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NIÑOS
Bruno Ponce
¿Por qué componer para coros de voces agudas? Además del número tan elevado
de agrupaciones corales y ensambles vocales con estas características, los coros
de voces agudas ofrecen un color muy particular, que podría describirse como
prístino, translúcido y puro. El hecho de que todas las voces se encuentren en un
mismo registro, logra que los acordes logren una unidad y un color terso y
uniforme. Además, con el tratamiento de la voz, se pueden lograr colores
brillantes y potentes, o por el contrario, suaves y muy sutiles.
Britten: https://www.youtube.com/watch?v=U_Tux6tixN0
Messiaen: https://www.youtube.com/watch?v=UjDQd33myX8
Holst: https://www.youtube.com/watch?v=pwpxAtJS-Sc
Whitacre: https://www.youtube.com/watch?v=idh5_dwiJOM
Chilcott: https://www.youtube.com/watch?v=R4-C-bmjliY
Gjeilo: https://www.youtube.com/watch?v=Wodq70Z8Kf8
Gjeilo: https://www.youtube.com/watch?v=13aOmZzRxnc
El componer para ensambles vocales requiere herramientas muy específicas, que
difieren diametralmente de las técnicas compositivas puramente instrumentales,
y que generalmente no se imparten en los centros educativos, dejando a los
jóvenes compositores con enormes lagunas que muchas veces no pueden
franquear por sí solos, si no es hasta muchos años de estudio, así como de ensayo
y error, muchas veces enfrentándose a crueles rechazos por parte de directores
de coro como de coralistas, al ser sus obras totalmente inadecuadas para su
satisfactoria interpretación.
-Coros escolares
Es importante hacer tal división, y que el nivel técnico de los coros femeninos,
jóvenes de edad universitaria o niños y adolescentes con una amplia experiencia
coral, será muy diferente al nivel de los coros de escolares que llevan poco tiempo
en un coro.
Los conocimientos básicos para poder adentrarse en este estudio, son: solfeo
avanzado, armonía nivel básico a medio, contrapunto nivel básico a medio,
estructuras musicales básicas y nociones de composición.
PARTE I
El principal y más grave error que cometen la mayoría de los compositores que
se acercan por primera vez a la composición coral en general, es no tomar en
cuenta estas limitaciones y las capacidades reales de los coros. Escribir pasajes
abundantes en notas que están fuera de su zona cómoda y el abusar, siquiera
mínimamente, de las capacidades totales del registro vocal, no solo lastima y
cansa a los cantantes, sean profesionales o amateur, también provoca que la pieza
quede atrapada en una tensión e irritación constante, que demerita totalmente su
mensaje original y su impacto estético.
CLAVE
Mantener el 80-90%
de la obra
en la zona cómoda y el
20-10% en el rango estándar.
Dejar el registro total
solo a coros
muy experimentados
y en solo menos del 2%
de la obra
No sobra decir que una obra puede iniciar y concluir en cualquier zona del
registro, mientras se dirija tan pronto sea posible a la zona cómoda o las notas
estándar más accesibles.
Todo buen coro trabaja desde las relaciones armónicas entre acordes y pasajes de
las obras que están montando, así es que, además de dedicarle el adecuado
tiempo a conocer y resolver melódicamente su línea vocal, dedican un precioso
tiempo a consolidar el armazón armónico que sustenta toda la pieza y que surge
de las interrelaciones entre todas las líneas melódicas. Un buen coro trabaja la
pieza de forma vertical, más que de forma horizontal. Esto significa que toda obra
coral debería tener muy claro el papel que juega cada línea melódica con respecto
al armazón armónico, sin importar que tan tonal, cromático o atonal sea su
carácter estético.
El tener muy claras las funciones de nuestro armazón armónico, nos permitirá
establecer melodías con mayor coherencia y fluidez, además de que serán más
idiomáticas para la interpretación a cargo de un ensamble vocal.
Una vez que tenemos claro que la estructura armónica de nuestra pieza es lo más
importante a tener en cuenta antes de escribir cualquier melodía, es bueno
conocer cuáles son las reglas que deberían guiar el diseño y construcción de
cualquier melodía destinada a un ensamble vocal. Esto puede aplicarse también
a coros mixtos y de voces masculinas.
Los movimientos por grado conjunto son los más recomendables para desarrollar
melodías en las zonas agudas, o alcanzar notas muy agudas, ya que ayudan al
cantante a ir preparándose poco a poco, y lograr emisiones de mejor calidad en
zonas que requieren de mucho esfuerzo físico así como elevada capacidad
técnica.
Los saltos de cuarta justa y de quinta justa, además de que se pueden afinar
fácilmente, pueden servir también para alcanzar notas muy agudas, funcionando
como verdaderas catapultas, gracias a la relación armónica que existe entre
ambas notas. Sin embargo, su uso debería ser muy cauteloso y reducido, para dar
preferencia a los movimientos por grado conjunto, en las zonas agudas. No se
recomiendan los saltos de tercera en las zonas muy agudas aunque, dependiendo
de las necesidades de la melodía, pueden ser aceptables.
Existen obras con pasajes llenos de una profunda carga emocional cuando han
sido usados algunos saltos de grandes distancias, pero el uso de estos saltos es
siempre a conciencia, y siendo la categórica excepción y no la regla.
Nuestra máxima debería ser: mientras más amplio sea el salto, más
exponencialmente cauto debería ser su uso.
En la línea de soprano 2 tenemos tres movimientos por grado conjunto, dos saltos
de 3ª, un salto de 4ª justa y un salto de 6ª menor. A pesar de que hay más saltos
en esta línea, aún sí tiende a los movimientos por grado conjunto, seguido por
saltos pequeños. Estos saltos se deben, totalmente, al carácter de sustento
armónico que presta esta voz, contraria a la función de la soprano 1, cuya función
es totalmente melódica.
CLAVE
En la construcción de melodías,
se debe preferir el uso de
movimientos
por grado conjunto, seguidos
por saltos pequeños con sabia
moderación.
El uso de saltos grandes
se reduce solo
a ocasiones especiales.
LO MEJOR
Usar movimientos
de grado conjunto
para llegar a las regiones agudas.
MÁXIMA
Mientras más amplio
sea el salto,
más cauteloso
debe ser su uso
Las conformaciones más usuales al componer para coros de voces agudas son
las siguientes:
Es una realidad que a partir del último cuarto del siglo XX a la fecha, muchos
compositores han volteado a las formas, la estética y determinadas técnicas del
pasado, incluido el Renacimiento y la Edad Media, incorporando sus recursos de
forma renovada y reinterpretada a sus propias composiciones con una innegable
estética contemporánea; pero es responsabilidad de cada compositor, el estudiar
el glorioso pasado que le ha precedido, de investigar las corrientes musicales y
de pensamiento estético que se desarrollan a su alrededor en el presente y el
analizarse íntimamente para conocerse a sí mismo a profundidad y saber a
ciencia cierta, lo que realmente desea, el objetivo que quiere alcanzar y el camino
que debe seguir.
En el caso de tener solo tres de las cuatro voces podemos reducir las funciones
a:
A dos voces tendríamos que definir si queremos que las dos voces se
comuniquen de forma melódica o que la voz grave funcione como
acompañamiento armónico.
Estas son las diferentes formas en que se pueden agrupar las voces de un coro
y sus efectos sonoros, dramáticos y estéticos:
Para destacar apropiadamente una voz de las demás, se requiere que la voz en
cuestión se dirija a su región aguda, intentando que las demás desciendan a la
zona cómoda o incluso a la zona grave, esto, aunado al recurso que
mencionamos sobre la separación de la voz a destacar de otro grupo de voces
cerradas, mediante el uso de intervalos grande, así como el correcto uso de las
diferentes dinámicas aplicables a cada voz por separado, lograrán destacar
correctamente una voz sobre las demás, cualquiera que esta sea.
Habrá momentos en que al destacar una voz grave y llevarla a su registro agudo,
este coincida con el registro grave o la zona cómoda de las voces intermedias o
de las voces agudas. Esta situación es más común de lo que se pudiera pensar.
En estos muy especiales casos y como exclusiva excepción, se puede recurrir al
cruzamiento de voces y a momentáneos unísonos, siempre buscando que la voz
a destacar no se mueva, más que durante breves momentos, sobre las mismas
líneas melódicas sobre las que caminan las voces más agudas.
Cuando se quiere destacar una voz grave y las voces agudas necesitan
permanecer en sus registros agudos, debe recurrirse a las dinámicas individuales
para cada línea vocal, y de esta forma, no ocultar la melodía a destacarse. Debido
a que no es nada fácil para un cantante, cantar piano en una zona aguda, es
preferible que estos pasajes no sean muy abundantes y estén muy bien cuidados,
y evitar en lo posible, cansar o lastimar a los coristas con pasajes que les exigen
más de lo que, humanamente, pueden ofrecer.
IMPORTANTE RECORDAR
No es nada fácil para un cantante,
cantar piano en una zona aguda
De este modo, comprendemos que los intervalos formados entre las diferentes
voces, colorearán de forma determinada la pieza, obsequiándole un color
especial, dependiendo de los intervalos usados entre cada voz. Esto es de vital
importancia al tratarse de un coro con colores tímbricos prácticamente idénticos,
y donde, la armonía y la disposición interna de los intervalos, serán básicamente
las únicas maneras de llenar de color nuestra composición. Pero esto se verá con
más detalle en los apartados dedicados a la armonía.
CLAVE
Función de las diferentes
líneas vocales en un
conjunto coral:
REGLAS IMPORTANTES
Posición de los acordes y
su efecto sonoro, dramático y estético:
4.- La armonía
La música coral nace, crece y se desenvuelve en el núcleo mismo del ser humano;
su función espiritual, psicológica, emocional y estética tiene alcances más allá de
lo que muchos podrían creer. El carácter místico de mucha de la música coral,
obedece a que muchos de sus elementos producen efectos contundentes sobre el
organismo mismo de los cantantes: cantar en grupo, cantar al unísono en una
misma línea vocal, cantar en armonía con el resto de líneas vocales, producir el
sonido con el cuerpo mismo, sentir las vibraciones en todo el organismo, etc. Es
por ello que una importante cantidad de música coral es de carácter religioso o
espiritual. La música coral logra que el ser humano pueda conectarse con su
esfera más interna, donde prevalece el espíritu, y es un punto de comunión entre
el compositor, los miembros de un coro, el público que los escucha, y el Universo
mismo.
Así que volvemos a nuestra primera pregunta: ¿Por qué estás escribiendo música
coral? El comprender por qué estás enfrentándote a esta importante
manifestación del arte y del espíritu humano, debería señalarte el camino por el
cual debes caminar.
Un autoexamen profundo y consciente, revelará tus verdaderas motivaciones
al componer música coral, las cuales te señalarán, incluso, muchos de los
aspectos técnicos a los que debes de echar mano en tus composiciones. Este
estudio de composición coral no pretende formar una escuela o una corriente
estética, sino motivar a los compositores a examinar dentro de sí mismos y
decidir cuáles son las características estéticas sobre las que van a construir su
música. No tener claras las verdaderas y profundas motivaciones, así como los
objetivos definidos al componer música coral, producirá trabajos vacíos,
incongruentes desde su raíz e incapaces de conectar con nadie en el mundo.
Una vez que el compositor tiene clara su motivación real, y bien definidos sus
objetivos al componer música coral, podrá tener más claras las características
estéticas que deberá tener su trabajo, dependiendo de si será música sacra,
espiritual o con el propósito de unir comunidades, fortalecer la hermandad entre
seres humanos y festejar la vida.
Armonía modal:
Armonía basada en modos griegos o gregorianos. Sus funciones armónicas se
construyen sobre los diferentes grados de la escala diatónica, creando colores de
carácter arcaizante y ciertamente exótico. Esta armonía puede funcionar para
música que requiere de colores particulares y tintes que no corresponden a la
tradición occidental. Se puede recomendar su uso en música con matices tribales
y exóticos, aunque también puede caber en piezas arcaizantes de carácter místico.
Armonía tonal:
Al ser la armonía en la que está basada toda la música occidental, es la de más
fácil asimilación, siendo también la más accesible para ser interpretada por
prácticamente cualquier ensamble vocal. Es recomendable para obras que
requieren de gran estabilidad armónica y melódica. El extender sus posibilidades
al jugar con disonancias y modulaciones, puede producir potentes efectos
dramáticos y discursivos. Es muy recomendable para obras de carácter sacro,
espiritual o para obras vivas y de accesible comprensión.
Armonía cromática:
El extender la tonalidad a extremos que se acercan a lo atonal, puede ser un
recurso muy efectivo a la hora de componer música contemporánea. El uso de
notas de adorno cromáticas, de modulaciones extravagantes, de acordes
alterados, modificados o sintéticos puede crear obras llenas de interés,
complejidad y profundidad. Sin embargo es muy fácil caer en extremos, donde
el desarrollo armónico pierde coherencia, cohesión, tornándose confuso, torpe, y
arrastrando a toda la pieza a un nefasto fracaso en cuanto a construcción
armónica se refiere. La armonía cromática debería ser algo a lo que deberíamos
tener un profundo respeto, y acercarnos a ella únicamente si nos sabemos capaces
de dominar sus intrincados y volubles pasadizos; además de que, por más que
nuestra obra sea propositiva armónicamente, nunca debe alejarse, ni
mínimamente de los preceptos que rigen a las composiciones corales de calidad
y que fueron claramente enumerados en los apartados anteriores. El uso de la
armonía cromática no será jamás un pretexto para presentar obras
desconsideradas, torpes en su tejido puramente vocal, y ajenas a las rigurosas
reglas que deben regir a la composición de la música coral.
Armonía sintética:
La armonía sintética nace de la construcción de acordes sobre modos sintéticos,
en los que estructura de la escala natural ha sido modificada, haciendo que la
disposición de sus tonos y semitonos no corresponda a ninguno de los modos
naturales existentes. Estos modos y su armonía fue usada con mucho éxito por
Oliver Messiaen en muchas de sus obras instrumentales y vocales, y en bien
conocidos pasajes de la admirable pieza coral The lamb, de John Tavener. La
peligrosa inestabilidad armónica y melódica de esta forma de armonía ha
provocado que su uso no sea generalizado, aunque si se le usa debidamente,
puede resultar en pasajes llenos de exótico misticismo.
En el ejemplo anterior (The Lamb de Tavener), vemos un magistral uso de modos
sintéticos y un ingenioso movimiento en espejo, del cual resultan inesperados e
hipnóticos intervalos. Si bien en cierto, que este pasaje da paso a una sección
basada por completo en armonía tonal totalmente tradicional, lo cual le brinda
varias características a destacar: contemporaneidad, frescura, contraste y
estabilidad estructural.
Armonía atonal:
La atonalidad fue una corriente estética musical propia de la primera mitad del
siglo XX; sus derivados como el serialismo, el serialismo integral y el puntillismo,
son técnicas compositivas que generaron importantes obras en el catálogo
instrumental y vocal, sin embargo, estas técnicas han caído en casi un absoluto
desuso desde hace ya varias décadas. Sin embargo, es posible que algún
compositor necesite echar mano a estas técnicas para la construcción de sus obras,
o de ciertos pasajes. El rescatar, reinterpretar e integrar ciertos modelos de la
armonía atonal, pueden ser muy válidos, siempre y cuando se tomen en cuenta
las características orgánicas de la voz humana, de sus limitaciones y cualidades.
Un pasaje atonal, bien conducido puede resultar en un episodio lleno de interés,
dramatismo y capacidad comunicativa.
d) Inflexiones y modulaciones
Para pasajes en donde las voces deben moverse cromáticamente para realizar
inflexiones o modulaciones, se recomienda que las alteraciones se realicen a
través de movimientos por grado conjunto o, en su defecto, con saltos de cuarta
y quinta. Se recomienda dejar los saltos de tercera (mayor o menor) a las notas
que no sufrirán alteraciones.
En caso de que todas las notas se muevan a notas con alteraciones, se recomienda
moverse por grado conjunto, lo más posible, en segundo lugar por saltos de
cuarta justa, quinta justa o de tercera. Los saltos mayores a la quinta justa, no son
recomendables en estos casos.
e) Notas de anclaje
Se recomienda enérgicamente el uso de notas de anclaje entre pasajes separados
por silencios o mucho movimiento armónico y cromático. Con notas de anclaje,
nos referimos a una o más notas que sirven de base para afinar los pasajes
siguientes, después de una sección intermedia que interfiere en el flujo normal
de la armonía. Un pasaje en la menor puede cambiar de tono a fa menor y luego
a re mayor. Pueden utilizarse el do y el sol como notas de anclaje, incluyéndolas
en determinadas partes del pasaje, para que pueda servir de punto de apoyo al
afinar las diferentes secciones de una manera más adecuada y afianzar el
desarrollo armónico. En caso de que ninguno de los acordes comparta la misma
nota, pueden utilizarse cuartas justas y quitas justas como notas de anclaje.
g) Pedales y ostinatos
Sin duda los pedales y ostinatos son una tentadora herramienta al componer para
ensambles vocales, ya que hacen que las relaciones armónicas entre las voces que
se mueven y las voces que se mantienen tenidas, pueden ofrecer colores nuevos
e inesperados, sin embargo el uso desmedido de este recurso puede resultar
cansado y evidenciar un fuerte temor a utilizar herramientas más elaboradas. Sin
duda, un pasaje con un inteligente uso de los pedales y ostinatos, puede resultar
asombroso.
Con todo lo anterior visto, podemos confirmar que todas las notas de una
composición vocal deben estar completamente relacionadas entre sí, primero en
una base armónica y teórica firme, y segundo, en una interrelación puramente
vocal, en la que ciertas notas servirán de anclas, ayudando a la correcta afinación
de otras y en donde cada uno de los sonidos, tiene una función vital en el
desarrollo armónico y melódico de la composición.
John Tavener escribió en sus memorias: “Todo compositor debería ser capaz de
componer música sencilla, destinada a los coros amateur; esa es la prueba
máxima para un compositor y el verdadero espíritu del arte”. No es una mentira
que escribir obras de gran profundidad con solo unos pocos elementos, resulta
en un reto que pocos saben franquear. Menos es más. El componer música coral
no debería significar un acto de exigir, sino un acto de ofrecer.
Es muy posible que, la música polifónica del renacimiento nos resulte tan
hermética también por este elemento; en sus estructuras no existe aún la idea de
coherencia estructural como la conocemos actualmente, sino que se
corresponden más bien a un flujo ininterrumpido de ideas que nos dejan con muy
pocos puntos de apoyo para su completo disfrute estructural. Muchas melodías
de canto gregoriano caminan por esta misma vereda, estructuras que se apoyan
en un texto pero que no necesariamente poseen una estructura musicalmente
pura. Esto podría apoyar la tesis de que la música, en el ámbito de la composición
de música para ser cantada, descansa más en el texto que en una estructura
musical definida, pero veamos esto más a fondo aún.
Desde el primer momento notamos que la mejor música vocal nace de una
cercana colaboración entre el texto y las ideas puramente musicales. ¿De qué
forma ocurre esto? En ocasiones, la palabra cede ante la idea puramente musical,
cuando la estructura misma del texto no contiene los suficientes elementos para
completar una idea musical coherente, entonces la música necesita redondear su
forma y otorgar coherencia a su discurso aumentando frases puramente
musicales, forzando al texto a repetir ciertas palabras, alargar palabras durante
varias notas, etc., rompiendo totalmente con la coherencia de su discurso
puramente verbal. El mayor ejemplo está en los Kyrie, Sactus y Agnus Dei de las
misas renacentistas (y posteriores), donde el texto es absorbido por completo por
formas musicales de mayor pureza e independencia estructural.
Por otro lado, la forma musical cede cuando el texto requiere realzar una palabra
en especial, entonces la melodía se llena de adornos alrededor de esta palabra, o
cuando discurso sonoro debe modificar su carácter dependiendo de las ideas
estrictamente descriptivas del texto. Un ejemplo es el Peccantem me quotidie de
Palestrina, en donde todas las voces se dirigen a la parte grave de su registro
cuando se habla del inferno. O en los Gloria de sus misas, cuyo discurso musical
se debe por completo a las exigencias del texto, cuando requiere luminosos y
majestuosos pasajes para los Laudamus te, benedicimus te, adoramus te, glorificamus
te. Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. En casos concretos como el
Credo, existe una más equilibrada interacción entre texto y música; por un lado,
el texto ofrece mucho material para redondear y dar coherencia a sus formas
puramente musicales, y por otro lado el texto demanda que las ideas musicales
cedan en muchos lugares para adaptarse a su discurso puramente verbal.
Aunque mucha de la música vocal no se escribe sobre prosa, sino que se escribe
sobre poesía, la cual, la mayoría de las veces posee una estructura métrica, e
incluso repeticiones más cercanas a las ideas meramente musicales, su estructura
general pocas veces tendrá una correspondencia total con las estructuras
musicales que nos han heredado siglos de historia y teoría. Es entonces cuando
debemos tener bien claras nuestras intenciones y necesidades expresivas al
componer música basándonos en un texto.
¿Es el texto lo único que debemos tomar en cuenta al estructurar nuestras ideas
musicales corales o debemos dar más importancia a las estructuras musicales
puras?
En primer lugar, nos encontramos con que la música vocal que no está basada en
una estructura musical definida, desde el punto de vista moderno, tiende a
producir una marcada confusión en la audiencia, ya que no ofrece los puntos de
apoyo propiamente musicales que nos ayuden a comprender correctamente su
mensaje. Pongamos como ejemplo el Cicut cervus desiderat de Palestrina. A pesar
del exquisito dibujo de su melodía, la maestría de su contrapunto, su elevada
calidad técnica y estética, así como la profundidad de su mensaje metamusical,
es muy posible que un oído moderno se pierda fácilmente, después de solo
algunos compases, entre tal desarrollo de ideas diferentes, unas tras otras, sin
verdaderos puntos de apoyo.
Esta organización formal de elementos, desde sus células motívicas hasta las
estructuras de gran alcance, es la que deberíamos hacer confluir con las
estructuras surgidas de los textos sobre los que estamos basando nuestras
composiciones vocales.
¿Cómo debemos construir nuestros temas, frases y todo lo que deviene después?
Puede parecer que hemos sido tal vez un poco complacientes al tocar un tema
que se supone aprendido, asimilado y reforzado por muchos de los
compositores, pero esto muchas veces no se refleja en su creación de música
vocal, específicamente, de música coral. La ansiedad que puede producir,
enfrentarse a un texto cuya métrica y estructura verbal no se corresponde del
todo con nuestra formación musical instrumental, pude provocar serios
problemas a la hora de diseñar las más básicas formas estructurales.
Al componer música vocal no deberíamos olvidar nunca nuestras firmes bases
estructurales instrumentales, cediendo toda la importancia al texto, por el
contrario, debemos encontrar un equilibrado convenio entre ambas partes. Los
temas musicalmente coherentes a modo de pregunta, sus congruentes respuestas
para formar una primera frase, el consecuente discurso apropiado para otorgar
de un firme carácter puramente musical a la segunda frase, la construcción de
períodos musicalmente funcionales, la demarcación inteligente entre secciones,
al igual que una sabia y sensible arquitectura total, deberán ser necesariamente
los cimientos firmes y estables sobre los que debe caminar nuestra composición.
Pero, ¿dónde queda el texto? Una vez que tenemos claro que el uso de una
estructura estrictamente musical firme, no es opcional, ahora podemos
dedicarnos a aprender la mejor forma de vincular la palabra con las ideas
meramente musicales. Se debe hacer notar que no se dijo: “integrar el texto a la
música”, porque esto no es lo que haremos, lo que verdaderamente debemos
lograr es vincular ambos lenguajes, hacerlos confluir de la manera más
equilibrada posible.
Para lograr esto de la forma más sensible e inteligente, debemos estudiar, analizar
y asimilar el texto con el cual vamos trabajar. Debemos desmenuzarlo
rítmicamente y melódicamente. Debemos encontrar su métrica, su ritmo y su
composición interna. Debemos ser capaces de saber si está formado
principalmente por palabras graves, agudas, esdrújulas, que efecto rítmico y
métrico producen en conjunto, si sus acentos tienden a ritmos binarios, ternarios,
compuestos, etc. Esto nos dará una idea clara de qué recursos musicales son más
apropiados para dicho texto: compases en dos, tres o cuatro cuartos; seis, nueve
o doce octavos; compases compuestos, etc.
1.- El acento prosódico de una palabra debe coincidir con el acento musical o
tiempo fuerte de un compás o de una figura rítmica.
2.- Las sílabas átonas deben coincidir con los tiempos débiles de los compases o
de las figuras rítmicas.
3.- Se debe preferir siempre, unir dos sílabas que produzcan un diptongo, en una
misma nota musical.
4.- En caso de que una de las sílabas de una palabra pertenezca a varias notas
musicales, debemos hacer corresponder la sílaba tónica con el tiempo fuerte del
compás y la sílaba átona con el tiempo débil, sin importar el número de notas
intermedias.
5.- Las sílabas tónicas deben corresponder a las notas más agudas de la melodía,
mientras que las sílabas átonas deben corresponder a las notas más graves. Esta
regla, aunque muy recomendable, puede ser flexible hasta cierto punto.
6.- Las sílabas tónicas y átonas pueden permanecer en la misma nota, siempre y
cuando su acento prosódico corresponda al acento musical de la frase.
7.- Se puede forzar una palabra, haciendo pertenecer una sílaba a dos o más notas,
con el fin de hacerla coincidir con la idea puramente musical. Esto se debe hacer
siguiendo la regla no. 4.
8.- Se puede forzar una idea musical, fragmentándola o alargándola para hacerla
coincidir con una palabra o una idea puramente verbal, buscando que el discurso
musical pierda lo menos posible en simetría y congruencia. Esto siguiendo de
cerca las primeras 7 reglas.
9.- Se debe buscar el total equilibro entre las exigencias y necesidades que
imponen tanto el texto como el discurso meramente musical, y permitir que
ambos elementos cedan, sin que ninguno pierda autosuficiencia e importancia
ante el otro. La colaboración mutua y amistosa, deberán guiar sus interacciones.
10.- Todas las reglas anteriores son un muy recomendado punto de partida y se
establecen como encarecidas recomendaciones, basadas en el análisis de
numerosas obras corales tanto del pasado como del presente, pero por supuesto,
en cada una de ellas se pueden encontrar muy especiales excepciones. De igual
forma, cada compositor debería ser capaz de obtener sus propias conclusiones y
abordar esta parte de la composición coral, de acuerdo a sus muy personales
necesidades expresivas y creativas. La sobriedad, la sensibilidad y la justificación
estética, deberían guiarnos en cualquier caso.
Estas reglas basadas en la música vocal desde el siglo XV hasta el siglo XXI, son
las que rigen la mayoría de las obras más importantes, exitosas y funcionales que
se hayan escrito, y su correcto uso y observancia, pueden ser vitales en nuestro
propósito de componer música coral de alta calidad.
Una vez que hemos podido formar frases coherentes y basadas en estructuras
firmes, podemos ahora diseñar la arquitectura general de la pieza, como
mencionamos hace poco, mediante formas musicales tradicionales. En ocasiones
el texto se amoldará a las formas musicales más tradicionales, pero en muchos
otros casos, tendremos que forzar la idea musical para que se amolde al texto con
el que estamos trabajando. La recomendación es la misma: que tanto el texto
como la forma musical pura trabajen juntas, colaborando, cediendo y
complementando.
El texto se
adapta a la
idea musical
Recapitulación de la sección A
6.- El acompañamiento
d) Doblar la parte vocal solo es recomendable cuando hay otros instrumentos que
desarrollan otro material contrapuntístico. Si no es así, se recomienda dedicar la
parte instrumental a colorear la pieza con material fresco que enmarque y realce
las líneas vocales.
Estos recursos como muchos otros, pueden ser incorporados en nuestras obras
vocales, siempre con una firme justificación estética y filosófica, y basando su uso
en un criterio de sabia sensibilidad. Lamentablemente no existe un canon para
escribir estas indicaciones de manera universal, aunque se ha convenido en
que se indiquen tal cual en la parte de la partitura en que se usarán, junto a
gráficos que resulten lo más sencillos y descriptivos, posibles.
Nueva Complejidad:
Nacida alrededor de 1980, esta corriente estética busca una interacción compleja
entre los procesos que ocurren en todas las dimensiones del material musical. Se
caracteriza por su uso del atonalismo y su contenido altamente abstracto y
disonante. Incluye técnicas extendidas, microtonalismo, texturas complejas e
inestables, diseño melódico disruptivo, ritmos complejos en capas y cambios
abruptos de textura. Sus mayores exponentes son Brian Ferneyhough, Ianis
Xenakis, Morton Feldman y Heinz Holliger.
Nueva simplicidad:
Nació a finales de los 70’s y principios de los 80’s y busca una mayor inmediatez
y cercanía entre el impulso creativo y su resultado musical, eliminando largos
períodos de composición o en preparativos pre compositivos. Esto fue pensado
como una manera de acercarse más al público, ofreciéndole obras más accesibles.
Se caracteriza por su retorno al lenguaje tonal y modal, al igual que por su uso
de formas estructurales tradicionales. Wolfgang Rhim, Samuel Barber, Astor
Piazzola, y ciertos trabajos de Karlheinz Stockhausen, son representativos de esta
corriente musical.
Minimalismo:
Es una corriente musical que se propone crear con elementos limitados o
mínimos. Se originó en Nueva York en 1960. El minimalismo está marcado por
una concepción no narrativa y se centra en los procesos internos de la música. Se
caracteriza por el uso de armonía consonante, pulsos rítmicos hipnóticos,
reiteración de motivos, temas o frases musicales, y transformación gradual.
Philip Glass, Steve Reich, Terry Riley, Arvö Pärt y Henryk Górecki, son los más
importantes representantes del minimalismo.
Post Minimalismo:
Corriente musical nacida entre 1980 y 1990. Surgida directamente del
minimalismo, se caracteriza por pulsos constantes que se mantienen durante
toda una obra o durante una de sus partes; lenguaje, diatónico, modal o tonal,
pero si usar las funciones de la armonía tradicional; uniformidad en la dinámica,
evitando clímax fuertes; además, y contrario al minimalismo, evita los diseños
estructurales obvios o predecibles. El postminimalismo también asimila e
incorpora estilos musicales populares e internacionales.
Minimalismo sacro:
También llamado minimalismo espiritual, minimalismo sagrado, minimalismo
santo o minimalismo místico, esta corriente musical nació en el último cuarto del
siglo XX. Se caracteriza por el uso de materiales compositivos radicalmente
simplificados, uso de armonía tonal o modal, uso de melodías simples y
repetitivas, y una orientación explícitamente religiosa y espiritual. Busca
inspiración en la música de la Edad Media y del Renacimiento. Sus mayores
representantes son: John Tavener, Henryk Górecki, Arvo Pärt, Alan Hovhaness
y Pēteris Vasks. El minimalismo sacro ha impactado profundamente a la
sociedad desde su nacimiento, colocando su música grabada como grandes éxitos
de ventas.
Poliestilismo:
Es el uso de diferentes técnicas y estilos en un mismo cuerpo de obra o dentro de
una misma obra, fusionando las fuentes de un modo coherente, deliberado y
propio. Inició a finales del siglo XX. Sus mayores representantes son Alfred
Schnittke, Luciano Berio y Sofia Gubaidulina.
Eclectisismo:
Es el uso consciente de estilos ajenos al compositor, o de una época pasada. En
contraste con el Poliestilismo, el Eclectisismo asimila e incorpora los elementos
anacrónicos o extraños, como si le pertenecieran de origen y no como si los
integrara de forma artificial y deliberada.
Formalismo:
Es la postura que determina que la forma determina completamente el
significado de una composición, preocupándose por la unidad estructural y la
autonomía de cada una de las piezas. Afirma, además, que el significado de la
música radica en una percepción y comprensión puramente intelectual. Esta
postura otorga preferencia a los principios formales claros de una obra por
encima de su capacidad de expresión emocional y descriptiva.
Música progresiva:
Es la corriente de la música académica que intenta expandir los límites estilísticos
asociados con géneros musicales específicos, sintetizando influencias de varias
fuentes culturales. Su medio de acción está en el punto medio entre el formalismo
y el eclecticismo.
Escucha tímbrica:
Es la postura que da más importancia a las características tímbricas del sonido o
al color sonoro, que a las ideas y desarrollos musicales. En esta postura, la altura
del sonido está subordinada al timbre. Los pedales, masas sonoras, texturas y el
espectro de armónicos, son los elementos más importantes de esta corriente
estética y filosófica. La música espectral y el paisaje sonoro, son las muestras más
significativas de este enfoque compositivo, con antecedentes en la música de
Tuva, Burundi y Japón.
Música y tecnología:
El uso de ordenadores para modificar las cualidades de la voz humana, así como
para extender y potenciar sus características, son algunas de las herramientas a
las que echan manos algunos de los más recientes compositores. Estas
herramientas también son usadas a la par de intervenciones acústicas y en tiempo
real de conjuntos corales y vocales.
Estas, entre muchas otras grandes obras corales, pueden servirnos de reflexión,
análisis y estudio para comprender mejor el fenómeno de la composición coral
en el siglo XXI. Es importante señalar que la región báltica (Estonia, Letonia y sus
alrededores), es donde actualmente se centra toda la atención con respecto a la
actualidad coral. Podría decirse que en esta región se gestan los movimientos de
música coral que se mantienen a la vanguardia, en el mundo entero.
PARTE II
Podrían suponer algunos, que componer música coral para niños es una tarea
sencilla y de alguna forma, de poca relevancia en comparación con muchas otras
manifestaciones del arte, pero esto, nuevamente, es una conclusión un tanto
miope y poco informada. Los innumerables efectos positivos del canto en coro
en las personas, comprobados una y otra vez por estudios científicos, continúan
siendo axiomáticos tanto en niños como en adultos. Es por ello, que la actividad
coral es tan impulsada y afianzada en casi todos los centros educativos de todo
el mundo. Podríamos hablar de una verdadera época floreciente en el ámbito de
los coros escolares. Estos coros de niños de todas las edades, están realizando sus
primeros acercamientos, no solo a la interpretación musical, sino de la
interpretación de música coral, una de las manifestaciones más profundas y
nobles para la humanidad. Es por ello, de vital importancia, que la música
destinada a ser interpretada por niños sea de la más alta calidad técnica, estética
e incluso filosófica. Y no es que planeemos imponer a niños pequeños, temáticas
complejas y abrumadoras, pero es vital, evitar que la música destinada a los coros
escolares tienda al vacío y al mero cumplimiento de un aspecto académico o de
barato entretenimiento.
El saber que un niño está aprendiendo a usar sus cuerdas vocales y su oído de
forma musical, por primera vez, al empezar su trabajo en un coro, orientará
nuestras preocupaciones creativas en cierta dirección. La música compuesta para
coros de niños debería ser en una mayor parte, música con un particular interés
en sus cualidades melódicas y líricas, por una parte, para ayudar a los jóvenes
cantores a desarrollar adecuadamente la capacidad de su oído interno y la
facultad de sus cuerdas vocales para producir líneas melódicas afinadas y con un
sonido uniforme y de gran calidad, y por otra parte, para sensibilizar su gusto
musical. Esto no significa que nuestra música para coros escolares no pueda
explorar otras direcciones como las texturas, la conformación vertical de los
sonidos en acordes, el ritmo o el timbre, pero es muy sugerido que centremos
mucha de nuestra atención en la parte melódica de la música.
Otra característica de los coros escolares es su muy particular registro más bien
reducido. El no tomar en serio esta importante característica, significará
definitivamente, el fracaso de cualquier composición que queramos dedicar a
estas agrupaciones vocales. El registro reducido de un coro escolar, que
generalmente va de un do5 a un mi6 (registro de tiple), siendo su registro cómodo
ubicado entre mi bemol 5 y si bemol 5, puede parecer desmotivante para el joven
compositor pero como hemos visto en muchas partes de la primera sección de
este estudio, grandes piezas vocales han sido escritas para esta conformación,
obteniendo un magistral provecho de esta singular característica. Escribir música
de gran calidad técnica y profundidad filosófica, con la menor cantidad de
elementos, será la máxima prueba de ingenio creativo.
CLAVE
Una composición para coros escolares, debería
ubicarse un 80% en la zona cómoda y un 20% en el
rango estándar, evitando lo más posible el uso de
notas muy agudas, sobre todo del do# 6 al mi bemol 6.
El mi 6 debería usarse solo con coros escolares con
gran nivel técnico.
De esta forma podemos concluir, que la música destinada a ser cantada por un
coro escolar, debe ubicarse mayormente en la zona cómoda y las notas más
accesibles del registro estándar para la voz tiple. En caso de encontrarnos frente
a un coro de voces blancas que supere la media en cuanto nivel técnico, merecería
analizar si podemos utilizar recursos un tanto más extendidos en cuanto a
registro o si definitivamente podemos aplicar lo aprendido en la primera parte
de este estudio.
A partir de este punto debemos hacer una clara distinción en las diferentes etapas
del desarrollo de un coro escolar. Este desarrollo se puede determinar en tres
etapas principales: el nivel básico, el nivel intermedio y el nivel avanzado. Cada
una de estas etapas se caracteriza por la definición de ciertos avances y
cualidades específicas. El nivel básico será la etapa de acercamiento, de
exploración inicial y en la que los jóvenes cantores comenzarán a descubrir sus
cualidades y su propio potencial. El nivel intermedio será una etapa de
cimentación de las herramientas adquiridas en la primera etapa y de empuje
hacia nuevas posibilidades de complejidad, así como de perfeccionamiento de las
técnicas de canto e interpretación. La tercera etapa, el nivel avanzado, significará
su proyección hacia la profesionalización de su trabajo, la búsqueda de nuevos
retos y una profunda exploración de lo que significa la interpretación musical.
Nivel básico
a) Unísono
b) Unísono con algunas notas a dos voces
c) Cánones sencillos a dos voces
Nivel intermedio
a) Unísonos con algunos divisi
b) Cánones a dos voces
c) Música sencilla a dos voces
Nivel avanzado
a) Música a dos voces
b) Música a dos voces con ocasionales divisi a tres voces
c) Música a tres voces
Se debe hacer notar, que por la dificultad del trabajo con un coro en los centros
educativos, los coros muchas veces no pueden avanzar ni desarrollarse
debidamente, quedando trunco su desarrollo o limitado a los niveles, básico e
intermedio. Esta es una dura realidad que los compositores deben tomar en
cuenta a la hora de escribir música para coros escolares, ya que ilusionarse con la
idea de que podemos exigir cierto nivel a los coros escolares, puede producir
obras totalmente inadecuadas para su interpretación a cargo de coros de carne y
hueso.
Como muy personal recomendación, y para que la música que escribamos pueda
ser interpretada sin dificultad por coros escolares de todo el mundo, lo más
sugerible, es mantener nuestro nivel de complejidad en el nivel básico e
intermedio, y escribir obras de nivel avanzado solo a coros escolares con una
amplia experiencia o con estatus nacional o internacional.
Estas son las funciones que deberían tener las diferentes líneas vocales de
nuestras obras:
Unísono: Melodía con un diseño limpio y ordenado, guiado por una ingeniosa
sensibilidad y tomando en cuenta la necesidad de respirar de los cantores.
Unísono con un par de divisi en ciertas notas: El divisi debería ser colocado en
puntos específicos, como el clímax y en cadencias importantes. Se debería mover
por grado conjunto, evitando saltos o mejor aún, dejando una nota tenida
mientras la otra se mueve.
Unísono con ocasionales divisi: Los divisi pueden tener más movimiento, sobre
todo para colorear armónicamente la melodía principal, así que la función de esta
segunda voz es solo de color armónico. Se recomienda el movimiento por grados
conjuntos y con muy ocasionales saltos de 3ª, 4ª y máximo 5ª.
Música a dos voces: Como en el caso de los cánones a dos voces, la música con
esta conformación vocal puede designar a su primera voz, el papel de guiar con
la melodía principal y a la segunda voz, se le puede asignar una melodía
secundaria o contramelodía, aunque ambas pueden incluso entrecruzarse y
compartir armoniosamente la melodía principal y la melodía secundaria. A veces
pueden responderse con pequeñas frases. También es posible que la primera voz
se encargue exclusivamente de la melodía principal, mientras que la segunda voz
vaya coloreando la melodía con una línea secundaria, mediante una función de
acompañamiento armónico. Ambas opciones son ampliamente recomendables.
Música a dos voces con ocasionales divisi a tres voces: Una construcción en dos
partes, ya sea con una melodía principal y una secundaria, o una voz melodía
principal con acompañamiento o color armónico, puede abrir a 3 voces en
determinados momentos, como en el clímax y en cadencias importantes.
Igualmente se recomienda hacerlo por grado conjunto, o con saltos de cuarta y
quinta, que son los saltos más fáciles de afinar, o bien, de tercera.
Música a tres voces: Solo recomendada a coros escolares que están a un paso de
lograr la profesionalización de su trabajo y con muchos años de consistente
experiencia. La primera voz puede llevar la melodía principal, la segunda voz
puede llevar una contramelodía o apoyar armónicamente junto con la tercera
voz. La tercera voz puede ser un sustento o cimiento armónico, cuidando que su
movimiento no contenga saltos desconsiderados. Se recomienda mover la tercera
voz por grado conjunto y muy excepcionales saltos de 4ª, 5ª y 3ª. Se sugiere
mucho el evitar saltos más grandes, como de 6a o mayores. De esta forma, la
segunda voz y tercera voz, serán el sustento armónico de la melodía principal. Se
puede hacer resaltar una de las tres voces con las técnicas presentadas en la
primera parte de este estudio.
Se sugiere mantener las voces en una posición de cerrada a intermedia entre sí,
con distancias de tercera, cuarta, quinta y máximo sexta. Las posiciones de
intervalos cerrados, sobre todo en combinaciones de tercera y cuarta, otorgan
sonoridades cálidas y tersas, posiciones de 5ª, 6ª y mayores proporcionan
sonoridades más planas y frías. Los intervalos de segunda mayor, discreta y
sabiamente utilizados, proporcionan colores muy agradables. Los intervalos de
segunda menor pueden ser muy duros y se recomienda usarlos con extremo
cuidado, su efecto es de grave tensión y hasta de dramático patetismo.
Por último podemos agregar muy oportunamente, que muchas de las mejores
composiciones para coros escolares de nivel avanzado, se mueven por los tres
niveles en una misma pieza. Dedican una muy extensa primera parte al unísono,
luego van poco a poco abriendo a dos voces, hasta llegar a pasajes a tres voces
muy sobriamente cuidados. Esto se puede aplicar también a los niveles, básico e
intermedio. Esta sensible forma de construir música, hace que la pieza logre un
mayor equilibrio técnico y sean mejor apreciadas sus cualidades estéticas.
Primera sección al unísono del legendario Blessing de Katie Moran Bart, aunque
escrito para coros escolares avanzados, le dedica una extensa parte al unísono.
Inteligente y sensible pasaje a tres voces del Blessing de Katie Moran Bart. Nótese cómo
el divisi nace directamente del unísono así como el suave movimiento por grado
conjunto de las voces que funcionan como sustento armónico.
Fragmento de Can you hear me de Bob Chilcott, con un pasaje donde la voz
secundaria responde al motivo de la voz principal.
3.- La armonía
Sin importar el tipo de armonía que hayamos elegido, hay ciertas reglas que
debemos tener muy en cuenta para la correcta funcionalidad de nuestra
escritura vocal.
10) La armonía de color o masa sonora debe utilizarse con justificación estética,
ya que su abuso puede resultar en una pieza pesada y superflua. Debería partir
siempre del unísono y de intervalos fácilmente afinables, como los intervalos
de 4ª, 5ª, 3ª y 8ª.
11) Los pedales y ostinatos pueden utilizarse siempre y cuando estén bien
justificados estéticamente. Su abuso puede resultar en piezas planas y poco
imaginativas.
Ejemplos:
1) Las sílabas tónicas se deben corresponder con los tiempos fuertes del
compás y de las figuras rítmicas. Por consiguiente, las sílabas átonas deben
coincidir con los tiempos débiles de los compases y de las figuras rítmicas.
3) Una sílaba tónica y una sílaba átona pueden permanecer en la mima nota,
mientras la tónica se ubique en el tiempo fuerte del compás o de la figura
rítmica, y la sílaba átona en el tiempo débil del compás o de la figura rítmica.
4) Las sílabas que formen diptongos deben corresponder a una sola nota.
6) Se puede forzar una figura rítmica y melódica, para que se adapte a una
determinada palabra.
Es muy importante que los textos que integremos a nuestra composición, sean
adecuados para los intérpretes para los cuales hemos destinado una pieza. De
este modo, si una composición está destinada a coros con nivel básico, la temática
debe ser adecuada a su edad, capacidades de comprensión y abstracción, así
como sus intereses, por otro lado, si una composición está pensada para un coro
escolar de nivel avanzado, sería poco prudente ocupar un texto muy sencillo o
hasta ingenuo. Nuestra sensibilidad, experiencia y cierta investigación de campo,
podrán resolver adecuadamente estas situaciones. Incluso, el solicitar textos a los
mismos coristas, para usarlos en nuestras composiciones, puede ser un
emocionante y productivo ejercicio.
Fragmento de Naranjitas de China de Bruno Ponce, con un poema de Jaime Torres
Bodet. Cada sílaba tónica se corresponde con el tiempo fuerte del compás o de la figura
rítmica. El texto cede en ciertas partes como en las dos veces que aparece la palabra
“casa”. Aunque se respeta la musicalidad propia del texto, el diseño puramente musical
de la melodía es consistente y redondo.
6.- El acompañamiento
Jim Papoulis, Amy Bernon, Bob Chilcott, John Rutter, Mary Lightfoot, Katie
Moran Bart, Donna Ankney, Ruth Elaine Schram, entre muchos otros, han
dedicado una importante parte de su trabajo a la música para coros escolares. La
altísima calidad de su trabajo, demuestra su profundo compromiso por
obsequiar obras de gran nivel técnico, estético y filosófico, a los seres humanos
más jóvenes y que se encuentran en sus primeros acercamientos al universo
sonoro de la música. Gracias a ellos, podemos decir que han podido acercarse al
verdadero y profundo significado de la música coral: unir comunidades,
fortaleciendo los lazos de hermandad y buscar la conexión con el universo
espiritual.
Y de esta forma hemos llegamos al final de este estudio. Esperando que cada una
de estas herramientas sea capaz de inspirarte y servirte de fiel apoyo en tu camino
hacia la composición, no solo de música de gran calidad, sino de música que
desde los inicios de la civilización, hasta nuestro tiempo, representa la conexión
más profunda del ser humano con la divinidad.
Kusimama de Jim Papoulis:
https://www.youtube.com/watch?v=r_UjH4rXtXM
Thulele Mama Ya
https://www.youtube.com/watch?v=E8GYACG-cyg