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El Grafo del Deseo

Ficha de la Cátedra: Teoría Psicoanalítica Escuela Francesa

Alberto Uboldi

Procuramos con este material establecer una reseña del recorrido realizado por
Jacques Lacan en la construcción del Grafo del Deseo, abordando algunos puntos
nodales del mismo. Lacan trabaja sobre un esquema al que posteriormente denomina
Grafo del Deseo. Comienza su conceptualización en el Seminario 5 Las Formaciones del
Inconciente (57-58)1, continúa su desarrollo en el Seminario 6 El deseo y su
interpretación (58-59)2 y la versión definitiva aparece en el escrito “Subversión del
sujeto y dialéctica del deseo en el Inconciente Freudiano” (1960) 3.

¿Para qué va a servir el grafo?, Lacan indica puntualmente: “Nos serviría aquí
para presentar dónde se sitúa el deseo en relación con un sujeto definido a través de su
articulación por el significante.”4 Ese sujeto definido respecto de su articulación
significante es el que Lacan escribe “S” tachado () y lo que el grafo procura situar es su
relación con el deseo (d).

Lacan explicita que el sujeto se constituirá en referencia al lenguaje, lo que puede


5
leerse en Freud: “El inconsciente, a partir de Freud, es una cadena de significantes que
en algún sitio (en otro escenario escribe él) se repite e insiste para interferir en los
cortes que le ofrece el discurso efectivo (...) En esta fórmula, (...) el término decisivo es
el significante (...)” 6

En el Grafo también se ubicarán otros elementos: el Otro con mayúscula (A), la


Pulsión (D), el significante del Otro barrado (S()), el fantasma (a), el significado del
Otro (s(A)), el yo (m), la imagen especular (i(a)) y el Ideal del yo (I(A)). Iremos abordando
cada uno de estos elementos.

Construcción del Grafo

La construcción del Grafo se inicia a partir del entrecruzamiento de dos vectores:


Uno que parte del punto que denomina “viviente mítico” y escribe con la letra delta (),
llegando su recorrido al sujeto barrado (); el otro vector sería la cadena significante,
escrita aquí como: S – S’. De este modo se establece la célula elemental del grafo.

1
Lacan, J. Seminario 5 Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 1999.
2
Lacan, J. Seminario 6 El deseo y su interpretación, Paidós, 2014.
3
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, Escritos, Buenos
Aires, Siglo XXI, 1987.
4
Ibíd. p. 784.
5
La expresión “puede leerse” no indica que Freud hable de “cadena significante”, sino que es la lectura
que Lacan hace partiendo de los textos freudianos.
6
Op. cit. p. 779.
El Grafo del Deseo – Ficha de la cátedra: Teoría Psicoanalítica Escuela Francesa FHAyCS-UADER – Año 2017 – Dr. Alberto Uboldi 1
Grafo 1

El viviente mítico podemos pensarlo como aquel ligado a la necesidad, previo a la


subjetivación y el sujeto barrado es el sujeto del inconciente, es decir el sujeto
atravesado por el lenguaje. Esta célula elemental, grafica que el vector que va del
viviente mítico (), al sujeto barrado () pasa por la cadena significante: vector S – S’.

Grafo 2

Lacan desarrolla en sus semanarios 5 y 6 la construcción del grafo, sintetizando


en Subversión del sujeto... el denominado “Grafo 2”7. Allí, va a situar en el cruce de la
derecha al Otro con mayúscula (A), al que Lacan nombra como el lugar del tesoro de los
significantes. En el cruce de la izquierda aparece s(A) -s minúscula de A mayúscula-
donde se ubica el significado del Otro.
7
Así está titulado en el escrito “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente
Freudiano” op. cit.
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El viviente se encuentra con el lenguaje a partir de su dependencia respecto del
Otro para satisfacer las necesidades. De este modo, se encuentra con un Otro (A) en
tanto tesoro de los significantes, ya que para acceder al objeto de la necesidad debe
pasar por los desfiladeros del significante, es decir ese Otro va a ponerle palabras a la
necesidad del niño. De este modo, la necesidad es tomada por el lenguaje. En el punto
s(A) (significado del Otro), ese Otro responderá con un sentido:

“Uno connotado A, es el lugar del tesoro del significante, lo cual no quiere decir del código, pues
no es que se conserve en él la correspondencia unívoca de un signo con algo, sino que el
significante no se constituye sino de una reunión sincrónica y numerable donde ninguno se
sostiene sino por el principio de su oposición a cada uno de los otros. El otro, connotado s(A), es
lo que puede llamarse la puntuación donde la significación se constituye como producto
terminado.”8

Pasar por el Otro no significa precisamente el lugar del código, ya que desde la
perspectiva de Lacan el sentido está perdido en su teoría del significante, es decir, un
significante remite a otro significante. Por lo tanto, para decir algo, el sujeto debe tomar
los significantes del Otro y además, esperar la sanción del Otro para que se constituya
un sentido.

En la estructura del lenguaje los significantes tienen una característica sincrónica,


uno tiene valor por oposición a otro, pero la significación tiene un funcionamiento
diacrónico, el sentido no está terminado hasta que se produce la puntuación, hasta que
la frase no se termina y toma sentido retroactivamente. Por ejemplo:

Un hombre.
Un hombre bien parecido.
Un hombre bien parecido al mono.

El sentido se produce retroactivamente, “après coup” dirá Lacan, “nachträglich”


en términos freudianos. Entonces, decíamos que al pasar por el Otro, la necesidad se
aliena ya que debe pasar por los significantes que vienen del Otro para formular un
mensaje, pero por otra parte, es también el Otro quién sanciona ese mensaje, quién
marca la puntuación.

El organismo que responde al ritmo de las necesidades produce un aumento de la


tensión, lo que desde Freud podríamos leer como displacer, la reacción frente al
displacer es el grito. El Otro interpreta ese grito y responde con una acción específica
que está en relación con la lectura que hace este Otro materno9, es decir, convierte el
grito en una llamada. Por ejemplo: “llora porque tiene hambre”.

8
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 785.
9
Decimos “Otro materno” para situar la función de quién ubica al niño como su objeto de deseo, lo que
Lacan llama DM “deseo de la madre”. Quién cumple la función puede no ser la madre, ni tampoco es
una cuestión relativa al género.
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La necesidad al pasar por el Otro se pierde como tal y por lo tanto, de aquí en
más hablaremos de Demanda. Dice Lacan: “Pero ese lugar original del sujeto (...) Más
bien se complacerá en encontrar en él las marcas de respuesta que fueron poderosas a
hacer de su grito llamada. Así quedan circunscritas en la realidad, con el trazo del
significante, esas marcas donde se inscribe la omnipotencia de la respuesta.” 10

El encuentro con el Otro primordial hace de ese grito llamada y en la


omnipotencia de la respuesta quedarán las marcas, es decir, el significante como trazo
de las primeras identificaciones constitutivas del sujeto.

Grafo 3

Siguiendo la constitución subjetiva desde los elementos del grafo, en el siguiente


tiempo lógico el sujeto se va a encontrar con la falta en el Otro, se va a encontrar con la
falta a partir de que este Otro no siempre puede responder. Si el Otro queda en falta,
implica que es un Otro deseante. El deseo del Otro se articula a partir de la alternancia
Presencia–Ausencia. Lacan aborda esta cuestión haciendo referencia a lo que en Freud
se conoce como el Fort-Da11 y ubica allí la matriz fantasmática inicial, que muestra la
mediatización imaginaria como modo inicial de tratamiento de la angustia.

La ausencia del Otro significa al sujeto en constitución que ese Otro materno
desea otra cosa más allá del niño. También podemos plantear la ausencia desde el
punto de vista de las fallas en el discurso del Otro, de este modo se va a vislumbrar su
falta y por lo tanto, que el Otro es deseante, dado que -en términos lógicos- solo es
posible desear si algo falta.

10
Lacan, J. “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: "Psicoanálisis y estructura de la
personalidad"”, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987, p. 658.
11
Análisis realizado por Sigmund Freud en “Más allá del principio del placer” respecto del juego en un
niño de 18 meses ante la ausencia de su madre. La alternancia “Fort” (lejos) o “se fue”, y “Da” como
aquí o “acá está”, según interpreta Freud los sonidos del niño.
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Ante la opacidad del deseo del Otro, emerge un enigma en forma de pregunta:
¿Che vuoi?12, Lacan traduce: ¿qué me quiere? Es la pregunta del sujeto respecto de su
valor para el deseo del Otro. Dirá Lacan al referirse al grafo 3:

“...el momento de un fading o eclipse del sujeto, estrechamente ligado a la Spaltung o escisión
que sufre por su subordinación al significante. Es lo que simboliza la sigla a que hemos
introducido a título de algorirmo (…) El grafo inscribe que el deseo se regula sobre la fantasía así
establecida, homólogo a lo que sucede con el yo con respecto a la imagen del cuerpo (…)”13

En el segundo piso del Grafo, el deseo (d) estará sostenido por el fantasma: a,
como en el primer piso el yo (m) se sostiene en la imagen especular: i(a). Ese cruce del
primer piso que podemos leer como la identificación a la imagen del otro en el estadio
del espejo, va a desplegarse en el segundo piso, una vez que el sujeto ha pasado por la
castración, como una estructura que Lacan denomina el fantasma (a) que será el
sustento del deseo.

Grafo completo

Ahora vayamos a la versión que en “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo
en el inconsciente freudiano” aparece con el título: “grafo completo”. Iremos tomando
uno a uno los elementos del grafo.

De la Necesidad a la Demanda, de la Demanda al Deseo.

Como hemos planteado, el viviente debe dirigirse al Otro para satisfacer la


necesidad. Al pasar por el Otro (A) algo de la necesidad queda abolido ya que hay un

12
Expresión tomada por Lacan de la novela El diablo enamorado de Jacques Cazotte, publicada en 1772.
13
Lacan J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 796.
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resto inarticulable por los significantes. Desde el momento del pasaje de la necesidad
por el Otro hablamos de demanda, a esta demanda ubicada en el primer piso del grafo,
podemos localizarla como demanda al Otro que tiene.14

Lo que de la necesidad no se articula en la demanda queda a nivel de la represión


primaria, debido a esto el Otro no podrá colmar la demanda dado que ningún objeto
será suficiente para responder a la misma. En este punto, pasamos al segundo piso del
grafo en el que el Otro aparece barrado en el término S(), entonces la demanda será a
un Otro que no tiene15. En el segundo piso Lacan situará el lugar del amor:

“Es demanda de una presencia o de una ausencia. Cosa que manifiesta la relación primordial
con la madre, por estar preñada de ese Otro que ha de situarse más acá de las necesidades que
puede colmar. Lo constituye ya como provisto del "privilegio" de satisfacer las necesidades, es
decir del poder de privarlas de lo único con que se satisfacen. Ese privilegio del Otro dibuja así la
forma radical del don de lo que no tiene, o sea lo que se llama su amor.”16

En el punto en que el Otro no puede responder a la demanda, decimos que el


Otro está castrado, eso es lo que escribe el novedoso matema: S(), ya no responde con
lo que tiene sino con lo que no tiene, a esto Lacan llama amor17. Cuando hablamos de la
capacidad del don nos referimos por ejemplo a lo que representa la respuesta de la
madre con un objeto frente a la demanda del niño, ya no importa el objeto que será
siempre contingente, sino la respuesta como don de amor. El deseo estará situado entre
la demanda al Otro que tiene y la demanda al Otro que no tiene, esto se puede observar
en el grafo.

El deseo (d)

El sujeto está “enajenado” por esa identificación primera como lo que indica la
escritura , el sujeto no tiene representación en el Inconciente. Para hacerse
representar, requerirá de la identificación con un significante. En esta operación
significante, el objeto de la necesidad queda irremediablemente perdido y el deseo es el
resto que se produce al restarle a la demanda la necesidad: “Lo que se encuentra así
enajenado en las necesidades constituye una Urverdrängung (represión primordial) por
no poder, por hipótesis, articularse en la demanda pero que aparece en un retoño, que
es lo que se presenta en el hombre como el deseo (das Begehren).”18.

Lacan en “Subversión del sujeto…” describe esta articulación, ese pasaje que va
de la necesidad a la demanda y deja como resultante el deseo: “… el deseo se esboza en
el margen donde la demanda se desgarra de la necesidad…”19. También allí se presenta
la ley como necesaria, dado que va a poner freno a la arbitrariedad, al capricho del Otro.

14
Esto es planteado por J. A. Miller en Lógicas de la Vida Amorosa. Buenos Aires, Ed. Manantial, 1991.
15
Esto es planteado por J. A. Miller en Lógicas de la Vida Amorosa. Buenos Aires, Ed. Manantial, 1991.
16
Lacan, J. “La Significación del Falo”, op. cit. p. 670.
17
La fórmula que propone Lacan es “dar lo que no se tiene...”
18
Lacan, J. “La Significación del Falo”, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987. p. 670.
19
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 793.
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Si la demanda opera a partir del Otro, a partir de sus significantes, surge la posibilidad
de respuesta al sujeto en constitución y por lo tanto, se hace necesaria una ley que
opere como límite poniendo freno a lo arbitrario de ese Otro omnipotente de la
demanda.

“La problemática del deseo consiste en que el deseo del hombre siempre es algo a buscar en el
lugar del otro. Esto hace que el deseo sea estructurado en el lugar del otro, en el lugar de la
palabra, que hace a toda la problemática del deseo humano y que lo torna sujeto en las
formaciones del inconsciente. Esta dialéctica del inconsciente es de nuestro interés porque nos
permite influir sobre él por el hecho de estar o no articulado en la palabra en el análisis. Sin esta
situación fundamental no habría análisis.

Esto nos dice que tenemos su garantía, su soporte, el punto donde se fija sobre su objeto. Este
no es natural sino constituido siempre por alguna posición tomada por el sujeto en relación al
otro. Con la ayuda de esta relación fantasmática el hombre en su naturaleza, en su esencia, se
reencuentra y sitúa su deseo.”20

El deseo hace que un sujeto tenga que buscar algo en el lugar del otro, de este
modo, el psicoanálisis tiene injerencia en tanto lo transferencial abre al analista la vía de
la interpretación. La posición fantasmática nos orienta en la clínica en el sentido del
deseo que está sostenido por el fantasma en la estructura subjetiva. Es en esa posición
que toma el sujeto respecto del otro en la que el deseo se sostiene y su mediación será
la palabra, allí es donde el análisis se hace posible.

También, Lacan va a articular el deseo a una ley que implica la castración, la


cesión del goce. Allí el padre tendrá la función de unir al deseo con una legalidad en la
que el goce quede perdido y de este modo, pueda ser recuperado fantasmáticamente:
“(…) la verdadera función del Padre que en el fondo es la de unir (y no la de oponer) un
deseo a la ley (…) La castración quiere decir que es preciso que el goce sea rechazado,
para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la ley del deseo.” 21.

El Ideal del yo: I(A)

Dijimos que la necesidad queda capturada por el lugar del Otro del lenguaje
“haciendo de su grito llamada”. La toma del viviente por la estructura del lenguaje
significa que “la intencionalidad fue anulada por el poder de la sanción del Otro” 22. El
sujeto recibe la marca del trazo unario, primer marca del significante, el sujeto se
identifica inicialmente con un rasgo que va a formar el Ideal del yo: I(A):

“Tomemos solamente un significante como insignia de esa omnipotencia, lo cual quiere decir de
ese poder todo en potencia, de ese nacimiento de la posibilidad, y tendremos el trazo unario
que, por colmar la marca invisible que el sujeto recibe del significante, enajena a ese sujeto en la
identificación primera que forma el Ideal del yo.”23.

20
Lacan, J. Seminario 5, Las formaciones del Inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 1999. P. 454.
21
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 804.
22
Kait, G. Sujeto y Fantasma, Rosario, Ed. Fundación Ross, 1996, p. 25.
23
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 787.
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La Pulsión: (D)

D es la escritura que Lacan da a la pulsión. Leerá la fórmula de la siguiente manera:


“(...) Es lo que adviene de la demanda cuando el sujeto se desvanece en ella.” 24 El Otro
introduce los significantes de su demanda como respuesta a la necesidad del “viviente
mítico” (es decir el sujeto sin constituirse como tal) y ante la demanda, el sujeto se
desvanece, lo que implica que la necesidad se aliena en los significantes de la Demanda
del Otro.

La escritura de la pulsión D está ubicada en el grafo del deseo del lado del Otro
(lado derecho). Los significantes de la demanda dan lugar a la gramática de la pulsión,
esta cadena significante no se articula del lado del sujeto (lado izquierdo), por lo que
produce un goce inarticulado. Esto representa lo que Freud ha planteado afirmando que
el objeto a nivel de la pulsión está perdido. De este modo Lacan define a la pulsión
como un montaje pre-subjetivo, a diferencia del fantasma que será un montaje
subjetivo.

La falta en el Otro: S()

En el primer piso del grafo, el sujeto obtiene una respuesta del Otro que Lacan
escribe: s(A), el significado del Otro. Esta respuesta implica un Otro omnipotente, sin
barra: (A), puede responder y responde con un sentido. El sujeto a advenir va a
identificarse al objeto de deseo del Otro materno, estamos en el primer tiempo del
Edipo.

En el segundo piso del grafo, la repuesta es de un Otro que no puede responder


sino con su falta S() (Significante del Otro barrado o Significante de la falta en el Otro).
Por la vía del encuentro del sujeto con el deseo del Otro, el sujeto se enfrenta a la falta
en el Otro S(). En esta posición el sujeto queda inerme; Freud define la inermidad
(hilflosigkeit) como fundamento de la experiencia traumática. En el segundo piso se
introduce la dimensión de la castración que va a dar lugar al deseo.

El Fantasma: (a)25

En la fórmula del fantasma aparecen los términos  y a. La relación entre sujeto


() y objeto (a). La fórmula del fantasma, escribe: “el momento de un fading o eclipse
del sujeto, estrechamente ligado a la Spaltung o escisión que sufre por su subordinación
al significante (...) Es lo que simboliza (a) (...)”26. El objeto como resto inarticulable, es
la prueba de que el sujeto para constituirse pasó por el Otro 27. Este resto que Lacan
24
ibíd.
25
En francés losange  significa diamante o rombo y puede leerse como implicación recíproca. En el
Seminario 11, Lacan lo articula desde las operaciones de alienación (v) separación (˄).
26
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 796.
27
Kait, G. Sujeto y Fantasma, op. cit.
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escribe como a es el lugar de la falta de objeto que preserva el deseo y va a operar
como causa de deseo: “(...) el a, es lo que va a representar al sujeto de una manera real
e irreductible, esta relación es lo que cierra la operación de división y da como resultado
”28.

Entonces, de la operación que constituye al sujeto como barrado, es decir, de la


alienación de la necesidad en el Otro del lenguaje, operación de causación, va a quedar
un resto que Lacan escribe como a. El a que se fija en el fantasma, determina el lugar
del objeto perdido pero “positivizado” operando como causa de deseo. El fantasma
hace lugar al deseo del sujeto vía la restitución del goce perdido por la operación de
castración, es una restitución de goce particular por la vía fantasmática; esto implica
que el fantasma vuelve a hacer consistir desde la fantasía a ese objeto perdido vía la
castración. El deseo quedará regulado y sostenido por el fantasma: “El grafo inscribe
que el deseo se regula sobre la fantasía así establecida (…)”29

La pulsión y el fantasma

La pulsión puede pensarse como un montaje presubjetivo, ya que a nivel


pulsional se trata de un sujeto “acéfalo”, inconstituido, que está totalmente en el campo
del Otro. El niño se significa como el objeto faltante del Otro primordial, como falo
faltante, aquello demandado por la madre. El fantasma es un modo de subjetivación
que estará en consonancia con la separeción. “Si la pulsión es un montaje presubjetivo
el fantasma será un montaje subjetivo (...) donde el sujeto (...) va a quedar identificado
a ese objeto, por el cuál recupera la pérdida (...)”30.

En el fantasma hay una recuperación del goce perdido al modo de la posición de


objeto que toma el sujeto en el fantasma. La articulación entre pulsión y fantasma
queda determinada por el objeto. El fantasma positiviza el objeto faltante y el sujeto se
identifica a éste recuperando el goce perdido. El sujeto recupera el ser perdido en el
encuentro con el significante, identificándose al objeto en el fantasma, así el sujeto
responde a la falta en el Otro con el fantasma.

En la constitución de la imagen corporal, el falo va a quedar negativizado por la


prohibición del incesto, es decir, por la prohibición del goce. Este elemento negativizado
en lo imaginario (que posteriormente31 Lacan escribirá como -) funcionará como
agujero que va a permitir la constitución de la imagen corporal. La sexuación del sujeto
no estará determinada por la diferencia sexual anatómica sino por la oposición
significante entre ser y tener. La lógica del ser o tener se instala a partir del complejo de
castración. Freud lo menciona de esta manera: “El niño tiende a expresar el vínculo de
objeto mediante la identificación: «Yo soy el objeto». El «tener» es posterior, vuelve de

28
Ibíd. p. 83.
29
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 796.
30
Kait, G. Sujeto y Fantasma, op. cit. p. 113.
31
La falta en lo imaginario escrita como - es trabajada por Lacan en el Seminario 10.
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contrachoque al «ser» tras la pérdida del objeto. (...) Luego, sólo: «Yo lo tengo, es decir,
yo no lo soy (…) ».”32

En el lugar en que se recorta el - se va a colocar el a, como constitución del


objeto en el fantasma, por lo que esa pérdida escrita por Lacan como - se va a
“positivizar” en el fantasma como a.

El Fantasma y la falta en el Otro

Retomando lo mencionado respecto de la pregunta enigmática que evoca el


deseo del Otro: ¿qué me quiere?, el fantasma va a operar al modo de respuesta como:
“lo que cubre la angustia suscitada por el enigma del deseo del Otro” 33.

En el fantasma neurótico la respuesta al enigma planteado por la falta en el Otro


se va a dar por la vía de identificar el deseo del Otro con su demanda, ante la pregunta:
“¿Qué me quiere?”, se responderá  “Lo que me demanda”:

“El neurótico en efecto, histérico, obsesivo o más radicalmente fóbico, es aquel que identifica la
falta del Otro con su demanda (...) Resulta de ello que la demanda del Otro toma función de
objeto en su fantasma, es decir que su fantasma (nuestras fórmulas permiten saberlo
inmediatamente) se reduce a la pulsión: D (...)”34

El fantasma en la neurosis, en la histeria y en la perversión

En la siguiente cita, de manera concisa Lacan procura establecer el modo en que


el deseo se juega fantasmáticamente según la estructura subjetiva:

“Pero esta preeminencia dada por el neurótico a la demanda (…) oculta su angustia del deseo
del Otro (…) en el obsesivo en la medida en que niega el deseo del Otro al formar su fantasma
acentuando lo imposible del desvanecimiento del sujeto, el otro en el histérico en la medida en
que el deseo sólo se mantiene por la insatisfacción que aporta allí escabulléndose como objeto.
Estos rasgos se confirman por la necesidad, fundamental, que tiene el obsesivo de presentarse
como aval del Otro, así como por el lado de No-Fe de la intriga histérica (…) Para volver a la
fantasía, digamos que el perverso se imagina ser el Otro para asegurar su goce (…) Pero esto no
quiere decir que en el perverso el inconsciente esté a cielo abierto. El también se defiende a su
manera con su deseo.”35

El obsesivo, a partir de su negación del deseo va a procurar completar al Otro,


haciéndose el objeto que le falta y de este modo, deja fuera al deseo. El obsesivo no
quiere saber nada del deseo, es el “aval” del Otro completándolo.

32
Freud, S. “Escritos breves” en Obras Completas Vol. XXIII, Buenos Aires, Amorrortu 2° Ed. 1986.
33
Miller, J.A. “Dos dimensiones clínicas: Síntoma y Fantasma”, Buenos Aires, Manantial, 1989.
34
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 803.
35
Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente Freudiano”, op. cit. p. 804 –
805.
El Grafo del Deseo – Ficha de la cátedra: Teoría Psicoanalítica Escuela Francesa FHAyCS-UADER – Año 2017 – Dr. Alberto Uboldi 10
En la histeria el deseo se sostiene “escabulléndose como objeto”, es decir
sosteniendo la insatisfacción, marcando siempre la falta, se presenta como objeto para
restarse, sustraerse y de este modo, sostener el deseo como insatisfecho.

En el perverso -a diferencia de las psicosis según sugiere Lacan al plantear que el


inconciente no está a cielo abierto- hay fantasma. El perverso, que está atravesado por
la ley pero reniega de ella optando por el goce prohibido, se ubica en el lugar del Otro
asegurando el goce al sujeto.

Bibliografía

 Freud, S. “Escritos breves”, Obras Completas Vol. XXIII, Buenos Aires, Amorrortu
1986. 2° Ed.
 ----------- “Más allá del principio del placer”, Obras Completas, Tomo XVIII, Buenos
Aires, Amorrortu, 1986, 2° ed.
 Kait, G. Sujeto y Fantasma, Rosario, Fundación Ross, 1996.
 Lacan, J. “La Significación del Falo”, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987.
 ---------- “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: ‘Psicoanálisis y
estructura de la personalidad’”, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987.
 ---------- “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente
Freudiano”, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987.
 ---------- Seminario 5, Las formaciones del Inconsciente, Buenos Aires, Paidós,
1999.
 Miller, J. A. Dos dimensiones clínicas: Síntoma y Fantasma, Buenos Aires,
Manantial, 1989.
 -------------- Lógicas de la Vida Amorosa. Buenos Aires, Manantial, 1991.

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