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5.

No te resguardes en la omisión

La ética profesional tiene mucho que ver con el cumplimiento de la ley, acatar
el código laboral y cumplir las normas de convivencia de las empresas.

En derecho existe una norma que establece: «el desconocimiento de las


normas no exime en ningún momento, al infractor de las leyes». Es importante
estudiar las normas y reglamentaciones vigentes, además de actualizarnos día
a día.

La ética profesional nos ayuda a evitar las excusas más comunes para justificar
fallos o actitudes negativas. Si desconocemos algo preguntemos o busquemos
la asesoría de personas expertas, que nos ayuden a evitar problemas o errores
graves.

6. Ser coherente en tu forma de pensar, decir y actuar

La mejor forma de desarrollar una gran ética laboral es ser coherente en la


forma de pensar, decir y actuar. La coherencia es un valor que nos permite
pensar en una determinada forma, hablar de acuerdo a esos pensamientos, y
actuar siguiendo las palabras e ideas expresadas.

Hoy en día muchas personas practican la doble moral. Existen políticos que
hablan de honestidad y transparencia, pero luego caen en la corrupción.
Presidentes que hablan de paz y reconciliación, pero aprueban guerras
absurdas; y empleados que hablan de eficiencia laboral, pero no entregan su
mejor esfuerzo.

La ética profesional nos brinda la oportunidad de analizar nuestras actitudes,


para desarrollar hábitos positivos que mejoren nuestra vida laboral y
profesional.

7. No defraudar la confianza que alguien ha depositado en ti.

La ética profesional nos permite desarrollar valores importantes para nuestro


crecimiento personal como: la discreción, la responsabilidad, la puntualidad y la
honestidad.
Existen secretos e información sensitiva de la empresa que deben mantenerse
en reserva. Los dueños de empresas y gerentes le entregan mucha
importancia a la confidencialidad de sus colaboradores; desvelar una
información sensitiva sin autorización, es abuso de confianza.

Para desarrollar una ética profesional adecuada es necesario ganarse la


confianza de los propietarios, administradores, clientes y compañeros con un
comportamiento ejemplar, que demuestre respeto, colaboración, empatía,
transparencia y honestidad total.

8. Respetar las opiniones ajenas, aunque no las compartas.

La ética profesional se desarrolla en mejor forma mediante el empleo del valor


de la tolerancia. Ser tolerantes significa respetar las opiniones, creencias o
hábitos de las demás personas, aunque no estemos de acuerdo con todo esto.

Los compañeros o jefes laborales algunas veces pueden realizar comentarios


que pueden estar «fuera de lugar», pero resulta aconsejable no contender; si
no restarle importancia a las expresiones que no sean de nuestro agrado.

Es importante practicar la «humildad» para no parecer que lo sabemos todo, o


para corregir o deslucir el razonamiento de otra persona. Cuando le decimos a
un compañero, cliente o propietario que se ha equivocado abiertamente,
estamos despertando su resentimiento; y herimos su orgullo y amor propio.

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