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TEMA 4
LOS SACRAMENTOS EN GENERAL
En esta unidad se pretende que el alumno comprenda qué son los sacramentos, de dónde
vienen, que producen y su necesidad esencial para la vida cristiana sin los cuales es prácticamente
imposible vivirla.
Contenidos:
1. Introducción
2. Definición
3. Aspectos generales
División
En la Sagrada Escritura
“Ex opera operato”
Materia, forma y ministro
Carácter sacramental
4. La gracia sacramental: santificante y actual
5. Necesidad de los sacramentos
I. INTRODUCCIÓN
Antes de la llegada de Jesús a la tierra hubo signos, señales o símbolos de los encuentros de
Dios con el hombre, aunque, propiamente hablando no hubo sacramentos.
Los sacramentos son una realidad que tiene sus raíces en la persona de Jesús y que nos
insertan en él para que podamos recibir su vida en plenitud.
Por su pasión, muerte y resurrección, nuestro Señor Jesucristo obtuvo la gracia de la redención
para nosotros. La gracia es la vida divina de la Santísima Trinidad disponible para que podamos ser
santos y disfrutar de la vida eterna con Dios en el cielo. Dios puede dispensar esta gracia de la forma
que desees. Sin embargo, eligió crear los sacramentos como canales especiales por los que su gracia
se hace disponible a los seres humanos a través de su Iglesia.
Los seres humanos tenemos una gran necesidad de entender lo que es invisible, y empezamos
a entenderlo cuando experimentamos lo que es visible. Piensa por ejemplo en la experiencia del amor.
Una persona puede decirle a otra que le quiere miles de veces pero resulta difícil creer que el amor es
verdadero si no se expresa de forma tangible, como los actos de bondad, capacidad de sacrificio y
cariño. Por eso tenemos necesidad natural de “ritualizar” los acontecimientos importantes de la vida:
ej. las ceremonias de graduación, banquetes de premios… Estos rituales significan algo más
profundo, ya sean nuestros logros, vínculos de familia, etc. Estas ceremonias, además, nos unen
simbólicamente con lo que las celebran o las celebraban en el pasado.
Esto también sucede con los sacramentos. Dan forma a los “acontecimiento” espirituales de
nuestra vida y sirven como signos de realidades más profundas. Sin embargo estos tienen algo más y
es que transmiten la misma gracia que representan.
La palabra sacramento nos puede resultar un tanto fría y aséptica, que no evoca en nosotros
nada entrañable. La mayoría de los cristianos la asociamos con un rito o con una serie de ceremonias
que se celebran en la Iglesia, a las que asisten casi siempre de manera pasiva, sin que el corazón se
vea afectado por lo que allí está pasando.
Cuando se celebra un sacramento siempre sucede algo muy importante. Allí están Dios y el
hombre, cara a cara, cerca el uno del otro, dentro el uno del otro: se miran, se abrazan, se aman. Es
un encuentro sagrado.
Si recordamos cómo la fundó Jesucristo, vimos que comenzó predicando el Reino de Dios y
la conversión; reunió a unos discípulos, eligió de entre ellos a 12 apóstoles y nombró a Pedro cabeza
de ellos. Sobre todo la Iglesia nació de la entrega total de Cristo en la Eucaristía y en la cruz.
Todos estos son hechos, acciones concretas para darnos Vida, que nos hablan de que su
AMOR es real. Porque Nuestro Dios es un Dios que salva1 decían los judíos a los pueblos de
alrededor, es decir, es un Dios vivo que ACTÚA. Los ídolos, no pueden salvar: tienen ojos y no ven,
boca y no hablan…
¿Y cómo ha actuado Dios para salvarnos? De muchas maneras en el AT, como preparación
a la llegada de Jesucristo. Dios, desde que el hombre pecó quiere encontrarse con Él, porque se había
separado. Cristo hace esto posible. Dios actúa en Jesucristo en esta nueva etapa del Nuevo Testamento
dejándonos en la Iglesia unas acciones Suyas, los Sacramentos, que son como puntos de encuentro
del Cielo y la tierra, de Dios y nosotros. Son 7 regalos, 7 dones ¿Y qué nos dan? Nos dan a Dios
mismo, su propia Vida. Porque vivir según el Reino de Dios es difícil, no podemos solos con nuestras
propias fuerzas.
Esta fuerza de amor, de Vida, que actuó en la muerte y Resurrección de Cristo llega a
nosotros a través de los Sacramentos.
No son acciones humanas. Son acciones de Dios, del Espíritu Santo en la Iglesia; acciones
que salvan. Por eso, la Iglesia no tiene un “poder” sobre los Sacramentos pues sólo es la
administradora.
1
Los puntos que siguen están tomados de la explicación acerca de los Sacramentos en general, de Manglano, lo puedes
ver en: http://www.youtube.com/watch?v=m8U9yVV7ErQ
II. DEFINICIÓN
Entre los cristianos de habla griega de la Iglesia primitiva, la palabra que se utilizaba para
referirse a los sacramentos era mysterion o “misterio”, es decir, “signo de algo sagrado o escondido
e inagotable”. Todavía hoy nuestro hermanos católicos de ritos orientales y los cristianos ortodoxos
orientales ser refieren a los sacramentos como “santos misterios”. Cuando posteriormente el latín se
convirtió en la lengua dominante, se adoptó el termino sacramentum “juramento” al no existir el
equivalente de misterio. La palabra sacramentum se refería a la ceremonia de iniciación de los nuevos
legionarios romanos. Juraban su oficio y se les marcaba detrás de la oreja como signo físico de su
nuevo estatus, privilegios y responsabilidades.
“Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia
por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos
son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes
los reciben con las disposiciones requeridas.” CEC nº 1131
1) Signos (sensibles) eficaces es decir, se trata de un acto físico que lleva una realidad
espiritual más profunda, son realidades que se ven: agua, pan, aceite, vino… pero que
expresa algo que no se ve; S. Agustín decía: “El signo es una cosa que, además de la
imagen que infunde en los sentidos, hace venir otra cosa al pensamiento”. En la vida de
todos los días hay cantidad de signos: la risa indica alegría, las lágrimas dolor, el humo,
fuego… El signo es un lenguaje, es comunicación. Y la acción invisible de Dios en cada
Sacramento tiene que ver con lo que se ve: el agua limpia, el pan alimenta, el aceite
fortalece, etc. Por eso es necesario aprender este lenguaje de Dios en cada Sacramento
porque si no, no se dará la comunicación.
Su eficacia viene de que en ellos es Cristo mismo el que actúa: Él es quien bautiza,
Él quien perdonan….
3) Por lo que se nos dispensa la vida divina, es decir, para producir la gracia en nuestras
almas y santificarnos. Una gracia es un regalo, un don; en este caso, cuando nos
referimos a “la gracia” significa el don más grande, la Vida misma de Dios, Él mismo.
o Confirmación: “Cuando Pablo les impuso las manos sobre ellos, vino sobre ellos el
Espíritu Santo.” (Hch 19,6)
o Penitencia: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados” (Jn 20,23)
o Unción de los enfermos: “Que (los ancianos de la Iglesia) oren por él y le unjan con
óleo en el nombre del Señor”. (Stg 5,14)
o Matrimonio: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. (Mc 10,9)
Esto es algo que sale de lo que las personas podemos imaginar, y así se afirma que el
sacramento da la gracia que representa.
“…los sacramentos obran ex opere operato (según las palabras mismas del Concilio: "por
el hecho mismo de que la acción es realizada"), es decir, en virtud de la obra salvífica de
Cristo, realizada de una vez por todas. De ahí se sigue que "el sacramento no actúa en virtud
de la justicia del hombre que lo da o que lo recibe, sino por el poder de Dios" (S. Tomás de
A., STh 3,68,8). En consecuencia, siempre que un sacramento es celebrado conforme a la
intención de la Iglesia, el poder de Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él,
independientemente de la santidad personal del ministro. Sin embargo, los frutos de los
sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe.” CEC nº 1128
Cristo nos dio los sacramentos como medio para santificarnos. Al ser Cristo quien actúa, la
validez de un sacramento no depende de la santidad del ministro. Por tanto, un sacramento es válido
siempre que celebre intencional y válidamente, incluso si el ministro del sacramento (ej. el sacerdote)
se encuentre en pecado mortal.
La materia: es la materia física que Dios utiliza como medio, en cada sacramento, para
transmitirnos su vida divina (la gracia). Es lo que se ve. A esto se llama la materia del sacramento.
Así por ejemplo la materia del sacramento del bautismo es el agua. Aunque esta sea normal y
corriente, es elevada a un propósito sobrenatural y se convierte en un cauce de gracia cuando se usa
en el sacramento.
La forma: son las palabras que se pronuncian sobre la materia y que le dan el sentido, indican
lo que no se ve. Estas palabras se llaman forma del sacramento. La forma pronunciada por el ministro,
permite a la materia del sacramento convertirse en un signo eficaz
Ej. en el bautismo la forma es “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
mientras se sumerge o se vierte agua sobre la cabeza del que se bautiza.
El ministro: es la persona que realiza el acto sacramental. Cristo es, en última instancia, el
ministro de todo sacramento, pero opera a través de la Iglesia y de las acciones visibles de sus
ministros.
La gracia nos llega de dos formas principalmente: gracia santificante y gracia actual
1. La gracia santificante se recibe en los sacramentos. El Catecismo nos dice que es “una
disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma misma para que pueda vivir con
Dios, y obrar por amor”2.
Esta participación en la vida de Dios nos permite hacer las cosas más allá de la
capacidad de los seres humanos. Basta con ver los logros de los santos, que vivieron y
murieron por Cristo para testimoniar esa comunión de amor.
“La gracia santificante es el don gratuito que Dios nos hace de su vida, infundida por
el Espíritu Santo en nuestra alma para curarla del pecado y santificarla.” CEC nº
2023
A esta gracia a veces también se le llama gracia habitual ya que estimula la virtud y es una
disposición permanente para elegir el bien sobre el mal. Pero poseerla no significa estar libres del
pecado. Pues a menudo después de recibir un sacramento por la tentación volvemos a pecar o a
experimentar dificultades en nuestro seguimiento de Jesucristo. Esto es parte de nuestra condición
humana caída.
El poder de la gracia santificante en el alma se debilita con los pecados veniales y se pierde
con el pecado mortal u ofensas graves contra Dios. La recepción digna del sacramento de la confesión
restaura la gracia santificante y repara nuestra relación con Dios. Por ello la Iglesia nos recomienda
la confesión frecuente para ayudarnos a mantenernos en gracia y evitar futuros pecados.
2. La gracia actual es la gracia que Dios nos da para fortalecernos en momentos concretos que
tenemos la tentación de hacer el mal o cuando queremos hacer algo virtuoso. También se recibe en
los sacramentos.
2
Cf. CEC nº 2000
“…Dios actúa así mediante gracias actuales múltiples que se distinguen de la gracia habitual,
que es permanente en nosotros.” CEC nº 2024
- Son necesarios para nuestra salvación – necesitamos la gracia de Dios disponible en los
sacramentos para responder a nuestra vocación cristiana.
- Nos acercan cada vez más a Dios – son verdaderos encuentros con Cristo que nos permiten
participar en su misma vida divina.
- Son llamadas divinas a una vida de santidad personal, a dar sentido a nuestra vocación
cristiana y a darle el culto y adoración que Él se merece.
- Nos unen a la comunidad cristina.
Conclusiones:
Dios que nos ama inmensamente ha buscado que nos llegue a nosotros la gracia para vivir su
misma vida a través de los sacramentos. Estos nacen de la pasión, muerte y Resurrección de
Jesucristo.
Los sacramentos son signos sensibles de la gracia a través de los cuales Él mismo se nos da.
Ha querido que así fuera adaptándose a la condición humana. Son el modo concreto como Dios ha
querido encontrarse con el hombre y darnos su misma vida para acompañarnos y llevarnos a la
salvación eterna.
Cristo es el que actúa en los sacramentos junto con el Espíritu Santo, Él es el ministro y la
causa de cada sacramento y ha prometido permanecer así con nosotros “hasta el fin del mundo”.
Vocabulario3:
3
Cf. S. HAHN, La fe cristiana explicada, Edibesa 2015, 122-123
Disposición: Actitud y preparación de una persona que indica su capacidad para recibir un
sacramento. Una disposición inadecuada dificulta la acción de la gracia sacramental y puede implicar
sacrilegio.
Eficaz: Hecho por el que los sacramentos confieren la gracia que representan. En otras palabras, que
obran ex opere operato.
Gracia actual: ayuda de Dios sobrenatural, libre e inmerecida que se nos da para ayudarnos a elegir
lo que es bueno y evitar lo que está mal.
Gracia habitual: Don infundido por el Espíritu Santo por el que una persona recibe la vida divina de
Dios en su alma. Esta gracia también se denomina “santificante” y, a través de ella, la persona crece
en las virtudes teologales. Permite a uno vivir como verdadero discípulo de Cristo.
Materia (sacramental): signo físico del sacramento con el que o por el que se hace algo para conferir
la gracia. Ej. Agua, pan, vino…