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conflicto
LEÓN VALENCIA 22 JUNIO, 2016 MEMORIAS DEL PROCESO PAZ
No quería escribir esta columna. Tenía una gran esperanza en los resultados de la
Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas designada por el gobierno nacional y las
FARC. Tengo un gran respeto por los 14 intelectuales que conformaron esta comisión y
parte de ellos son amigos míos. Por eso leí y releí las páginas del informe publicado,
indagando si habían cumplido el encargo que les hicieron. No lo cumplieron y sufrí una
gran decepción. Esperé a que el gobierno y las FARC hicieran una valoración seria del
trabajo. Nada dijeron. Esperé a que alguno de los comisionados le contará al país las
razones de tan estruendoso fracaso y ninguno ha sido capaz de hablar. Esperé a que los
contradictores del proceso de paz hicieran la tarea y nadie se refirió al tema.
La comisión hubiera hecho un gran trabajo con solo prestar un mínimo de atención al
comunicado de La Habana del 5 de agosto de 2014 donde le conferían mandato y a los
acuerdos que habían logrado el gobierno y las FARC hasta ese momento. Decía el
comunicado en uno de sus apartes: “El informe de la comisión deberá ser el insumo
fundamental para la comprensión de las complejidades del conflicto y las
responsabilidades de quienes hayan participado o tenido incidencia en el mismo y para el
esclarecimiento de la verdad”.
Pero todos los comisionados se dedicaron a discurrir sobre estos temas, a fijar cada uno
su punto de vista, a darle su matiz, en vez de concentrarse en esclarecer de manera
colectiva el gran tema de diferencia en la Mesa, el de las responsabilidades. Ese era el
asunto a resolver. Ese era el asunto clave sobre el cual la comisión estaba obligada a
establecer un consenso mínimo que le sirviera a la Mesa de La Habana y al país para
avanzar en la reconciliación.
No se han preguntado los comisionados ¿por qué su informe no ha levantado ninguna
polvareda en el país y en el exterior? Porque es un informe inane. Porque no toca a nadie,
porque nadie se siente aludido. No se sienten aludidas las guerrillas, ni las elites políticas
con sus aliados paramilitares, ni los militares, ni los empresarios, nadie. Porque la fuerza
de un informe de esta naturaleza reside en los acuerdos establecidos, en las definiciones
colectivas. En cambio los 14 ensayos dan para todo y para todos. En unos las elites
políticas salvan sus responsabilidades, en otros las guerrillas, en otros los militares, en
otros los empresarios. Cada quien puede escoger el que más le convenga.