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Peter Senge (1997), en su texto La Quinta Disciplina, expone que la organización cambia
favorablemente cuando la gente que trabaja en ella adquiere pensamiento sistémico y tal
aprendizaje se traduce en competencias colectivas en atención a demandas externas. Así
mismo, el campo educativo, no escapa a la necesidad de beneficiarse de las teorías
organizativas propuestas desde Senge, que apuntan hacia una atención holística para regular
su funcionamiento, sin embargo, es importante resaltar que todas las escuelas y situaciones
son únicas y requieren su propia combinación de teorías, y estrategias.
Al realizar una mirada estructural, pareciera que el mismo sistema educativo fuese creado
para que las personas deserten y presenten debilidades académicas, aun más, este tema se
aborda como un problema que pareciera no tener solución y esto se debe, en gran parte, a la
falta de recursos o al desinterés general hacia el sistema educativo en el que el país está
inmerso y ya que no se aplica un modelo que plantee una educación basada en las
habilidades de cada sujeto, sino en la estandarización, se hace muy difícil observar el
problema con inteligencia y la construcción de una visión compartida.
De todos modos, no es para tornarse pesimista, ya que a nivel local, desde las instituciones
educativas, es posible abordar el problema como una organización inteligente y actitud
positiva por el pensamiento sistémico de la quinta disciplina.
La dificultad sigue siendo garantizar que los estudiantes avancen a través de los ciclos del
sistema y para ello es necesario aprender a percibir la educación de manera articulada con
el resto de factores sociales que la afectan, superando el reinado de las notas calificadoras
de la mediocridad. En cambio, en el desarrollo organizacional se privilegia el aprendizaje
como la herramienta idónea para encausar los esquemas mentales de la organización y
conducirla hacia el logro de sus metas. Si la institución educativa se organiza en conjunto
con todos los miembros de la comunidad educativa en un proceso de articulación que
supere la clasificación por ciclos y áreas de conocimiento, devela su propia realidad,
entonces el aprendizaje no sólo en el plano individual, sino grupal, contribuirá eficaz y
responsablemente a la comprensión de los escenarios a futuro.
Bajo esta consideración Aguerrondo, (1996) señala que el fracaso en los intentos por
mejorar la educación en América Latina se debe a la excesiva preocupación por lo
académico cuyo centro es el aula y, al descuido de la estructura y funcionamiento escolar,
es decir, se considera al aula como la unidad de transformación de la educación y no a la
institución1
1
Aguerrondo, Inés. La escuela como organización inteligente. Buenos Aires, Argentina: Editorial Troquel
Educación. Tomado de http://www.terras.edu.ar/biblioteca/17/17GSTN_Aguerrondo_Unidad_1.pdf
Por eso, lo que se debe hacer es enseñar a rectores, docentes y estudiantes a resolver
problemas y a pensarse de forma articulada de acuerdo a las necesidades de la sociedad
actual. No basta con enseñar a leer o escribir, aislados del mundo y de lo que sucede en la
escuela. El estudiante debe ser capaz de resolver problemas emocionales y de
relacionamiento con sus compañeros y docentes, que ayuden a enfrentar las distintas causas
que le llevan finalmente a la deserción. Es preciso, entonces, tener programas (académicos)
del siglo 21 enfocados en las distintas habilidades identificadas desde los primeros grados
de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Así mismo, si el rol del docente continúa siendo dictar una clase de tablero buscando que
sus estudiantes aprendan datos de memoria para cumplir con unas pruebas y alcanzar las
notas, y se entraría al bucle agrandando el problema como lo expresaba Senge con el juego
de la cerveza. Su mensaje es que el aprendizaje organizacional es un aprendizaje colectivo
y un proceso de aprendizaje colectivo conlleva a un cambio del comportamiento
organizacional.
Previamente se hace necesario desarrollar las cinco disciplinas propuestas por Senge,
empezando con el “Dominio personal” para activar la tolerancia ante críticas realizadas por
otros miembros de la institución, desarrollar participación en actividades de crecimiento
personal. En segundo lugar, adoptar “Modelos mentales” de interacción igualitaria con
todos los miembros de la institución, visualización de problemas de organización en la
institución, incentivado a actualizarse en cuanto al uso de las tecnologías de la información
y la comunicación. En tercer lugar, “Construir de una visión compartida” invitando a la
participación en la creación de la visión institucional, que permita sentirse parte
fundamental del desarrollo de la institución. En cuarto lugar, formalizar el “Aprendizaje en
equipo”, planificando la labor en conjunto con los integrantes de la comunidad educativa y
manteniendo diálogo abierto con los demás miembros de la institución al desarrollar
actividades en conjunto. Por último y más importante, alcanzar el “Pensamiento sistémico”
fomentando el sentimiento de corresponsabilidad ante los problemas presentados por la
institución y desarrollando Labor en correspondencia con las demandas de la sociedad y el
entorno.
En conclusión la quinta disciplina como teoría del cambio en la escuela permite relacionar
que las organizaciones que aprenden utilizan el aprendizaje colectivo, requiriendo un
proceso interactivo de todos sus miembros. El desarrollo de los aspectos mencionados
favorecen una forma de aprender consciente basada en el cuestionamiento sistémico de lo
que se está haciendo, además permite orientar el aprendizaje de forma multilateral y
variado, buscando de manera consciente afrontar problemáticas inteligentemente.
REFERENCIAS