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Salud, aliento y “Baraka” para los Pueblos

Árabes

Un fuerte y purificador Viento de Libertad sopla, cálido y


esperanzado, por todo el Magreb y Norte de África, propagándose
con rapidez sobre el Medio Oriente y sus estribaciones en todas sus
latitudes y direcciones cardinales...

El mundo árabe-islámico se estremece, agitándose desde la raíz


misma de sus gentes en las convulsiones de parto que ojalá, a
corto-medio plazo, alumbren un nuevo Horizonte de Progreso,
Justicia y Libertad.

No son tópicos, ni panfletos manidos, ni sueños utópicos, ni


ingenuas profecías desiderativas... Se trata de una nueva realidad
objetiva, diáfana y palpable.

Es más, asistimos a una potente y estimo ya irreversible Gran


Oleada de Mutación Evolutiva que cambiará para siempre el
universo socio-político y cultural árabe y, con él, habida cuenta del
enorme peso demográfico y geo-estratégico del mismo, el del
mundo entero.

Esto no significa que el proceso vaya a adquirir la misma


intensidad, forma y desarrollo, ni en consecuencia rendir iguales
frutos, en cada una de las naciones afectadas, puesto que es
evidente la gran diversidad de variables históricas, sociológicas,
económicas, culturales, religiosas y estructurales existente entre
ellas, sus pueblos, etnias, coyunturas internas y modalidades de
manifestar, asumir y practicar el Islam...; Una Fe tradicional que
sigue manteniendo una colosal influencia en los aspectos
fundamentales de la organización social, las costumbres morales
predominantes, la política y el sentir colectivo de todos ellos.

Resulta en este sentido más que sintomático observar cómo,


durante los momentos más tensos del enfrentamiento entre las
masas de manifestantes y la Policía, o en general las fuerzas del
orden constituido aún adictas y sumisas a los regímenes objeto del
justo furor de sus pueblos excluidos, tiranizados y empobrecidos,
tanto las primeras como las últimas interrumpen sus acciones para
rezar orientados hacia la Meca tras la llamada de los muecines,
para de inmediato reanudar su pulso una vez concluida la hora
preceptiva de oración.

La naturalidad de este hecho, así como la ausencia completa de


liderazgo por parte de los grupos o partidos fundamentalistas que
comparten las filas más o menos clandestinas, subversivas,
poderosas, beligerantes amaestradas, reprimidas, controladas o
mediatizadas de las oposiciones políticas y civiles organizadas
contra los dirigentes instalados en el Poder con asimismo variante
solidez en los distintos países, conforman dos signos claros de una
verdad palpable: Esta Revolución no tiene nada que ver con la
Religión, ni representa una pugna entre “las élites árabes
gobernantes laicas pro-occidentales” y “ las masas y
agentes subversivos árabes islamistas devotos de un
integrismo radical y hostil hacia nuestra Civilización”; Ni ha
sido ni es planeada, prevista y mucho menos encabezada
por los extremistas religiosos que sueñan una victoriosa
“Yihád” contra el “Diablo Sionista-Occidental” y la
imposición de la “Sharia” como Ley Universal en todo el
mundo árabe..., como paso previo a su delirante visión de
un planeta globalmente “converso” de buen grado o fuerza
a la sumisión estricta a sus creencias y normas.

Hay multitud de detalles que confirman tal conclusión: En todas las


abundantes y variopintas imágenes y testimonios recogidos a lo
largo de esto tensos y decisivos días en los focos “calientes” de
esta importante crisis transformadora, desde su Zona Cero en
Túnez hasta Egipto, pasando con menor agudeza y virulencia por
Argelia, Siria, Yemen, Jordania, Libia, Mauritania, Marruecos y –
sorprendentemente – la mismísima Arabia Saudí, así como las
muestras de apoyo solidario emergentes en el seno de lugares en
teoría mucho más estables y relativamente prósperos como
Turquía, hemos podido contemplar que las multitudinarias
concentraciones reúnen a personas de toda clase social y
condición, sin distinción definida de sexos, nivel socio-económico o
académico-cultural y grado de tradicionalismo, apertura y/o tibieza
en su creencia, orientación y práctica de la religión musulmana.
También se ha mostrado patente la mal disimulada “perplejidad”,
“desbordamiento” y – por ende – incapacidad de aprovechar el
estallido como palanca para acceder al predominio, de los
multiformes grupos fundamentalistas, salafistas o similares, a
semejanza de otros movimientos de resistencia política de corte
laico, sorprendidos tan “fuera de juego” y en mayor o menor
medida “maniatados”, “cohibidos” y “desconectados” por los duros
aparatos de represión de los regímenes ahora depuestos,
agonizantes, tambaleantes o seriamente amenazados como ellos
mismos... Y esta afortunada situación se torna todavía más
acentuada y absoluta si nos referimos a la postura de entes mucho
más agresivos, articulados, internacionales y violentos, vinculados
al terrorismo o francamente inmersos en él, como Hezbolá o las
células de la red Al-Qaeda, cuyo escandaloso silencio clama a
grandes voces que ni pronosticaban ni albergan la más remota
relación ni les conviene estratégicamente esta vigorosa y
rompedora marea revolucionaria popular desligada por completo de
sus preceptos, tácticas y objetivos. Todo lo contrario: El éxito de la
misma sería mortal para sus propósitos y ambiciones, porque
destruiría la hábil explotación ideológico-religiosa apocalíptica de la
polaridad “Poderosos Árabes Corrompidos Vendidos al
Demonio/Dajjal (Anticristo) o Gran Satán Sionista-Occidental” vs.
“Pueblos Musulmanes Oprimidos” que tan excelentes réditos les
brinda a la hora de reclutar cerebros y mártires entusiastas entre
las capas más deprimidas, pobres, incultas y desesperanzadas de la
población islámica en todas las naciones de la región y hasta entre
algunos estratos de la emigración económica asentada en Europa,
en ocasiones pertenecientes a una o dos generaciones de supuesta
integración en nuestras sociedades... La famosa “integración”,
imprescindible y beneficioso mecanismo de adaptación, no
obstante, con frecuencia malbaratado por los golpes de las crisis
económicas y las torpes, timoratas, hipócritas, contradictorias y
dubitativas políticas de nuestros gobiernos, oscilantes entre un
falso paternalismo buenista de “hiper-relativismo cultural/todo
vale” y una absurda, injusta y racista discriminación más o menos
manifiesta tendente a crear guetos, islas marginales peri-urbanas y
leyes de extranjería de filtros cínicos y multi-cambiantes miopes
dictados por el puro mercantilismo a corto plazo. Ni que decir tiene
que tan nefastas las unas como las otras, como tan estúpidas,
decimonónicas y desfasadas son las idelogías de izquierda y
derecha que las propugnan, respectivamente.

En este sentido, salta a la vista que las potencias o bloques


Occidentales – entendiendo por éstos esencialmente a la
Unión Europea y los Estados Unidos de Norteamérica –
debemos desembarazarnos del miedo a que las vivas y
espontáneas fuerzas populares desencadenadas en el
Magreb, Oriente Medio y hasta Siria y la Península Arábiga
conduzcan a la súbita y más o menos cruenta o incruenta
caída de regímenes despóticos, ineficaces y corruptos –
pero aliados nuestros en la guerra difusa que mantenemos,
se reconozca explícitamente o no, con el integrismo
islámico – para conducir a la instauración de nuevas,
numerosas y generalizadas versiones de Repúblicas
Islámicas de base ideológica e institucional fundamentalista
al estilo de Irán, nuestro auténtico rival y enemigo geo-
estratégico más robusto, tenaz y peligroso en toda esta
área.

Tremendo, gravísimo y necio error político, moral y estratégico de


funestas, prolongadas e incalculables consecuencias, fácilmente
explotables y direccionables en nuestra contra por parte de
nuestros adversarios – entonces sí – en el momento en que los
pueblos ansiosos de la libertad, democracia y bienestar que tanto
cacareamos y nos permitimos, en ocasiones, emplear cual “pulcra”
justificación de nuestros juegos intervencionistas, armados o no, en
determinados puntos sensibles de la geografía islámica, percibiesen
que el interesado fariseísmo cínico de nuestros gobiernos alcanza el
extremo de negar todo apoyo a sus libres y justas reivindicaciones,
poniéndonos de parte de los tiranos, corruptos, ladrones,
torturadores, déspotas y cleptócratas que les gobiernan, a mero
cambio de su ya declinante y decrépito sostenimiento en unas
poltronas teñidas en sangre, exclusión, lágrimas y miseria, bajo la
espúrea y de hecho ya ilusoria promesa de continuar reprimiendo
los brotes de fundamentalismo nutridos y envenenados por sus
propios excesos y disparates.

Urge – por consiguiente – de la manera más viva, rotunda y clara,


que nuestros líderes y sus cancillerías exhiban toda su
comprensión, aliento y firme presión diplomática y económica para
forzar a los sátrapas a ceder el poder sin más derramamientos de
sangre ni riesgos de liberar un caos incivil que colapse toda la zona,
que es justo lo que anhelan, sin duda promueven tras las
bambalinas y es objeto de las más encendidas plegarias de los
fanáticos yihadistas y su más influyente Estado-Mecenas, la Persia
de Mahmud Ahmadineyad..., delirante y escatológico asesino quien
ya selló la primavera de rebelión en su República Integrista
ahogándola en un mar rojo y brutal aún más abyecto que los
soviéticos medio siglo antes en Hungría y Praga...

La Administración demócrata norteamericana, por boca del propio


Presidente Obama y su Secretaria de Estado Hillary Clinton,
parecen decantarse por ello, aunque a mi parecer de modo en
exceso tímido y vacilante... Europa, sumida en una severa, irritante
y penosa crisis de identidad, coraje, unidad, iniciativa e
imaginación, guiada por dirigentes ciegos, triviales y sin la menor
grandeza de miras, ridículas y deformes sombras de hasta el más
mediocre de sus antecesores de la generación que alumbró el euro,
unificó Alemania y colocó los cimientos de la Unión del Continente,
reducidos al triste y funambulesco papel de simples títeres,
tenderos y mayordomos de la Gran Banca y el puro mercantilismo
corto de miras, cuando no al de francos bufones de Polichinela y
caprulosos de ópera bufa, apenas ha sabido ni tan siquiera
reaccionar... Es muy doloroso reconocerlo, pero muchos estamos
llegando a la desconsoladora conclusión de que la decadencia e
irrelevancia del Viejo Mundo supone ya un curso ineluctable...
Quizás va siendo hora de empezar a considerar emigrar..., por puro
asco, por cierto.

La espita prendió en Túnez..., extendiéndose cual bendita flama


purificadora por todo Norteáfrica y Oriente Próximo...

No me detendré en el análisis pormenorizado sobre las razones que


justifican tal dato, ni tampoco en intentar prever la posible
evolución del renovador fenómeno redentor en cada país por él
“contagiado” en función de sus peculiaridades concretas... Excede
a los objetivos y espacio recomendables para un sencillo artículo de
opinión, y ya se han publicado y se publicarán sesudos estudios y
hasta se escribirán tesis doctorales sobre ello en el próximo
porvenir... Dejemos los detalles en manos de los especialistas...

No obstante, antes de terminar, les ruego me permitan – mis


“Amables y Pacientes Lectores”, como solía decir el gran Isaac
Asimov, otro “bioquímico librepensador y diletante neo-
renacentista” incomparablemente más meritorio que este humilde
autor – centrarnos un poco en Egipto...

Por su historia, milenaria, antigua, moderna, contemporánea y


reciente, prestigio como centro cultural, intelectual y filosófico del
Islam – especialmente sunnita, la rama mayoritaria del mismo que
prevalece en todas las naciones “levantadas” en mayor o menor
grado – su inmenso peso demográfico, político, militar y geo-
estratégico en una de las regiones-clave más “caliente” y
problemática de la Tierra, y su posición de aliado imprescindible de
los Estados Unidos y uno de los tres países árabes que, junto a
Jordania y Marruecos, conserva fuertes puentes de entendimiento
con Israel, a pesar de los pesares, es obvio que de lo que ocurra en
El Cairo dependerá en buena parte el devenir de este Cambio
Histórico ya inexorable. Observen que escribo “árabes”...; El otro
“gran peso pesado” de este grupo de valiosísimos aliados es
Turquía, evidentemente también de fe, sociología y tradición
abrumadoramente islámica sunnita, y semejantes dosis de
“laicismo” y cosmopolistismo que Túnez o la gran nación del Nilo,
pero los otomanos no son árabes..., por descontado...

Al igual que en la mayoría de los restantes lugares en que ha


prendido esta antorcha de libertad, racionalidad y justicia, son
destacables estos rasgos comunes en los sucesos hasta ahora
acontecidos:

1) Como ya se afirmó, el movimiento es popular, espontáneo,


neutro
en términos del binomio laicistas-integristas y sus causas
profundas son puramente económico-sociales. Se trata,
además, de una revolución inter-clasista, no capitalizada por
los grupos opositores “oficiales” u “oficiosos” e inesperada por
ellos mismos, si bien se aprecia que su iniciativa descansa en
los sectores sociales más dinámicos, lógicamente la juventud
de una o varias generaciones condenada al paro y la
precariedad por unas élites insensibles, avariciosas y alejadas
de la realidad, en la que Internet y las redes sociales han
jugado y juegan mucho, cual demuestra la inmediata reacción
de desconectar tales medios por parte del déspota Hosni
Mubarak, sus homólogos y sus infectas camarillas.

2) Todos ellos tratan de derrocar sistemas políticos falsamente


democráticos, esencialmente corrompidos, cleptocráticos,
tiránicos, ineficaces, clientelistas y nepóticos. Algunos de ellos
son de origen pan-arábigo-nacionalistas, “socialistas” o
tecnocráticos, otros de índole más tradicionalista y apegada a
los minaretes... Pero, independientemente de ello, todos han
degenerado con el tiempo en la práctica en perversas
oligarquías familiares-burocráticas basadas en las dictaduras
de partido único. Por eso, la justa y legítima reacción de las
gentes contra ellos es transversal, horizontal y trans-religiosa
(los manifestantes que han tomado las calles son laicos,
musulmanes moderados o más radicales, pobres y ricos,
hombres y mujeres, profesionales liberales y campesinos o
vendedores ambulantes...).

3) El aparato del poder agonizante se ha defendido con ireflexiva


ira, a través de los medios que aún le asisten: Las cuadrillas de
esbirros, mercenarios, agentes y sicarios comprados por el
Partido-Monopolio del Rais y, en un principio, el Cuerpo de
Policía, intensamente politizado y especializado en la represión
de toda disidencia y pluralismo democrático. Mientras tanto,
ha intentado aplacar y distraer a las masas con cambios
cosméticos y superficiales promesas de reformas que, como es
natural, no han engañado a los ciudadanos ni detenido el
conflicto.

4) El Ejército – institución respetada en Egipto y en la mayoría de


los otros países del entorno por haber sido los efectores y
garantes de los procesos de descolonización e independencia
durante el siglo pasado – ha actuado con moderación e
inteligencia, celoso de no perder su buena imagen y
ascendencia social sobre la población... Incluso, como en el
caso egipcio, cuando el propio tirano surgió de sus filas y
ostenta el cargo de máximo Jefe de las Fuerzas Armadas: Han
salido a la calle y desplegado sus unidades armadas y
tanques, pero con el objetivo de proteger el patrimonio de la
patria, evitar el caos absoluto, el pillaje y el vandalismo, y
hasta también salvaguardar a los manifestantes hasta cierto
punto... Su sólida negativa a mancharse las manos de sangre
por el desesperado y declinante dictador abriendo fuego
contra su propio pueblo les honra y suscita nuestra
admiración. Los episodios de violencia represora contra los
ciudadanos han sido exclusiva responsabilidad de los sicarios
del régimen y las facciones más abyectamente afines de la
Policía y los cuerpos paramilitares y de Inteligencia del
Ministerio del Interior, no de los máximos oficiales y órganos
equivalentes del Ejército.

5) En un sucio, mezquino, rastrero, canallesco y por fortuna inútil


esfuerzo de última hora encaminado a evitar su caída, el
Gobierno – tal y como antes aconteciera en Túnez, donde el
tirano y corrupto Ben-Alí fue depuesto con rapidez – promovió
la liberación premeditada de presos comunes peligrosos
convenientemente “untados” con “permiso para robar,
generar el caos y atentar contra los bienes y propiedades
privadas de los particulares”, ayudados por la “inefable”
acción de mercenarios y matones a sueldo del aparato policial
más corrupto y la militancia del partido oficialista y sus
secuaces, una vez fue tan arrollador el triunfo de la protesta
en las calles que la mismísima Policía abandonó a su suerte a
éstas. Su objetivo salta a la vista: Engendrar un destructivo
desorden que colapse el país, induzca el terror generalizado e
intoxique las fuerzas populares de protesta, arrebatándoles así
apoyos tanto internos como a nivel internacional. La vieja
fórmula de “Yo, o el Caos”, tan tópica como característica en
toda especie de autócratas y gobernantes totalitarios sin
escrúpulos. En este sentido, el escenario en Egipto resulta
particularmente delicado y sensible: En efecto, el riquísimo,
sagrado e invalorable patrimonio monumental, histórico-
artístico y más me atrevo a decir – arquetípico/simbólico – de
la Civilización Madre del Antiguo Egipto, si bien pertenece o
siempre debió pertenecer y ser gestionado, acrecentado,
investigado y conservado por el pueblo que lo ha heredado,
igualmente posee un alcance innegablemente universal. Es
patrimonio de toda la Humanidad, lo que conlleva para los
egipcios a la vez un excelso honor y una no menos acusada
responsabilidad... Honor y responsabilidad absolutamente
ausentes en el comportamiento de Hosni Mubarak y sus
despreciable lacayos, quienes no han dudado en permitir, por
omisión y acción encubierta, comprometer y hasta dañar
algunas de sus irreemplazables y milenarios tesoros con tal de
cumplir sus turbios propósitos y desacreditar la revuelta contra
su tiranía ante el Orbe entero, como demuestran los
repugnantes y dolorosos hechos perpetrados en el Museo de
Antigüedades de El Cairo. Hemos de dar gracias a que, por
feliz convergencia entre la actitud serena y pacificadora del
Ejército y la propia, noble, responsable y sabia resolución de
los manifestantes – de los honorables ciudadanos egipcios tan
justamente saturados, indignados y combativos ante el
deplorable estado de su realidad política y económica como
respetuosos y orgullosos con la grandeza sublime de su
Pasado – se hayan podido evitar mayores males tan
espantosos como irremediables... Al contrario de lo sucedido
en Bagdag años antes, ante la vergonzosa y deleznable
pasividad impuesta a las tropas invasoras estadounidenses por
un nefando, torpe, insensible y paleto personajillo cuyo
nombre prefiero no recordar – preocupado con monocorde
obsesión tan sólo por los pozos de petróleo tan abundantes
también en su Texas natal – quien sin duda merece ser
tachado como el peor Presidente de la USA en toda su breve
pero intensa historia.

6) La evolución del proceso es – a expensas del lógico e


inevitable periodo de confusión, peligroso vacío de poder y
desorganización inherentes a todo tránsito sociopolítico de
primera magnitud – optimista y favorable en su conjunto: Poco
a poco, el viejo sátrapa ha de tirar la toalla, y la gran marea
desbordada de clamor e ira popular se va encauzando por sí
misma hacia opciones razonables, moderadas y equilibradas,
sin dejarse arrastrar a trampas ni espejismos utópicos
radicales estériles y destructivos, que serían letales para el
futuro mismo de la Revolución y sus necesarios contactos,
prestigio y alianzas externas. Específicamente, en Egipto tan
positiva y esperanzadora tendencia queda reflejada en el
probable aglutinamiento del haz multiforme de movimientos y
grupos opositores y reformistas en torno a Mohamed Mustafá
El-Baradei como líder de un Ejecutivo de Transición. Incluso los
Hermanos Musulmanes se muestran proclives a tal paso.
Excelente decisión, porque, pese a que algunos reprochan al
político egipcio haber permanecido demasiado tiempo fuera
del país y en consecuencia ignorar las realidades y
necesidades de la calle, está claro que constituye una figura
de gran calado, idóneas facultades como avezado negociador,
con magnífica reputación internacional y orientación centrada,
moderada, equilibrada, templada y racionalista... Algo
irrenunciable, al igual que disponer de una voz y un rostro
definidos como cabeza, consensuador y portavoz de un
movimiento que no por maravilloso, natural y radiante podría
con desoladora velocidad diluirse y perder empuje si continúa
totalmente acéfalo, sin que nadie lime diversidades y concilie
las divisiones que, indefectiblemente, surgirán en cuanto
llegue a ocupar el poder que ahora se le escapa para siempre
al Rais.

Concluiré añadiendo que el egregio y loable gesto descrito en el


punto 5), así como la madurez e inteligencia señalada en este
último, son los factores que se han ganado – respectivamente – mi
peculiar, complejo y neo-pagano corazón y mi mente – la cual ya la
aceptaba por puro análisis pragmático de la desesperada situación
de estas sociedades – a favor de la Causa de la Liberación de estos
pueblos árabes...

Y eso por más que cualquiera de los lectores de otros escritos de


diversa índole originales de este modesto autor publicados dentro y
fuera de la Red (ver Scribd y megustaescribir de Wordpress, con el
nick juanalquimista), le consta o puede ahora comprobar que mi
orientación filosófico-ideológica y espiritual no es para nada
cercana a ninguna de las tres grandes religiones monoteístas del
Libro y el Dios-Patriarca...

¡Salud – por ende – aliento y Baraka para los pueblos árabes


y que todas las Bendiciones tanto de su Profeta Muhammad
– a quien su Dios Allah guarde – como de mis dos adoradas
Formas de la Diosa-Madre, Isis/Sekhmet en nomenclatura
del Antiguo Egipto, y la de Horus, el Halcón de la
Renovación y del Nuevo Eón, se derramen sobre sus
legítimas, sensatas y justas aspiraciones de Libertad,
Justicia y Vida... !

¡Y que la más espantosa Maldición de Sekhmet, La Diosa-


Leona de los Ancianos Arcanos Faraónicos, la Señora
Poderosa, la Terrible, la Invencible, caiga sobre los
déspotas, ladrones, criminales y míseros aferrados a sus
tronos y poltronas, quienes han permitido y alentado que
una sola momia, una sola joya sagrada y archimilenaria, un
solo vaso canopo, un solo sarcófago, hayan sido robados,
destruidos, vejados o profanados por sus perros salvajes y
mercenarios...!

¡Que no conozcan la Paz, ni la Compasión, ni la Salud, ni el


Reposo..., ni ellos ni sus cómplices y aliados exteriores...

Y que Ella se bañe en su derrota, destierro, angustia, ruina,


terror y muerte..., como en los lejanos Días Míticos en que
“los Viejos Dioses caminaban entre los hombres”, cual
afirman los Textos de las Pirámides, lo hiciere en la sangre
de los blasfemos...!

Que así sea...

Juan Schreiber

Sevilla (España), 1/2/2011

9:27 A.M.

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