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A finales del siglo XVIII el territorio de lo que hoy es Belice fue ocupado por el Imperio

Británico en afán de su expansión, como pasó en territorios de otros continentes. Debido a


que el territorio de la Capitanía General de Guatemala aún era colonia española surgió un
conflicto entre los reinos Español y Británico por la explotación del territorio beliceño.

En el convenio de la Paz de París de 1763, el Reino Español se comprometió a no intervenir


en los territorios ocupados por los británicos, esto sin marcar ninguna circunscripción
territorial.

Sin embargo, este convenio duró poco, ya que la guerra entre Francia y España contra
Inglaterra se reinicia y finaliza con la firma del Tratado de Versalles en 1783, definiendo
los límites de dominación española.

En 1786 la corona española rectifica el límite territorial estableciéndolo desde el Río Sibún
hasta el Río Hondo, afectando los intereses de los británicos.

Al firmarse la independencia en 1821 y los subsiguientes años de formación de la


Federación de Provincias Unidas de Centroamérica, distrajo a las autoridades de la
situación del territorio ocupado por los británicos.

El 19 de abril de 1850 se firma el Tratado Clayton – Bulwer entre Estados Unidos y Gran
Bretaña, en el que ambas naciones se comprometieron a no ocupar, colonizar o fortificar
ningún territorio centroamericano. Sin embargo, Gran Bretaña alegó que el territorio de
Belice le había sido concedido en usufructo por la Corona Española. Estados Unidos aceptó
la reclamación pero no reconoció ni rechazó la legitimidad de los derechos reclamados por
los británicos.

En 1856 se firma el Tratado de Dallas – Clarendon que no fue ratificado. Para frenar el
avance arbitrario británico, en el 1859 el estado guatemalteco negoció el tratado
Aycinena-Wyke, en el que se cedía el área ubicada entre los ríos Sibún y Sarstún, a
cambio de una vía de comunicación hasta Punta Gorda. El convenio se firmó en 1859, pero
sus condiciones fueron incumplidas por los británicos. Años después se llegó a otro acuerdo
con Gran Bretaña

En 1946 el Congreso de Guatemala declaró unilateralmente la caducidad del convenio de


1859 por incumplimiento de Gran Bretaña. Como consecuencia, procedía la restitución
íntegra del territorio de Belice a Guatemala. Esto quiere decir que la consecuencia de no
cumplir los convenios era regresar el territorio usado por los británicos a Guatemala.

Lo pactado en el Tratado de 1859 no fue cumplido por Gran Bretaña, en consecuencia se


firma una nueva Convención en 1863 donde los británicos se comprometen a pagar la
cantidad de cincuenta mil libras esterlinas para dar cumplimiento a lo establecido en 1859.
Sin embargo Gran Bretaña reclama que Guatemala no ratificó la Convención y
automáticamente quedaba exonerada de cualquier obligación con Guatemala.
El 5 de abril de 1884, Guatemala protesta por la ocupación de Gran Bretaña sobre el
territorio guatemalteco de Belice y el incumplimiento del Tratado de 1859.

En 1931 Gran Bretaña y Guatemala intercambian correspondencia unilateralmente ante la


Sociedad de Naciones, lo cual no significa que se trate de un tratado internacional, ya que
fue una acción unilateral por parte de Gran Bretaña.

En los años 30 Guatemala hizo una serie de propuestas entre ellas las de que le sea devuelto
el territorio cedido por la corona española contra pago de cuatrocientas mil libras esterlinas
o de lo contrario Gran Bretaña realizar el pago descrito anteriormente y una faja de
territorio al sur de Belice para que Petén tuviera salida al mar y las islas e islotes no afectos
a los Tratados históricos. Además se propone la elevación de la reclama a una Corte
Internacional.

En 1960 la Asamblea General de la ONU apoyó la independencia de los territorios con


ocupación colonial, en el caso de los territorios británicos se organizaron como una
Mancomunidad Británica o Commonwealth.

Un avance en las negociaciones fue la firma de las Bases de Entendimiento entre Belice y
Guatemala el 11 de marzo de 1981, en las que Guatemala tendría que aceptar la
independencia de Belice y solucionar el diferendo territorial. Meses después, el 21 de
septiembre de 1981, Belice obtiene su Independencia estableciendo en su Constitución los
límites establecidos en los Tratados de 1859.

El 14 de agosto de 1991, durante el gobierno de Jorge Serrano, se reconoce el derecho del


pueblo beliceño a su autodeterminación, sin renunciar a las negociaciones para encontrar
una solución al diferendo territorial.

Durante los siguientes gobiernos se ha avanzado en las negociaciones con el gobierno


beliceño, siendo notables el acuerdo alcanzado en 2008 llamado “Acuerdo Especial entre
Guatemala y Belice para someter el Reclamo Territorial, Insular y Marítimo a la Corte
Internacional de Justicia, firmado el 8 de diciembre de 2008, estando pendiente la consulta
popular a los pueblos guatemalteco y beliceño de ratificar la elevación del diferendo a la
Corte Internacional de Justicia.

El 25 de mayo de 2015, los cancilleres de Guatemala, Carlos Raúl Morales, y de Belice,


Wilfred Erlington, firmaron un documento que permitiría efectuar consultas populares en
diferentes fechas, según conveniencia de los dos países.

Es el Acuerdo de Protocolo Especial, que garantiza las consultas en ambos países.

Belice se declaró estado independiente en 1981 y utilizó el tratado Aycinena-Wyke para


establecer sus límites. Guatemala reconoció la independencia del pueblo beliceño en la
década de 1990, pero nunca reconoció sus fronteras. 
La Constitución Política de la República de Guatemala, firmada en 1985, incluyó el
Artículo 19 transitorio. En él se estipula que “Todo acuerdo definitivo deberá ser sometido
por el Congreso de la República al procedimiento de consulta popular”.

En 2008, ambas naciones firmaron el Acuerdo Especial –ante el secretario general de la


Organización de Estados Americanos (OEA)- en el que acordaron solucionar el diferendo
ante la CIJ. Sin embargo, esto debe aprobarse primero por ambos pueblos; por lo que se
debe de llevar a cabo la consulta.

En Guatemala, la consulta se propuso realizarse el pasado 25 de octubre, día de la segunda


vuelta electoral, con el objetivo de ahorrar hasta Q500 millones pero no prosperó, estando a
la espera de realizarse como un paso más para el avance del caso.

CONCLUSIONES.

Guatemala tiene la oportunidad que la Corte analice y considere su


reclamo territorial aplicando las fuentes del Derecho Internacional Público
y que, a través de una sentencia de obligatorio cumplimiento, resuelva el
Diferendo Territorial en las áreas continental, insular y marítima. La
sentencia dará certeza jurídica a ambos países sobre los territorios que les
corresponden y, en consecuencia, determinará las fronteras entre ambos
estados en beneficio de sus poblaciones.
Un proceso largo e injusto ha sido para el Estado de Guatemala el
Diferendo Territorial originado por la ocupación del territorio de Belice por
parte de súbditos británicos desde el siglo XVII y frustrante la imposibilidad
de recuperar el territorio que le fuera arrebatado ilegítimamente y que el
usurpador fue extendiendo hasta llegar a lo que hoy es el área del
territorio guatemalteco que ocupa el estado beliceño.

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