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ALTAGRACIA

Quiero dejar constancia escrita de la fiesta de la Altagracia en esta página


inspirada en la obra de Romano Guardini, escrita en el 1954: “La Madre
del Señor. Una carta y en ella un esbozo, Buenos Aires, Lumen, 1989 (60
pp.).

Las ideas son de el, solo al comienzo citadas textualmente.


*“Lo que se dice de María debería surgir de una relación con la Sagrada Escritura
mas intima de cuanto ocurre a menudo” (p. 9).
“Habría que hacer preguntas, por ejemplo, como las siguientes:
*¿Qué debió sentir María cuando se hizo madre de Jesús en el momento de la
anunciación?...
*“Cómo prepararon sus años anteriores aquel acontecimiento?
¿*Qué ocurrió en ella durante los años de convivencia con Jesús?
*¿Cómo vio la actividad pública y el destino de su Hijo?
*¿Qué representó para ella la venida del Espíritu Santo y cómo se le hizo visible a su
luz su propia relación con Jesús?...
*¿De que índole debía ser su naturaleza, su relación con Dios y consigo misma para
haber podido cumplir y vivir todo lo que se le otorgó y exigió?” (p. 10).

El esbozo es precisamente una introducción y cinco capítulos dedicados a cada una


de estas preguntas. Se coloca mas allá de la teología que razona por conceptos;
mas allá de sentirse uno tocado internamente con peligro de desviarse a la
arbitrariedad del mero sentimiento.

Se fija expresamente en el proceso de una acción divina, de una autentica


actuación-historia que se realiza tanto en lo interior como en el exterior, que
contiene tanto ideas como la imagen y puede ser captada por la labor teórica tanto
como por la visión y conformación vitales (cfr. p. 15/16).

Dominan dos ideas en la historia de la salvación: que Dios inaugura, en el mundo,


su reino y que la actuación divina aparece, en el mundo ya creado, como nueva
creación. Dios no se queda “al otro lado” sino que viene a nosotros buscando una
alianza con la librad de cada persona. En esta línea busca Guardini conocer a
María.

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Destaco solo el último punto: ¿Cómo fue posible todo eso en el caso de María?

Habría que poner de relieve esa cosa inaudita, que se otorgó y pidió a María. La
solución no va por la línea de las ideas mitológicas (María algo sobrehumano) ni de
lo racionalista y sentimental.

La auténtica respuesta reside en el concepto de gracia. Dios se la dio para


sostener lo inmenso, para aceptar lo incomprensible. Pero ¿Cómo se expresa esa
gracia?

Ante todo en la esencia y carácter de María. Debe estar llena de una maravillosa
plenitud de vida: amor, fuerte y suave, noble, valiente y humilde, desde su raíz.
También debe haber habido en ella una perfecta sencillez. Pues ese es el núcleo
del alma: la vocación, realizada como realidad inmediatamente terrena, en cada
uno de los hechos de su vida

La sencillez de María adquiere un carácter especial, porque es una mujer en quien


se realiza. Se precisa valorar la relación femenina con la existencia, la profundidad
de la concepción y la maternidad, la riqueza del sustento y cuidado del cobijo y,
sobe todo, el acierto del saber vital que hay en cada mujer.

Pero la pregunta sigue: ¿Cómo pudo María mantenerse en tal vocación? ...su
sencillez es por si algo inaudito ¿De dónde le viene? La respuesta está dada por la
doctrina de la Inmaculada Concepción.

Esta doctrina dice que María no estuvo bajo el pecado que reside en la Humanidad
por rebelión de los primeros padres. Que, por el contrario, ha sido puesta por
encima de ese pecado, en atención a la redención venidera, y ha quedado en una
relación de pura inmediatez con la nueva creación.

Existe un cierto paralelo con Eva, llena también de vida y de gracia también, pero
no bajo la visión del paraíso perdido, sino en un mundo pecador. Lo que
comienza con la Madre de Jesús no es el primer principio, sino el segundo...La
redención no había de proceder del transcurso de la historia humana, de un
empujón intrahistórico, por poderoso que fuera, sino de la pura iniciativa de Dios;
por eso la Madre estaba libre de la culpa hereditaria.

Conclusión: De las siete palabras del Ave María: la primera y la última: Alégrate
MARIA (1)... RUEGA (7) POR NOSOTROS PECADORES, son palabras vivas en que ella
y nosotros entramos en el plan de Dios, aquí y ahora, al celebrar la fiesta da la
Altagracia.

Anexo: Los protestantes no entran en el misterio de las relaciones maternales


entre María y Jesús, verdaderas personas protagonistas de la redención. En eso
está la diferencia esencial con los católicos. Es inconcebible que María de a luz y
nada más. Eso no se acomoda ni a María, ni a Jesús, ni al Espíritu Santo, ni al Padre.

P. Jesús Hernández, sdb


Director de la BAS

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