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(Apartes)
Las imágenes de los objetos circundantes son trasmitidas a los sentidos y los sentidos
las trasmiten al órgano de precepción. El órgano de percepción las trasmite a su vez al
“sentido común” y por medio de éste son grabadas en la memoria y retenidas más o
menos distintamente según la importancia o poder del objeto.
El sentido que está más cerca del órgano de percepción funciona con más rapidez. Y
este es el ojo, el guía principal de los otros. Vamos a tratar solamente de éste y
dejaremos los otros para no alargarnos.
La experiencia nos enseña que le ojo capta diez cualidades diferentes de los objetos: la
luz y la oscuridad –la primera sirve para descubrir las otras nueve y la segunda para
ocultarlas- el color, y sustancia, la forma y posición, la distancia y cercanía, el
movimiento y reposo.
El tacto pasa por los tendones perforados y es trasmitido al mismo sitio. Estos
tendones se extienden por la piel con infinitas ramificaciones… y llevan el impulso y la
sensación a los miembros. Al pasar entre los músculos y fibras les trasmiten su
movimiento. Ellos obedecen y, al obedecer, se contraen porque la hinchazón de los
músculos reduce su largura. Los nervios están entretejidos con los músculos y se
extienden a las extremidades de los dedos, que trasmiten al “sentido común” la
impresión de los que tocan.
Los nervios, con sus músculos, sirven a los tendones, así como los soldados sirven a sus
jefes; los tendones sirven al “sentido común”, como los jefes a su capitán; y el “sentido
común” sirve al alma, como el capitán sirve a su señor.
De igual manera, el sentido es el que sirve al alma y no el alma al sentido. Por eso,
cuando falta el sentido que tendría que servir al alma, a ésta, en una vida asi, le falta la
noción de la función de ese sentido, como podemos constatarlo en el caso de un ciego
o de un mudo de nacimiento.
La primera abarca el total de las diez funciones del ojo, esto es: la oscuridad, la luz, el
cuerpo, el color, la forma, la ubicación, la lejanía, la cercanía la moción y el reposo. Mi
pequeño trabajo consistirá en entrelazar todas estas funciones, recordando al pintor
cómo tiene que imitar con su arte todos estos elementos, la obra de la naturaleza y el
adorno del mundo.
EL OJO HUMANO
La pupila del ojo se trasforma en tantas dimensiones diferentes como diferencias hay en los
grados de brillo y oscuridad de los que se presenten ante ellos…En este caso, la naturaleza ha
provisto a la facultad visual, cuando se irrita por una luz excesiva, con la contracción de la
pupila. La naturaleza trabaja en este caso como uno que, al tener demasiada luz en su
habitación, cierra la ventana según las necesidades, o como aquel que cuando llega la noche
abre la ventana de par en par para ver mejor.
De esta forma, la naturaleza consigue una adaptación permanente y un equilibrio continuo por
medio de la contracción y dilatación de la pupila, de acuerdo con la oscuridad o brillo que se
presenten ante ella. Podemos observar este proceso en los animales nocturnos, como gatos,
autillos y búhos, que tienen la pupila muy grande por la noche…Si queremos hacer un
experimento con un hombre, miremos atentamente la pupila de su ojo mientras tenemos una
vela encendida a corta distancia y hacemos mirar a esta luz cuando se la vamos acercando
gradualmente. Así notaremos que cuanto más se la acercamos mas se va contrayendo la
pupila.
La pupila se encuentra en el centro de la córnea, que tiene la forma de una parte de la esfera,
en cuyo centro de su base recibe la pupila. Esta cornea recibe todas las imágenes de los
objetos y las trasmite a través de las pupilas al lugar donde se realiza la visión.
Al hacer la anatomía del ojo, para poder ver bien el interior sin derramar el humor acuoso,
tenemos que colocar todo el ojo en clara de huevo y cocerlo hasta que se solidifique, para
luego cortar el huevo y el ojo trasversalmente, de suerte que no se desparrame nada de la
parte seccionada.
Tomado de:
Ivanoriega
Diciembre de 2010
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