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Sócrates critica esta visión, afirmando que “la virtud no tiene maestros”. Es
necesario un método, la MAYEUTICA, que ayude al joven filósofo a investigar
la verdad.
No es la transmisión de un saber concreto. Es decir, enseña a razonar, a
investigar, dudando de todo conocimiento adquirido por la tradición o la
costumbre.
Aunque no dejó ningún escrito y su enseñanza era oral, a través del diálogo
mayéutico, Sócrates es uno de los personajes más influyentes de la historia
occidental.
Afirmaba que “El problema no es la ignorancia, sino las ideas preconcebidas”. Así,
interrogaba a sus discípulos sobre un tema hasta que reconocían su ignorancia
y se liberaban de prejuicios y falsos conocimientos. De ahí la expresión “Sólo
sé que no sé nada”.
A partir de ahí, a vez reconocida la propia ignorancia, se podía investigar usando
la razón, remontándose hasta los conceptos más elevados, como la idea de
Justicia, que no dependería de nuestras opiniones.
Con frecuencia, la sociedad educa mal a sus ciudadanos, que actúan entonces
como ignorantes del bien. Por eso dice: “Más escuelas, menos cárceles”. Esto
implica cierto optimismo antropológico, al afirmar que “nadie obra mal a
sabiendas”, lo que confiere una enorme importancia a la investigación filosófica
sobre lo que es bueno o justo.
LA HERENCIA SOCRÁTICA EN EL IDEALISMO DE PLATÓN
Platón fue discípulo de Sócrates y siempre mostró hacia él una admiración sin
límites.
Sócrates muere en el 399 a.C. tras un oscuro proceso judicial. El entonces muy
joven Platón, indignado con la injusta condena a muerte y los desórdenes de la
democracia ateniense, decidió abandonar sus proyectos de juventud (ser
dramaturgo y dedicarse a la política) y fundó la Academia, centro del saber
griego.
Se ha conservado una carta autobiográfica (Carta VII) en la que explica por qué
lo hizo. Buscaba formar a un futuro gobernante sabio, a un Rey filósofo: “no
se acabarán los males de la ciudad, hasta que sea gobernada por filósofos, o los
gobernantes sean ellos mismos amantes de la sabiduría”.
Por otro lado, cree en la inmortalidad del alma. Tiene una visión DUALISTA,
tanto del hombre como del conocimiento, como de la realidad. Veamos esto
con detenimiento…
1) Es un Dualismo Ontológico, porque cree que hay dos realidades: el
mundo sensible, que cambia y se destruye, y el mundo
SUPRASENSIBLE, el Mundo de las Ideas inmortales y eternas.
2) Es un Dualismo Epistemológico, es decir, también en el
conocimiento. Hay una forma real de conocimiento (La Episteme, o
conocimiento de las Ideas), y un falso conocimiento u Opinión (la Doxa).
3) Por último, es también un Dualismo antropológico, pues encontramos
esa misma división en el hombre, que tiene un cuerpo mortal y un ALMA
INMORTAL.
Platón era de origen aristocrático, y esto se refleja en su pensamiento.
Desconfía de la democracia, porque puede degenerar en demagogia y
populismo. Concibe la primera utopía política, en La República: una
sociedad muy cerrada y ordenada, en la que cada individuo cumple su función.
No hay espacio para la libertad ni para el desorden.
Frente al idealismo platónico, Aristóteles tenía una visión más práctica y realista
del conocimiento, y también de la política. Pensaba que la Polis debería regirse
por una especie de República, como una democracia restringida, en la que
decidieran los ciudadanos cualificados para ello.
Aristóteles fue el gran sistematizador del saber antiguo. Por eso, escribió los
primeros tratados de casi todas las ciencias: Lógica, Metafísica, Física, Ética,
Política…
Ahora vamos a estudiar de forma más profunda y sistemática a los dos grandes
pensadores de la Antigüedad: Platón y Aristóteles