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IDEA BOOKS, S.A.

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Título de la colección
ATLAS TEMÁTICOS

Texto e ilustración
© 1996 IDEA BOOKS, S.A.

Redacción / A. Padilla Bolívar. Licenciado en


Filosofía y Letras

Ilustraciones/Carlos Catalán Bolufer

Fotografías / S.E.F (Tormo) y SALMER


(Barcelona)

Diseño de la cubierta / Lluís Llacló Teixidó

Printed in Spain by
Emegé, Industria Gráfica, Barcelona

EDICIÓN 1997
P R Ó L O G O

El m aravilloso m undo que condensa en s í la jo ven cie n cia


arqueológica cuenta, a medida que transcurren los años, con
m ayor nú m ero d e sim p a tiz a n te s, g ra c ia s, en p a rte, a las
numerosas obras de divulgación que acerca de ella se publican.
Este p ú b lic o , á vidam ente interesado p o r adentrarse en los
problemas que esta ciencia presenta, exige la aparición de obras
q u e, con s ó lid o s c im ie n to s c ie n tífic o s , expon ga n clara y
llanamente los mencionados problemas y las anécdotas que han
suscitado y que hacen más amena nuestra ciencia.
El descubrim iento de la Cueva de Altamira p or M arcelino de
Sautuola fue el primer paso para futuras investigaciones, llevadas
a cabo por Bosch Cimpera, Pericot y Almagro y posteriormente
por Maluquer, Ripoll, Tarradell, Palol, Beltrán, etc. La historia de
su investigación, repleta de errores, afirm aciones sin base e
hipótesis de trabajo, pero también de innegables verdades, es de
un interés enorme y capaz de entusiasmar a cualquier lector.
Pero si la historia de la Arqueología es realmente uno de los más
a p a sio n a n te s c a p ítu lo s de la h isto ria de la c ie n c ia , más
interesantes deben ser todavía, para todo profesional de la misma
o aficionado a ella, el estudio y la comprensión de los intereses a
los que sirve la Arqueología y de los medios con que cuenta, sus
métodos de excavación, estudio y cronología.
Esta obra no c o n s titu y e un tra b a jo m ás de d iv u lg a c ió n
arqueológica, elaborado con fines periodísticos para introducir al
p ro fa n o en e l ca m p o d e la A r q u e o lo g ía . Es un lib ro
con cienzudam ente escrito, con la am bición de procurar
concreto y claro manual de los métodos y grandes hallazgos
arqueológicos y de la prehistoria y arqueología de algunas áreas
geográficas concretas.
H acem os votos, p u es, para que esta obra, co n tanto am or
concebida por su autor, consiga la aceptación que deseamos y le
auguramos.

M iq u e l L l o n g u e r a s y C a m p a ñ a
Arqueólogo del Instituto de Prehistoria y Arqueología de la
Diputación de Barcelona

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La arqueología

GENERALIDADES madas colecciones particulares? Los museos


deben ser —y hoy lo son— archivo de docu­
Definición mentos de historia del hombre.
Etimológicamente, Arqueología (del griego
archaios, antiguo, y logos, tratado) equivale a Arqueología y otras ciencias
«tratado de lo antiguo». Escuetamente, noso­ Diferencias y concomitancias
tros consideraremos la Arqueología como «la Para algunos especialistas. Prehistoria y Ar­
técnica científica que trata de aprehender el queología son términos afines, ya que la pri­
pasado de la Humanidad a través de sus ves­ mera rehace también el pasado, planteándo­
tigios materiales». Su método puramente se científicamente los mismos problemas que
científico, se limitará, pues, a registrar, com­ la Historia y utilizando los métodos de la Ar­
probar y comparar cuidadosamente los ha­ queología. Insisten los más en una diferen­
llazgos antes de emitir cualquier arriesgada ciación «cualitativa» entre esas ciencias pu­
hipótesis. ramente históricas —de campo de acción
mucho más limitado que las arqueológicas y
Objeto que se han ocupado, preferentemente, de
De una manera primaria lo es el suelo, la tie­ unas determinadas clases sociales (las privile­
rra que pisaron y habitaron nuestros antepa­ giadas) y de las civilizaciones que influyeron
sados. Objeto formal son los antes citados decisivamente en el posterior desarrollo de la
monumentos y documentos, vestigios de un Humanidad— y las arqueológicas. Y es que
remoto pasado del cual suelen faltar testimo­ la piqueta del excavador mide por el mismo
nios escritos. rasero personajes y personajillos, el suntuoso
palacio del soberano y la humilde choza de
tapial del campesino.
La capacidad de conservación de los mate­ Está también muy extendida la asimilación
riales impondrá a dichos vestigios una limita­ entre Historia del Arte y Arqueología. Obser­
ción temporal, límite en el cual siempre de­ vemos, no obstante, que la primera suele
sempeña un papel decisivo el factor climáti­ centrar su atención en los gustos estéticos de
co. Considerada desde un punto de vista cro­ una época determinada, pues ve el pasado
nológico se hablará de Arqueología prehistó­ desde un ángulo «ideal», artístico, mientras
rica e histórica, frontera marcada por la com­ que la Arqueología —verdadera disciplina
pulsación —o no compulsación— de datos científica— estudia las obras de arte objetiva­
escritos; también podríamos atenernos a sim­ mente, como si fueran unos documentos
ples razones geográficas y hablar de Arqueo­ más. Lo que sí admiten algunos es una dife­
logía local, nacional, etc. renciación, dentro del campus arqueológico,
entre una Arqueología «material» (Monu­
Fuentes mentos), y otra «literaria» (Documentos), pe­
Todos aquellos hallazgos que puedan servir al se a que ciertos hallazgos (las monedas) par­
investigador como punto de partida y base de ticipen de ambos conceptos. Así, los prime­
referencia para esclarecer los suyos propios. ros capítulos de este Atlas de A rqueología se
Sin embargo, hasta hace poco tiempo, dichas centran en un somero vistazo a la técnica ar­
fuentes no eran dignas de crédito absoluto. queológica y a la arquitectura, escultura y
Piénsese que si una excavación es «como un pintura prehistórico-preclásicas, pues no que­
libro que una vez leído por su descubridor no remos invadir en demasía el recinto de la
puede jamás volver a ser hojeado por ningún Historia del Arte, sin olvidar peones tan vita­
lector posterior», ¿cómo confiar en unos li­ les como la Numismática, la Escritura, etc.
bros, destruidos y saqueados casi siempre por Todo ello encaminado a relacionar monu­
esos primeros lectores, que, además de inex­ mentos —artes industriales y documentos—
pertos, usaban técnicas de excavación rudi­ y testimonios, pues todos contribuirán, en su
mentarias e inadecuadas y no solían recons­ medida, a desentrañar ese pasado de la Hu­
truir todo el yacimiento ni publicar memoria manidad, objeto de creciente estudio y razón
alguna sobre lo hallado? ¿Qué garantías podí­ de ser de esta joven técnica científica que es
an ofrecernos los museos oficiales o las lla­ la Arqueología.

ATLAS DE ARQUEOLOGÍA
G e n e r a lid a d e s

LA ARQ U EO LO G ÍA
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La arqueología

TÉCNICA ARQUEOLÓGICA de los yacimientos arqueológicos, de los des­


La pregunta elemental que muchos lectores niveles del suelo (túmulos), diferencias de ve­
quizá se hayan planteado podría ser ésta: getación (que suelen ocultar antiguos fosos y
¿cómo se buscan — y encuentran— los yaci­ muros), etc. Floras adecuadas para la obser­
mientos arqueológicos? Con el profesor Mar­ vación aérea: muy de mañana o al caer la
tín Almagro, he aquí resumidas las cuestio­ tarde.
nes básicas que debe plantearse todo aquel
que se enfrenta ya por vez primera con un Prospección submarina
yacimiento: a) fijar su situación y extensión; Interesantísimos tesoros aportó en este cam­
b) hacer un plan de trabajo tras las catas con­ po de la prospección arqueológica la sumer­
venientes de exploración; atenerse a exca­ gida ciudad etrusca de Spina. Muy mejoradas
var poco a poco sólo una zona, dejando últimamente las técnicas de inmersión, el
siempre un testigo suficiente para posteriores fondo del mar Mediterráneo — Mahdia, Mar­
investigaciones; d)ordenar, reconstruir,
sella, clasi­
San Bou— ofrece día tras día una rica
ficar y procurar la conservación de los mate­ cosecha de vestigios arqueológicos.
riales; e) estudiarlos científicamente y publi­
car el resultado de este estudio. Y si es posi­ MÉTODOS GEOFÍSICOS
ble, redactar éste de manera amena. Diversas técnicas para la extracción de car­
bón y de petróleo — tal el método de «sonda-
LA PROSPECCIÓN je acústico»— se han aplicado igualmente
Tras advertir que la práctica junto a un buen con éxito en el campo de la Arqueología.
maestro es la única manera de formar arque­ Más eficaces que esos métodos que registran
ólogos, recordemos la máxima, no por repe­ las anomalías magnético-gravitatorias son ¡os
tida menos veraz, «encontrar un yacimiento que registran las eléctricas (como el llamado
es fácil; hallar un buen yacimiento es dificilí­ método de «planos de resistencia de Atkin-
simo». Recordamos a nuestros lectores ansio­ son»). El principio fundamental por el que se
sos de excavar que lo primero que debe ha­ rige señala que «la resistencia eléctrica del
cerse al descubrir un yacimiento arqueológi­ suelo es inversamente proporcional a su con­
co es comunicarlo a las autoridades compe­ ductividad». El agua y las sales minerales ha­
tentes para evitar el peligro de depredarlo. cen que la capa del suelo conduzca la elec­
tricidad mejor que las piedras enterradas; és­
MÉTODOS ACTIVOS DE PROSPECCIÓN tas — como los fosos— guardan mejor la hu­
Pese a sus inconvenientes, es aún clásica la medad. Una adecuada medición eléctrica
sonda — si hay una cavidad se suele introdu­ de! suelo nos detectará los lugares donde hay
cir una pequeña cám ara fotográfica con restos de edificaciones antiguas, posibles ya­
flash— , especie de barra de hierro puntiagu­ cimientos arqueológicos en potencia.
da que se hunde en el suelo y permite «tante­
ar» por ejemplo, el curso de un muro. Peli­ Pedología
groso por la posibilidad de destruir los vi­ A! hacer sondajes pedológicos — destinados
drios y cerámicas que se toquen en el rastri­ a calcular la fertilidad de un suelo y su com­
llaje; son más prácticos, científicos y moder­ posición— se nota que esta composición es
nos otros métodos, como el de la fotografía distinta en los sitios que atesoran restos de
aérea, que exponemos a continuación. edificación y que los suelos suelen aparecer
más revueltos. En Holanda, al tiempo que se
Fotografía aérea levantó el mapa pedológico del país, se hizo
Perfecciona la observación directa de indi­ otro que señalaba las diferentes zonas de po­
cios difíciles de discernir. Preferentemente blación prehistórica.
usado en Siria por el P. Poidebard — «a
ojo»— y en Inglaterra — durante la pasada Análisis químico del suelo
guerra, la RAF, como la descubrió Los escombros y detritus de las zonas de an­
y fotografió diversos yacimientos prehistóri­ tigua población «mineralizan» en mayor pro­
cos en la A p u lia durante sus «ratos de porción su suelo que el de las tierras aleda­
ocio»— . Gracias a este método, usado en la ñas. Dichas sustancias orgánicas descom­
prospección arqueológica, se halló el limes puestas, y las dosis de fosfatación, han per­
romano de Numidia. Sus fotos «a vista de pá­ mitido hallar yacimientos que pasaron inad­
jaro» permiten levantar inmejorables planos vertidos al emplear métodos diferentes.

ATLAS DE A R Q U E O LO G ÍA
8
Técnica
arqueológica

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En los terrenos cubiertos de vegetación, el distinto crecimiento de ésta puede delatar la existencia de restos arqueológicos más o
menos superficiales. Los muros o restos de murallas son causa de que.la vegetación que crece por encima de ciíos sea poco de­
sarrollada, debido a la escasez de la capa húmica.

s í.

En cambio, sobre las antiguas oquedades, trincheras y tosos, la vegetación es más exuberante que en el resto del campo, debido
al mayor grosor de la capa húmica. Es decir, la vegetación invierte el relieve.

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

EXCAVACIÓN EXAMEN ESTRA TIG RÁ FICO


Es importantísimo para poder apreciar — en
La misión del arqueólogo será la de buscar y lugares antes ya habitados— una sucesión
hallar los datos que el suelo atesore, y regis­ exacta de diversas etapas de habitación, que
trarlos después. a veces incluyen cam bios cu ltu rales y su
cronología relativa. En un corte de terreno
EXAMEN M O R F O L Ó G IC O con restos de habitación se encuentran casi
En definición de De Laet, esta tarea «consiste siem pre infinidad de capas superpuestas,
en buscar, reconocer y conservar los vestigios unas de origen humano — por ejemplo, un
del pasado que han resistido el embate del pavimento— , otras de origen natural — tal
tiempo bajo una forma tangible, y anotar las una capa aluvial procedente de una inunda­
huellas de lo que no existe ya bajo esta forma ción — . Si el lugar ha sido sucesivam ente
y está reducido al aspecto fugaz de una deco­ habitado y abandonado varias veces, la ta­
loración (o coloración) del suelo». Si los ma­ rea de discernir los estratos es dificilísim a.
teriales empleados por nuestros antepasados Además, en el caso de un único período de
en la formación del yacimiento no ofrecen di­ ocupación, se pueden también haber forma­
ficultades para ser exhumados, basta con lim­ do varios estratos superpuestos, de espesor e
piar los muros y recoger los objetos que se importancia variables. Naturalmente, las di­
encuentren, anotando su posición exacta para ficultades se acrecientan en el primero de
una posterior datación. Si los fundamentos es­ los casos. Las directrices a seguir entonces
tán hechos con materiales deleznables — los serán: a) tratar de precisar y distinguir clara­
oppida galos de piedra y tierra— , la excava­ mente las diferentes capas superpuestas y
ción será dificultosa, y más aún su interpreta­ sus contactos; b) retirar un estrato después
ción. Paradójicamente, no es éste el caso de de otro; c) establecer de manera precisa las
los palafitos (los suizos, por ejemplo), cuya relaciones existentes entre las construccio­
inundación y planos pudieron establecerse nes y elementos estructurales hallados y los
gracias a la situación exacta de sus pilotes. Si­ diferentes niveles; d) anotar con precisión
tuación, e incluso gestos, pudieron ser re­ de qué estrato procede cada fragmento u
construidos — tal el dramático lance de la objeto encontrado. Es de todo punto nece­
mujer napolitana que, en su desesperada hui­ sario que sobre el terreno de excavación los
da, se tapó la cara con sus ropas para prote­ perfiles y superficies estén bien limpios con
gerse de los lapilli y lava vesubianos— gracias objeto de que las capas diferentes y el suelo
al rellenado con yeso de las cavidades deja­ nos revelen con facilidad los restos que ate­
das por los cuerpos. Otro método, el de la ce­ soran. Cuando, de arriba abajo, el rellano
ra, permitió a Woolley reconstruir la lira ha­ no presenta clara discontinuidad, se utiliza
llada en las tumbas reales de Ur, de la que no el principio llamado de estratigrafía artifi­
se encontró la montura, sino sus adornos me­ cial,, es decir, se levantan capas regulares
tálicos. La «técnica del cepillado» es muy re­ horizontales sin hacer caso de las irregulari­
comendable para los terrenos arenosos que dades que presente la vieja superficie del
conservan bien la huella de construcciones suelo. Tendremos así dividido el yacimiento
en madera (manchas). Pára ello se procurará en capas de igual espesor, en las cuales el
retirar cuidadosamente la tierra, de manera orden de superposición corresponde al or­
que la superficie esté siempre plana. Se verán den cronológico real, mas sin que sean ne­
así aparecer las manchas fuertemente colore­ cesariamente de igual duración. Vemos, por
adas frente al color natural del suelo. Para es­ tanto, que la estratigrafía artificial sólo pue­
tudiar mejor dichas decoloraciones del suelo de emplearse en aquellos yacimientos cuya
— amén de los elementos estructurales de sedimentación es muy homogénea y no pre­
tumbas y túmulos— se utiliza el método lla­ senta planos de exfo liació n n aturales. Si
mado «de los cuadrantes». Consiste esencial­ esas sedimentaciones son irregulares y alter­
mente en combinar los resultados del examen nadas con arenas, arcillas, etc., se buscará
m orfológico y del estratigráfico . El G rid- la estratigrafía natural, siguiendo, en cuanto
method de Mortimer — que también los com­ sea posible, las irregularidades naturales de
bina— consiste en cuadricular regularmente los depósitos. En tal caso, cada capa es con­
la superficie a excavar; los cuadrados van se­ siderada como poseedora de individualidad
parados por pequeños muros transversales propia, debiéndose reconstruir en el labora­
que se dejan intactos mientras se va rebajan­ torio su historia con los datos que se obtu­
do el nivel de las cuadrículas. vieron sobre el terreno.

ATLAS DE ARQUEOLOGÍA
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Excauación

Est rat igrafía a rti f i c i a I. Estratigrafía natural.

[ W li

Estratigrafía rom an a en E m p úries.

LA ARQUEOLOGIA
11 w w w .F ree L ibro s.m e
La arqueología

ANOTACIÓN DE DOCUMENTOS TIPOLOGÍA

Para paliar las destrucciones que se llevan Con el paso del tiempo, un mismo tipo de ob­
a cabo en toda excavación, el arqueólogo jetos suele variar de forma; las culturas — co­
precisa anotar m inuciosam ente todos los mo la moda, como el hombre mismo— evo­
documentos y objetos hallados, y ello por lucionan. Si llegáramos a conocer la técnica
medio del dibujo (levantamiento topográfi­ usada en las distintas épocas por los hombres,
co, planos, etcétera); la fotografía; los es­ tendríamos resuelto el problema de tal evolu­
critos (diario de excavaciones, catálogo de ción. Y ello, a pesar de que el llamado méto­
hallazgos, etc.)- A veces se emplea también do tipológico —en el cual un utensilio se en­
— caso de hallazgos pétreos con inscripcio­ cuadra en el lugar correspondiente de su serie
nes— Lina especie de papel de calco, susti­ y del marco evolutivo general— tiene tam­
tuido hoy por un producto a base de látex, bién sus fallos, porque ¿cómo explicar, por
que, a pin celad as, se extiende sobre las ejemplo, en el tiempo, la «degeneración» de
inscripciones o relieves y que, al endure­ monedas casi perfectas en la época griega e
cerse, forma una delgada lám ina de cau­ irreconocibles en sus copias de los tiempos
cho enrollable. medievales? Al estudiar ese ciclo evolutivo,
bueno será atenerse no sólo a los instrumen­
Publicación de informes de excavación tos fabricados por el hombre, sino también —
Los informes deben contener, cuando menos: para ayudar a su exacta señalización en el es­
a) una historia de la investigación; b) señali­ pacio y en el tiempo— a sus creencias, mo­
zaciones con la situación topográfica precisa dos de subsistencia, etc. La tipología se acre­
de los lugares excavados; c) una breve des­ cienta, se revaloriza, al tratar de lo que llama­
cripción del método seguido en la investiga­ mos hallazgos s, lo que permite hacer
o
d
cera
ción; c!)descripción breve, pero completísi­comprobaciones y establecer relaciones y sin­
ma, de los restos hallados, su estratigrafía, cronismos entre objetos. Así, por ejemplo, si
profundidad a que se hallaban, medidas de un arma determinada aparece siempre acom­
los documentos y objetos arqueológicos, etc. pañada de un tipo de fíbula — y la evolución
e) la datación de dichos objetos por el inves­ de la serie— , en otro grupo de armas idénti­
tigador. cas evolucionadas aparecerá también otro ti­
Todo ello debe completarse con una ilustra­ po de fíbula evolucionada. La aplicación de
ción detallada — una imagen vale por mil pa­ este método permitió establecer en Europa la
labras— en la que no deben faltar, en ningún cronología relativa a la Edad de los Metales.
caso, los planos y perfiles del yacimiento, fo­
tos, dibujos lo más exactos y precisos posible ESTRATIGRAFÍA
sobre los objetos hallados.
En las capas de un yacimiento, las más anti­
Conservación de documentos arqueológicos guas forman la base; las más recientes, la su­
Debemos procurar dejar «testigos» adecua­ perficie. Ello permite establecer la cronología
dos de nuestro trabajo — niveles e incluso ya­ relativa de esas capas y de los vestigios en ellas
cimientos, como en el caso de los túmulos encontrados, valiendo especialmente para la
de Holanda— que sirvan para que, en el fu­ estratigrafía horizontal y vertical (en pared).
turo, hombres más capacitados o con más
medios que aquellos de que dispusimos pue­ Examen del medio prehistórico
dan exhumar lo que para nosotros resultó im­
posible. La interpenetración — ya señalada— que
existe en la Arqueología entre Ciencia y Hu­
La datación: cronología relativa manidades hace que el arqueólogo se sirva
La Arqueología — ciencia joven— se encuen­ eficazmente de la Geología y de la Paleonto­
tra con que su cronología está muchas veces logía, por ejemplo, para establecer cronologí­
a merced de un gran descubrimiento, del úl­ as. Así, la Palinología (ciencia que estudia la
timo, del que va a tener efecto no se sabe evolución floral por el análisis del polen) ha
cuándo. De ahí que se trate de encadenar el permitido al arqueólogo — si conoce sufi­
orden de las c iv iliz a c io n e s , prestándoles cientemente la flora de la región— fechar,
siempre, eso sí, una cronología relativa que por ejemplo, un túmulo que no contenía res­
tiene que basarse en estos elementos primor­ tos funerarios ni ajuar, tras analizar el humus
diales. del enterramiento.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
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Hnotación de docum entos
arqueológicos

Tipo Sanerbrunn
Bronce B1 (Reinecke)
11500-1400 a.C.)

Tipo Boiu
Bronce B2 (Reinecke)
(1400-1300 a.C.) •

Siglo II d. C.

Tipo Montelius
Bronce D iReinecke)

£3 ?
(1300-1400 a.C.)

Evolución de lo espada de lengüeta de lo Época


del Bronce en Centro Europa.

Evolución tipológica de las fíbulas de la última Edad del Hierro en Centro Europa.

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

ÁREAS DE DISPERSIÓN Métodos astronómicos


¿A qué se debieron las periódicas variaciones
Si fijamos en un mapa los puntos en los que climáticas antes vistas? La respuesta parece
se halló un mismo tipo de cerámica, podrá sencilla: a fenómenos astronómicos simple­
establecerse fácilmente el área de dispersión mente.
de esa determinada clase de cerámica. Por Bien por el desplazamiento de los polos —
extensión podremos establecer la cultura de motivado, según Blanchard, por la atracción
una región en una época determinada. que ejercen la Luna y el Sol en combinación
con el movimiento rotatorio de la Tierra— ,
Sincronismos bien por mil causas más com plejas, tal la
Sabida, y fijada ya, la cronología relativa de oblicuidad de la eclíptica, la excentricidad
las distintas culturas de una región, habría de la órbita terrestre, etc. A ello se deben bá­
que determinar sus relaciones con las cultu­ sicamente la variación e intensidad de las ra­
ras vecinas, su mutua interinfluencia. Utiliza­ diaciones solares. Según la tesis de Milanko-
remos para ello los sincronismos, fenómenos vich, objeto hoy de muchas críticas, las gla­
naturales y contemporáneos de ambas cultu­ ciaciones corresponderían a períodos en los
ras. que la intensidad de las radiaciones solares
es débil en verano y fuerte en invierno. Estas
LA DATACIÓN: CRONOLOGÍA ABSOLUTA dataciones se vieron confirmadas por méto­
dos sedimentológicos.
Datación de yacimientos prehistóricos
Si los recursos de la Arqueología son insufi­ Método del radiocarbono
cientes para fechar tales objetos y documen­ He aquí los principios elementales del méto­
tos, no es de extrañar que se eche mano de do llamado también del «Carbono catorce»
otros métodos puramente científicos, Geolo­ (C14). El núcleo del carbón ordinario (C12) —
gía, Astronomía, Física Nuclear, etc. He aquí que no es radiactivo— está constituido por 6
resumidos los principios básicos de algunos protones y 6 neutrones. Una variante suya —
de tales métodos. el carbono de masa 14, que entra en la com­
posición de la materia viviente— , sí que lo es
Dendrocronología (de ahí el nombre de radiocarbono). Su pro­
Recibe este nombre la ciencia que estudia y porción en la constitución de la materia orgá­
analiza los círculos de crecimiento de los ár­ nica permanece constante. Y ello por una ra­
boles. Como es lógico, sólo serán posibles ta­ zón muy simple: la parte de radiocarbono
les comprobaciones en las regiones secas o que normalmente pierden los seres vivos —
en los bosques bien conservados. seres que respiran, es decir, que intercambian
Al cortar transversal mente el tronco de un ár­ carbono con el aire— la compensan absor­
bol se notan unos anillos, cada uno de ellos biendo nuevos átomos de C14 existentes en
correspondiente a un año de vida. La compo­ las capas superiores de la atmósfera. Al morir,
sición celular — contando con las condicio­ en el ser dejan de producirse tales cambios, y
nes climatológicas— permite diferenciarlos el C14 que entraba en su composición se de­
claramente, ya que su espesor se ve afectado sintegra, no se renueva. Sin embargo, ha po­
por la intensidad de las radiaciones solares. dido probarse que la mitad de una cantidad
Al observar esto, Douglas estudió las varia­ cualquiera de C14 se convierte en C12 o car­
ciones climáticas del pasado, estableciendo bono o rd in a rio cada 5 .6 0 0 años
así curvas de oscilación de una región deter­ aproximadamente. Al final de un nuevo perío­
minada, desde millares de años ha... al con­ do de la misma duración no queda más que
tar con árboles — tal la secoya— que alcan­ un cuarto de carbono; al final de un tercer pe­
zan milenios de antigüedad. ríodo — unos 16.800 años— la cantidad de
carbono es un octavo, etc. Midiendo el grado
Análisis de las arcillas estratificadas (varvas) de radiactividad de cualquier materia orgánica
hallada en una excavación se puede así deter­
Los estratos arcillosos sedimentados anual­ minar su edad. La datación por este método
mente en las costas bálticas reciben el nom­ ha sido objeto de críticas por parte de diversos
bre de varves o varvas, y son discernibles los arqueólogos — Almagro entre ellos— , mas su
de cada año según las condiciones climáticas bordad pareció confirmada al fechar con bas­
ambientales y conforme a la alternancia de tante aproximación restos hallados en pirámi­
arcillas negras y claras. des cuya data se conocía por otros conductos.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
14
Hreas
de dispersión

La se cu e n cia de los a n illo s del tro nco i d e term in ará la de los dem ás.

... ......

Fragm ento de la c u rv a de irra d ia ció n so lar (un m illó n de años)

LA A R Q U E O L O G IA
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La arqueología

PREHISTORIA Además de los Australopite — los datos


más comunes señalan sus viviendas entre el
Vamos a referirnos principalmente a las téc­ Terciario y el Cuaternario— existen, poste­
nicas, culturas y áreas de dispersión prehistó­ riormente, el Pitencantropo (java) y el Sinán­
ricas — ciñéndonos en especial al ámbito tropo (Pekín). Estos antepasados nuestros de­
mediterráneo occidental— y a los restos que bieron de aparecer en las zonas tropicales
de las actividades de nuestros antepasados (África probablemente) hace casi un millón
poseemos. Arquitectura, escultura, pintura y de años, y extenderse después por regiones
artes industriales son, así, revisadas somera­ de la Eurasia de clima parecido. Fueron gen­
mente tras exponer, en primer lugar, lo que la tes cazadoras de las que no se conservan res­
Arqueología nos ha confirmado. tos artísticos ni funerarios. Según las innova­
ciones industriales esta era ha sido dividida
MÉTODO tecnológicam ente en: Protolítico,
lliense, Clactoniense,Acheulense (con varias
Emplearemos el tecnológico. Los utensilios subdivisiones) y Levalloisomusteriense.
de piedra se labran por percusión y por puli­
mentación. Paleolítico Medio
Hay evolución en el tipo físico del hombre y
Percusión en la técnica por él empleada. El Hombre
Golpeando la piedra se sacaban esquirlas, y de Neanderthal es un «honrado artesano»
era perfilada después mediante sucesivos re­ que prefiere útiles monofaciales y puntiagu­
toques. dos.

Pulimentación Paleolítico Superior


La piedra era primero desbastada y después Aparece el Hom o sapiens. ¿Fecha? Hace
pulida por fricción. unos 40.000 años aproximadamente nuestro
antepasado «directo» es ya un «tecnócrata»
CLASIFICACIÓN que ama la elegancia — la instrumental, se
entiende— y los viajes (difusión por el norte
Una clasificación arqueológica válida para de Europa, islas del SE asiático y Oceania).
Occidente podría ser: Tanto, que aprovecha el bajo nivel de las
aguas, cruza el estrecho de Bering y penetra
EDAD DE LA PIEDRA en A m érica. Al refugiarse en cuevas para
a) Paleolítico. guarecerse del frío ambiente, el Homo sa­
Edad de la piedra exclusivamente tallada. piens de esta época nos deja abundante do­
1) Inferior(bifaciales y lascas). cumentación «gráfica» (Altamira, Lascaux).
2) M edio (lascas, hojas). Tecnológica y genéricamente en Europa dis­
4) Superior (hojas y lascas). tinguimos el Auriñaciense (hojas obtenidas
b) Mesolítico. por golpes secos y retocadas después, espá­
Edad intermedia. tulas de hueso, puntas con base hendida, ras­
c) Neolítico. padores, buriles), Solutrense (se impone el re­
Edad de ía piedra pulimentada. toque a presión) y Magdaleniense (con típi­
cos buriles en pico de loro).
EDAD DE LOS METALES
d) Edad del Bronce. MESOLÍTICO
e) Edad del Hierro.
Las condiciones climáticas varían. Las técni­
PALEOLÍTICO cas — de aquí el nombre de — ca­
Paleolítico Inferior balgan entre las formas paleolíticas anteriores
Los Arcantropinosson los homínidos más pri­ y las neolíticas posteriores. Tecnológicamen­
mitivos. Conocen ya el fuego y la piedra ta­ te podemos mencionar en Europa: Aziliense
llada. El Zinjantropos, el «casi hombre» más (raspadores redondos, arpones de asta cortos
antiguo de quien se tiene noticia, vivió hace y planos, guijarros pintados que recuerdan
aproximadamente 1.750.000 años. Sus datos las churungas de O ceania); Tardenoisiense
fueron verificados por el Dr. Leakey en Oldu- (microlitos) y Campiñiense (local y con facies
vai (Tanzania). picudas).

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
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Preh isto ria

Cráneo de Homo neandertalensis (Musteriense) Cráneo de Homo sapiens,


Magnon (Solulíense).

Cráneo de Homo sapiens, fósil. Raza de Hacha paleolíica de caza.


GrímaJdi.

Mecanismo de la talla por percusión.

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La arqueología

NEOLÍTICO civilización. Así, se inician las artes industria­


les o aplicadas (cerám ica, textil, mueble),
El hombre, al convertirse de recolector en aparece la escultura y se fundan ciudades y
agricultor, se hace sedentario y superpuebla los primeros imperios. Los metales son bus­
las regiones de clima y suelos privilegiados. cados en las más lejanas tierras: hay una ruta
En estas tierras nacerán las primeras concen­ mediterránea que va a Inglaterra y otra que
traciones urbanas. Las primeras regiones en une Italia a Suecia a través del paso del Bren-
que existe esta dependencia entre hombre y nero, con ramificaciones a la misma Inglate­
suelo serán las del llamado «Creciente Fértil» rra y a Creta. Comerciantes y guerreros ex­
(Mesopotamia y parte del Asia anterior). Se tienden así el uso de los metales a las comar­
inicia también la domesticación de animales, cas vecinas al Asia Anterior (Grecia, Asia Me­
la industria textil, la cerámica y la construc­ nor). Destaquemos estos círculos culturales:
ción de instrumentos de laboreo. el de las nuraghe corsas, el germánico — po­
ca cerámica, mucha metalurgia y algunas fí­
Culturas europeas bulas, broches o prendedores para vestidos o
En la Europa central y septentrional pueden cabellos— , el ¡lirio (sin ornato), los campos
mencionarse las culturas nórdicas de los con- de urnas (brazaletes, fíbulas y cerámica abu-
cheros (Kjoekkenm oeddings). Hay tipos de llonada, acanalada y agrafitada), el la
cerámicas muy diferenciados: la nórdica; la cultura de la Europa oriental, etc.
de peines; la de M ichelberg;la de bandas del
D a n u b i o ,y la de q
s uizás Hierro
a
erd
cu en contacto
con la cerámica campaniforme española. En Europa se distinguen dos períodos:

Difusión de la agricultura Cultura de Hallstatt


Africa Su campo de acción se extendía desde la lla­
Los cultivos cerealísticos aparecen en su zo­ nura húngara a la península Ibérica hacia el
na occidental hacia el cuarto milenio. La zo­ año 1000 a. C. Son características sus peque­
na central se sedentariza gracias al cultivo de ñas espadas con antena, lanzas de puntas lar­
ciertos tubérculos (ñames), permaneciendo la gas y estrechas, sepulturas en túmulo, urnas y
oriental con economía cazadora hasta épo­ joyas como las fíbulas, o «imperdibles» de
cas recientes. arcos a veces serpenteantes, con o sin resor­
te.
Asia
Las técnicas agrícolas del trigo son llevadas a Cultura de La Téne
la región occidental a través del Irán, ponién­ Abarca el Occidente europeo hacia el año
dose allí en contacto con la de cultivos tan 500 a. C. La espada, sin antena, suele ser de
genéricos como el mijo (N de la China) y el un solo corte, a veces ondulado (falcata espa­
arroz (SE asiático). ñola). Hay puñales con representaciones hu­
manas. Las armas y los objetos de adorno
América (torques o collares, fíbulas espléndidas) se
Probablemente tuvo desarrollo autónomo. Sus encuentran tan frecuentemente como los de
cultivos rudimentarios básicos son el maíz y uso doméstico (azadas, molinos giratorios,
la cebada — México y Perú, hacia el 3000 a. llaves, dados) y la cerámica, a torno ya. Po­
C .—, plantas netamente indígenas. demos señalar como centros culturales im­
portantes el de Vilanova, el germano (urnas
EDAD DE LOS METALES cefalomorfas, oicoformes y bicórneas), el ¡li­
Bronce rio (influido por el Oriente), el celta —que
H acia el año 3000 a. C. com ienza a ser penetró en Inglaterra desde el Asia Menor
abandonada en Europa la piedra, pronto sus­ con una cerámica incisa, de forma de bote­
tituida por los metales. Ello supone un gran lla, y distintas clases de fíbulas— y, finalmen­
paso en la evolución y progreso de nuestra te, las culturas de la Europa oriental.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
18
Neolítico

Collar del Hierro I!. (Museo VercelIi.)

Urna cineraria del Bronce. (Museo de Estocolmo).

Puntas de lanza del Hierro. Menhires en Carnac (Bretaña).

Agricul- f^| Cazado- IjSS Primeros


□ lores E j res Imperios

El mundo hacia el año 3000 a. C.

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

ARQUITECTURA Asia anterior


Su arquitectura se diferencia de la egipcia
La arquitectura, en el sentido estricto de la por emplear básicamente adobe y sustituir el
palabra — arte, técnica, cánones, euritmia, dintel y la techumbre adintelada por el arco y
etc.— , comienza a ser reglamentada y cono­ la bóveda. El monumento representativo será
cida primeramente en Egipto. aquí el palacio, que servirá de modelo a Ro­
ma y Bizancio. Diferenciaremos cronológica­
Egipto mente tres graneles etapas.
La arquitectura, adintelada, se caracteriza por
su monumentalidad e inmóvilismo, su senti­ Tiempos predinásticos (5000-3000 antes de
do religioso-funerario y unas desmesuradas C.). — Proceden de ellos los restos de vivien­
ansias de eternidad, exaltando y perpetuando das circulares hallados en Tepe Gawra, Kha-
el nombre del soberano a quien la obra va fadsji, etc.
dedicada.
Tiempos dinásticos (3000-1700 antes de C.). —
Cronológicamente suele diferenciarse en la Son los de las viviendas con espacios centrales y
arqueología egipcia un Paleolítico (hallazgos rectangulares y los llamados templos-torres
de Abbasieh, oasis de Kharga, Sebil) coinci­ gurats) de Uruk y Tell el-Obeid. Todos los ele­
dente, en líneas generales, con el europeo; mentos arquitectónicos están perfectamente de­
un Neolítico riquísimo (yacimientos de Deir lineados en el bien conservado templo lunar de
Tasa, El Fayum, Bani el-Salama — con el pri­ Urnammu. Como el país era rico — la economía
mer tipo ele construcción en adobe y de mercantil e industrial se impuso a la agraria— ,
planta oval, que se remonta al año 5000 an­ los adobes primitivos se sustituyeron por los ca­
tes de C .— , Badari y Nagada), Neolítico, en racterísticos ladrillos plano-convexos, amura­
el cual se registran influencias del norte de llándose las ciudades. En tiempos de Hammura-
Africa y de Palestina y Siria, que después pa­ bi la vivienda posee patio central, orientándose
sarán al Occidente europeo. La etapa prime­ hacia el Sur la habitación principa!.
ra sería la Época de las Pirámides (hasta el
2100 a. C.). — A ella pertenece la edificación Período de los pueblos. — Tiene lugar la inva­
escalonada Saqqara, construida en tiempos sión de pueblos indoeuropeos. Los kasitas eri­
del faraón Zoser, de la dinastía III. Posterior­ gen santuarios de formas alargadas. Los hurri-
mente se construyen las pirámides «clásicas» tas (Sendschirli, Tell el-Halaf) construyen ca­
(Keops, Ket'rén, Micerinos) sas-hogares con vestíbulo en su parte más an­
cha. Los asidos usan la piedra para cimentar y
Imperio Medio e Hicsos (hasta el 1600 a. C.). el mármol para decorar, sin que abandonen
— Se pierde el gusto por lo fastuoso y monu­ por ello el uso del adobe y el ladrillo como
mental, empleándose casi exclusivamente la­ sus predecesores, de quienes imitan los carac­
drillo en las construcciones (minas del pobla­ teres arquitectónicos (pirámides escalonadas y
do de Kahun, templo fúnebre de Mentuhotep zigurats, éstos con rampa interior). Sus vastos
II en Der el-Bahari, tumbas de Beni Hassan). palacios se adornan con relieves bélicos y ci­
negéticos de un asombroso tecnicismo; los to­
Imperio Nuevo y Bajo Imperio. (Hasta el 712 ros alados (lamassu) flanquean sus portalones.
a. C.). — Época de espléndida madurez, con Militaristas más que religiosos, el leitmotiv de
el templo de Karnak, hem ispeos — montes la arquitectura asiría es el palacio, y no los
«tallados» como pirámides—- de Der el-Ba- templos y tumbas, que son propios de Egipto.
hari y tumbas del Valle de los Reyes. Ameno- Estas características son perceptibles en los pa­
fís III hará construir el templo de Lu xo r— con lacios de las últimas dinastías sargónidas (720-
sus «Colosos de Memnón»— y su hijo Ame- 612 a. C.). Dur-Sarrukin y Khorsabad muestran
nofis IV, el dilatado de Tell el-Amarna. Gran el amplio uso que los asidos hicieron de la bó­
constructor será también Ramsés II, quien lle­ veda y los ladrillos esmaltados. Parecidas di­
nó el suelo egipcio de restauraciones y nue­ rectrices seguirá la arquitectura en tiempos de
vas construcciones (Abu Simbel). La etapa fi­ Nabucodonosor y sus neobabilonios («Jardi­
nal etíope-saíta recogerá la influencia de las nes Colgantes» bíblicos) e igualmente durante
épocas anteriores y del mundo griego. la dominación persa.

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20
Hrquitectura

Capitel en el palacio de Artajerjes (Susa) Ruinas sumerjas junto al Eúfrates (Mari)

Planta del templo de Asur.

Necrópolis de Deir el-Medineh. Relieves en el palacio de Darío (Persépolis).

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ESCULTURA das, hasta que luego se hace perceptible el


influjo helénico.
¿Tiene la escultura una motivación mágico-
religiosa o simplemente amorosa, ele fecun­ Asia anterior
dación y reproducción? Tiempos predinásticos. — Ur y Uruk: se han
encontrado figurillas en la llamada «Capa del
Egipto Diluvio».
La idea religiosa de vida ultraterrena, común
a toda la cultura egipcia, condiciona también Tiempos dinásticos. — Cronológicamente hay
su escultura, plagada de personajes, reyes o que mencionar en primer lugar las representa­
representaciones de dioses de una espirituali­ ciones halladas en Uruk, en la llamada «Tum­
zación y estatismo evidentes, que contrastan ba del Rey», necrópolis de la I dinastía en la
con el realismo enérgico, hasta brutal, de las que apareció la conocida «Cabeza de Toro»,
civilizacio n es coetáneas. Señalaremos que barbudo y en lapislázuli. En general, las repre­
los relieves representados carecen del sentido sentaciones de animales son excelentes; los
de la perspectiva: las figuras presentan la ca­ hombres suelen tener la cabeza rapada. Estas
beza de perfil y el tronco de frente. En su figuras humanas — casi nunca de tamaño na­
afán de no «morir del todo» crearon el doble tural— suelen llevar las manos cruzadas, en
o kay la momia. Paradójicamente destaca su actitud de orar, grandes ojos (de lapislázuli) y
conocimiento y amor por la Naturaleza y la orejas, con la nariz siguiendo la curva de la
fauna que la puebla, y su pasión por las for­ frente. De tiempos acadi— hacia el
mas vivientes, carnales. Distinguiremos tres antes de C.— es la llamada «Estela de Naram
épocas. Sin», en la cual se ve al soberano escalar la
montaña y luchar contra los lulubi. Esculturas
Época de las Pirámides. — Las característi­ de excelente factura son las del de La-
cas, más que artísticas, son religiosas, conser­ gash y las del mismo Gudea con sus atributos
vándose las esculturas en recintos a los que de arquitecto. De tiempos babilónicos posee­
no llega la luz solar. Los bajorrelieves se ha­ mos la conocida «Estela o Código de Hammu-
cen rebajando el fondo y dejando que sobre­ rabi», en cuya parte superior aparece el sobe­
salga la figura. De entonces datan las estatuas rano ante el dios sedente Shamash.
sedentes de Zoser, Rahotep y Kefrén; la del
«Cheik el-Beled», en madera, y el espléndido Período de los Pueblos.— Sintetizaremos el ar­
«Escriba sentado» conservado en el Louvre. te escultórico de los pueblos menos importan­
El león es el animal más frecuentemente re­ tes, o peor conocidos, mencionando los
presentado. rru o estelas en forma de canto rodado de los
kasitas; la singular «Estela de Ustashgal», ela-
Imperio Medio. — Al contrario que en el an­ mita, conservada en el Louvre; las
terior, hay en este período numerosas obras símbolo de los hurritas, amén de los cilindros-
de magnífica factura expuestas ya a la luz. sellos, relieves, esfinges, cariátides y estatuas
Así, la vigorosa de Mentuhotep sentado, la de Tell el-Halaf y la gran estatua real de Ars-
estatua en granito de Amenemhet I y la de lam Tepe (Anatolia), posible muestra de un ar­
Sesostris. Rostros y cuerpos han recobrado te escultórico intermedio entre el hitita y el
energía vital. hurrita. Más conocida es la estatuaria asiría,
con buenos ejemplares de o toros-
Imperio Nuevo y Bajo Imperio. — En un alados, la estatua de Asurnasirpal II, los mag­
principio, hay pocas diferencias entre esta níficos relieves con escenas de guerra y caza
época y la anterior: estatuas de la diosa con en Nínive, las dos estatuas de Salmanasar III y
cabeza de león Sechmet y los colosos de las «Puertas de Balawatt». De tiempos
Memnón. Se gana después en realismo, visi­ bilonicos son los relieves de Marcluk. Conti­
ble en la estatuaria de Tell el-Amarna — la nuadora en la forma de la cultura caldeoasiria,
maravillosa Nefertiti— , colosos de Ramsés, la escultura rsase mas ágil en su for­
p
o
ed
m
relieves de Séshonq y estatua en bronce de la ma y dúctil en la temática, a causa quizás de
reina Keromama. En los últimos tiempos la influencia helénica. Persiste, sin embargo, el
pe-saítas se prescinde del colosalísimo y se «amor» por los grandes monstruos, según
esculpen, en bronce, tallas un tanto alarga­ acreditan los bajorrelieves de Persépolis.

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Escultu ra

Relieves de Asurbanipal. (British Museum.)

Estatuaria de la V dinastía. (Museo del Louvre.)

Cuchara egipcia: graciosas figuras de una nadadora y un pato.

Estatuilla sumeria de hacia el 3000 a. C.

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PINTURA perderá después, al tiempo que el tema de la


Muerte — constante egipcia— es desterrado
Hombre de agudizada sensibilidad, condi­ de la pintura. Esta se hace viva y ágil, refle­
cionada además por el miedo y el amor (sen­ jando escenas callejeras y domésticas más
timientos sine qua non para el desarrollo de humanizadas. El dibujo es perfecto y las figu­
la arquitectura y la escultura), algunos trata­ ras aparecen alineadas.
distas aseguran que nuestro antepasado pin­
ta... por hambre. Las más recientes teorías — Imperio Medio. — Se introducen leves modi­
tales las de Leroi-Gourhan— aseguran que lo ficaciones al tener efecto las invasiones hic-
hace por «predeterminación sexual». Es sabi­ sas, siguiéndose las tradiciones anteriores.
do que el primordial lienzo en que nuestros Ejemplos, la tumba de Intef-lker (hacia el año
parientes lejanos plasman sus ideas pictóri­ 1950 antes de C.) y el relieve de Bersche.
cas es la roca pura. Los colores debían ser
aplicados con aglutinantes para asegurar su Imperio Nuevo y Bajo Imperio. — Es la épo­
adherencia. De las cuevas francocantábricas ca áurea de la pintura egipcia, suavizándose
(Altamira, Lascaux) a las levantinas (Cógul) las formas en la decoración de los templos.
resulta una evidente transición técnico-estilís­ Representativos al respecto son los frescos
tica: de un realismo estático a uno dinámico, del palacio de Tell el-Amarna, del siglo XIV
primero, y a la acentuada estilización, des­ antes de C ., en los cuales señalan muchos
pués. La temática suele, por el contrario, ser autores claras influencias prehelénicas. La vi­
común: animales y escenas de caza y danza da íntima del desgraciado Amenofis IV apare­
las primeras; hombres y escenas varias las se­ ce a llí despreocupadamente reflejada. En
gundas. Como la interesantísima pintura cre­ época más tardía hay que destacar los relie­
tense será estudiada en otro lugar, repasare­ ves y pinturas con escenas de guerra y caza
mos soméramente las representaciones y es­ (tumba de Tutankhamon), repitiéndose como
cuelas pictóricas preclásicas más importantes una cantilena el friso de la batalla de Kadesh,
de los principales pueblos mediterráneos. en la cual Ramsés II se impuso a los hititas.

Egipto Asia anterior


Desconocedora de la perspectiva y el claros­ Por regla general la pintura tiene aquí más
curo, y seguidora de la ley de la frontalidad, significación decorativa que pictórica propia­
la pintura egipcia — como la escultura— sue­ mente dicha, sin que por ello desdiga su cali­
le ser casi siempre secundaria, es decir, existe dad artística.
en función de la arquitectura. Incluso las es­
cenas «costumbristas» son utizadas en las Tiempos predinásticos. — De tipo decorativo
tumbas y están hechas de acuerdo con un fin son las viejas técnicas aplicadas sobre cerá­
trascendente. Su amor por la Naturaleza les mica monocroma — Tell Halaf— , como la
lleva a repetir como elemento ornamental las hallada en Samarra, con dibujos estilizados
flores de loto y papiro. Los procedimientos plenos de fantasía. Posteriormente se adopta­
técnicos empleados son el fresco (colores al rá la policromía.
agua), temple (colores a la cola) y encausto
(colores a la cera caliente). Es frecuente la re­ Tiempos dinásticos. — Son interesantes las
alización sobre estuco, obtenida por la mez­ colecciones glípticas con representaciones
cla ligada con clara de huevo. No lo era la animales, humanas, etc.
combinación de colores: el desnudo de las
estatuas masculinas se pintaba en color cas­ Período de los Pueblos. — Hay que destacar,
taño y el de las femeninas en amarillo. Cro­ dentro de la glíptica kasita, la acentuada es-
nológicamente hablando, la pintura primitiva quematización de los rostros humanos. La hu-
— sin temática, claro— aparece aplicada so­ rrita se singulariza por las frecuentes repre­
bre cerámica (Bani Salama, Badari). La pri­ sentaciones de las masas humanas dispuestas
mera pintura mural coloreada de que se tie­ en fila. Encontraremos pinturas murales pro­
nen datos ciertos se remonta al año 3300 a. piamente dichas en tiempos de los asirios
C. (Hierakónpolis). (templo de Kar-Tukulti-Ninurta, frente a As-
sur). Posteriormente — palacio de Sargón, en
Época de las Pirámides.— Se usa y abusa del Khorsabad— encontramos magníficas decora­
geometrismo. Es muy conocido el llamado ciones florales, en colores vivos y de anima­
«Friso de los Gansos» (Meidum), de tiempos les, hechas por medio de pinturas y ladrillos
de la III dinastía. El sentido inscripcional se esmaltados, formando frisos característicos.

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Pintura

Mural sumerio en Mari. (Museo del Louvre.)

Papiro tebano de Hunefer (XIX dinastía). Pinturas en la tumba de Nebamun (1400 a. C.).

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ARTES INDUSTRIALES cretomicénica: algún puñal — que debió de


ser apreciadísimo en su época— tiene la hoja
Con este término suelen designarse los me­ de hierro.
dios, objetos e instrumentos útiles y bellos.
Podemos mencionar dentro del campo de las Asia anterior
artes industriales, en el , hachas, ¿Hubo influencias recíprocas entre Mesopota-
sierras, cuchillos, puntas de flechas, lanzas, mia y Egipto? ¿Qué papel desempeñó, en tal
etc. Prácticamente casi todo el instrumental caso, la misteriosa península arábiga? De los
que poseemos de ese período está fabricado llamados Tiempos lp
áa cerámica
in
red
en sílex, cuarzo, etc., con mango frecuente­ más antigua es la neolítica de Jarno. La en­
mente cubierto con las pieles mismas de los contrada en Uruk y El-Obeid ha permitido es­
animales cazados. El hombre vive en cuevas, tablecer una estratigrafía correcta. En la zona
fabrica utensilios de piedra rudimentarios, del Turquestán se han encontrado vasijas pin­
buriles, arpones de hueso, no empleando tadas semejantes a las del Irán y Mesopota-
aún cerámica para su uso doméstico. Duran­ mia. ¿Acaso hubo continuidad entre la cultura
te el Neolítico nuestro antepasado mejora su del Indo y la del «País de Entrerríos»? En los
«nivel de vida», se sedentariza: la cerámica Tiempos D inásticos los enterramientos (El-
le es ya absolutamente precisa para encon­ Obeid) muestran el difunto flexionado, ence­
trarse más a gusto en casa. rrado en lárnax o ataúd de barro. Los objetos
de cerámica — hecha ya a torno— sólo los
Egipto emplean los menos adinerados, ya que las
Los primeros artesanos industriales son los la­ clases pudientes prefieren los de metal. Típica
pidarios, sobrepasados pronto en número por de este período es el hacha con orificio para
los ceramistas. La vidriería trata de imitar las enastarla. Los vasos suelen carecer de asa,
piedras preciosas; se practica igualmente el siendo prácticamente nulos los objetos de vi­
esmaltado sobre piedra (escarabeos). Cerámi­ drio. Su habilidad artesana es patente en la
ca típicamente egipcia es la porcelana o fa­ técnica de la incrustación de concha y lapis­
yenza. Dentro del artesanado gozaban de lázuli. De la Época de los Soberanos Anóni­
una posición envidiable los ebanistas. La co­ mos merecen destacarse las culturas de El-
sa es lógica si se piensa que ellos construían Obeid y Susa, con hachas, martillos, etc. El
los sarcófagos para las momias. Además del yacimiento de Jemdet Nasr dio una cerámica
minucioso trabajo en marfil, hueso y cuero, singular, de uno o dos colores. La decoración
los maestros egipcios dominan perfectamente varía, siendo riquísima en este aspecto la ce­
la técnica de la metalistería — muchos utensi­ rámica del estrato Nínive V. De los tiempos
lios domésticos eran de bronce— y, dentro de Mesilim y Ur I hay que destacar, refirién­
de ella, la orfebrería. El oro era utilizado en donos a hallazgos relacionados con las artes
la estatuaria religiosa. Anillos y cadenas eran industriales, las llamadas «Tumbas Reales»,
sellados con la marca de garantía, siendo in­ con puñales, cascos, hachas de una y dos ho­
distinto que dichas joyas las utilizaran los vi­ jas y tazas — de oro y terminadas en pico—
vos o los muertos. La clase económicamente muy características, que debieron de formar
débil se adornaba con trebejos de cobre y parte de los ajuares de la reina. Durante la III
plata. dinastía de Ur — hacia el año 2200 a. C.— se
Durante la llamada Época de las Pirámides se singularizan unos sellos cuyo gráfico
registra un gran avance de las artes industria­ es la «presentación» de los fieles ante el dios.
les. Lo corrobora el ajuar de Hetep-Heres, De los tiempos de Hammurabi se conservan
madre del faraón Keops, y la áurea vajilla de ricas muestras de orfebrería. Los kasitas ela­
Abukir. En el Imperio Medio se afianza el pa­ boraron porcelana y figurillas brillantes, con
pel de los joyeros. Ejemplo fehaciente es la labores sobre oro de indudable influencia
tumba de Daschur, en la que se advierte una egipcio-minoica. De tiempos hurritas se con­
clara influencia cretense. La riqueza que se servan restos de cerámica, de abigarrados co­
atesora durante la época del Imperio Nuevo lores, que trae a la memoria la de la Edad de
exulta en la ostentosa, que no de gusto refi­ los Metales. La época sargónida asíria nos ha
nado, tumba de Tutankhamon. La cerámica y legado excelentes muestras de estas artes me­
los objetos de bronce revelan la importancia nores.

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Artes
in d u stria le s

Rhyton en terracota. (Museo de


Teherán.)

Cerámica egipcia del Neolítico.

Escarabeo del Imperio Nuevo. (Museo de Turín.)

Grupo escultórico egipcio en madera (hacia el 2000 a. C ).

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La arqueología

NUMISMÁTICA moneda que sustituyó como instrumento de


cambio en las transacciones comerciales, a
La definiremos como la «ciencia que estudia los diversos productos ya mencionados. El
históricamente la moneda». Es por ello la peso determinaría, probablemente, la consti­
Numismática una ciencia con carácter pecu­ tución de la primera escala de valores com­
liar dentro del campo arqueológico, social y pleta que se creara, constituyendo su nume­
económico, pero que por ello guarda conco­ rario los lingotes menos pesados. Muy bien
mitancias con la Historia. A la Arqueología le pudieron desempeñar tal papel los labrys o
proporciona una eficaz ayuda, facilitándole hachas egeas y los cuchillos-moneda chinos.
datos cronológicos múltiples y fácilm ente Anteriores a la era cristiana son también los
conservables: la moneda es un medio de óbolos o varillas metálicas cuya unidad — la
cambio adecuadísimo que se va imponiendo dracma— equivaldría a 6 óbolos, que era el
a la vez que nuestra civilización progresa. Es, número de varillas que podía empuñarse con
además, una medida de valor común y divisi­ una sola mano.
ble, mucho más perfecta que el trueque tran- Un paso decisivo — por la comodidad y ga­
saccional. Desempeña así la moneda, en la rantía que ello supone para las transaccio­
vida de los mecanismos económicos mun­ nes— es la impresión o grabado de un sello
diales, un papel regulador inestimable. oficial que garantiza y certifica el peso fijo
del lingote. Tras un período de tiempo inde­
Historia terminado se impondría el sustituirlos por
Repasando someramente la Historia de su láminas monetales más pequeñas, general­
evolución podríamos distinguir: mente de metales preciosos y valor parejo,
hasta que se les llegara a dar la forma de
a) Épocas en que fueron utilizadas monedas discos. En principio éstos procederían de
no metálicas. — Se emplean de modo «natu­ seccionar transversalmente barras y lingotes
ral» aquellas mercancías y productos codi­ cilindricos.
ciados por el uso y el consumo. Tales pro­
ductos variarán según el estado o grado de Egipto
civilización de cada pueblo. Así, los pueblos Es muy posible que fuese el cobre -—y acaso
cazadores utilizarán productos cinegéticos, también el plomo y el hierro— en lingotes la
las pieles principalmente, tal como señala el unidad monetaria de valor, pese a que el me­
Libro de Job y los Pueblos pastores, el gana­ tal — dividido en cantidades exactas para una
do [La llíada). Es curioso a este respecto se­ más cómoda realización de las transaccio­
ñalar la asimilación — en lenguas tan distin­ nes— debió de ser pesado en cada cambio.
tas como en su raíz lo son las germanas y las Los anillos de metales preciosos no tenían
latinas— de los términos moneda y ganado curso legal en el país. La terminología nos
(vieh, pecus). Naturalmente, los pueblos agri­ habla de utens de cobre, peks áureos y talen­
cultores se valdrán de los productos de la tie­ tos (kikkar) de plata.
rra, cereales principalmente, como puede ob­
servarse en la Historia Antigua y Medieval Asia anterior
(Imperio Carolingio). La utilización de medi­ El cobre, el oro y la plata son asimismo los
das de áridos y líquidos como moneda ha metales utilizados en estas regiones; circula­
continuado incluso en nuestros días, tal el rían también en forma de lingotes. En Babilo­
aceite en Asia Menor y el cacao y su grano nia, pagar y pesar eran acciones designabas
en ciertos pueblos centroam ericanos. Los con un mismo verbo (sagal). Los lingotes solí­
pueblos típicamente artesanos y marinos em­ an tener aquí forma ovoidal o rectangular, no
plearán, igualmente, como moneda, sus pro­ anular. En Asiría se dio un importante paso
ductos comunes de más valor, y, a veces, adelante en la evolución de la moneda al
productos que nos parecen inverosímiles, ta­ crearse cheques o letras de cambio, una es­
les las conchas y dientes de cetáceo (Ocea- pecie de pequeños cuadriláteros de arcilla
nía), las telas (África), o las piedras de molino que evitaban la incomodidad de transportar
de diferentes tamaños (Islas Carolinas). lingotes pesados. Fenicia — heredera de la ta-
lasocracia cretense en el Mediterráneo— pa­
b) Épocas en que se utilizaron los metales rece ser que no utilizó moneda alguna en la
como moneda. — Los utensilios de metal y práctica de sus voluminosos intercambios co­
los lingotes constituyeron, en principio, la merciales.

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28
Numismática

Cereales Ganado frutos Moluscos

De izquierda a derecha: tipo de moneda transaccional en Asia Menor, en Esparta, en Centroamérica y en Oceanía.

Moneda-cuchillo chino en cobre (s. IV a. C.)


Siclo lidio de plata (hacia ei 500 a. C.L

Los símbolos del Ática

Dios-toro siciliano
ís. V a . C ).

Atenea en una moneda corintia (hacia Denario romano,


el 400 a. C ).

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

LA MONEDA METÁLICA blece así: 1 talento = 60 minas; 1 mina = 60


sidos.
Invención. — Sobre este tema hay opiniones
diversas. Para algunos autores, Fidón, rey de I) El griego o duodecimal, basado en la drac-
Argos, acuñó las primeras monedas de plata ma. Su escala: 1 talento = 6.000 dracmas; 1
con el tipo de la tortuga marina— en la isla mina = 100 dracmas; 1 dracma = 6 óbolos,
de Egina. Otros señalan a los lidios -—de c) El romano, mezcla de duodecimal y deci­
quienes era soberano en el siglo VI antes de mal — éste, impuesto hoy en casi todo el
Jesucristo el fabuloso Creso— como «los pri­ mundo— , de unidad variable. Su escala de
meros hombres que acuñaron monedas de valores tenía como base: 1 (libral) = 12
oro y plata». Tesis más recientes otorgan, sin onzas. Existieron, además, infinidad de pe­
embargo, tal primacía a los banqueros de la queñas monedas locales de valor condicio­
Jonia meridional — probablemente hacia el nal. Tales son los plom os egipcios,
siglo VII a. C .— , de quienes la copiarían pos­ numídicos; las de estaño romanas; los vidrios
teriormente los lidios y el rey Fidón. egipcios; las terracotas privadas griegas; los
cueros cartagineses... y castellanos, en épo­
Expansión. — Se sabe con certeza que el cas más recientes las forradas e híbridas ro­
centro de irradiación de la moneda fue la Li­ manas, más o menos fraudulentas. Poseen
dia — territorio situado en la zona central del también gran valor numismático las medallas
Asia Menor occidental— ; propagóse pronto a y medallones, las téseras o entradas para es­
las colonias griegas aledañas y, un siglo más pectáculos, etc. Las dos facies o lados de una
tarde, a toda la península griega. Vencedores moneda — grabada sobre lo que se llama flan
de los lidios, los persas copiaron en los dóri­ o cospel—> de grosor variable, son denomi­
cos este tipo de moneda, y fenicios y egip­ nadas anverso —con un signo o figura, mar­
cios imitaron posteriormente ese amonedado ca de garantía y señal de identificación— y
grecopersa. Todo el mundo mediterráneo se­ reverso o cara opuesta, en la cual suele ir la
guirá después la pauta marcada por el Asia leyenda. Son, además, elementos formales de
Menor. Así, los etruscos influirán en el tipo notar: la grafila u orla; el o campo, espa­
de moneda romana — as libralis—> en el de cio libre interior; el tipo o figura y
los pueblos costeros de Francia y España o conjunto de figuras; la leyenda o epígrafe,
(Massalia, Rhode, Emporion) e incluso en el dedicado casi siempre — rey, príncipe, dios—
de Cartago, a través de Sicilia. y con el valor, fecha y ceca donde se hizo; la
inscripción propiamente dicha, y el exergo,
Elementos. — Como dice san Isidoro en sus campo inferior sin tipos, separado del resto
«Etimologías», tres elementos son esenciales por una línea.
en la moneda: materia o metal empleado; la Las formas de las monedas — que general­
ley que señala el grado de pureza del metal, mente adoptan la de disco— han sido siem­
y la forma o figura, garantía del poder públi­ pre muy variables (pesos triangulares ameri­
co que le da valor legal como tal. canos, táleros suecos).
Los materiales corrientemente utilizados en
la Antigüedad fueron el cobre, el oro y la Seriación numismática. — Al encontrarse an­
plata, usando cada pueblo el metal del cual te uno o varios hallazgos numismáticos, la la­
poseía más reservas. No existió bimetalismo. bor del especialista, con miras a la seriación
Salvo contadas excepciones, el metal no sue­ del tesoro hallado, se deberá centrar esen­
le aparecer puro en dichas monedas. Alea­ cialmente en:
ciones frecuentes fueron el electrón u oro a) Limpiar la moneda concienzudamente.
blanco — en el que se combinaban oro, plata b) Observar sus tipos y leyendas.
y algo de cobre— , el vellón— cobre, latón y c) Determinar el metal en que se halla fabri­
plomo y algo de estaño— y el bronce —esta­ cada.
ño y cobre. d) Compulsar su forma y material con los de
otras conocidas y con la documentación revi­
Los más frecuentes sistemas seguidos han si­ sada ya por especialistas.
do: e) Tratar de precisar, en el espacio y en el
tiempo, sus características y pasar así a formu­
a) El babilónico o e
i xtendido por
g
sxa lar las deducciones pertinentes de interés ar­
casi toda el Asia. Su escala valorativa se esta­ queológico, social-económico, histórico, etc.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
30
Numismática

Dracma de Emporion (hacia el siglo

A s de Segobriga (Segorbe).

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

ESCRITURA alfabeto se verá «redondeado» en cuanto sus


vocales semíticas pasen a integrarse en el
Según algunos, la civilización comienza en griego, es decir, cuando se «helenice».
el momento en que ya se escribe.
Egipto. — Se utilizan tres sistemas de escritu­
Elementos esenciales de la escritura ra:
Son materiales (materia scriptoria) o cuerpos La jeroglífica, compuesta por figuras y repre­
físicos utilizados para escribir, y formales o fi­ sentaciones artístico-naturales. Se escribía en
guras y signos que caracterizan y clan forma a series o filas de arriba abajo — después hori­
la escritura. zontalmente— , empezando por la derecha.
Muy utilizada en inscripciones y monumen­
Los formales se subdividen en p rincipales tos, comprendía más de 3.000 figuras, en las
(ideogramas, alfabetos) y accesorios (abrevia­ que participaban caracteres ideográficos, si­
turas, signos ortográficos, nexos, monogra­ lábicos y alfabéticos. Los nombres de sobera­
mas, letras numerales). nos suelen ir en tarjetones o carteaux de es­
quinas redondeadas; los de ciudades, en
Historia otros dentados o almenados.
Posiblemente una de las motivaciones bási­ La hierática o sagrada, de trazo distinto y di­
cas que hicieron imprescindible la escritura bujos más esquematizados (la civilizació n
fuera el tipo de civilización urbana que nace parece acarrear prisa).
en el Próximo Oriente hacia el año 4000 a. La demótica o popular, menos antigua que
C. Estos ciudadanos, que tienen relaciones las anteriores y que debió de sustituir a la
de todo tipo con pueblos menos avanzados y hierática en el campo de los escritos y docu­
desarrollados, no sólo han de entenderse co­ mentos ordinarios.
mo sea con ellos, sino que, además, han de
conservar y fijar de una manera «material» e! Asia anterior. — La escritura cuneiforme —
lenguaje, las palabras que les son vitales para así llamada por sus caracteres o tipos en for­
convivir. Las «marcas», primero, y las picto­ ma de cuña impresos en tablillas de barro—
grafías — la raíz picto,en latín equivale
debióade tra­
ser común a casi todas las viejas re­
zo, pintura— , después tienen indistintamente giones asiaticomediterráneas.
valor representativo de cosas, ¡deas, palabras. Ha señalado el lingüista Cohén: «De los di­
Cada palabra había de representarse por su bujos mas bien toscos se fue pasando poco a
dibujo correspondiente. La escritura se verá poco a las combinaciones de esos rasgos que
completada de manera decisiva en cuanto llevan un pequeño triángulo en un extremo y
surja la notación de sonidos, es decir, cuando que merecen el nombre de clavos, así como
se ajuste a la lengua con su fonetismo. a la de esos otros triángulos con dos peque­
ñas prolongaciones que merecen el de cuñas
El alfabeto (cuneiformes), trazados por el hundimiento,
Aunque no se sepa con certeza absoluta dón­ más o menos profundo, de una punta de ca­
de ni cuándo nace, las más firmes conjeturas ña tallada en la arcilla, aún no cocida, de
permiten señalar su orto entre el segundo y el una tablilla material que tiene el mérito de
primer milenio antes de Jesucristo «en un lu­ poderse conservar a perpetuidad». En la es­
gar de la costa mediterránea oriental». Maes­ critura sumero-acádica se debió de emplear
tros en el arte del comercio, la navegación y un mismo signo con más de un valor, recu­
la diplomacia, debido a sus frecuentes con­ diéndose ampliamente a la sustitución psico­
tactos con pueblos de todas las latitudes, los lógica. Los sellos del valle del Indo se debie­
fenicios, a lo que se sabe, fueron los prime­ ron de emplear también en inscripciones en
ros que poseyeron un alfabeto — tablillas de épocas remotísimas, siendo conocida la es­
Ugarit de hacia el año 1500 a. C.— con le­ critura — más tardía— de la época Asoka. El
tras equivalentes a signos-sonidos, reducidas brahmi yeI kharoshti,de origen semític
en número. A la diáspora y tras adoptar las fluirán en el gupta y el tibetano. Entroncadas
singularidades estético-vocalísticas propias con ellos están las actuales lenguas nágari o
de los diversos pueblos que lo asimilan, este hincliy el tamul.

ATLAS DE A R Q U E O LO G ÍA
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Es critu ra

Escritu ra cu n e ifo rm e a s irio b a b iIó n ic a .

Firm a del faraón Pto lo m eo .

LA A R Q U E O L O G ÍA
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La arqueología

EL EGEO CRETENSE rios de la montaña han sido halladas figuri­


llas de hombre desnudo, con la carne pinta­
Los períodos cerámicos posteriores al Neolí­ da en rojo; y de mujer, con amplias faldas y
tico pueden ser divididos, con Evans, en pechos al descubierto, en blanco (Petsofá).
noico Antiguo o MA, M M edio o MM,
La cerámica, con tipos en píxide o caja, va
y M inoico Último o M U . pintada en oscuro o negro sobre fondo claro.
Ha pasado a ser típica la «cerámica de Ca-
M INOICO ANTIGUO (MA) niares», bellamente policromada — colores
blancos y naranja sobre fondo oscuro— y
Se subdivide a su vez en tres etapas. El M i­ con dibujos en zigzag, rosetas, círcu lo s,
noico Antiguo I (MA I) se desarrolló en la zo­ plantas y animales esquematizados. Técnica
na oriental de la isla. La metalurgia y la escri­ peculiar es la de la barbotina, con superficie
tura pictográfica eran ya conocidas, habién­ rugosa imitando la concha de crustáceos. El
dose hallado vasijas, «cuernos de consagra­ M inoico M edio II (MM II) ha podido ser bien
ción» y otros objetos semejantes a los halla­ estudiado en los antedichos palacios, com­
dos en Troya, cálices, labrys o dobles hachas pletados y perfeccionados tanto en su aspec­
y unas copas sin asas, parecidas a las usadas to formal — dependencias rectangulares alre­
por la I dinastía egipcia. Singularizan pictóri­ dedor de un gran patio central, pórticos con
camente este período motivos como el de la colum natas— como en el técnico — pavi­
mariposa esquematizada, los labrys y las va­ mentado, servicios, etc.— . A él pertenecen
sijas recubiertas con barniz negro brillante. los píthoi (grandiosas ánforas monopolicro-
Durante el M inoico Antiguo II (MA II) la cul­ mas en las cuales se guardaba el aceite), ce­
tura cretense alcanza gran esplendor. La ca­ rámicas al «Estilo antiguo de Palacio» y la
racterizan los thóloi o basamentos circulares «Real de los Almacenes» — en ésta la poli­
de piedra con falsa cúpula y, a veces, con un cromía sustituye a la barbotina— con formas
corredor o dromos (tal el de Magia Tríada); de cabeza de toro y leona, rhytón para liba­
los kérnoiovalados y las diversas clases de ciones, huevos de avestruz, formas vegetales,
cerámicas (gris sin decoración; con dibujos etc. En Cnossos se han hallado trozos de es­
geométricos oscuros sobre fondo bruñido y tatuas sedentes que recuerdan las de Egipto.
claro; vasijas rojo-anaranjadas y manchadas). Durante el M inoico M edio III (MM III) hay un
En joyería son famosas las reproducciones ligero retroceso cultural, debiéndose anotar
florales sobre cabezas de alfileres, las diade­ nuevas construcciones en Cnossos. Merecen
mas-talismanes con ojos humanos esquema­ destacarse los trabajos eborarios de incrusta­
tizados y las armas de cobre. Durante el M i­ ción, con ejemplares tan magníficos como el
noico Antiguo III (MA III) es perceptible la llamado «juego de Damas Real». Los relieves
creciente influencia tanto egipcia — orna­ en vasos metálicos y de esteatita son muy in­
mentación y sigilografía— como de las islas teresantes (vafio), escaseando la estatuaria
Cicladas — ornamentación en espirales y cur­ exenta (tal la «Diosa de las Serpientes»). Los
vas— . Característicos de esta época son los hallazgos más famosos son, sin embargo, los
hipogeos de Cnossos — en los que se halló frescos cuya técnica, probablemente, se re­
cerámica policromada— , las vasijas de pito­ monta a los viejos tiempos egipcios. La cerá­
rro con pintura clara sobre fondo negro y las mica se singulariza especialmente porque
diversas cerámicas con dibujos votivos. desaparece lo que Evans llamara «vajilla fina
de cáscara de huevo», quizá debido al uso
M INOICO MEDIO (MM) del torno. La monocromía y el naturalismo se
imponen al tiempo que la temática de ele­
Presenta las mismas subdivisiones que el an­ mentos marinos.
terior. El M inoico M edio I (MM I), merced a
los hallazgos de Cnossos y Festos, ha sido M INOICO ÚLTIMO (MU)
llamado también «Edad de los Palacios». Su
cronología ha podido ser fijada gracias al Coincide con la destrucción, en Egipto, de
análisis de los muros, es decir, al examen de Tell el-Amarna. El centro cultural del mundo
los restos de cerámica hallados en cimientos cretense se desplaza hacia Micenas. Cerámi­
y paredes. Los thóloi son entonces sustitui­ ca singular, dentro del M in o ico Últim o II
dos por sepulturas individuales, sarcófagos y (M U II), es la llamada «Estilo de Palacio»,
cajas (lárnax),pintados o no. En los santua­ muy estilizada.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
34
El Egeo
cretense

Cerámica blanca sobre fondo oscuro.

Figurilla de Petsofá.

Vasija "cáscara de huevo"

Kérnoi de Hagios Nikolaos.

Diosa de las serpientes (Cnossos) Típico ejemplar primitivo,

LA A R Q U E O L O G ÍA
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Grandes hallazgos
arqueológicos
PRINCIPALES SINCRONISMOS HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICOS DEL PRÓXIMO ORIENTE
EGIPTO MESOPOTAMIA SIRIA-ANATOLIA PALESTINA ARQUEOLOGÍA
ÉPOCA DEL BRONCE AN TIG UO
(3200-2100 a* C )
Último período Warka y Jemdet Nasr
predi nástico (3200-3000 c. C.)
3200-3000 a. C.)

Dinastía J-ll Período Sumerio I Relaciones comerciales Relaciones comerciales


(3000-2700) (2800) con Egipto con Egipto

Dinastía III Instrucción y profecía de


(2700-2600) Kagemni-Neíeherru

Dinastía V Tumbas reales de Ur Proba b1e somet i m ien to Instrucciones de


(2500-2300) (2500) a Egipto Ptahotep

Dinastía VI Din. de Accad (semitas) Expedición de Pep¡ 1 Instrucciones a


(2300-2200) (2360-2180) a Palestina Meri-ka-re

Época del Bronce Medio


(2100-1550 a. C.)
Dinastía VII-XI Guti. Ur III Código Ur-Nammu
(2200-1780) (sumerios) (2005)
(2190-1960)

Dinastía XII Din. Jsin-Larsa Dominio egipcio Código Bilalama


(2000-1780} (amorreos Hia. de Sinuhé
(1960)

Sesostris ll-III Llegada de los Código Lips-lshtar


(1897-1843) Patriarcas (1860)

Dinastía Hammurabi Época de Mari Llegada de Jacob Código Hammurabi


XIII-XV (1728-1686) Antiguo Imperio hitita a Egipto
(1780-1720) (1700)

Dinastía Fin Din. I de Babilonia Mursil destruye Exped, de Amosis 1


XV-XVII (1531) Babilonia a Palestina
H iesos (1531) (1550)
(1720-1550)

Época del Bronce Reciente


(1550-1200 a. C.)
Tutmosis Imp. Mitán i Época de Alalakh Dominio egipcio Inscripción del Sinaí
l-ll-lll ,(1550-1150) Renac. hitita Batalla de Meggido Texto de Nuzu. Estela de
y Amenofis II Época de Nuzu (1450) (1468) Amenofis 1
(1525-1414)

Amenofis Suppilulima vence Época de Ugarit Dependencia nominal Leyes hititas. El Amarna.
III-IV a los mitani e independencia real Textos de Ras-Shamra
(1413-1360) (1250) de falles ti na frente a Ugarit
Egipto

Seti 1 Decadencia mitani Tratado entre Hattu- Seti 1en Palestina Anales de Seti
y Ramsés 11 (1250) sil III y Egipto Estela de Bethshan
(1319-1235) (1269)

Época del Hierro I


(1200-900 a. C.)
Dinastía XX Período Jueces
(1200-1085) (1200-1020)

Ramsés III ex­ Teglatfalasar I Siria bajo dominio Los filisteos en Pales­ Anales de Ramsés til.
pulsa a «los pue­ (1114-1076) asirio tina: Saúl. David. Reyes medoasirios. Viaje
blos del mar» (1100) Salomón (1020-922) de Wen-Amón
(1109)

Época del Hierro I!


(900-550 a. C.)

Israel ¡udá
Dinastía XXII Asirios Hesión-Ben Hadad I Jeroboam 1 Roboam 1 Anales de Seshonq 1. In­
Seshonq i (922-915) (922-915) vasión de Palestina
(935-914) Nadab Abías Estela de Meggido

Dinastía XXV Salmanasar V. Caída de Acaz Tributo de Acaz. Sustitu­


(712-663) Sargón II Samaría (735-715) ción de Peqah por Oseas
Senaquerib (721) Isaías
(726-681)
Necao Nabucodonosor Joaquín Toma de Jerusalén (597).
(609-594) (605-562) (597) Carta de Lachish. Tabli­
Caída de Jerusalén llas del Palacio de Nabu­
(587) codonosor. Papiro de
Destierro Saqqara
Época del Hierro III
(550-333 a. C.)
BABILONIA PER5IA SAMARIA JUDEA ARQUEOLO GÍA

Nabonides Ciro Dominio persa Vuelta de los hebreos Crónica Nabonides


(555-539) (558-529) del Destierro Caída de Babilonia
Dominio persa Zorobabel - Ageo - (539)
Zacarías

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
36
Principales sin cro n ism o s h istó rico -
arqueológicos del Próximo Oriente

30 40 50

Encuadrado, el país de Sumer.

Reconstrucción del palacio de Sargon II (Khorsabad).

GRANDES H ALLAZGO S A R Q U E O L Ó G IC O S
37
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Grandes hall az gos arqueológicos

MUNDO HOMÉRICO víctimas... y el inmediato antecedente de lo


que pueden ser las «Tumbas Reales». Des­
Troya confiado, repite sus precauciones de la vez
A la edad de cuarenta y seis años, Heinrich anterior. Con la inestimable y única ayuda de
Schliemann mantenía intacta su fe en las lec­ su esposa Sofía — ¡que se pasa 25 días ras­
turas homéricas oídas en la niñez de labios cando y limpiando con un cuchillo las pétre­
de su padre. Es entonces cuando, tras apren­ as tumbas que han sido halladas!— consigue
der griego y dueño ya de una sólida fortuna, llegar hasta los sepulcros. Al abrirlos, un cír­
parte a la busca del mundo soñado, un mun­ culo de refulgentes lanzas, hachas y dagas
do oculto que no cree — contra los «especia­ parecen querer defender los cadáveres —
listas»— que sea de ficción. En contacto con máscaras y discos de oro en la frente y sobre
los lugares homéricos, Schliemann disiente los ojos, plastrones y cintillas, también de
una vez más de quienes ven en Bunarbashi la oro, sobre el cuerpo— que, silenciosos, re­
legendaria Troya (demasiado lejos del mar). trotraen por unos minutos al sobrecogido ma­
El corazón — y los documentos históricos que trimonio al pasado lejano y misterioso. La
afirman que en el siglo VI a. C. estuvo allí tercera de las cinco tumbas — que por cierto
emplazada la Novumlllium— le dicen, albergaba
al dos esqueletos femeninos— apare­
contemplar la colina de Hissarlik, que «allí» cía literalmente abarrotada de objetos de oro
debajo está Troya. Comienza las excavacio­ y joyas. En emocionados reportajes que pu­
nes en 1870. Éstas demuestran pronto que blica el LondonTimes, Schliemann asegura
aquella colina es una ruina de poblados su­ haber descubierto la «Cripta de los Atridas».
perpuestos. ¿En cuál de ellos estuvo la Troya Al mismo tiempo, escribe a un amigo: «He
cantada en la //Tac/a? El mundo entero se con­ hallado un tan fabuloso tesoro en joyas que
mueve al anunciar Schliemann que, en el se­ todos los museos del mundo reunidos equi­
gundo poblado — tras remover 250.000 m3 valen a algo así como su quinta parte». La
de escombros— , a partir del nivel inferior, ha mascarilla funeraria que él adjudica al más
hallado «el Tesoro de Príamo». Un vaso de famoso de los reyes griegos no pertenece sin
cobre iridiscente entrevisto le bastó a nuestro embargo a Agamenón: los especialistas — im­
hombre para percatarse de que «aquello» era prescindibles aguafiestas una vez más— de­
el tesoro. Con un fútil pretexto licencia a los mostrarán implacables que aquellas tumbas
obreros, y, auxiliado por su esposa — una jo­ son anteriores a la guerra de Troya.
ven griega que le facilita su chal y un cuchi­
llo— , excava de noche la muralla. Extrae 2 Tirinto
diademas de oro, 12.261 sortijas, 4.066 pla­ El emplazamiento de las ruinas del grandioso
quetas, 16 estatuillas, 24 collares de oro, palacio argólida hacía ya tiempo que lo habí­
pendientes, agujas, perlas... En total unos an localizado los arqueólogos, pero la mayo­
8.700 objetos de oro, probablemente ence­ ría de ellos creían que los requemados muros
rrados en un cofre por alguien qne abandonó se remontaban a época medieval. Confiado
precipitadamente la ciudad al ser ésta asalta­ en su buena estrella, Schliemann excava y
da. Schliemann estaba convencido de haber excava, exhumando pronto los impresionan­
hallado el «Tesoro de Príamo». Sin embargo, tes muros que rodeaban la villa. Las pinturas
el tiempo y los estudiosos demostrarían que halladas le aclararon el avanzado grado de
aquel no era el nivel donde estuvo edificada civilización de aquellos lejanos pobladores
la Troya homérica. del Peloponeso y le pusieron en camino de
excavar las islas del Egeo. En efecto, Homero
Micenas contaba que uno de los soberanos que com­
Micenas, con su leyenda, subyugó desde un batieron con los troyanos era Idomeneo, rey
princip io la im aginación de Sch liem an n. de Creta. Obtenido el permiso de excava­
Fiándose de su instinto — y de un texto de ción, el propietario exigió un precio elevado
Pausanias—- más que de la opinión de los que Schliemann — ¡triste hado el de los hom­
«enterados», nuestro hombre comienza la ex­ bres demasiado fieles a Mercurio!— , pese a
cavación en el sitio que cree más convenien­ ser riquísimo, se negó a pagar. Años después
te. Acierta de pleno, y pronto se encuentra un inglés apellidado Evans se allanará a las
con una especie de altar — formado por va­ peticiones del dueño: el palacio de Minos se­
rios ortostatos en círculo— que muy bien pu­ rá al poco tiempo, de nuevo al descubierto,
diera ser el ara donde eran sacrificadas las una hermosa y tangible realidad.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
38
Mundo
homérico

3B8&5®

Tumba de Agamenón, en Micenas.

Anexo

Corredor de entrada

Oferente de Tírinto,
Corte transversal, y de base, del tesoro atreico (Micenas),

GRANDES H ALLAZGOS A R Q U E O L O G IC O S
39

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Grandes hallazgos arqueológicos

MUNDO CRETENSE dor» parecía confirmarlo— indujeron a Evans


a creer firmemente que en la isla debió de
Minos existir la esclavitud. La tesis elucubrada po­
Bastaron unas horas de trabajo para que dría ser ésta: Minos, rey de Creta, encargó al
Evans hallara fruto en sus excavaciones. Tres arquitecto Dédalo la construcción de un in­
semanas después se topaban de nuevo con trincado palacio — el Laberinto— en donde
una construcción impresionante — ocupaba el soberano encerró un terrible monstruo, mi­
en extensión más de una hectárea— que de­ tad toro y mitad hombre, el Minotauro. Uno
jaba pequeñitas a las de Micenas y Tirinto. A de sus hijos — Androgeo— fue por entonces
la memoria de Evans acudieron las palabras a Atenas a participar en unas competiciones
de Homero: «Y en Creta se encuentra Cnos- gimnásticas. Como superara en valor y des­
sos, una gran villa en la cual, durante nueve treza a los griegos, el rey ateniense Egeo —
estaciones, reinó Minos, amigo inseparable que desdeñaba el fair-piay, por lo visto—
de Zeus Todopoderoso». De exterior muy mandó asesinarlo. La respuesta del furioso y
simple — por contra, su trazado interior era potente Minos no se hizo esperar. Atacó y si­
inextricable— , las prodigiosas pinturas que tió a Atenas y, viéndose perdido, Egeo hubo
se encontraron en su interior hablaban clara­ de implorar la paz. Aceptó el cretense, mas
mente de la riqueza y esplendor de la civili­ haciéndole pagar el humillante tributo de sie­
zación minoica. Leitmotiv decorativo de los te varones y siete doncellas, quienes serían
muros del palacio son las cuerdas — anuda­ ofrendados cada año en Creta al Minotauro.
das y en espirales— con las que se ataban los Enterado del trato, Teseo, hijo de Egeo, em­
gigantescos píthoi,ánforas en las que barcó
se ex­rumbo a Creta, mató al Minotauro y se
portaba el aceite a Egipto y Asia Anterior. La vo lvió a Atenas tras raptar a la hermosa
emoción de Evans y de los trabajadores subió Ariadna, hija de Minos.
de tono al encontrar el «Salón del Trono»
con los altares en honor de la gran diosa, Lo que dice la Historia
pinturas, porcelanas, etc. Lo que más le im­ Señala ésta que, siglos antes de la destruc­
presionó, sin embargo, en este grandioso edi­ ción del palacio cretense, aquellos hombres
ficio — parejo en extensión al bajitos, morenos y de gordezuelos labios
Palace— fue el excelente servicio de cañerías eran los verdaderos señores del mar. Poco a
y de desagüe. Las pinturas halladas respira­ poco, otro tipo étnico, alto, proporcionado y
ban un ambiente finde siécle. de tez másde
Arquetipo clara, empezó, sin embargo, a fil­
ellas era el «Dictador del Rhytón», figura pro­ trarse por sus fronteras. Estos «indoiranios» se
porcionada, clásica en sus medidas, que con­ extenderían por todo el Occidente. Menos
trastaba con el típico habitante del Egeo, ba­ civilizad o s que los habitantes del Egeo —
jito, moreno, de labios gordezuelos. Pese a eran nómadas y pastores— , una rama de es­
que Evans conocía centímetro a centímetro el tos «bárbaros», los aqueos, se pusieron por
laberíntico p alacio — ¡fueron ve in ticin co vez primera en contacto con la civilización
años los que estuvo excavando en Cnos- al entrar en G reda. Las fabulosas riquezas de
sos!— se preguntaba quién era aquel hom­ Micenas debieron de excitar sus deseos de
bre, y la respuesta no acudía a su mente por rapiña, mas, como las gruesas murallas no
más que se devanaba los sesos. cedieran fácilmente, hubieron ele optar por
instalarse en sus alrededores, civilizándose
El monstruo de Creta poco a poco. Unos autores afirman que, al
¿Quién destruyó a Creta? ¿Por qué? Estos y renovar los aqueos sus ataques, los poblado­
otros interrogantes tenían sumido a sir Arthur res de Micenas huyeron a Creta. Desconten­
Evans en un mar de confusiones. ¿Fue acaso tos del trato que recibieron, no dudaron en
un terremoto? Imposible: los rastros de los re­ asolar Cnossos y los palacios. Otra teoría, por
pentinos invasores eran perfectamente discer- el contrario, señala que los aqueos, tras impo­
nibles para el arqueólogo. ¿Pudieron ser, tal nerse a los de Micenas, cayeron sobre Creta,
vez, los miembros de una «quinta columna» arrasándola por completo. Establecidos a ori­
em boscados en el mismo desguarnecido llas del Egeo, a su estirpe pertenecieron Aga­
Cnossos? Las figuras de aquellos «matadores» menón, Aquí les y Ulises. Emparentados con
que aparecen en las pinturas jugando con el los cretenses huyentes pudieron estar los filis­
toro y la muerte — y el tipo racial del «porta­ teos, bien conocidos de los judíos.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
40
Mundo
cretense

Ruinas del Templo de Cnossos. Plano del famoso palacio del Laberinto.

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EGIPTO Negocios redondos... que se volatilizan


Se llegó a la conclusión de que lo mejor sería
Egipto, paraíso de los arqueólogos: el pasado, enterrarse «oficialmente» en un sitio y «real­
que se remonta a milenios, está ahí, a simple mente en otro, bien alejado del templo» fu­
vista. El sentir religioso de las civilizaciones nerario conocido, pero en com unicación
del Nilo, que ven el más allá como una reali­ subterránea con él. Así, y al tiempo en que
dad tangible, ha convertido el suelo egipcio junto al Nilo — y frente a Tebas— se erigía la
— la arena ha permitido que sus milenarios «Ciudad de los Muertos» faraónica, los cuer­
restos lleguen hasta nosotros perfectamente pos de los soberanos eran enterrados en el
conservados— en un inmenso cementerio. septentrional «Valle de los Reyes».
Comida, vestidos, muebles, joyas: los egiptó­ Durante cinco siglos fueron «acumulándose»
logos calculan que, durante siglos y siglos, aquí los restos y el ajuar de unos treinta fara­
millones de egipcios han sido sepultados per­ ones. Fabuloso botín, pensaban los «randas»
fectamente «pertrechados» para hacerle fren­ para sus adentros, pese a que algunos farao­
te a su «nueva vida». nes, tratando de asegurarse el reposo eterno
Conservación y estudio arqueológico de las del alma, «silenciaron» sin escrúpulos a to­
civilizaciones faraónicas comienzan en serio dos cuantos intervinieron en sus trabajos fu­
tras las excavaciones de Flinders Petrie: para nerarios, evitándose así indiscretos «soplo­
éste eran tan interesantes los hombres que nes». Mas el secreto de las tumbas reales era
crearon los monumentos como éstos en sí, o un secreto a voces. En cuanto el poder de un
más todavía. faraón no fue lo bastante convincente como
para meterles el resuello en el cuerpo a sus
Las pirámides súbditos, los cacos volvieron a las andadas...
El ka o doble se pasaba la vida en su casa pi­ esta vez con la inestimable cooperación de
ramidal: cuanto más amplia fuera, más capa­ los mismos sacerdotes que le cantaran las
cidad vital tendría para comer, beber, gozar, exequias al pobre faraón.
repetir los gestos y acciones del difunto en vi­ Impotentes ante la audacia de los rateros,
da. Cuanto más poseyera, mayor sería su feli­ conchabados con los encargados de velar
cidad. Los ricos gozaban por tanto de una por la paz de los muertos, un faraón dispuso
gran ventaja sobre los económicamente débi­ que los enterramientos fueran colectivos.
les —enterrados en desnudas mastabas— pa­ Así se explica que fueran encontrados más
ra alcanzar el más allá. El espectáculo de las de treinta cadáveres en la huesa de Ameno-
depredaciones llevadas a cabo en las pirámi­ fis II y muchos más aún en la de la reina As-
des por los salteadores agudizó la imagina­ temkheb, en Deir-el-Bahari. Por cierto que
ción de faraones — futuros robados— y cons­ esta fosa fue encontrada por vez primera por
tructores. ¿Soluciones previstas? Varias. Se un honrado padre de fa m ilia num erosa
pensó en dibujar en muros y paredes sepul­ quien, de acuerdo con sus vecinos, y poco a
crales faenas tan «sustanciosas» como la re­ poco, al objeto de no despertar las sospe­
colección de los cereales, la preparación del chas de las autoridades, fue desvalijando la
pan, etc., al objeto de que —si era robado el tumba y vendiendo su contenido a los turis­
ajuar del difunto— el ka se conformara con­ tas. El redondo negocio del egipcio tardó
templando lo que disfrutara en vida. Mas tal seis años en descubrirse. Cuando, bajo tor­
consuelo debió de serles insuficiente. Rara re­ tura, «cantara» la fuente esplendorosa de
mediarlo se pensó en construir pirámides más sus ingresos, ésta llenó de asombro a los
pequeñas, pero con mil pasadizos y vericue­ funcionarios de El Cairo por lo mucho que
tos, dificilísimas — por no decir imposibles— aún atesoraba. No fue fácil rescatar sus teso­
de saquear. Pese a estas ingeniosas medidas ros, mas cuando lo consiguieron, con la
— y cuando creyó, alborozado, que se encon­ ayuda de trescientos obreros — a quienes se
traba ante una pirámide «virgen» por haber les inculcó que era un deber patriótico el
tardado semanas y semanas en encontrar una rescate del tesoro por parte del gobierno— ,
puerta o pasadizo de acceso— , Petrie pudo y cuando el fabuloso botín partió para la ca­
comprobar, ante la tumba de Amenhemet III, pital egipcia, los hombres de la com arca
en Hawara, que los astutos ladrones le habían despidieron con lágrimas en los ojos el car­
precedido milenios antes y habían logrado gamento funerario de sus amados faraones...
dejar la tumba bien «limpia»... que era además el pan de sus hijos.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
42
Egipto

Entrada a la tumba de Tutankhamon.

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EL TESORO DE TUTANKHAMON tratarse, se veía un altar — también dorado—


que parecía recubrir y proteger un sarcófago.
Después de haber sido halladas —completa­ Tras dos horas de nervioso forcejeo con puer­
mente expurgadas de objetos de valor, eso ta y muro, nuestros hombres consiguen pene­
sí— las tumbas de Akhenatón y Horemheb, trar en la cámara. El citado altar —-de unos
casi nadie creía que se pudiera sacar algo de tres metros de alto, seis de largo y tres de an­
provecho del trillado «Valle de los Reyes». Al cho— , chapado de oro todo él, la ocupaba
grupo de los casi pertenecían los egiptólogos casi por completo. Retiran presentes y altares
ingleses Carnarvon y Cárter, quienes se pu­ y comprueban, enloquecidos de alegría, que
sieron a excavar intuitivamente en el centro el sepulcro del faraón aparece intacto, tal co­
geométrico del Valle de los Reyes. Desespe­ mo 3.300 años antes fue depositado. Por lo
ranzados, tras seis años de fatigosos trabajos, que se deducía, los salteadores — cuyos ras­
en noviembre de 1922 se decidieron a remo­ tros advirtieron en la entrada— debieron de
ver los viejos pedruscos en ruinas adyacentes ser cogidos con las manos en la masa, pues
a las tumbas reales. A los cuatro días de tra­ de otro modo no se entiende cómo respetaron
bajar, Cárter observó una especie de escalera el sello que cerraba los restos del difunto. Es­
excavada en la roca. Al llegar al peldaño nú­ tas hipótesis se vieron confirmadas poco des­
mero doce apareció una puerta tapiada. Des­ pués, al traspasar una puerta baja lateral y
concertado, una tesis casi absurda rondó su contemplar los tesoros y presentes con que
mente: ¿sería posible que sólo a cuatro me­ fuera enterrado Tutankhamon.
tros de la tumba de Ramsés VI, a diario visi­ Mientras se resolvían las trabas y trámites que
tada por los turistas, pudiera existir todavía pusiera el gobierno egipcio, murió lord Car­
una tumba real intacta? Antes de echar abajo narvon. Cárter, sin amilanarse, siguió adelan­
la puerta tapiada, telegrafía a Londres para te. Allanadas las dificultades oficiales, el te­
que Carnarvon sea testigo de la apertura de naz arqueólogo salvó el obstáculo que repre­
la tumba. Salvado este primer obstáculo, se sentaban los cuatro altares antepuestos al co­
encuentran ante un corredor lleno de casco­ fre — esculpido en un bloque de cuarcita—
tes que interrumpen el acceso a otra puerta. que guardaba los restos de Tutankhamon. Al
Como la anterior, ésta presenta señales de abrirlo contempló, hipnotizado, el dorado fé­
haber sido reconstruida. ¿Les habrían gana­ retro: imitaba el cuerpo yacente del rey, las
do, una vez más, por la mano los salteadores manos sobre el pecho; el rostro, cincelado en
de tumbas? una pieza, de oro, ornados los ojos de pie­
Cárter se decide a hacer un agujero e intro­ dras preciosas. Una corona de flores marchi­
duce una bujía. Al rato, cuando sus ojos se tas enlazaba sobre la regia frente la cobra y
adaptan a la penumbra, observa, mudo de el buitre, símbolos del Alto y del Bajo Egipto.
asombro, que todo cuanto refulge allí dentro Incrustado en este féretro encontró un segun­
parece de oro. do, y aun un tercero, en oro macizo, cuyo
— ¿Ve algo?— le pregunta, en ascuas, Carnar­ precioso material se evaluó entonces en unos
von. dos millones y medio de dólares. La grandio­
— Sí... maravillas— consigue articular Cárter. sidad y la riqueza de las viejas civilizaciones
Aquella tumba era un prodigioso museo. Co­ egipcias podían — de ahora en adelante— ser
fres, copas de alabastro, cajas destinadas a mejor estudiadas gracias al empeño de hom­
guardar provisiones... Mil objetos preciosos bres como Carnarvon y Cárter, quienes — ar­
aparecían de repente ante los ojos de Cárter. queólogos de una pieza— tenían una inmen­
Dos estatuas que parecían guardar una puer­ sa fe en sus conocimientos... y en sus dotes
ta sellada llamaron sobremanera su atención. intuitivas. Una pregunta que nosotros nos ha­
— A llí debe de estar el sarcófago— piensa el cemos debió quizá, por un momento, de de­
egiptólogo. sasosegar al mismo Cárter. Si la tumba por él
Al día siguiente, de amanecida, vuelven, fe­ exhumada pertenecía a un faraón que pudié­
briles, dispuestos a derribar la puerta sellada. ramos llamar de «segundo orden», ¿qué opu­
Les acompañan veinte invitados que obser­ lencia no debieron de atesorar en su día los
van asombrados a través del agujero que Cár­ templos funerarios testimonio del paso de los
ter ha abierto ¡un muro de oro! En el centro grandes faraones, los de las viejas y gloriosas
de la cámara mortuoria, pues de ella parecía dinastías?

ATLAS DE A R Q U E O LO G ÍA
44
Egipto

Anexo Cámara funeraria

Sarcófago

Puerta 4;'

Antecámara Puerta i

Cámara del tesoro

Escalera de acceso

Escala en m.

Planta de la tumba de Tutankhamon y máscara de oro y esmaltes del mismo faraón.

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MESOPOTAMIA Y SUS DESCUBRIDORES asegurar muy serio al bajá que va... a cazar
jabalíes. Entra dentro de sus cálculos que los
La desolada Mesopotamia no presentaba ves­ beduinos le desplumen y le obliguen a volver
tigios más o menos escondidos ni ruinas fa­ a Inglaterra sin un penique. Nimrud, que es
bulosas. Sólo habían sido halladas unas in­ el sitio por él escogido, se le muestra propi­
significantes tablillas con profusas inscripcio­ cio: trozos de alabastro con inscripciones y
nes, encontradas, por cierto, casi siempre en emplazamientos de palacios le indican que
aquellas pequeñas colinas que emergían si­ está en el buen camino. Layard prosigue fe­
lenciosas de la desolada llanura. En Mesopo­ lizmente sus excavaciones en Nimrud y des­
tamia escasea la piedra. El adobe y el clima pués en la misma Kuyundjik — la N ínive
— mucho más rudo aquí que en la tierra de abandonada por Botta— y halla palacios —
los faraones— no contribuyen precisamente tal el de Senaquerib— , «monstruos alados»
a conservar los monumentos. Un texto de y... tablillas.
edad m ilenaria señala ya que un ed ificio
abandonado más de 45 días se convertía au­ Grotefend y Rawlinson
tomáticamente en ruinas. ¿Qué decir, enton­ Cada uno por su lado, el profesor alemán y
ces, cuando son más de 4.500 años los que el soldado inglés pusieron los cimientos que
han pasado? Algunos arqueólogos no se die­ permitirían descifrar e interpretar la escritura
ron sin embargo por vencidos. cuneiforme. Los penosos trabajos que el se­
gundo pasó son dignos de mención. El acan­
Botta tilado del que formaba parte la «roca de
El año 1842, Paul-Emile Botta es nombrado Behistún» se encontraba a más de cien me­
cónsul de Francia en Mosul. Aficionado a la tros de altura. Para copiar el texto en lengua
Historia, conocedor de la lengua y costum­ persa Rawlinson tenía que subir y descolgar­
bres indígenas, Botta está convencido de que se cuatro o cinco veces al día por el pro­
sólo aquellas colinas pueden guardar el se­ montorio. Un estudio detenido de la «roca
creto de la ignorada historia mesopotámica. de Behistún» permitió asegurar que las cu­
Dicho y hecho, se pone a excavar febrilmen­ ñas habían sido antes jeroglíficos y, en épo­
te la cercana colina de Kuyundjik. Nada. Ins­ cas aún más remotas, pictografías. Los orien­
cripciones y fragmentos de esculturas es lo talistas insistían en que los textos cuneifor­
único que le ofrece el yacimiento. Cierto día mes más antiguos deberían ser los de Babilo­
un árabe que contempla extrañado los traba­ nia.
jos de excavación le asegura que tablillas y
estatuas puede hallar'cuantas quiera en su De Sarzec y Koldewey
pueblo, Khorsabad ¡y a la luz del sol! Y era A llí aparecieron, tras las excavaciones de am­
verdad. Tras estudiar los extraños bajorrelie­ bos arqueólogos, en Tello y Babilonia, los sú­
ves de Khorsabad, Botta llegó a la conclusión menos, un pueblo fabuloso, con textos lega­
de que debía de hallarse en las ruinas de un les escritos en cuña y estatuas como la de
palacio de los asirios. Gudea. Maestros de los babilonios (la bóveda
la emplearon quince siglos antes que éstos)
Layard en la arquitectura y mil artes más, los súme­
Pasante de un notario londinense, Austen- nos eran ya algo tangible, estaban casi al al­
Henry Layard, aburrido posiblemente de su cance de la mano de sabios y especialistas.
vida sin emociones ni aventuras, ahorra un Los estudios y el conocimiento de este mun­
poco de dinero y se encamina inpertérrito «a do mesopotámico darían un paso decisivo
descubrir a Nínive». El bajá turco de Mosul tras la exhumación por Koldewey del recinto
— «la Naturaleza, escribió de él Layard, sólo de la Babilonia de Hammurabi, la saqueada
le ha permitido refugiarse en la hipocresía»— , por Senaquerib. La Babilonia con murallas de
un sujeto bajito, rechoncho, de voz ronca y 28 metros de espesor citada por Herodoto, la
desagradable, picado de viruela y poseedor bíblica ciudad cíe la posible «torre de Babel»
de un solo ojo y una única oreja, le promete — quizá destruida en los tiempos de Hammu­
toda su ayuda... al tiempo que le pone mil rabi— , la ciudad que se ofrecía a los arqueó­
pegas, como antes lo hiciera a Botta. Ganada logos alemanes con su «calle de la Proce­
la amistad de un beduino influyente llamado sión», mencionada nada menos que en los
Awad, Layard se adentra por el desierto tras textos milenarios.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
46
M eso potam ia
y sus d escu b rid o res

Kutra

fPjemdet Nass
Babilonia e
K ish ^
Sippar

Kutalla
[Warka) x Antigua

W r (El Dbeya)
Eridu

150 Km
GOLFO

44 46 4 8 °G r.
El país de Sumer.

Ejemplar de tableta pictográfica.

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EUROPA Grid-method. Fue hallado un esqueleto con


muestras patentes de haber sido descuartiza­
Tuc d'Audoubert y Trois Fréres do y habérsele extraído el cerebro. ¿A qué, o
Las primeras esculturas del hombre prehistó­ a quién, se debía un rito tan asombroso si
rico occidental fueron encontradas en estas hasta entonces no se habían tenido noticias
cuevas por su propietario, el conde Henrl Be- de que ninguno de los primitivos pueblos
gouen, y sus hijos. moradores de las islas sacrificara a sus vícti­
mas? Sin embargo, tras los hallazgos de W he­
Lascaux eler, Curwe y otros especialistas, parecía pro­
Un grupo de muchachos dordoñeses encon­ barse que el canibalismo debió de ser co­
traron aquí enormes salas subterráneas con rriente entre los habitantes del sur de Inglate­
prodigiosos dibujos, colocados y superpues­ rra.
tos muchos de ellos, como si se tratase de un Abandonado una vez más el poblado — qui­
taller en el que los maestros pintores de la zás por razones climáticas— , hacia el siglo III
Prehistoria dieran sus clases a aventajados a. C., en plena Edad de! Hierro, se estable­
alumnos. cieron de nuevo en él hombres también con­
tinentales. Las condiciones en que se desen­
Entremont volvieron han podido ser reconstruidas por
La «Numancia» de la confederación celtoli- Wheeler, así como la muralla de 4 metros de
gur de los salios — estratégicamente situada espesor con que fortificaron la colina. El re­
en el camino de la Galia, los Alpes Maríti­ cinto amurallado fue ensanchado posterior­
mos y la Provenza— fue la primera ciudad, mente por los emigrados vénetos y, más tarde
la cabeza de puente, del posterior avance de aún, ya en época inmediatamente anterior al
Roma sobre la Galia. Los primeros hallazgos inicio de la era cristiana, por los belgas célti­
— acaecidos en el primer cuarto del siglo pa­ cos. Pese al formidable recinto defensivo que
sado— se debieron a unos sem inaristas, era Maiden Castle, la colina fue asaltada y to­
quienes, casualmente, encontraron restos de mada por las legiones romanas de Vespasia-
estatuaria mientras paseaban. Parecidos des­ no. Han quedado huellas de la cruenta bata­
cubrimientos fueron efectuados — y publica­ lla que hubo de librarse en el asedio: restos
dos— por los alemanes durante la Segunda quemados, sepulturas y singulares puntas de
Guerra Mundial, cuando la colina de Entre­ flecha romanas. Una de ellas fue hallada in­
mont fue convertida por los invasores germa­ crustada en la vértebra de uno de los defen­
nos en puesto de observación antiaérea. Un sores, cuya muerte se vio acelerada por el fu­
conocido arqueólogo francés, Ferdinand Be- rioso lanzazo o hachazo propinado en su
noit — el mismo que analizara los hallazgos cráneo, golpe aún perceptible en la calavera.
submarinos puestos a flote por el «Calyp-
so»— , se encargó posteriormente del estudio Monte Abattone
y reconstrucción de este poblado cuyo arte Los estudios sobre los etruscos sufrieron una
peculiar — entre clásico y bárbaro— recuer­ conmoción revolucionaria gracias a la apli­
da el ibérico español. Las esculturas halladas cación por el ingeniero Lerici de nuevas téc­
repiten un tema ya mencionado por Estrabón: nicas arqueológicas y a la inversión de cuan­
el de las «cabezas cortadas», sin ojos, de los tiosos capitales en las prospecciones. Hacía
galos. más de un siglo que Dorow y otros especia­
listas habían iniciado los estudios y excava­
Maiden Castle ciones que irían permitiendo conocer mejor
Las excavaciones llevadas a cabo entre 1934- — pinturas de Veyes, la vieja rival de Roma;
1937 por sir Mortlmer Wheeler en esta coli­ joyas, relieves y objetos mil de Cerveteri, Tar-
na fortificada de Dorset pusieron de mani­ quinia y sus necrópolis con maravillosas pin­
fiesto que sus primeros habitantes la ocupa­ turas, Vulci, la de los retratos prodigiosos—
ron hacia el año 2000 a. C., y fue reedificada la vida e historia de este misterioso pueblo,
en la Edad del Hierro. Abandonada una vez cuyo origen y lengua siguen siendo todavía
más, fue habitada por última vez en el siglo un enigma, pese al texto etruscofenicio halla­
IV de nuestra era. Las excavaciones, plenas do por el profesor Pallottino en Santa Severa,
de dificultades, fueron, en parte, llevadas a donde estuvo emplazado el antiguo puerto
feliz término gracias al empleo del ya citado de Pyrgi, no lejos de Roma.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
48
Europa

Reproducción de los bisontes de Tuc d'Audoubert (Ariége).

Relieves sobre una urna funeraria etrusca. (Museo


de Voltérra.)

Escenas de caza en Lascaux. Construcción prehistórica de Stonehenge (llano deSalis-


bury, Inglaterra).

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ESPAÑA mer firme paso en la búsqueda del espíritu


artístico de los antepasados españoles.
Altamira
Santillana del Mar: piedra y espuma hechas Tartessos
historia. Don M arcelino Santuola, que, en «Tartessos se halla en una isla del golfo que
1878, regresa de París — donde se celebra la lleva su nombre, en cuyo golfo desagua el río
«Exposición Universal»— , contagiado de uno Tartessos, que baña sus murallas después de
de los morbos que, para eruditos, corre por la haber pasado por el lago Ligustino. El río for­
ciudad del Sena: la Arqueología, la Prehisto­ ma en su desaguadero varias bocas, tres de las
ria, se pone a excavar inm ediatam enle la cuales se dirigen hacia Oriente y cuatro hacia
cueva «Juan M ontero», de su propiedad. el Mediodía, las cuales bañan la ciudad. En
Cierto día qué su hija María le acompaña a sus aguas lleva partículas de pesado estaño y
visitar las obras, la muchacha, aburrida, se rico metal a la ciudad de Tartessos. Cerca se
interna por las galerías. Al rato don Marceli­ hallan el monte de los Tartesios, lleno de bos­
no la oye gritar: ques, y el monte Argentado, sobre el lago Li­
— ¡Mira, papá! ¡Hay toros pintados! gustino, en cuyas laderas brilla el estaño. La
Alumbrado por el cabo de una vela, nuestro ciudad de Tartessos está unida por un camino
hombre contempló, asombrado, que, efecti­ de cuatro días a la región del Tajo, o el Sacio, y
vamente, el techo de una de las cuevas apa­ por otro de cinco a Mainake (Málaga), donde
recía decorado... con bisontes, animales de los ríeos tartesios poseen una isla consagrada
climas más fríos y que hacía miles y miles de a Noctiluca. El límite del dominio tartesio por
años habían desaparecido de la geografía pe­ levante estuvo en tiempos en la región de
ninsular. La emoción de los hallazgos le tuvo Murcia y el de Poniente, en la de Huelva.»
varios días postrado en cama con fiebre. Na­ Esto es lo que, a través de la Ora Marítima de
die, en el mundo científico, prestó demasia­ Rufo Festo Avieno — poema en el cual este
da atención al hallazgo, pese a que don Mar­ procónsul latino del siglo IV narra un periplo
celino y su amigo Vilanova y Piera —-catedrá­ a través del Mediterráneo, para el que utilizó
tico de Geología y Paleontología en la Uni­ fuentes cinco siglos anteriores al nacimiento
versidad Central— despertaran la curiosidad de Cristo— , ha podido sacarse en claro sobre
del «todo» Madrid con sus escritos. Tanto, el emplazamiento de Tartessos. Poca cosa. Lo
que S. M. Alfonso XII visitó las cuevas. Apar­ que sí es seguro es que estuvo situada cerca
te este interés más o menos turístico, los es­ de la desembocadura del Guadalquivir. Mas
pecialistas — tal el «Comité des Matériaux ¿dónde exactamente? ¿Tal vez bajo el fabulo­
pour servir á l'Histoire de l'Homme»— mo­ so «Coto Doñana», paraíso de toda la fauna
vieron desaprobadoramente sus cabezas ante alada de Europa? ¿Acaso en el «Cerro del Tri­
«aquello» que contradecía sus teorías y pre­ go», donde lo buscara Schulten? ¿En la isla
sentaba unos antepasados menos salvajes y del León o en la misma Jerez?
mucho más artistas de lo que los «doctos va­ Tantas preguntas sin respuesta volvieron a
rones» admitían hasta entonces. Algunos em­ planteárselas los eruditos cuando el 30 de
pezaron a dudar tras los hallazgos de la cue­ septiembre de 1958 unos obreros que traba­
va francesa de «La Mouthe». Pero Cartailhac jaban en el «Cerro Cararnbolo» en los alrede­
y demás sabios no daban su brazo a torcer: la dores de Sevilla, se toparon con un fabuloso
«Association Frangaise pour l'Avancem ent tesoro, riquísimo, tanto por su valor material
des Sciences», reunida en Saint Etiénne en el — un brazalete en oro de 24 quilates pesó
año 1897, fulm inó a quienes osaban así más de medio kilogramo— como por su ri­
«comprometer el prestigio de la antropología queza y técnica orfebrística. ¿Estamos, por
histórica». Mas las cosas no rodarían siempre casualidad, ante el inicio de nuevos descu­
de tal guisa: nuevas generaciones de científi­ brimientos que den como resultado el poder
cos y nuevos hallazgos harían entonar noble­ emplazar, definitivamente, la misteriosa Tar­
mente a Cartailhac, en la revista «L'Anthro- tessos en la castiza «Serva la Barí»? El tiem­
pologie», con respecto a Altamira, el «Mea po, todavía una vez más, es el único que
culpa de un escéptico»: Altamira era el pri­ puede decirnos la última palabra al respecto.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
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España

Pinturas rupestres, en Altamira

Collar de El Carambolo (¿Tartessos?).

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Hrqueología de España

ARQUEOLOGÍA DE ESPAÑA aparecen frecuentemente no sólo en la zona


cercana al Cantábrico, sino también en Cata­
PALEOLÍTICO Y MESOLÍTICO luña (Vora Gran d'en Carreras) y Levante (el
EL CUATERNARIO Y LAS GLACIACIONES riquísimo «filón» de El Parpalló).

Desechadas las tesis que fijaban la aparición EL MESOLÍTICO


del hombre en el Terciario, es en el Cuater­
nario cuando aquél se enseñorea de la faz de Cambios climáticos — motivados por la reti­
la Tierra. En España las nieves perpetuas lle­ rada de los hielos— hacen que los «capsien-
garon a alcanzar límites de hasta 1.700 me­ ses» invadan el Occidente y se mezclen con
tros en los Pirineos, 1.400 en los Picos de Eu­ los pueblos indígenas. En España se les con­
ropa y 2.400 en Sierra Nevada. funde con los «epigravetienses», pese a sus
microlitos triangulares y trapezoidales. Son
El PALEOLÍTICO industrias conocidas de esta época la Azi-
fíense — arpones planos toscamente labrados
Los primeros habitantes de la Península con hileras dentadas y base agujereada— y la
Los más antiguos restos de los antepasados Asturiense de los «concheros» (bígaros).
españoles han sido encontrados junto al
Manzanares, y se remontan al Abbevilliense: Arte prehistórico español
cuentan, por ello, con más de 400.000 años Pintura y grabado —faltos de la rica estatuaria
de »solera». Restos animales y de hachas !Eti­ de las «venus» europeas del Auriñaciense —-
cas del A c h e le n se — hace unos 3 0 0 .0 0 0 singularizan el arte cuaternario español. Por su
años— fueron descubiertos en Torralba, junto distinta localización geográfica y cronológica
al nacimiento del río Jalón. Del Musteriense, diferenciaremos dos «escuelas»: a) La franco-
o último período del Paleolítico Inferior — cantábrica (Auriñaciense-Magdaleniense), con
restos antropológicos de Gibraltar y Bañó­ muestras abundantes en el Norte (Cuevas del
las— , cuando el «Hombre de Neanderthal» Castillo, Covalanas, La Pasiega, Altam ira),
es ya una realidad tangible, hay varios nive­ Centro (Reguerillo, Casares) y Sur (la Pileta,
les en la santanderina cueva del Castillo. A Nerja, la Cala). Rasgos característicos suyos
esta época pertenecen, pues, los primeros son el naturalismo, estatismo y grandes dimen­
restos óseos de los «antepasados directos» siones de los animales representados — nunca
españoles, restos.— «Hombre de Cromag- agrupados formando escenas— , el contorno
non»— que podemos fechar hacia el año grabado de sus figuras, su «siluetismo», trazo
50.000 a. C. continuo o puntillado, el color, el aprovecha­
miento del relieve en los techos y paredes de
Mil generaciones de españoles las cuevas y la frecuente representación de fi­
Son las hasta hoy transcurridas desde la apa­ guras antropomorfas y signos extraños, amén
rición en España en esos tiempos cercanos al de los «bastones de, mando» y plaquitas con
Paleolítico Superior de los «auriñacienses» — grabados (Parpalló). b) La levantina, que em­
pueblo cazador, europeizado, que dominó la pezó a ser conocida y estudiada a fondo tras
zona vascocantábrica y a quien pertenecen los hallazgos de Cabré en el Bajo Aragón. Se
los niveles citados de la cueva del Castillo— diferencian estas pinturas de las francocantá-
y de los «gravetienses», gentes meridionales bricas por hallarse al aire libre o en abrigos
que habitaron las cuevas del Parpalló, los poco profundos, por el realismo de sus figuras
Murciélagos y Hoyo de la M ina. Posterior­ — ciervos y cabras— , las cuales, como las hu­
mente se extenderán por España unas gentes manas, suelen formar grupos y son de menor
perfectamente armadas, los «solutrenses», tamaño que las norteñas. Según Pericot, este
que labran el sílex en forma de hojas de lau­ arte — fechado por Almagro entre el Mesolíti-
rel. Diferentes de ellos, tanto por su etnia co­ co y el Neolítico— debió de nacer en el Norte
mo por su técnica, son los «magdalenienses» con los «magdalenienses» y en Levante con
— los primeros «turistas europeos» que se los «gravetienses» y «solutrenses», culminan­
sintieron atraídos por las soleadas tierras es­ do en los «epigravetienses» hasta enlazar con
pañolas— , cuyos restos industriales — azaga­ el arte esquemático del Sur — Sierra Morena— ,
yas planas, agujas, microlitos de sílex, etc.— mucho más tardío.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
52
Paleolítico
y M esolítíco

PALEOLÍTICO INFERIOR (500.000 - 50.000 a. C.) NEOLÍTICO-ENEOLÍTICO (4000 - 2000 a. C ;

PALEOLÍTICO SUPERIOR (50.000 - 10.000 a. C.) EDAD DE BRONCE (2000 - 500 a. C.

MESOLÍTÍCO O EPIPALEOLÍTICO (10.000 - 4000 a. C.) EDAD DEL HIERRO (500 a. C. - 0)

PALEOLITICO M ESOLITICO NEO LITICO -ENEO LITICO


INFERIOR SUPERIOR i-iii (2700- 1900 a. C )

Abbevi 11¡ense Auriñaciense-Matritense (8300 - 4000 a. C.) Transición (2700-2500 a. C.)

Achelense Solutrense Los Millares (2500 - 2300 a. C.)

Musteriense Magdaleniense-Capriense Los Millares II (2300 - 2100 a. C.)


Vaso campaniforme

Transición (2100- 190 a. C.)

EDAD DEL BRONCE EDAD DEL HIERRO


(1900 -900 a. C.) (900 a. C. - 0)
1- oleada celta (900 - 650)
El Argar I: a) (1900 - 1600 a. C.)
b) (1600- 1400 a. C.) 2- oledada celta (700 - 650)

El Argar II: (1400- 1200 a. C.) 3- oleada celta (hacia el 650)

Bronce final: (1200 -900 a. C.) Al} oleada celta (belgas) (600 - 570)

Cultura tartesio-ibérica (a partir del s. VI a. C.)

Cronología prehistórica española, según Pericot (arriba) y Bosch Gimpera (abajo).

Puntas protosolutrenses del Parpalló (Gandía).

•••• Yacimientos

España durante el Paleolítico Interior. (Las cruces indican


••••
•••• arqueológicos m
H Glaciac ones

hallazgos antropológicos).

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Arqueología de España

NEOLÍTICO - ENEOLÍTICO tóctonas, y que pudieron servirles de puerta


de entrada A ndalucía, Portugal y G a licia .
El Neolítico También se ha afirmado que estas formas me­
Es la etapa decisiva para el progreso de la ci­ galíticas no son más que la evolución de las
vilización española. Los adelantos culturales «cajas» o cistas, fosas rodeadas de losas de
del Próximo Oriente debieron de llegar hacia inicios del Eneolítico. Revisemos someramen­
el año 4000 a. C. por mar, a través del norte te dichas áreas de distribución en España.
de África o cruzando la Europa centromeri- a) Andalucía. Rica en cuevas y sepulcros —
dional. hasta ahora no en poblados— , es comprensi­
ble el adelanto de las culturas meridionales
El Eneolítico no sólo por su posición clave atlántico-mecli-
Hacia el citado año 4000 a. C. comenzaría terránea — de cara al comercio— , sino tam­
en Oriente la revolución metalúrgica. Abun­ bién por su riqueza minera (fue foco del vaso
dosa en metales, España debió de ser ansiado campaniforme). Muestra posible de la avan­
señuelo de los comerciantes que buscaban zadísima organización político-social son las
cobre y estaño. enormes tumbas. Las encontradas en las cue­
vas próximas a Antequera — Menga, Viera,
Las culturas sudorientales: Almería Romeral— , posiblemente fueron construidas
Alcanzan su esplendor a partir del año 2500 excavando el montículo e hincando los mo­
a. C. Han sido bien estudiadas y conocidas nolitos laterales.
gracias a los trabajos de los belgas Siret. En­ b) Galicia y resto de España. Además de los
tre sus prim eros yacim ientos destacan El núcleos dolménicos gallegos — los antas en­
Cárcel, con las más antiguas industrias lítica cerrados en túmulos o mamoas— han sido
y cerámica halladas: Tres Cabezos — hoga­ hallados restos megalíticos en el Centro —
res y cerámica antigua mezclados con ele­ Ciem pozuelos y Somaén, con patente in­
mentos más recientes— y La Gerundia — fluencia del vaso campaniforme en sus uten­
con objetos de metal— . A una fase interme­ silios— , Cataluña — cerám ica con decora­
dia pertenece el poblado del Cerro de las ción en relieve, impresiones digitales, pezo­
Canteras, con tumbas en fosa rodeadas de nes, etc.— , el Norte, con singulares y senci­
piedras con túmulo y crónlechs. La etapa de llos dólmenes, tal el de AitzkomencJi, y los
apogeo es bien visible, sobre todo en Los Pirineos. En éstos es más patente la influen­
Millares. Hay aquí restos instrumentales en cia alménense.
piedra (cuchillos enormes), cobre (leznas,
puntas de flecha), variada cerámica (tosca, Pintura y cerámica
con incisiones y ojos estilizados) y objetos El arte esquemático de esta época — origina­
mágicos y de ornato (peines, cuentas) que rio de la Cordillera Oretana— se extenderá a
debieron de utilizar para su comercio. Natu­ Levante, superponiéndose sus pinturas a las
ralmente, esta cultura — pese a que muchos naturalistas originarias. De Sur — cuevas de
autores limitan hoy su área de dispersión— los Letreros, los Canjorros— a Norte — Peña
se proyecta hacia la Meseta y la costa medi­ Tu— y otras zonas peninsulares, el arte pictó­
terránea septentrional (puñal en sílex de P¡- rico español irradiará al sur de Francia.
camoixons, parecido a los egipcios protodi- Artística puede también considerarse mereci­
násticos). damente la cerámica del vaso campaniforme
— quizás el primer signo aglutinante de la
Culturas megalíticas unidad hisp ánica— , con antecedentes en
Las antes citadas sepulturas parecen confir­ Oriente y seguidores en toda Europa. Las
mar la existencia de un nexo — quizás de tipo bandas de comerciantes españoles armados
religioso— entre los pueblos pastores y agri­ que recorrían el continente europeo y las is­
cultores, y ello en España y en el resto de Eu­ las, no sólo se mezclaron con las poblacio­
ropa. Así, en la península Ibérica sus yaci­ nes indígenas — ello explicaría tal vez la bra-
mientos abarcan toda la periferia, el Pirineo y quicefalia en el Bajo Rin— sino que a veces
ciertas zonas de la Meseta central. Las galerías influyeron en su tipo de enterramiento, en tú­
cubiertas y los sepulcros de corredor mues­ mulos también como el de estos españoles
tran que hubo una evolución posterior. Se ha que ya entonces hicieron su América al otro
dicho que estas formas sepulcrales no son au­ lado del Pirineo.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
54
Neolítíco-Eneolítico

Dolmen de Soto (Huelva).


Vaso eneolítico del Museo ele Solsona

Dolmen de Bisceglie (Italia).


1

ídolo del área portuguesa.

Material de Los Millares (Almería).

Pintura rupestre de Jos Montes Tassili (Sahara).

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EDAD DEL BRONCE primera época estas insculturas — ¿señaliza­


ción de lugares de culto o simples mapas-
Los pueblos del Sudeste. El Argar planos de orientación?— coinciden con el fi­
Los comienzos de la cultura de El Argar pue­ nal del Eneolítico y el arte esquemático meri­
den rastrearse en los yacimientos de Fuente dional: se estiliza la figura humana, se esque­
Bermeja y Lugarico Viejo, en los que se ha­ matiza la animal y empiezan a encontrarse
llaron cadáveres encogidos, sepultados en fo­ motivaciones geométricas. El segundo perío­
sas protegidas por losas, pesas, cerámicas sin do — ya en pleno Bronce— centra sus moti­
decorar, puñales de cobre — de formas trian­ vos en un conjunto de círculos concéntricos
gulares y hojas alargadas— con agujeros para — que parten de un punto o una cruz— o en
sujetar el mango, trozos de cuerda de espar­ dibujos laberínticos. El núcleo central de ta­
to, etc. Sus vasijas — clasificadas por Siret en les culturas debió de hallarse en el valle del
ocho tipos— están hechas a mano, son por lo Lérez (Galicia).
general de color negruzco y tienen tendencia
a adoptar la forma ovoidal. Abundan más los Los pueblos baleáricos
cuchillos de cobre que los de bronce. Dignos Las islas Baleares — habitadas tardíamente,
de mención son las alabardas, los brazaletes comenzada ya la Edad del Bronce— forman
— uno de oro— y las excepcionales diade­ un mundo aparte. Su excavación permitió
mas. distinguir tres fases bien diferenciadas: nú­
Naturalmente, el área de difusión de esta cul­ cleo argárico, ciclópeo isleño y colonización
tura abarcaría el Levante, la Meseta, Portugal «romanizada». Restos de la primera época
y las zonas norteñas. son las cuevas-habitáculos (Cova del Bou) y
Al final del Bronce, y antes del año 1000, los enterramientos, bien en refugios naturales
ocurrieron las invasiones indoeuropeas, cu­ (Santa Margarida), bien abiertos en la arenis­
yos restos arqueológicos son abundantes en ca (Mola de Felanitx), con objetos instrumen­
Cataluña — hallazgos de Espolia y Agullana, tales típicamente argáricos.
vaso exciso con bellos motivos geométricos y Mas es el segundo período, el ciclópeo, el
asa de botón alto de Serinyá—-. Su cronología que singulariza el mundo balear. Estos pue­
relativa ha podido ser fijada gracias al desa­ blos tienen como recinto elemental el po­
rrollo de los rebordes de las hachas y la cur­ blado, con gruesa muralla flanqueada por
vatura de su filo. Del típico palstave se pasará torres (talaiots). Menos abundantes en Me­
— entrando ya en el Hierro— al hacha tubu­ norca, son aquí peculiares, sin embargo, las
lar. Las espadas — el mejor «filón» se halló en navetes — de forma de nave invertida, con
Huelva, con la típica espada de bronce de paredes en talud y fachada plana— y las
hoja pistiliforme— y las hoces singularizan taules — mesas de piedra sobre una losa ver­
esta etapa final del Bronce peninsular. tical— , éstas, a veces, rodeadas de pilares y
muros. Es posible que fueran una especie de
Los pueblos atlánticos «patio de sacrificios» de animales, a juzgar
Avanzado el segundo milenio, la cultura ga- por los restos de caprinos y bóvidos allí en­
laicoportuguesa alcanza su apogeo al uníso­ terrados. Los objetos hallados — cerám ica
no con la de los pueblos bretones e irlande­ de forma troncocónica, base plana y asas
ses, con quienes debieron de tener relaciones macizas, hachas robustas de bronce (a veces
comerciales dada la riqueza del NO peninsu­ tubulares), piezas de adorno— no son de­
lar en oro y estaño. La primera etapa del masiado abundantes, excepción hecha de
Bronce atlántico se señala por la riqueza de los restos funerarios de los talaiots. Lo que sí
su orfebrería (Quinta de Agua Branca). Poste­ parece evidente es que la población debió
riormente la metalurgia alcanzará todo su es­ de vivir del comercio, pues el Mediterráneo,
plendor, como lo demuestran los abundantes desde el año 1000 a. C. hasta la talasocracia
hallazgos de «hachas de talón» o A púnica, debió de ser «una balsa de aceite».
estos pueblos atlánticos se deben las Pese a la proximidad de los temibles carta­
turas o grabados en la superficie de las losas gineses — asentados en Ibiza desde el siglo
graníticas cercanas al mar, posiblemente rela­ Vil a. C .—> la colonización de las dos gran­
cionadas con el mundo cretense — tal la la­ des islas baleáricas, y sus contactos con la
beríntica de Mogor— y difundidas por todo península itálica durante el Bronce, parecen
el Atlántico (Irlanda, E.U .A ., Canarias). En su incontrovertibles.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
56
Edad del
Bronce

Puñal de bronce (Montilla).

Cerámica y hachas de bronce de El Argar. Puntas de dardo en bronce (Montilla).

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EDAD DEL HIERRO La cerámica hallstática, bruñida o grafitada


(Vora Tuna), invade todo el NE y se mezcla
Los fenicios con la regional tras asimilar sus elementos
Supuestas las relaciones españolas de todo decorativos arcaicos — cordoneado, relieve e
orden con las civilizaciones mediterráneas, impresiones digitales, etc.— . Su proyección
los primeros «colonizadores» que vinieron a seguirá tanto el camino del Sur (cerámica al-
España fueron los fenicios, quienes — según meriense de Vera), como el del Centro, a tra­
las fuentes escritas, no las arqueológicas— vés de Aragón (Fabara), la Rioja, Ávila (cerá­
fundarían Gadir hacia el año 1000 a. C ., Sexi mica excisa), Cuenca (casco), Cáceres (escu­
(A lm u ñ é car), M alaca (M álaga) y Abdera dos y puñales) e incluso el del Norte (objetos
(Adra). Difícil es discernir lo puramente feni­ de orfebrería). Fijándose en la toponimia em­
cio de lo cartaginés — el segundo de estos parentada con la de la Tracia, Bélgica y Ale­
pueblos suplantó al primero— en los yaci­ mania — Bosch Gimpera ha señalado la lle­
mientos arqueológicos de esta época. Tal el gada de cuatro oleadas, a las que pertenece­
tesoro de Aliseda, entre cuyos objetos de rían sucesivamente: a)los beribrace
adorno descuella un riquísimo cinturón de berones y pelendones, los pueblos de la Me­
oro. Restos del comercio fenicio — pueblo seta, cempsos occidentales, cimbrios y ger­
que, si no introdujo, sí mejoró las técnicas manos de Sierra Morena — pueblos celtas
artesanas metalúrgicas y agrícolas— son los que en el Sur se co n fu n d irá n con los
objetos (escarabeos) encontrados en Alcácer tartesios— ; c) los set'es, lugones, germanos y
do Sal, Gibraltar y Carmona. celtovetones serían los terceros en llegar a la
Península —Fiada el año 600 a. C .— , y, tras
Los tartesios ellos, d) las oleadas belgas (autrigones, vac-
Citada por la Biblia y la Ora Marítima, algu­ ceos y arevacos). De los dos grandes grupos
nos autores — siguiendo la Filología— dan a — goidelos y botones— en que los historia­
la ciudad de Tartessos un origen cretense o dores dividen a los celtas, los goidelos serían,
etrusco. La primera hipótesis explicaría la es­ a juicio de Almagro, quienes invadieron y
pléndida organización político-social que go­ ocuparon la Península durante más de cuatro
zó Andalucía ya en el año 2000 antes de C. y siglos. La «¡berización» de las zonas costeras
que fuera cuna de la cultura del vaso campa­ en contacto con el exterior tendría efecto a
niforme, del fenómeno megalítico, etc. De partir del año 500 a. C.
hacia el 700 a. C. data el reinado del fabulo­
so y magnánimo Argantonio («el rey de la La civilización del Noroeste: los griegos
plata»). Tras el hundimiento de los íoceos en Los primeros helenos en arribar a las costas
Alalia (535 a. C.), los sombríos púnicos sitia­ españolas — aproximadamente hacia el si­
rían y arrasarían a Tartessos, ocupando la ri­ glo IX a. C .— fueron los calcidios de Eubea,
quísima Andalucía minera, comercial y agrí­ los mismos que introdujeron el alfabeto y
cola, que tiene escritura muy anterior a la fundaron la primera colonia griega del O c­
ibérica (turdetanos) y cuyos habitantes des­ cidente en Cumas, cerca de Nápoles. En Es­
cuellan ya por su «genio alegre» (Posidonio). paña la fundarían los rocJios en Rhode (Ro­
sas). Fiada la segunda mitad del siglo VII a.
Los ligures C. empiezan sus fructíferos contactos con
Constituyen un enigma más del pasado espa­ Tartessos los samios y foceos, y así lo certifi­
ñol protohistórico. ¿Fueron quizás los «neolí­ can restos arqueológicos corno el vaso co­
ticos» pueblos autóctonos del Occidente, so­ rintio hallado en jerez. Son posteriores fun­
bre los que se superpondrían íberos y celtas? daciones como las de M ainake (¿Almuñé­
¿Están en relación con los vascos, como pue­ car?) y Hemeroscopion (Denia), Rhode, Em-
de conjeturar la Filología? ¿Son ¡lirios pro- porion, G allípoli y otras colonias griegas, en
toindoeuropeos, los ambrones precélticos o contacto con Massalia — foco del comercio
los albiones? mediterráneo y centroeuropeo a través del
Ródano— . Sobre todas descollaría Ampu-
Los celtas rias, donde se halló una bella estatua de Es­
Las primeras entradas de las bandas célticas culapio en mármol pentélico, un torso pra-
las ha «detectado» la Arqueología en Catalu­ xiteliano de Afrodita, cerámica, armas, obje­
ña gracias a las típicas urnas de incineración. tos de adorno, monedas, etc.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
58
Edad
del Hierro

Joyería fenicia de La Aliseda (Cáceres).

Cerámica hallstáttica de los campos de urnas.

A R Q U E O L O G ÍA DE ESPAÑA
59
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LOS CARTAGINESES Culturas ibéricas


Referente a su localización geográfica, Bosch
Excelentes militares y políticos, en perpetuo Gimpera las sitúa en el sur y sudeste peninsu­
choque con los indígenas, los púnicos domi­ lar. Uno de los caracteres comunes a estos
narán las costas españolas — Mastia o Massia pueblos ibéricos será el emplazamiento de­
(Cartagena) fue fundada en el año 826 a. fensivo — colinas fortificadas— de sus pobla­
C .— y crearán un potente imperio (Amílcar, dos (Castellar, la Serreta, San Antonio de Ca-
Asdrúbal y Aníbal) que controlará el comer­ laceite, Castell de Palamós, etc.), cuyos mu­
cio occidental — los monstruos atlánticos son ros varían por su aparejo, a veces refinado e
mitos suyos— durante más de cuatro siglos. incluso con capiteles helenizados: Cortijo del
En Ibiza (Puig des Molins) se han encontrado Ahorcado, de Baena, Cerro de los Santos, al-
los más representativos restos arqueológicos baceteño, necrópolis granadina de Galera y
púnicos. la jienense Toya (Peal de Becerro). En sus
Han sido también encontrados diversos obje­ santuarios — tal el de Collado de los Jardines
tos púnicos en Punta de la Vaca (sarcófago (Jaén)— son comunes los exvotos de bronce.
antropoide de mármol), Villaricos (necrópo­ En la plástica animal es visible la huella de
lis), G alera (diosa sedente con esfinges) y Oriente (Bicha de Balazote), mientras que en
Carmona (marfiles de tipo asirio). la humana los especialistas señalan (senti­
miento de religiosidad, expresivismo altivo y
Los iberos m elancólico de sus figuras, suntuosidad en
¿Existió el pueblo ibero o sólo se trata de una joyas y ropajes, etc.) el antecedente inmedia­
rama de los celtas? ¿Su origen es mediterráni- to de la imaginería española contemporánea.
do-africano o caucásico?1Desde el siglo VI a. El arquetipo de esta estatuaria es la «Dama
C ., las fuentes señalan la existencia de los de Elche», en la que se patentiza la influen­
iberos, habitantes del Levante español. Des­ cia griega (algunos ven en su tocado el pri­
pués — sirviéndose de restos arqueológico-fi- mer ejemplar de la típica mantilla).
lológicos— los historiadores «han visto» ibe­ Los objetos de adorno — anillos, brazaletes,
ros doquiera que han aparecido restos perte­ fíbulas— , las armas — la o sable cur­
necientes a la cultura ibérica. Pericot trata de vo, las soliferrea o lanzas arrojadizas— y so­
esclarecer las cosas así: las poblaciones del bre todo la cerám ica— elegante en el Sur,
Paleolítico Superior, Mesolítico y Neolítico con riquísima decoración geométrica vegetal
— estas últimas con una aportación africana o animal en el SE (tal la de Liria con escenas
visible en culturas como la de Almería e in­ curiosísimas), Cataluña (geometrismo) y Ara­
fluidas por las civilizaciones del Oriente me­ gón (barroquismo de la cerámica de Azai-
diterráneo-— debieron de pertenecer étnica­ la)— han ayudado a aclarar algo el misterio
mente al mundo mediterráneo — gentes doli- ibérico.
cocéfalas de estatura mediana y piel more­
na—-. Gracias a su posición estratégica, privi­ Culturas célticas del interior
legiada para el comercio, a su rica agricultu­ Pese a la influencia ibérica, estas regiones no
ra y minería y a su cultura propia, estas civili­ perdieron sus caracteres primigenios. Ello es
zaciones culminarían en la espléndida reali­ visible en el tipo singular de armas encontra­
dad de Tartessos, aglutinante de todo lo ibéri­ das (Numancia), campos de urnas con estelas
co. Al ocurrir las invasiones célticas estos (Aguilar de Anguita), fíbulas anulares y zoo-
pueblos europeos se mezclarían con los ibe­ morfas, cerámicas, cuernos de caza numanti-
ros de Levante y los tartesios de Andalucía, nos en barro que recuerdan el cárnyx galo,
quienes asimilarían algunos de sus rasgos dis­ etc.
tintivos — las armas célticas, su cerámica y
los objetos de adorno fueron la «última mo­ Culturas célticas galaicoportuguesas
da», siendo copiados sistemáticamente por Más atrasados aún, estos pueblos continua­
los indígenas durante cierto tiempo— , pero ron desarrollando lentamente sus antiquísi­
sin perder su personalidad propia. Q uizás mas culturas atlánticas. Son singulares los
ello explique la rápida asimilación posterior castros — poblados fortificados en montes y
de la España «civilizad a» por la también colinas sin calles, de elevado nivel técnico-
«clásica» Roma, cuyos soldados — al contra­ arquitectónico, pero más pobres que los del
rio que los «salvajes» hunos— serán recibi­ resto de España a juzgar por los hallazgos—
dos, generalmente con los brazos abiertos. y los torques o collares.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
60
Edad
del Hierro

Vaso ibérico de Ampurías.

Mascarilla púnica en barro (Ibiza).

Carro ibérico en bronce (Mérida).


La «Dama de Ibiza».

A E I O U L M N (N N ) R RR SX (2 )

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Alfabeto ibérico. (Según Gómez Moreno).

A R Q U E O L O G IA DE ESPAÑA
61

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Arqueología de América
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ATLAS DE A R Q U E O L O G IA
62
Princip ales focos en
Rmérica del Sur y Central

I Mexicanos
II Mayas
III Chibchas
IV Incas

agricultores

Cazadores-recolectores

Neocalcolíticos

Niveles de civilización en la América precolombina. (De Disselhoff).

A R Q U E O L O G IA DE AMÉRICA
63

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Arqueología de ñm érica

El HOMBRE EN AMÉRICA culturas — preclásicas o preco­


lombinas— desarrolladas entre 1200 a. C. y
Origen del hombre americano y poblamien- 300 d. C .— tienen ya muchos puntos en co­
to del continente mún. De las áreas culturales sudamericanas
— mexicana, mayoide, colombiano-centroa­
Desde un principio se le ha supuesto al hom­ mericana y las tres andinas— es quizá la se­
bre del Nuevo Continente un origen extraa- gunda — empleo del engobe y uso de pasta
mericano, tesis que aún se mantiene firme al blanca para decorar la cerámica— , con focos
no haberse encontrado restos fósiles de ho­ como Uaxactum, Yucatán y Tres Zapotes, la
mínidos o primates superiores anteriores al de mayor irradiación por toda Sudamérica
Homo Sapiens. Según esto, América debió (Oaxaca, Barriles, etc.).
de permanecer depoblada durante gran parte
del Cuaternario. Los primeros inmigrantes lle­ El indio sudamericano
garían hacia el año 40.000 a. C .. ¿Que de Caracteres generales
dónde procedían estos primeros pobladores?
Hay respuestas para todos los gustos: del Me­ 1) Antropológicos. — Según un antropólogo
diterráneo, de Asia, de África, de Oceanía... español, tienen en común: la frente baja y
Otra pregunta se han planteado al unísono chica; los ojos hundidos, pequeños y oscu­
los especialistas. Racialmente, ¿es único o ros; boca grande y nariz dilatada.
múltiple el origen del hombre americano?
Los citados estudios señalan: 2) Lingüísticos. — Es característica la polisín­
a) Un origen oceánico-asiático para el hombre tesis — unión del sujeto, complementos y ad­
y las culturas americanas, hipótesis que las verbios del verbo para formar una sola pala­
excavaciones llevadas a cabo por los arqueó­ bra— , la incorporación y el empleo del co­
logos rusos Voronin y Dlkov al sur del lago lectivo por el plural.
Ushkovo (Kamtchatka) parecen confirmar.
b) Un origen racial múltiple, con rasgos de 3) Etnográficos. — Hay variedad y diversidad
todos los continentes y una última aportación acentuadas en su vivienda, vestido, ornato.
esquimal.
Una de las teorías más generalizadas señala 4) Económicos. — Se han señalado tres gru­
que los primeros inmigrantes — de tipo aus- pos generales: a) pueblos agricultores —man­
traloide y origen norte-asiático— debieron dioca o yuca, azteca; maíz, maya; papa, que­
arribar durante el Paleolítico y dieron lugar a chua, antillana o brasileña— ; b) pueblos ca­
culturas «autóctonas» del tipo Sandía Cave y zadores y pescadores —caribú, Canadá; bi­
Folsom. En el Mesolítíco les siguieron pue­ sonte, Oeste, E.U .A .; salmón, Centro E.U .A .;
blos canoeros atrasados, de quienes derivarían Guanaco, Argentina— ; c) pueblos recolecto­
después — sus rasgos mongoloides les dife­ re s— frutos silvestres, California— . Solían be­
rencian de los primeros invasores— esquina­ ber chicha, mate y pulque. Desconocían la
dos, califó rn id o s y fuégidos. Las oleadas rueda — perros, llamas y kayaks eran sus me­
mongoloides invasoras finalizarían en el Neo­ dios de transporte— y tuvieron frecuentes
lítico con la llegada de gentes braquicéíalas y contactos comerciales con sus vecinos.
agricultoras.
5) Sociales y políticos. — Hay semejanzas en
El hombre prehistórico americano su vida social —familia, clan, calpuili, ayllu,
Sus culturas tribu— , siendo más frecuente la exogamia y
el colectivismo que la endogamia y la propie­
Útiles industriales que recuerdan los solu- dad privada. Políticamente eran muy primiti­
trenses del Viejo Continente — y que el C14 vos. En América del Norte se daba el matriar­
fecha hacia el 10.000 a. C .— han sido en­ cado — descendencia por la mujer— , mien­
contrados en Folsom y Sandía Cave (Nuevo tras que en la del Sur arraigó el patriarcado.
México), yacimientos en los cuales se halla­
ron, además, puntas sin retocar, lanceoladas 6) Religiosos y artísticos. — El fetichismo, el
y con una entalladura lateral próxima a la ba­ toteismo, culto a la Naturaleza y a los astros
se. Mucho más antigua, la técnica pictórica eran sentimientos comunes a casi todos los
del Paleolítico europeo está igualmente bien pueblos americanos, así como su sentido pic­
representada en el norte y sur de América tórico y decorativo — tejidos y cerámica— y,
(Lagoa Santa, Patagonia, etc.). Las posteriores entre los mayas, el cientifismo.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
64
El hombre
en Hmérica

Fairbanks

Great Bear Lake

Poin^ed Mountam

Élmonton

Brohm K cagan
Llnd Coulee Browns Valley
Mac Haffie

Promontory Williamsom
. Dead Man Cave Gráham Cave
Tule SprVigS
S a n ta R o s a V Folsoln Rusell Ca
L a k e M o have\ _ S ? nd,a Cave The Quad feite
Ventana Portales Abílene
Bunet Cave ,-u —1
úsenhakn f
X lip a s /

Lagoa Santa

Laguna

Guanaqueras
La s Cenizas
Tandil

Irrfoyos
mío E ste
Ltmay
Yacimientos arqueológicos en la América
Septentrional (De Worminglon), fo m o d o ro R iv a d a v ia
y en la América Meridional C a ía la O liv a

(De Schobinger y otros). jo ld o s

Los arqueológicos, con circuí ¡tos, [C u eva de Pally Aike


los antropológicos, con crucecitas. C abo D o m ingo

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
65
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Arqueología de Hmérica

LA PREHISTORIA Y EL PALEOLÍTICO PALEOLÍTICO DE CENTROAMÉRICA


DE AMÉRICA
Río de la Pasión (Guatemala); las huellas hu­
Los especialistas aseguran que el hombre ha­ manas y de animales del lago Managua, y
bitó el continente americano hacia el 35.000 una punta de dardo costarricense, de lado
a. C. De paso señalan el tope de la prehisto­ acanalado, tipo Folsom-Clovís, son sus ha­
ria americana, encuadrada entre esa fecha y llazgos.
el descubrimiento español. Nosotros vamos a
referirnos a la historia de América a través de PALEOLÍTICO DE SUDAMÉRICA
los descubrimientos arqueológicos del Nuevo
Continente: creemos que los datos y hechos Parecen ser piezas paleolíticas de taller las
tecn o ló g ico -arq u eo ló g ico s del prim itivo halladas por Cruxent en El jobo (Venezuela).
hombre americano podrían servir para el me­ En Alangasi (Ecuador) se encontraron restos
jor conocimiento ínterse de Centro
líticos,y óseos
Suda- y cerámicos, junto a un mamut
mérica, más próximas entre sí por su tradi­ en parte quemado por el hombre. Son evi­
ción y cultura de lo que erróneamente los es­ dentemente paleolíticos las puntas, raspado­
pañoles, estadounidenses y los mismos suda­ res y cuchillos peruanos de Huancayo. En
mericanos creen. Antes de revisar las indus­ Viscachani (Bolivia), Ibarra señala dos grupos
trias, armas y viviendas y el arte prehistórico industriales semejantes al de Sandía:
sudamericano — y podríamos entender por chanense, por percusión y sin retoque, y
sudamericano lo «aborigen que pervive» al Ayampitinense, lanceolado.
sur del Río Grande (por cuanto en estas tie­
rras meridionales el elemento primitivo fue Argentina
respetado y, viviente, aún cuenta) frente a la
realidad norteamericana, en que el elemento Son culturas paleolíticas ciertas las magallá-
anglosajón persiguió y casi extinguió las cul­ nicas de las cuevas Fell, Palli Aike y conche-
turas aborígenes que le ataban al pasado— . ros de la isla Navarino. Menghim periodiza
Adelantemos que el glaciarismo americano así el Paleolítico patagón:
es disincrónico con el europeo y que el hom­ a) Industria oliviense ■—estratos sobre terrazas
bre debió de aparecer en el Nuevo Mundo marinas de 50 m de altura, con conchas Ve­
durante el W isconsiniense, equivalente al nus, lascas con retoque o sin él y grandes ras­
Würmiense europeo. En México, el Cuater­ padores; fechable entre el 14000 y el 9000 a.
nario ha podido ser reconocido por los movi­ C .— ; b ) Solanense — con puntas de base re­
mientos glaciares — con morrenas terminales dondeada utilizadas por gentes cazadoras y
que van de 3.100 a 4.350 m— y por la for­ pescadoras de hacia el 9000 antes de C .— ; c)
mación de terrenos aluviales sobre la volcá­ Tóldense —coetánea de la anterior, con pun­
nica «tierra madre». En el resto del centro y tas de dardo bifaciales-pedunculadas sin ale­
sur de América son escasos los estudios reali­ tas, escasos restos óseos y la boleadora más
zados — nosotros nos hemos valido del ma­ antigua de Am érica— ; d) Casapedrense —
nual del profesor Alsina Franch para resumir que probablemente se desarrolló hacia el
la Arqueología de la América Latina— , con año 6000 a. C., y coincide con el esplendor
excepción de la Argentina, y gracias a los es­ pictórico rupestre— ; e) Prototehuelchense —
tudios allá realizados sobre las terrazas mari­ entre el 5000 y el 4000 antes C .— y f)
nas. Tehuelchense, de conchas Mytilus, finas pun­
tas líticas de flecha en forma de hoja, y esca­
PALEOLÍTICO DE MÉXICO so instrumental óseo, industria que se puede
fechar entre el 3000 y el 1000 a. C. Típica in­
Hallazgos arqueológicos del Paleolítico me­ dustria paleolítica de la Pampa es la Tandi-
xicano son el «hombre de Tepexpán» — in­ liem se, con cuarcitas instrum entales, del
dustrias San Juan I y II y complejo Chalco, 5000 al 2500 a. C.
con abundantes restos industriales fechables En el NO y en las serranías centrales, culturas
entre el 8000 y el 2000 a. C.— , los de Santa como la Ayampitinense y, más recientemen­
Isabel Iztapán — punta de dardo entre costi­ te, la Ongamirense. La lla­
llas de elefante, animal ha tiempo extingui­ mada también, gráficamente, «cultura del ha­
do— y Tamaulipas. cha de mano».

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
66
La P re h isto ria
y el Paleolítico

Esta d o s U nidos M éxico

i
i
Glaciarismo | L ... - .A r e
Años europeo j Lluvias Terrazas Terrazas
Glaciarismo (en el SO.) Clima Glaciarismo lacustres Sedimentos Volcanismo marinas Sedimentos Clima

1.500,

1.200 .

900,

NIVEL ACTUAL
FASE IV
ACTUAL (SECO)

PERIODO
ACTUAL
ACTUAL lTyi' \
SUBATLÁN-
TÍCO
HUMUS (HÚMEDO)
':£ \ HOLÓGENol
MÁS I I
RECIENTE :

TERRAZA &JB-BOREM
DE 3 M. PQpYM ÁS
FRESCO)
3.000,

llitifer;;" EASE I
TERRAZA
4000. ACTUAL
DE 6 M. ATLÁNTICO
MEPTTER- CON AVANCE DE TIERRA DE HUMUS (h ú m e d o
MAL LIGERAS AYLOTEPITO; TOIÍXZ1NGO; h o ló g en o ym á s

■'VARIANTES MÁS CÁLIDO)


ANTIGUO ¿
*******
- - - - - — —

TERRAZA BOREAL
DE 10 M. (SECO V
AUMENTO
DEGLACIA- CORDOBEN- q e LA j e M.
AITITER- í CIÓN CALICHE III FASE I
CION SE PERATURA)
MAL MUY SECO «AJO NIVEL (liARRIl ACO)_

LOESS
INIGLACIAL PLATENSE SUBÁRTICO
TERRAZA^
mi DE 18 M

Correlación de los datos geológicos del Cuaternario americano (EsU Unidos, México y Argentina).

Puntas del Paleolítico americano: las tres finales, de Tepexpán.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
67
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Arqueología de América

M ÉXICO CENTRAL arquitectura. La urbe de Teotihuacán, en tor­


no a su «Camino de los Muertos», ubica re­
Con Arm illas, y entre los años 500 a. C . y cintos como el templo de Quetzalcoatl y las
1500 d. C ., distinguiremos tres etapas decisi­ pirámides del Sol, la Luna etc. La pintura flo­
vas en la evolución de Mesoamérica, ámbito reció en el período denominado Teotihuacán
vagamente limitado por los dos océanos y las III — paneles con flora y fauna del templo de
reglones de Honduras-San Salvador y Sono- la Agricultura, Casa de Barrios, Tepantitla,
ra-Sinaloa. Etapas llamadas Formativa, Clási­ etc.— . Al período Teotihuacán II, anterior,
ca o Floreciente e Flistórica o Militarista. Son corresponde el fulgor de la deshumanizada
caracteres regionales comunes: la arquitectu­ estatuaria casi cubista (diosa de las Aguas),
ra, propiamente escultura monumental, con con sus máscaras pulidas y figurillas.
afán «exteriorista» — recintos de Chichén It-
zá, ciudadela de Teotlhuacán— . Representa­ Cultura tolteca
da genéricamente por la pirámide — la primi­ Fundadores de Tula y «refundadores» de Teo­
tiva de Cuicuilco, aún baja; la grandiosa y tihuacán probablemente — hay rastros tolte-
pesada de Teotihuacán; las aéreas y elegantes cas en el Yucatán y El Salvador— , Tula sirve
del Viejo Imperio maya— , esta arquitectura como arquetipo de la arquitectura tolteca
es eminentemente religiosa. Ello se ve en los (templo de Tlahuizcalpantecuhtli, de base pi­
palacios — los mayas de Uxmal, con falsa bó­ ramidal y cinco cuerpos superpuestos). Co­
veda; los teotihuacanos de Tula, con la primi­ lumnas — serpientes emplumadas, pilastras
genia columna mesoamericana— y en los con relieves, cariátides— , guerreros y atlan­
juegos con cancha entre promontorios alar­ tes de brazos en alto son sus elementos ar­
gados. La pintura que aquí nos interesa es la quitectónicos característicos. En escultura
mural, grabándose antes la composición con destacan los chacmooles y los mesurados re­
punzones. Ceometrismo, floralismo... y reli­ lieves y frisos procesionales. La típica cerámi­
giosidad son caracteres típicos de esta pintu­ ca tolteca es la Mazapa, de banda roja en los
ra, que desconoce el claroscuro y la perspec­ bordes de los vasos. Cabe destacar las cultu­
tiva. Aunque la escultura está casi siempre en ras locales de Cholula — con su enorme pirá­
función de la arquitectura — pilastras tolte- mide— y Xochicalco.
cas, relieves de Xochicalco— , existe también
la exenta —figurillas y grandiosas testas ol- Cultura azteca
mecas, máscaras aztecas, vitalistas esculturas Dividida comúnmente en cuatro grandes perío­
tarascas— . La cerámica, menos perfecta que dos, en esta sincretizadora cultura sobresale el
la andina, varía en su forma y decoración policromismo aportado por la Mixteca-Pue-
siendo frecuente el apoyo trípode. Destaca la bla. Hay restos chichimecas en arquitectura y
cerámica policroma mixteca y la anaranjada ello es visible en la pirámide Tenayuca (Azte­
fina. ca II). Conjunto urbanístico primigenio es el
Las influencias de Mesoamérica son percepti­ de la capital, Tenochtitlán, con sus tres gran­
bles en el SO de E.U.A. Ateniéndonos al Mé­ des calzadas, el templo Mayor, el palacio de
xico Central distinguiremos: Moctezuma, etc. Descuellan también el de
Malinalco (en gran parte excavado en la ro­
Cultura arcaica ca), las ruinas de Tepozteco, el templo circu­
Yacimientos en Atzcapotzalco, Copilco, Ma- lar de Calixtlahuaca y la pirámide Tlaloc.
linalco, etc. En arquitectura descuella la pirá­ Muestras excelentes de su estatuaria y relieves
mide de cuatro cuerpos, planta casi circular son la grandiosa Coatlicue, la piedra del Sol y
de Cuicuilco. la eurítmica cabeza del Caballero-Águila,
La cerámica de botellones de cuello estrecho amén de máscaras y figurillas. Su pintura es
y ancha panza del Arcaico Medio, la negra casi un calco de la mixteca. Destacan, en ce­
del Arcaico Reciente la «mujer bonita» de rámica, la Tenayuca — platos y cuencos con
Tlatilco y las figurillas de fosa son muestras soportes plano-cilindricos o de copa— , la va­
de la citada cerámica y de la escultura. riada en forma y decoración de Tenochtitlán y
Tlatelolco, y la bellísima policroma mixteca.
Cultura teotihuacana Son conocidas las excelencias de la habilidad
Más antigua que la tolteca y con huellas en azteca en el arte plumario, no menos que en
Guatemala (Kaminaljuyú), sobresale su sólida el lapidario y en la herrería.

ATLAS DE ARQUEOLOGÍA
68
Méníco
c e n tra l

Fecha* Periodos Yacim ientos arqueológicos

400L
TEOTIHUACAN I
CERRO DEL TICOMAN-
GUALUPITA II
ZACATE NCO TEPALCATE CUICUILCO
SUPERIOR
700.

ZACATENCO
TLATILCO
EL ARBOLILLO II MEDIO
SUPERIOR
COPILCO

ZACATENCO TLATILCO
INFERIOR INFERIOR
PRIMITIVO EL ARBOLILLO I

1.400*
Período a rca ico del M é x ico central (según C o varrub ias, 1 957, y Piña, 1 9 5 5 , sim p lifica d o y m odificad o ).

Períodos tr d ícionales
Fechas Periodización Arm illas Yacim ien to s
Vaillartt A rm illas
900 “
TEOTIHUACAN V TEOTIHUACÁN IV AHUITZOTLA-AMANTI.A

TEOTIHUACAN IV TEOTIHUACÁN III o IV TLAMIMILOLPA TETITLA

TEOTIHUACÁN III TEOTIHUACÁN III XOLALPÁN GRUPO ViKING SUPERIOR

EL CORRAL
TEOTIHUACAN II TEOTIHUACÁN II MICCAOTLI GRUPO VIKING INFERIOR

TZACUALLI PIRÁMIDE DEL SOL


TEOTIHUACÁN 1 TEOTIHUACÁN 1
CHIMALHUACÁN EL TEPALCATE
-
P erio d izació n de la cu ltu ra teotihuacana (según A rm illa s, 1 9 5 0 , y otros).

C alen d ario a zteca .

ARQUEOLOGÍA DE AMÉRICA
69 w ww .FreeLibros.m e
Arqueología de América

MÉXICO MARGINAL mientos de La Lima, etc.— , peculiar escultu­


ra — hachas, yugos y palmas con representa­
CULTURAS DEL VALLE DE OAXACA ciones humanas— y cerámica variada — es­
cudilla y cuencos lisos y negros del período
Cultura zapoteca Mata Verde; cerámica decorada y toscas figu­
Abarca del período Monte Albán I al IV. Su rillas del Remojadas Inferior; bella cerámica
arquitectura se halla bien representada en la barroca y vasos-trípode del Remojadas Supe­
citada Monte Albán — gran plaza rodeada de rior; cerámica negra, marfil y anaranjada con
templos— y en Mitla — anárquicamente ur­ decoración del Tajín I, II y III y platos planos
banizada— , con sus paramentos verticales o vasos-trípode cilindricos de Cempoala— ,
terminados en losas y sus grandes dinteles amén de arcillosas figurillas.
pétreos. Arquetipo de su escultura son los
movidos relieves de los Danzantes (Monte Cultura huasteca
Albán I). La pintura zapoteca — máscaras y Día a día se conocen más a fondo — trabajos
procesiones— no suele estar bien conserva­ de Ekholm, Mac Neish y Meade— las singula­
da. La evolución de esta cultura la marca ridades de esta cultura. Su arquitectura aflora
bien la cerámica. En Monte Albán I, ésta se en el edificio casquete casi esférico— de arci­
decora con sencillez, y adopta formas muy lla quemada de El Ébano, la pirámide escalo­
varias -—vasos con mango vertedero, anula­ nada de planta circular, en lajas, de Huejutla
res, con trípode mam ¡forme— . Monte Albán y los grandes edificios-plataformas de Tampo-
II ve aparecer las grandes urnas. Monte Albán zoque. Lugar señero por su perfección ocupa
III es la época de esplendor (urnas cinerarias la escultura —figurillas con pechos al aire y
con figuras humanas o de animales). Monte manos en el vientre: pectorales de concha; fi­
Albán IV sugiere decadencia — típico vaso guras exentas (el Adolescente )— , siendo es­
con mango vertedero— . Monte Albán V casos los restos pictóricos (El Tamuin). La ce­
quiere decir Cultura M ixteca: sintetizadora, rámica se ha podido estudiar mejor; destacan
según Covarrubias, de elementos de Xochi­ en ella: a) Período Arcaico: ollas de boca es­
calco, Teotihuacán, Monte Albán y Cerro Las trecha y cuencos monocromos en la fase Pa­
Mesas. Destaca este autor que la arquitectura vón; cerámica monocroma negra, fase Ponce;
(yacim ientos de Montenegro) y escultura trípodes fase Aguilar y cuencos con decora­
mixtecas — dioses de piernas cruzadas, traba­ ción pintada de los períodos Pánuco l-ll. b)
jos lignarios y eborarios— prefieren el arte Período C lásico: magnífica cerámica de in­
menor a la monumental¡dad. Con restos en fluencia teotihuacana de las fases Pánuco III-
Mitla, la pintura sobresale en el campo deco­ IV, con vasos color crema y acanalados, c) Pe­
rativo, aplicado a la cerámica, cuyos ejem­ ríodo Histórico o Posclásico (Pánuco V-VI).
plares genéricos suelen ser los cuencos de Hay bellas figurillas de arcilla.
tres patas con serpientes y cabezas de águila
por soporte. En orfebrería, la técnica de la CULTURAS DEL MÉXICO OCCIDENTAL
cera perdida.
Aparte la Tarasca, deben citarse las culturas
Cultura olmeca locales de Sinaloa (cerámica de Chametla),
La arquitectura se halla bien representada en lalisco (cerámica Cofradía y Corral i lio; figuri­
La Venta — plaza rectangular rodeada de pi­ llas Ameca-Tacoalco), Colima (Los Ortices,
rámides montículos de Tres Zapotes, Las Me­ Armería y Periquillo, con expresivas figuri­
sas, etc.— . La estatuaria en piedra y madera llas). Nayarit (asombrosas esculturas-caricatu­
es técnicamente casi insuperable por su mo­ ras y sabrosas escenas de la vida real), Apat-
vilidad y realismo. Hay dos tipos humanos zigán y Guerrero. Conservó bien, frente al
genéricos de labios y nariz finos o gruesos. «rodillo» azteca, sus peculiaridades la cultura
Tarasca, con singularidades observables en su
Cultura de Veracruz central arquitectura — yácatas de Tzintzuntzán— , es­
En contacto con las áreas mayoide y teo- cultura —tosco chacmool de Ihuatzio; oreje­
tihuacana, es el período final — cultura de ras y figurillas, grandes o pequeñas, de El
Tuxpán Reciente, Castillo de Teayo, Tajín III, Opeño y C hupícuaro — cerám ica — vasos
Cenipoala, isla Sacrificios— el que la carac­ globulares de Chupícuaro; policroma y rojo-
teriza, con su arquitectura sui — los anaranjada de Zinapécuaro— y metalurgia,
siete pisos escalonados de la pirámide de los campo en el cual dominaron perfectamente
Nichos, de Tajín, y edificios adjuntos; yaci­ el martillado, laminado y fundido.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
70
MéHico
marginal

"^—l1
;; Cerro de las
Valle de M éxico Los Tuxtlas
M esas
1500
AZTECA IV

A7TFCA III C DE LAS MESAS


SUPERIOR II

AZTECA I
1200 —

1100 — CERRÓ DE LAS


COMPLEJO
AZTECA I MESAS
TOTELCA
1000 — SUPERIOR 1

900 —

800-
TEOTIHUACAN IV

CERRO DE LAS TRES


MÉSAS ZAPOTES
INFERIOR 11 SUPERIOR
TEOTIHUACAN I

TEOTIHUACAN I
CERRO DE LAS TRES
MESAS ZAPOTES
INFERIOR 1 MEDIO
r
TEOTIHUACAN I

TICOMAN-
CUICUILCO •

« H .m - •
800
TRES
ZAPOTES
ZACATENCO INFERIOR
TLAT1LCO
|pjíiX r*' ’l'S'VOf.íí*

Las culturas olmecas y del México central, comparadas (según Jiménez More­
no, 1959).

Escultura olmeca en piedra, de La Venta. Escultura tarasca en arcilla.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
71

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Arqueología de Rm érica

ÁREA MAYA casa imaginería exenta. Hay que mencionar


la etapa Clásica,tosca al principio y que al­
La primera referencia escrita que nos da noti­ canza su madurez hacia el siglo VIII d. C.
cias de los mayas — quizá venidos de «las frías (área del Usumacinta); la Dinámica, caracte­
tierras del Norte»— es la «placa de Leyden» rizada por su nombre, al igual que la Deca­
(317 después de C.) El estudio de su cerámi­ dente final. Arsenal de la estatuaria maya es
ca ha permitido establecer tres períodos: a) Copán — con sus barrocas estelas monumen­
A rcaico: cerámica de Las Charcas (Altos de tales— , amén del dintel — casi figura exen­
Guatem ala), Mamón (El Petén), C h ican el, ta— de Piedras Negras, las figuras en estuco
Usulután (El Salvador), Playa de los Muertos de Palenque y un ch
lde Chichén Itzá.
o
m
a
(Honduras) y Tzakol u Holmul (relacionada Técnicamente, su pintura se reducía a relle­
con Monte Albán II); b) Clásico: Tzacol y Te- nar y colorear — polvos y líquidos m ezcla­
peuh (El Petén y Yucatán), Esperanza (Guate­ dos— un bosquejo trazado en rojo. Se em­
mala); c) Posclásico: mayatolteca del Yuca­ pleaban tales colores de acuerdo con un típi­
tán; Qankyak y Xinabahul, plomizo y mexi- co simbolismo expresionista: el mar se pinta­
canoide, en Guatemala. Los elementos más ba siempre de azul; el follaje, de verde, etc.
importantes de su inestable arquitectura son Son bien conocidos los murales de Uaxactún
las grandes plataformas (Palenque); los zóca­ y los vitalistas paneles de Bonampak — los
los, muros, entablamentos y cresterías de las cuales han hecho posible conocer mil deta­
decorativas fachadas (templo de la Cruz); las lles de la indumentaria, costumbres, ritos y
sencillas bóvedas (a veces en forma de esca­ escenas vulgares de la vida diaria maya— ,
lera) — lo que requiere gruesos muros y habi­ los murales de temática bélica o religiosa, del
taciones estrechísimas— ; las planas techum­ templo de los Tigres y de los Guerreros (Chi­
bres de madera y cemento; los pórticos, con chén Itzá). La influencia tolteca se podrá ras­
dinteles pétreos, arcos en saledizo o colum­ trear hasta en Honduras.
nas (templo de los Tigres); las columnas y pi­ Los tipos de cerámica más singulares son los
lastras con relieves procedentes de los tolte- citados de Mamón — sencilla, no pintada,
cas, y las decorativas escalinatas. Tipos esen­ con modelado e incisiones decorativas y con
ciales de edificación son las plazas y recintos las formas características de jarro de ancho
(Uaxactún); los esbeltos templos (Palenque); cuello o platos, negros o rojos, todos raya­
los palacios; los juegos de pelota (Copán); los dos— , C h ican el — menos difundida, con
observatorios, ligados a su sistema-calendario cuencos rojos o negros y jarros semejantes
(Uaxactún); los arcos triunfales (Lubná); las en forma a los de Mamón— , Tzakol — de for­
tumbas (Kaminaljuyú); las fortificaciones pe­ mas variadas, pies en anillo o trípode y deco­
riféricas (Palenque), los recintos urbanos y ración en relieve— , Tepeuh — polícroma, ci­
obras de ingeniería diversas (calzadas, acue­ lindrica y con tres pies, extendida a la Guate­
ductos, etcétera). mala norteña, Honduras y El Salvador— ana­
En la escultura emplearon barro, madera y ranjada — con incisiones sobre un baño ne­
piedra para sus relieves y estelas (relaciona­ gro o blanco— y Plumbate o plomizo, quizás
das con el calendario), altares, dinteles y es­ originaria, ésta, de las tierras altas del Sur.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
72
Área
maya

Á rea m aya n orte j P e te m | A ltos d e G u atem ataj U lú a -Y o jo á E l S a lv a d o r 1


de G u a te m a la G r ija lv a y S u d e s t e j
1500- DESINTEGRACION

1400. MIXCO VIEJO


CHIAPA XII NACO
m a y a -t o l t e c a II CHINAUTLA
300 TAZUMAL
TAYASAL
IZUU.
TOHIL
m a y a -t o l t e c a I AYAMPUC PLUMBATE CHIAPA XI ULÚA-YOJOÁ

POLICROMO TIUTAC

SAN |UAN CHIAPA X


* PLUMBATE
PUUC
TEPEUH AMATLE-PAMPLONA

SANTA LUCÍA
''S S L PETEN ANTIGUO CHIAPA IX
TZAKOL COTZUMALHUAPA
Oxkintok ESPERANZA TZALAN
FLANCE BASAL
CHIAPA VIII POLICROMO

IXKU
FORMATIVO TARDÍO MATZANEL CHIAPA VII
AURORA
Yaxuna Homul 1 SANTA CIA RA
ioo CHIAPA VI
- ■-


CHIAPA V USULUTÁN
CHICANEL EL BAÚL IZAPA
MIRAFLORES-ARENAL
CRUCERO
|g j| FORMATIVO MEDIO CONCHAS 2 CHIAPA IV
Xtampac
' PAHLA
Dzibilnocac PLAYA DE
600 LAS CHARCAS CHIAPA III LOS MUERTOS
MAMÓN ARÉVALO
CONCHAS 1 CHIAPA II ULÚA BICROMO
K3RM AIJVO OCOS
TEMPRANO CUADROS CHIAPA 1 YARUMELA 1
Maní

Culturas del área maya y regiones vecinas (según Jiménez Moreno, 1959; Pina, Coe, 1963, modificados, según Alcina).

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
73
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Arqueología de Hmérica

CULTURAS CENTROAMERICANAS rísticas figuras humanas con un animal al


hombro). Su cerámica puede dividirse en tres
He aquí los caracteres — comunes siempre tipos: Luna, del lago Nicaragua (cuencos trí­
en algún punto— de los países mejor estu­ podes con líneas pintadas); Managua (cuen­
diados de Centroamérica, pues son zona de cos trípodes con figuras de aves y serpientes)
paso obligado para los emigrantes del norte y y Zapatero (urnas funerarias con decoración
del sur del continente. modelada).

Honduras Costa Rica


De las regiones arqueológicas excavadas has­ Su arquitectura suele reducirse a sus montí­
ta ahora — costa norte e islas de la Bahía; re­ culos ( Reventazón y Talamanca), con piedras
gión del Ulúa-Yojoá; regiones centro-sudoc­ y lajas con relieves en sus esquinas y, a ve­
cidentales— , los estudios ceram ográficos ces, enormes petroglifos (Boruca). Dentro de
más completos son los de la segunda región la estatuaria — la de mayor volumen, con fi­
citada — donde además se encontraron los guras humanas; de animales, la más peque­
yacim ientos arquitectónicos en forma de ña, por ejemplo la hallada en Línea Vieja— ,
montículo de Playa de los Muertos y Naco; pueden también considerarse las tablas (Ira-
esculturas con influjo mayoide o meridional; zú), metates (Nicoya) y los objetos industria­
metates, morteros y cuchillos en mármol y les y de ornato — águilas, caciques, enormes
piedra, etc.— . Dentro de sus variados estilos esferas pétreas, figurillas anilladas del D¡-
cerámicos deben mencionarse, en el período guís— en que tanta perfección alcanzaron
Formativo, el de Playa de los Muertos— ollas, los artesanos costarricenses. La cerámica de
cuencos y vasos generalmente pintados y sus tres básicas regiones arqueológicas — ver­
acompañados de figurillas— , el Ulúa bicro- tiente atlántica y Altiplano; región de Nicoya;
mo — trípodes con slip o decoración rojo- región del Diguís—- es bastante homogénea.
anaranjada sobre la cual se dibujan temas li­ Son frecuentes los trípodes — con pies largos,
neales en negro— y el Yojoá Monocromo, huecos y curvos, o figurando cabezas huma­
cerámica sencilla, tal vez la más antigua de nas— , a veces de color arcilloso, a veces mo­
Centroamérica. De épocas más recientes son nocromos con decoración lineal. Cerámicas
los estilos Ulúa mayoide — con tipos como el muy peculiares son la achocolatada y la poli­
Santa Rita (vasijas cilindricas o platiformes croma — estilo jeroglífico— de Nicoya; en el
con tres pies cilindricos) y Las Flores (figuras Diguís, sus enormes vasijas pardas y otras en
de máscaras o monstruos)— , Ulúa geométri­ forma de trípode.
co — comúnmente, un cierto tipo de olla de
boca ancha y abierta, redonda base y asas la­ Panamá
terales— y el Yojoá policromo — subdividido Menos excavada que Costa Rica, de las cinco
a su vez en mayoide y animalístico— . Cabe regiones arqueológicas del país — Chiriquí y
citar también la cerámica Naco — nahúa por su cerámica armadillo; Veragua, con sus en­
su influencia, decorada con pinturas geome- terramientos en la cima de los cerros, sus me­
tristas rojinegras sobre un slip blanco— y las tates semejantes a los costarricenses y su fa­
vasijas sem icilíndricas de asas y superficie bulosa técnica artesana del oro; Coclé y su
con decoración en relieve. trabajado del oro y la tumbaga, botellones de
cuello ancho y mango vertedero, con geome-
Nicaragua trisnios animalísticos; Darién, con su cerámi­
De las tres regiones — el Pacífico, el Altiplano ca de base anular y decorada con incisiones
y la Llanura costera— , las dos últimas deno­ por fileteado o modelado, y Monagrillo— ,
tan contactos costarricenses. La región del esta última ha sido la mejor estudiada, pu­
Pacífico nos ofrece, en su arquitectura, la diéndose citar como muestras cerámicas ar-
mentada forma de montículo (isla Zapatero), quetípicas las del Complejo Monagrillo (lisa,
tal vez enterramiento. Algunos de estos tú­ sin decoración y de formas muy variadas), la
mulos se encuentran flanqueados por cuatro del Complejo Alvina (lisa, rojo-anaranjada y
columnas. La escultura —en función de esos con grandes asas) y, finalmente, la menos
m ontículos-enterram ientos, o exenta— es grácil del Complejo Tigre — cohispánico— ,
más meridional que mesoamericana (caracte­ con sus ollas y jarros acollarados.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
74
Culturas
c e n t r o a m e r ic a n a s

<
B E L IC I

r Playa de las Muertos /


^ L a s Flores /
Q u irig u J^ ^ ^
Santa Wankybila
«^^^^LaHoriday
’ H O N D U R A S j ?
\ / Los NÍranjos
YOJOA

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EL S A L V A D O R ,
/Usuiután §

.LAGO MANAGUA

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ISLA ZAPATERA zE
LAGO NICARAGUA
O ISLA bMETEpl"

«:...' •

Mapa arqueológico de Honduras y Nicaragua.

Metate de Nicoya (Costa Rica). Cucharón mayoide del lago Yojoá (de Alcina).

A R Q U E O L O G IA DE AMERICA
75

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Arqueología de Bm érica

EL CARIBE Cultura caribe


Pocos de sus restos arqueológicos tienen una
Cultura siboney personalidad caribe propia, casi siempre atribui­
Procedentes tal vez de Sudamérica o La Flori­ da a los antes citados tainos a ellos sometidos.
da, y en más que posibles contactos con los
toscos guanahatabey cubanos, sus restos ar­ VENEZUELA
queológicos, sin apenas cerámica ni másca­
ras, suelen centrarse junto al agua. En Cuba Región occidental
son frecuentes los objetos de concha, los gla- Restos frecuentes son los cuencos de uno o más
diolitos y los montículos de tierra, ceniza y pies y variada decoración, acompañados co­
conchas (caneyes). En Santo Domingo — ti­ rrientemente de figurillas, sedentes en taburetes
pos Couri, Cabaret y Playa de las Conchas— , de cuatro patas, y objetos «alados» de ornato.
los gladiolitos con grabados geométricos, los
morteros, hachas, etc. Hay también y a c i­ Costa noroeste
mientos interesantes en Puerto Rico (el Coro­ Hay hallazgos cerámicos en La Pitia y El Ca-
so) y Trinidad. ñito (geométrica y policroma, con flautas y fi­
guras antropomorfas); Barquisimeto (enterra­
Cultura arawak o taino mientos con objetos votivos de joyería y
En Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Baha- cuencos de base anular o en trípode); Quibor
mas e islas Vírgenes, los invasores arawaks (cuencos a veces iguales que los anteriores,
difundieron la agricultura y crearon su propia pero con pies prominentes y geometrismos
cultura, que asim ilarían por completo los decorativos muy coloreados); Carache (de
nuevos invasores caribes (siglo XV). Son sin­ parecido estilo); Bocono (cuencos y jarras de
gulares en su arquitectura, los bateyes (Corral pie anular o trípode — a veces sin engobe y
de los Indios). Aparte las pictografías y los con decoración por incisión o modelado—
petroglifos, son de recalcar instrumentales ti­ acompañados de figurillas humanas); Coro
po hachas, collares, piedras acodadas y de (semejante a Q uibor); El Mamón (con in­
tres puntas con facies humanas, platos y dú- fluencia antillana), etc.
hos animalísticos: todo parece hablarnos de
la religiosidad del pueblo taino. Su cerámica, Lago Valencia
en Cuba adopta dos tipos: Bani y Pueblo Vie­ Se señalan dos fases: La Cabrera — grandes
jo. La de Santo Domingo — cuencos casi jarros y vasijas de doble pico, lisas y de color
siempre con asas verticales y agarraderas de­ natural— y Valencia, con formas cerámicas
coradas por modelado o incisión de las fases muy diversas, hachas y, sobre todo, figurillas
Anadel y Boca Chica— guarda semejanza femeninas con ojos «tipo grano de café» y
con la de Puerto Rico e islas Vírgenes — cerá­ clara diferenciación sexual.
mica fina con asas y pintada de las Cuevas;
más refinada de Ostiones; cuencos, piezas de Costa nordeste
tres puntas y las pétreas figuras humanas fle- Menos estudiada. En Guaraguao se han que­
xionadas (zems) de Santa Elena; tosca de Ca­ rido ver influencias siboney.
pá; cuencos con decoración incisa junto a la
boca, de Esperanza— , la de La Martinica — El Orinoco
tipos de Santa María y Vivé— y Trinidad — Los Barrancos señala el contacto con las
cerámica con decoración incisa, modelada y Guayanas; su cerámica lleva un slip decora­
rojinegra pintada con dibujos blancos— . La do con incisiones estilizadas y geométricas.
cultura arawak, en Haití, adopta la forma de Los yacimientos del Ronquín presentan dos
Meillac -—sin objetos de tres puntas ni juegos facies diferenciadas según que su cerámica
de pelota y con fina cerámica de delgadas sea más o menos pulida y brillante.
paredes, casi siempre cuencos decorados con
incisiones lineales paralelas— y Carrier, ya Los Llanos
con juegos de pelota e influencia dominica­ Se han exhumado enterramientos en urnas y
na. Su área de expansión abarcó naturalmen­ montículos elevados junto a las calzadas o
te Jamaica y las Bahamas. muy cerca de ellas.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
76
El Caribe

Maracaibo- Lago de Cum aná Lo s Alto Orinocc Bajo


Cam pano M argariti
Coro V alencia Llan o s O rinoco Medio O rinoco

)A B A - GUMARABO PLAYA
VALENCIA PUNTA % $ Q | 2 CAMORUCO CUARGUA-
URO SAN FELIPE ARENAS 5 ' S £ ^ GUACUCO
PO

BOCA
TACA­ LOS
MARE CHUARE. EL AGUA
BARRANCOS1
LA PITIA CAROS CÓTUA

CABRERA
CERRO
MA­ TOCUYANO PUNTA
MAYAL
CHA! X BARRANCAS GORDA
AGUA RONQUÍN
BLANCA C.. *

MICHELENA PEÑON * SALADERO MAíSJ|CUARF


- -

CABO
BLANCO
EL HENEAL MANICUARE CUBAGUA

Culturas ele Venezuela. (Cruxent y Rouse, 1961; modificado, según Alcina.)

Típico búho.

Iclol i lio del lago Valencia.

Figurilla guajira. Petroglifos de Vigirima.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
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Arqueología de América

ÁREA AMAZÓNICA rias fases evolutivas: a) Ananatuba, con cerá­


mica castaño-amarillenta, dura y lisa, decora­
Poco estudiada aún arqueológicamente, po­ da a veces por incisión; b) con
dernos diferenciar en ella tres grupos cultura­ vasijas sin decoración o de líneas raspadas,
les: el de las Guayanas; el del Amazonas y el que se superpondrá a la anterior; c) Formiga,
de la Costa Atlántica brasileña (sambaquís). de burda cerámica cenicienta; d) Marajoara,
época de esplendor que oscurecerá a las pri­
Las Guayanas meras fases. Hay, entonces, yacimientos so­
Las Guayanas son a la vez, por sus principa­ bre montículos funerarios artificiales, tangas,
les caracteres arqueológico-culturales, ama­ y diversos tipos de cerámica — champlevé,
zónicas y antillano-venezolanas. Quizá sea pintada, Palmatary— diferenciada por su ge­
Guyana la mejor estudiada. Son interesantes, ométrica decoración en tapiz.
en ella, los viejos petroglifos, pictografías y La cultura Santarem se singulariza por su ce­
alineamientos. Mayor interés aún presentan rámica de barroca decoración — casi estatua­
las conocidas industrias del NO — sambaquís ria y mesoamericana— con vasos-cariátides,
de la fase Alaka; estilos cerámicos de la fase vasos-candelabros, vasos-efigies, platos do­
Mabaruma y de la más reciente fase Wara- bles, antropomorfos, trípodes, etc.
muri— ; la cerámica con decoración incisa, Son también interesantes yacimientos arque­
muy fina, del distrito Demerara (fase Abary); ológicos de la zona amazónica los de Mira-
poblados, cementerios y grutas de la fase canguera y los de los ríos Teffé, Ñapo, Beni,
punu ni(en el distrito de su nombre) y cerá­ Guaporé, etc.
mica con decoración incisa del área Essequi-
bo Superior, fases Taruma y Wai-Wai. Los sambaquís
Los yacimientos de las restantes Guayanas Estos m o n tícu lo s co n ch e ro s b ra sile ñ o s
guardan cierta semejanza con éstos. plantean aún problemas a los especialistas.
Singular importancia posee la Guayana brasi­ Por ejemplo, sus orígenes. ¿Son éstos debi­
leña, nexo entre ellas y las Antillas. Pueden dos a causas naturales o a la mano del
diferenciarse en ella fases como la Aruá — in­ hombre?
sulares o continentales (islas Mexiana; Auro­ Esta última teoría parece hoy la más razona­
ra), con yacimientos en poblados de casas ble si queremos encontrar una explicación
comunales, cementerios y alineamientos con lógica a estas colinas de berberechos a veces
urnas y cerámica Piratuba tipo antillano— , limpias — es decir, formadas por valvas de
A risté— yacimientos como el de Cunany, con berberechos y ostras— , a veces compactas, o
depósitos de urnas funerarias zoo o antropo­ sea, formadas por sedimentos y conchas de
morfas en galerías, grutas naturales (Ulakte- mejillones, lo que las hace más apasionantes
Uni) y las de Vila Velha; cerámica lisa, inci­ al poderse casi establecer una estratigrafía
sa, bruñida o pintada; raros objetos y figuri­ gracias a las difusas líneas y capas cinerarias.
llas pulimentados— , Mazagáo — antiguos es­ Abundantísimos en otras épocas, al ser utili­
tilos cerámicos Uxy, Pary y Anauerapucú; de zados en cantidades industriales para la fabri­
Villanova, Camaipi y Picaba, más recientes— cación de cal, su número ha decrecido nota­
y, finalmente, fase Maracá, con urnas funera­ blemente, siendo la zona meridional brasile­
rias de figuras humanas, sedentes y de rasgos ña — Sao Paulo, Río Grande do Sul— la que
tubulares. mayor número de sambaquís posee. Tales
sambaquís — fechados por Laming-Emperaire
El Amazonas hacia el año 4000 a. C. y clasificados por
Sus más importantes hallazgos cerámicos son ellos en laguneros, costeros, fluviales y conti­
los de Marajó y Santarem. En la cultura Ma- nentales— poseen restos óseos y pétreos tos­
rajó, posiblemente en contacto con la de las cos, con cerámica ciertamente tan escasa co­
Antillas y NO de la Argentina, se señalan va­ mo poco estudiada todavía.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
78
Brea
a m a z ó n ic a

A m azo nas Bajo M inas Santa O riental


G uyana Medio A m azo n as G era is C atarina Paraná

ARÚA TUPÍ-GUARANÍ
1500-
MABARIJMA TUPÍ-GUARANÍ
SANTAREM ARÍSTE TUPÍ-GUARANÍ
RECIENTE ITACOARA III
MAZAGAO

GLJARITA COARI MARAjOARA ESTIRAO


1000-
COMPRIDO II

BOIM JOSÉ VIEIRA II


MABARUMA
MANACAPURÚ ESTIRAO
ANTIGUO MANO U El RAS ITACOARA II
COMPRIDO I
500-

ILHASTA JOSÉ VIEIRA I


CATARINA l SAM BAQUÍII. IJA
ITACOARA I DOS RATOS
ALAKA ANANATUBA
0- -o ' ; SAMBAQUÍS SAMBAQUÍ
lAUARl
ARAUJO II

500-

CERCA GRANDE

í.
1000-

LAGOA FUNDA

1500-
“ ' .J: . I' ( . •vQUjír.;

Culturas del área amazónica (según Altent'ender y Meggers, 1963, y Sanoja, 1963).

Urna funeraria de Maracá. Típico ejemplar de cerámica de Marajó.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
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Arqueología de América

COLOMBIA sin pulir; fusayolas; ocarinas; figurillas con


nariguera— tumbas en forma de pozo, exca­
REGIÓN SEPTENTRIONAL vadas en la roca, a veces en urnas; diverso
instrumental lítico y, sobre todo, objetos en
De las culturas en ella comprendidas — Ran­ oro y tumbaga muy bien labrados.
chería, César, Tairona, Río Magdalena, Costa La cultura Quimbaya, de los valles del Cauca
de Barlovento y Complejos Crespo y Sinú— , y del Quindio, presenta en su cerámica gran­
las tres últimas — pese a contar con cerámica des ánforas ovoides, copas, vasijas-barco y
globular casi siempre, figurillas y objetos mil vasos antropomorfos de figuras sedentes o
de concha y piedra— son las menos conoci­ erectas con cabeza rectangular desmesurada
das. y ojos-incisiones. Su dominio en el campo de
En la cultura Ranchería —curso medio del río la orfebrería del oro y la tumbaga — botellas,
Magdalena— se señalan los períodos Luna — pectorales, animales, máscaras, etc., inigua­
platos y cazuelas en globo blancos, pintados, lable por su perfección y belleza— es extra­
negros, incisos o policromos; figurillas antro­ ordinario.
pomorfas discos de cerámica— ; Horno — con Igual tecnicismo alcanzó la cultura Calima —
vasos globulares; figurillas femeninas de ca­ fraguas de los «patios de los indios»— , que
beza rectangular y ojos incisos y en «grano de posee una singular cerám ica — globular,
cafe», en sus dos fases— ; Cocos — con tipos cuencos de ancha boca, vasija doble antro-
cerámicos toscos, rojo liso y blanco pintado, pomórfica— con decoración generalmente
este último decorado— y Portacelli, con esti­ pintada.
los lisos o acanalados, rojos casi siempre, y
protuberencias en los rebordes. REGIÓN MERIDIONAL
De la cultura César, de las orillas del río de
este nombre, se conocen bien los períodos En posible contacto con las regiones del Cau­
La Paz, Hatico y Portacelli, con diversos esti­ ca, Ecuador y Perú, siete son las culturas —
los cerámicos y una especie de curioso Corinto, Popayán, Patia-C uachicono, San
merang. Agustín, Tierradentro, Nariño y Tumaco—
La Sierra Nevada de Santa Marta es el pri­ que han sido hasta ahora «detectadas» en es­
mordial foco de la cultura Tairona, cuya ar­ ta región. Esquemáticamente, he aquí algu­
quitectura posee tres tipos fundamentales de nos de los restos comunes en ellas:
vivienda — circular por su cimentado— con Corinto: río Pichindé; complejos Río Bolo y
dos entradas y postes sosteniendo ia techum­ Quebrada Seca y plataformas con vivienda y
bre, amén de los muros de contención, pórti­ tumbas en pozo.
cos primarios, estelas, etc. Su cerámica, casi Popayán: magnas estatuas cilindricas que se
siempre sin decoración pintada, adopta la hincan en el suelo, con sexo bien diferencia­
forma globular-antropomórfica, siendo fre­ do, enormes extremidades y torso, cabeza di­
cuentes los tipos roja-gruesa y negra-fina. minuta, rasgos faciales incisos. Bien diferen­
La cultura del Magdalena hace referencia al ciadas de las de San Agustín, es posible su
curso inferior del río. Las formas más corrien­ parentesco con las centroamericanas.
tes son las urnas funerarias llamadas de los Patia-Cuachicono: tumbas-pozo.
Mosquitos (La Jabonera, La Cimitarra), cilin­ San Agustín: descuella por sus tumbas de lo­
dricas, con base redondeada y tapadera con za pétrea, que a veces contienen sarcófagos;
figuras zoo o antropomorfas. sus plantas rectangulares de vivienda y, muy
especialmente, su estatuaria-relieve, de di­
REGIÓN CENTRAL mensiones extraordinarias — brazos pegados
al cuerpo o sobre el vientre; desmesurados
Seis son las culturas de esta área — Guane, caninos, ojos y boca—, las más de las veces
Lache, M uzo, Chibcha, Quim baya y C a li­ con un diminuto «sosia» a cuestas.
ma— , siendo hasta ahora las últimas las me­ Tierradentro: presenta semejanzas con la es­
jor estudiadas. tatuaria anterior, singularizándose por sus hi­
La cultura Chibcha o Muisca parece que con­ pogeos de planta oval excavados en la roca.
siguió sus mejores logros en el campo políti­ Finalmente, Nariño posee una cerámica muy
co. Arqueológicamente es aún poco conoci­ característica — ollas globulares, con cuello
da. Uno de sus yacimientos más interesantes corto y asas, y decoración pintada— y Tuma­
es el de Sogamoso, con arquitectura — v i­ co, con peculiar estatuaria, zoo y antropo­
viendas de planta circular y gruesos postes- morfa quizás influenciada por la de Esmeral­
maderos— , cerámica — globular, gris clara y das.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
80
Colombia

Costa Pacifico Costa Pacifico Altiplano Sierra Nevada


Sur Magdalena Sinú y litoral Goajira
Norta

150CT BETANCI-
CÜPICA
CHIBCHA LA MESA i, TAI ROÑA VI LORIA
IV
TUBARA

1000“
CUPICA NARIÑO
MI TIERRA ALTA PORTACELLI
QUIMBAYA
COCOS
500“ ¡
CÜPICA JIERRADENTRO : HAT ICO
CIÉNAGA
^ MI. LOMA
DE ORO
HORNO
0 PUEBLO BELLO
O ‘ MOMPOS LOMA DE LÓPEZ
TUMACO SAN AGUSTÍN PALMIRA
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UuaaA:,.. .A,,. . A;Á-A:‘ r -aA-A•:.
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500“
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MOMIL 1
1000“ INDIOS
... ; ■ A¿ í d WSSmK^m
V. a ■ : . :■a :
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L S í E E Í B E SAN JACINTO
1500“ A O : ; ....:
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PUERTO
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3000” HORMIGA

. ‘A* Ü , ' fjl A

Culturas de Colombia (según Cruxent y Rouse, 1961, y Angulo, 1963).

Muestra de cerámica sinú. Raro ejemplar de cerámica quimbaya.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
81
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ñrqueología de América

ECUADOR montículos funerarios, como los del yaci­


miento Hacienda Esperanza.
M arginales con respecto a las peruanas
prehlspánicas y en más que posibles contac­ LA ZO N A SERRANA
tos de todo tipo con Mesoamérica. Las mo­
dernas teorías de Jijón y Caamaño incluyen Quizá se hallen aquí los eslabones que unían el
al Ecuador — como a Colombia y a Centroa- país con Colombia en época prehlspánica.
mérica— en el área chlbcha. Además se se­
ñalan Influencias septentrionales (nahuas), Carchi
orientales (caribes y jíbaros) y meridionales En arquitectura se han encontrado restos de
(quechua). Como regiones bien diferenciadas viviendas de planta circular y techo cónico
encontramos la de la costa y la de la sierra. sostenido por soportes.
Los enterramientos, individuales o en cemen­
LA ZON A COSTERA terio, adoptan la forma de pozo con cámara
— o cámaras, a veces muy complicadas— en
Esmeraldas el fondo. Su cerámica típica es la alargada,
Son yacimientos interesantes las plataformas de base cónica y fino cuello alto y delgado,
o enterramientos en montículo, sin estructura amén de cuencos con pie y vasijas de varios
pétrea y con restos cerámicos y metalúrgicos pies y decoración variada.
(San Lorenzo, La Tollta, etc.).
Su cerámica — vasijas en trípode, copa o flo­ Imbabura
rero; vasos cilindricos de base plana, de do­ Señalaremos como estilos cerámicos bien di­
ble pico y cuerpo; pintaderas o sellos de arci­ ferenciados: a) Período I: posiblemente el
lla— presenta Influjos mesoamericanos y pe­ más antiguo, con cuencos, botellas, jarros,
ruanos. La temática a que se acoge es zoo o vasijas, trípodes, etc.; b) Período II: cerámica
antropomorfa, y su decoración, modelada, de diversas formas, decorada con incisiones
Incisa o pintada. Curiosísimas son las figuri­ geométricas, roja, o negra a veces: c) Período
llas de tierra cocida — eróticas damas, con I I I .cuencos, jarros, botellas, vasijas, trípode y
niños en brazos, pensadores, atlantes— , las la copa — o timbal— incaica.
máscaras y ocarinas y los objetos en oro, pla­
ta y platino de La Tolita. Tungurahua-Chimborazo
De los diversos estilos — Guano, Eleu Patá,
Manabí Huavalac, Puruhá, Tuncahuán— el segundo
Característicos en los yacimientos de esta re­ y el último son los más singulares.
gión — Manta, Cerro Jaboncillo, etc.— son La cerámica de Eleu Patá adopta forma y de­
los sencillos corrales; las tumbas excavadas coración variadas, debiéndose resaltar, ade­
dentro de las viviendas y recubiertas con lo­ más, las hachas cerem oniales. La de Tun­
sas y las sillas con asiento en U y una figura cahuán se caracteriza por sus vasijas globula­
humana o animal como soporte. res con pie, vasos dobles superpuestos, las
semiesféricas de cuello alto, ánforas y com­
Guayas poteras decoradas a base de animales reales
La más vieja cultura de esta familia es la de (ofidios, monos) o fabulosos (dragones) en ro­
Valdivia, centrada entre el 2400-2000 a. C. jo, amarillo o blanco.
— ella ha facilitado el estudio del Neolítico
sudamericano— debida a gentes devoradoras Azuay-Cañar
de moluscos, creadoras de las femeninas es­ Son abundantes los objetos de oro y cobre —
tatuillas de senos y cabellera abundosos y yacimientos de Cerro Nano, Chaullabam-
brazos junto al cuerpo. Se conservan también ba— y la cerámica en jarrones decorados en
diversos restos lítlcos y cerámicos. rojo y sobre ante — Cerro Nario Antiguo— o
en vasijas trípode— Cerro Nario Reciente— .
Costa meridional
Son escasos los descubrimientos arqueológi­ Loja
cos de estas reglones. Cabe mencionar el Ins­ Goza de renombre la cerámica de cocina de Sa-
trumental metálico, los restos cerámicos y los raguro y la decorada del valle de Catamuyo.

ATLAS DE ARQUEOLOGÍA
82
Ecuador

Altiplano Altiplano Altiplano Costa de Cu en ca del


Esm erald as Manabi E l Oro
Norte Centro Su r Guayas G uayas

15 OCX HUAVALAC
MANTEÑO
PANZALEO
III
1000. CASHALOMA ATACAMES iviILACj KU
ELEU PATÁ
PANZALEO
II
S. SEBASTIÁN
50Q CHIRIJE
NARRTO
HUMAN RECIENTE
TUNCAHUÁN
o.

EAONE
PANZALEO HUANCARCU ^ < “j
I CHO GUANGALA < 3 JAM BELI
v 5
50a NARRIO
< =e " Q
<
ANTIGUO
1000.
MONIAS
HUAICO CHORRERA CH O RRERA CHORRERA
1500.

2000 MACHALILLA

2500 VALDIVIA

3000

C u ad ro tentativo de las cu lturas del Ecuador (según estrada y Evans, 1963).

Plato d ecorado de C a rch i.

Escultura en creta, de Im babura.

Tres ejem p lares de cerá m ica p rotopanzalea, de Tuncahuán.

ARQUEOLOGÍA DE AMÉRICA
83
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Arqueología de América

PERÚ brillantez de sus tonos. Dominaron la meta­


lurgia.
El núcleo panandlno — costa y altiplano del
Perú y Bol ¡vía actuales— y el mesoamericano Mochica
constituyen, quizá, los focos culturales más Subrayemos, en la arquitectura, sus construc­
brillantes y de mayor difusión de toda Améri­ ciones religioso-funerarias, las castrenses so­
ca. bre los valles y obras públicas diversas. Pose­
en personalidad propia en el conjunto de sus
COSTA SEPTENTRIONAL pirámides las huacas o terrazas superpuestas.
Su cerámica es, posiblemente, la más intere­
Huaca Prieta sante de toda América. Ella, con sus repre­
Una de las culturas más antiguas de la Amé­ sentaciones escultórico-pictóricas, nos ha
rica Latina (2550-1250 a. C .). Estas gentes ayudado a conocer la realidad político-social
desconocían la cerámica y usaron instrumen­ del país. El especialista antes citado diferen­
tal paleolítico, óseo y de concha y ciertas fi­ cia cinco períodos: Mochica I, con pequeñas
bras textiles. Se han hallado huellas de culti­ vasijas-retratos y vasos fito-zoo-antropomor-
vos cuyo origen se considera americano (al­ fos; botellas con asa estribo, pico, etc., casi
godón, chile, fréjoles). siempre recubiertas de pinturas; Mochica II,
mejor cocidas, más esbeltas y con pinturas
Guañape zoomorfas de excelente factura; Mochica III,
Esta cultura, posiblemente se desarrolló, en el vasos-retratos y de animales, únicos por su
tiempo, entre la anterior etapa agrícola y el excepcional realismo-naturalismo, decorados
Neolítico. Posee la cerámica (Queneto) más de arriba abajo con motivos geométricos o
antigua del Perú. escenas de la vida diaria; Mochica IV, con al­
gunas formas nuevas, incorporando el tema
Cupisnique paisajístico, y, finalmente, Mochica barro­
También llamada Chavín Costero. De esta co atrevido y decadente por su forma y deco­
cultura se conservan restos de ración. Su escultura — al igual que sus artes
en piedra (sin mortero) y adobe, con edificios textil y plumaria— ofreció excelentes tipos
como el de PalIka (especie de templo mesoa­ lignarios (islas Macabí).
m ericano, con cinco plataform as), etc. Y
también de escultura — relieves y monolitos Chimú
del templo Cerro de Sechin; cabezas o figu­ Manifiesta influencias autóctonas (Lambaye-
ras antropomorfas de ojos felinos y labios que), mochicas y de Tiahuanaco. Huella eter­
contraídos; figurillas y objetos de adorno— . na de su arquitectura urbana son las grandio­
Lac e r á m i c a ,la subdivide Larco Hoyle ensas ruinas de Chanchán, con sus palacios y
Precupisnique, globular o cilindrica con go­ frisos. Característica es su cerámica negra, a
llete y asa estribo, mal cocida y bruñida; Cu­ veces con un pequeño simio.
pisnique, Cupisnique Transitorio, con gollete-
pico peculiarísimo, y Cupisnique Santa Ana,
exenta de félidos. COSTA CENTRAL

Salinar Paracas
Posee una excelente cerámica de coloración Propiamente se reconocen en ella las cultu­
natural — excepcionalm ente pintada— de ras de Cavernas — pozos con cámara funera­
forma globular, con asa estribo y sin decorar. ria y difuntos enfardados en mantas de deco­
ración simbolista— y Necrópolis.
Gallinazo
Sus viviendas suelen ser rudimentarias — un Nazca
cobertizo sostenido por cuatro postes—> re­ Singular es esta cultura en el mundo sudame­
llenándose los huecos de las tumbas con ar­ ricano por su cerámica —de brillantísima de­
gamasa. Para pintar su singular cerámica — coración pintada y coloreada, con felinos,
vasijas globulares de doble pico y puente, o dioses, etc.— y un arte textil a base de algo­
de varios cuerpos, casi siempre decorada por dón, vicuña, etcétera, materiales perfecta­
incisiones, pintada o modelada— utilizaron mente acabados y bellísimamente colorea­
la técnica del negativo, consiguiendo así la dos.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
84
Perú

Fechas Costa , ........ ' 1 Altiplano | Altiplanl Sor Altiplano i


Anticua Centro Centro
C/14 Norte _____ L___
Jü. L Norte Titicaca Solivia
1532 1532
INCA INCA INCA INCA INCA INCA INCA RECIENTE
1440 1438

CHIMÚ II HUAMACHUCO
CHULLPA MOLLO
1200 1300 .CHANCAY RECIENTE INCA
RECIENTE NEGRO-BLANCO =
= ANTIGUO
CHIMÓ I ROjO C.OLLAO YAMPARA 111
1000 1200
TlAHUANACO TlAHUANACO ¡
TlAHUANACO TIAHUANAGO NAZCA "Y" WILCAWAIN WARI
500 1000 DECADENTE YAMPARA II j
NAZCA 8 TlAHUANACO YAMPARA 1
MOCHICA
0 600 „ NAZCA A CLÁSICO NAZCOIDE A
LIMA AN TICUO RECUAY
GALLINAZO PARACAS- MEGALÍTICO DE
300 400 RECIENTE NECRÓPOLIS COCHABAMBA
PUCARÁ *
GALLINAZO
400 0 ANTIGUO . PARACAS
INTERLOCKINC
HUARAZ
CHANCAY í CAVERNAS
i
500 400 SALINAR CHIRIPA

■ f? %ví
CUPISNIQUE CALUYU CHANAPATA
850 600
; CHAVÍN
CUAÑAPE ANCÓN-SUPE ; , V'-
1200 ■
1250 AN TICUO PRIMITIVOS k ; '< ,,v * T- i
'■•: =:■:' *□«!■' *■/"* &
L- ñ í HUACA PRIETA
2550 ¡S ¡1 . « | fltf
-¿Mil■
?

Cuadro comparativo de las culturas del Perú antiguo (altiplanos del Perú y Bolivia actuales) (según Willey, 1948; Masón, 1957, y
otros).

Cerámica costera preincaica.

Temática de cerámica mochica. Otro ejemplar de la misma cultura.

Forma mochica típica. Antiguo pectoral en oro. Decoración típica de la costa cen­
tral.

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
85
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Arqueología de América

El ALTIPLANO SEPTENTRIONAL lista, antigua; clá sico , con monolitos tipo


Puerta del Sol; decadente, con esculturas y
Chavín relieves sobre losas y pilares, y geométrica,
En muy probable contacto con Tiahuanaco y estilizada.
Cupinisque, yacimiento esencial para el estu­ Su cerámica ha servido de base para el cono­
dio de esta cultura es El Castillo, gran con­ cimiento y división en períodos de esta cultu­
junto arquitectónico con relieves, esculturas ra, pudiéndose diferenciar los siguientes: An­
(mitológica «estela Raimondi»), y cerámica, tiguo (cuencos abiertos, botellones esbeltos y
generalmente botellones monocromos con vasos cilindricos, casi siempre policromos;
decoración geométrica. Chiripá y Pucara, éste claramente tiahuana-
coide; Clásico (cuencos, sahumadores, vasi­
Recuay jas en copa y embudo, vasijas-retrato huma­
Más que sus figuras — masculinas con maza nizadas, keros policromos también) y Deca­
y escudo; femeninas de manos al pecho— dente, menos rico en forma y decoración.
m erece m en ción su cerá m ica (cu e n co s,
cuencos-trípode), con decoración pintada o CULTURA INCAICA
modelada, monocroma las más de las veces.
Aunque según los críticos gocen de menos
Huamachuco renombre en lo cultural que en el campo po­
El conjunto urbanístico de Viracochapampa lítico, económico y social, los artesanos in­
tiene como ejemplar típico de vivienda el pa­ cas trabajaron por igual la metalurgia (obje­
tio cercado por estrechas galerías (en tres de tos de ornato, tu
s);ebanistería ( con
m
sus lados). Su cerámica (cuencos, trípodes) es curiosísima decoración pintada); arte textil
inferior a la propiamente dicha cultura pri­ (telas vivamente decoradas y coloreadas); es­
maria de esta zona del Altiplano norteño, al­ tatuaria (de pequeñas dimensiones la exenta)
rededor del cual se desenvuelven los perío­ y, especialmente, la cerámica (raquis, keros y
dos Utcubamba, Kuelape y Chipurik. aríbalos).
Mas es en la arquitectura donde alcanzaron
EL ALTIPLANO MERIDIONAL sus mejores logros, con muestras estructura­
les no superadas por ninguna otra cultura
Las culturas boliviano - peruanas — megalíti- precolombina. Y ello lo mismo en el plano
ca de Cochabamba, con esculturas y hachas; de la arquitectura civil — calzadas; obras de
vasijas globulares con doble asa (estilo Naz- ingeniería y recintos urbanos como el de su
coide A) y platos-vasos-trípode— ; keros (fino capital, Cuzco, la de los trece barrios o ay-
Nazcoide B); vasijas policromas de la cultura llus, gruesos muros de mil formas y diversos
Yampara o Mizque-Tiahuanaco; cerámica de materiales, y puertas y ventanas en forma de
decoración geométrica (estilo Yurajpuncu); trapecio— que en el de la religiosa y militar.
tosco Mojocoya tricolor; estilos Presto-Puno, Típico ejemplo de templo en la citada Cuzco
Chaqui, Huruquilla y Yura; los tiahuanacos es el riquísimo y monumental Coricancha,
costeros peruanos, con su cerámica de doble del que aún perduran espesos muros.
pico o de cubilete y sus coloreados tejidos, Quizás dedicado en principio al culto, obra
etc., y las culturas andinas reflejan la influen­ maestra del arte castrense es el impresionante
cia de la misteriosa cultura de Tiahuanaco. conjunto de Sacsahuamán, a modo de plaza
fuerte de la capital, con torreones ad hoc a
Tiahuanaco prueba de asedios, puertas de acceso estraté­
Su arquitectura puede estudiarse bien en el gicamente situadas y triple muralla ciclópea
Kalasasaya — de doble plataforma y edificios en zigzag protegiendo la cima.
con escalinatas, relieves y monolitos (El Frai­ Recintos monumentales de este tipo son, igual­
le)— , el apacana y la pirámide de Pumapun- mente, las fortalezas de Machu Picchu, Ollan-
cu. taitambo y Pisak. En el interior de este último
La estatuaria, con calidad y cantidad, ha sido se halló lo que se ha considerado un posible
dividida en cuatro estilos o períodos: natura­ observatorio astronómico

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
86
Perú
y Boliuia

ídolo; monolito de basalto negro, hallado en Tiahuanaco. Ruinas de Machu Picchu, ciudad inca fortificada
(Museo de la Paz, Bolivia.) (Perú).

Cerámica yampará.

Cerámica chaqui.

Cuchillo de plata y oro (cultura


Tiahuanaco antiguo).

V asija antropom orfa


(cultura Tiahuanaco III o Vaso en piedra (cultura incaica). (Cuzco,
Alpaca cincelada en plata (cultura incaica). clásico). Perú.)

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
87

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Arqueología de América

ÁREA MERIDIONAL DE AMÉRICA DEL SUR San José — urnas de base y cuerpo troncocó-
nicos, cilindricos y de cuello recto— y Santa
De las tres grandes regiones geográficas — el María, con urnas ovoides de cuerpo a veces
NO, el NE y la Pampa— en que podemos di­ dnturado, cuello cilindrico, asas horizontales
vidir esta zona austral, es la primera la mejor y curiosa decoración antropomorfa muy esti­
conocida. lizada.

El Noroeste Cultura chaco-santiagueña


Además de la influencia panandina, ostensi­ De las tres fases en que se suele dividir arque­
ble en toda la región, son también evidentes ológicamente esta región, es la cultura de Las
sus concomitancias tiahuanacoides, incaicas Mercedes la que posee una cerámica más sin­
e incluso amazónicas. gular, con urnas monumentales, base cónica y
paredes con engobe negro en su cara interna,
ÁREA ATACAMEÑA a veces con rebordes blancos. La Sanchituyoc
se singulariza por sus montículos elípticos,
El clima ha permitido la mejor conservación piezas textiles y puntas de flecha. En la fase
del material. Se han hallado, así, restos de ar­ Averías los montículos guardan en su interior
quitectura — pucarás o habitáculos pétreos, cuencos policromos, abundando, además de
rectangulares— , instrumental agrícola, ar­ las urnas y hornos, las íusayolas, ocarinas, pi­
mas, indum entaria y, sobre todo, tosca y pas y diversos objetos en hueso y metal.
gruesa cerám ica: pucos, vasijas cilindricas,
objetos de metal (Tebenquiche) y figurillas Comechigón
humanas de madera pintada (Rinconada). Pobre en restos cerámicos, esta cultura de las
sierras centrales es bien conocida por su
Humahuara abundante instrumental lítico — hachas, bo­
Se conservan restos arquitectónicos — pue­ las, puntas de flecha, morteros— y sus pintu­
blos viejos o poblados junto al agua y puca­ ras rupestres (Cerro Colorado).
rás o poblados fortificados sobre colinas—-,
funerarios — urnas en los ángulos de las habi­ La Candelaria
taciones— y obras de ingeniería. Su cerámi­ Los yacimientos que han proporcionado los
ca, con decoración pintada o incisa, es muy mejores ejemplares de cerámica salteña —
variada — pucos, yuros— tanto por su forma grandiosas urnas funerarias, vasijas globula­
como por su decoración (geométrica). Ade­ res con asa y, a veces, tapadera, etc.— son
más del arte industrial en metal (tumis), pie­ los de El Paso de los Antiguos, El Quebrachal,
dra, madera y hueso, son renombradas sus Huanacocha, etc.
máscaras (Tilcara) y pinturas (Chulín).
El Nordeste
NOROESTE CENTRAL Las regiones del Paraná y el Delta han sido,
arqueológicamente, pródigas en túmulos y
Dentro del complejo «Diaguitas» distinguire­ montículos, vasijas globulares con adornos y
mos, con Rex González, culturas tan diferen­ figurillas quizá de antecedentes amazónicos.
ciadas como las de La Aguada — restos de
habitación en barro y paja; montículos de La Pampa
tierra o alpataucas;enterramientos; cerámica Además de los descubrimientos de la región
(Ciénaga, policrom a; Barreal, Draconiana, — puntas de flecha con pedúnculo, cerámica
pintadas) en cuencos abiertos y vasijas cilin­ con dibujos geométricos incisos de la penín­
dricas con asa, pintadas casi siempre con sula de San Blas— pueden citarse áreas con
motivos zoomorfos— , La Ciénaga — con ha­ yacimientos tan interesantes como los de los
bitáculos ovoides más pequeños y parecida núcleos Mendoza-Neuquén (objetos de pie­
frente a la puerta; instrumental en piedra y dra, placas grabadas), San Luis-Córdoba (hor­
vasijas de tres estilos— — v i­ nos) y Querandí, en todos los cuales — ex­
viendas tipo pozo, objetos en piedra y figuri­ cepción hecha de esta última cultura, que
llas en metal, cerámica tosca, pulida, bi o tri­ posee vasijas globulares y evidentes influjos
color y rojo sobre ante— , Belén — en proba­ guaraníes— se aseveran fácilmente como co­
ble conexión con lo incaico y con caracterís­ munes la escasez de material cerámico y el
ticas urnas de base troncocónica invertida— , inconfundible sello andino.

ATLAS DE A R Q U E O L O G ÍA
88
Area meridional
de América del Sur

Cuadro tentativo de las culturas del Noroeste de la Argentina (según González, 1963, simplificado).

Bola pampeana. Trabajo en hueso (Humahuaca).

A R Q U E O L O G ÍA DE AMÉRICA
89
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CUADRO
DE MATERIAS
E ÍNDICE
MATERIAS

LA A R Q U EO LO G IA primeros habitantes de la Península.


Generalidades. Definición. Objeto. Mil generaciones de españoles.
Límites. Fuentes. Arqueología y otras El Mesolítico. Arte prehistórico español.... C/1
ciencias. Diferencias y concom itancias A/1 Neolítico-Eneolítico. El Neolítico.
Técnica arqueológica. La prospección. El Eneolítico. Las culturas sudorientales:
Métodos activos de prospección. Almería. Culturas megalíticas.
Fotografía aérea. Prospección submarina. Pintura y cerámica....................................................C/2
Métodos geofísicos. Pedología. Edad del Bronce. Los pueblos del Sudeste:
Análisis químico del suelo...................................A/2 El Argar. Los pueblos atlánticos.
Excavación. Examen morfológico. Los pueblos baleáricos..........................................C/3
Examen estratigráfico.............................................. A/3 Edad del Hierro. Los fenicios.
Anotación de documentos arqueológicos. Los tartesios. Los ligures. Los celtas.
Publicación de informes de excavación. La civilización del Noroeste: los griegos....C/4
Conservación de documentos Los cartagineses. Los iberos. Culturas
arqueológicos. La datación: cronología ibéricas. Culturas célticas del interior.
relativa. Tipología. Estratigrafía. Examen Culturas célticas galaicoportuguesas C/5
del medio prehistórico........................................... A/4
Áreas de dispersión. Sincronismos. ARQUEOLOGÍA DE AMÉRICA........................D/1
La datación: cronología absoluta. Datación El hombre en América. Origen del hombre
de yacimientos prehistóricos. americano y poblamiento del continente.
Dendrocronología. Análisis de las arcillas El hombre prehistórico americano:
estratificadas (varvas). Métodos sus culturas. El indio sudamericano:
astronómicos. Método del radiocarbono ...A/5 caracteres generales................................................D/2
Prehistoria. Método. Percusión. La Prehistoria y el Paleolítico de América.
Pulimentación. Clasificación. Paleolítico Paleolítico de México. Paleolítico de
Inferior. Paleolítico Medio. Centroamérica. Paleolítico de Sudamérica.
Paleolítico Superior. Mesolítico.........................A/6 Argentina...................................................................... D/3
Neolítico. Culturas europeas. México central. Cultura arcaica. Cultura
Difusión de la agricultura. África. teotihuacana. Cultura tolteca. Cultura aztecaD/4
Asia. América. Edad de los Metales. México marginal. Culturas del valle de
Bronce. Hierro, Cultura de Hallstatt. Oaxaca. Cultura zapoteca. Cultura olmeca.
Cultura de La T é n e .................................................. A/7 Cultura de Veracruz central. Cultura
Arquitectura. Egipto. Asia anterior..................A/8 huasteca. Cultura del México occidental.,.D/5
Escultura. Egipto. Asia anterior.........................A/9 Área maya.....................................................................D/6
Pintura. Egipto. Asia anterior.......................... A/10 Culturas centroamericanas. Honduras.
Artes industriales. Egipto. Asia anterior....A/11 Nicaragua. Costa Rica. Panamá........................D/7
Numismática. Historia. Egipto. Asia anterior..A/12 El Caribe. Cultura siboney. Cultura arawak
La moneda m etálica............................................A/13 o taino. Cultura caribe. Venezuela.
Escritura. Elementos esenciales. Historia. Región occidental. Costa noroeste.
El alfabeto................................................................. A/14 Lago Valencia. Costa nordeste.
El Egeo cretense. Minoico antiguo (MA). El Orinoco. Los Llanos.......................................... D/8
Minoico medio (MM). Minoico último (MU)A/15 Área amazónica. Las Guayanas.
El Amazonas. Los sambaquís............................. D/9
GRANDES HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS ..B/1 Colombia. Región septentrional.
Mundo homérico. Troya. Micenas. Tirinto .B/2 Región central. Región m eridional D/10
Mundo cretense. Minos. El monstruo Ecuador. La zona costera. Esmeraldas.
de Creta. Lo que dice la Historia...................... B/3 Manabí. Guayas. Costa meridional. La
Egipto. Las pirámides. zona serrana. Carchi. Imbabura. Tungura-
Negocios redondos... que se volatilizan B/4 hua-Chimborazo. Azuay-Cañar. Loja D/11
El tesoro de Tutankhamon.....................................B/5 Perú. Costa septentrional. Huaca Prieta.
Mesopotamia y sus descubridores. Guañape. Cupinisque. Salinar. Gallinazo.
Botta. Layard. Grotefend y Rawlinson. Mochica. Chimú. Costa central. Paracas.
De Sarzec y Koldewey........................................... B/6 N azca ..........................................................................D/1 2
Europa. Tuc d'Audoubert y Trois Fréres. El altiplano septentrional. Chavín.
Lascaux. Entremont. Maiden Castle. Recuay. Huamachuco. El altiplano
Monte Abattone......................................................... B/7 meridional. Tiahuanaco. Cultura incaica.D/13
España. Altamira. Tartessos..................................B/8 Área meridional de América del Sur.
El Noroeste. Área atacameña.
ARQUEOLOGÍA DE ESPAÑA Humahuara. Noroeste central. Cultura
Paleolítico y Mesolítico. El Cuaternario y chaco-santiagueña. Comechigón.
las glaciaciones. El Paleolítico: los La Candelaria. El Nordeste. La Pampa D/14

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SERIE A B/7.— Grandes hallazgos arqueológicos
B/8.— » » »
A/1.— La Arqueología
SERIEC
A/2.—
A/3.— C/1.— Arqueología de España
A/4.— C/2.—
A/5.— C/3.—
A/6.— C/4.—
A/7.— C/5.—
A/8.—
A/9.— SERIE D
A/10.—
A/11 D/1.— Arqueología de América
A/12.— D/2 —
A/13.— D/3.—
A/14 .— D/4.—
A/15.— D/5.—
D/6.—
SERIE B D/7.—
D/8.—
B/1.— Grandes hallazgos arqueológicos D/9.—
B/2.— D/10.—
B/3.— D/11
B/4.— D/12.—
B/5.— D/13.—
B/6.— D/14.—

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Atlas de Matemáticas (Análisis + Ejercicios)


Atlas de Matemáticas (Álgebra + Geometría)
Atlas de Física
Atlas de Química
Atlas de Prácticas de Física y Química

Atlas de Geología
Atlas de Mineralogía
Atlas de la Naturaleza
Atlas de los Fósiles
Atlas de la Arqueología

Atlas de Zoología (Invertebrados)


Atlas de Zoología (Vertebrados)
Atlas de Parasitología
Atlas de Biología
Atlas de Botánica

Atlas del Átomo


Atlas de la Astronomía
Atlas de la Meteorología
Atlas de la Microscopía
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Atlas de Anatomía Animal


Atlas de Anatomía Humana
Atlas del Cuerpo Humano
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