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FRAGMENTOS PARA LA DISCUSIÓN

1. Decía Ana Porrúa, especialista en poesía argentina y latinoamericana


contemporánea, en una charla-debate con docentes:

“¿Qué es lo que pasa con la poesía? ¿cuál es la sensación cuando se habla de


poesía con relación al trabajo que nosotros hacemos? ¿y en relación con sus alumnos? ¿y
con ustedes como docentes? Pensar que la poesía es ese género que tiene un carácter de
distinción -en relación con otros géneros- que habría que tratar de desmantelar. Por razones
muy diversas, pero que tienen que ver principalmente con la circulación de la poesía y los
modos de legitimación (por dónde circula la poesía, dónde se lee la poesía, qué quiere decir
“poesía” en los manuales, qué dice la crítica sobre qué es la poesía, qué dicen los poetas,
qué dice la gente en común) la poesía aparece en dos extremos: o es lo absolutamente
lejano (inclusive para el docente) o, lo demasiado cercano.
“Lo muy lejano, si se piensa sobre todo en la poesía como lenguaje: la poesía como
una forma impulsiva, como un género asociado a la idea del lenguaje poético, se presenta
siempre como “alejada”. Para trabajarla –inclusive con un grupo de alumnos-, aparece
como un género difícil, porque da la sensación de que hay que tener un manual de retórica
incorporado: los que dan poesía y los que ven poesía piensan que tienen que saber
perfectamente qué es una sinalefa, una diéresis, un encabalgamiento, una metonimia, una
metáfora, etc.
El resultado es que se aleja ese texto, se convierte en una especie de museo de
recursos retóricos y luego no queda demasiado que hacer con él. Pierde encanto para una
y mucho más para los alumnos, porque la lectura en este sentido es muy pobre. En ese
sentido, parece “alejado”: la poesía pensada como lenguaje suele aparecer como un género
muy distante del lector, como un género ilegible en donde es muy difícil reponer lo que está
diciendo el poema.
Por otro lado la poesía aparece como un género absolutamente cercano. Esto tiene
que ver con otros modos de circulación de la poesía, casi ninguno de ellos escolares.
Algunos sí –y acá apelo a mi experiencia personal- la poesía como recitación, todavía
existía cuando yo iba a la escuela –e inclusive al colegio secundario. Hay entonces una
cercanía auditiva que existe por el lado de la escuela. Pero más que por el lado de la
escuela, esa cercanía está constituida por la circulación de la poesía en, por ejemplo, tapas
de cuadernos, posters y señaladores que siempre traen el verso correcto para la situación
indicada.”

Y dice más adelante:

“Mi idea es que hoy ingresemos al corpus de textos que se propuso (que es una
antología, arbitraria como todas las antologías) a partir de la idea de cómo se construye una
ideología sobre lo poético. Entonces hay que partir de la noción de ideología; les voy citar
una definición de ideología de Raymond Williams, el sociólogo cultural. Es la más blanda de
las definiciones que da, la más alejada del marxismo más ortodoxo. Aunque sea amplia, nos
puede servir a nosotros para pensar de qué estamos hablando cuando hablamos de
ideologías poéticas:
“La ideología es la visión del mundo o perspectiva general, características de
una clase o grupo social, que incluye creencias formales y conscientes pero
también actitudes, hábitos y sentimientos menos conscientes y formulados (e
incluso presupuestos), comportamientos y compromisos inconscientes.”

Fuente: Programa Provincial de Lectura en la Escuela (2011) Cuadernillo de capacitación para Escuela Secundaria. Curso:
Prácticas de lectura y escritura en la escuela: problemas, debates y propuestas. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Dirección General de Cultura y Educación. 15
¿Qué podría querer decir en nuestro caso “características de una clase o grupo”?
Podríamos pensar tanto en clases sociales (porque la definición de ideología sobre lo
poético tiene una marca de clase social; la poesía tampoco escapa a esto), como en
grupos más o menos iniciados que se organizan alrededor de revistas, o en tertulias, en
o talleres. Esta sería la idea de “clase o grupo” con relación a la poesía. Las clases
sociales por un lado, o estos grupos semi-organizados -estas formaciones que se reúnen
alrededor de las revistas, los talleres y las tertulias-, tienen que ver en la formación de
una ideología sobre lo poético.
Pero también tienen importancia las instituciones ¿qué decía la escuela que es la
poesía? ¿qué decía la televisión? ¿Vieron esos programas donde aparece un profesor de
literatura estereotipado que siempre lee poemas? ¿Y qué decía el rock que es la poesía,
y todo ese debate sobre si las letras de, por ejemplo, la Bersuit son poesía o no? ¿o si
Spinetta sí era poesía? Como ven tenemos ahí nuestros debates generacionales.
Entonces, hay un sistema de creencias formales, institucionalizadas, y otras que no,
mezcladas más consciente o inconscientemente, sobre qué es la poesía.”

2. Ariel Schettini escribió El tesoro de la lengua. Una historia latinoamericana del yo 1,


un libro interesante y hermoso en el que relee algunas de las poesías más conocidas
de la literatura latinoamericana (por ejemplo, aquella célebre redondilla de Sor Juana
“Hombres necios que acusáis…”). Schettini hace una lectura propia de esos poemas
“que se grabaron en la lengua y que fueron perdiendo su autor y se volvieron
creaciones de la lengua misma”. En la introducción cuenta algo sobre su manera de
leer esos poemas que es interesante para pensar problemas de la enseñanza:

“Como se trata de una historia de objetos únicos, formas de vida singulares que no
responden al llamado del género ni de la especie (reunidos bajo el término poesía,
porque lo que dicen es que no tienen clasificación), entonces no hay mucho para decir
del método, salvo por una serie de rechazos.
El primero fue tratar de sacar al poema de cualquier generalización y observarlo
en el lugar del yo (es decir, en el lugar donde es único). Nada destruye a la literatura
como una generalización. Si la literatura es todavía algo es porque no puede someterse a
ninguna relación de género y especie. Todavía, como estamos sometidos a los últimos
resabios del positivismo, nos parece que reconocer una obra dentro de un período del
arte es decir algo de ella, cuando en realidad sabemos que de ese modo le ponemos un
veneno que la aniquila lentamente.
Y finalmente dislocar al poema de su “contexto”. Como se trata de poemas
“escuchados” y “memorizados” es necesario buscar su potencial en su lugar de
inseguridad, que es el lugar donde “aparecen” o donde caen. Ponerlos en relación con
otros objetos completamente inesperados para poder entender su capacidad de ser
intempestivos. Devolverles a los poemas lo que ellos dan: un plus de sorpresa, de
exceso de sentido y una toma de distancia con respecto a la lengua en que fueron
escritos. Si lo fueron, si alguna vez pudieron ser pensados como poesía, es porque
entraron en un estado de deriva con respecto al lenguaje en donde estaban pensados
(con respecto al género, al habla, a la vida, etc.)”.
1

Schettini, Ariel, El tesoro de la lengua. Una historia latinoamericana del yo. Buenos Aires, Entropía,
2009.

Fuente: Programa Provincial de Lectura en la Escuela (2011) Cuadernillo de capacitación para Escuela Secundaria. Curso:
Prácticas de lectura y escritura en la escuela: problemas, debates y propuestas. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Dirección General de Cultura y Educación. 15

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