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AHOGADOS POR INMERSIÓN


Enviado por tavg_tavg

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Indice
1. Introducción
2. Definición
3. Etiología.
4. Signos y síntomas
5. Clínica.
6. Fisiopatología.
7. Tratamiento - valoración, soporte y estabilización.
8. Monitorizacion del paciente semi-ahogado
9. Pronóstico.
10. Prevención
11. Conclusión
12. Bibliografía Especial
1. Introducción
El agua es un factor básico para la biología terrestre en la que actúa como disolvente de la
materia orgánica, por lo que resulta imprescindible para todos los seres vivos. Además, por
su elevado calor específico, actúa como moderador de las variaciones climáticas planetarias
y en la termorregulación, tanto en animales como en vegetales. Desde el punto de vista de la
especie humana, el binomio agua/ atmósfera se resuelve según tres opciones: carencia,
exceso o sustitución, que ocasionarán sequedad, humedad y ahogamiento, respectivamente.
En el Reino Unido cada año el ahogamiento causa más de 500 muertes, siendo la 3ª causa
más común de accidentes fatales infantiles, después de los accidentes de tráfico y las
quemaduras.
En EE. UU., el ahogamiento es la tercera causa de muerte accidental en todos los grupos de
edad y la segunda en los individuos con edades comprendidas entre 5 y 44 años, causando
más de 8.000 muertes al año.
Los accidentes por inmersión constituyen una causa frecuente de muerte accidental en
individuos. En todo el mundo la cifras de muerte, al año, por ahogamiento se estiman en
140.000-150.000. Las víctimas más frecuentes son sobre todo niños y adultos jóvenes, por
lo general sanos, y casi un 80% son varones La incidencia máxima se produce durante los
meses cálidos. En Andalucía se han contabilizado cerca de 2.000 muertes en los últimos
diez años. Así mismo, se da con mayor frecuencia en aguas no vigiladas que en las vigiladas.
La literatura internacional reconocer el accidente por inmersión como una entidad de gran
importancia epidemiológica. En los EEUU, el ahogamiento es la segunda causa de muerte
no intencional debido a trauma en personas con edades entre 5 y 44 años y se convierte en
la principal causa de muerte por trauma no intencionado en niños menores de 14 años. En
ese país ocurren más de 7.000 decesos por ahogamiento cada año. En Colombia un informe
reciente del Instituto Nacional de Salud (INS) reportó una tasa global promedio de
mortalidad por ahogamiento de 3.2 X 100.000 habitantes entre 1992 y 1994. El total de
muertes por esta causa fluctuó entre 1.147 en 1993 y 1.233 en 1994, para un promedio de
1.155 defunciones anuales, representando el 0.7% del total de muertes en los años 92 y 93 y
0.8% en 1994. La distribución por edad mostró el alto compromiso de las edades
pediátricas al reportar que el 22.9% de las defunciones ocurrieron en menores de 5 años y el
15.8% entre 5 y 14 años. Los niños pequeños se ahogan generalmente durante breves
períodos de falta de vigilancia y en sitios en los que no existen barreras efectivas que
prevengan accidentes.Las principales publicaciones reportan un pico de mayor frecuencia
en menores de 5 años de edad
Igualmente, el casi-ahogamiento, es reseñado universalmente como causa significativa de
morbilidad y de asistencia hospitalaria a pesar de que no se comunican todos los episodios
de casi ahogamiento y por ello las cifras epidemiológicas se refieren en su mayor parte a las
muertes por inmersión. El casi-ahogamiento es reconocido como una entidad de franco
predominio de población masculina.Los datos disponibles sugieren que los casos de casi-
ahogamiento superan ligeramente a los de ahogamiento. En el Reino Unido la incidencia
anual de accidentes por inmersión es de 1.5/100.000 h. Sin embargo, otros autores refieren
proporciones tan altas como 9-10 casi-ahogamientos por cada ahogamiento.
Dicha incidencia no ha demostrado una tendencia clara a disminuir, sino por el contrario,
el aumento del número de piscinas, sobre todo privadas, el abuso del alcohol y drogas en la
adolescencia y el aumento en la práctica de deportes acuáticos ha incrementado su
frecuencia en muchos países, entre ellos España.
2. Definición
A pesar de la incidencia existe una gran confusión en los términos. Modell en 1981propuso
los siguientes términos:
• Ahogamiento (drowning)
Para la persona que fallece por asfixia por inmersión en agua .
• Casi-ahogamiento (near drowning)
Para la persona que sobrevive, al menos temporalmente, después de un accidente por
inmersión.
Aunque en nuestra lengua se ha propuesto el término Pseudo-ahogamiento, consideramos
que es mejor la denominación de semi-ahogamiento o Ahogamiento no consumado que
indica claramente el suceso ocurrido y la posibilidad de vida posterior. Este a su vez, podría
subdividirse en:
• Ahogamiento seco.
Se produce un espasmo de la glotis por Iaringoespasmo, por lo que el agua no llega al
interior del árbol bronquial, perdiendo la conciencia debido a la hipoxia, secundaria a la
apnea. Debe equipararse a un síncope con paro respiratorio; también se denomina
ahogamiento blanco, por el aspecto pálido de la víctima. Este fenómeno ocurre en el 10% de
los semi-ahogamientos que llegan al hospital.
• Ahogamiento húmedo.
Hay aspiración de líquido a los pulmones tras la fase inicial de laringoespasmo, por
estímulos de la hipoxia y la hipercapnia en el centro respiratorio de la inspiración,
correspondiendo fisiopatológicamente a un edema agudo de pulmón; se denomina
ahogamiento azul y representa el auténtico cuadro de asfixia por inmersión. Ocurre en el
90% de los casos que acuden al hospital.
Por otro lado, según el medio en que se produzca, la inmersión puede ser por:
• Agua de mar.
Que es hipertónica, cuya osmolaridad cuadruplica la del suero humano y desplaza líquidos
hacia los alvéolos pulmonares y bronquios, dificultando el intercambio gaseoso, llegando a
la muerte por asfixia, hipoxia, acidosis, hipovolemia con hemoconcentración y edema
pulmonar.
• Agua dulce.
Que es hipotónica e hiposmótica, y pasa rápidamente desde el alvéolo al torrente
circulatorio, provoca hemodilución por hipervolemia, con hiponatremia y posible hemólisis,
responsable de hiperpotasemia, con el consiguiente riesgo de fibrilación ventricular,
hipoxia y edema pulmonar.
• Ahogamiento en piscinas.
Que es igual al del agua dulce, con el agravante del cloro que produce acción tóxica en la
pared alveolar.
• Ahogamiento en aguas contaminadas.
Que presenta dos problemas añadidos; la contaminación bacteriana y la química.
A continuación se citan otras situaciones con diferente denominación que podemos
encontrarnos:
• Preahogado húmedos
Existe el riesgo diferido de infección respiratoria, por aspiración de microorganismos,
responsables de neumonía o bronconeumonía.
• Síndrome de Inmersión
Es aquel que provoca la muerte de una manera súbita por parada cardíaca, tras la
inmersión en agua fría, observada ocasionalmente en adultos jóvenes. Se atribuye a un
cuadro vaso-vagal desencadenado por el impacto del agua en la nuca o en la faringe.
• Síndrome de Hiperventilación- Inmersión
Es poco frecuente y suele producirse en buceadores. La hiperventilación permite prolongar
el tiempo de apnea, y tolerar niveles de PaO2 de 35 mm de Hg o menores, sin sentir la
necesidad imperiosa de respirar. Al ser estos niveles de PaO2 incompatibles con una
función cerebral normal los sujetos sienten bienestar, euforia, mareo y amnesia de la última
parte de la inmersión, progresando en los casos más graves, a la pérdida de conciencia,
produciendose una relajación de la glotis y entrada de agua en los pulmones.
• Ahogamiento Secundario o Retardado
Sería aquel episodio de semi-ahogamiento recuperado inicialmente y seguido a las 6-24 hs.
de insuficiencia respiratoria aguda grave.
En cualquier caso, el principal acontecimiento tras la inmersión es la hipoxemia arterial,
que puede ser mortal.
3. Etiología.
El ahogamiento se produce por disminución del nivel de conciencia o imposibilidad de la
víctima para nadar. En la mayoría de los casos se combinan las dos circunstancias.
Inicialmente, tras la inmersión total en el agua, la víctima presa del pánico inhibe su
respiración mientras lucha y se agita violentamente. La agitación poco a poco desaparece
mientras pequeñas cantidades de aire salen de los pulmones y de la misma forma grandes
cantidades de líquido son tragadas y aspiradas. Los vómitos están frecuentemente
asociados en relación a la ingestión de gran cantidad de líquido. Finalmente desaparecen
todos los reflejos de la vía aérea y el agua penetra pasivamente en la tráquea, sucumbiendo
y produciéndose la parada cardiaca. Pero como anteriormente hemos descrito, existe el
ahogamiento seco, en el que el laringoespasmo no permite la entrada de líquido y la muerte
se produce por ausencia de ventilación e hipoxia.
Puede producirse por muerte súbita, como en el caso del síndrome por inmersión, pero
también puede presentarse un cuadro sincopal y posterior ahogamiento, en especial si
existe enfermedad cardíaca previa o un gran cansancio.
Existen numerosas situaciones que pueden precipitar el ahogamiento y que deben de
tenerse en cuenta en las víctimas de los accidentes por inmersión:
- Los traumatismos de cabeza y cuello, al lanzarse en aguas poco profundas, o en la práctica
del wind-surfing, en las que una lesión cerebral o espinal podría impedir que la víctima se
mantuviera a flote. Por ello, el traumatismo, suele ser el acontecimiento principal que
precipita la inmersión; a menudo coexisten lesiones cervicales y torácicas, que no son
advertidas y conducen a consecuencias desastrosas
- Enfermedad preexistente en la que se produce pérdida de conciencia, como puede ser la
epilepsia, los accidentes cerebrovasculares, la hipoglucemia aguda y la enfermedad
coronaria.
- La hiperventilación voluntaria inicial que realizan algunos buceadores expertos antes de
sumergirse, hace disminuir la PaCO2
y aumenta el tiempo que el sujeto puede estar debajo del agua, se alcanza un nivel crítico de
hipoxia y se pierde la conciencia antes de necesitar respirar de nuevo. Además, la
hiperventilación puede dar lugar a tetania dificultando la natación.
- Tanto las drogas como el alcohol disminuyen la capacidad de respuesta ante una
emergencia, alteran el sensorio y pueden ser causa de ahogamiento (se consideran que
acompañan al ahogamiento en un 10% de los casos). Su incidencia es mayor en
adolescentes. Sin embargo, se han encontrado niveles importantes de alcohol en ahogados
de cualquier edad. Además, el alcohol, también es un problema frecuente en los
ahogamientos tras accidentes de automóvil. Las drogas de acción central, no solo pueden
disminuir el sensorio, causando desorientación e inducción al sueño, sino que también
pueden alterar la coordinación y reducir la habilidad para la natación.
- Accidentes de barco: un porcentaje importante de víctimas de ahogamiento se produce en
botes pequeños y fuera de bordas. La ingestión de alcohol y la falta de chalecos salvavidas
contribuyen a la muerte.
- En el caso de los niños una supervisión adulta inadecuada, en piscinas familiares y en
bañeras aumenta el riesgo de ahogamiento Los estudios han puesto de manifiesto una baja
incidencia de accidentes por inmersión en piscinas residenciales o comunitarias, obligadas
por ley a estar rodeadas por una valla. Una señalización adecuada, enseñar a nadar a los
menores y la presencia de socorristas, disminuye los riesgos y aumenta la supervivencia.
- La no vigilancia y los descuidos, son la causa de los ahogamientos en las bañeras. La
práctica de dejar al niño en el baño bajo la vigilancia de un menor es inapropiada y debiera
evitarse siempre.
Aparte de la posible patología que haya desencadenado el ahogamiento, existen múltiples
circunstancias que influyen en el pronóstico y que hace que no haya dos víctimas iguales.
La duración de la inmersión es muy variable. El tipo de agua inhalada puede ser salada,
dulce, con residuos o barro (en las inundaciones).
La temperatura del agua, también es un factor muy importante en las alteraciones
fisiopatológicas, influyendo en el pronóstico. Las cantidades inhaladas son también
variables. La inmersión brusca en aguas muy frías puede provocar un shock
termodiferencial, responsable de muerte por inhibición: es la hidrocución, en la que el frío,
al enlentecer el metabolismo, aumenta la tolerancia a la hipoxia El reflejo de buceo de los
mamíferos puede permitir a las víctimas de sumersión sobrevivir tras períodos prolongados
de sumersión en agua fría. Identificado en primera instancia en mamíferos marinos, este
reflejo disminuye la frecuencia cardíaca y produce constricción de las arterias periféricas,
derivando la sangre oxigenada desde las extremidades y el sistema digestivo hacia el
corazón y el cerebro. Además, las necesidades tisulares de oxígeno son más reducidas en el
agua fría, lo que prolonga el tiempo de supervivencia posible.
La víctima puede haber sucumbido por agotamiento físico, tras IAM o pérdida de
conciencia. Por otra parte hay un 10% de pacientes que no muestran evidencias de haber
aspirado agua tras el accidente.
Por tanto, cada víctima de ahogamiento debe ser valorada individualmente por la
multiplicidad de factores que intervienen en el accidente.
La variable más importante de cara al pronóstico y tratamiento, es la duración de la
hipoxia, que dependerá del tiempo de inmersión y de la precocidad con que se hayan
aplicado las maniobras de reanimación. El tiempo de hipoxia es difícil de establecer en la
mayoría de los casos, por lo que serán los signos clínicos los que determinarán el
tratamiento y la evolución del paciente.

* Patología previa:

- Traumatismos

- Epilepsia

- Accidentes cerebrovasculares

- Enfermedad coronaria
- Hipoglucemia aguda

* Hiperventilación voluntaria

* Intoxicación por alcohol o drogas

* Supervisión adulta inadecuada en los niños

Tabla 1.Causas más frecuentes de Ahogamiento


4. Signos y síntomas
Los signos y síntomas que produce la asfixia por ahogamiento dependen de la intensidad de
la causa; sin embargo, existen unos signos comunes que hay que buscar.
• Ahogados

○ Ausencia de paso de aire. No se produce salida de aire de la nariz o de la boca.
○ Palidez, piel fría
○ Tórax y abdomen no se levantan ni bajan.(ahogados)
○ Ausencia de ruidos respiratorios
○ Cianosis (i.e. Labios azulados. Coloración azul de piel y mucosas).
○ Pulso débil o ausente
○ inconsciencia total (ahogados).
• Casi ahogados

○ Sonido extraño al respirar. Ronquido (hipofaringe). Estridor (laringe). Sibilancia
(bronquial). Gorgoteo (cuerpo extraño).
○ Si existe, capacidad para toser. Tose con fuerza.
○ Disnea (dificultad respiratoria).
○ Tiraje supraclavicular e intercostal
○ Pulso Normal o aumentado
○ Posible inconsciencia

5. Clínica.
El cuadro clínico del casi-ahogamiento tiene una presentación universal.Las características
clínicas del casi ahogamiento son variables y dependen de muchos factores como la
cantidad y tipo de agua aspirada, y la rapidez y eficacia del tratamiento, predominando, en
general, las alteraciones pulmonares y neurológicas. Así tenemos que se pueden observar
distintos grados de insuficiencia respiratoria y consecuentemente del estado de conciencia.
• Alteraciones pulmonares.
La lesión pulmonar puede ser leve, manifestándose con tos y ligera taquipnea, o muy grave
y se manifiesta como edema pulmonar no cardiogénico y Síndrome de distress respiratorio
del adulto (SDRA). Un tercio de los pacientes requerirán intubación orotraqueal y conexión
a ventilación mecánica. En lugar de una recuperación gradual durante las primeras 48 a 72
horas de tratamiento, algunos pacientes desarrollan SDRA, con insuficiencia respiratoria
progresiva y disminución de la distensibilidad pulmonar.
Otras complicaciones pulmonares a menudo comprenden atelectasias regionales, por la
aspiración de materias sólidas, neumonías bacterianas secundarias, abscesos pulmonares y
lesiones como neumotórax o neumomediastino producidas durante la reanimación o por la
ventilación mecánica.
En el 25% de los pacientes la radiografía inicial de tórax puede ser normal; en el resto de los
casos los hallazgos radiológicos variarán desde infiltrados pulmonares aislados hasta edema
pulmonar masivo bilateral.
En la mayoría de los pacientes se observa fiebre, con frecuencia superior a los 38ºC, dentro
de las 24 horas siguientes a una aspiración importante. Su aparición más tardía, suele
indicar una complicación infecciosa.
• Alteraciones neurológicas.
Las manifestaciones neurológicas iniciales comprenden las convulsiones, en especial
durante los intentos de reanimación, y la alteración del estado mental que incluye la
agitación, obnubilación o el coma. Los pacientes pueden presentar alteraciones del
lenguaje, motoras o visuales o síndromes cerebrales orgánicos más difusos
Debido a que en los ahogados el grado de hipoxia cerebral es la variable más importante en
el tratamiento y evolución del paciente, se ha sugerido una clasificación de los pacientes
según el nivel de conciencia.
En esta clasificación se incluyen la escala de coma de Glasgow como una valoración más,
junto con otros signos y síntomas. La clasificación neurológica postinmersión se realiza
para la evaluación del ahogado a su llegada a un centro sanitario. Se clasifican en tres
categorías: A, B y C. La categoría C, tiene tres subcategorías (C1 - C2 y C3).
- Categoría A (del inglés "awake", despierto) incluyen los pacientes que están plenamente
conscientes a su llegada al hospital y tienen un Glasgow de 15 puntos.
- Categoría B (del inglés "blunted", aturdido), son pacientes que están obnubilados, pero
pueden ser despertados con relativa facilidad, localizan el dolor y presentan respiración
espontánea normal. Presentan un Glasgow entre 10-13.
- Categoría C (del inglés "comatose" en coma), son pacientes que están en coma a su llegada
al hospital, no despiertan ante estímulos dolorosos, con respuesta anormal a los mismos y
con alteraciones de la ventilación. Presentan un Glasgow inferior a 6 puntos. Dentro de esta
categoría hay tres subcategorías:
* C1 : Respuesta de decorticación
* C2 : Respuesta de descerebración
* C3 : Sin respuesta
Esta clasificación tiene utilidad pronóstica y permite protocolizar el tratamiento de los
ahogados.
Se deberá descartar siempre la posibilidad de un hematoma subdural secundario a un
traumatismo craneoencefálico, o lesión medular traumática.
La situación neurológica no suele continuar empeorando después de que la víctima ingresa
en el hospital a menos que exista deterioro previo de la función pulmonar.
Algunos de los déficit neurológicos mejorarán gradualmente y se resolverán a lo largo de
varios meses. Sin embargo entre un 5% y un 20% de los pacientes tendrán secuelas
permanentes, muchas de las cuales resultaran en última instancia mortales.
• Alteraciones cardiocirculatorias.
Las víctimas de un semiahogamiento necesitan con frecuencia reanimación
cardiopulmonar. Si se consigue realizar con éxito, la mayoría de los pacientes presentan
pocos problemas cardiovasculares adicionales.
Son frecuentes las arritmias supraventriculares, que se resuelven rápidamente cuando se
tratan la acidosis y la hipoxia. La insuficiencia cardíaca secundaria a las lesiones isquémicas
del miocardio o a la expansión aguda del volumen sanguíneo son poco frecuentes.
El edema pulmonar y el bajo gasto se deben por lo general a las lesiones pulmonares
producidas por la aspiración de agua con extravasación de líquidos al pulmón, dando lugar
a hipovolemia.
Alargamientos del PR, ensanchamientos del QRS, descensos del ST y elevación del punto J,
pueden aparecer sobre todos en caso de hipotermia.
• Alteraciones renales.
La insuficiencia renal aguda como complicación del casi ahogamiento es una eventualidad
rara consecuencia de la hipotensión y la hipoxia que origina una necrosis tubular aguda.
Otro de los factores que pueden contribuir a la necrosis tubular aguda es la rabdomiólisis
que puede tener lugar tanto por la destrucción muscular consecuencia de la hipoxia tisular,
como por el esfuerzo físico durante el accidente.
Por tanto, dado que la hipotensión es el síntoma que más rápidamente puede corregirse es
muy importante iniciar un tratamiento adecuado de forma precoz y vigilar los parámetros
hemodinámicos y analíticos , para reducir las complicaciones y aumentar la supervivencia.
• Otras Alteraciones
En la mayoría de los pacientes se observa fiebre, con frecuencia superior a 38ºC, dentro de
las 24 horas siguientes a una aspiración de importancia clínica. Su aparición en el curso
más tardío de la estancia en el hospital suele indicar una complicación infecciosa.
Es frecuente una leucocitosis de hasta 40.000 por mm3 durante las primeras 24 a 48 horas
después de un episodio de casi ahogamiento. Son raros los cambios importantes del
hematocrito y de la hemoglobina, sea cual sea el líquido aspirado.
Los vómitos son comunes durante y después de la reanimación. Con frecuencia esto se
asocia a una distensión gástrica por grandes cantidades de agua o aire deglutidos durante el
episodio de casi ahogamiento y puede dar lugar a posteriores aspiraciones.
Otra manifestación poco frecuente pero clínicamente importante es la coagulación
intravascular diseminada.
6. Fisiopatología.
El ahogamiento, definido como sofocación, ocurre sin aspiración en el 10% de los casos, al
producirse un laringoespasmo. Y con aspiración de líquido, en el 90% restante.
Sea cual sea el evento inicial, en todas las víctimas se producirá hipoxemia, ya sea por
apnea, en el caso de ahogamiento sin aspiración, o por alteraciones severas de la relación
ventilación/perfusión (V/Q), en aquellos casos donde se aspira liquido.
El volumen y composición del mismo determinarán la base fisiopatológica de la hipoxemia.
Históricamente se creía que la fisiopatología del ahogamiento se debía al trastorno
hidroelectrolítico inducido por la aspiración de líquido. Sin embargo los datos actuales
indican claramente que la principal anomalía fisiopatológica es la hipoxemia por sí sola y
que los trastornos electrolíticos son secundarios.
En la mayoría de los supervivientes no se produce la aspiración de cantidades significativas
de líquidos para producir hemodilución o alteraciones electrolíticas. Se considera que al
menos el 85% de los supervivientes de ahogamiento aspiran menos de 20 ml de agua/kg de
peso corporal, que sería la cantidad a partir de la cual, aparecerían graves alteraciones
electrolítica. La mayoría de personas que aspiran una cantidad suficiente como para
producir anormalidades marcadas de los electrólitos no suelen sobrevivir al accidente de
inmersión.
En todos los ahogados se produce, en mayor o menor intensidad, un cierto grado de
hipotermia, que en cierta forma protege al cerebro de la hipoxia; esto es importante, ya que
no se debe abandonar la reanimación de un ahogado basándose en su frialdad.
• Casi-Aghogado
Aunque tradicionalmente las lesiones fisiopatológicas del casi-ahogamiento se dividen en
dos categorías: en agua dulce y en agua salada, se ha demostrado que esta diferenciación es
observada en animales de experimentación, ya que los pacientes con casi-ahogamiento no
presentan la hemodilución con hiponatremia descrita en los accidentes de agua dulce ni la
hemoconcentración con hipernatremia referida para los accidentes en agua salada. Para
que estos fenómenos se desarrollen serían necesarias grandes aspiraciones de líquido que
obligatoriamente conllevarían al ahogamiento
• Ahogamiento seco.
Alrededor de 10-20% de las víctimas de un ahogamiento no presentan en la autopsia
pruebas de que hayan aspirado agua en sus pulmones. Es lo que se conoce como
Ahogamiento Seco.
La muerte se produce por asfixia secundaria a un reflejo de laringoespasmo y al cierre de la
glotis. Si se restablece la ventilación antes de que sufran un daño anóxico cerebral
irreversible, hay una probabilidad elevada de que la recuperación sea rápida y completa.
Este reflejo de laringoespasmo, está muy desarrollado en los mamíferos marinos y en el
hombre sólo parece ser activo en edades tempranas de la vida. Las ballenas y los delfines,
por ejemplo, pueden sumergirse durante un tiempo prolongado gracias a mecanismos que
impiden la entrada de agua en los pulmones, protegen contra los efectos de la presión y
aseguran un aporte de oxígeno a órganos vitales como el corazón y el cerebro. En estos
mamíferos se produce un shunt o cortocircuito reflejo de la sangre durante la inmersión,
que hace que la circulación periférica se desvíe , en su mayoría, hacia el cerebro y el corazón
manteniendo la oxigenación de estos dos órganos vitales. Junto a esto se produce una
bradicardia profunda que disminuye el gasto cardíaco.
En el hombre se ha demostrado un reflejo semejante, aunque menos activo. En este se ha
comprobado que cuando mantiene la cabeza y cuello bajo el agua y contiene la respiración,
el flujo de sangre de los músculos dístales de los miembros inferiores disminuye, la tensión
arterial baja progresivamente y la frecuencia cardíaca desciende bruscamente. Estas
respuestas, parecen deberse a mecanismos reflejos en los que no intervienen
barorreceptores o quimiorreceptores.
La respuesta es más intensa en agua fría. Si el agua entra en contacto con la laringe, se
produce un espasmo de glotis que desencadena las respuestas cardiovasculares y una
broncoconstricción con obstrucción de vías aéreas superiores que impide la inundación
pulmonar.
El miedo puede potenciar el reflejo de inmersión y la bradicardia refleja puede
desencadenar arritmias graves e incluso parada cardíaca. La muerte súbita de algunos
individuos que caen al agua fría, puede ser debida a este mecanismo.
El reflejo de inmersión está más desarrollado en los niños pequeños.
Este mecanismo es decisivo a la hora de suspender la reanimación ya que un semi ahogado
puede parecer muerto, con cianosis periférica y en cambio mantener circulación cerebral y
cardíaca. En esta situación la ausencia de pulsos periféricos, no tiene significado y solo el
pulso carotídeo y la reacción pupilar indicarán el estado de la circulación central.
Por tanto esta es una de las razones que obligan a una reanimación precoz y prolongada en
cualquier ahogado, independientemente de su apariencia clínica.
• Ahogamiento húmedo.
Cuando el ahogamiento se acompaña de aspiración, Ahogamiento Húmedo, la situación
clínica se complica por la cantidad de agua circundante que se ha introducido en el aparato
respiratorio, así como por los sólidos y solutos que este agua contiene
Es frecuente que se produzcan graves alteraciones pulmonares, dando lugar a hipoxemia y
acidosis metabólica y respiratoria.
En el pasado se hacían importantes distinciones entre la fisiopatología del ahogamiento en
agua dulce o salada con respecto a los cambios en el volumen sanguíneo, concentraciones
séricas de electrólitos y alteraciones cardiovasculares. Sin embargo se ha comprobado que
el mayor problema es la hipoxia y las otras consideraciones tienen menor importancia en
cuanto a la superviviencia
La sucesión de acontecimientos después de una inmersión inesperada es variable. El
período inicial de lucha se acompaña a menudo de contención de la respiración y deglución
de grandes cantidades de agua. Poco después, la aspiración de una pequeña cantidad de
agua inicia un laringoespasmo mediado vagalmente. Al progresar la hipoxia y perderse la
conciencia, se relaja el laringoespasmo y entra agua pasivamente en los pulmones. También
puede haber en esta fase vómito de líquido tragado con aspiración.
Los mecanismos por los que se desarrolla la hipoxia son múltiples: se puede producir,
laringoespasmo, broncoespasmo, obstrucción de las vías respiratorias por la aspiración de
sustancias y edema pulmonar tras la hipoxia prolongada, con independencia de la
composición del agua que se aspire.
La acidosis metabólica que aparece hasta en un 70% de las victimas, es consecuencia de la
hipoxia tisular y puede llegar a ser muy grave..También puede aparecer acidosis
respiratoria con hipercapnia.
La aspiración de agua salada, que es hipertónica en comparación con la sangre y
químicamente irritante para la membrana alvéolo-capilar pulmonar, determina una rápida
salida de proteínas plasmáticas y agua de la circulación hacia la luz alveolar. La perfusión
continua de estos alvéolos sin ventilar y llenos de liquido por el edema produce una
alteración en la relación V/Q, provocando hipoxemia. Puede producir hemoconcentración,
hipovolemia e hipernatremia
Cuando se aspira agua dulce hipotónica, el liquido se absorbe rápidamente desde el pulmón
hasta la circulación, produciéndose daños en las células del revestimiento alveolar,
alterando o destruyendo las propiedades del surfactante pulmonar que mantiene la tensión
superficial, causando colapso alveolar. La relación V/Q cambia en estas áreas atelectásicas,
siendo el resultado la hipoxia. Puede producirse, también, hipervolemia, hemólisis e
hiponatremia.
Estas diferencias fisiopatológicas se han visto en ahogamientos experimentales, pero en la
clínica, no se observan diferencias significativas entre ahogamientos en agua salada y en
agua dulce y, de hecho, en el semi-ahogamiento son infrecuentes las anomalías
hidroelectrolíticas, los desplazamientos de líquidos y la hemólisis clínicamente
importantes.
Otras alteraciones son los cambios en los electrólitos y el volumen de sangre, que puede
variar en magnitud dependiendo del tipo y volumen del líquido aspirado. El agua del mar
puede producir una elevación leve del Na+ y el Cl-, pero los niveles no suelen ser
preocupantes. Por el contrario, las cantidades importantes de agua fresca pueden producir
un desequilibrio electrolítico significativo, un aumento brusco en el volumen de sangre y
hemólisis. Puede existir asfixia y fibrilación ventricular, produciendo la muerte in situ. La
parada cardiaca, por lo general precedida de fibrilación, es la causa de numerosas muertes
atribuidas a la sumersión.. Pese a que se producen cambios en las concentraciones
electrolíticas, dependiendo de la clase y el volumen aspirado, es raro que estas alteraciones
pongan la vida en peligro. Modell estableció que para que se produzcan cambios
significativos en los niveles de electrolitos se necesitaría la aspiración de más de 22 ml/kg,
de líquido. Y la mayoría de las personas que aspiran cantidades suficientes como para
producir dichas alteraciones electrolíticas graves, no sobreviven al accidente de inmersión.
Asimismo, son poco frecuentes los cambios importantes del volumen circulante sanguíneo.
Sin embargo se puede observar hipovolemia que necesite tratamiento, en el caso de
aspiración masiva de agua salada acompañada de salida de liquido desde el espacio
vascular hasta el pulmón.
Frecuente que se produzca cierta hemólisis de eritrocitos, en especial con la aspiración de
agua dulce, aunque rara vez tiene importancia clínica. Se puede encontrar hemoglobina
libre en la sangre y en la orina, pero la alteración no suele requerir ningún tratamiento
específico.
Se ha descrito también la coagulación intravascular diseminada como complicación del
semi ahogamiento en agua dulce. Se cree que en las lesiones pulmonares extensas se libera
el "factor tisular" del parénquima pulmonar y el activador del plasminógeno del endotelio
pulmonar, poniendo en marcha los sistemas de fibrinolísis y coagulación extrínseca.
La insuficiencia renal aguda, como complicación, puede ser producida por tóxicos renales
endógenos que se liberan por rabdomiólisis (mioglobina), debido al gran esfuerzo muscular
que realiza el accidentado o por hemólisis (hemoglobina) tras aspiración de agua, que pasa
al espacio vascular; o bien por el mecanismo de isquemia renal severa que provocaría en
principio un fallo prerrenal que si se mantiene evoluciona a una necrosis tubular aguda con
fracaso renal establecido.
Pero la causa más devastadora del deterioro permanente, en el caso de estos pacientes, es el
daño cerebral. La encefalopatía postanóxica constituye la complicación más grave del
paciente semi-ahogado; el grado de lesión cerebral determina la supervivencia. La
extensión de la lesión se relaciona con la duración de la hipoxia, aunque la hipotermia que
acompaña al accidente puede reducir las necesidades cerebrales de oxígeno.
La contractilidad cardíaca deteriorada y las arritmias secundarias a hipoxia, la acidosis y la
hipotermia pueden causar estados de bajo gasto cardíaco al principio del curso del semi-
ahogamiento. Cuando la reanimación cardipulmonar inicial consigue establecer la
circulación espontánea y se ha logrado la normotermia, la inestabilidad cardiovascular no
suele ser un problema constante en el tratamiento de estos pacientes.
- Temperatura del Agua.
En los últimos años se ha hecho evidente la importancia de la temperatura del agua en la
fisiopatología y el pronóstico del casi ahogado
El agua donde se producen los accidentes por inmersión tiene siempre una temperatura
inferior a la del organismo, por tanto todas las víctimas sufrirán hipotermia en mayor o
menor grado y va a desempeñar un papel crucial en la determinación del desenlace y la
eficacia de los esfuerzos reanimadores.
La literatura refiere la importancia de la hipotermia en la fisiopatología de la entidad y de la
conveniencia de su corrección par una más pronta y efectiva reanimación La baja
temperatura corporal disminuye el metabolismo del cerebro lo que se convierte en un
mecanismo protector de S.N.C., facilitando una mejor y posible recuperación como
también, disminuye los requerimientos metabólicos y de oxígeno del corazón y aumenta el
período de hipoxia tolerado sin lesiones. Sin embargo la hipotermia puede provocar, por si
misma, la muerte.
La hipotermia se desarrolla rápidamente después de la inmersión, ya que la pérdida de
calor del cuerpo en el agua es de 25 a 30 veces mayor que en el aire. Los niños son
especialmente susceptibles a la hipotermia por su área superficial relativamente mayor y su
menor cantidad de grasa subcutánea. La hipotermia protege contra la lesión cerebral
durante la anoxia y la isquemia, porque la demanda cerebral de oxígeno a la temperatura
corporal de 25ºC es aproximadamente el 30% de la normal. Sin embargo la hipotermia
puede complicar mucho la reanimación de la víctima de semi ahogamiento.
La respuesta inicial del organismo al frío está encaminada a conservar el calor y a aumentar
su producción. El estímulo simpático y liberación de catecolaminas ocasiona
vasoconstricción periférica, con aumento de volumen especialmente en los vasos del
pulmón e hígado, incrementando el gasto cardíaco, con taquicardia y aumento de la tensión
arterial y de la producción de calor mediante el escalofrío. Por debajo de 30º C cesa el
escalofrío, desciende el metabolismo basal y el consumo de oxígeno.
La hipotermia afecta al sistema de conducción cardíaca y al miocardio. Hay un progresivo
enlentecimiento del estímulo sinusal con inversión de la onda T, un progresivo
ensanchamiento del QT y depresión del segmento ST.32 Por debajo de los 30º C se
observan focos ectópicos auriculares, fibrilación y flutter auricular, extrasístoles y
taquicardia ventricular. La fibrilación ventricular es frecuente por debajo de los 28º C. La
asistolia cardíaca es frecuente con temperaturas centrales inferiores a 20º C.
La hipotermia por estímulo central aumenta la frecuencia respiratoria. A medida que la
temperatura central disminuye, se produce una depresión respiratoria refleja central con
disminución de la frecuencia respiratoria y del volumen corriente. Por debajo de 30º C la
frecuencia respiratoria puede ser de una a dos por minuto.
Por cada grado centígrado que disminuye la temperatura corporal, disminuye el flujo
sanguíneo cerebral en 6-7%. Entre 35-32º C la víctima puede estar confusa o estuporosa;
entre 32-27º C puede responder a órdenes verbales, pero de forma incoherente, y por
debajo de 27º C el 83% de los pacientes suelen estar comatosos, pero retienen la capacidad
de responder a estímulos dolorosos intensos. Habitualmente las pupilas están dilatadas por
debajo de 30º C. Por debajo de 20º C el electroencefalograma está plano aunque se
conserve la circulación
Es necesario resaltar que el cerebro tolera períodos prolongados de paro cardíaco, sin lesión
ni secuela neurológica alguna durante la hipotermia profunda. Se ha señalado que el
cerebro tolera diez minutos de paro cardíaco a 30º C; 25 minutos a 25º C, 45 minutos a 20º
C, y una hora a 16º C. El mecanismo por el que la hipotermia ejerce este efecto protector,
parece ser que sea debido a una profunda disminución del metabolismo cerebral y
protección del cerebro del fenómeno de reperfusión
En estos casos, tiempos prolongados de inmersión, pueden seguirse de una recuperación
completa.
Ello demuestra que el axioma de Reuler " Ningún paciente hipotérmico debe considerarse
muerto hasta que esté caliente y muerto", conserva plena vigencia.
Sin embargo, si en la sala de urgencias procuramos el restablecimiento de la temperatura se
evita la reanimación cardíaca ya que la hipotermia condiciona vasoconstricción y
bradicardia,
• Ahogamiento secundario.
Sería aquel episodio de semi-ahogamiento recuperado inicialmente y seguido a las 6-24 hs.
de insuficiencia respiratoria aguda grave.
Suele ser consecuencia de una broncoaspiración del contenido del estómago del agua que
ha entrado durante la inmersión. Esta broncoaspiración puede producirse mientras la
víctima esta todavía en el agua o, lo que es más frecuente, durante la reanimación
inmediata o el transporte de la víctima al iniciarse la respiración espontánea. Esta
broncoaspiración de agua mezclada con jugo gástrico o alimentos, puede dar lugar a un
distress respiratorio secundario. Muchos autores son contrarios a este término, ya que este
cuadro sería más bien la complicación del primer episodio de semi-ahogamiento, más que
un cuadro diferente per se.
7. Tratamiento - valoración, soporte y estabilización.

- Sacar a la víctima del agua


- Comprobar respiración:
* Aislar la vía aérea
* Iniciar ventilación / oxigenación (Respiración boca a boca)
- Comprobar circulación:
* Maniobras de RCP
- Traslado a un centro hospitalario:
* Administración de O2
* Evitar la hipotermia
* Protección de columna cervical.

* Tratamiento para shock

Tabla 2.Tratamiento en el lugar del accidente


La consecuencia más importante de la inmersión prolongada bajo el agua, sin respiración,
es la hipoxemia. La duración de la hipoxia es el factor crítico para determinar la evolución
de la víctima. Lo único que impedirá una recuperación normal del semiahogado es la
hipoxia irreversible. Por tanto, el factor determinante del pronóstico neurológico es la
rapidez con que se instaura la reanimación cardiopulmonar y se recupera la respiración
espontánea y la contracción cardíaca.
Por ello el tratamiento debe comenzar, siempre, en el mismo lugar del accidente,
restaurando la ventilación y la perfusión tan pronto como sea posible.
Hay que tener en cuanta, si el paciente comienza a toser o a escupir agua por su nariz y
boca; póngalo de lado (posición lateral de seguridad.) Esto ayuda a evacuar el agua de los
pulmones y si mantiene la cabeza más baja que el resto del cuerpo se reduce el riesgo de que
el agua retorne a los pulmones. Permita que el agua tragada salga naturalmente
La gran variabilidad de circunstancias que rodean todo accidente de inmersión,
generalmente desconocidas, hace que se deba de reanimar a todas las víctimas, a no ser que
se sepa que ha estado sumergido más de dos horas.
• Tratamiento en el lugar del accidente.
- Rescate del agua.
Lo más importante es extraer a la víctima del lugar del ahogamiento e iniciar prontamente
las medidas de reanimación.
"Siempre debe intentarse la reanimación de todo ahogado"
Cuando se intenta rescatar a una víctima casi ahogada el reanimador deberá llegar a la
misma lo antes, preferiblemente en algún medio de transporte (bote, balsa o tabla). Cuando
se intente el rescate, siempre ha de vigilar su seguridad personal y proceder con precaución
para reducir el peligro al mínimo.
Hay que tener en cuentas algunas indicaciones como
• Nunca intentar rescatar a alguien que está más allá de sus posibilidades físicas a fin de
no convertirse también USTED en víctima.
• No todos están habilitados para rescates en el agua, por lo tanto esté a seguro, encuentre
a un rescatador experimentado en el agua y comience la resucitación inmediatamente
sea rescatado.
Es imprescindible una rápida evacuación del lesionado, ya que en un centro hospitalario es
posible recuperar al 90% de los preahogados. Es preciso establecer respiración asistida, con
aporte de oxígeno. 81
- Maniobras de Reanimación.
Se deben iniciar las medidas oportunas a la ventilación pulmonar. El control de la vía aérea
y la respiración de las víctimas de inmersión es semejante al de cualquier paciente con PCR
(parada cardiorrespiratoria)

Para Verificar Que El Paciente Respira


1.- Acerque su oído a la nariz del lesionado, para oír, la mejilla para sentir el aliento y mire
su tórax al mismo tiempo (M.E.S.)
2.- Acerque el dorso de su mano a la nariz para sentir el aliento.
3.- Si es posible, coloque su mano bajo el tórax para sentir el movimiento.
4.- Coloque un espejo cerca de la fosa nasal, para ver si se empeña.
5.- El número de respiraciones normales es de 15 a 20 por minuto.
Si la víctima está apneica, se debe comenzar de inmediato la respiración boca a boca o
boca/ nariz, incluso en el agua si es necesario, teniendo como referencia estos valores

ADULTO NIÑO LACTANTE

(8 años o más) (1 a 8 años) (0 a 1 año)

1 Insuflación 1 Insfulación
1 Insuflación cada 3"
cada 5" cada 4"
20 Ciclos
12 Ciclos 15 Ciclos
Boca a Boca/Nariz
Boca a Boca Boca a Boca

Tabla 3 . Valores de insuflación en la reanimación respiratoria.


En cada minuto chequear respiración (M.E.S.) y pulso.
Realizar la respiración artificial hasta que:
• La víctima se recupere, en cuyo caso se deberá controlar hasta que llegue ayuda médica.
• La víctima entre en paro cardiorrespiratorio, en cuyo caso se deberá realizar maniobras
de R.C.P.
Si no se palpa latido cardíaco o pulso carotídeo, se inicia el masaje cardíaco externo. A
continuación se toman las medidas de soporte vital avanzado, incluyendo la intubación, de
manera expeditiva. Tan pronto como se disponga de un respirador mecánico, se debe usar
para aumentar la concentración de oxígeno inspirado. Puede ser necesaria la desfibrilación
eléctrica y/o la cardioversión para corregir los trastornos del ritmo que no responda a una
ventilación y una oxigenación adecuadas a través de la administración de altas
concentraciones de oxígeno, incluso en los pacientes conscientes y sin aparente dificultad
respiratoria.
Estas maniobras deben iniciarse tan pronto como pueda abrirse y protegerse la vía aérea
del paciente y se reafirme la seguridad del reanimador. Esto puede lograrse cuando la
víctima está en agua superficial o fuera de la misma.
Es primordial la adecuada limpieza de la vía aérea antes de proceder a la ventilación y el
manejo del paciente como si existiera lesión de la columna cervical.
Algunos dispositivos (como un tubo de snorkel para la técnica de boca a tubo de snorkel y
otros auxiliares) pueden permitir a los reanimadores con entrenamiento especial realizar
respiraciones de rescate en agua profunda. Sin embargo la respiración de rescate no debe
retrasarse por falta de dicho equipo, si la misma puede proporcionarse con seguridad.
Ante la sospecha de traumatismo cervical, el cuello de la víctima debe colocarse siempre en
una posición neutra (sin flexión ni extensión) y la víctima debe mantenerse a flote en
posición supina sobre un soporte de espalda antes de sacarla del agua. Si se necesitara girar
a la víctima, deben alinearse la cabeza, el cuello, el tórax y el cuerpo y sostenerse y girarse
como una unidad hacia la posición supina horizontal. Si se requiere respiración artificial,
esta debe darse manteniendo la cabeza en una posición neutra e iniciar la respiración
asistida empleando un tubo mandibular especial, sin inclinación de la cabeza ni barbilla
(tracción de la mandíbula sin inclinación de la cabeza o elevación del mentón sin
inclinación de la cabeza
Si la víctima se lanzó al agua, se debe sospechar la existencia de una lesión cervical
traumática.
No hay necesidad de eliminar el agua aspirada de la vía respiratoria. No debe perderse
tiempo intentado extraer agua de los pulmones. Las víctimas semiahogadas en agua dulce o
salada aspiran como mucho una cantidad pequeña de agua que es absorbida con rapidez
por los pulmones hacia la circulación. Además, como se ha comentado con anterioridad,
alrededor el 10% de las víctimas no aspiran agua debido al laringoespasmo. El intento de
extraer agua de las vías respiratorias, puede ser peligroso porque puede extraer contenido
gástrico y provocar aspiración.. Pueden utilizarse métodos auxiliares de ventilación como
la mascarilla con balón o la intubación.
La compresión abdominal subdiafragmática (maniobra de Heimlich) retrasa el inicio de la
ventilación y la respiración. La utilidad de estas maniobras en las víctimas de ahogamiento
no ha sido probada de manera científica y no se ha comprobado su relación riesgo-
beneficio. Por tanto, la compresión abdominal subdiafragmática sólo debe usarse si el
reanimador sospecha que un cuerpo extraño puede estar obstruyendo la vía respiratoria, si
la víctima no responde de manera adecuada a la ventilación boca a boca. Entonces, si es
necesario, debe reanudarse la reanimación cardiopulmonar (RCP) después de haber
realizado la maniobra de Heimlich.
La complicación más importante asociada a la ventilación de rescate es la distensión
gástrica y posterior regurgitación y aspiración del contenido del estómago. La distensión
gástrica además impide una adecuada ventilación por ascenso diafragmático. Este
problema puede minimizarse evitando volúmenes ventilatorios excesivos y flujos
inspiratorios altos, utilizando la maniobra de compresión cricoídea y manteniendo la vía
aérea permeable también en espiración cuando es posible (RCP a 2 reanimadores).
Debe evitarse al máximo descomprimir mediante presión abdominal un estómago
distendido, pues el paciente regurgitará casi siempre
Si el paciente regurgita, el reanimador debe ponerlo de lado y eliminar todo lo que se
encuentre en su boca, volverlo a la posición supina y continuar la RCP
Recordar que los vómitos pueden tener lugar en más del 50% de los ahogados durante la
resucitación.
- Compresiones torácicas.
Si no se aprecia latido cardíaco o pulso carotídeo, se debe pasar a una reanimación
cardiopulmonar básica completa.
Estando un solo socorrista, las compresiones/insuflaciones se realizan con la siguiente
frecuencia dependiendo de la edad de la víctima

ADULTO NIÑO LACTANTE

(8 años o más) (1 a 8 años) (0 a 1 año)


15 Compresiones x 5 Compresiones x 5 Compresiones x

2 Insuflaciones 2 Insuflaciones 1 Insuflación

4 Ciclos 12 Ciclos 15 Ciclos

2 Manos 1 Mano 2 Dedos

Tabla 4. Valores de compresiones/insuflaciones estando un socorrista.


Estando dos socorristas, las compresiones/insuflaciones se realizan con la siguiente
frecuencia dependiendo de la edad de la víctima

ADULTO NIÑO LACTANTE

(8 años o más) (1 a 8 años) (0 a 1 año)

5 Compresiones x 5 Compresiones x 5 Compresiones x

1 Insuflaciones 1 Insuflaciones 1 Insuflación

12 Ciclos 15 Ciclos 20 Ciclos

2 Manos 1 Mano 2 Dedos

Tabla 5. Valores de compresiones/insuflaciones estando dos socorristas.


Cada 1 minuto, controlar respiración (M.E.S.) y pulso. Siempre terminar el ciclo con las
insuflaciones.
Realizar la maniobra de R.C.P. hasta algunas de estas consideraciones:
1. La víctima se recupere, en cuyo caso se deberá controlar hasta que llegue ayuda
médica.
2.
3. La víctima recupere el pulso pero no la respiración, en cuyo caso se deberá realizar
solo maniobras de respiración artificial.
4. El socorrista se encuentre exhausto o imposibilitado para continuar con las
maniobras.
5. Llegue ayuda médica.
Las compresiones torácicas no deben intentarse en el agua a no ser que se disponga de
equipo especial para apoyar la espalda y el reanimador tenga entrenamiento especial en
estas técnicas de RCP dentro del agua. El cerebro no se perfunde con eficacia a no ser que la
víctima se mantenga en posición horizontal con apoyo del dorso. El pulso pude ser difícil de
percibir por la vasoconstricción periférica y el gasto cardíaco disminuido.
Una adecuada técnica en la realización de las compresiones cardíacas, minimiza la
posibilidad de complicaciones; sin embargo, aún una técnica adecuada puede
determinarlas. Estas son: fracturas costales, fractura de esternón, disyunciones costo-
esternales, neumotórax, hemotórax, contusiones pulmonares, laceraciones de hígado y
bazo, y embolia grasa.
- Hipotermia concomitante.
Casi todas las víctimas de ahogamiento o semi ahogamiento tienen algún grado de
hipotermia y/o hidrocución . Habrá que retirar al paciente lo antes posible del agua y
retirarle las ropas húmedas. Cuando la hipotermia es moderada, por encima de los 32ºC,
favorecerá el pronóstico neurológico sin dificultar la respuesta a la RCP, porque es muy
importante tener en cuenta que en presencia de hipotermia, el tiempo convencional de
límite de resucitación (30 minutos) debe ser ignorado hasta que la temperatura central
supere los 30ºC. Sin embargo, los ahogados en aguas muy frías, especialmente los niños,
pueden alcanzar los 28ºC de temperatura central, sufriendo fibrilación ventricular. En este
caso, se debe continuar la reanimación ininterrumpidamente hasta que pueda elevarse la
temperatura de la víctima en el hospital en condiciones controladas. Si se realiza una RCP
eficaz, la recuperación de los semiahogados muy hipotérmicos pude ser completa, incluso
tras períodos de inmersión de 60 minutos y de la existencia de paro circulatorio en el
momento del rescate.
Es importante el soporte vital básico y la corrección temprana de la hipotermia porque el
corazón hipotérmico puede ser menos sensible a las técnicas de reanimación, la hipotermia
hace extremadamente irritable el miocardio, por lo que es necesario en ocasiones, múltiples
choques para revertir la fibirílaci6n hasta que la temperatura alcance los 33-35ºC. Por todo
ello, la monitorización electrocardiográfica es necesaria durante el calentamiento.
Por ello, nunca debe diagnosticarse la muerte de un ahogado ni interrumpir las maniobras
de reanimación si está frío.
- Apoyo vital avanzado.
La víctima de casi ahogamiento con paro cardíaco debe recibir sin retraso apoyo vital
cardíaco avanzado, incluyendo intubación, de manera expeditiva.
Tan pronto como se disponga de un respirador mecánico, se debe usar para aumentar la
concentración de oxígeno inspirado. Puede ser necesaria la desfibrilación eléctrica y/o la
cardioversión para corregir los trastornos del ritmo que no responda a una ventilación y
una oxigenación adecuadas. Se instaurará una perfusión de soluciones bicarbonatadas que
combatirán la acidosis y permitirán mantener la función renal. Deben vigilarse los riesgos
de hiperpotasemia, de trastornos de la coagulación, de arritmia supraventricular y de
fibrilación ventricular. Se prevendrán las posibles infecciones respiratorias tardías.
Todas las víctimas de inmersión, aun las que requieren reanimación mínima y recobran la
conciencia en el lugar del accidente, deben enviarse a un centro hospitalario para cuidados
posteriores.
Es obligatorio que se continúe con la monitorización de las medidas de apoyo vital durante
el transporte al centro sanitario y que se administre oxígeno si se dispone de él.
Durante la reanimación y el traslado , debe tenerse siempre en cuenta la posibilidad de
traumatismos de columna, especialmente en los semiahogados practicando "wind-surfing"
o en los saltadores. Aunque la supervivencia es improbable en las víctimas que han sufrido
inmersión prolongada y necesitan reanimación durante mucho tiempo se han producido
reanimaciones exitosas con inmersión prolongada en agua fría en extremo.
Como a menudo es difícil para los reanimadores calcular el tiempo preciso de la inmersión,
se deben de iniciar los intentos de reanimación en el lugar, a no ser que existan datos físicos
evidentes de muerte (lividez cadavérica, putrefacción o rigor mortis). El alcohol y las
drogas depresoras del sistema nervioso central tienen un efecto protector frente a la
hipoxia, prolongando el tiempo de hipoxia tolerado. En la mayoría de los adolescentes y
adultos no se sabe si ha habido ingestión de dichas sustancias antes del accidente, lo que
supone una razón más para continuar la reanimación hasta la llegada al hospital.
Aunque es improbable que un ahogado que no esté muy hipotérmico y que no inicie la
respiración espontánea tras 40 minutos de reanimación cardiopulmonar se recupere sin
lesión cerebral, es preferible tomar la decisión de cesar las maniobras de reanimación en el
hospital, con medios técnicos que permitan un diagnóstico seguro.
Las maniobras para drenar el líquido de los pulmones son ineficaces y potencialmente
peligrosas; deberán ser abandonadas porque pueden provocar el vómito o la aspiración.
• Tratamiento hospitalario.
A su llegada al hospital la víctima de un accidente debe ubicarse en una sala de
reanimación, equipada con personal y medios técnicos para su exploración y tratamiento
- Medidas generales
Se debe centrar en el tratamiento pulmonar intensivo para conseguir un nivel adecuado
acidobásico y de gases en sangre. . Deben vigilarse los riesgos de hiperpotasemia, de
trastornos de la coagulación, de arritmia supraventricular y de fibrilación ventricular. Se
prevendrán las posibles infecciones respiratorias tardías.82
Las medidas necesarias varían entre la simple administración de oxígeno (para un paciente
que respira espontáneamente) hasta la intubación y la ventilación mecánica continua (para
el paciente apneico). Es crucial una ventilación alveolar adecuada y la recuperación de la
perfusión tisular para corregir el equilibrio acidobásico durante la parada cardíaca en las
víctimas de sumersión.
Es controvertido el uso y la secuencia de administración de tampones farmacológicos.
Puede estar indicado el bicarbonato sódico i.v. si la ventilación alveolar es adecuada, porque
la acidosis metabólica es la norma tras la hipoxia celular y tisular. La determinación de los
gases en sangre ayuda a conocer el estado de oxigenación y acidobásico, si se debe usar
bicarbonato, si se debe mantener el soporte ventilatorio y cuál debe ser la concentración de
oxígeno inspirado. Es preciso mantener concentraciones elevadas de oxígeno
suplementario hasta que los análisis de gases sanguíneos demuestren que se debe reducir la
concentración de oxígeno.
La hiperinsuflación manual de los pulmones está indicada para reexpandir los alvéolos
colapsados. La frecuencia de esta maniobra viene determinada por la respuesta clínica. Las
dosis estándares de b2-agonistas mediante inhalación o inyección ayudan a reducir el
broncospasmo. Dado que la sumersión con aspiración de líquido es una forma de
neumonitis por aspiración, pueden estar indicados los antibióticos y los corticoides.
Un paciente que desarrolla un síndrome de dificultad respiratoria aguda necesita
ventilación mecánica. La presión telespiratoria positiva puede ayudar a mantener la
viabilidad alveolar, evitar el colapso alveolar y expandir los alvéolos colapsados. El
tratamiento ventilatorio puede ser necesario durante horas o días, dependiendo de los gases
en sangre arterial y del pH.
Se necesitan soluciones de líquidos y electrólitos para corregir el desequilibrio electrolítico.
Durante la sumersión en agua del mar se puede extravasar un gran volumen de líquido
hacia los pulmones, reduciendo el volumen de sangre y en ocasiones la presión venosa
central, por lo que puede estar indicada la infusión de expansores de volumen.
No se suele recomendar la restricción de líquidos, porque el edema pulmonar y el cerebral
originado por la hipoxia están relacionados con una lesión epitelial pulmonar directa o con
gradientes osmóticos más que por sobrecarga circulatoria como en la insuficiencia cardíaca.
Puede ser necesaria la administración de hematíes para aumentar la capacidad de
transporte de oxígeno de la sangre y forzar la diuresis para facilitar la excreción de Hb
plasmática libre cuando la hemólisis sea significativa
En algunos pacientes, la lesión cerebral permanente por hipoxemia o por hipoxia tisular es
un problema residual. La hiperventilación o la hiperoxigenación en cámaras hiperbáricas
pueden ser beneficiosas, pero tienen también riesgos intrínsecos. Ningún fármaco ni
ninguna modalidad terapéutica han podido demostrar su utilidad tras la isquemia cerebral
global. Se deben seguir las normas de cuidados intensivos orientadas al sistema nervioso
central.
Si se comprueba parada cardiorrespiratoria se iniciarán medidas de reanimación avanzada,
tanto más larga cuanto más joven sea el paciente y, en especial, si el ahogamiento ha sido en
agua fría, dado que se podría conseguir la supervivencia sin lesiones avanzadas (aunque si
el paciente llega muy hipotérmico, tal vez sea debido a una prolongada inmersión, siendo
entonces un signo de mal pronóstico).
- Medidas específicas
Para el tratamiento de estos pacientes, Simckoc estableció una clasificación en cuatro
grupos

Grupo I Pacientes que aparentemente no han sufrido aspiración

Grupo II Pacientes que han sufrido aspiración, pero que aparentemente presentan adecuada ventilación

Grupo III Pacientes con aspiración y ventilación inadecuada

Grupo IV Pacientes reanimados tras PCR

Tabla 6.Clasificación Simckoc


- Grupo I.
Pacientes conscientes y alerta que han sufrido una hipoxia mínima, pero que requieren ser
ingresados en el hospital, al menos durante 24 horas.
Los estudios diagnósticos iniciales deben comprender:
- determinación de la temperatura rectal
- gases arteriales sanguíneos y pH
- hemograma
- glucemia, urea y electrolítos
- Rx de tórax
- Monitorización de Ta y Fc.
A pesar de su estado clínico, aparentemente normal, frecuentemente presentan acidosis
metabólica, que puede llegar a ser grave.
Se administrará, siempre, oxígeno a altas concentraciones.
Si el pH arterial es igual o inferior a 7,2 debe administrarse bicarbonato sódico,
administrando la mitad de miliequivalentes calculados para recuperar un pH normal.
El paciente debe de estar estrechamente vigilado, en un lugar a temperatura cálida, para
detectar cualquier posible empeoramiento de la función pulmonar.
Si no hay ninguna alteración, puede darse de alta, previo control radiológico del tórax, tras
24 horas.
- Grupo II.
Se engloban aquí el mayor número de pacientes. Se encontrarían dentro de este grupo los
pacientes conscientes o semiconscientes que han presentado una hipoxia más severa con
aspiración de agua. Son pacientes que pueden ser despertados con facilidad, las reacciones
pupilares son normales y responden normalmente al dolor.
- Es obligatoria, la admisión en una Unidad de Cuidados Intensivos y la vigilancia estricta
de la función pulmonar y cardiocirculatoria.
- Análisis en sangre: como en el grupo anterior, se determinarán: gases arteriales, pH,
hematocríto, glucemia, urea e iones.
- Oxigenoterapia: estos pacientes pueden presentar insuficiencia respiratoria, cianosis y
crepitantes a la auscultación. Debe de aplicarse siempre suplemento de oxígeno con
mascarilla con concentraciones que no sobrepasen el 50%. Si se sigue observando tendencia
a la hipoxemia, la aplicación de presión positiva continua, CPAP (continuous positive
airway pressure), será el tratamiento más efectivo, cuando el paciente esté consciente y
colaborador. Dado que la hipercapnia ligera no es bien tolerada por el cerebro lesionado,
hay mantener la PaCO2 a 25-35 torr. Se instaurará intubación endotraqueal y conexión a
ventilación mecánica si es necesario para conseguir estos fines. En los niños muy pequeños,
puede ser necesario el tratamiento con tienda de oxígeno.
- Examen Neurológico: el nivel de conciencia puede variar rápidamente en estos pacientes,
por lo que desde el primer momento debe realizarse una valoración neurológica,
repitiéndose cada 1-2 horas, con el fin de detectar un deterioro provocado por edema
cerebral.
- Control de la Hipotermia: debe controlarse la temperatura, que suele estar entre 32º-
35ºC, aunque el paciente esté consciente. La hipotermia leve (Tª central mayor de 32ºC)
puede ser tratada con calentamiento externo, activo o pasivo. En el calentamiento activo se
añade una fuente donante de calor, tal como un baño caliente. El uso de mantas térmicas
puede producir quemaduras.
El calentamiento externo activo produce una rápida vasodilatación periférica; si la
hipotermia fué prolongada o severa, la vasodilatación puede disminuir la temperatura
central (efecto paradójico) y desviar la sangre acidótica hiperkalémica a los órganos
centrales causando shock hipovolémico. Son técnicas de recalentamiento central activo el
lavado gástrico o peritoneal caliente y la administración de líquidos intravenosos u oxígeno
humidificado calentado a 40ºC. Los pacientes con una temperatura central superior a 32ºC
que están hemodinamicamente estables se recalientan utilizando calentamiento externo
activo con mantas o radiadores. El recalentamiento activo debe cesar cuando la
temperatura central llega a 34-35ºC, para que no se desarrolle hipertermia
- Fluidos Intravenosos: debe instaurarse una infusión intravenosa de glucosa al 5% si la
inhalación ha sido de agua salada, o de suero fisiológico isotónico si ha sido de agua dulce.
Si la perfusión periférica es deficiente, están indicados los expansores del plasma. Todos los
líquidos administrados deben calentarse previamente.
-Corticoides: la administración de corticoides intravenosos de forma rutinaria está muy
discutida. Debe limitarse su uso cuando hay evidencia clínica y radiológica de afectación
directa del pulmón por la inhalación.
- Antibióticos Intravenosos: su uso rutinario de forma profiláctica no ha resultado
beneficioso para las víctimas de un semiahogamiento. Sin embargo, debe instaurarse
pronto la oportuna terapéutica antimicrobiana en los pacientes con signos clínicos de
neumonía, teniendo presente la posibilidad de infección por microorganismos
infrecuentes.
- Fisioterapia Respiratoria: es conveniente instaurarla en cuanto el paciente esté consciente
y colaborador.
Si el agua inhalada no está contaminada y la evolución es satisfactoria, la mayoría de los
pacientes incluidos en este grupo, pueden ser dados de alta tras 48 horas.
- Grupo III.
Los pacientes que pertenecen a este grupo están en coma a su llegada al hospital, con
respuestas anormales o abolidas a estímulos, apnea o respiración irregular. Son pacientes
que han sufrido una hipoxia cerebral grave y el tratamiento debe ir dirigido a preservar las
neuronas todavía viables y a evitar el aumento de la presión intracraneal.
- Reanimación: sería deseable que estos pacientes llegaran al hospital con intubación
traqueal y en ventilación mecánica, siendo ventilados durante el transporte con oxígeno al
100%.
- Ventilación: en raras ocasiones estos pacientes mantienen una ventilación pulmonar
aceptable, debido a la ocupación pulmonar con agua, la disminución de la distensibilidad
pulmonar y el cortocircuito intrapulmonar. Además el estado de coma favorece la
broncoaspiración de material gástrico. Casi en su totalidad, estos pacientes precisan
intubación endotraqueal y conexión a ventilación mecánica. Cuando tienen dificultad para
mantener una PaO2 por debajo de 100 mm de Hg con una fracción inspiratoria de O2
mayor del 50% debe considerarse el uso de presión positiva teleinspiratoria (PEEP). La
PEEP previene el edema pulmonar secundario, mejora la difusión de oxígeno, disminuye el
cortocircuito intrapulmonar y la formación de atelectasias. No obstante también tiene
efectos indeseables como la posibilidad de barotrauma, la disminución del gasto cardíaco y
el aumento de la presión intracraneal, por lo que debe suprimirse en cuanto la función
pulmonar esté estabilizada.57
- Presión Venosa Central : la mayoría de estos pacientes presentan hipovolemia y mala
perfusión tisular y la colocación de un catéter de presión venosa central (PVC) permitirá
una reposición volémica adecuada. Asegurar un volumen intravascular conveniente es
especialmente importante en los pacientes que necesitan grandes volúmenes respiratorios y
elevados niveles de PEEP, porque, como ya hemos dicho, estas terapéuticas reducen el
gasto cardíaco cuando son inadecuadas las presiones de llenado. Se administrarán
soluciones de coloides y cristaloides, recalentadas. En caso de anemia por hemólisis tras
absorción de agua dulce, puede estar indicado transfundir sangre. En los casos de pacientes
con hipotensión y bajo gasto puede ser necesario la colocación de un catéter de Swan-Ganz
para su tratamiento.
- Hipotermia: estos paciente suelen presentar una temperatura central entre 28-30ºC,
pudiendo llegar incluso a 26ºC. Muchas de las arritmias que aparecen en el ECG inicial,
desaparecen con el recalentamiento. Si el paciente está estable hemodinamicamente y
presenta una ventilación adecuada, no es necesario un recalentamiento rápido. Si fuera
necesario, se recurrirá a métodos de recalentamiento de superficie o a lo que es más
efectivo, la diálisis peritoneal isotónica con liquido caliente.
- Medidas Generales: la colocación de una sonda nasogástrica impedirá que se siga
absorbiendo agua hacia la circulación. Se mantendrá un control riguroso del hematocrito,
gases arteriales, glucemia, urea y electrolítos. En algunas ocasiones pude presentarse una
elevación rápida del sodio y cloro, acompañado de aumento de la hemoglobina y el
hematócrito en pacientes semiahogados en agua salada. Estos trastornos tienden a
normalizarse en 6 a 8 horas de tratamiento. En casos más graves, pude ser necesaria la
diálisis.
- Monitorización de la Presión Intracraneal (PIC): las víctimas comatosas de un
semiahogamiento suelen tener elevada la PIC, producida por el edema cerebral y la pérdida
de la regulación cerobrovascular. Las elevaciones prolongadas por encima de 15 a 20 mm
Hg, determinan reducciones del flujo sanguíneo cerebral , añadiendo un daño isquémico al
tejido cerebral ya lesionado. Para preservar la función cerebral y disminuir la PIC, hay
autores que recomiendan un tratamiento agresivo denominado reanimación cerebral, cuya
finalidad es la preservación cerebral y disminución de la PIC y comprendiendo:
-hiperventilación controlada
-hipotermia deliberada
-utilización de barbitúricos
-corticoides y diuréticos y
-monitorización de la PIC.
Los resultados de este tratamiento no mejoran la supervivencia con recuperación completa
y, en la actualidad, no están aceptadas la aplicación de todas estas medidas.
Se ha observado que las muertes por sepsis son más elevadas en pacientes sometidos a
hipotermia inducida y que los efectos adversos de la hipotermia sobre la liberación de
oxígeno a los tejidos exacerban la lesión isquémica. Los barbitúricos pueden ser potentes
depresores cardiovasculares y mal tolerados por los pacientes con función cardíaca en el
límite de la normalidad.
Hoy en día, la única medida generalmente aceptada es la hiperventilación.
Los barbitúricos y los corticoides, como la dexametasona, pueden administrarse cuando se
detecten aumentos de la PIC en pacientes que la tengan monitorizada.
La monitorización de la PIC es un tema debatido, aunque permite detectar los aumentos
como signo de mal pronóstico y su respuesta a las maniobras terapéuticas. No obstante, no
parece mejorar la suerte de las víctimas de un semiahogamiento y, por tanto, no debe
emplearse de forma rutinaria.
La hiperventilación ligera, la sedación, el meticuloso equilibrio hídrico, la elevación de la
cabecera de la cama y la limitación de la tos y la aspiración son intervenciones, todas ellas,
no invasoras que pueden usarse para minimizar la hipertensión intracraneal.
- Grupo IV.
Se englobarían aquí los pacientes que han sido hallados en parada cardiocirculatoria.
- Reanimación: las maniobras en el lugar del accidente deben comprender las maniobras de
reanimación boca a boca y masaje cardíaco.
Los pacientes que presentan un ECG en asistolia, deberían ser trasladados a la Unidad de
Cuidados Intensivos por un equipo experto en emergencias, manteniendo durante el
transporte masaje cardíaco y ventilación mecánica con O2 al 100%. La fibrilación
ventricular debe ser tratada inmediatamente con desfibrilación. Se han descrito casos con
éxito en la desfibrilación, en niños que presentaban temperatura central inferior a 26ºC.
El manejo de estos pacientes en la Unidad de Cuidados Intensivos se realizará de forma
similar a los pacientes del grupo anterior. En este tipo de pacientes el principal objetivo
será el de conseguir una temperatura central entre 30º-31ºC. Incluso si la reanimación no
parece satisfactoria, no se abandonará hasta que se hallan alcanzado temperaturas de 31ºC.

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8. Monitorizacion del paciente semi-ahogado


La consulta por casi-ahogamiento obliga a vigilar, por lo menos en la sala de urgencias y
mínimo durante 8 horas, la posibilidad de una progresión de compromiso respiratorio, ya
que se ha reportado síndrome de insuficiencia respiratoria progresiva en pacientes casi-
ahogados horas después del accidente. La inconciencia o estupor y la necesidad de altas
concentraciones de oxígeno (>0.5%) es indicación de intubación e ingreso en sala de
cuidados intensivos Al abordar al paciente con accidente de casi-ahogamiento no debemos
olvidar la importancia del drenaje del contenido gástrico.
• Sistema Respiratorio.
En los pacientes que respiran espontáneamente hay que realizar exámenes seriados del
sistema respiratorio para detectar disnea, taquipnea, disminución de sonidos respiratorios,
estertores o cianosis, síntomas estos que pueden indicar una inminente insuficiencia
respiratoria.
La administración de oxígeno es mandatoria en el paciente con casi-ahogamiento ya que el
pulmón es el primer órgano afectado por trastornos de la relación ventilación/perfusión.
Dicha administración debe mantenerse mientras no se demuestre que sea innecesaria
Determinaciones seriadas de gases en sangre arterial o de pulso para detectar la hipoxemia,
controlar la PaCO2 y mantener el equilibrio acidobásico dentro de límites deseados. La
monitorización de los gases sanguíneos es facilitada por la presencia de un catéter arterial
permanente.
Las radiografías de tórax pueden revelar edema pulmonar e imagen de atectasias. Nuevos
infiltrados o persistencia de la imagen inicial indicarán infección pulmonar.
Las secreciones de las vías respiratorias inferiores deben mandarse al laboratorio para
tinción de Gram y cultivo si se sospecha infección pulmonar.
• Sistema cardiovascular.
La frecuencia cardíaca y el ECG deben monitorizarse en todos los pacientes graves que
requieran ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La estimación de la adecuación del gasto cardíaco debe hacerse en todos los pacientes que
necesitaron reanimación cardiopulmonar o que se están recuperando de hipotermia. La
colocación de un catéter en arteria pulmonar para realizar mediciones continuas de la
saturación de oxígeno de sangre venosa mixta o las determinaciones seriadas de gasto
cardíaco por termodilución están indicadas en los pacientes con lesiones graves en quienes
hay que realizar una terapéutica enérgica. La colocación de catéteres en arteria pulmonar
debe retrasarse hasta que se corrija la hipotermia, a fin de evitar el desencadenamiento de
arritmias ventriculares.
En los pacientes con menor gravedad es suficiente el examen atento y sistemático del color
de la piel, de la temperatura cutánea, de los pulsos periféricos y llenado capilar.
Al tiempo se procurará tener acceso a una vía venosa para la administración de soluciones,
orientada de acuerdo con el informe de laboratorio, hasta la administración de expansores
de volumen (coloides o plasma) en pacientes en estado de choque
• Sistema neurológico.
Debe realizarse un examen neurológico completo y exacto lo antes posible, a su llegada al
hospital. Se realizará antes de la administración de relajantes, barbitúricos o sedantes y,
después, a intervalos regulares frecuentes.
Debe incluir el nivel de conciencia, reflejos oculares y respuesta motora a estímulos nocivos.
Se usará para este fin la escala de coma de Glasgow.
El estado neurológico es un factor tan predictivo del pronóstico como cualquier otro factor
o prueba
Virtualmente todos los pacientes no comatosos, (categoría A y B) sobrevivirán
neurologicamente intactos. Los pacientes comatosos con respuestas motrices flexoras a
estímulos dolorosos (C1 y C2), tienen un 50% de probabilidades de supervivencia intacta; el
resto sobrevive con secuelas moderadas a graves. La gran mayoría de pacientes que están
en la categoría C3 (coma fláccido), morirán o sobrevivirán en estado vegetativo.
La temperatura corporal inferior a 34ºC puede causar cambios en el examen neurológico,
por lo tanto no puede predecirse el resultado hasta que la temperatura del paciente este
próxima a la normal.
La monitorización de la presión intracraneal es discutible. En numerosos estudios clínicos
se ha demostrado que la hipertensión intracraneal (HIC) está asociada a un mal desenlace:
muerte o secuelas neurológicas. Aunque se observa presión intracraneal (PIC) normal en
casi todos los supervivientes intactos, la ausencia de HIC no predice un buen desenlace. En
series publicadas, muchas de las muertes y la mayoría de los supervivientes vegetativos
eran pacientes con PIC normal y presión de perfusión cerebral normal, por eso no se
recomienda la monitorización sistemática de la PIC.
• Otras monitorizaciones.
Se trata de cuadros clínicos asociados al ahogamiento y semiahogamiento, como las
convulsiones, la ingestión de alcohol o drogas y los TCE y lesiones de columna cervical. Los
pacientes con antecedentes de esta clase deben ser explorados teniendo en cuenta
intoxicaciones tratables y lesiones significativas de cabeza y médula espinal.
La sumersión en medios insólitos, como soluciones de limpieza contenidas en cubos o
aljibes, origina toxicidad sistémica por los hidrocarburos o disolventes usados.
La temperatura corporal se debe controlar de forma eficaz, porque tanto la hipotermia
como la hipertermia pueden ser perjudiciales.
Debe monitorizarse la adecuación de la función renal por medición de la diuresis y de la
densidad, la proteinuria y la hematuria, la urea y la creatinina en sangre.
Así mismo se monitorizará la función cardíaca, mediante las enzimas hepáticas y la
coagulación.
9. Pronóstico.
El pronóstico a corto y largo plazo del paciente casi-ahogado depende de una reanimación
adecuada e inmediata en el sitio del accidente o lo más cerca posible por un médico o
paramédico idóneamente entrenado. Las lesiones anatomopatológicas de los pacientes
ahogados se relacionan en forma directa con la duración del período de asfixia y de allí la
importancia de la reanimación inmediata para evitar lesiones principalmente al nivel de
cerebro y corazón(6).
Los factores clave que afectan a la probabilidad de sobrevivir a una sumersión sin lesión
permanente están relacionadas como las anteriores, son la duración de la sumersión, la
temperatura del agua, la edad de la víctima (el reflejo de buceo es más activo en niños) y la
rapidez de la reanimación. La supervivencia depende más de la corrección temprana de la
hipoxemia y la acidosis (debidas a insuficiencia ventilatoria) que de la corrección del
desequilibrio electrolítico. El objetivo es prevenir el edema pulmonar y cerebral debidos a la
hipoxia. 82
Existen circunstancias del accidente por inmersión que hacen prever, hasta cierto punto, el
pronóstico.
• Mejor pronóstico
• El accidente sucede en agua fría.
• El primer movimiento respiratorio se produce entre 15 y 30 minutos: en este caso menos
del 10% de los supervivientes presentan alteraciones neurológicas.; entre los 60 y 120
minutos o más tarde, del 50 al 80% de los supervivientes tendrán secuelas neurológicas.
• Reanimación cardiopulmonar por persona entrenada.
• Pupilas isocóricas y reactivas.
• pH > 7,2
• Temperatura central menor de 34ºC.
• Recuperación rápida de la conciencia.
• Presión intracraneal normal.
• Estabilidad hemodinámica.
• No hay signos de aspiración.
• Peor pronóstico.
• Sumersión prolongada.
• Retardo en las maniobras de RCP.
• Asistolia a la llegada la hospital.
• Puntuación baja en la escala de Glasgow.
• Dilatación pupilar fija.
• Requerimiento de maniobras de reanimación de más de 25 minutos.
• Convulsiones.
• Primer movimiento respiratorio entre 60 y 120 minutos.
• PH < de 7,1
10. Prevención
La prevención de la circunstancias que llevan a este devastador accidente debería tomarse
como una política de salud pública, una prioridad de la profesión médica y un compromiso
de la comunidad en general.
En un estudio reciente realizado entre miembros de la Academia Americana de Pediatría se
evidenció la falta de entrenamiento y compromiso en la solución de esta delicada
problemática
A las autoridades encargadas de la seguridad que debe observarse en las playas y otros
balnearios se les recomienda
• Implementar un servicio articulado de seguridad acuática con personal debidamente
entrenado, integrado a la red de urgencias regional.
• Establecer un servicio de información a la comunidad sobre el grado de seguridad de los
distintos balnearios públicos.
• Colocar avisos indicativos del estado de seguridad de las playas.
• Mantener teléfonos o medios de comunicación de urgencias cerca de los cuerpos de
agua, incluyendo piscinas.
• Vigilar más estrechamente el cumplimiento de las medidas de seguridad de los sitios de
baño, públicos y privados, tales como la construcción de barreras afectivas que eviten el
acceso de los niños a los cuerpos de agua.
• Tener presente que toda zanja puede convertirse en un depósito de agua potencial sitio
de accidente por inmersión, lo cual obliga a construir barreras de protección a su
alrededor.
• Promover la realización de cursos de reanimación cardiopulmonar para adultos y de
supervivencia en el agua para niños en las escuelas públicas.
Las recomendaciones básicas para los padres incluyen
• Supervisar estrechamente a todos los niños mientras se encuentran en o cerca del agua.
Mantenerlos siempre en su campo visual. No olvidar que los accidentes suelen ocurrir
durante cortos períodos de no vigilancia.
• No confiar a los niños mayores al cuidado de los más pequeños.
• No delegar en los implementos de flotación ni las clases de natación la protección de los
niños.
• No permitir el baño de niños en áreas donde no hay salvavidas.
• Preguntar al salvavidas sobre las condiciones de seguridad de la playa antes de permitir
a los niños entrar en el agua.
• Respetar todos los signos y símbolos de seguridad de la playa.
• Establecer barreras efectivas entre los niños y los cuerpos de agua.
• Si un niño está perdido, buscarlo inmediatamente en el cuerpo de agua más cercano. Un
niño puede ahogarse en cualquier depósito de agua.
• Procurar que los padres o adultos responsables realicen un entrenamiento en
reanimación cardiopulmonar si habitan, frecuentan o laboran en sitios que cuentan con
piscinas u otros cuerpos de agua. Recordar que una reanimación inmediata en el sitio
del accidente es un factor de buen pronóstico para la supervivencia y recuperación.
A la población en genera
• No se debe ingerir una comida copiosa antes de una zambullida, ya que aumenta el
riesgo de vómitos, aspiración y obstrucción de la vía aérea.
• El consumo de alcohol es un factor de riesgo principal de ahogamiento en adolescentes y
adultos, por lo que se debe evitar.
• Los niños siempre deben estar vigilados en playas, piscinas y lagos.
• Todos los nadadores deben estar acompañados de otro nadador experto o nadar
únicamente en áreas vigiladas.
• Se recomienda usar dispositivos salvavidas en todas las embarcaciones para todas las
personas y es obligatorio para niños pequeños y personas que no saben nadar, que
deben usarlos también cuando están jugando cerca del agua.
• Se debe enseñar a nadar a los niños tan pronto como sea posible, y los niños mayores de
12 años y adultos deben conocer los principios de la reanimación.
• Todas las piscinas deben estar valladas adecuadamente (altura de 1,2 m).
• Los lactantes, los niños, las personas debilitadas y los ancianos no deben permanecer
solos en las bañeras.
• Cuando se nada o se navega, las personas con antecedentes de epilepsia u otra
enfermedad deben ponerlo en conocimiento de los acompañantes y deben recibir
información sobre las precauciones apropiadas.
11. Conclusión
La aspiración de líquido y de partículas de materia puede producir neumonitis química, que
lesiona las células del revestimiento alveolar, y puede alterar la secreción alveolar de
surfactante, produciendo atelectasias dispersas. La perfusión de las zonas no ventiladas del
pulmón produce una derivación de sangre intrapulmonar, que empeora la hipoxemia. Al
aspirar más líquido, aumenta la pérdida de surfactante y empeoran las atelectasias y la
hipoxemia. El aumento de las áreas de atelectasia puede producir unos pulmones no
distensibles e insuficiencia respiratoria . Puede aparecer acidosis respiratoria con
hipercapnia, así como una acidosis metabólica por la hipoxia tisular. La hipoxia alveolar y
tisular puede provocar un edema pulmonar y cerebral. Se cree que el edema pulmonar por
sumersión es el resultado directo de la hipoxia alveolar, de forma similar al edema
pulmonar de altura, ya que no es de origen cardiogénico. Pueden coexistir el edema y las
atelectasias pulmonares.
La asfixia es el primer determinante de la mortalidad tanto temprana como tardía. Por
tanto, el primer objetivo en la resucitación es corregir la hipoxemia y establecer la
circulación ya en el lugar del accidente.
Es preciso establecer respiración asistida, con aporte de oxígeno; se instaurará una
perfusión de soluciones bicarbonatadas
que combatirán la acidosis y permitirán mantener la función renal. Deben vigilarse los
riesgos de hiperpotasemia, de trastornos de la coagulación, de arritmia supraventricular y
de fibrilación ventricular. Se prevendrán las posibles infecciones respiratorias tardías.
Los factores clave que afectan a la probabilidad de sobrevivir a una sumersión sin lesión
permanente son la duración de la sumersión, la temperatura del agua, la edad de la víctima
(el reflejo de buceo es más activo en niños) y la rapidez de la reanimación. La supervivencia
depende más de la corrección temprana de la hipoxemia y la acidosis (debidas a
insuficiencia ventilatoria) que de la corrección del desequilibrio electrolítico. El objetivo es
prevenir el edema pulmonar y cerebral debidos a la hipoxia.
Se debe hospitalizar a todas las víctimas. La reanimación debe continuar durante el
transporte, con independencia del estado del paciente, porque se puede producir una lesión
pulmonar con hipoxia varias horas después de la sumersión. El estado alerta de la
conciencia no es sinónimo de recuperación.
En una discusión realizada, al material bibliográfico consultados, en ninguna hay evidencia
certera de que la administración de diuréticos, corticoides o antibióticos en los pacientes
con casi-ahogamiento sea útil en su tratamiento o para la prevención de complicaciones,
considerándose en cambio, por consenso, que su uso puede ser perjudicial. A pesar de ello,
en los casos revisados, un importante porcentaje fue tratado con este tipo de fármacos, lo
que demuestra desinformación en cuanto a las recomendaciones más comúnmente
aceptadas y aquí referenciadas. El abordaje terapéutico y el diligenciamiento de las
historias clínicas no fueron homogéneos ni acordes con lo establecido en la literatura
mundial, por lo que recomendamos el desarrollo de protocolos de atención clínica basados
en los conocimientos actuales de la patología.
Sólo puede darse de alta a un preahogado y/o ahogado tras la normalización y
estabilización de los electrólitos, junto a las funciones cardíaca, respiratoria y renal.
Asimismo, debe tenerse la seguridad de que no quedan secuelas neurológicas, centrales o
periféricas, debidas a la gran sensibilidad de las neuronas frente a la hipoxia.
12. Bibliografía Especial
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1999, Merck & Co., Inc.10ª edición en español: Copyright, 1999 Ediciones Harcourt, S.A.
División Iberoaméricana Harcourt Internacional.
83. Manuel A. Fuentes Pérez y Flores Vizcaya Moreno. Ahogados, Obstrucción de la vía
aérea: Maniobra de Heimlich. PRIMEROS AUXILIOS. Bloque II: Emergencias. Publicación
de: Semana Salud Última actualización: 11 de agosto de 1997.
http://semanasalud.ua.es/web2/bloque21.htm
84. Manuel A. Fuentes Pérez y Flores Vizcaya Moreno. Reanimación Cardio-Pulmonar
(R.C.P.) PRIMEROS AUXILIOS. Bloque II: Emergencias. Publicación de: Semana Salud
Última actualización: 11 de agosto de 1997.
http://semanasalud.ua.es/web2/bloque22.htm
85. G.T.Náutica. AHOGADOS. Primeros auxilios SEGUNDA PARTE: EMERGENCIAS.
http://www.gtnautica.com.ar/emergencias/ahogados.htm
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http://www.aunmas.com/auxilios/ahogados.html
87. UNInet. Ahogamiento y cuasi-ahogamiento. Capítulo 9.6. Principio de urgencias,
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PARO RESPIRATORIO. Patrulla VostoK, Tropa Polo Sur. 1998.
http://www.geocities.com/Yosemite/9268/ Autor: vostok1[arroba]hotmail.com. grupo:
vostokmex[arroba]geocites.com
89. Federico Avellaneda. Paro Respiratorio.
http://www.geocities.com/Area51/Hollow/6137/rcp.htm
90. Dra. Clara Luxoro. REANIMACION CARDIOPULMONAR BÁSICA EN ADULTOS.
Servicio Anestesiología HUAP. Santiago, Chile
http://www.geocities.com/HotSprings/7783/anestesia.htm
91. Grupo INTIYACO - Club Náutico Río Tercero de Caza y Pesca EMERGENCIAS
RESPIRATORIAS.
http://www.aca.org.ar/interes/varios/auxilios/aca12.htm
92. PRIMEROS AUXILIOS. PARA VERIFICAR QUE EL PACIENTE RESPIRA.
http://www.w3.org/TR/REC-html40
93. Dr.InfoWeb. Primeros Auxilios.
http://www.geocities.com/HotSprings/Spa/7976/

Autor:
Tommy A. Velásquez
tavg_tavg[arroba]yahoo.com
Estudiante de la Escuela de Medicina
Miembro Activo de la Brigada de Rescate Barcelona
Barcelona- Edo. Anzoátegui- Venezuela
Partes: 1, 2

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Cuando tras una inmersión sobreviene la muerte, hablamos de ahogamiento. Se debe a un déficit
(hipoxia) o incluso ausencia de oxígeno (anoxia), ya sea por la aspiración de agua y tal vez otras
sustancias por la vía aérea (ahogamiento húmedo), o, más raramente, por la obstrucción de la vía
aérea por un espasmo de la laringe desencadenado por una reacción de pánico y tal vez otros estímulos
(ahogamiento seco).
Cuando se sobrevive tras una inmersión, con o sin aspiración de agua y/o otras materias, hablamos de
preahogamiento.
Es diferente el caso de la hidrocución, que es una muerte súbita al entrar en contacto con el agua o al
cabo de un cierto tiempo, y que se atribuye a un supuesto “shock termodiferencial”.
Aunque un pequeño porcentaje de ahogados son suicidios u homicidios, la gran mayoría son accidentes.
La población de riesgo, compuesta fundamentalmente por jóvenes, es muy elevada, sobre todo en
verano, debido a la gran afluencia a las playas y al aumento en el número de practicantes de deportes
subacuáticos.
Las caídas accidentales, la disminución en la capacidad de nadar por enfermedad, cansancio o
intoxicación alcohólica, y la falta de preparación o de equipos adecuados para el buceo son otros
factores responsables.
Por otra parte, cualquier causa de lipotimia o síncope, intranscendente en tierra, puede ser responsable
de un ahogamiento en un bañista o buceador. Además, cualquier causa de muerte súbita en tierra,
puede ocurrir también al bañarse.
El ahogamiento es la causa más frecuente de muerte en buceadores, y una de las 3 causas más
importantes de muerte accidental, afectando con preferencia a varones menores de 25 años.
Se puede esperar que sobrevivan el 90% de los que llegan vivos al hospital, pero si llegan en coma o en
parada cardiorrespiratoria la mortalidad es elevada, y el porcentaje de secuelas en los que sobreviven es
alto.
Por ello, casi siempre habrá que efectuar maniobras de reanimación respiratoria o cardiorrespiratoria de
forma inmediata en el lugar del accidente.
NO SE DEBE PERDER EL TIEMPO TRATANDO DE DRENAR AGUA DE LOS PULMONES.
La supervivencia de un preahogado dependerá en gran medida de la eficacia de las medidas de
reanimación aplicadas en el lugar del accidente.
Además, la hipotermia (disminución de la temperatura corporal) que generalmente se produce – en
función de la temperatura del agua y de la duración de la inmersión -, puede ejercer un efecto
relativamente protector ante la hipoxia (por disminución del metabolismo celular, lo que reduce las
necesidades energéticas y de oxígeno, sobre todo a nivel cerebral), por lo que en todos los ahogados
hay que intentar maniobras de reanimación.
Ante la posibilidad de que el ahogamiento se haya debido a una situación traumática (golpearse tras
resbalar sobre las rocas, golpear la cabeza contra la arena o las rocas del fondo ...), habrá que
sospechar una posible lesión de columna cervical, movilizar con cuidado al accidentado, y colocarle un
collarín cervical en cuanto sea posible.
En todos los casos se llevará al accidentado al hospital, y durante el traslado es aconsejable administrar
oxígeno a elevada concentración, incluso en pacientes conscientes y sin problemas respiratorios
aparentes.
ACCIDENTES HIPERBÁRICOS.
Se deben a los efectos del aumento de la presión ambiental sobre el organismo humano. El cuerpo
humano está sometido a una presión de 1 atmósfera a nivel del mar. Dado que el agua es prácticamente
incompresible, la presión del agua contra el cuerpo de un buceador aumenta directamente con la
profundidad. Aproximadamente una columna de agua de 10 metros ejerce la presión de 1 atmósfera.
El organismo humano está principalmente compuesto por agua y es por lo tanto prácticamente
incompresible, pero existen cavidades ocupadas por aire que sí son compresibles. Así, un volumen
pulmonar de 6 litros a nivel del mar, a 30 metros de profundidad se reduciría a 1,5 litros, con las
consecuencias que esta reducción de volumen y la alteración de la composición del aire que contiene
tendrá sobre el organismo.
Durante el ascenso se debe expulsar gran cantidad del aire inspirado ya que éste aumenta de volumen,
y de no ser así se producirían graves lesiones a nivel pulmonar. Un volumen de 5 litros a 20 metros de
profundidad se convertirían en 15 litros en la superficie, cantidad imposible de albergar en los pulmones
produciéndose una sobreexpansión pulmonar que determina la rotura de las pare- des alveolares y
capilares y la inyección de aire en el tejido celular subcutáneo, en el mediastino, en la cavidad pleural y
en los vasos, originando así la aparición de neumotórax, enfisemas mediastínico y subcutáneo y
embolias aéreas.
El ascenso debe ser gradual, lento, dando tiempo a que se expulse volumen de aire y a que se
estabilicen los cambios en la mezcla de aire y en la bioquímica de la sangre.
Al igual que se comprime el aire en el aumento de presión, se comprimen las sustancias inertes en él
como el oxígeno y el nitrógeno, que de alcanzar ciertas presiones se convertirían en tóxicos para el
organismo humano. Los efectos que producen estos gases son muy variados y van desde un simple
dolor muscular o articular hasta grandes alteraciones a nivel cardíaco o nervioso (temblores, mareos,
euforia, inconsciencia...) que pueden llegar en ocasiones a causar la muerte.
Ante un buceador con patología por mala descompresión, hay que tratar de llegar a la cámara de
descompresión más cercana.
MEDIDAS A TOMAR
○ Mantener acostado al paciente en decúbito supino. Si estuviera inconsciente, colocarlo
en decúbito lateral izquierdo.
○ Retirar las ropas húmedas y los trajes de goma que opriman, y se le mantendrá
abrigado para evitar que pierda calor.
○ Controlar constantemente el estado cardiorrespiratorio, para detectar obstrucción de
vías respiratorias, paro cardíaco, paro respiratorio o shock, teniendo en cuenta que
pueden presentarse todas estas anomalías al mismo tiempo, ya que el paciente puede
tener también graves heridas internas.
○ Durante el transporte debe mantenerse al paciente respirando oxígeno siempre que
sea posible.
○ Asegurar en todo momento, que el paciente está adecuadamente hidratado.
Administrarle agua por vía oral si está consciente y lo tolera.
○ Si el paciente es trasladado en helicóptero u otro medio aéreo despresurizado, se debe
volar lo más bajo posible, preferentemente amenos de 300 metros. De ser posible
recomienda siempre utilizar un medio aéreo presurizado a una atmósfera.
○ Contactar a la mayor brevedad posible con la cámara hiperbárica para que ésta sea
preparada y el personal médico cualificado permanezca en espera.

La asfixia por sumersión es el efecto de la aspiración de agua y constituye un


cuadro clínico sumamente grave.

Epidemiología

· Se considera la segunda causa más frecuente de muerte accidental en niños, tras


los accidentes automovilísticos.

· Entre el 40 y el 50% de los casos ocurren en niños entre 0 y 4 años, siendo más
frecuentes en niños de 1 y 2 años de edad.

· Los que tienen lugar fuera del domicilio familiar, son más frecuentes en varones,
en proporción de 3 a 1.

Fisiopatología

Inmersión en agua dulce: puede provocar una excesiva absorción de agua a


través de los pulmones, con hemodilución, hipervolemia, hemólisis e Hipercalemia.
La muerte se instala por fibrilación ventricular debido a la hiponatremia y a la
disminución de la tensión de oxígeno.

Inmersión en agua salada: en la aspiración de agua salada en cambio, se


produce un desplazamiento de agua de la sangre a los pulmones, lo que da lugar a
edema pulmonar, con hemoconcentración, hipernatremia y hiperpotasemia.

Las consecuencias de la inmersión en los distintos órganos, son:

1. Pulmón.

La consecuencia inmediata es la producción de hipoxia, hipercapnia y acidosis


mixta.

El lavado del surfactante, da lugar a la aparición de atelectasias, desequilibrio de la


ventilación/perfusión y disminución de la distensibilidad pulmonar. Dicho factor,
más la rotura de células alveolares, dan lugar a la aparición edema pulmonar.
Cuando las atelectasias y el edema pulmonar se producen gradualmente, aparece
el llamado ahogamiento secundario.

La aspiración de cuerpos extraños presentes en el agua o del contenido gástrico,


añade nuevos obstáculos a la ventilación.

2. Cerebro.

El daño cerebral se produce, en primer lugar por la hipoxia, y en segundo lugar, por
el daño cerebral que se instaura tras la reanimación. De hecho, se sabe que las
neuronas pueden sobrevivir al daño cerebral primario, muriendo secundariamente a
la hipertensión intracraneal.

La presencia de hipotermia por inmersión en agua muy fria, puede mejorar el


pronóstico, ya que el metabolismo cerebral, puede ser un 30% del normal cuando
la temperatura corporal alcanza 25º C.

3. Corazón.

Pueden aparecer arritmias ventriculares y parada cardíaca, secundarias a la


hipoxia, la acidosis y los trastornos electrolíticos.

4. Sangre.

Pueden ocurrir trastornos de la coagulación secundario a sepsis y a hemólisis, con


liberación de tromboplastina.

5. Riñón.

La afectación renal suele ser consecuencia de hipoperfusión tubular. Se puede


presentar I.R.A. que se resuelve en tres días, en el 80% de los casos.

Conducta ante un Accidente por Inmersión

Clasificación para el manejo de pacientes con ahogamiento incompleto

Estadio I: Historia de semiahogamiento sin signos de dificultad respiratoria, con Rx


de tórax normal y gases arteriales normales.

Conducta: Observar por 24 horas, exámenes de laboratorio: Hb y Hto. Electrolitos


séricos y uroanálisis.

Estadio II: Signos leves de dificultad respiratoria, Rx de tórax normal, cambios de


PO2 con FiO2 aumentado.
Conducta: Aumentar la FiO2 a 80%, soporte miocárdico, furosemida a 2 mg/kg,
antibióticos, restricción de líquidos y monitoreo contínuo incluyendo PVC.

Estadio III: Dificultad respiratoria moderada a severa, Rx de tórax anormal con


infiltrado pulmonar, PAO2 < 60 mmHg

Conducta: Ingresar a UCI y darle apoyo ventilatorio

Lo esencial consiste en iniciar la reanimación en el mismo sitio del accidente,


mediante la respiración artificial con el método más sencillo de boca a boca.

La misma se debe iniciar, si la duración de la inmersión ha sido inferior a 1 hora,


sobre todo si se trata de agua fría. La proporción de supervivientes disminuye
rápidamente en agua tibia, a menos que la víctima se extraiga del agua en el plazo
de 4 a 6 minutos

La atención del ahogado comprende una serie de medidas, que deben ser puestas
en práctica de inmediato y en forma coordinada.

Durante el traslado.

Es necesaria la administración de 02, lo más rápidamente posible y continuar las


medidas de reanimación durante el traslado del paciente al hospital.

Durante el traslado se debe iniciar la perfusión de glucosa al 5% I.V.

Todos los pacientes que hayan sufrido inmersión durante más de un minuto o
hayan requerido maniobras de reanimación, deben ser trasladados a un hospital y
observados, durante al menos 24 horas.

Antes de abandonar el lugar del accidente, se debe intentar determinar lo


siguiente:

1. Duración de la sumersión.

2. Estimar la temperatura del agua.

3. Estimar si el agua estaba limpia.

En el hospital.

Si el paciente no ha precisado reanimación cardiopulmonar, en el Servicio de


Urgencias, han de realizarse anamnesis y examen físico completos, evaluando el
nivel de conciencia según la escala de Glasgow, así como determinar: urea,
creatinina, electrolitos, hemoglobina, gasometría y radiografía de tórax.

Se debe volver a valorar al paciente, a las 24 horas, antes de darle de alta.


Si el paciente ha precisado reanimación o llega al Servicio de Urgencias, con
disminución del nivel de conciencia, debe ingresarse en la U.C.I.

Signos Pronósticos.

A la hora de valorar la actitud a tomar ante un enfermo que ingresa en la U.C.I.


tras sufrir asfixia por inmersión, hay que tener en cuenta los siguientes signos
pronósticos:

Edad: peor pronóstico si £ 3 años.

Lugar de la sumersión: mayor riesgo en agua dulce que salada.

Temperatura del agua: mejor pronóstico en agua fria.

Duración de la inmersión: normalmente desconocida; estimable por el método del "


paréntesis" (tiempo transcurrido desde la última vez que se vió al niño.) Mal
pronóstico si > 5 minutos.

Tiempo transcurrido hasta el primer esfuerzo respiratorio espontáneo: entre 15 y


30 minutos tras el rescate, menos del 10% tienen retraso mental y tetraplejía
espástica. Más de 60 minutos, el 60-80% presentan secuelas neurológicas graves.

Si se realizó reanimación cardiopulmonar antes de 10 minutos y si fue por personal


entrenado: un 30% de posibles complicaciones, se evitan con reanimación
cardiopulmonar adecuada en el lugar del accidente.

Puntuación de la escala de Glasgow: si £ 5, tiene un 80% de mortalidad o secuelas


neurológicas graves. Si ³ 6, grupo de bajo riesgo, no estando indicadas medidas
severas contra el edema cerebral.

Pupilas midriáticas y arreactivas al ingreso: fallecen y el 16% de los supervivientes


quedan con daño cerebral severo.

pH arterial: normalmente no se realiza antes de 1 a 3 horas tras el rescate; si <


7,00, signo de mal pronóstico.

PaO2: si < 60 mmHg. respirando aire ambiental, signo de mal pronóstico.

Medición de P.I.C.: buen método para predecir supervivencia o muerte, pero no se


relaciona cerebral residual.

Prevención

Es la clave para disminuir el número de muertes y secuelas neurológicas:

Programas de educación a la comunidad para alertar a los adultos sobre la


magnitud del problema.
Supervisión adecuada de lactantes y niños pequeños en piscinas y bañeras.

Vallas efectivas que impidan el paso de niños a piscinas, pozos y zonas de


excavación.

Enseñar técnicas de reanimación cardiopulmonar a propietarios de piscinas.

Dar lecciones de natación a los niños, obligatorias a partir de una edad


determinada. A los lactantes, enseñarles, al menos a flotar en el agua.

Educar a la comunidad del peligro que supone la asociación del baño y la ingesta de
alcohol.

Hacer uso adecuado de chalecos salvavidas en las embarcaciones de recreo

Los ahogados mueren por:

Asfixia inmediata debida a la prolongada inmersión.

Alteraciones metabólicas que origina la aspiración de agua dulce o salada.

Neumonías subsiguientes. Después de las 24 horas del episodio de ahogamiento, el


pronóstico de supervivencia, con recuperación completa es excelente y es probable
que el único problema residual sean las infecciones.

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461
Introduccion el agua:

El agua (del latín aqua) es un compuesto formado por dos átomos de hidrógeno y
uno de oxígeno (H2O). El término agua se aplica en el lenguaje corriente
únicamente al estado líquido de este compuesto, mientras que se asigna el término
hielo a su estado sólido y el término vapor de agua a su estado gaseoso.

El agua es una sustancia química esencial para la supervivencia de todas la formas


conocidas de la vida.

Cómo rescatar a una persona que se está


ahogando y está consciente de ello

Imagínate bañandote en el sol, en la playa o relajado en la piscina. De repente, vez


a alguien batallando para permanecer flotando sobre el agua. Está chapoteando, y
no pueden nadar con seguridad. Esa persona está ahogándose. Esto puede pasar
en cualquiera lugar en cualquira tiempo. Ahora ¿que hacer?

Pasos
Conoce las características de la víctima que se está ahogando. Una víctima que se
está ahogando y está consciente y batallando por su vida, tiene las características
siguientes:

No pueden pedir para ayuda.

Agita los brazos con movimentos violentos.

Se encuentra vertical en le agua.


Tiene el cuerpo bajo en la agua con la boca apenas sobre la superficie.

Si es posible, pide ayuda Si eres la única persona presente, continúa con el rescate
de la víctima. Si hay mas gente presente, solicita ayuda y hazles notar la situatción
presentada. También pueden ayudar a rescatar a la víctima.

Si hay disponible, consige un dispositivo de flotación. Esto permite que la víctima se


sostenga en algo cuando lo alcancen. El dispositivo de flotación mas corriente, se
llama un tubo de rescate, presente a menudo en las piscinas y playas públicas; es
utilizado por los salvavidas.
Comienza el rescate Entra al agua y acércate a la víctima. La manera más segura
para evitar una reacción violenta de la víctima, es acercarse por detrás. La única
preocupación de una víctima que se ahoga y es conciente de ello, es consiguir el
aire. En su desesperación por conseguir aire te puede asir fuertemente, llevándote
bajo la superficie, lo que traería como resultado, dos víctimas.
Pon tus brazos debajo los brazos de la víctima. Cuando estes detrás de la víctima,
pon tus brazos debajo las axilas de la víctima. Dobla los brazos hacia atrás y
sosténlo firmemente. Si estás usando un dispositivo de flotación, colócalo a través
de tu pecho, entre tu y la víctima.
Calma a la víctima. Cuando estés llevando a la víctima hacia la playa o el borde de
la piscina, calma a la vícitma preguntándole, "¿estás bien?", o diciéndole "ya estás
seguro."

Supervisa el estado físico general de la víctima. Cuando llegues a la playa o al


borde la de piscina, asegúrate que la víctima esté bien, antes de retirarte. Una
víctima que se ahoga, puede necesitar ayuda médica

ConsejosEs preferible si existen salvavidas en la playa y/o piscina, ayudar


avisando al salvavidas, en vez de realizar el rescate uno mismo.

Otra forma es acercandole un objeto para que se pueda agarrar:


Advertencia¨Nunca intente realizar un rescate de una vícitma que se está
ahogando y está conciente de ello, si no sabe cómo hacerlo. Es preferible que las
maniobras de rescate lo haga un nadador experto, ya que ello es muy peligroso; la
víctima puede reaccionar al sentir a otra persona, instintivamente y sin raciocinio,
pudiendo terminar las labores de rescate con dos víctimas.

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