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LOS AÑOS NOVENTA: NEOLIBERALISMO Y DESIGUALDAD

RESPUESTA A LA CRISIS DE LOS AÑOS 80

En respuesta a la crisis, la mayoría de las naciones debieron abandonar sus


modelos económicos de industrialización por sustitución de importaciones y
adoptaron una estrategia de crecimiento orientada hacia las exportaciones,
estrategia fomentada por el Fondo Monetario Internacional, aunque hubo
excepciones como Chile o Costa Rica que adoptaron estrategias reformistas.

Una de las principales reacciones de América Latina ante la crisis, fue la adopción
de múltiples políticas neoliberales, impulsadas en su gran mayoría desde los
Estados Unidos de Norteamérica.

Un proceso masivo de fuga de capitales, particularmente hacia Estados Unidos,


produjo una mayor depreciación de los tipos de cambio, aumentando el tipo de
interés real de la deuda. La tasa de crecimiento real del PIB (Producto Interno
Bruto) para la región fue de sólo 2,3% entre 1980 y 1985. Entre 1982 y 1985,
América Latina pagó 108 mil millones de dólares.

MODELO ECONOMICO NEOLIBERAL

El neoliberalismo es un modelo económico que se enmarca dentro de las


doctrinas del liberalismo económico, a su vez dentro del sistema capitalista.

El neoliberalismo surge como reacción a la intervención del Estado como garante


de una mayor justicia social (es decir, del Estado benefactor), y toma fuerza
gracias a las debacles de la economía capitalista del siglo XX, particularmente las
registradas a finales de los años 20 y la de la década de 1970.

Para el neoliberalismo, el Estado debería cumplir únicamente sus funciones


fundamentales como organismo regente en la organización de la sociedad, de
modo que se opone a su intervención en el funcionamiento de la economía, para
así mantener a raya las regulaciones e impuestos al comercio y las finanzas.

El neoliberalismo considera que la economía es el principal motor de desarrollo de


una nación, por ello, además de considerar que todos los aspectos de la vida de
una sociedad deberían estar subordinados a las leyes de mercado, defiende el
libre comercio para propiciar una mayor dinámica en la economía, lo cual, en
teoría, debería generar mejores condiciones de vida y de riqueza material.
DOCTRINA DEL LIBRECAMBIO DEL SIGLO XIX

El libre cambio o librecambismo es un enfoque económico que defiende la


eliminación de las trabas en el comercio entre países con el objetivo de lograr una
mayor eficiencia en la asignación de recursos a escala global gracias a una
división del trabajo y especialización crecientes.

El libre cambio se entiende como una corriente opuesta al proteccionismo, es


decir, propugna la eliminación de las trabas estatales al comercio, como los
aranceles y las cuotas. Su objetivo es la extensión del libre mercado nacional a las
relaciones entre países, argumentando que las fronteras no invalidan las leyes
económicas que dan sustento al libre mercado interior. Se argumenta que, al
interconectar las economías a escala mundial, todos los consumidores podrán
comerciar con los productores más eficientes independientemente de su país de
procedencia, por lo que se beneficiarán de la creciente competencia entre éstos.

PRINCIPIOS DEL NEOLIBERALISMO

El neoliberalismo es una ideología, basada en tres principios rectores:

• La primacía del individualismo

• El predominio del materialismo

• La preeminencia del hedonismo.

Según estos principios, el centro de la actividad humana es el individuo y su


libertad como valor absoluto y sin referencia comunitaria. Esto desemboca en un
individualismo beligerante, en una insolidaridad que crea una franja de
marginación y exclusión social cada vez más amplia y en una feroz y agresiva
competitividad. Para el neoliberalismo, el valor supremo, que lo rige todo, es lo
económico, encarnado en el culto al dinero, como dios al que se ofrecen sacrificios
de vidas humanas, las de los pobres; la meta suprema es la consecución a
cualquier precio de la satisfacción sensible del individuo.

Para llevar a cabo estos postulados, el neoliberalismo proclama la libertad de las


actividades económicas y la sacralidad de la propiedad privada, buscando el
enriquecimiento mediante la expansión del mercado. El nuevo dogma de esta
religión neoliberal es "fuera del mercado no hay salvación".
El método que emplea el neoliberalismo es la libre competencia, de la que el
Estado debe estar ausente, teniendo por norma básica la eficacia. Y en la libre
competencia -ya se sabe- gana quien tiene más, quien puede más; vencen los
fuertes, los ricos y los hábiles; los pobres, los desfavorecidos no cuentan para
nada.

PRESENCIA DEL NEOLIBERALISMO EN LATINOAMERICA

En América Latina, el neoliberalismo surge en Chile a raíz del golpe de estado a


Pinochet con la influencia de Friedman, y la escuela de Chicago como una especie
de laboratorio de los experimentos que resultaban de la mezcla de movimientos
neoconservadores, y del surgimiento de una nueva derecha. Al mismo tiempo en
1973, Uruguay imitaba el ejercicio neoliberal chileno y exportaba a la Argentina las
ideas básicas del neoliberalismo que se ofrecían por los países desarrollados, en
procesos socioeconómicos que habían visto agotados los principios del
keynesianismo.

En el caso latinoamericano, es indudable que la búsqueda de salidas eficientes a


las crisis recurrentes se llevara a cabo en medio de un crecimiento desordenado
de las fuerzas productivas, vinculando una paulatina integración al mercado
internacional. En este contexto, el neoliberalismo se ofreció a sí mismo (sobre todo
en su etapa más temprana) como una suerte de alquimia político-económica como
paliativo a la creciente deuda externa de los países del Tercer Mundo (hoy en vías
de desarrollo).

El sistema internacional propuesto por los países del Primer Mundo jugó un papel
relevante a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional, para
resolver la entonces llamada crisis de la deuda de los países pobres.

Si analizamos el neoliberalismo desde la óptica latinoamericana, podemos decir


que este surge como una crítica a las políticas desarrollistas del Estado benefactor
proteccionista, y del modelo de sustitución de importaciones. Durante los primeros
años de aplicación de esta doctrina, la historia nos comprueba que, en los países
sudamericanos, el neoliberalismo fracasó en su intento por erradicar la inflación,
disminuir los desequilibrios financieros, y en lograr un crecimiento sostenido.

No obstante, su vigencia en Latinoamérica no ha sido uniforme, ni ha tenido las


mismas modalidades en todos los países desde los años 70 hasta hoy. Las
experiencias más continuas y profundas, hasta los 80, las vivieron Argentina,
Uruguay y Chile, países en los que se vivió una intensa década de políticas
estabilizadoras. Por otro lado, con experiencias reformistas, Nicaragua y Perú
vivieron períodos de mitigación. Cuba, por su parte, es el ejemplo por excelencia
de la franca excepción de la doctrina mientras que, México, desde los años 80, ha
vivido períodos intensos y profundos de la doctrina.

A pesar del desarrollo asíncrono del neoliberalismo en América Latina, a lo largo y


ancho de la región, existe un elemento común que justifica la creación misma de la
doctrina: la creciente acumulación de la riqueza en pocos sectores y sitios de la
población, la constante internacionalización del capital, la creciente dependencia
respecto a las empresas transnacionales, y el progresivo empobrecimiento de
diversos sectores, incluso de la clase media.

EFECTOS DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA

Hay cinco políticas que tienen una función clave en la transición neoliberal y
control de inflación en América Latina:

1) liberalización de las importaciones. ISI requería estrictas restricciones de


importación y, al contrario, la liberalización permite competición entre empresas
domésticas y extranjeras.

2) sobrevaloración de tipo de cambio. Esto y la liberalización de las importaciones


juntos son efectivos contra inflación; bienes importados se hacen asequibles.

3) liberalización financiera domestica

4) reformas fiscales (p.e incremento de impuestos) para abordar déficits


presupuestarios

5) relajación de estatutos de movimiento de capital dentro y fuera del país


LA POBREZA EN AMERICA LATINA

América Latina atraviesa de finales de los 80´ a principios del siglo XXI por una
más fuerte crisis económica, política, social, que se expresa en la subordinación
total del destino económico y político a sus acreedores, la que constituye un
retroceso en el mundo ante la falta de una alternativa de desarrollo que beneficie a
los países del área. Nos encontramos, en las manos de la política neoliberal la
cual ya no tiene más obstáculos que su propia ansiedad por crecer y concentrar la
riqueza del mundo en el menor número de manos posible.

Nos encontramos en un mundo en el que los ricos son cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres; donde unos países reciben por sus materias primas
y productos básicos precios cada vez más bajos y otros venden sus productos
elaborados a precios cada vez más altos (es el caso de los productos
manufacturados por los países desarrollados); donde la deuda externa de los
explotados crece incesantemente (para poderse desarrollar recurren al
endeudamiento) y alcanza ya la cifra increíble de un billón setecientos mil millones
de dólares.

Las tasas de interés mantienen en jaque a los mercados de dinero; la población en


pobreza extrema aumenta explosivamente en las áreas más pobres; los capitales
se fugan en cifras crecientes de los países pobres a los mercados de la
especulación financiera; los robos de cerebros son continuos allí donde más se
necesitan. Además, la mujer, los indígenas, los negros, los homosexuales y otros
grupos son discriminados; el orden que rige es el que obedece a las ciegas y
salvajes leyes del mercado. En estas condiciones no puede haber desarrollo social
ni futuro justo para la totalidad de mujeres y hombres del mundo.

El neoliberalismo como doctrina económica de moda, impuesta por el gran capital


al mundo de hoy, sacrifica despiadadamente en los países subdesarrollados los
gastos para salud, educación, cultura, deporte, seguridad social, vivienda, agua
potable y otras necesidades elementales de cualquier población; hace imposible el
verdadero desarrollo de los pueblos, de los hombres y de sus generaciones.

América Latina existe como región, una y múltiple. Con una tradición, lenguas,
cultura y problemáticas comunes. Tales elementos conforman costumbres,
intereses, valores y toda la realidad cotidiana de nuestra área geográfica.

A pesar de los progresos tecnológicos y científicos impulsados por la


globalización, el hambre y la pobreza imperan en la mayoría de los países del que
fue el tercer mundo, a tal grado que más de una cuarta parte de la población
mundial se encuentra por debajo de la línea de sobrevivencia.

Según el documento elaborado por la Organización de las Naciones Unidas


(ONU), Informe sobre la Situación Social en el Mundo, correspondiente a 1997,
todos los países de África del Sur, la mayoría de los de Asia y muchos de América
Latina no han logrado reducir los índices de pobreza, a pesar de las reformas
económicas puestas en vigor en los últimos años.

CLASIFICACION DE LA POBREZA EN LOS PAISES DE AMERICA LATINA

América Latina continúa siendo una de las regiones con mayor desigualdad del
mundo, y la pobreza juega un papel principal en esta situación. Mientras que en
algunos países la mayoría o una minoría muy amplia de la población vive en algún
nivel de pobreza, en otros esta se encuentra prácticamente erradicada o en unas
cifras muy limitadas.

No obstante, conviene relativizar primero lo que entendemos como pobreza.


Cuando se menciona este fenómeno, implícitamente se limita a la pobreza
extrema, que es la parte más grave de esta situación. Sin embargo, el Banco
Mundial considera que también existen otros niveles de pobreza menos graves
que vivir con menos de 1,90 dólares al día: una pobreza grave, que supone vivir
con menos de 3,20 dólares cada día y otra pobreza más leve, que abarca menos
de los 5,50 dólares.
A nivel geográfico, los datos también ayudan a establecer ciertos patrones en
determinadas zonas que se relacionan con unas causas específicas. Por ejemplo,
la dualidad en Centroamérica: las repúblicas del norte —Honduras, Guatemala,
Nicaragua y El Salvador— se caracterizan por unos niveles muy elevados de
pobreza; por el contrario, Costa Rica y Panamá mantienen unas cifras contenidas.
Los primeros mantienen modelos económicos poco industrializados, además de
índices de corrupción y violencia elevados, lo que dificulta el desarrollo de políticas
para reducir esta situación. Sin embargo, el estado costarricense y panameño han
encontrado vías de desarrollo estables y con economías terciarizadas, lo que les
ha dotado de mayores recursos para hacer frente a las bolsas depauperadas.

También entre las grandes potencias latinoamericanas existen disparidades.


Países como México mantienen elevados niveles de población empobrecida, al
igual que Venezuela, aunque en este caso se debe al rápido aumento durante los
últimos años por la grave crisis que vive el país; Colombia y Brasil se encuentran
en niveles medios de la región, y quienes más han conseguido reducir la pobreza
son los países del Cono Sur —Argentina, Chile y Uruguay—, que son a su vez los
que mayor dinamismo económico a nivel histórico han mostrado en la región
latinoamericana.
SUBTEMAS

EL ESTABLECIMIENTO DE LOS TRATADOS ECONOMICOS


MULTILATERALES

Los acuerdos comerciales cubren el 70% del total comerciado por América Latina
y el Caribe (ALC). De los 280 tratados de libre comercio actualmente vigentes en
todo el mundo, más de 80 incluyen a países de ALC.

Algunas de las causas que han impulsado estos tratados son las siguientes:

1) El comercio tiene un potencial enorme para el desarrollo económico y la


reducción de la pobreza.

América Latina es un ejemplo reciente: supo aprovechar los precios altos de sus
productos básicos para impulsar su crecimiento económico y generar empleos
mejor remunerados.

2) Es fundamental evaluar el impacto del comercio y diseñar estrategias de


aplicación óptimas para los acuerdos existentes.

Las reglas de origen, por ejemplo, establecen las condiciones bajo las cuales un
país importador considera un producto como originario de un país exportador que
recibe un trato preferencial.

3) Otras cuestiones que están detrás de las fronteras afectan al comercio.

Algunas medidas que afectan los procesos comerciales son esencialmente


internas a los países, como la liberalización del comercio de servicios, la
eliminación de barreras y la creación de mecanismos para proteger a los
inversores extranjeros, las políticas de competencia y contratación pública, y las
normas laborales y ambientales.

4) Los acuerdos comerciales pioneros funcionan como laboratorios de innovación


para las políticas comerciales internacionales.

Algunos acuerdos pioneros ya abordan aspectos relacionados con los derechos


de propiedad intelectual, el comercio electrónico y las empresas de propiedad
estatal (EPE).

5) Los cambios económicos y políticos recientes abren nuevos escenarios futuros


para los acuerdos comerciales.

La aparición de los megacuerdos regionales y la posible incorporación de más


economías entraña nuevos escenarios y posibilidades para los acuerdos
comerciales, por ejemplo, en términos de economías de escala y redes de
producción conjunta que involucren actividades de mayor valor agregado.

EFECTOS DEL TRATADO DE NAFTA

El NAFTA es el Tratado De Libre Comercio (más adelante TLC) o North American


Free Trade Agreement ( NAFTA), es un conjunto de reglas que acuerdan los
países de Estados Unidos, Canadá y México, para vender y comprar productos y
servicios de América del Norte. Se denomina "zona de libre comercio", ya que
debido a las reglas que disponen definen cómo y cuándo se eliminarán las
barreras arancelarias para conseguir el libre acceso de los productos y servicios
tentre las tres naciones participantes; esto es, cómo y cuándo se eliminarán los
permisos, las cuotas y las licencias, y particularmente las tarifas y aranceles,
siendo también velar por el cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual.

Los principales efectos de este tratado son:

o El TLC amplia el comercio y promueve la eficiencia, el ingreso real de la


población aumente: Si esto es dinámico, el beneficio se dará a través de
mayores tasas de crecimiento económico que reducirán la pobreza absoluta
generando un ingreso percápita ascendente.
o Los mayores flujos de inversión y comercio explotarán la ventaja
comparativa de México en procesos intensivos en mano de obra,
incrementándose el valor real de los salarios en toda la economía.
o Para México el NAFTA se convierte e un instrumento importante para
consolidar las reformas económicas anunciadas a mediados de los años
80, fundamentalmente para consolidar el proceso de apertura económica.
o El NAFTA se convirtió en el motor de crecimiento para México, ya que el
comercio bilateral entre Estados Unidos y México ha crecido en un 67%. Ha
bajado la tasa de desempleo, su comercio se ha incrementado, el producto
interno bruto ha crecido por encima del continente, lo cual lo lleva a lograr
capital extranjero, el cual es necesario para el apoyo de todo el proceso de
reforma que se lleva a cabo.
o Para Estados Unidos, existe la necesidad de considerar nuevos mercados
para sus productos, México es uno de ellos. También México es importante
para la participación en el desarrollo de una nueva agenda de política
internacional, como el tema de las drogas, el tema de la conservación del
medio ambiente, las migraciones, por lo tanto, la motivación de Estados
Unidos es más política que económica.
o En el caso de Canadá, se trata de una razón fundamentalmente defensiva.
Por un lado, se plantea la necesidad de preservar el Tratado de {libre
comercio suscrito entre Estados Unidos y Canadá y que entró en vigencia
en 1989. En segundo lugar, asegurándose que Canadá continuaría siendo
un lugar atractivo para la inversión extranjera y en tercer lugar, siendo
mucho menos importante, lograr acceso al mercado mexicano para sus
bienes y servicios. En una razón fundamentalmente defensiva para evitar
que el tratado entre Estados Unidos y México pudiese afectar lo logrado por
la suscripción del Tratado de Libre Comercio suscrito por Canadá y Estados
Unidos en 1989.

EL MERCOSUR

El Mercosur es un acuerdo subregional de integración de carácter


intergubernamental celebrado en el marco de ALADI, cuyo objetivo es la
constitución de un Mercado Común y que en la actualidad ha alcanzado el grado
de una unión aduanera imperfecta.

El Mercosur nació como consecuencia del Tratado de Asunción celebrado el 26


marzo de 1991. Ese acuerdo internacional, suscripto por los mandatarios de
Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, no creó un Mercado Común sino que
definió el objetivo de hacerlo.

La conformación de un Mercado Común es una respuesta adecuada a la


consolidación de grandes espacios económicos en el mundo y a la necesidad de
lograr una adecuada inserción internacional.

Para ello, los Estados Partes establecieron plazos, mecanismos e instrumentos


tendientes a su conformación. El tiempo necesario para la creación del Mercado
Común del Sur, computable entre la firma del tratado y el 31 de diciembre de
1994, fue el denominado período de transición del Mercosur.

El Tratado de Asunción, reafirmó los compromisos del Acta de Integración


Argentina-Brasileña de 1985 y expresó en sus considerandos que «la ampliación
de las actuales dimensiones de los mercados nacionales, constituye condición
fundamental para acelerar los procesos de desarrollo económico con justicia
social.». Al mismo tiempo, manifestaron los Estados contratantes que «este
proceso de integración constituye una respuesta a los. Acontecimientos
internacionales, en especial a la consolidación de grandes espacios económicos y
la importancia de lograr una adecuada inserción internacional.»
La conformación de un mercado subregional ampliado si bien tuvo en miras el
incremento del comercio intraregional no dejo de poner énfasis en la integración
productiva o el incremento de las inversiones derivadas de la multiplicación de los
potenciales consumidores.

PROPOSITO FUNDAMENTAL DE MERCOSUR

Desde su creación, el MERCOSUR tuvo como objetivo principal propiciar un


espacio común que generara oportunidades comerciales y de inversiones a través
de la integración competitiva de las economías nacionales al mercado
internacional.

¿QUE GOBIERNOS SE CONSOLIDARON EN AMERICA LATINA DURANTE


LOS AÑOS 90?

Al comienzo de los años 90, hay cinco tendencias regionales que merecen
especial énfasis.

Primera, a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe, los efectos acumulativos


de la Década Perdida son evidentes. La infraestructura industrial de América
Latina está en erosión, los resultados del recorte de las inversiones en educación
e investigación se están comenzando a sentir y casi en todas partes hay una
sensación de crisis urgente. Se reconoce ampliamente que la mayor parte de
América Latina no podrá contar con capital externo significativo durante los años
90 -que ni la renovación de las inversiones externas ni los créditos comerciales
nuevos parecen en disponibilidad de entrar en la región en una escala amplia.

Parece cada vez más improbable que la crisis de la deuda de los años 80 se
pueda "resolver" con una solución clara y comprensiva; más bien parece que será
manejada caso por caso, en términos que reflejen los intereses divergentes y las
fortalezas relativas de los varios actores y que consecuentemente dejen a la
mayoría de las naciones latinoamericanas despojadas. Los bancos pequeños de
los Estados Unidos, así como muchos bancos europeos y japoneses, simplemente
se están retirando de la región para reducir sus pérdidas. Los grandes bancos de
los centros de dinero están reduciendo a regañadientes sus expectativas y son
reacios a expandir sus compromisos. Las naciones latinoamericanas están
negociando individualmente para reducir sus cargas al menor costo en términos
de posibilidades económicas futuras, pero ello podría dar como resultado que sólo
pocas de ellas, en el mejor de los casos, recibiría una ayuda positiva para
conseguir la expansión económica que pueda ser el único escape real a la trampa
de la deuda. El difícil desafío que enfrentan los paises en toda la región es cómo
diseñar estrategias de desarrollo económico que puedan movilizar los ahorros
internos y atraer de nuevo el capital fugado, sin contar con capital externo y sin
agravar las inequidades y las tensiones socioeconómicas. Sin el apoyo
internacional, ese desafío podría resultar apabullante para muchas naciones de
América Latina.

Segunda, el progreso vertiginoso de la apertura democrática en América Latina


está dando paso a la preocupación sobre gobierno y gobernabilidad. Es difícil para
los frágiles regímenes democráticos enfrentar los retos presentados por la
declinación económica, en particular cuando ese reto está acompañado por
insurgencias prolongadas, tráfico de narcóticos, corrupción rampante, creciente
descontento laboral y desafecto y desilusión generalizados. Tras varios años de
reforzamiento del centro moderado en América Latina -como parte del proceso de
apertura-, una buena fracción de la región parece ahora entrar en una fase
renovada de polarización. Tanto los grupos y líderes izquierdistas como los
derechistas (o neoconservadores) están ganando fuerza, algunas veces en los
mismos países.

Tercera, gran parte de América Latina y el Caribe -de Argentina a México- está
experimentando una tensión creciente entre los procesos y las consecuencias de
la liberalización económica y política, entre abrir la política y abrir los mercados.
En los Estados Unidos es asumido ampliamente que la economía de mercado y la
política democrática necesariamente se acompañan y refuerzan mutuamente; los
movimientos paralelos de los últimos años 80 hacia la apertura democrática y las
reformas económicas, parecen apoyar ese punto de vista. Pero la fuerza
impresionante que presentaron al final de la década personajes como Cárdenas
en México, Lula en Brasil, el Frente Amplio y Nuevo Espacio en Uruguay y el MAS
y Causa R en Venezuela, presentan en varias preguntas -un poco diferentes en
cada caso- sobre si una mayor participación democrática podría engendrar un
populismo renovado y estatista y posiblemente aproximaciones políticas
nacionalistas al comienzo de la década de los 90, y si la aparición de esos
desafíos podría desencadenar medidas que restringieran la competencia
democrática. En toda la región hay también serias preocupaciones sobre si las
escogencias hechas por los protagonistas políticos, en orden a asegurar la
supervivencia de democracias frágiles, podrían hacer más difícil para los
gobiernos democráticos confrontar los problemas fundamentales de pobreza e
inequidad. En su esfuerzo por construír un compromiso de los grupos militares y
económicos que socavaron la democracia en los sesenta y setenta, los políticos
demócratas de algunos países asumieron compromisos para proteger ciertos
privilegios, lo que podría dificultar el sostenimiento de la democracia y podría
interferir algunas de las reformas necesarias para fomentar un desarrollo
económico sostenible.

Cuarta, las diferencias entre los países y subregiones de América Latina y el


Caribe -siempre mucho más grandes que lo que los analistas y el público
norteamericano asumen -están pronunciándose más que nunca:

-México y muchas de las islas del Caribe están integrándose silenciosamente con
los Estados Unidos en el sentido de que sus economías están aún más
entremezcladas con la nuestra y sus gentes están inmigrando a este país a una
rata acelerada. México, en particular, parece embarcado en un curso político que
si se sostiene a través del tiempo podría convertirla poco a poco en una nación de
América del Norte, aún más diferente y apartada de América Latina.

-Perú y, en un grado menor, Colombia, por otro lado, están mostrando signos
preocupantes de desintegración, con regiones completas bajo el control de
movimientos insurgentes, grupos paramilitares contrainsurgentes yo traficantes de
drogas, y con la legitimidad y autoridad del gobierno central cada vez más
precarias.

-América Central, el punto focal de buena parte de la lucha durante los años 80,
está ahora colocada entre la posibilidad de llegar a la paz por cansancio absoluto,
el prospecto de confrontaciones renovadas y cada vez más violentas, o más años
de conflicto de baja intensidad, pero de todas maneras mortal. La ofensiva del
FMLN en El Salvador puso en claro las oposiciones reales de ese atormentado
país -otra generación en medio de guerra brutal o una paz negociada que no
satisfaga ni al establecimiento del país ni a sus insurgentes. La guerra civil de
Guatemala se mantiene en el caldero, lista para explotar de nuevo. Nicaragua
enfrenta, en el mejor de los casos, una década de reconciliación dolorosa y
reconstrucción lenta, y nadie puede excluír la posibilidad de más violencia y
represión allí. Panamá confronta ahora las difíciles tareas de reconstruír el orden
público, las instituciones gubernamentales y su devastada economía.

-Cuba, mucho más importante en generaciones anteriores para los asuntos de


América Latina que lo que indicaria su tamaño, está perdiendo relevancia. Aislada
de las corrientes políticas latinoamericanas por su papel continuado de caudillo y
virtualmente única en el mundo "socialista", debido a su recalcitrante rechazo de
las reformas de Gorbachov, Cuba parece atrapada en una burbuja del tiempo que
refleja más las condiciones y preocupaciones de los años 60 que las de los 90.

-Argentina, Brasil y hasta cierto punto Venezuela están divididas internamente,


tienen una creciente incertidumbre y existe aún la posibilidad de rápidos
retrocesos políticos y hasta de turbulencia en cada caso. En los tres países los
proponentes de la ortodoxia orientada hacia el mercado son la influencia
dominante en este momento, pero en cada caso aquellos que proponen fórmulas
heterodoxas y neopopulistas son fuertes contendores por el poder. En Argentina y
Venezuela los carismáticos lideres políticos Carlos Menem y Carlos Andrés Pérez
se apartaron de sus tendencias populistas naturales para abrazar aproximaciones
antiestatistas; no sería de ningún modo sorprendente si el recién elegido Fernando
Collor de Melo, de Brasil, quien en su campaña defendió una plataforma amplia de
antiestatismo, diera reverso en 1990 en un esfuerzo para dividir a la masa de
simpatizantes galvanizados por su rival en las elecciones de diciembre último. En
ninguno de esos tres países es seguro cuál será la aproximación política que
prevalecerá en los próximos dos o tres años, y ni siquiera si las reglas políticas
establecidas sobrevivirán.

-Chile y Uruguay, entre tanto, entran en los años 90 en condiciones relativamente


fuertes, en la medida en que cada uno disfruta los resultados de la restauración de
la democracia y, en el caso de Chile, de una economía recientemente
modernizada. Cada uno está recuperando su antiguo lugar como bastión de
civilidad y como foro de debate político inteligente y crítico. Cada uno tiene el
beneficio de una izquierda madura poco interesada en repetir los excesos del final
de los años 60 y primeros de los 70, que condujeron a la represión autoritaria.

También tienen el beneficio de una derecha pragmática aconductada por el


repudio popular hacia la férula militar. En cada país, sin embargo, los centristas
moderados, en el poder al comienzo de la década presente, podrían enfrentar
pronto el reto de ambos extremos que les haría difícil mantener simultáneamente
la confianza de los sectores de negocios y un amplio respaldo popular.

Quinta, aún si hay razones fuertes para preocuparse sobre el futuro inmediato de
América Latina, también es importante hacer énfasis en algunas razones que dan
pie para tener optimismo a largo plazo sobre las perspectivas globales de la
región.

Los declinantes indices de fertilidad de toda la región son un buen augurio para un
balance mejorado entre recursos y población y entre crecimiento económico y
expansión del mercado laboral. Las reformas estructurales que ya se están
tomando en algunos países incrementan la posibilidad de que América Latina, o al
menos parte de la región, esté en posibilidad de insertarse en forma más fructifera
en una economía mundial en continua evolución. Aun durante los años 80, las
exportaciones de la región crecieron en más del 50% en volumen.

Una generación de urbanización y educación más amplia ha modernizado a la


región y ha mejorado, en gran forma, la capacidad de sus ciudadanos. En muchos
países, ciertas organizaciones populares tradicionales están ganando una fuerza
vibrante sin precedentes en la historia de América Latina. Y el compromiso de la
región con los derechos humanos y la democracia, aunque frágiles, son notables;
muchos países latinoamericanos podrían escapar finalmente al síndrome de la
intervención militar reiterada.

Con todo lo que está pasando en América Latina -y con los cambios dramáticos en
el contexto global- es predecible que las relaciones entre Estados Unidos y la
región también sean rediseñadas. Tras una década en que el foco obsesivo se
centró en Nicaragua y después de un año de preocupación desatinada con
Panamá antes de la invasión de diciembre de 1989 Washington podría estar
finalmente listo para redirigir sus esfuerzos lejos de Centroamérica.

DESAFIOS DE LA IZQUIERDA LATINOAMERICA EN ESTA EPOCA

Algunos de los desafíos más representativos a los que se enfrentada la izquierda


latinoamericana, son:

Difundir con sistematicidad y creativamente los logros económicos, sociales y


políticos de las experiencias de gobierno que por una razón u otra han sufrido
reveses importantes, así como los de las experiencias de gobierno que perduran.

Potenciar un debate sereno y constructivo sobre los límites históricos, políticos e


ideológicos de cada uno de los procesos.

Buscar más eficientes mecanismos de organización, concientización y


participación política de las bases sociales comprometidas con el cambio
posneoliberal.

Renovar las relaciones entre los partidos políticos de gobierno y los movimientos
populares con posiciones nacionalistas y patrióticas, y con posturas favorables a la
existencia de un Estado que asegure un funcionamiento democrático en el manejo
de los disensos y en la construcción de los consensos.

Construir consensos con los segmentos de la sociedad que poseen más


demandas e intereses afines, o potencialmente afines a los del cambio
revolucionario y/o progresista.

Fortalecer, como símbolo de lucha anticolonial a defender, la causa


independentista de Puerto Rico.

Potenciar la participación activa de los pueblos y las mayorías nacionales en los


procesos políticos de cada nación.

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