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CONSTITUCIONALISMO AMBIENTAL

En el Derecho Constitucional Compara, las Constituciones aseguran a las personas el derecho a

vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este

derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza. La ley podrá establecer

restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el

medio ambiente.

El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. A primera vista pareciera que

garantiza vivir en un medio ambiente impoluto o libre absolutamente de contaminación, pero la

verdad es que no es tan perfecta la norma.

Medio Ambiente Libre de Contaminación: aquél en el que los contaminantes se encuentran en

concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la salud de

las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o a la

conservación del patrimonio ambiental:

En esta letra se desarrolla el concepto constitucional, y de este desarrollo, se advierte que no es

una absoluta descontaminación, es decir, la contaminación no debe exceder los márgenes

establecidos por ley. A eso se refiere la norma constitucional. La ley desarrolla, aclara y limita la

aparente amplitud de la norma.

Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la

naturaleza. Con rango constitucional, le establece el deber del estado, frente al medio ambiente.

Ahora, como se puede forzar al estado para que vele por este deber o derecho para las personas:

a través del recurso de protección ambiental. De esta manera el estado a través del poder

judicial, protege o soluciona los problemas del medio ambiente, por acción humana.

El Estado debe tutelar la preservación de la naturaleza. Este concepto de preservación ya está

regulado y desarrollado en la legislación codificada:


Preservación de la Naturaleza: el conjunto de políticas, planes, programas, normas y acciones,

destinadas a asegurar la mantención de las condiciones que hacen posible la evolución y el

desarrollo de las especies y de los ecosistemas del país;

Por ello, preservar la naturaleza, es preservar la armonía básica para que la vida sea posible en el

país. Esta tutela se la impone al estado y ya no estamos frente a derechos, sino que a deberes del

estado.

El ejercicio de derechos o libertades, deben ser determinados, no cualquiera, ni vagos, etc. Esta

norma, incide respecto del Poder Legislativo, porque es él quien debe dictar las leyes. Aquí se da

una facultad muy importante, porque todos los derechos y libertades pueden ser restringidos

específicamente en función del Medio Ambiente.


CONSTITUCIONALISMO AMBIENTAL. CONSTITUCIÓN POLÌTICA
DE 1979 Y DE 1993

La Constitución del 79.

A manera de antecedente la Constitución Política del Estado de 1979, trataba escasamente la

defensa del medio ambiente, considerando tan solo a los Recursos Naturales, lo que ha

cambiado con la Carta Política de 1993.

La Constitución del 93.

El artículo 2 inc. 22 de la Constitución Política del Estado, contempla como derecho

fundamental, el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la

vida, el cual se complementa con el artículo 67 de la citada Carta Fundamental, en el sentido,

que el Estado determina la política nacional del ambiente, en base a ello el Consejo Nacional

del Ambiente y el Fondo Nacional del Ambiente, eran las entidades encargadas de ejercer las

funciones del recién creado mediante Decreto Legislativo 1013, Ministerio del Ambiente, que

tendrá como función general diseñar, establecer, ejecutar y supervisar la política nacional y

sectorial ambiental, asumiendo la rectoría con respecto a ella. Asimismo, los artículos 66 y 69

han previsto un capitulo denominado, del Ambiente y los Recursos Naturales, promueven el

uso racional de los Recursos Naturales y el reconocimiento de conservar la diversidad

biológica, además, la obligación del Estado de promover el desarrollo de la Amazonía

mediante una legislación adecuada, ya que es considerada como uno de los pocos pulmones

del mundo.

El cuidado del ambiente ha sido la preocupación de organizaciones de defensa de intereses

difusos, del Ejecutivo y de las autoridades involucradas en la administración de justicia,

especialmente, ha sido de interés de nuestro Tribunal Constitucional. Es así que en diversas


sentencias del Tribunal Constitucional de los últimos años sobre materia de defensa del

ambiente se han establecido definiciones sobre los términos: Naturaleza, medio ambiente,

recursos naturales, y áreas naturales protegidas. Asimismo ha desarrollado el contenido del

Derecho a un medio ambiente equilibrado y adecuado y la Responsabilidad que tiene el

Estado para que ello sea posible.

El contenido del derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la

vida, se encuentra definido en el Fundamento 17 y 31 del Exp. 0048-2004-PI/TC:

Fundamento 17. “…el contenido del derecho fundamental a un medio ambiente

equilibrado y adecuado para el desarrollo de la persona está determinado por los

siguientes elementos, a saber: 1) el derecho a gozar de ese medio ambiente y 2) el

derecho a que ese medio ambiente se preserve].

En su primera manifestación, esto es, el derecho a gozar de un medio ambiente

equilibrado y adecuado, dicho derecho comporta la facultad de las personas de

poder disfrutar de un medio ambiente en el que sus elementos se desarrollan e

interrelacionan de manera natural y armónica; y, en el caso en que el hombre

intervenga, no debe suponer una alteración sustantiva de la interrelación que existe

entre los elementos del medio ambiente. Esto supone, por tanto, el disfrute no de

cualquier entorno, sino únicamente del adecuado para el desarrollo de la persona y de

su dignidad (artículo 1° de la Constitución). De lo contrario, su goce

se vería frustrado y el derecho quedaría, así, carente de contenido.

Pero también el derecho en análisis se concretiza en el derecho a que el medio

ambiente se preserve. El derecho a la preservación de un medio ambiente sano y


equilibrado entraña obligaciones ineludibles, para los poderes públicos, de mantener

los bienes ambientales en las condiciones adecuadas para su disfrute. A juicio de este

Tribunal, tal obligación alcanza también a los particulares, y con mayor razón a

aquellos cuyas actividades económicas inciden, directa o indirectamente, en el medio

ambiente…”

Política Nacional del Ambiente

Fundamento 31. El artículo 67º de la Constitución establece la obligación perentoria

del Estado de instituir la política nacional del ambiente. Ello implica un conjunto de

acciones que el Estado se compromete a desarrollar o promover, con el fin de

preservar y conservar el ambiente frente a las actividades humanas que pudieran

afectarlo.

Esta política nacional -entendida como el conjunto de directivas para la acción

orgánica del Estado a favor de la defensa y conservación del ambiente- debe permitir

el desarrollo integral de todas las generaciones de peruanos que tienen el derecho de

gozar de un ambiente adecuado para el bienestar de su existencia.

Esta responsabilidad estatal guarda relación con lo dispuesto en el artículo 2º, inciso

22) de la Constitución, que reconoce el derecho fundamental de toda persona “a gozar

de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida”.

Dicha política debe promover el uso sostenible de los recursos naturales; ergo, debe

auspiciar el goce de sus beneficios resguardando el equilibrio dinámico entre el

desarrollo socioeconómico de la Nación y la protección y conservación de un disfrute

permanente.
EL CODIGO DEL MEDIO AMBIENTE Y DE LOS RECURSOS
NATURALES A LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE

El 8 de setiembre de 1990 fue publicado el Código del Medio Ambiente y los Recursos

Naturales, Decreto Legislativo N° 613. Han transcurrido 25 años. Se promulgó en

medio de un contexto muy difícil. El Perú vivía una de las peores crisis de su historia.

La nueva norma tenía como origen legal la Ley N° 25238 dictada en junio de 1990. Esta

creó la Comisión Revisora del Proyecto de Código del Medio Ambiente y los Recursos

Naturales, la que debía revisar –en un plazo de 90 días– el proyecto que había elaborado

una comisión redactora que había sido designada por el Poder Ejecutivo. La Ley N°

25238 facultó al Poder Ejecutivo para que, mediante Decreto Legislativo, promulgara la

propuesta. La Comisión Revisora, conformada por tres senadores, tres diputados y tres

técnicos nombrados por el Poder Ejecutivo, cumplió con el encargo.

En el plano internacional se vivía un período inédito para la agenda ambiental. La

llamada “Cumbre de la Tierra” estaba en pleno proceso de preparación. La cita ocurriría

en 1992, en Río de Janeiro. En 1987, la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio

Ambiente y el Desarrollo” había publicado su informe denominado “Nuestro Futuro

Común”. Este introdujo el concepto –hoy ampliamente difundido– del desarrollo

sostenible. Esto tuvo un importante impacto en América Latina. Por ejemplo, la

Constitución Colombiana de 1991 –actualmente en vigor – fue bautizada como la

constitución “verde” o “ecológica” por las disposiciones ambientales de avanzada que

introdujo.

Es por ello que el Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales no era tanto

una sistematización de instituciones y prácticas ya existentes –como las áreas naturales


protegidas–, sino un auténtico programa de reforma institucional. En tal sentido,

introdujo un conjunto de derechos, políticas e instrumentos de gestión que siguen siendo

centrales para la política ambiental actual.

Algunos de ellos se institucionalizaron y siguen siendo objeto de discusiones sobre sus

límites y opciones de mejoras. Es el caso del Sistema Nacional de Gestión Ambiental, la

Evaluación de Impacto Ambiental, la conservación de la diversidad biológica, o el uso

del derecho penal para la sanción de determinadas conductas dañinas para los bienes

ambientales. Otras han tenido un desarrollo aún incipiente, como ha ocurrido con el

ordenamiento y la planificación ambiental territorial.

Sin embargo, en 1991, las presiones de distintos actores económicos lograron la

derogación de algunas disposiciones de la norma –por ejemplo, la que establecía la

obligación de contar con un Estudio de Impacto Ambiental aprobado por la autoridad

competente. Casi la totalidad de las disposiciones derogadas serían luego reintroducidas

por otras leyes. Finalmente, hace casi 10 años, el código fue reemplazado por la vigente

Ley General del Ambiente.

La Defensoría del Pueblo inició su trabajo en el marco del Código del Medio Ambiente.

Durante sus casi 19 años de existencia, ha promovido que el programa de reforma

institucional que propuso para el país se concretara. Ese proceso aún no culmina. Es

evidente que la institucionalidad ambiental sigue siendo limitada e incluso débil en

varios campos. No obstante, hoy nadie duda sobre la necesidad de contar con ella. El

proceso de incorporación a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos

(OCDE), nos llevará a revisar nuestra política ambiental, y constituirá una nueva

oportunidad para hacerla más eficiente y eficaz.

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