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Capítulo 2
El motoseo y la racialización del
estudiante bilingüe
1. Introducción
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Al respecto, se pueden ver los trabajos de Anna María Escobar (2000), Rodolfo Ce-
rrón-Palomino (2003) y Germán de Granda (2001).
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Ejemplos de esto (Pozzi-Escot, 1972): la duplicación del objeto directo en la posposi-
ción (“Mi mamá me lo compró dos truzas”), la falta de concordancia entre el pronom-
bre de objeto directo y el antecedente (“Fui a ver la carretera. Ya lo habían arreglado”)
y la ausencia del pronombre objetivo correspondiente cuando el objeto directo se an-
tepone al verbo de la cláusula (“El anexo es grande. Todo el sitio conozco”).
50 Virginia Zavala y Gavina Córdova
3. Análisis
Había una chica, creo que sus padres también son de comunidad, pero
ella se fue a Lima a vivir, pero todavía tenía interferencias en la lengua y
el profesor le sacó y le dijo: “vas a explicarme esto”, y ella salió y empe-
zó a hablar así lo que entendía ¿no? y el compañero empezó a criticarle
y yo estaba escuchando eso. Y él decía: “mira, no sabe hablar bien, qué
ignorante” o cosas así. Criticaba mucho eso. Y yo me sentía mal, sentía
que a mí me estaba diciendo porque yo también tengo interferencias a
veces cuando hablo rápido, hablo fuerte, hablo corrido, me sale a mí y
a veces también hablo en mote (estudiante de la UNSCH).
En las exposiciones se expresan bien, hablan bien pero solo que les fal-
ta, como le digo eso, o sea las palabras lo hacen un poco desordenado,
o sea la idea ¿no? se ponen nerviosos al momento de exponer, no se
olvidan de la idea, de lo que deben exponer, pero lo que les falta es un
poquito de, se puede decir ¿cacofonía? O sea el lenguaje bien hablado,
o sea hay incoherencias, no incoherencias, cómo le explico esto, o sea
hablan bien, se expresan bien, da la idea bien, pero el lenguaje está
mezclado, en vez de pronunciar una “u” pronuncian una “o” y eso es
objeto de burla (estudiante de la UNSAAC).
aparente” (Van Dijk 2007), en la que se afirma algo bueno de los sujetos
a los que se hace alusión en el texto (algo bueno de estos otros a los que
se inferioriza) pero luego, al instante, se plantea un rasgo deficitario de
los mismos. Así, en la primera parte se sostiene que ellos: “se expresan
bien”, “no se olvidan de la idea”, “hablan bien”, pero luego aparece un
marcador adversativo “pero” para mencionar lo deficitario: “las palabras
lo hacen un poco desordenado, o sea la idea”, “lo que les falta es un
poquito de, se puede decir ¿cacofonía? O sea el lenguaje bien hablado,
o sea hay incoherencias”, “en vez de pronunciar una ‘u’ pronuncian una
‘o’”. El argumento parece entonces ser el siguiente: se expresan bien pero
no presentan bien la idea; en realidad sí presentan bien la idea, pero hay
incoherencias; en realidad no hay incoherencias, sino que confunden
las vocales.
importa si les hacen ver que motosean (y hasta si hacen esto en tono de
burla) porque, según afirman, “es mi falla”, “me motiva para seguir me-
jorando, en qué estoy fallando”, “estoy para corregir, eso no más”, “me
doy cuenta de lo que estoy hablando mal”. Un alumno de la UNSAAC lo
plantea aún de forma más reveladora:
El creer que este “problema” se supera solamente con la voluntad del su-
jeto tiene como consecuencia que los estudiantes quieran controlar este
fenómeno. Así, por ejemplo, un estudiante argumentaba que cuando se
“traba” trata de no volver a utilizar esa palabra sino de reemplazarla por
otra. En sus términos: “es que ya da un poquito de vergüenza que se rían
de ti o que tengas que cometer el mismo error dos veces”. Por su parte,
otro contaba que “en mi mente pasa letra por letra la palabra, así se dice,
tengo que decirlo así si no quiero que se vuelvan a reír”. A otro alum-
no, un profesor de su especialidad le decía: “tienes que practicar en las
noches cuando todos están durmiendo, grita, habla, todo lo que quieres
habla”. Como el alumno vivía solo ensayaba y repetía a voz en cuello.
Lo que todo esto muestra es que la ideología del motoseo ha sido inter-
nalizada por los propios perjudicados, quienes quieren liberarse de esta
marca para “quedar bien” ante la sociedad. Creer que si se deja de ser
motoso no va a haber más discriminación (“tratar de que nos admiren
a pesar de que somos provincianos”) es, sin duda, caer en las reglas de
juego de la ideología hegemónica. Esto precisamente se corresponde con
El motoseo y la racialización del estudiante bilingüe 61
Los jóvenes con los que trabajamos, por una situación sociopsicoló-
gica tal vez, tienen muchos problemas para poder comunicar aquello
que creen que es correcto. Están todavía cohibidos, tienen temor de
que sus conocimientos sean errados. No tienen confianza en aquello
que ellos han elaborado. Tal vez sería bueno también un apoyo psi-
cológico.
Así, muchos jóvenes sostienen que lo más difícil para ellos es exponer
en las aulas pues cuando se les “sale el mote” esto es “motivo de risa” de
los compañeros, y los profesores no suelen intervenir para cuestionar
la burla. Por lo general, el profesor “se ríe, chicos cállense y continúan
con la exposición”. Inclusive, hay casos en que son los mismos alumnos
los que se tienen que “hacer respetar” porque el profesor “no dice nada,
ni siquiera que le dejen exponer”. El siguiente extracto nos revela una
situación más dramática, pues el profesor “corta” la exposición del estu-
diante a raíz de haber notado este fenómeno:
Vemos que mientras que los grupos dominantes que llegan a la univer-
sidad hablando variedades cercanas al estándar regional pueden usar su
propia lengua sin miedo a la corrección o a la denigración, muchos de
los estudiantes bilingües están expuestos a burlas cuando hablan caste-
llano en las aulas y hasta fuera de ellas. Entonces, la “timidez” de estos
alumnos podría explicarse más bien a partir de este abuso ejercido desde
los de arriba. ¿Quién querrá ser participativo en un ambiente donde los
estudiantes “se ponen a susurrar” y “no dejan exponer porque alguna
vez dijo un mote”? ¿No hay acaso suficientes motivos para que los estu-
diantes provenientes del campo se sientan vulnerables en este escenario?
Es entonces importante considerar que la denigración pública por la que
pasan muchos estudiantes se torna en una variable clave que influye
–más que otras (como pueden ser las metodologías de enseñanza, por
ejemplo)– en el bajo desempeño académico de estos grupos y en su de-
sarrollo cognitivo (Feldman, Stone y Renderer 1990).
Lo que sí veo es que hay una desventaja del quechua, cuando tú hablas
hay un momento que te equivocas y te sale mal, digamos como mote,
entonces los profesores, amigos te critican. Ejemplo, cuando voy a mi
pueblo tengo que hablar quechua con mi mamá, mi papá, aunque
mucho no, pero tengo que hablarlo. Y cuando vuelvo, siempre hay
veces lo que hablo me sale mal y eso no me gusta y yo analicé ¿por qué
me sale mal ese término? Hasta mis compañeros se han dado cuenta
que he utilizado mal. Eso es la desventaja ¿no? es un perjuicio, eso
merma mi interés de hablar, quedas mal con gran evidencia. Hasta tu
condición de migrante saben. Pero sabiendo que todos eran diferentes
yo no tuve prejuicio de inferioridad, nada por el estilo. Pero en esos
términos prefiero no hablar quechua por mucho tiempo, porque si
hablo a ver que tal si en una plenaria me sale y en realidad va a ser algo
que siendo un término puede significar mucho para mis compañeros.
Yo mismo he tomado distancia, me evito porque es una desventaja de
saber quechua (estudiante de la UNSAAC).
Docente #2: Por eso que los alumnos que ingresan a la universidad de
serie 100, todos, unos más, los alumnos que son BILINGÜES y provie-
nen de zonas más pobres tienen mayores problemas que aquellos que
son citadinos que provienen de colegios particulares, pero todos tienen
problemas. Tienen problemas de lectura, de redacción […] Se nota esas
características: BILINGÜES, su aislamiento, su marginalidad, su falta de
comunicación y cuando se da un sondeo para ver qué han entendi-
do, comprensión literal nada más, ahí tienen serios problemas […] Los
alumnos de HATUN ÑAN son precisamente esas personas que provie-
nen de zonas rurales, de condiciones económicas bajas y son BILIN-
GÜES, entonces por eso tienen problemas de inclusión social, tienen
problemas de marginalidad, entonces tienen problemas de educación,
carecen pues de los instrumentos, de las estrategias de lectura, de escri-
tura. La ayuda tiene que ser integral para ser más efectiva.
Docente #3: Por ejemplo estos alumnos que vienen del área andina,
son BILINGÜES y en el área andina hay un machismo exacerbado
[...] Eso es lo que se arrastra en nuestros estudiantes, tal vez ellos tie-
nen este problema de inclusión. Yo trabajo en educación inicial, por
ejemplo, hay señoritas blanquitas, señoritas trigueñitas y señoritas del
área andina. Hasta para formar grupos, colorcitos, caritas, cuerpitos.
Entonces nosotros ¿qué hacemos? Tratamos de practicar dinámicas de
formación de grupos y se sienten incómodas. Por ejemplo, las señori-
tas BILINGÜES cuando les toca trabajar con una citadina que no es de
su colorcito se sienten incómodas y no quieren participar, pero cuando
están en su grupo, en su sector, se liberan todos.
Una pregunta de fondo que surge a partir de las citas anteriores refiere
a cómo definir la identidad del bilingüe, ya que los profesores que emi-
tieron esta declaración también son bilingües, es decir, también hablan
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4. Reflexiones finales