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Universidad de los Andes

Escritura Universitaria I
Manuela Lorduy Ariza
201821380

Reseña de “Guy Debord 2.0: Hacia un análisis de la mercantilización de la


subjetividad en las redes sociales” escrito por Javier Zamora

Zamora, J. (2018). Guy Debord 2.0: Hacia un análisis de la mercantilización de la subjetividad en las redes sociales.
Oxímora Revista Internacional de Ética y Política, 13, 239-254.

El texto Guy Debord 2.0: Hacia un análisis de la mercantilización de la subjetividad en las


redes sociales, fue escrito y publicado por Javier Zamora en el 2018. El autor español es
egresado de la Universidad Autónoma de Madrid en licenciatura de Ciencias políticas y Derecho.
Cursó sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Science Po. Tiene un MA en
pensamiento social y político de la University of Sussex, hoy en día es investigador predoctoral
FPU. Este autor ha escrito diferentes papers y reseñas que tienen el común denominador de estar
orientados hacia lo social y lo “online”. Al conocer el contexto del autor del texto a reseñar, se
procederá a realizar una pequeña síntesis de este, seguido por una valoración crítica y finalizando
con una breve conclusión.
El artículo escrito por Zamora tiene como propósito actualizar la crítica del concepto del
espectáculo. Este concepto fue creado por el filósofo, cineasta y escritor francés, Guy Debord en
su obra La sociedad del espectáculo. Frente a esta concepción tradicional, Zamora interpreta
cómo se puede desarrollar el yo en la web 2.0 al ser mercantilizado. Así, a través de esta nueva
crítica demuestra que las relaciones entre personas se transforman en relaciones entre
mercancías, lo cual conlleva a que los individuos formen una identidad en las redes sociales.
Zamora desarrolla su tesis en tres partes. En la primera parte, analiza ciertos fragmentos
de la obra elaborada por Debord durante el siglo XX. Frente a esto, sugiere que se puede
interpretar como una teoría crítica del capitalismo avanzado del siglo. Según Zamora, esta crítica
creada en una época completamente diferente ilustra fenómenos que se presentan actualmente.
Bajo esta concepción, el concepto de espectáculo se podría denominar una ideología, pues
inclina las relaciones interpersonales al lado comercial, que se basa en la imagen y la seducción.
En la segunda parte, Zamora sustenta cómo lo escrito por Debord años atrás se ve
ilustrado en las redes sociales. Esto lo demuestra al señalar cómo el individuo cambia su
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identidad por medio de imágenes, con el único fin de ser visto en las plataformas de exhibición,
cómo una mercancía. De esta manera, la visibilidad, aunque es limitada por aquello que el
individuo desea hacer público, también es amplia por la continua conexión entre usuarios que
permite la web 2.0. En consecuencia de lo anterior, se crea el “yo ideal”, que equivale según
Debord y Zamora, a existir.
En la tercera parte, Zamora explica cómo los perfiles de las redes sociales, al
promocionarse, pueden entenderse como un fenómeno de alineación, éste visto desde tres
perspectivas. La primera constituye a la falta de control de los individuos de sus propias vidas.
La segunda consiste en la pérdida de control sobre la sociabilidad, pues existe un único
propósito, el aumento del valor propio. La tercera y última trata la expulsión de los individuos
respecto a sí mismos, en otras palabras, es la pérdida de la autenticidad del individuo al intentar
estar dentro de las márgenes del espectáculo. Al hablar de márgenes, Zamora indica que el sujeto
se estructura a través de la guía de códigos, prescripciones y normas, todas creadas por el
capitalismo. Así, aunque el sujeto tenga la opción de obedecer o no estos marcos, siempre estará
relacionado a estos.
La postura del autor, reflejada en la anterior síntesis genera diversos juicios críticos.
Considero que Zamora mantiene una postura rígida y poco aplicable al gran número de
interacciones que se presentan en pleno Siglo XXI. Aunque el autor presenta puntos válidos y
debidamente justificados a partir del texto de Debord, ignora otros propósitos y funciones de la
Web 2.0. Así las cosas, las redes sociales enmarcan al individuo en un nivel mucho más
profundo que en el de una mercancía. Lo anterior, debido a que, las plataformas digitales son un
canal para que el individuo desarrolle su personalidad. Adicionalmente, sirven para la obtención
de información y educación de muchas personas, quienes, de no existir dichas plataformas, no
tendrían la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. Por ejemplo, las noticias, los cursos
gratuitos, los textos online, los foros y charlas digitales, todos equivalen a una reducción de la
brecha social. Adicionalmente, vale la pena resaltar, que las plataformas digitales y las redes
sociales se han convertido en una parte fundamental de la cotidianidad de nuestras vidas. En este
sentido, es injusto exaltar lo negativo ignorando radicalmente los avances y los efectos positivos
de las mismas. Si la postura del autor fuera totalmente cierta, las innovaciones futuras siempre
serían una amenaza para la estructuración del individuo. Una ejemplificación de lo anterior es la
crítica que obtuvieron los libros cuando iniciaron a ser comercializados en épocas pasadas, estos
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fueron fuertemente juzgados por generar cuestionamientos en el individuo sobre su realidad. Así,
aunque existen aspectos negativos dentro de la web 2.0, esto no significa que estos no puedan ser
enmendados para mantenerse al ritmo de nuestra realidad y evolución como seres humanos.
En conclusión, la valoración antes escrita, lleva a pensar que relacionar dos siglos
distintos, es igual que evaluar dos realidades distintas, ya que las cosmovisiones cambian
drásticamente, por lo cual una teoría escrita en distintas realidades jamás podrá ser
completamente certera. De igual forma, aunque Zamora fue acertado al argumentar su conexión
de las redes sociales con la teoría del espectáculo creada por Debord, se queda corto en analizar
el amplio espectro de impacto que las mismas generan hoy en día en nuestra sociedad.
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