Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
SAURAS
Por eso un ajuste a la Teología del movimiento seglar actual ha de precisar el lugar
peculiar del laico en la Iglesia. Porque hay peligro de negarle todo papel activo en ella y
también, en el extremo opuesto, de atribuirle funciones propias del clérigo.
La Teología del seglar tiene, pues, dos bases sacramentales: una santificarte, la gracia;
otra el carácter, poder cultual y apostólico y que además impone exigencias morales de
santidad. La gracia nos permitirá hablar de una espiritualidad seglar, el carácter, a su
vez, de una intervención seglar en el culto y en el apostolado.
su vez el Derecho define al laico como persona que carece de poder jerárquico (C. C. c
948). Por lo tanto desde este punto de vista se considera al laico como persona
consagrada con una consagración común o popular, por medio del bautismo y la
confirmación.
Las Decretales, por su parte, hablan del laico como del que se dedica a los menesteres
terrenales, el profesional de las cosas de acá abajo, profesional cristiano, por supuesto.
En la misma línea afirmó Pío XII que la consagración del mundo era labor de los
seglares, los cuales se santifican incardinados en lo mundano y santificando la profesión
terrenal.
El poder cultual de los fieles, específicamente distinto del poder de orden, capacita para
la participación activa en el sacrificio cristiano al cual es referido todo el culto, y, por lo
tanto, es participación formal del sacerdocio de Cristo. Según la Encíclica Mediator Dei
este poder no consiste en hacer el sacrificio, la consagración, ni tampoco en ofrecerlo
por los otros de manera pastoral, es decir, como mediadores y representantes del pueblo
pero sí en ofrecer el sacrificio a título personal: por sí mismos o por los demás.
E. SAURAS
Para todo eso capacita el carácter bautismal, sin el cual no se recibe válidamente ningún
otro sacramento.
Veamos ahora la relación entre este poder cultual y el poder de orden. Ambos son
sagrados y cultuales, ambos se refieren al cuerpo real del Señor. Las diferencias están en
que uno es sacrificador y oferente y el otro es oferente a título personal; uno es
jerárquico y el otro no. El poder sagrado de los fieles es dependiente del de la jerarquía:
aquéllos sólo pueden ofrecer cuando los sacerdotes realizan el sacrificio.
El poder sagrado sobre el cuerpo real de Cristo es el punto de arranque para el poder
sobre el Cuerpo Místico; y esto también en los laicos. Por eso los intereses de la Iglesia,
principalmente la salvación de los demás,,son también los suyos y no solamente de los
clérigos.
Los poderes sagrados referidos a los miembros del Cuerpo Místico son dos: el docente y
el santificador. Ambos se dan en el clero y en los, fieles, pero de manera distinta: los del
clero son jerárquicos; los de los fieles no, y dependen de los del clero.
Los fieles tienen un poder sagrado mediante el cual obtienen capacidad de intervenir
activamente en los asuntos eclesiales, que se refieren más o menos directamente a la
santificación de los hombres. La razón básica de esto radica en la posesión del carácter
bautismal, potestad sagrada que incorpora al pueblo sagrado y que capacita para el
culto sacrificial. La incorporación Implica solidaridad. El poder activo, para ofrecer el
sacrificio, poder sobre el cuerpo real, es el fundamento para intervenir sobre el cuerpo
místico.