elementos acrediticios o se


puede abstener de esa aportación, ya que tiene el libre albedrío para hacerlo, si no lo hace, se
colocará en situación sumamente desventajosa pues, la sentencia se dictará en relación con
los elementos de prueba llevados por las partes

Carga de los alegatos. No se obligará a parte alguna, en el proceso, a alegar pero,


quien no lo haga, es sabedora de que voluntariamente ha perdido una oportunidad de esgrimir
sus argumentos que pudieran haber tenido influencia en el resultado del juicio.

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