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7.

Control y declaración de los presupuestos procesales de oficio y efectos de su


falta

Generalmente, la falta de los presupuestos procesales vicia de nulidad al proceso,


pero en la mayoría de los casos el vicio es saneable bien sea por ratificación del
interesado, o por no alegarlo oportunamente, o porque se cumplan al ser exigidos por el
juez o reclamados por una de las partes; pero, en cambio, la falta de algunos como el de
la jurisdicción o el de no seguirse el procedimiento que legalmente corresponda, o el
proceder el juez contra providencia ejecutoria del superior, o el revivir un proceso
legalmente concluido, o el pretermitir integralmente una instancia, no puede ser saneada
ni ratificada. Por eso cabe la distinción de presupuestos absolutos o insubsanables y
relativos o saneables.

Tratándose de la nulidad procesal, esta es el estado que afecta a los actos procesales,
consistentes en la disconformidad grave con el modelo legal, con la configuración legal
de ese acto, que le impida alcanzar la finalidad para la que estaba previsto

Nulidades saneables e insaneables.

Importante es la clasificación de las nulidades en saneables e insaneables, según que


pueda convalidarse o ratificarse la actuación, por la simple manifestación de las partes o
su silencio, o que, por el contrario, ese remedio resulte improcedente. La economía
procesal aconseja extender el saneamiento de la nulidad a la mayor cantidad de casos, y,
por lo tanto, salvo disposición legal en contrario, debe considerarse como la regla
general. Es decir, las nulidades procesales deben ser saneables mientras la ley no
disponga lo contrario. Pero son insaneables la falta de jurisdicción, el proceder contra
providencia ejecutoriada del superior o revivir procesos legalmente concluidos, o
pretermitir integralmente la instancia, o el seguir un procedimiento distinto del que
legalmente corresponda y la incompetencia funcional. Esto se aplica al proceso penal,
pero en éste existen otras insaneables.

Nulidades absolutas y relativas.

Esta clasificación es muy importante y no hay que confundirla con la de nulidades


saneables e insaneables. La primera se refiere a que el juez pueda o no declararlas de
oficio; la segunda, a que pueden o no ser eliminadas mediante el saneamiento o la
convalidación. Por eso existen nulidades absolutas que son saneables. La regla general
es que las nulidades son absolutas y que el juez de oficio debe proceder a declararlas y
conviene consagrarlo así en los Cs. de P.; pero cuando el motivo de la nulidad es
saneable, debe ponerlo en conocimiento de las partes para saber si la sanean y en caso
negativo debe declararla. El traslado previo a las partes sólo procede cuando la nulidad
es saneable, por ser inútil en el caso contrario.

Así la demanda en indebida forma por incorrecta acumulación de pretensiones que


no afecte a competencia ni el procedimiento a seguir o por peticiones confusas o
incompletas, conduce solamente a una sentencia inhibitoria en cuanto a las pretensiones
que no pueden ser objeto de pronunciamiento de fondo, pero no a las que sí pueden
recibirlo (por lo que son también presupuestos de la sentencia de fondo).

La falta de un presupuesto procesal constituye, en buena doctrina, un impedimento


procesal.

Los presupuestos procesales en general tienen la característica de ser revisibles y


exigibles de oficio por el juez, en razón de estar vinculados a la validez del proceso.
Esto no se aplica a los casos de litis pendentia, cosa juzgada, transacción, prescripción y
desistimiento de proceso anterior, que no son verdaderos presupuestos procesales, sino
presupuestos materiales de la sentencia de fondo, y que el juez no puede declararlos ni
examinarlos de oficio para la no admisión de la demanda, aun cuando aparezcan en el
expediente, sino como excepciones previas si le son propuestas o en la sentencia como
excepciones de mérito.

Las partes tienen también la carga procesal de reclamar la falta de estos presupuestos
procesales. La ley les da dos oportunidades:

a. como cuestión para debate previo, una vez notificadas las partes bien sea como
recurso de reposición contra el auto que la admitió (si no requiere nuevas
pruebas) o en incidente previo, para eliminar de una vez el proceso o conseguir
que se subsane la deficiencia, según el caso; y
b. como declaración de la nulidad cuando dicha falta produce ese vicio (porque no
siempre ocasiona nulidad), sino se podía usar de ese primer medio, pero se debe
pedir tan pronto se concurra al proceso, o en cualquier momento si es un vicio
insubsanable.
8.Presupuestos materiales o sustanciales de la sentencia favorable

Estos presupuestos determinan si la sentencia de fondo debe o no acceder a las


peticiones del demandante o si, por el contrario, admite las excepciones de mérito del
demandado o si debe condenar o absolver al sindicado o imputado. Naturalmente, como
tal decisión sólo puede existir en la sentencia de mérito, es necesario que los
presupuestos de éstas se cumplan también.

a) En los procesos civiles, laborales y contencioso-administrativos

1) la existencia real del derecho o relación jurídica sustancial pretendida;

2) la prueba en legal forma de ese derecho, es decir, de los hechos o actos jurídicos que
le sirvan de causa;

3) la exigibilidad del derecho, por no estar sometido a plazo o condición suspensiva;

4) la petición adecuada al derecho que se tenga, porque puede tenerse el derecho y


haberse probado, pero si se ha pedido cosa distinta se obtendrá sentencia desfavorable;

5) haber enunciado en la demanda los hechos esenciales que sirven de causa jurídica a
las pretensiones, ya que su falta trae el fracaso en la sentencia, aunque se tenga el
derecho y se haya pedido bien y probado, porque el juez debe basar su decisión en tales
hechos

Debemos observar que cuando ninguna de las partes (demandante y demandado)


cumple con la carga de probar los hechos que sirven de causa a sus pretensiones o
excepciones, la sentencia será favorable al demandado.

b) En los procesos penales

Son presupuestos materiales de la sentencia condenatoria del sindicado o imputado:

1) adecuada imputación en el auto de proceder o en la acusación del fiscal para iniciar el


enjuiciamiento;

2) la prueba, en legal forma, de la existencia de los hechos delictuosos que se


investigaron;

3) que esos hechos sean precisamente los imputados para el enjuiciamiento;


4) la prueba, en legal forma, de que le incumbe responsabilidad por tales hechos (in

dubio pro reo);

5) que no aparezca probada una circunstancia de inimputabilidad o exonerante de


responsabilidad penal.

Son presupuestos materiales de la sentencia absolutoria del procesado:

1) que falte alguno de los cuatro primeros presupuestos

de la sentencia condenatoria;

2) que aparezca probada alguna circunstancia de inimputabilidad o exonerante de


responsabilidad penal.

3. Algunas consecuencias de los errores en esta materia

La confusión de los presupuestos procesales y los materiales lleva con mucha frecuencia
a la indebida calificación de la sentencia que se abstiene de resolver en el fondo la litis,
por falta de uno de los últimos y lleva también a utilizar el término acción cuando debe
hablarse de pretensión y a tomar por cuestiones de forma muchas que lo son de fondo,
como la legitimación en la causa y el interés sustancial para la sentencia de mérito.

Y si no se distinguen los presupuestos de la acción de los que miran al procedimiento,


se corre el riesgo de considerar como elemento de aquéllas las cuestiones que se refieren
a la demanda y a la pretensión contenida en ésta, pero no la acción como derecho
público, tal como hoy es considerada.

En principio debemos señalar que hay procesalistas que bajo la denominación de


presupuestos procesales consideran sólo los elementos que necesariamente deben
coexistir para constituir una relación jurídico-procesal válida, como la competencia del
Juez, la capacidad procesal de las partes y que la demanda reúna los requisitos formales
señalados por la ley. Empero, si analizamos nuestro ordenamiento procesal civil,
especialmente lo relativo a la admisibilidad y la procedencia de la demanda, así como a
las excepciones, advertimos que para considerar una relación jurídico-procesal válida no
sólo debe darse la presencia de los indicados presupuestos procesales formales, sino
también de los presupuestos procesales de fondo1.
1
CALDERON LUGO, Jorge TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL TOMO I. GRIJLEY. Lima. 2000.

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