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ACCION, PRETENSION Y DEMANDA EN LA TEORIA DEL

DERECHO PROCESAL

Dentro del estudio teórico del derecho procesal encontraremos tres figuras jurídicas de suma
importancia como son las de acción, pretensión y demanda, figuras estas que son de
necesario entendimiento por parte de quienes se forman en el estudio de leyes y profesionales
que por diversas razones aun confunden y usan indistintamente los términos, asumiendo así
que se tratan de lo mismo, siendo esto un error, pues eso también seria asumir que su
finalidad es la misma y las controversias planteadas por cada una de ellas también lo son.
La ley y la doctrina claramente diferencian cada una de ellas, ya que sin su adecuado
entendimiento quedaríamos confusos si se nos presentase un eventual conflicto entre
acumulación de pretensiones o definir el objeto de la pretensión con claridad en un libelo de
demanda o incluso en el fin que se buscamos con el ejercicio de una determinada acción.
Entre tantos diversos roles que pueden ejercer el profesional del derecho dentro de su ámbito
social, están también el ser consultor de asuntos legales de interés ciudadano y la labor
docente, lo cual hace una obligación imperiosa que el jurista maneje adecuadamente el uso
de la terminología y no confunda ni haga uso indistinto de los mismos.
 
LA ACCIÓN EN EL DERECHO PROCESAL

Al abolirse la defensa por la propia persona, es decir, hacerse justicia por propias manos, lo
que viene a constituir quizás uno de los fundamentos esenciales del ordenamiento jurídico
moderno, corresponde al Estado resolver los conflictos surgidos entre personas, mediante el
ejercicio de la función jurisdiccional, que consiste en el estudio y decisión de los litigios con la
aplicación del derecho subjetivo a cada caso en particular.
Ahora bien, la Ley y el Juez no actúan por sí mismos, siendo necesario que para que una
norma de derecho tenga su aplicación, esto es, el dictado de una sentencia por los órganos
jurisdiccionales del estado que ponga fin a una controversia, es necesaria una primera puesta
en marcha, un movimiento inicial.
Esa puesta en movimiento de los referidos órganos mediante la privada iniciativa y ese
impulso es lo conocido como La Acción.
El concepto de acción es uno de los más discutidos en el estudio del derecho procesal, dando
nacimiento a numerosas doctrinas, definiciones y no pocas controversias; teniendo por
resultado que, a pesar de muchos estudios, los tratadistas no se hayan puesto de acuerdo en
una materia tan importante, que quizás es la más básica y fundamental del derecho procesal
porque sobre ella descansa el proceso.
La Acción es entonces el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho de acudir a
los órganos jurisdiccionales para reclamar la satisfacción de una pretensión. Es un
medio de plantear la solución pacífica de los conflictos de intereses jurídicos y derechos
aparentes ante el órgano judicial.
Es importante destacar que el asunto jurisdiccional desde este planteamiento está siendo
examinado desde el punto de vista del ciudadano y las personas jurídicas que piden justicia y
no desde el punto de vista del estado que cumple con la función de administrar justicia, es
decir, desde el punto de vista de la jurisdicción en sí misma.
USOS DIVERSOS DEL TÉRMINO
 Eduardo Couture ha precisado tres distinciones del término a saber, que tienen acepciones
distintas:

1. a) La acción como sinónimo de derecho. Es el mismo significado que la actio


romana y el sentido que se le da cuando se dice, “el actor no tiene acción” es decir, no
tiene derecho. La acción en esta acepción se confunde con el derecho material
reclamado ante el órgano jurisdiccional.
2. b) Como sinónimo de pretensión. Este es el sentido más utilizado del término, y así
mismo lo han expresado diversos autores y leyes, siendo un error teórico procesal su
utilización indistintamente como sinónimo de pretensión. Se utiliza para decir “La
acción es fundada o infundada” para expresar la afirmación de tener un derecho valido,
y en nombre de ese derecho promover la demanda correspondiente.
3. c) La acción como sinónimo de “Facultad de provocar la actividad
jurisdiccional”. Este se utiliza para expresar el poder jurídico que tienen las personas
como tales, en virtud del cual pueden acudir ante los tribunales para demandar la
protección de su pretensión. De manera que, según este sentido, se entiende por
acción, no el derecho material del actor, es decir, el derecho reclamado en su
demanda ante un juez, ni su pretensión como voluntad manifestada de obtener
una sentencia favorable en el proceso e imponerla al demandado, sino su poder
jurídico que acudir ante los órganos jurisdiccionales, tenga o no un derecho
material valido o una pretensión fundada o infundada. Esta acepción del término
acción es la más acertada dentro de la teoría del derecho procesal.

 
CARACTERES GENERALES DE LA ACCIÓN.
Según la teoría de la acción como derecho autónomo, es decir, como pretensión de la tutela
jurídica se destaca lo siguiente:
1) La acción es un derecho subjetivo distinto al derecho material que ha de ventilarse en el
proceso.
2) La acción existe con anterioridad al proceso, ya que nace cuando aparece la necesidad
de protección.
3) La acción no protege el interés en litigio, sino que el litigio tenga una justa composición.
por eso la acción es un derecho público, en cambio el derecho material que causa el
litigio es un derecho privado.
4) La acción es un derecho subjetivo procesal porque impone al juez la obligación de
proveer independientemente del derecho material invocado. El sujeto pasivo de la acción es
el juez.
5) La acción es un derecho cívico, encuadrado dentro de los derechos subjetivos públicos.
6) Su naturaleza es de carácter público, pues la tutela judicial efectiva es parte de las
garantías procesales establecidas en la modernidad en muchas constituciones y leyes
fundamentales.
7) Su fin último es encontrar fin de la controversia mediante sentencia del órgano
jurisdiccional.
8) Se tiene frente al estado para que la otorgue, y frente al particular obligado, para que la
soporte y se someta a su tutela.
9) Es necesaria la presencia del órgano del estado investido de jurisdicción para ejercer
la acción, es decir, un órgano del Estado con las atribuciones legales para administrar justicia
en nombre de la república y por autoridad de la ley.
10) Ese órgano debe ser el objetivamente competente en la causa en particular, y
subjetivamente capaz de juzgarla.
11) Es necesario que las partes involucradas tengan capacidad procesal para ser sometidos a
la tutela judicial.
CLASIFICACIÓN DE LAS ACCIONES.
 Humberto Bello Lozano en su obra Teoría General del Proceso clasifica las acciones de la
siguiente manera:

1) ACCIÓN DE CONOCIMIENTO:
Esta tiene como fin lograr que el sentenciador decida acerca de si existe o no el
derecho alegado o pretendido por el actor, y el cumplimiento de las obligaciones requeridas
por parte del demandado, debiendo en la sentencia señalar a quien corresponde la razón, ya
sea en forma de una simple declaración, de condena contra el demandado o estableciéndose
la constitución, reforma o extinción de una relación jurídica.
Así pues, la acción de conocimiento tiene como propósito una sentencia que podrá ser de
mérito o inhibitoria, favorable o desfavorable a la pretensión perseguida.
Se divide en declarativa general o dispositiva, subdividiéndose a su vez en declarativa
propiamente dicha, de declaración constitutiva, de condena y cautelar.
Es declarativa general, cuando se solicita del juez que determine lo que la ley establece
en forma expresa y general; en tanto que la declarativa pura, o mero declarativa su
objeto es obtener una sentencia mediante un simple proceso declarativo,
comprobándose así la existencia o inexistencia de una relación jurídica o de un
derecho, a modo de ejemplo podemos señalar la acción ejercida por un individuo a fin de ser
declarado como heredero legítimo de un fallecido, o la acción intentada para ser declarado
concubino mediante una sentencia judicial, estableciendo así una relación jurídica que
otorgaría al actor derechos subsiguientes una vez sido declarado como tal.
En ambos casos se verá agotada la pretensión del actor con la declaración. Entre las
figuras declarativas de carácter sustancial están las de Estado y filiación; desconocimiento de
hijos habidos durante el matrimonio, inquisición de paternidad, declaratoria de ausencia y
presunción de muerte, la declaratoria de comunidad, la prescripción adquisitiva y todo lo
referente a la quiebra en materia mercantil.
2) ACCIÓN EJECUTIVA:
La acción ejecutiva es la que permite al actor exigir el cumplimiento coactivo de una
obligación, porque ella consta de un título donde aparece en forma cierta su exigencia. Esta
acción a diferencia de la anterior no persigue con ella el reconocimiento de un derecho, de
una obligación, o la constitución o extinción de un estado jurídico, ya que tal derecho ya
ha sido reconocido mediante el instrumento legal que da derecho a la exigencia, es decir, el
título.
Humberto Cuenca en su tratado de derecho procesal civil señala que en la legislación
procesal patria no existe la acción ejecutiva en la forma establecida en otras
legislaciones; y así nuestros procesos de carácter ejecutivo, como la ejecución de hipoteca y
la vía ejecutiva señalada en el Código de Procedimiento Civil tienen como fin el que los juicios
sean de mayor agilidad que los ordinarios, teniendo en todos ellos el demandado la facultad
de hacer oposiciones, lo que llevara su tramitación a los canales del juicio ordinario; y será
solamente en el caso de que el ejecutado no se oponga, cuando se dé efectivamente el
carácter ejecutivo del proceso.
Por tanto, la acción ejecutiva:

1. a) Está fundamentada en un título ejecutivo, es decir, un instrumento autentico


de carácter serio y suficiente que demuestre la inmediata ejecución de un derecho
subjetivo ya discutido, como por ejemplo un documento constitutivo de hipoteca.
2. b) El titulo ejecutivo debe contener ciertamente la obligación del demandado de
pagar una cantidad liquida con un plazo cumplido, este requisito ya es propio del
estudio de las obligaciones civiles por tanto solo hacemos mención de ello sin
profundizar.
3. c) El titulo ejecutivo que fundamenta la acción ejecutiva debe tener un apremio o
requerimiento de pago.

3) ACCIÓN DE CONDENA:
La finalidad de la acción de condena es la declaración de condena, o simple condena, es
obtener un dar, un hacer o un no hacer, mediante sentencia del órgano jurisdiccional, que
vendrá a ser el título de exigibilidad de la prestación, y en la práctica profesional son las más
numerosas.
El jurista Devis Echandia las define como el derecho a obtener una sentencia que resuelva
favorablemente o no la imposición de una condena al demandado, mediante un proceso de
condena, siendo sus presupuestos un pretendido derecho material cuya existencia está sujeta
a lo dispositivo de la decisión, la afirmación de haber sido violado o no ese derecho, y el
interés de que el litigio se componga en forma normal por la vía judicial.
Además, se requiere para el juzgamiento a fondo del asunto, la legitimación en la causa y la
legitimación procesal.
Su diferencia con la declarativa está en que el actor persigue la imposición al
demandado de una responsabilidad, en tanto que, en la otra, se busca una declaración
que tenga su eficacia en sí misma.
4) ACCIONES CONSTITUTIVAS:
Se consideran como el derecho a perseguir mediante un proceso, una sentencia que resuelva
sobre la pretensión buscada, para conseguir la constitución, extinción o modificación de un
estado jurídico, en base a la afirmación del actor interesado de haber ocurrido los hechos, que
de acuerdo a la ley ha de producir esos precisos efectos jurídicos.
Tienen mucha similitud con las acciones declarativas por agotarse el interés del actor
con la sentencia, no necesitando de la ejecución posterior, y su diferencia estriba en que
afectan directamente a terceros, obligándolos de manera tal, que su finalidad no es la
declaración en sí misma, sino los efectos en relación a los terceros.
Se asemeja a las acciones de condena en que, si la sentencia es favorable, modifica el estado
actual de cosas, estando la diferencia en que la sentencia no requiere posterior ejecución,
puesto que se produce por el solo hecho de la declaración, en tanto que en las de condena, la
modificación nace por el pago hecho al trasladarse un bien al patrimonio del demandado al
demandante o al cumplirse un acto de aquel en provecho de este.
5) ACCION CAUTELAR:
Mediante el ejercicio de esta clase de acciones, se moviliza la autoridad judicial para
dictar en la práctica de sus atribuciones las medidas necesarias que les sean pedidas
para el aseguramiento de un derecho o para su defensa.
En el léxico procesal se alude a medidas que son verdaderas acciones; las que  podrán ser
conservativas, cuando se tiende a mantener un estado de hecho o evitar la pérdida de
un derecho, como los interdictos prohibitivos o posesorios; y modificativas, que a la vez son
innovativas, por alterar provisionalmente un status jurídico, tal como sucede en las
medidas preventivas de embargo, secuestro, prohibición de enajenar y gravar, de salida
del país, entre otras.
Ha sido inmensamente discutida la autonomía de este tipo de acciones, pero para efectos
teóricos hemos decidido incluirlas y mediante su estudio particular el lector podrá determinar
su criterio; para muchos, no constituyen más que una declaración de voluntad al servicio de
otra posterior, asegurándose que no son más que una manifestación o variante de las
acciones declarativas, de condena o ejecutiva. En efecto, sus actividades son de garantía y
dirigidas a obtener anticipadamente la actuación del derecho objetivo.
EXCEPCION EN EL DERECHO PROCESAL
 Establecidos ya los conceptos, caracteres generales, acepciones y clasificaciones de las
acciones en el derecho procesal, es necesario estudiar La Excepción, siendo esta una figura
jurídica ligada a la acción y sin la cual no podríamos entender todo el entramado que da inicio
a la relación procesal de los sujetos.
Se puede estimar que la excepción como la posición asumida por el demandado frente a
la acción del actor, que es el sujeto activo de la relación procesal; viene a ser una acción
destinada a obtener una declaración negativa.
Si la acción es un derecho concreto del individuo a la tutela jurídica, la excepción no es más
que el contra derecho del demandado y cuya finalidad es enervar el derecho de acción
del demandante. La excepción goza del mismo carácter potestativo de que goza una acción,
y su derecho debe ser fundado o capaz al menos de lograr un pronunciamiento favorable a la
aspiración del demandado cuando la interpone.
El demandado no aspira a que se le reconozca un derecho subjetivo en contra del actor,
sino que la sentencia excluya su derecho, rechace la demanda del actor y restituya así la
libertad de la cual gozaba el accionado antes de la iniciación del proceso.
En sentido amplio consiste en toda defensa opuesta a la acción; en sentido restringido,
que comprende toda la defensa fundada en un hecho impeditivo o extintivo de la acción;
y en sentido estricto, ceñido a un hecho impeditivo o extintivo que el juez puede tomar en
cuenta únicamente cuando el demandado lo invoca; su naturaleza jurídica consiste en la
impugnación dirigida a la anulación de la acción. En este sentido de acuerdo a la relación
lógica procesal podemos decir que no existe la excepción sin la acción, ya que esta no es
autónoma, necesita de la acción para su ejercicio pues siempre va a constituir una defensa
contra aquella, en tanto que la acción no necesita de la excepción para su existencia en
tanto derecho público del individuo de obtener tutela judicial, pero la excepción debe
ser garantizada a los fines de obtener una sentencia sin vicios que puedan anularla y
garantizar así el debido proceso, uno de los pilares fundamentales de un estado de derecho.
LA ACCION PENAL
 De acuerdo al estudio del derecho penal, desde ese punto de vista entendemos el delito
como un hecho típico y antijuridico, establecido en la ley y sancionado con una pena, que
desde la óptica social se le puede tomar como una violación no solo de las normas legales
sino de la seguridad de la colectividad, los intereses ciudadanos y al orden jurídico en general,
de aquí que la transgresión de una norma penal produce el mérito de una pena y en
consecuencia da nacimiento a una acción penal.
En materia penal entienden delitos de acción pública y delitos de acción privada, y en
esto solo se diferencia del concepto general de la acción en determinar quiénes son los
que tienen la cualidad para dar inicio al proceso y obtener resolución mediante
sentencia; en los delitos de acción publica la titularidad de la acción corresponde
exclusivamente al estado mediante instituciones constituidas previamente para tal fin, es
decir, instituciones que tienen como finalidad perseguir y solicitar al órgano embestido de
jurisdicción la sanción por la comisión de los hechos punibles investigados, y por eso son
denominados de esa manera, mientras que los delitos de acción privada corresponde a la
víctima impulsarlo hasta obtener favorable sentencia, en estos delitos, los de acción privada,
el ejercicio de la acción no corresponde exclusivamente al estado.
CARACTERES DE LA ACCION PENAL.
Es de suma importancia estudiar y analizar las características de la acción penal, pues en
ellas se verifica la diferencia que existe entre este tipo de acción con respecto a la acción
civil, su importancia desde el punto de vista social y en particular que la hace tan excepcional
en referencia a su cualidad de ejercicio por parte del estado
La acción penal es exclusivamente publica debido a los siguientes razonamientos:

1. a) En relación a su finalidad. Como en el concepto general de la acción su fin no es


otro que el de iniciar y promover la decisión del órgano jurisdiccional sobre una
determinada relación procesal; lo buscado es que el órgano del estado actúe y decida la
controversia surgida.
2. b) En relación a su objeto. Busca no otra cosa que la aplicación de una norma penal
a un caso concreto, que por cuestiones de orden público y seguridad social debe ser
exclusivamente responsabilidad del estado, y bien sabemos que, sin el mantenimiento
del orden jurídico en un país, las instituciones jurídicas creadas en las leyes
fundamentales pierden credibilidad, eficacia y se pierde la paz social como norte de un
país. La acción penal es pública por su naturaleza.
3. c) En relación a la extensión de su ejercicio. La acción penal no pierde ese carácter
aun cuando el agraviado se constituya en acusador, pues la actividad no está dirigida
sino a requerir al órgano jurisdiccional competente para que este actúe debidamente.

UNIDAD DE LA ACCION PENAL


La acción penal es una, y a diferencia del derecho civil no se admite la multiplicidad de
acciones desde el punto de vista teórico; en el derecho civil cada contrato, cada hecho
jurídico engendra una acción específica; lo que no sucede en lo penal, porque del delito o de
la falta solamente nace una acción, que es la acción penal y su finalidad única no es
otra que obtener del órgano jurisdiccional competente la aplicación de una pena por la
infracción cometida una vez probada la relación jurídica procesal entre el delito y el sujeto
activo del mismo.
En este mismo sentido se entiende que la acción penal es indivisible, lo cual significa que
ella se extiende sola y única sobre todos los actores del hecho delictuoso cualquiera que
sea su grado de participación en la comisión del delito.
IRREVOCABILIDAD DE LA ACCIÓN PENAL
 En los delitos de acción pública, esta es irrevocable, y en esta clase de delitos aun
cuando haya acusador particular propio, obligatoriamente ha de intervenir el Ministerio
Público; de manera tal que aun cuando el acusador privado se separe del juicio, este no
se termina sino que continua hasta sentencia mediante la intervención del
representante fiscal, lo que no sucede en los delitos de acción privada donde la acción
tiene el carácter revocable, ya que el acusador puede desistir de su acción.
También es autónoma la acción penal, en vista que es completamente independiente del
derecho subjetivo presuntamente lesionado; así pues, el derecho de accionar puede
intentarse sin perjuicio de que el inculpado sea absuelto o la causa termine por la vía
del sobreseimiento.
ACCION Y PRETENSION
La pretensión es otra de las figuras de suma importancia dentro del estudio del derecho
procesal, aunque no tan compleja como la teoría de la acción, si es importante
conceptualizarla y diferenciarla de la acción, y de la demanda como acto procesal.
La pretensión es la afirmación de un sujeto de derecho de merecer la tutela jurídica y de
la aspiración de que se haga efectiva.
Eduardo Couture claramente afirma que la pretensión no es la acción, y considera que: “la
acción es el poder jurídico de hacer valer la pretensión”. Por tanto, podemos decir que la
pretensión es una manifestación de voluntad, subjetiva e individualizada que se hace
valer con la acción, pues por sí sola no puede manifestarse y ningún juez u órgano atribuido
de jurisdicción puede satisfacer una pretensión que no ha sido manifestada a través de la
acción. La pretensión necesita de la acción para hacerse valer y a su vez toda acción
lleva inmanente una pretensión de obtener favorable dictamen; son figuras jurídicas
emparejadas.
En este mismo orden lógico de ideas Carnelutti la define como “La exigencia de la
subordinación de un interés de otro a un interés propio”. Este interés propio se muestra o
se revela a si mismo alegando la supuesta existencia de un derecho subjetivo material propio,
porque se considera que ha sido enervado. Ahora bien, la existencia o no de ese derecho
subjetivo material la determinara el juez en la sentencia.
De allí que la pretensión puede ser planteada por quien tenga derecho o por quien no lo
tenga, en el primer caso será fundada y en el segundo caso, será una pretensión
infundada.
En el derecho procesal y en los códigos podremos encontrar siempre la acumulación
de pretensiones que no se excluyan entre sí, pero nunca la acumulación de acciones,
pues la acción es una sola y una vez hecha la petición al juez correspondiente ha sido puesta
en ejercicio y emitida la sentencia favorable o desfavorable ha quedado agotada, en cambio la
pretensión queda satisfecha con la obtención de una decisión favorable para el
accionante, pues esta es subjetiva, forma parte del interés propio del accionante, un
interés que va más allá de obtener respuesta del órgano jurisdiccional, se extiende hasta la
obtención de sus deseos, de la voluntad que dio inicio a proponer la acción en primer lugar.
Aun puede encontrarse en la doctrina la utilización del término acción y pretensión
indistintamente, al igual que acción y demanda, siendo como hemos visto que cada termino
alude a una figura legal distinta, y es deber de los profesionales del derecho insistir en el
correcto uso de las acepciones y la terminología legal correspondiente.
ACCION Y DEMANDA
La demanda es un acto procesal, se ve materializada en el escrito por el cual se inicia el
proceso, denominado Libelo de Demanda.
Para Couture el derecho de demandar es la acción, el indica que todo sujeto de derecho
junto con sus derechos materiales o sustantivos, tiene su poder de acudir a la jurisdicción; y la
acción es ese poder jurídico.
El derecho de demandar es el ejercicio concreto del derecho a acudir a la jurisdicción.  La
demanda tiene un doble contenido, pues en ella se reúnen el derecho de acción y la
pretensión. Ambas figuras se ven inmersas en el acto procesal de demandar, es decir, al
demandar el individuo ejerce la acción y a su vez hace valer su pretensión.
Con la resolución o la sentencia favorable del juez se satisfacen ambos aspectos, la
acción y la pretensión. Si la demanda no es fundada solo queda satisfecho el derecho de
acción. Con esto se pone en evidencia el error de algunos tratadistas al afirmar que la acción
es el derecho de obtener una sentencia favorable.
LA DEMANDA COMO ACTO PROCESAL
Rengel Romberg, en su tratado de derecho procesal civil afirma que de la acción y la
pretensión se diferencia la demanda. Esta, no es un derecho, sino un acto procesal. El
acto procesal por excelencia del actor (demandante). En el proceso civil se inicia por
demanda. En ella se hace valer la acción, dirigida al juez para tutela del interés colectivo
en la composición de una litis y se ejercita y se hace valer la pretensión
simultáneamente, dirigida a la contraparte pidiendo la subordinación de su interés al
interés propio del reclamante. La demanda tiene pues, un doble contenido, porque en ella
se acumulan el ejercicio de la acción y la interposición de la pretensión.
Este contenido complejo de la demanda, ha hecho atribuir erróneamente a la demanda la
determinación objetiva del proceso, que está dada más bien por la pretensión que en ella se
hace valer y ha hecho posible considerar, también erróneamente, que el contenido de la
acción ejercida en la misma es el interés privado e individual controvertido en el proceso que
se inicia con la demanda.
Para que la demanda sea declarada con lugar y el actor pueda obtener la resolución del
juez que le dé satisfacción a su pretensión, es necesario que el juez al examinar el
mérito de la demanda, la encuentre fundada, vale decir, que las afirmaciones de hecho y
derecho aducidas por el demandante para justificar la pretensión resulten verdaderas y
debidamente probadas en el proceso.
Con la resolución del juez favorable al demandante se satisface el derecho de acción y se
satisface la pretensión. Pero pudiera suceder que la demanda resulte declarada sin lugar, por
no estar fundada la pretensión. En este caso se satisface de todos modos el derecho de
acción y solo se rechaza la pretensión.
Se comprende ahora, después de hacer distinciones, el error de las teorías de la acción en
sentido concreto, según las cuales la acción es un derecho a sentencia favorable y solo tiene
acción quien tiene razón. Estas teorías como hemos visto confunden la acción con la
pretensión y colocan como contenido de la acción el derecho subjetivo material que se hace
valer con la pretensión.
La acción corresponde a todos, con abstracción de su fundamento, tanto el que tiene
razón como el que no la tiene.
La jurisprudencia ha establecido que “la demanda es el acto introductivo de la causa, y sin
demanda no hay procedimiento. Pero el dar comienzo al procedimiento no da inicio al
mismo tiempo a la relación procesal que vincula entre si a los sujetos del proceso, pues
esta se constituye con la citación, y se va desarrollando con los sucesivos actos
procesales de las partes y del juez”.

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