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MARGARITA CABELLO BLANCO

Magistrada ponente

STC14578-2016
Radicación n.° 11001-22-03-000-2016-01768-01
(Aprobado en sesión de doce de octubre de dos mil dieciséis)

Bogotá, D. C., doce (12) de octubre de dos mil dieciséis


(2016).

Se decide la impugnación interpuesta frente a la sentencia


proferida el 1° de septiembre de 2016, mediante la cual la Sala
Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá negó
la acción de tutela promovida por Pedro Pablo Herrera Rodríguez
y Clara Inés Walteros de Herrera en contra del Juzgado Segundo
de Ejecución Civil del Circuito de la misma ciudad, vinculándose
al estrado Cuarenta y Tres Civil del Circuito de la señalada urbe
y a los demás intervinientes en el juicio ejecutivo censurado.

ANTECEDENTES

1. Los gestores, a través de apoderado, demandaron la


protección constitucional de sus derechos fundamentales al
debido proceso, «acceso real y efectivo a la administración de justicia,
verdad y reparación de víctimas», presuntamente vulnerados por la

autoridad acusada.
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2. Arguyeron, como sustento de su reclamo, en síntesis, lo


siguiente:

2.1.- En el «año 2003» le entregaron al señor Gustavo


González Torres, el «cheque K7389299 del Banco de Bogotá», en
blanco, «en calidad de garantía por la suma de $25.000.000», y pese a
que le cancelaron ese dinero, no les devolvió el título valor, y en
«el año 2009», lo diligenció por la cantidad de $260’000.000,oo, y
como la cuenta corriente «no tenía movimiento desde el año 2005, […]

fue devuelto por fondos insuficientes» (f. 96 cuad. 1).

2.2.- El 10 de febrero de 2009 dicho tenedor les formuló


demanda ejecutiva para su cobro, que correspondió al Juzgado
43 Civil del Circuito de Bogotá, rad. 2009-00089, y solicitó el
embargo del inmueble con matrícula inmobiliaria n.° 50N-
1109378, y de los cánones de arriendo del mismo bien, «que a la
fecha ascienden a más de [$]720'000.000» (f. 97 ibid.).

2.3.- En el interrogatorio de parte que rindió el ejecutante


el 11 de agosto siguiente, manifestó que la señora Clara Inés
Walteros de Herrera giró tal instrumento a favor de Pedro Pablo
Herrera Rodríguez para ser pagado en Bogotá el 31 de enero de
2009, y que son «$100.000.000 de capital representados en un vale,
$30.000.000 representados en otro vale […]. El cheque de los $32.750.000,
más los intereses de mora a la tasa del 2.5% mensual, aproximadamente 25

meses, más o menos de enero de 2007 a enero de 2009 »; además, que

fue él «quien diligenci[ó] el cheque, a finales […] de enero de 2009 » (f. 97


ib.).

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2.4.- El 30 de marzo de 2012 el despacho profirió


sentencia que ordenó seguir adelante la ejecución, «vulnerando con
ello una de las formalidades propias de los títulos valores, como le es, el hecho de

contener la obligación clara», y dispuso la elaboración de la

liquidación del crédito, la que aprobó con auto de 1° de


septiembre siguiente por $467’204.270,oo (f. 98 cuad. 1).

2.5.- Con base en «estas anomalías», el 14 de mayo de 2013


presentaron denuncia penal contra el señor González Torres por
«FRAUDE PROCESAL, FALSO TESTIMONIO Y FALSEDAD IDEOLÓGICA EN
DOCUMENTO PRIVADO» a la que aportaron varias pruebas, entre

ellas, «un estudio documentol[ó]gico el cual incluye la copia del recibo 4405
de fecha 10 de abril de 2003, en donde se prueba que el cheque […] fue
entregado en blanco, realmente por un crédito de [$]25.000.000 […] en el año

2003», la cual cursa en la Fiscalía 221 Seccional, radicado

110016000049201306811 N.l. 197236 (ff. 98-99 ibid.).

2.6.- El 19 de enero de 2015, allegaron al juzgado


accionado un informe pericial que da cuenta de «la falsedad de los
documentos con los cuales se inició el citado proceso ejecutivo », y el 15 de

marzo de 2016 le manifestaron a la juez «el hecho de la investigación


[penal], a efecto de que se abstenga de entregar dineros embargados dentro

del proceso ejecutivo», pero con auto del día 29 de ese mismo mes y

año les negó la petición, «argumentando que no se dan los requisitos del
art. 161 del C.G. del .P.»; decisión contra la que formularon recurso

de reposición y subsidiario de apelación (f. 102 ib.).

2.7.- El 3 de mayo hogaño allegaron al estrado censurado


«copia del CD que confirma se debe abrir investigación en contra del señor
GUSTAVO GONZALEZ» y el día 17 de ese mes y año la juez no

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revocó la providencia por considerar que la petición «no reúne los


requisitos del art. 171 del C.G. del P.[sic]» y negó la alzada (f. 102 ib.).

2.8.- En la misma fecha deprecaron a la Fiscalía oficiara al


despacho censurado «para que suspenda el trámite del proceso, mientras
se tramita el proceso penal», pero dicha autoridad no accedió con

sustento en que «esta figura procesal [prejudicialidad] se encuentra


excluida de la normatividad penal vigente, en cuanto a que la

fiscalía en el sistema acusatorio no ejerce funciones jurisdiccionales»

[negrilla del texto], (f. 103 cuad. 1).

2.9- El 11 de agosto de 2016 el Juzgado acusado ordenó la


entrega de dineros embargados a favor del ejecutante, por lo que
solicitaron «audiencia ante juez penal municipal de control de garantías, a
efecto de que se resuelva [la] petición de suspensión del proceso ejecutivo [la

que] se fij[ó] para el día 16 agosto de 2016 », la que se aplazó por la

inasistencia del denunciado; Entonces, ante nueva petición con


tal fin, la «audiencia» se programó para el 8 de septiembre
posterior; empero, mientras se realiza la citada diligencia se les
puede causar un gran perjuicio «toda vez que al entregarle ese dinero
al señor González […], corren el riesgo de que cuando se [le] encuentre
responsable […] de las conductas punibles que se le endilgan, dichos dineros

no se puedan recuperar y hagan más gravosos los daños », por lo que

deprecan el amparo transitorio (ff. 103-104 ibid.).

3.- Pidieron, conforme lo relatado, ordenar al juzgado


querellado, «suspenda transitoriamente la entrega de dineros y a su vez el
trámite del proceso ejecutivo […]; mientras un juez de garantías o en su
defecto un juez penal de conocimiento, decid[e] de fondo la solicitud de
suspensión del citado proceso, audiencia que se llevara a cabo el próximo 8

de septiembre» (f. 95 ib.).

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4.- Mediante auto de 24 de agosto de 2016 el Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Bogotá, admitió la solicitud de
protección (ff. 47-48 cuad. 1), y en fallo del 1.° de septiembre
ulterior negó la salvaguarda (ff. 169-176 ibid.).

RESPUESTA DEL ACCIONADO Y VINCULADOS

1.- La Jueza Cuarenta y Tres Civil del Circuito de la misma


ciudad manifestó que ese despacho conoció el juicio ejecutivo
2009-00089 pero que «fue remitido a los Juzgados Civiles del Circuito de
Ejecución en virtud del Acuerdo PSAA13-9984 del 05 de septiembre de 2013,
mediante oficio No. 1471, proceso que le fue asignado al Juzgado 2° Civil del

Circuito de Ejecución de Sentencias de ésta ciudad» (f. 135 ib.).

2.- El funcionario acusado manifestó que la vulneración a


las garantías invocadas es inexistente y solicitó denegar el
amparo deprecado. También sostuvo, respecto a la afirmación
del accionante de haberse adelantado la ejecución con base en
un título valor entregado en blanco y que «fue llenado por una suma
contraria a la inicialmente pactada», afirmó que se remite a las

actuaciones surtidas por el juzgado de origen. Asimismo, frente


a las peticiones que buscaban la suspensión de la entrega de
dineros, dijo que «fueron negadas al considerarse que la pretensión
resultaba extemporánea toda vez que se oponía a una sentencia legalmente
ejecutoriada y que por tanto había sido entregada a es[a] sede judicial para

su ejecución», y en cuanto al recurso de apelación formulado

contra esa determinación, que se negó «por improcedente, en atención


a las reglas que regulan la materia» (ff. 166-167 cuad. 1).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

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Negó la salvaguarda, para lo cual resaltó que la decisión


de instancia, proferida el 30 de marzo de 2012 dentro del juicio
cuestionado, «declaró no probada la excepción de tacha de falsedad
formulada por la parte ejecutada, consistente en que la firma del endoso que
aparece en el cheque de recaudo no corresponde a la del demandado Pedro

Pablo Herrera Rodríguez», fincada entre otras pruebas, «en un


dictamen grafológico […] y en el practicado por el Instituto de Medicina Legal

[…], que no daban cuenta de la falsedad alegada», la cual quedó

ejecutoriada sin haber sido objeto de recurso, lo que « pone en


evidencia la improcedencia para cuestionar en sede de tutela la sentencia
que ordenó continuar la ejecución, por falta de los presupuestos de
subsidiariedad e inmediatez, al no haber impugnado la parte demandada la
misma y acudir a esta acción luego de transcurridos más de 4 años desde su
proferimiento, superando con ello el término que jurisprudencialmente se ha

considerado como razonable para acudir al juez constitucional (6 meses)».

Seguidamente señaló que «si el reproche se encamina a decir que


a pesar de la sentencia, el proceso no ha debido continuarse ni ordenarse la
entrega de títulos, dada la alegada falsedad del cheque aportado como título

ejecutivo», lo actuado en el juicio ejecutivo « da cuenta que esa


falsedad del título fue un hecho ventilado dentro del mismo, sobre el cual el
juez civil se pronunció y aunque en la Fiscalía se adelanta una investigación
contra el ejecutante con base en esos mismos hechos, lo cierto es que solo
está "en indagación", ni siquiera se ha formulado ante el juez la respectiva
acusación, por lo que no existe ningún pronunciamiento respecto de la

responsabilidad penal del demandante», y que si bien, conforme a la

sentencia T-104/2014 «el delito por sí mismo no puede ser fuente de


derechos», en el sub lite «no se encuentra definida la responsabilidad
penal del demandante y no puede afirmarse, por el sólo inicio de la
investigación penal, que el derecho reclamando por aquél se deriva de una
conducta punible. Además, a diferencia del caso analizado en esa ocasión
por la Corte, en el asunto que nos ocupa sí se estudió en el proceso civil la
tacha de falsedad del título ejecutivo y los dictámenes periciales practicados

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al interior del juicio no la demostraron, sin que los accionantes hubieran

refutado esa conclusión».

Concluyó así, que «no se avizora que el juez de ejecución, con su


accionar, haya incurrido en la violación a los derechos fundamentales
invocados por los actores, pues dadas las particularidades del caso sometido
a revisión del sentenciador constitucional, no resultaba pertinente disponer la
suspensión del proceso ejecutivo. Razón por la cual no se abre paso la

prosperidad de la presente acción» (ff. 169-176 cuad. 1).

LA IMPUGNACIÓN

La formuló la parte actora, con fundamento en que no está


cuestionando la sentencia del proceso ejecutivo, sino que lo
solicitado es el amparo transitorio «mientras se decide la solicitud de
suspensión de dicho proceso ejecutivo por un juez penal de control de
garantías o en su defecto por un juez penal de conocimiento, [la] que está
pendiente de resolver el próximo 8 de septiembre de 2016 o en su defecto
para cuando la justicia penal resuelva [la] solicitud de forma definitiva, […] y

en aras de evitar un perjuicio mayor».

Sostuvieron, además, que contrario a lo afirmado por el


Tribunal a quo, de que en el juicio compulsivo se ventiló la
falsedad del título, en donde se estudió la tacha de falsedad del
mismo, «en parte alguna del proceso ejecutivo se ha decidido acerca de la
falsedad ideológica, […] que consiste en el hecho de introducir en un cheque
en blanco, que había sido girado en garantía por un crédito de 25.000.000

millones de pesos y diligenciarlo por 260.000.000 millones de pesos»; frente

a la «falsedad de las firmas que aparecen a nombre de PEDRO HERRERA en


los vales que el señor GONZ[Á]LEZ, aport[ó] para sustentar la suma de

260.000.000 millones de pesos en el cheque falsificado »; respecto a la

«falsedad testimonial en interrogatorio de parte, bajo la gravedad del


juramento, que absolvió el señor GONZ[Á]LEZ y que a la final fue la base para

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dictar la sentencia»; como tampoco en torno al « fraude procesal


cometido por el señor GONZALEZ, y que hoy [l]os tiene en un proceso penal

investigando dichas conductas».

Señalaron, además, que si bien es cierto la investigación


penal solo se encuentra en «indagación», también lo es, que «la
negligencia de la Fiscalía no puede asumirla la víctima», porque la noticia

criminal la presentaron desde el mes de mayo de 2013, « y solo


tres años después se da inicio a la investigación, eso no es culpa de la

víctima, pese a que se le han aportado las pruebas a la Fiscalía», amén que

«lo más probable es que de entregarse esos dineros al demandado,


difícilmente los recuperar[án] más adelante de llegarse a encontrar

responsable al señor GONZ[Á]LEZ de las conductas punibles denunciadas»,

de donde, en su sentir, se avizora un perjuicio irremediable (ff.


198-200 cuad. 1).

CONSIDERACIONES

1. La reiterada jurisprudencia ha sostenido, en línea de


principio, que este amparo no es la senda idónea para censurar
decisiones de índole judicial; sólo, excepcionalmente, puede
acudirse a esa herramienta, en los casos en los que el
funcionario adopte alguna determinación «con ostensible desviación
del sendero normado, sin ecuanimidad y apoyado en el capricho o en la

subjetividad, a tal punto que estructure ‘vía de hecho’», y bajo los

supuestos de que el afectado concurra dentro de un término


razonable a formular la queja, y de que «no disponga de medios
ordinarios y efectivos para lograrlo» (ver entre otras, CSJ STC, 3 de

mar. 2011, rad. 00329-00).

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El concepto de vía de hecho fue fruto de una evolución


pretoriana por parte de la Corte Constitucional, en razón de la
necesidad de que todo el ordenamiento jurídico debe respetar los
derechos fundamentales como base de la noción de «Estado Social
de Derecho» y la disposición contemplada en el artículo 4° de la

Carta Política. Así hoy, bajo la aceptación de la probabilidad que


sentencias judiciales desconozcan prerrogativas esenciales, se
admite por excepción la posibilidad de amparar esa afectación
siempre y cuando se cumplan los siguientes presupuestos: l.
Generales: «a) Que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia
constitucional; b) Que se hayan agotado todos los medios ordinarios y
extraordinarios de defensa judicial al alcance de la persona afectada, salvo
que se trate de evitar la consumación de un perjuicio iusfundamental
irremediable; c) Que se cumpla el requisito de la inmediatez; d) Cuando se
trate de una irregularidad procesal; e) Que la parte actora identifique de
manera razonable tanto los hechos que generaron la vulneración como los
derechos vulnerados y que hubiere alegado tal vulneración en el proceso
judicial siempre que esto hubiere sido posible y f) Que no se trate de sentencia

de tutela» y, 2. Especiales: «a) Defecto orgánico; b) Defecto procedimental


absoluto; c) Defecto fáctico; d) Defecto material o sustantivo; e) Error inducido;
f) Decisión sin motivación; g) Desconocimiento del precedente y h) Violación

directa de la constitución» (C-590/2005, reiterada, entre otras, SU-

913/2009 y T-125/2012).

2. Observada la inconformidad planteada, surge que los


censores, al estimar que se obró con desprecio de la legalidad
por supuestamente incurrirse en causal específica de
procedibilidad por «defecto fáctico» enfilan su inconformismo i)
contra las providencias de 29 de marzo de 2016 que denegó la
solicitud de suspensión de entrega de dineros que le deprecaron
con sustento en formulación de denuncia penal contra el allí

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demandante por los posibles delitos de «FRAUDE PROCESAL, FALSO


TESTIMONIO Y FALSEDAD IDEOLÓGICA EN DOCUMENTO PRIVADO», y de

17 de mayo siguiente, que les resolvió desfavorablemente el


recurso de reposición y denegó la alzada que propusieron contra
la anterior determinación; ii) frente al auto de 11 de agosto
posterior, que ordenó la entrega de dineros embargados en favor
del ejecutante; toda vez que, en su sentir, pese a que le fueron
puestas en conocimiento al juzgador tales conductas ilícitas, «ha
hecho caso omiso a las mismas [h]aciendo perdurar en el tiempo la [c]onducta
punible del señor GUSTAVO GONZÁLEZ […] ayudándolo a obtener su objetivo

como lo es obtener un dinero indebidamente».

3. Del examen del expediente del juicio ejecutivo, allegado


en calidad de préstamo, observa la Corte las siguientes pruebas
relacionadas con la queja constitucional:

a) Demanda ejecutiva adelantada por el señor Gustavo


González Torres contra Pedro Pablo Herrera Rodríguez y Clara
Inés Walteros de Herrera, aquí accionantes, con base en el
Cheque n.° K7389299 de la cuenta corriente n.° 086026614 del
Banco de Bogotá, por valor de $260’000.000,oo, y auto de 24 de
febrero de 2009 del Juzgado Cuarenta y Tres Civil del Circuito
de Bogotá que libró mandamiento de pago (ff. 1-4 y 7 cuad. 1).

b) Contestación del libelo por parte de los ejecutados y


formulación de las excepciones que denominaron «NO HABER
SIDO CLARA IN[É]S WALTEROS DE HERRERA, LA QUE HUBIERE GIRADO

CHEQUE ALGUNO A PEDRO PABLO HERRERA RODR[Í]GUEZ»; «FALTA DE

T[Í]TULO Y CAUSA EN LA EMISI[Ó]N O SUSCRIPCI[Ó]N DEL T[Í]TULO »;

«HABERSE ALTERADO EL TEXTO DEL T[Í]TULO»; «NO HABERSE

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CELEBRADO NING[Ú]N NEGOCIO ENTRE CLARA IN[É]S WALTEROS Y

PEDRO PABLO HERRERA O GUSTAVO GONZ[Á]LEZ TORRES»;

«INEXISTENCIA DEL DEMANDANTE O DEL DEMANDANDO»; e


«INCAPACIDAD INDEBIDA REPRESENTACI[Ó]N DEL DEMANDADO» (ff. 19-
23 cuad. 1).

c) Escrito de tacha de falsedad, formulada por los


deudores, fundada en que la firma del endoso que aparece en el
cheque base de la ejecución no corresponde a la de Pedro Pablo
Herrera Rodríguez (ff. 1-3 cuad. 3).

d) Dictamen pericial n.° 234929 de 29 de abril de 2011


mediante el cual la técnico forense Nhora S. Isaza R., del
Laboratorio de Documentología y Grafología del Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, concluyó que
«La firma endosante en original como del señor PEDRO PABLO HERRERA
RODRÍGUEZ, “K 7389299” del BANCO DE BOGOTA, por valor de
DOSCIENTOS SESENTA MILLONES DE PESOS M.CTE, con fecha “2009-01-
31,” SI SE IDENTIFICA, como del desenvolvimiento escritural que exhibe el
referido amanuense a través de las signaturas allegadas en calidad de

patrón de referencia», que fue objetado por error grave por el

extremo pasivo [negrilla del texto] (ff. 74-77 y 94 ibid.).

e) Sentencia de 30 de marzo de 2012 que declaró no


probados «la tacha de falsedad formulada por la parte ejecutada contra el
título valor base del recaudo»; «la objeción al dictamen pericial practicado por
la perito Sandra Liliana Coronado Morales y al emitido por el Instituto de

Medicina Legal, Formuladas por la parte ejecutada»; «las excepciones de

mérito formuladas por la parte ejecutada», y ordenó seguir adelante la

ejecución, la que no fue objeto de recurso (ff. 156-168 cuad. 1).

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f) Memoriales radicados por los demandados el 25 de julio


de 2014 y 6 de agosto siguiente, pidiendo al despacho informe
sobre el monto de dineros embargados y el saldo a cancelar para
saldar la deuda, así como la suspensión del remate y entrega de
depósitos judiciales al ejecutante (ff 327 y 329 cuad. 1).

g) Auto de 8 de abril de 2014 que « niega la solicitud de


suspensión del proceso (fl 321-323), toda vez que no se da ningún

presupuesto del art 170 del CPC» y le advierte a los petentes que «si
desea[n] presentar la actualización a la liquidación del crédito realizando los
abonos pertinentes deberá[n] anexar liquidación adicional conforme lo dispone

el art 537 del CPC» (f. 331 ibid.).

h) Recurso de reposición y subsidiario de apelación


interpuesto por los ejecutados contra la anterior determinación,
con fundamento en que en el proceso existen dineros
embargados que superan la obligación, por lo cual solicita se los
entreguen al acreedor, y providencia de 26 de junio siguiente
que no tiene en cuenta el medio de impugnación por no estar
suscrito (ff. 339-341 y 344-345 ib.).

i) Proveído de 24 de junio de 2015 que dispone la entrega


de depósitos judiciales en favor de la parte demandante hasta el
monto de la liquidación del crédito y las costas (f. 474 ib.).

j) Recurso horizontal y subsidiario de apelación interpuesto


por los ejecutados contra la anterior decisión y auto de 18 de
agosto posterior que no revoca la determinación impugnada y
niega la alzada por improcedente (ff. 475 y 483 ib.).

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k) Solicitud de «no entrega de dineros» planteada por los


deudores, sustentada en que el juez 36 penal municipal con
función de control de garantías de Bogotá, en audiencia de 2 de
marzo de 2016, concluyó que la decisión de archivo de la
investigación contra el señor Gustavo González Torres adoptada
el 7 de diciembre de 2015 por la Fiscalía es injustificada porque
«los hechos de la denuncia predican tipicidad objetiva de la conducta punible
de fraude procesal, documento falso, falso testimonio como delitos medio,
falsedad en documento privado porque se presenta un cheque adulterado, y
falso testimonio porque en sentir de la denuncia el señor González Torres faltó
a la verdad, eso era lo que debería verificarse […], verificando si esos hechos
en efecto existieron o no existieron, verificar si el cheque era falso o no era
falso, verificar si la firma allí plasmada era o no correspondiente, … verificar si
el crédito por $260’000.000,oo era una novación, o si era una adulteración
fraudulenta, eso nunca se hizo, entonces en este caso en efecto Fiscalía
incumplió la obligación que el artículo 250 constitucional le atribuye, y de
manera arbitraria archivó las investigaciones sin ninguna activ [sic], la
existencia de ningún acto de verificación […], si hubiera tenido soportes la
Fiscalía para sustentar su teoría pues debió haber acudido ante el juez de

conocimiento y solicitar la preclusión de la investigación», (1h 14min 27s a

1h 16min 10s), y ordenó su desarchivo con tal fin; decisión que


apelada por la Fiscalía y el abogado del investigado, la confirmó
la jueza 35 penal del circuito de conocimiento de Bogotá el 2 de
mayo ulterior (ff. 516, 517-518 y 535-536 cuad. 1A).

l) Proveído del 29 de marzo de 2016 que denegó la petición


porque no se cumplen las exigencias del artículo 447 del C. G
del P., y dado que «[t]ampoco, la citada codificación prevé la suspensión de
entrega de depósitos judiciales, por las circunstancias señaladas por el
memorialista, ni se dan los requisitos del art. 161 del C. G del P., para que
proceda la suspensión del proceso, habida cuenta que en el presente asunto

ya se dictó sentencia» (f. 522 ibid.).

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m) Recurso de reposición y en subsidio apelación


formulado por el extremo demandado contra la anterior
resolución, y auto de 17 de mayo de 2016 que no revoca la
providencia recurrida y deniega la alzada por improcedente (ff.
523-530 y 537-538 cuad. 1A).

n) Proveído de 11 de agosto ulterior que « ordena que por


conducto de la Oficina de Apoyo Judicial se haga entrega de los dineros
consignados para el presente proceso a favor de la parte actora hasta el

monto de las liquidaciones del crédito y las costas aprobadas» (f. 547 ibid.).

4. Analizado el reseñado tramite, advierte la Sala que el


amparo resulta improcedente, toda vez que no atiende el referido
presupuesto de la subsidiariedad exigido para el éxito de la
protección impetrada, teniendo en cuenta que los gestores no
interpusieron el recurso de reposición (art. 318 del C. G. del P.),
contra el auto de 11 de agosto de la presente anualidad,
mediante el cual el Juzgado Segundo de Ejecución Civil del
Circuito de Bogotá ordenó que «por conducto de la Oficina de Apoyo
Judicial se haga entrega de los dineros consignados para el presente proceso
a favor de la parte actora hasta el monto de las liquidaciones del crédito y las

costas aprobadas»; es decir, contaron con la oportunidad de

exponerle al despacho querellado las razones de su


inconformidad que aquí plantean y reclamarle en pro de sus
intereses y no lo hicieron, por el contrario, dejaron fenecer el
tiempo procesal para que les fuera revisada su inconformidad,
sin que este camino pueda convertirse en un medio para revivir
las oportunidades clausuradas, cuestión que cercenaría los
principios nodales que edifican este mecanismo constitucional,
de manera que, si a través de ese medios de defensa era

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perfectamente viable lograr la satisfacción de las garantías


reclamadas, la omisión de su interposición impide que puedan
acudir a este trámite para suplir su incuria.

Frente al tema de la subsidiariedad la Corte ha dicho que:

(…) la justicia constitucional no es remedio de última hora para buscar


el rescate de oportunidades defensivas dilapidadas, ya que la tutela es
eminentemente subsidiaria, esto es, procedente cuando no se tiene o no
se ha tenido otra posibilidad judicial de resguardo, y como se ha
reiterado por la jurisprudencia, cuando las partes dejan de utilizar los
mecanismos de protección previstos por el orden jurídico quedan
sujetas a las consecuencias de las decisiones que le sean adversas,

que sería el fruto de su propia incuria» (CSJ STC, rad. 2007-

00379-01, reiterada, entre otros, STC5371-2015, 5 may,


2015 rad. 00003-02).

5.- De otra parte, analizadas las disposiciones


cuestionadas, de 29 de marzo de 2016, que denegó la solicitud
de suspensión de entrega de dineros en favor del ejecutante, y
de 17 de mayo siguiente, que les resolvió desfavorablemente el
recurso de reposición y denegó la alzada que propusieron contra
la anterior determinación, advierte la Sala que no se observa
proceder constitutivo del «defecto fáctico» que los gestores le
endilgan y que amerite la intervención del «juez constitucional», toda
vez que la argumentación que las fundamenta, se sustentó en
las particularidades del caso y en un criterio hermenéutico
razonable de las normas que regulan esta materia (artículos 161
y 447 del C G. del P.), descartando un proceder caprichoso o
antojadizo.

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En efecto, en el auto que resolvió el medio de impugnación


contra la determinación que negó la suspensión de la entrega de
dineros, para adoptar su determinación la autoridad de circuito
querellada, tuvo en cuenta que «El art. 447 del C. G. del P., establece:
"Cuando lo embargado fuere dinero, una vez ejecutoriado el auto que apruebe
cada liquidación del crédito o las costas, el juez ordenará su entrega al
acreedor hasta la concurrencia del valor liquidado. Si lo embargado fuere
sueldo, renta o pensión periódica, se ordenará entregar al acreedor lo
retenido, y que en lo sucesivo se le entreguen los dineros que se retengan
hasta cubrir la totalidad de la obligación"».

Por lo anterior asintió que dicha disposición «en momento


alguno consagra causales de suspensión de la entrega de dineros » y que «el
hecho de que la jurisdicción penal haya abierto la investigación a que hace
mención la parte demandada, no constituye impedimento para interrumpir
dicha orden. Máxime cuando tampoco se configura ninguna de las causales
previstas por el legislador para decretar la suspensión del proceso (art. 161
del C. G. del P.), toda vez que ya se dictó sentencia ordenando seguir
adelante la ejecución en la cual además se estudiaron los mecanismos de
defensa propuestos por el extremo pasivo, relacionados con la falsedad a la

que hace mención el recurrente».

En este orden de ideas, observó que el auto impugnado se


ajustaba a derecho porque «cumplidos los presupuestos procesales
previstos por el legislador para que proceda dicha entrega, tal y como ocurre
en el presente caso, (f1.501 c-1), lo procedente era ordenar la misma, pues
nótese que en el caso bajo estudio ya existe liquidación del crédito y costas
aprobadas 192, 211 y 225 c-1. Tampoco la autoridad penal ha comunicado

medida cautelar en tal sentido»

Al abrigo de dichos argumentos y otros de similar perfil


adoptó las providencias objeto de censura.

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6.- De tales elucidaciones, se observa que los proveídos


cuestionados, como ya se anotó, no lucen arbitrarios, por lo que
independientemente que la Sala prohíje el criterio hermenéutico
aplicado, no pueden tildarse de abiertamente caprichosos para
que sean objeto de cuestionamiento en sede constitucional,
cuando reiteradamente ha sostenido la jurisprudencia de esta
Corte que al «juez de tutela» le está vedado inmiscuirse en la
actividad que le es propia a cada jurisdicción cuya «independencia
y autonomía» tiene su origen en nítidos e insoslayables postulados

de «raigambre constitucional y legal».

7.- Al respecto, la Sala ha sostenido, de un lado, que «el juez


de tutela no es el llamado a intervenir a manera de árbitro para determinar
cuáles de los planteamientos valorativos y hermenéuticos del juzgador, o de
las partes, resultan ser los más acertados, y menos acometer, bajo ese
pretexto, como lo pretende la actora, la revisión oficiosa del asunto, como si

fuese uno de instancia» (CSJ STC 7 Mar. 2008, rad. 2007-00514-

01); y, de otro, que «la adversidad de la decisión no es por sí misma


fundamento que le allane el camino al vencido para perseverar en sus

discrepancias frente a lo resuelto por el juez natural » (CSJ STC 28 Mar.

2012, rad. 00022-01).

Asimismo, ha considerado que:

[E]l juez de tutela, a pretexto de examinar si existió vulneración de un


determinado derecho fundamental, [no puede revisar] nuevamente la
decisión de los jueces ordinarios que conocieron del trámite y los
recursos, como si esta acción hubiere sido concedida como un medio de
impugnación -paralelo- que se pueda adicionar a las actuaciones
adelantadas, ... por regla general no es posible auscultar, ora para
restarles vigencia, ora para otorgárselas, dado que dicha labor le
corresponde, per se, es al juez natural, es decir al juez del proceso. De

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allí que toda consideración en torno a esa tarea escapa al examen del
juez del amparo, quien en la esfera que ocupa la atención de la Sala,
tiene una competencia limitada y también residual. Tanto, que e[l]
concepto [de] configuración de una de las apellidadas vías de hecho, es
de suyo restricto a la vez que excepcional, como reiteradamente lo ha

puesto de presente la jurisprudencia patria (CSJ STC 14 may.

2003, rad. 00113-01, reiterada, entre otras, en STC 13 feb.


2013, rad. 00216-00).

8.- Finalmente, cabe señalar que los peticionarios no


demostraron circunstancias que evidencien un daño tal que
amerite la inaplazable intervención del funcionario
constitucional, pues lo cierto es que no se allegó elemento de
juicio alguno para demostrarlo, sin que sea suficiente para ello
la mera manifestación de su existencia; por lo que la custodia no
es procedente, ni siquiera como mecanismo transitorio, amén
que, como lo ha señalado la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, para poder determinar si existe o no un perjuicio
irremediable en un caso concreto, se deben tener en cuenta
ciertos elementos, entre ellos, que «[e]l perjuicio ha de ser inminente:
“que amenaza o está por suceder prontamente”. Con lo anterior se diferencia
de la expectativa ante un posible daño o menoscabo, porque hay evidencias
fácticas de su presencia real en un corto lapso, que justifica las medidas
prudentes y oportunas para evitar algo probable y no una mera conjetura

hipotética», y que respecto al término «"amenaza" […] no se trata de la


simple posibilidad de lesión, sino de la probabilidad de sufrir un mal
irreparable y grave de manera injustificada. La amenaza requiere un mínimo
de evidencia fáctica, de suerte que sea razonable pensar en la realización del

daño o menoscabo material o moral” [subraya la Sala], (C.C. Sent, T-

765 de 2010).

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Así las cosas, no puede perderse de vista que en el sub


examine, los interesados derivan la existencia del « perjuicio
irremediable» del supuesto de que, de entregarse los dineros

embargados al ejecutante «difícilmente […] recuperarían los mismos al


llegar a encontrar al señor GONZÁLEZ [ejecutante] responsable de las
conductas unibles denunciadas [FRAUDE PROCESAL, FALSO TESTIMONIO Y

FALSEDAD IDEOLÓGICA EN DOCUMENTO PRIVADO]», empero, de un

lado, los hechos en que se sustenta la «falsedad» del título


ejecutivo, fueron objeto de análisis en el juicio criticado, donde el
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses dictaminó que
«La firma endosante en original como del señor PEDRO PABLO HERRERA
RODRÍGUEZ, “K 7389299 del BANCO DE BOGOTA, por valor de
DOSCIENTOS SESENTA MILLONES DE PESOS M.CTE, con fecha “2009-01-
31,” SI SE IDENTIFICA, como del desenvolvimiento escritural que exhibe el
referido amanuense a través de las signaturas allegadas en calidad de

patrón de referencia», sin que la valoración de los medios


probatorios allegados que el juez natural hizo en la sentencia
que definió la instancia les haya merecido reparo alguno, en
tanto que contra dicha determinación no interpusieron ningún
recurso. [negrilla del texto].

Y de otro, porque si bien formularon denuncia penal por


tales supuestos, dentro de la respectiva investigación no se ha
establecido juicio de responsabilidad alguna en contra del
acreedor, pues, como lo certificó la autoridad acusadora, tal
procedimiento punitivo se encuentra en etapa de «INDAGACIÓN».

Por tanto, no se acreditó evidencia fáctica que determine la


existencia del «perjuicio irremediable» por lo que se itera, resulta
improcedente la salvaguarda deprecada, aún como mecanismo
transitorio.

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Sobre el tema, la jurisprudencia de la Sala ha señalado que


«no se han demostrado las circunstancias necesarias para conceder la tutela
como mecanismo transitorio, por cuanto que sin la presencia de los supuestos
del perjuicio irremediable que la doctrina constitucional reclama para su
prosperidad, lo alegado tampoco cumple con las características de gravedad,

inminencia y apremio de la intervención del Juez Constitucional (CSJ STC

11 may. 2010, rad. 00249-01 reiterada en STC10782-2014)

9.- De conformidad con lo discurrido, se ratificará el fallo


impugnado.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia en


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, CONFIRMA la sentencia de
fecha y procedencia preanotadas.

Comuníquese telegráficamente lo resuelto en esta


providencia a los interesados y oportunamente remítase el
expediente a la Corte Constitucional para eventual revisión.

Notifíquese

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de Sala

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MARGARITA CABELLO BLANCO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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