Sunteți pe pagina 1din 31

Universidad Nacional Autónoma de

México

Facultad de Estudios Superiores


Zaragoza

Carrera de Psicología

Curso

Estructura de las familias de los grupos vulnerables en


México 
         

Fenómenos 404

Clemente Molina Oscar Ariel

Escamilla Cisneros Félix

Rojas Bárcenas Jesús de Gonzalo

 
INTRODUCCIÓN

El objetivo del presente trabajo es dar una perspectiva panorámica y

psicodinámica del funcionamiento familiar de los grupos vulnerables en México,

para esto se llevó a cabo una revisión de los conceptos de vulnerabilidad y de

familia, desde la definición de esos conceptos hasta su estructura y formas en las

que se presenta. Se muestran las distintas fuentes que llevan a la vulnerabilidad,

al igual que los tipos de familias y sus distintos tipos de dinámicas, sin dejar de

lado que no todas las familias son iguales y que el trabajo solo  está basado en

estructuras culturales y patrones culturales. También se presentan estadísticas

sobre los distintos tipos de vulnerabilidad en México y como están insertas en las

familias, y cómo estas familias viven con estas características de desventaja.


También se realizó un repaso del concepto de familia a través de los años, y como

en la actualidad ha cambiado gracias a algunas minorías como es el caso de la

comunidad LGBT+ y su interés en cambiar los conceptos tradicionales, así

innovando y dando un giro completamente a lo que antes se pensaba.

Otro punto importante es el desarrollo de cada miembro en la dinámica familiar y

como se van ocupando lugares dentro de la familia, así cada integrante funge un

rol y tiene algunas características específicas. Al igual que se analiza cómo se

rompe esta dinámica llegando a una disfuncionalidad de la familia e incluso el

rompimiento de esta.

Palabras clave: funcionamiento familiar, grupos vulnerables, estructura familiar,

familias vulnerables y violencia intrafamiliar.

Justificación

En México dos de cada cinco personas viven en situación de pobreza, otras

dos personas más, son vulnerables por ser pobres por sus ingresos que son muy

bajos, y solo una no es ni pobre ni vulnerable. En el 2018 el Consejo Nacional de

Evaluación de la Política de Desarrollo social tuvo un registro de 52.4 millones de

personas en estado de pobreza y otros 9.3 millones de personas en estado de

pobreza extrema (Coneval 2018).

La pobreza es multifactorial, por eso mismo es uno de los grandes

causantes de la vulnerabilidad, no solo porque las personas son pobres, si no que

a causa de ella se suelen derivar más desventajas como la falta de estudios,

desnutrición, una vida poco digna, etc. (Saldaña, I. 2020).


En 2008 México implementó una medición de la pobreza multifactorial que

contemple tanto los ingresos como aspectos de los derechos sociales; capacidad

para acceder a alimentos, condiciones y calidad de espacios de la vivienda,

acceso a servicios básicos en la vivienda, que tanto pueden acceder a servicios de

salud y seguridad social (Truel, G. 2010).

El CONEVAL considera a una persona en situación de pobreza

multidimensional a aquella que no tiene garantizado al menos uno de sus

derechos para el desarrollo social, y sus ingresos no son suficientes para cubrir

sus bienes y servicios que satisfagan sus necesidades (Coneval 2018).

Se considera pobreza extrema cuando ni con todos sus recursos

económicos las personas logran cubrir sus necesidades alimentarias, un ejemplo

de esto son las personas en situación de calle, que además de eso no tienen un

lugar donde vivir y mucho menos a servicios de salud (Coneval 2018).

Según la Comisión Económica para América Latina y el caribe (CEPAL 2020),

México es uno de los países que se va a ver con mayores consecuencias por el

impacto del nuevo covid-19. 

La CEPAL considera que en 2020  México tendrá un aumento de 7 puntos

porcentuales en el número de personas con pobreza que es lo equivalente a 8,

890, 000 personas en pobreza, pasando de 41.9 % a 48.9% de habitantes en

situación de pobreza. También la CEPAL considera que el número de personas en

pobreza extrema aumentará en un 5.9%, pasando de un 11.1 a 17.1 qué es lo

equivalente a 7 millones 820 mil personas en situación de pobreza extrema

(Saldaña, I. 2020).
Estos cálculos no toman en cuenta situaciones como la caída de remesas que

pueden caer aún más.

La situación actual con la amenaza del covid-19 hace notar algunos

problemas de estructura, al igual que algunas carencias de los sistemas de

protección social y los regímenes de bienestar.

Con todo esto la población más vulnerable es aquella que se encuentra en

los estratos sociales más bajos, ya que el 76.2% no está afiliado al seguro social;

pero también habrá un deterioro de la clase media, solo salvándose de esto la

clase alta.

Aún falta analizar muchos factores que dejara afectados el covid-19, y que

afectará a la mayoría de la población mexicana de una manera abrumadora, ahora

todo esto se verá muy influido por las decisiones que tome el gobierno mexicano

para poder controlar los estragos del covid-19 y pueda evitar que la mayor

cantidad de personas no caigan en una situación de vulnerabilidad (Lozalo, L.

2019).

Objetivos General:  

Proporcionar una visión panorámica y psicodinámica de la estructura familiar de

los grupos vulnerables en México.

Objetivos específicos:

1. Revisar teorías y datos sobre la estructura familiar y los grupos vulnerables

2. Relacionar datos procedentes de artículos, libros y datos de los sistemas de

información pública sobre la familia y los grupos vulnerables en México.

3. Destacar los aspectos esenciales de los factores sociales y psicológicos

que influyen en el funcionamiento familiar de los grupos vulnerables.


4. Cotejar los datos obtenidos en busca de las coincidencias o discrepancias

5. Sacar las conclusiones correspondientes 

Pregunta de investigación
¿Cuál es la estructura familiar de los grupos vulnerables en México?

Desarrollo

¿Qué son los grupos vulnerables?

De acuerdo a los datos expresados por la cámara de senadores en la LXII

legislatura el concepto de vulnerabilidad aplicado a lo social es relativamente

nuevo, antes la marginalidad fue el fenómeno social más distintivo que enmarca la

exclusión social con variables como el rezago o déficit como indicadores del nivel

de privación de la población. (Merodio, L. 2017)

Según la real academia española alguien vulnerable es quien está en

riesgo de ser herido o en riesgo de recibir una lesión física o moral. Por lo tanto

una persona en un estado vulnerable tiene una ruptura de su homeostasis que 

le provoca una serie de efectos negativos, ya sea de manera física o psíquica.

En el momento en el que un estado de vulnerabilidad es provocado por

tener características o aspectos personales de algún tipo, o se impide satisfacer

sus necesidades básicas y/o defender sus derechos, se encuentra con un hecho

discriminatorio que atenta contra la dignidad humana y de ser ejecutado atenta en

contra de los derechos humanos y libertades fundamentales. (CNDH, 2008).


La comisión de atención a grupos vulnerables define a un grupo en estado

de vulnerabilidad como aquel grupo que por sus características de desventaja por

edad, sexo, estado civil, nivel educativo, origen étnico, situación o condición física

y/o mental requieren de un esfuerzo mayor para incorporarse al desarrollo y la

convivencia (Bayon y Mier, 2010) .

El campo que abarca un estado de vulnerabilidad no se limita a las

necesidades materiales, sino que incluye aspectos como la discriminación,

entendiendo como discriminación aquellos actos de intolerancia y rechazo a una

persona o grupo de personas por ser quienes son, por cuestiones de creencias,

religión, etc. (Sales, F 2014).

La noción de vulnerabilidad puede aplicarse a individuos, grupos sociales o

incluso a sociedades enteras. De hecho, la noción de vulnerabilidad puede

aplicarse en el ámbito internacional, así,  hay naciones que por ser más pobres y

menos globalizadas son más vulnerables (Espinoza, l. 2013).

Un estado de vulnerabilidad nace o crece a partir de prejuicios y

estereotipos sociales en contra de determinado grupo de personas por

condiciones de clase, origen étnico, preferencia sexual o cualquier otro rasgo o

característica. Entonces los grupos vulnerables son aquellos que por condiciones

sociales, económicas, culturales o psicológicas pueden sufrir maltratos que

atentan en contra de sus derechos humanos. Un ejemplo de personas que pueden

estar en riesgo de vulnerabilidad son personas de la tercera edad, personas con

discapacidades, mujeres, niños, pueblos indígenas, personas con enfermedades


mentales, migrantes, minorías sexuales, personas privadas de su libertad, etc.

(Bayon y Mier, 2010).

El sistema Integral para el Desarrollo Integral de la familia (DIF) define la

vulnerabilidad como un fenómeno en el cual hay desajustes sociales que ha

crecido y se ha arraigado en nuestra sociedad. La acumulación de desventajas es

multicausal y se encuentra en varias dimensiones. Los estados de vulnerabilidad

hacen notar carencia o completa ausencia de componentes esenciales para el

desarrollo y/o subsistencia de la persona o grupo (Bayon y Mier, 2010).

La vulnerabilidad es un fenómeno social, ya que para que exista una

persona vulnerable se necesita de una condición que sitúe a una persona en cierta

desventaja para ejercer sus derechos y libertades y a otra que atente en contra de

estos (Bayon y Mier 2010)

En realidad la vulnerabilidad depende de la capacidad de respuesta

individual o colectiva ante cierta situación. Esta capacidad está en función no solo

de la persona, sino de que cuente con los medios necesarios para poder hacer

valer sus derechos (Espinosa, 2013).

Cabe aclarar que el estado de vulnerabilidad no es culpa de la persona o

grupo que es vulnerable, si no que por algunas condicionantes se enfrentan a un

entorno que impide de alguna manera al desarrollo en algunos aspectos de su

vida, así quedando sujetas a una situación de vulnerabilidad, y por tanto tienen

una probabilidad más grande de ver sus derechos afectados (Espinosa, l. 2013) .
En México la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables enfoca su atención a

cuatro grupos: niños, adolescentes, adultos mayores y personas con

discapacidad. En general los grupos antes mencionados viven en pobreza

extrema por lo cual no pueden adquirir una cantidad suficiente de alimentos, al

igual que tampoco pueden desarrollar sus actividades económicas y sociales

satisfactoriamente (CESOP, 2009).

La ley general de desarrollo social define como grupos sociales en situación de 

vulnerabilidad a  “aquellos grupos de población y personas que por distintos

factores o la combinación de ellos enfrentan situaciones de riesgo o discriminación

que les impiden alcanzar mejores niveles de vida y, por tanto, requieren de

atención e inversión gubernamental para lograr su bienestar” (CESOP, 2009). El

artículo 4 de la ley de asistencia social señala que tienen derecho a la asistencia

social los individuos y familias que por sus condiciones físicas, mentales, jurídicas

o sociales, necesitan de servicios especializados para su protección  e integración

al bienestar.

Los sujetos con preferencia a asistencia social, y por tanto considerados como

personas o grupos vulnerables son (CESOP, 2009):

1-Niñas, niños y adolescentes que se encuentran en una situación de riesgo

afectados por: desnutrición; deficiencias en su desarrollo físico o mental, o cuando

este sea afectado por condiciones; familiares adversas; maltrato o abuso;

abandono, ausencia o irresponsabilidad de progenitores en el cumplimiento y

garantía de sus derechos; ser víctimas de cualquier tipo de explotación; vivir en la

calle; ser víctimas de tráfico de personas, la pornografía y el comercio sexual;


trabajar en condiciones que afecten a su desarrollo e integridad  física y mental;

Infractores y víctimas del delito; ser hijos de padres que padezcan de

enfermedades terminales o en condiciones de pobreza extrema; ser migrantes y

repatriados, y ser víctimas de conflictos armados y percusión étnica o religiosa.

Para esta ley se considera niños las personas que tengan hasta 12 años

incompletos y, adolescentes los que tienen entre 12 años cumplidos y 18 años

incumplidos, tal y como es establecido en el artículo dos para la protección de los

derechos de las niñas, niños y adolescentes

2-Las mujeres:

En estado de gestación o lactancia y las madres adolescentes; En situación de

maltrato o abandono, y En situación de explotación, incluyendo la sexual

3-Indígenas migrantes, desplazados o en situación vulnerable

4-Migrantes

5-Adultos mayores en desamparo, incapacidad, marginación, o sujetos a maltrato

6-Personas con algún tipo de discapacidad o necesidades especiales

7-Dependientes de personas privadas de su libertad, de enfermos terminales,

alcohólicos o de fármaco dependientes

8-Víctimas de la comisión de delitos

9-Indigentes

10-Alcohólicos y fármaco dependientes

11-Aquellos que contribuyen en la asistencia a las personas afectadas por

desastres naturales

12-Los demás sujetos en otras condiciones considerados por otras disposiciones

jurídicas aplicables
Estructura familiar

La familia es un grupo de personas que cohabitan un mismo hogar, en un

determinado tiempo, y se encuentran unidas legalmente por el matrimonio o el

concubinato; biológicamente por el parentesco sanguíneo; y emocionalmente por

la mutua internalización entre sus integrantes (Laing, 1964). Tiene una historia y

un futuro,  se adapta,  cambia a lo largo del tiempo para conservarse igual, y

recuperar la homeostasis. Se le considera la célula de la sociedad, es donde se

aprenden las normas y valores que imperan en la comunidad, así como las

tradiciones y el sentimiento de pertenencia nacional (Rousseau, 1762).

Los modelos familiares más populares mundialmente son la familia nuclear,

esposos e hijos; monoparental, un solo padre y sus hijos; reconstituidas, el

matrimonio tiene hijos de anteriores parejas; y las unisingulares, formadas por una

sola persona (Goldman, 2015). En Latinoamericana el modelo familiar que más

está presente y es característica de esta región es la familia extendida, constituida

por padres, hijos, abuelos, e incluso tíos y primos (De Sandoval, 1988; Ramírez,

1994).

En 2015, gracias al movimiento LGBT, se establece constitucionalmente

que la función del matrimonio no es la procreación, sino la protección de la

realidad social de la familia (Goldman, 2015). Esta modificación a la ley  al permitir

el matrimonio entre personas de la comunidad LGBTI, dio lugar a los modelos

parentales, parejas homosexuales con hijos adoptivos o de uniones anteriores;

simples homosexuales, dos personas sin hijos; y familias trans en las que ambos
miembros son trans y aquellas en las que solo un miembro es trans, pudiendo

tener hijos de uniones anteriores o adoptivos (Goldman, 2015). 

La familia es el primer grupo del que el ser humano forma parte, brinda

protección, cuidados y alimentos a los hijos durante los primeros años de vida, 

hasta que posteriormente busquen la individuación del núcleo familiar con la

consecuente expansión del grupo familiar (Hesnard, 1976; Vázquez, 1986). Es el

primer entrenamiento para luchar por la superioridad, donde se desarrolla el

sentimiento de comunidad, las capacidades sociales, el ser social, incluso donde 

surgen sentimientos de inferioridad en las personas (Adler, 1984) 

Se puede diferenciar entre la familia en cuanto a grupo social real y como la

experiencia subjetiva de sus miembros. Como experiencia puede ser percibida

como algo benigno y confortable, un refugio en donde encontrar calor, amor,

apoyo y protección de los peligros  del mundo; o como una prisión, una pesadilla

de la cual se quiere despertar, donde solo hay violencia, apatía y opresión (Laing,

1964; Collier, 1977).

Durante la infancia los niños tienen su primer contacto con el amor con el

progenitor del sexo opuesto, y se identifican con el padre del mismo sexo. Superar

esta etapa y el cómo se hace tendrá efectos estructuradores en la personalidad

del individuo, de esto dependerá el concepto y la manera de relacionarse con los

hombres y las mujeres, la elección de compañero y la identificación con el sexo

biológico (Hesnard, 1976). La figura paterna transmitirá los significados culturales,

mientras que la madre le dará al hijo el amor por la vida (Vázquez, 1986). 
El ambiente familiar es donde madurará la capacidad de amor y la

sociabilidad del niño. El niño necesita del amor de ambos padres, el amor materno

para tener seguridad; y la guía  del padre para resolver adecuadamente los

problemas (Fromm, 1956). Cuando están presentes en el desarrollo del niño estos

elementos, esté se vuelve capaz de ser su propia autoridad y tiene amor a la vida.

Sin embargo, si las figuras paternas son distantes, ansiosas o ausentes con los

hijos, de grandes tendrán grandes dificultades para hacer frente a los retos  de la

vida, pudiendo desarrollar  trastornos psicológicos como adicciones, dependencia,

incluida, la esquizofrenia (Fromm, 1956; Navarro, 2009).

La familia juega un papel importante en el desempeño escolar de los niños,

las familias que se involucran en los trabajos escolares permiten que los niños y

jóvenes perciban la escuela como algo importante. Lo que ha llevado que en los

programas escolares también se evalúen las satisfacción de los padres (Ortíz et

al., 2010). 

Para entender el funcionamiento es necesario analizar también la relación

de pareja de los padres, y la relación de los padres con los hijos.  Berenstein

(1989) propone que se debe considerar la relación de la madre con el esposo y

con su familia, y la relación del hijo con los padres y con la familia materna. Padres

con perturbaciones en el matrimonio transmiten la irracionalidad a los hijos. Puede

ocurrir que los progenitores tengan expectativas e imágenes opuestas acerca del

hijo, y lo que permite un padre es contradecido por el otro, generando confusión

en el niño acerca de quién es y qué es lo correcto. También hay familias en la que

el hijo no es visto como un individuo, sino como un ayudante de los padres, a los

que les debe obediencia ciega (Aberastury & Knobel, 1988).


Minuchin y Fishman (1981) consideran que la familia es un sistema que se

interrelaciona con la estructura social, la cultura y la personalidad. Puede ser

funcional o disfuncional según la capacidad de cambio, la existencia de jerarquía y

la calidad de comunicación entre sus miembro. 

Las familias funcionales son aquellas en las que hay una estructura definida

de la jerarquía, de los roles, se adaptan en conjunto a las crisis reorganizando su

interior, hay buena comunicación y las relaciones interpersonales son

satisfactorias (Minuchin & Fishman, 1981). También las relaciones entre padre y

madre son más fuertes que entre las que tienen con los hijos, pudiéndose

distinguir un Nosotros los padres y Nosotros los hijos (Laing, 1980). Las familias

que tienen un buen funcionamiento y los progenitores son felices, se aman y

afrontan de forma madura y responsable las crisis, proveen el mejor ambiente

para el desarrollo de los hijos (Minuchin & Fishman, 1981; Haley, 1999)

Las familias disfuncionales son las que se oponen al cambio reaccionando

con un mito familiar, es decir, creencias compartidas e inmutables que

distorsionan la realidad con la finalidad de conservar la imagen del grupo (Estrada,

1990), el niño puede aprender a identificar la realidad con el mito familiar y

volverse incapaz de evaluar críticamente la situación por el mismo. 

No se distingue una jerarquía, el lugar del padre está ausente, estando en

su lugar el miedo, o incluso puede ser inversa, siendo el hijo el que mande a los

padres (Hesnard, 1976); se forman alianzas contra algún miembro de la familia; y

los hijos apoyan emocionalmente a los padres, cuando debería ser al revés. Hay

desconfianza entre sus miembros, y guardan secretos entre ellos, por ejemplo que
los padres ocultan su status económico y de salud a sus hijos, y los hijos les

ocultan sus parejas y amistades (Berenstein, 1989; Haley, 1999). 

Las familias disfuncionales también presentan contradicciones en su

estructura familiar que pueden devenir en patologías. Las contradicciones que

presentan son (Collier, 1977):

a. Contradicciones internas de la estructura familiar: Disonancia entre las

fantasías de la familia y su realidad, por ejemplo familias de bajo recursos

que gastan dinero de manera onerosa, endeudándose con bancos y

familiares por esto; y exigencias irracionales a sus miembros, como que los

hijos pidan ropa cara a sus padres que ganan el salario mínimo, o que los

padres exijan a sus hijos más allá de lo que sus capacidades les permite.

b. Contradicciones entre las necesidades de los miembros y los mandatos de

la familia, tal es el caso de las familias que prohíben el ejercicio de la

sexualidad de los jóvenes, o que reprimen  la libertad para de la madre para

que atienda a la familia.

c. Contradicciones entre la moral familiar y la moral de la sociedad. La

transmisión de significados de esta moral se transmite, en al menos tres

generaciones, la de los abuelos, los padres y los hijos; un significado

adaptativo en la generación de los abuelos podría resultar inoportuno si se

fuerza su reproducción en la generación de los padres, y patológico e

irracional si se repite en la generación de los hijos. Por ejemplo, la

evolución respecto al valor de la virginidad y del ejercicio de la sexualidad.  


Familias perturbadas con una o varias de estas contradicciones tienen

como resultado individuos perturbados, incapaces de incorporarse a la sociedad e

incluso a la dinámica familiar (Collier, 1977; Laing, 1980). Este tipo de familias

crean una simbiosis entre sus miembros, volviéndose emocionalmente

dependientes y con miedo al mundo exterior. Como consecuencia ocurre la

nexificación de la familia volviéndola un sistema cerrado, con  miedo a los

extraños y múltiples intromisiones de los padres, los reales y los introyectados, en

la vida de los hijos (Collier, 1977). Los nuevos miembros se ven enredados en

conflictos familiares intolerables, y a la vez aferrados a la familia de origen.  Esta

dinámica familiar vuelve ineludible la aparición de síntomas (Haley, 1999). 

En todas las familias hay ritos, tradiciones y costumbres que conforman su

marco de realidad, los síntomas son las personas que se salen del marco familiar,

la persona excluida de la alianza, a la que se le ataca y se mantiene aislada

(Collier, 1977); es la evidencia del apego dependiente a la familia (Estrada, 1990).

El síntoma cumple la función de mantener unida a la familia, una forma

desesperada de oponerse al cambio. Cuando se identifica a un miembro como

enfermo se readapta a la situación familiar, otro miembro se convierte en el

síntoma.

El miembro síntoma puede jugar el rol de héroe, mártir o traidor. Las

personas que ocupen estos roles se mantienen fuera del marco familiar

(Berenstein, 1989). El héroe pondrá en riesgo la cohesión familiar para

posteriormente repararla y emerger victorioso, salva a la familia de su destrucción,

todo héroe es dado por muerto en algún momento; el mártir, clínicamente se

puede caracterizar con los esquizofrénicos y los drogodependientes, son personas


que tuvieron que morir, metafóricamente, por  la familia; y el traidor es aquel

miembro que se revela contra su familia, desertando, rompiendo relaciones con

ella, e incluso destruyéndola. 

Para entender el funcionamiento es necesario analizar también la relación

de pareja de los padres, la relación de los padres con los hijos y la relación de los

padres con sus padres (Collier, 1977).  Berenstein (1989) propone que se debe

considerar la relación de la madre con el esposo y con su familia, y la relación del

hijo con los padres y con la familia materna. Padres con perturbaciones en el

matrimonio transmiten la irracionalidad a los hijos. Puede ocurrir que los

progenitores tengan expectativas e imágenes opuestas acerca del hijo, y lo que

permite un padre es contradecido por el otro, generando confusión en el niño

acerca de quién es y qué es lo correcto (Laing, 1980). 

De acuerdo con Sandoval (1988), los tipos de identificación que influyen en

el establecimiento de una relación de pareja son identificación por incorporación,

se incorpora lo agradable y se evita lo desagradable; identificación narcisista, se

ama el reflejo de uno mismo en la otra persona; identificación con el objeto

perdido, aparece cuando la persona pierde o no puede acceder al objeto deseado,

por lo que introyecta el objeto e intenta ser como él para consolarse o negar  la

pérdida; identificación con metas y logros, surge de la frustración de una persona

que ha fracasado en algún objetivo, por lo que se identifica con una que sí ha

tenido éxito, con el propósito de lograr también el éxito; e identificación con el

agresor, es consecuencia del temor  ser castigado, la persona se identifica con

figuras autoritarias y sus prohibiciones, mostrando obediencia a la autoridad y se

muestra autoritario con personas que consideran inferiores.


De acuerdo a los tipos de identificación que hayan motivado la unión de la

pareja, se pueden distinguir  los siguientes modelos de relación de pareja: las

parejas ideales, en las que existen metas y hay un equilibrio entre lo que dan y lo

que reciben; la pareja que está unida pero su relación no es satisfactoria, la

formada por personas con carencia afectiva y con una ambivalencia de

sentimientos de amor-odio difícil de superar; la pareja en la que un integrante es

objeto del sadismo del otro, quedando totalmente anulado en la toma de

decisiones; y la pareja en la que la relación masoquista es alternante(De

Sandoval, 1988; Berenstein, 1989).

La adolescencia de los hijos y la posterior individualización de la persona

respecto a su familia de origen, necesita de procesos madurativos muy intensos

(Estrada, 1990). Esta etapa representa una crisis tanto para el adolescente como

para los padres, sintiendo ambos una ambivalencia de sentimientos, el hijo por un

lado busca poder valerse por sí mismo, sin embargo no quiere separarse por

completo de sus padres; a su vez los padres sienten alegría por su desarrollo,

pero quieren seguir ejerciendo control sobre él al mismo tiempo (Aberastury &

Knobel, 1988). El deseo de independencia respecto a la familia genera conflicto y

se convierte muy estresante para los hijos que tendrán que luchar por su

autonomía o de lo contrario sucumbirán a la locura (Laing, 1980).

La familia constituye la parte más pequeña y la más importante del Estado

(Rousseau, 1762), es el primer aparato ideológico del Estado al que se está

expuesto y tiene la función de producir mano de obra que se acoplen a sus roles

en la corporación capitalista y se perpetúe la ideología dominante (Althusser,

1970). La familia siendo una unidad, tiene cualidades del todo, siendo influida por
la ideología burguesa promueve la de idea, a través de los medios de

comunicación, de que si tienes más dinero, puedes acceder a consumir productos

y servicios, y mientras más consumas vives mejor; así las familias se ven a sí

mismas como un país o una empresa que aspira siempre por conseguir más

dinero,  territorio,  alimentos y comodidad (Reich, 1933). 

La dinámica de las familias de los grupos vulnerables en México 

Un componente importante de la vulnerabilidad social es la vulnerabilidad

demográfica, esta representa los lugares en donde se acumula y utilizan recursos.

Esto da lugar a cierta capacidad de crianza, disponibilidad de tiempo, modo de

socialización de los hijos, opciones de ahorro y de inversión en distintas

modalidades de capital, entre otros factores demográficos (Mier y Teran 2004). 

La relación entre pobreza y dinámica demográfica se ha analizado desde

distintos puntos, uno de ellos se basa en el ámbito doméstico y plantea  que los

hogares tienen un tamaño, una estructura, una dinámica y una organización que

está directamente relacionado con la pobreza (Mier y Teran 2004).

En el 2006 la Encuesta de familia y vulnerabilidad en México (ENFAVU)

mostró que los hogares mexicanos tenían un promedio de 4.2 miembros por

familia. En las localidades rurales este promedio era más elevado con medio

miembro más que en las localidades urbanizadas. Las condiciones de vida en las

localidades rurales y urbanas también son distintas, mostrando diferencias en el

tamaño de los hogares. Sin embargo que las familias sean más numerosas no es

un buen indicador de vulnerabilidad, ya que si un hogar tiene más adultos que


pueden generar dinero se va a encontrar en mejores condiciones que un hogar

con mayor número de menores o con personas de la tercera edad.

Con la creciente participación de la mujer al ámbito laboral la jefatura

femenina en los hogares ha ido en aumento, esto se debe a distintas

transformaciones sociales. En las zonas urbanas el 28.4 % de las mujeres goza de

mayor autonomía; no obstante, aun en las zonas rurales casi uno de cada 5

(19.4%) de los hogares está encabezado por una mujer (Enfavu, 2006).

Con frecuencia se piensa que los hogares encabezados por una mujer son

más vulnerables, sin embargo la ENFAVU al analizar la jefatura femenina en el

hogar y su vinculación con la pobreza logró demostrar que los hogares

encabezados por mujeres no son los más pobres, de hecho no se encuentran en

algún extremo pobre ni en uno con demasiado dinero por lo general (Enfavu

2006).

Según la ENFAVU (2006) el extremo de pobreza extrema se encuentra en

su mayoría en localidades rurales, esto podría explicarse por la educación más

tradicional que se tiene en esos lugares y a una menor autonomía de las mujeres

para poder tener ingresos y aportar a la solución de precariedad.

También la edad del o la jefa de familia proporciona una aproximación al

ciclo de vida de las familias. Entre ellas están las que son encabezadas por jefes

que tienen menos de 35 años de edad y se encuentran en etapa de expansión,

con hijos pequeños. Después se encuentran aquellas familias con jefes entre los

35 y 49 años que por lo general se encuentran en las etapas finales de expansión;

aquí los hijos ya no son pequeños pero viven aún en la casa de los padres.
Finalmente, cuando los jefes tienen 50 años o más, las familias se encuentran en

una etapa de contracción y es cuando los hijos comienzan a salir de casa de sus

padres a vivir aparte de ellos.

Algunas etapas de este ciclo vital familiar pueden estar limitadas por la

movilización de ciertos activos, incrementando la vulnerabilidad económica en el

hogar. La etapa del ciclo familiar está vinculada con la acumulación de recursos y

por eso mismo con  la distribución  en los quintiles de condiciones de vida.

Encontrándose en el quintil más bajo etapas extremas del ciclo familiar, cuando

las posibilidades de mover el activo-trabajo son limitadas. En cambio, la gran

mayoría de las familias en el quintil más alto se encuentran en etapa avanzada y

final de la expansión, esto se debe a que tienen mayor capacidad de movilizar

activos, así como de acumulación, y esto mismo les permite tener mejores

condiciones de vida (Espinosa, l. 2013). 

Los datos señalan que el tipo de organización más común es el de las

familias nucleares o tradicionales con un 56.4 %, seguida de las familias extensas

con un poco más del 25%, luego el de las monoparentales con un 10.4% y por

último hogares unipersonales con un 6.7% (Terán y Bayón, 2010). Otro elemento

que afecta las posibilidades de acumulación y movimiento de capital familiar es su

tipo de organización 

En México las familias unipersonales generalmente están constituidos por

mujeres y son menos comunes en los quintiles más altos, mientras que los

hogares nucleares son más comunes en los quintiles más altos, las familias

monoparentales se distribuyen de forma uniforme en los cuatro primeros quintiles

y finalmente las familias extensas son menos comunes en los dos quintiles
extremos; la mayor disponibilidad de tiempo que poseen estas familias les permite

posicionarse en los quintiles medios, sin embargo no les permite llegar a el quintil

más alto (Terán y Bayón, 2010).

Un factor más para poder afrontar situaciones riesgosas es la edad de los

miembros de las familias, puesto que esto determina que tanto pueden aportar

capital a la familia como sus necesidades de consumo, bienes y servicios. Por

ejemplo los niños menores de seis años necesitan ser cuidados y limitan las

posibilidades de trabajo de otros miembros del hogar. Los niños en edades de 6 a

10 años requieren de un cuidado menos intensivo y pasan un tiempo considerable

en la escuela, por lo que su cuidado exige menos demanda de tiempo que los

niños de menor edad. Los niños de 12 a 15 años son más independientes y por lo

regular estudian secundaria, se dedican a labores domésticas o trabajando fuera

del hogar en situaciones de gran precariedad, por esto pueden facilitar que los

adultos trabajen, aunque no contribuyen con ingresos sustanciales. Los jóvenes

de 16 a 19 años por lo regular están estudiando la preparatoria o algo equivalente,

también ya pueden trabajar ya que ahora tienen una edad legal para hacerlo. Los

adultos mayores son un grupo que algunas veces comienzan a  presentar

dificultades para llevar a cabo sus labores, tanto en el trabajo como en el hogar,

incluso algunos con alguna enfermedad pueden requerir de un cuidado personal,

lo que podría comprometer las capacidades laborales de otros miembros activos

en trabajo (ENFAVU,2006). 

Otro de los sectores sociales más propensos a la vulnerabilidad son los

grupos étnicos. Por lo general los hogares de indígenas viven en pobreza y


aislamiento, al igual que tienen menor acceso a servicios sociales  que el resto de

la población. En México solo el 7.6% de los hogares están encabezados por un

hablante de alguna lengua indígena. La gran mayoría de estos hogares se

encuentra en poblaciones rurales, en donde constituyen un 21.6% de los hogares;

en cambio en las localidades urbanas solo el 3.6% de los jefes de familia son

hablantes de una lengua indígena. La gran mayoría de los hablantes de alguna

lengua indígena también habla español, y solo un 11% son monolingües  (Hall y

Patrinos, 2004).

Otro de los sectores por la pobreza y explotación es el de los padres y

madres de edades tempranas (adolescentes), ya que puede tener consecuencias

desfavorables en el desarrollo personal de los jóvenes. Algunas de las

consecuencias más notorias en estas familias jóvenes es la reducción de

oportunidades para seguir estudiando, esto a su vez incrementa que queden

inmersos en una posición poco favorable en el mercado de trabajo. Ser una madre

joven suele estar asociado con una baja escolaridad, y por consiguiente con una

baja acumulación de capital, ya que no suelen encontrar trabajos muy bien

remunerados. Otra situación que aumenta la vulnerabilidad de las madres jóvenes

es que no cuentan con una madurez biológica para tener un bebé, esto incluso

puede poner en riesgo su vida.

Estas situaciones pueden provocar una situación de vulnerabilidad en la

joven madre a corto y mediano plazo, e incluso operar como la fuente de muchas

desventajas durante un lapso de tiempo. Los embarazos tempranos son probables

disparadores de la pobreza, ya que limita el nivel escolar de la madre e incluso en


algunas ocasiones la del mismo hijo, también el consumo de los padres suele

bajar, esto con la finalidad de aportar un poco más de recursos para el hijo,

también en las familias mexicanas de padres jóvenes la madre suele tener una

menor participación en el mercado de trabajo, repercutiendo de manera directa en

su contribución a los ingresos de capital para el hogar (Bebbington, a. 2005).

De acuerdo al análisis de maternidad y paternidad temprana según el quintil

del índice de condiciones de vida de los hogares, las mujeres que tienen entre 20

y 49 años que pertenecen al quintil más bajo del índice, el 25% tuvo un hijo antes

de cumplir la mayoría de edad. Este patrón se va reduciendo conforme suben los

quintiles hasta llegar al más alto que solo contiene un 6.2% de maternidad joven.

Con los hombres pasa algo parecido, aunque solo el 6.1% de los jóvenes 

tienen hijos antes de cumplir la mayoría de edad en el quintil más alto se aprecia

que solo uno de cada mil jóvenes tiene un hijo antes de tener la mayoría de edad

(Enfavu, 2006).

También desde 1983 ha aumentado la cantidad de divorcios, sobre todo en

familias de clase media, debido a que ahora se cuentan con más facilidades en el

trámite y cuenta con mayor aceptación social; sin embargo, no se han podido

resolver de manera satisfactoria lo referente a la manutención, custodia y tiempo

de permanencia con los hijos(Navarro, 2009). 

Otro característica que se relaciona con la vulnerabilidad es la violencia

intrafamiliar, entendiéndose a ésta como aquellos actos de poder u omisión

recurrente que tiene como finalidad someter o agredir, ya sea de forma física,

psicoemocional o social a cualquier miembro de la familia. La violencia intrafamiliar


suele girar en torno a la necesidad de ejercer dominio, superioridad y control sobre

otra persona y para lograr esa meta ejerce la agresión (Andrade, E. 2011).

Se estima que un tercio de los hogares en la Ciudad de México sufre de

violencia intrafamiliar. Aunque la mayor parte de estos hogares nunca se denuncia

al agresor, los reclusos en las cárceles de la ciudad son en mayoría hombres que

cumplen una condena por violencia intrafamiliar (Navarro, 2009). Existe una

cultura de la violencia en la que el maltrato hacia la esposa e hijos es algo común

y reforzado por la sociedad, por ejemplo, con frases como “Un hombre debe poner

a su mujer en su lugar”, "Agarra a madrazos a tus hijos hasta que aprendan”.

Algunas de las causas de esta cultura de la violencia son la prepotencia del padre

y la sumisión de la esposa e hijos (De Sandoval, 1988; Ramírez, 1994; Navarro,

2009).

Se ha encontrado una relación entre el abuso de alcohol y el aumento de la

violencia en contra de las mujeres. Se estima que en México hay 9 millones de

alcohólicos y cada uno afecta de forma negativa a otras tres personas; ha

aumentado un 300% el abuso en mujeres (Navarro, 2009). Factores como vivir en

la pobreza, ser parte de un grupo marginado, tener familiares alcohólicos o

enfermos, causan estrés y frustración que contribuye a la disfunción familiar y a la

violencia (Ramírez, 1994; Laing, 1980).  

La violencia familiar tiene relación con la personalidad narcisista y las

conductas sádicas de los integrantes, que a su vez es producto de la cultura

machista en México y de la historia del país (De Sandoval, 1988; Navarro, 2009).

Según Berenstein (1989), los significados culturales son aprendidos y transmitidos

de generación en generación, un medio de transmisión es la estructura familiar tal


como la concibe Levi Strauss (1949) como sistema de intercambio. Por lo que se

debe revisar la historia de la familia del país.

En la época prehispánica, prevalecían los estados guerreros, por lo que se

promocionaba la poligamia con la finalidad de producir elementos masculinos. Si

bien el hombre era considera superior y tenía más privilegios; las mujeres también

tenían derechos, podían desempeñar cargos de regentes y tenían acceso a las

instituciones escolares. A los niños se les educaba en los oficios de la guerra, y a

las niñas se les entrenaba para la maternidad y el matrimonio (De Sandoval,

1988). Las mujeres que no eran fieles a su marido o se dedicaban a la prostitución

se les llamaba alegradoras, y ellas y sus clientes se les devaluaba socialmente. La

mujer se consideraba como un objeto de maternidad o de deseo (Ramírez, 1994).

La conquista de Tenochtitlan tuvo como consecuencia la destrucción de los

valores indígenas y sus instituciones, entre ellas la familia. El hombre que antes

era guerrero orgulloso se convirtió en siervo despojado de sus propiedades, y la

mujer se convirtió en botín de guerra usada para dar placer a los conquistadores, y

sus hijos no eran reconocidos por su padre blanco (Ramírez, 1994). El mestizo no

tenía padre y la madre era despreciada por los su pueblo al considerarla traidora,

y por el español que la veía como inferior (De Sandoval, 1988).

En la actualidad esta dinámica se repite en la mayoría de las familias del

país que están formadas por mestizos. En las familias de escasos recursos se

denigra y se normaliza el maltrato a la mujer y a los hijos, a pesar de que ellas son

las que dan apoyo moral y mantienen la comunicación de la familia, tienen que

atender las necesidades sexuales de su pareja, soportar sus agresiones y hacerse

responsable por los hijos (Navarro, 2009).


La dinámica de estas familias es que el hombre cuando se junta con una

mujer, la convence, por medio de la persuasión y de la violencia, que es solo de él.

La mujer acepta la sumisión, en parte promovida por la religión, sin embargo,

ejerce una agresión pasiva al explotar la culpa y recriminarle los errores del

marido. Esta relación degenera en trastornos neuróticos y adicciones en todos los

miembros (Laing, 1994).

Las madres de este tipo de familia sobreprotegen a los hijos, volviéndonos

dependientes, a la vez que les enseñan a aceptar la misma sumisión que ellas

tienen respecto al padre. Las madres sumisas enseñan al niño que debe ser fuerte

y les dicen que deben ser grandes médicos, abogados, etc.; mientras que a las

niñas las educa para servir a su padre y a sus hermanos (Navarro, 2009). 

En las peleas maritales, la madre exhibe a su esposo como un terrible para

ganar la admiración y cariño de sus hijos (Santiago, 1994). La madre mexicana

juega un papel principal en la génesis del sadismo masculino, pues si bien ensalza

y da todo por sus hijos, también en ellos descarga la frustración y la agresión que

no puede ejercer hacia el marido (De Sandoval, 1988); de esa manera se perpetúa

el ciclo sadismo-masoquismo. 

Esta es una explicación psicológica del por qué aunque la madre es

venerada por sacar adelante a los hijos y aguantar el sufrimiento del esposo, a las

demás mujeres se les denigra por la proyección de la tiranía que la madre ejerció

sobre ellos. Esta dinámica se mantiene no porque a las mujeres les guste ser

maltratados o porque a los hombres sean malos de naturaleza, sino porque uno

llena las exigencias neuróticas del otro.


CONCLUSIONES

Rojas Bárcenas Jesús: El trabajo anterior sirve para una mejor comprensión de los

principales rasgos de vulnerabilidad de las familias mexicanas, así como de los recursos

con los que cuentan tanto para vivir como para superar su situación presente de

vulnerabilidad, su dinámica familiar, oportunidades de crecimiento, obstáculos sociales y

las características de los hogares más afectados por la vulnerabilidad.

También se puede observar la procedencia de la vulnerabilidad y los grupos con mayor

desventaja antes este tipo de fuentes de vulnerabilidad.

La mayor vulnerabilidad demográfica puede observarse en zonas ruralizadas, en

estos lugares suelen tener un mayor número de hijos y menos personas trabajando que

en los hogares ruralizados.

Las personas no eligen nacer o estar en condiciones de vulnerabilidad, es el

medio quien los orilla a este tipo de situaciones. Como se ha visto las raíces familiares

dejan una gran huella en la forma de pensar, vivir y actuar de todos, y los mexicanos no

es la excepción. Es una obligación del gobierno cuidar de estas personas en situaciones

vulnerables, dando una atención especializada dependa el tipo de vulnerabilidad.

Clemente Molina Oscar Ariel: La familia es el grupo que más influye en la vida de

las personas. Los aprendizajes, los traumas y la capacidad de amar del adulto están en

función de que tan gratos haya sido la convivencia familiar. En México, entre los padres y

familiares dan cuidados alimenticios, emocionales y educación a los hijos, esperando

siempre lo mejor para ellos. Sin embargo, las condiciones sociales, como la pobreza, el

desempleo, la violencia, etc.; y culturales como el machismo y la discriminación hacia

grupos indígenas, impiden el adecuado desarrollo personal y la calidad de vida de los

miembros de la familia mexicana. 


La gran parte de las familias en México son un sistema de relaciones

sadomasoquistas, basado en violentar al débil y dejarse agredir por el fuerte. El marido

maltrata a la esposa como prueba de su hombría, la esposa maltrata a los hijos y enseña

a la niña a aceptar la sumisión;  y los hijos, si son hombres crecen con odio o miedo a las

mujeres que los lleva a ser agresivos con su pareja al proyectar los deseos de odio que

tiene hacia su madre, mientras que las mujeres se vuelven dependientes y exaltan su

sumisión como símbolo de que son buenas mujeres. 

Aunque esta forma de relación se considera patológica, para las comunidades

indígenas, los barrios bajos y zonas marginadas es considerada normal y se le ha

apropiado culturalmente. Si bien estas familias generan personas agresivas o frustradas,

no se puede patologizar estos rasgos, sin considerar el ambiente y el contexto de estos

grupos. No hay seguridad si este tipo de estructura familiar es lo que genera personas

violentas y frustradas, o si la incertidumbre económica y la inseguridad que viven generan

esta dinámica de la agresión, incluso como rasgo adaptativo al ambiente. El eterno

retorno de que si el individuo intenta cambiar, el contexto se lo impide, si se cambia el

contexto pero el individuo no, entonces fijará su deseo y sus metas en función de

recuperar lo perdido.

  También la ideología y las condiciones globales excluyen a los grupos

vulnerables de sus proyectos, lo que degenera en que además de sus condiciones

precarias, están alineados y aspiran a la vida que se vende en los medios. Esto provoca

en estas familias contradicciones entre sus fantasías de riqueza y prestigio, y  las escasas

oportunidades que el sistema les brinda; contradicciones en las exigencias de los hijos

hacia los padres por adquirir productos de marca con su salario mínimo, o de los padres

que le sobreexigen al hijo por depositar en el sus esperanzas una mejor condición de

vida.
Escamilla Cisneros Félix: El trabajo demuestra que los grupos vulnerables y las

familias con malas relaciones de comunicación son un fenómeno muy extendido en el

país, contribuyendo, entre otros factores, al aumento de delincuencia y enfermedades

mentales que van desde angustia, frustración, estrés, hasta alcoholismo, drogadicción y

esquizofrenia. Aunque se han llevado a cabo programas por parte de universidad y

organismos gubernamentales, no han sido posibles cambios significativos porque la

violencia forma parte de la realidad social del país, hemos aprendido, desde la conquista,

la dinámica de agresión que hoy día se expresa en la familia primero, hacia las personas

después. 

La familia de ser el grupo donde se podía estar protegido de los peligros del

exterior y tener apoyo emocional, se ha convertido en un lugar del cual es preferible salir

por el odio que han entre sus miembros, fruto de la violencia familiar. Esto se relaciona

con el aumento de personas adictas a alguna sustancia nociva, personas que abandonan

su hogar incorporándose a las filas del narcotráfico o a pandillas callejeras, que a su vez

aumentan los índices de asaltos y muertos en el país.

Para mejorar la calidad de vida de las personas en general, se deben promover

programas que contribuyan a un mejor funcionamiento familiar y programas sociales que

la protejan como institución, no en el sentido de parejas hombre-mujer, sino en el sentido

en el que las relaciones interpersonales sean satisfactorias y haya amor entre los

integrantes. Solo cuando el gobierno y las asociaciones pongan mayor interés en el

potencial de la familia para generar  una mejor  realidad social, se tendrá una mejor

calidad de vida en lo económico, emocional y social.

REFERENCIAS  

-Aberastury, A. & Knobel, M. (1988). La adolescencia normal: Un enfoque psicoanalítico.

Buenos Aires: Paidós


-Adler, A. (1926). Conocimiento del hombre. Madrid: Austral

-Althusser, L. (1970). Ideología y Aparatos Ideológicos.  Barcelona: Cuervo

-Andrade, E. (sf). Violencia intrafamiliar. Tamaulipas, México. Instituto de Estudios

Superiores de Tamaulipas. Recuperado de:

https://www.anahuac.mx/iest/nosotros/publicaciones/revista-

humanidades/violencia-intrafamiliar

-Berenstein, I (1989). Psicoanálisis de la estructura familiar. México: Paidós.

-Cámara de Diputados (2020). Comisión de Atención a Grupos Vulnerables de la

LX legislatura. México: Cámara de Diputados. Recuperado de:

http://www3.diputados.gob.mx

- CESOP, (sf).Comisión de atención a grupos vulnerables. México. Senado de la

República. Recuperado de:

https://www.senado.gob.mx/comisiones/atencion_grupos/

-Collier, A. (1977). R.D. Laing: Filosofía y política de la psicoterapia. México: Fondo de

Cultura Económica.

-De Sandoval, D. (1988). El mexicano psicodinamia de sus relaciones familiares. México:

Editorial Villacaña

-Espinosa, D. (2013). Grupos en situación de vulnerabilidad. México: CNDH

-Estrada, L (1990). Para entender el amor: Psicoanálisis de los amantes. México:

Grijalbo

-Fromm, E. (1956) El arte de amar. México: Paidós

-Goldman, D. (2015). El desafío de la diversidad. México: L.D. Books

-Haley, J. (1999). El arte de la terapia estratégica. Buenos Aires: Paidós

-Hesnard, A. (1976). De Freud a Lacan. Madrid: Martínez Roca.


-Laing, R. (1980). Los locos y los cuerdos. México: Grijalbo

-Laing, R. (1964). El cuestionamiento de la familia. Buenos Aires, Paidós.

-Lozano, L. (2019). Mucho combate contra la pobreza pero 4 de cada 5 la

padecen. México. FORBES. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/mexico-

un-pais-con-52-4-millones-de-pobres-y-9-3-millones-en-pobreza-extrema/ 

-Minuchin, S / Fishman, H. (1981) Técnicas de terapia familiar. Buenos Aires:

Paidós

-Navarro, R. (2009). Yo te adoro y tú me lastimas. México: Editorial Pax

-Ortíz,  D.; Becerril, M.; Hernández, A. & Morales, A. (2020). Elementos que
fomentan el aprendizaje significativo en alumnos de nivel secundaria (Monografía).
UNAM: México

-Ramírez, S. (1994). Infancia es destino. México: Siglo XXI

-Reich, W. (1933). Psicología de las masas del fascismo. Madrid: Roca

-Rousseau, J. (1762). El contrato social. México, EMU

-Saldaña, I. (2020). México será de los países con mayor aumento en la pobreza

por Covid.19: CEPAL. México. EL UNIVERSAL.

https://www.eluniversal.com.mx/cartera/mexico-sera-de-los-paises-con-mayor-

aumento-en-la-pobreza-por-covid-19-cepal

-Sales, F. (2012). Pobreza y factores de vulnerabilidad social en México. México:

Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública Cámara de Diputados.

-Strauss, C. (1949). Estructuras elementales del parentesco. México: Planeta

-Terán, M & Bayón, M (2010). Familia y vulnerabilidad en México: Realidades y


percepciones. México: UNAM. 

-Vázquez, A. (1986). Freud y Jung: Exploradores del inconsciente. Bogotá: Cincel

S-ar putea să vă placă și