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GRUPO T-1
Alumnos:
Óscar Iván Marín Godoy
Israel Messias Correia
Christian París Del Pozo
Alfred Prenyanosa Pérez
Introducción…..……… …………………………………………….1
2.1 II República………………………………………………………9
2.2 Franquismo………………………………………………………14
3.1 Transición……………………………………………………......19
Conclusión…………… ……………………………………………34
Sin embargo, hay que tomar nota que en el caso de España el Gobierno y la Justicia
están legitimados a limitar el uso de dichas libertades, sobre todo la libertad de
expresión, en determinadas situaciones en las cuales se promueve o incita el odio de
carácter xenófobo, homófobo, nacionalista, religioso, ofensivo a la minoría o a los
discapacitados, y cuando tales libertades se expresan en forma de calumnias que puedan
dañar a alguien. Así, el Código Penal español, que está estructurado de acuerdo con los
bienes jurídicos protegidos, define estos límites a través de sus respectivos artículos 18,
205, 491, 510, 525, 543 y 607.
En este trabajo lo que se pretende es hacer un análisis desde una perspectiva histórica y
contemporánea de la libertad de expresión y conciencia, empezando por explicar su
origen griego, por aquél entonces denominado como isegoría, detallando la situación
que llevó a Galileo Galilei a ser injustamente condenado por la Santa Inquisición debido
la total falta de estas libertades, desarrollando dichas libertades desde la perspectiva de
John Stuart Mill, describiendo ausencia la de éstas en los tiempos de Franco, hasta
llegar al desarrollo legal de las mismas a través de la Constitución de 1978, así como
también se han utilizado algunas sentencias para permitir un análisis más objetivo y
fluido de determinadas situaciones que hacen referencia a libertad de expresión y
conciencia.
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1. Concepción histórica
1.1 El origen de la isegoría griega
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1.2 La falta de libertad de expresión y conciencia de un genio llamado Galileo
Galilei
Galileo siempre fue un crítico con la visión aristotélica dominante de la época sobre la
astronomía y la filosofía natural, la cual afirmaba que el mundo supralunar era
inmutable y su movimiento era eterno, todo lo contrario del mundo sublunar que según
Aristóteles estaba sometido a cambio y a transformación. Así que, a partir de 1589 (a
los 25 años de edad) empezaron sus discrepancias en oposición a la dinámica
aristotélica. Más adelante, en 1604, tras observar una Nueva Estrella (conocida como la
“la supernova”) Galileo presentó algunas conferencias públicas en las cuales aprovechó
para rebatir el dogma aristotélico imperante que defendía la inmutabilidad del cielo,
demostrando que existen transformaciones en todo el universo. Para Galileo la
Naturaleza era como una máquina (mecanicismo) en la cual todo se relacionaba con
todo (y cuanta razón tenía). Galileo consideró los resultados de sus observaciones como
una prueba de la teoría heliocéntrica de Copérnico (Heliocentrismo), en que el Sol
sustituye a la Tierra en el centro del Cosmos.
Galileo entendía que los principios de autoridad no tenían legitimación, puesto que para
él toda teoría debía ser demostrada con datos empíricos y demostraciones matemáticas.
Debido a sus afirmaciones éste empezó a ser visto como una amenaza para la
escolástica tradicional, y fue justamente a partir de ahí donde empezaron los primeros
pasos en lo que fue su lucha contra la falta de libertad de expresión y conciencia en una
época dominada por los pensamientos tradicionales y religiosos cristianos.
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Así que, tras haber conseguido gracias a sus observaciones, una gran cantidad de
evidencias (las cuales escribía en italiano para abarcar un mayor público) que favorecían
la teoría del Heliocentrismo, Galileo se expone definitivamente a la observación de la
inquisición que lo advierte prohibiéndolo difundir tales ideas heliocéntricas, al mismo
tiempo en que la Iglesia Católica censuraba todas las obras que defendían el modelo
Heliocéntrico. Una de las razones utilizadas por la Iglesia para amparar tal censura se
debía al hecho de que el Salmo 104:5 manifiesta lo siguiente: “Afirmaste la tierra
sobre sus cimientos: no se moverá jamás”. Una clara afirmación cristiana de que la
tierra no se mueve y es el centro del universo. Con todo, Galileo no acató a la
prohibición, puesto que para él los conocimientos obtenidos por los científicos a través
de sus respectivas observaciones y demostraciones no deberían ser ignoradas
simplemente por el hecho de no coincidir con las “certezas” dogmáticas de las “Santas
Escrituras”. Galileo defendía el hecho de que las experiencias y conclusiones aportadas
por los científicos transcendían la autoridad de los textos bíblicos, tal y como él mismo
afirmó: “Así las cosas, me parece que, al discutir los problemas naturales, no se
debería partir de la autoridad de los pasajes de la Escritura, sino de la experiencia de
los sentidos y de las demostraciones necesarias. Porque la Sagrada Escritura y la
naturaleza proceden igualmente del Verbo divino (…) y Dios no se revela de modo
menos excelente en los efectos de la naturaleza que en las palabras sagradas de las
Escrituras” – Cartas Copérnicas, Galileo Galilei, 1615.
En 1632 publica su gran obra “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo:
ptolomaíco y copérnicano” en la cual Galileo evidenciaba como el sistema Copérnico
explicaba los fenómenos celestes, todo un desafío para la Iglesia. El Papa de entonces,
Maffeo Barberini, a pesar de tener un vinculo de amistad muy estrecho con él, debido
a circunstancias eclesiásticas y políticas, al ver que éste excedía a las instrucciones de
la Iglesia, la cual regulaba estrictamente el desarrollo de las teorías científicas, se vio
obligado a presentar el caso delante del Tribunal de la Inquisición, el cual cita la
presencia de Galileo en Roma. A continuación, y debido a la extrema falta de libertad
de expresión y conciencia de la época, Galileo fue juzgado y respectivamente
condenado por herejía en 1633, y obligado a repudiar y censurar todas sus creencias,
observaciones y conclusiones en relación a sus afirmaciones de que la Tierra no sólo no
era el centro del Universo, sino que tan poco era inmóvil. Asimismo, la sentencia le
condenó a arresto domiciliario en su residencia de Arcetri (en la región de la Toscana
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italiana) donde permaneció hasta su fallecimiento en la madrugada de del 8 al 9 de
enero de 1642, acompañado por dos de sus discípulos. También le fue prohibido el
contacto público y la publicación de nuevos libros, y sólo en 1822 sus obras fueron
retiradas del índice de libros prohibidos de la Iglesia Católica.
Sin lugar a dudas, se trata de uno de los episodios más injustos de la historia del
conflicto generado por la falta de libertad de expresión y conciencia, un daño que
incluso al día de hoy la Iglesia Católica no ha resarcido del todo. Un acto injusto y
profundamente cobarde, pero que si aún estuviese al alcance de la Iglesia, seguramente
ésta no dudaría en volver a reactivarlo para seguir reprimiendo todo tipo de postura que
contradiga su dogmatismo.
John Stuart Mill nació en Londres en el año de 1806. Fue educado exclusivamente por
su padre, James Mill, un hombre partidario de la disciplina y de los autores clásicos para
influenciar en la educación de los jóvenes. Así que, entre la estricta educación recibida
de su padre, y el hecho de que John Stuart Mill era dotado de una inteligencia
extraordinaria, no es de extrañar que a los diez años dominase el latín, así como también
fuese capaz de leer a los principales autores griegos, tales como Platón, Demóstenes o
Aristóteles, entre otros. Entre los años de 1820 y 1821 residió en Francia, en la casa de
un hermano de Jeremy Bentham, el que fue uno de los grandes influyentes en el
pensamiento de Mill. Sus primeros escritos se publicaron en los periódicos The
Traveller y The Morning Chronicle, y en ellos daba todo el protagonismo a la defensa
de la libertad de expresión y conciencia. Postura que Mill siguió defendiendo durante
toda su vida, haciendo de estos temas uno de los pilares de su filosofía.
Según la concepción de John Stuart Mill, todos tenemos el derecho de libre conciencia y
expresión. Éste decía que impedir una opinión es lo mismo que como cometer “un robo
a la raza humana”, puesto que se estaría privando a los demás de conocerla.
Asimismo, si alguien se niega a escucharla simplemente por considerarla falsa, éste
estaría actuando como el dueño “de la verdad absoluta”, y por consiguiente,
posicionándose como “infalible”. Para Mill, la “presunción de infalibilidad “ es lo
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mismo que tomar las decisiones por “los demás” sin que éstos tengan la oportunidad
de conocer otros puntos de vistas. Hecho que, infelizmente, ocurre con gran constancia
en los países deficientes de una democracia estable, que imponen una religión y
determinadas costumbres, impendiendo que el pueblo desarrolle y aplique sus
propios criterios o consideraciones.
Es indudable que todo tipo de leyes o gobiernos que obligan a los individuos a dejar
guardado en su interiore sus principios personales y sus convencimientos no
hacen más que impedir el desarrollo de la propia raza humana, obstruyendo el
progreso del pensamiento. ¿O acaso sería posible imaginar el desarrollo de la
Ciencia si se censurasen las opiniones (con sus debidas argumentaciones) de los
científicos?, como vimos en el caso de Galileu. El ser humano tiene que seguir su
inteligencia y sus conclusiones, sin temor a los aciertos o errores, puesto que la
“esclavitud mental” reprime la capacidad intelectual de una sociedad. En palabras del
propio Mill, “quien sólo conozca un aspecto de la cuestión no conoce gran cosa de
ella”. Así que, hemos de tener el camino libre para opinar, y en el caso de que nos
equivoquemos, volver a reestructurar nuestros argumentos, hasta que aprendamos
por nosotros mismos. Eso sí, no debemos olvidarnos de que no siempre nuestra
verdad será la única, y cuando esto pase, nuestra mente ha de estar lo
suficientemente capacitada como para conocer y respetar las demás verdades, puesto
que en el mundo hay más de 6 mil millones de persona, y entre el negro y el blanco
hay una infinidad de matices de grises, con lo que nadie posee la verdad absoluta e
infalible. De ahí que, una de las claves de la cuestión para que vivamos y seamos
mejores entre nosotros está en el hecho de que sepamos respetar las
diferentes opiniones y creencias, aunque no las aceptemos.
Mill opinaba que es totalmente lícito que haya distintas opiniones y múltiples
verdades. En cambio, estaba totalmente en contra de las situaciones que obliga al
individuo a seguir las costumbres y las tradiciones impuestas por la presión social.
La libertad “del progreso individual y social” es, según Mill, “uno de los principales
elementos de la felicidad humana”. En efecto, la naturalidad que caracteriza a
cada uno de nosotros es lo que nos diferencia de los demás. Sin embargo, no siempre
resulta fácil poner en práctica “la espontaneidad individual”, puesto que la
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sociedad ya está moldeada por determinadas costumbres que creen ser las más
idóneas para la aplicación general.
El ser humano no desarrolla sus capacidades innatas por el simple hecho de pensar
como piensa la mayoría, o por instruirse en la ideología de un grupo dominante. Las
facultades y la capacidad de raciocinio que poseemos sólo pueden llegar a
desenvolverse plenamente cuando tenemos la oportunidad de desarrollar nuestras
conciencias de forma libre, así como poder expresar aquello en que estamos de acuerdo
o no. Hecho que no siempre es fácil de cumplirse, puesto que, en palabras del propio
Mill, “no es difícil mostrar mediante abundantes ejemplos que una de las más
universales de todas las propensiones humanas consiste en extender los límites de la
que puede ser llamada policía moral”.
En realidad, nadie puede verse obligado a actuar de una manera determinada, o hacer
las elecciones en base a lo que opina la sociedad, únicamente porque ésta cree que
una determinada conducta de pensamiento y creencia es la más adecuada para el
individuo. Este criterio, en todo caso, se puede utilizar como un instrumento de
persuasión, pero jamás como un instrumento de coacción. Al final, tal y como opinaba
Mill, “cuando hay más vida en las unidades hay también más en la masa”, y en base a
esta afirmación no nos cabe duda de que una sociedad deja de progresar en el
momento en que se reprime el desarrollo individual de cada ciudadano,
impidiendo así su libertad de expresión y conciencia. Así que, las personas con nuevos
pensamientos y nuevas perspectivas de la realidad siempre han de tener el
derecho de sentirlos y expresarlos. Para Mill, los únicos límites que pueda tener la
libertad de conciencia y expresión de cada individuo están marcados por los
inconvenientes, los prejuicios, los riesgos, o los males que uno pueda provocar a los
demás. Sin embargo, mientras uno no infrinja estos límites tiene todo el derecho de libre
pensamiento y expresión. Al final, con educación, buenas maneras y utilizando siempre
las palabras más adecuadas, uno puede creer y opinar en todo aquello que defiende.
Concluyendo, es totalmente evidente que entre la época vivida por Galileo y la que
vivió Mill mucha agua había pasado por debajo del puente en lo que se refiere al
derecho de poder pensar, creer y expresar las opiniones, y que si Mill hubiese vivido y
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escrito su obra “Sobre la libertad” en los mismos años en que vivió Galileo,
seguramente también hubiera sido condenado por el Tribunal de la Santa Inquisición.
Aunque en pleno siglo XIX Mill seguía defendiendo estos derechos, cabe decir que por
entonces éstos ya habían tenido un gran desarrollo social si comparado con la época de
Galileo, y parte de este desarrollo fue gracias al Iluminismo del siglo XVIII, el cual
puso la luz sobre el oscurantismo absoluto de la época la Edad Media y de principios de
la Edad Moderna. Asimismo, también cabe apuntar que dicho Iluminismo tan poco
hubiera existido de no haber precedido un debilitamiento del poder de la Iglesia
Católica (la misma que condenó y castigó a Galileo), a causa de la reforma protestante
que dividió el mundo cristiano en católicos, protestantes y defensores del Humanismo.
Con todo, lo más importante a tener en cuenta fue la valentía de Galileo por sentir, creer
y expresar aquello en lo que creía, aunque ello significó el fin de su libertad social, así
como también hemos de valorar la actitud de Mill por haber defendido y difundido el
derecho de uno a poseer estas libertades, independiente de la postura en que se
encuentre en la sociedad, una valentía que hizo a estos dos hombres más grandes que
sus propias obras, verdaderos defensores de la libertad de expresión y conciencia.
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2 Segunda República y Franquismo
2.1 II República
Contexto histórico
España vivió desde 1923, hasta el año 1930 bajo el régimen de Dictadura Militar del
General Primo de Rivera que supuso el sometimiento pactado para la monarquía y el
abandono de los principios constitucionales de 1876.
El 28 de enero de 1930 el General Primo de Rivera perdía el apoyo de los altos cargos
militares del Ejército y la Marina y presentó su dimisión al Rey Alfonso XIII. Éste a su
vez encargó al General Berenguer que formase un gabinete que tuviese como fin básico
el retorno paulatino al régimen constitucional anterior a la Dictadura riverista. De este
modo quedaba definitivamente constituido el gobierno encargado de retornar el
constitucionalismo en España. “Sin embargo, persistió el régimen de Dictadura. La
subida al poder de Berenguer no significó la vuelta a la normalidad. Los derechos de
asociación y de reunión todavía permanecieron suspendidos o intervenidos de una
manera vejatoria, la prensa continuaría sometida a la previa censura y los códigos de
la Dictadura en vigor” - Aiguader, J: Cataluña y la Revolución, Madrid, 1932, págs.
58-59.
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Principales cambios del gobierno republicano:
1
o Enseñanza mixta
o La Religión dejó de ser asignatura obligatoria lo que agudizó el
enfrentamiento con la Iglesia
- Reforma militar: Buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen
republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se
exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar
los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa.
- Reforma agraria:
o Se aprobó en 1932 la Ley de Bases de la Reforma Agraria. Con ella se
buscaba el reasentamiento de campesinos sin tierra en latifundios
insuficientemente explotados.
o Su aplicación fue un fracaso y muy pocos campesinos se beneficiaron de
la ley. Esto provocó una decepción generalizada entre el campesinado en
un contexto económico de paro creciente.
La constitución de 1931:
-Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer
Estatutos de Autonomía.
1
o Separación iglesia-estado
El título de la Constitución de 1931 que más nos interesa es el tercero, pues habla sobre
los derechos y deberes de los españoles. Históricamente el origen de las libertades
públicas se encuentra en la Declaración Francesa de 1789. El capítulo primero del título
tercero, agrupa de forma conjunta e interrelacionada las garantías individuales y
políticas de los ciudadanos. En el art. 27, se consagra la libertad de conciencia
admitiendo la práctica de cualquier culto en el territorio nacional y suprimiendo la
obligación de declarar oficialmente las creencias religiosas particulares. Únicamente se
impone el requisito del respeto a la moral pública en dichas prácticas.
La libertad de circulación, residencia y domicilio, se recoge en el art.31. En virtud de
este precepto, el español podría recorrer cualquier territorio de la nación y hacer uso del
derecho a migrar dentro del terrotorio.
El art. 33 habla de la libertad de elección profesional en cualquiera de sus formas.
El art. 38 reconoce la libertad de reunión y manifestación, que junto con el art.39 se
amplía a la libertad de asociación y sindicación.
La libertad de cátedra está reconocida y garantizada en el párrafo tercero del art.48.
Una característica interesante de la mayoría de las libertades públicas que reconoce la
Ley republicana, es su extensión igualitaria entre todos los españoles. Nuevamente nos
remitimos a la Declaración Francesa de 1789 para encontrar los antecedentes de esta
concepción normativa. El texto francés dicta en el art.1º: “Los hombres nacen y
permanecen libre e iguales en derecho. Las distinciones sociales no pueden fundarse
más que en la utilidad común”.
1
El Bienio Negro (1934-1936)
Contexto Histórico:
Plan de acción:
El nuevo gobierno presidido por Alejandro Lerroux inició su acción destruyendo las
reformas alcanzadas por el gobierno republicano del Bienio Reformista. Destacaremos
los siguientes cambios en las reformas:
-Paralizó gran parte de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras
que habían ocupado de miles de jornaleros.
-Intentó contrarrestar la reforma religiosa con la aprobación del presupuesto de culto y
clero. Lo que implicaba una reconciliación con la iglesia católica.
-Respecto al ejército se aprobó una amnistía para los que se habían sublevado
juntamente con Sanjurjo el año 1932 i para los colaboradores de la Dictadura del
general Primo de Rivera. Designando puestos clave de militares claramente
antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola.
-En materia de educación, se produjo un parón en el programa de construcciones
escolares, se anuló la enseñanza mixta, se estableció un presupuesto que distaba mucho
del establecido en el gobierno anterior y se le permitió a la iglesia poder enseñar en sus
escuelas.
-En relación a la prensa y a la libertad de expresión y de culto seguía vigente la
constitución de 1931, con sus derechos y libertades, pero también se otorgaba un poder
excepcional a la autoridad y al poder judicial de manera que la garantía para la
protección de estas libertades ya no estaba tan garantizada como antaño.
1
2.2 Franquismo
Contexto Histórico:
Una de las primeras medidas adoptadas por el Régimen dictatorial fue la supresión del
sistema democrático representativo y la ilegalización de los partidos políticos. En pleno
estallido de la rebelión, los bandos de Guerra de 17 y de 28 de julio de 1936 declararon
abolido el sistema democrático representativo y el pluralismo político. Meses más tarde
la Junta de Defensa Nacional aprobaba el Decreto de 13 de septiembre de 1936 que
ilegalizaba los partidos políticos, a excepción de la Falange Española y de las JONS,
dejando sin valor alguno el art.39 de la Constitución en el que se reconocía es derecho
de asociación política y de sindicación, uno de los pilares básicos de cualquier
ordenamiento democrático.
1
derecho de reunión o la libertad de asociación. Sin embargo, estos derechos,
nuclearmente reconocidos en el Fuero de los Españoles de 1945, quedarán sujetos ya en
ese mismo nivel normativo a fuertes restricciones, cuyo alcance constrictivo se verá
además confirmado e incluso incrementando en las disposiciones normativas de rango
inferior, quedando aquellas libertades públicas reducidas en la práctica a la condición de
meros enunciados formales, a menudo de muy escaso valor como garantía jurídica del
reconocimiento y protección de las correspondientes esferas de libertad individual al
eventual ejercicio arbitrario del poder.
Por lo que respecta la legislación franquista en este ámbito encontramos tres leyes
fundamentales:
1
B) La Ley de Prensa e Imprenta de 1966
Cuando en 1945 se produjo la aprobación del Fuero de los españoles, en el que el
reconocimiento de la libertad de expresión quedó supeditado a su estricta conformidad
con los llamados principios fundamentales del Estado, era ya aparente que, a menos que
tuviera lugar un importante cambio legislativo, esa subordinación doctrinal iba a dejar
un muy escaso margen al ejercicio de las libertades de expresión e información, pues la
Ley de Prensa entonces vigente, como se ha visto, confería a la Administración amplias
facultades de intervención, control y censura en este terreno.
Como se ha señalado, de hecho, ninguna de las importantes limitaciones a las libertades
de expresión e información que establecía la Ley de Prensa u otras disposiciones como
las que regulaban la censura cinematográfica, fueron suprimidas con ocasión de la
entrada en vigor del fuero de los Españoles, dando así a entender que, para el legislador,
dichas limitaciones seguían siendo aptas para delimitar ahora el ámbito de ejercicio del
derecho en función de la necesidad de proteger los principios fundamentales del Estado.
Así las cosas, tras algunos intentos de modificar la Ley de 1938, que a la postre
resultaron estériles, se llegaría finalmente a la promulgación de la Ley de Prensa e
Imprenta de 1966, que aparentemente, a tenor de las aspiraciones declaradas en el
Preámbulo, participaba de una filosofía muy distinta a la que inspiró a su predecesora,
en la medida en la que proclamaba que “libertad de expresión, libertad de Empresa y
libre designación del Director son postulados fundamentales de esta Ley, que coordina
el reconocimiento de las facultades que tales principios confieren con una clara
fijación de la responsabilidad que el uso de las mismas lleva consigo, exigible, como
cauce jurídico adecuado, ante los Tribunales de Justicia”.
Sin embargo, como se ha hecho notar, pese a tales propósitos, ninguno de los tres
principios enunciados llegaría a tener una aplicación verdaderamente plena, debido a las
amplísimas facultades restrictivas de que fue dotada la Administración a partir de lo
dispuesto en su art. 2, una norma con la que la Administración podía imponer los límites
a la libertad de expresión del modo que ellos creyeran mas conveniente.
1
C) La Ley de libertad religiosa de 1967
La libertad de expresión en materia religiosa experimentó, durante el período franquista,
algunos cambios notables en su régimen jurídico ocasionados, entre otros aspectos, por
la decisiva influencia de los cambios que, a su vez, se produjeron en el seno de la
doctrina católica a raíz de la celebración del Concilio Vaticano II.
1
3. Transición y Constitución de 1978
3.1 Transición
aduce en este apartado de forma lineal, son los intentos y medidas llevadas a cabo para
acabar con la opresión reflejada en el apartado anterior, estoy hablando como no podía
ser de otro modo del régimen franquista, al que se dio fin formalmente gracias a los
promotor y que su base ideológica. Siguiendo con esa concepción lineal abordaremos
mayoría de cambios fue dificultoso y no exento de riesgos, una figura crítica fue la del
rey, ya que sin su apoyo el cambio de sistema habría sido mucho más inestable y
costoso. Tras la muerte de Franco se produjo un vacío de poder institucional, ante esta
internacionales había que adaptarse a los nuevos tiempos, lo que desembocó en una
una ruptura pactada defendida principalmente por el PSOE y UCD, esta última fue la
1
que triunfó. Empleando los procedimientos incluidos en las Leyes fundamentales del
Torcuato Fernández Miranda de avanzar hacia la democracia “de ley a ley a través de
más amplia de los términos, ha sido sin duda una de las mayores conquistas de la
transición democrática de nuestro país. Precisamente este era uno de los mayores focos
puntos clave en este sentido fue la legalización de los distintos partidos políticos
impresos gráficos y sonoros tan característico durante la dictadura, a pesar de que con la
una determinada publicación en los casos siguientes: Que sean contrarios a la unidad de
1
El ya mencionado Real decreto-ley 24/1977 establece en su artículo 21 que quedan
derogados el artículo segundo de la vigente ley de prensa e imprenta de 1966 que seguía
vigente a pesar de las numerosas críticas de los partidarios de la ruptura que exigían que
fuese substituida por otra nueva. En lugar de eso y en la línea de lo que se venía
haciendo se optó por una medida que tratase de contentar a todos, mediante el
1966 venía a decir que los derechos de libertad de expresión quedaban sometidos a los
culto, por lo que a este apartado respecta lo que se produjo en España hace ya más de 30
años fue una transición religiosa, lo cual no quiere decir una completa ruptura con la
iglesia.
comprendido entre 1936 y 1975 recibió sobre todo a partir de los años sesenta el
redacción en 1958 del siguiente precepto recogido en los principios del Movimiento
todo durante la primera etapa penas de cárcel. Resulta evidente que ante tal panorama si
2
Efectivamente el constituyente español debía abordar la coyuntura social provocada en
parte, por esta más que conocida cuestión religiosa. Para esto los ponentes disponían de
no poco material en el que basarse o inspirarse, este material comprendía desde la Carta
merece en este aspecto el acuerdo firmado con la Iglesia Católica poco antes de la
de Obispos que tenia como privilegio y la iglesia a su vez al privilegio de fuero. Dicho
acuerdo recoge también la derogación del Concordato firmado con la Santa sede el 27
El borrador sobre el que trabajó la ponencia fue recogido parcialmente por el periódico
confesional”. Garantiza la libertad religiosa en los términos del artículo 17, el cual
garantizaba la libertad religiosa y de culto sin más limitación que el orden público. Esta
filtración salvo por los sectores continuistas no fue mal recibida por la opinión publica
que veía con buenos ojos esa independencia de Estado e Iglesia, conservando eso si (ya
(aunque limitada por las leyes) y su autonomía. Un segundo borrador, publicado esta
vez de manera oficial por la ponencia, eliminaba el artículo 3 del anterior borrador y
secreta de las creencias, el siguiente establecía que ninguna confesión tendría carácter
2
sociedad manteniendo las consiguientes relaciones de cooperación. Este segundo
con el fin de evitar que pase a ser algo abstracto y, en definitiva que se quede
sección primera, la cual lleva por nombre: “De los derechos fundamentales y de las
16 de la Constitución española.
Libertad de expresión
otros principio que no sean los de libertad e igualdad, ya que aunque aparentemente la
libertad se encuentre limitada o enmarcada por la ley, lo cierto es que son estos
derechos que se establecen en nuestro ordenamiento. Los derechos que aquí trataremos
son los pertenecientes al artículo 20 CE, Todas las constituciones de nuestro entorno
civiles. Dicho artículo como no podría ser de otro modo engloba preceptos con notables
2
puntos en común pero también con bastantes diferencias en cuanto a su tratamiento y
expresión ya sea verbalmente por escrito o de cualquier otro modo, esta libertad de
información, la realidad es que no se trata de cosas distintas, mas bien de la misma cosa,
es decir, a priori la libertad de expresión intenta proteger al sujeto que emite una idea u
opinión, que por otra parte no deja de ser información, se trata de un criterio subjetivo.
ahora bien hay que aclarar que el principio de libertad de información exige la veracidad
de lo que se transmite ya que de otro modo se podría incurrir en falta o delito. Pero se
trata de una verdad subjetiva, es decir requiere no que lo que se diga sea verdad
objetivamente, sino que el informante haya actuado con diligencia, haya contrastado lo
que se difunde de manera adecuada, a pesar de que casi todos o todos los medios de
comunicación, estén politizados, cargados de prejuicios, etc. y que por tanto la verdad
que la falta de ella. Tanto la libertad de expresión como de información puede ser
comunicación, en este caso el apartado D del párrafo 1 del artículo 20 CE establece que
2
ejercicio de estas libertades. Que por otro lado estarán limitadas en ciertos ámbitos tales
un cambio en su dirección que choque con la orientación del informador. Por lo que
compete al secreto profesional, cabe decir que no ha sido regulado aún, se trata de la
recibido por parte de sus clientes, considero que es realmente importante la delimitación
por no estar regulado de exponer de donde procede cierta información lo que tiende a
dado la razón el informador deberá emitir una rectificación con semejante peso que la
que tuvo la información pleiteada, cosa que pocas veces sucede, cuando seduce. La
propia constitución establece los límites de estas libertades en el párrafo 4, tales como el
infancia. Ya que son los ámbitos donde la libertad de expresión entra en colisión. La
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no se pueden aplicar medidas legales generales de manera automática, lo más
Por lo que se refiere al artículo 20.3, sobre los medios de comunicación de titularidad
pública, existe el debate de si es necesario o si no, so hay que dejarlo en manos del
Personalmente no me parece una medida adecuada, ya que con esto no sólo no se evita
la politización de los medios de comunicación, sino que se facilita, ya que decir poder
cualquier caso el artículo 20.3 garantiza el acceso a estos medios de los grupos sociales
técnica existen las famosas patentes, las cuales garantizan la exclusiva producción y
denominado propiedad intelectual que corresponde al autor por el mero hecho de ser el
creador tal y como estipula el articulo 1 de la ley de propiedad intelectual, cuyo texto
fue aprobado por el real decreto legislativo 1/1996. Al igual que en el caso de la patente
2
discográfica, etc. Lo que facilita bajo mi punto y de acuerdo con J.Habermas el
copias posibles. Algo similar sucede con las industrias farmacéuticas y con el negocio
del miedo.
en su articulo 20.5 CE, no son pocas las opiniones que han tachado de extremo e
contraproducente en muchos casos, tal y como sucedió con el secuestro ordenado por el
juez del Olmo al número 1573 de la revista Jueves, en la portada del citado número se
podía ver al príncipe Felipe y a la princesa Leticia desnudos practicando sexo, mientras
Felipe afirmaba: “¿Te das cuenta? Si te quedas preñada… esto va a ser lo mas
parecido a trabajar que he hecho en mi vida”. Este numero salió días después del
debate sobre el estado de la nación de Julio de 2007, donde el presidente José Luis
Rodríguez Zapatero anunció el famoso “cheque-bebé” el cual premiaba con 2500€ a las
familias por cada hijo nacido. La actuación judicial del juez del Olmo no consiguió más
que provocar una alarma social y situar bajo todas las miradas a la casa real, más, si
cabe. No entraremos a discutir si en este caso concreto la medida fue apropiada, cosa
que parece evidente. La cuestión es, que la libertad de expresión se halla limitada por el
ordenamiento jurídico, sobre todo cuando ésta alcanza a ciertas instituciones del estado
que a diferencia de sus homólogos europeos gozan aquí de ciertos privilegios en este
ámbito.
2
La libertad de cátedra, reconocida en el apartado c) del artículo 20.1 CE, cuya función
igualmente considerada si el docente forma parte de un centro público y por tanto sin
una ideología ideario, o privado, en el que se permitirá mayor libertad que en los centros
de neutralidad. Que también son los criterios que no permiten la presencia de crucifijos
algo tan obvio a priori que parece anacrónico que haya llegado a manos del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, una apelación sobre los crucifijos en las aulas
Libertad de Conciencia
cualquiera puede tener su propia visión de las cosas que le rodean, y manifestarlo
públicamente, sin mas limitación que la de no alterar el orden público, es decir hacerlo
como el derecho civil protege a los individuos ante cualquier acto de despotismo que
estas comunidades puedan ejercer sobre sus fieles. En el punto dos de este artículo se
2
establece una garantía adicional, la cual establece que nadie puede ser obligado a
que forma parte de otro derecho fundamental especialmente garantista que es el derecho
espirituales o cualquier otro interés ajeno al religioso. Con lo cual parece primar a las
vulnerando así, a mi modo de ver, un principio básico del legislador, y es que la ley
práctica seria hasta donde puede llegar la objeción de conciencia, es decir hasta que
manera general sino en casos que el propio ordenamiento establece. La Constitución por
reproducción asistida.
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4. Jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre la libertad de
expresión
En virtud del trabajo que nos ocupa, hemos seleccionado algunas sentencias que,
durante la búsqueda de información, aparecían reiteradamente y, después de la lectura
de algunas de ellas, se eligen aquí algunas que, a mi juicio, son las más sugestivas a
comentar.
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Según el Tribunal Supremo, estas declaraciones sobrepasan los límites de la crítica ya
que se les imputa a los jueces el propósito de no hacer justicia.
También es de rescatar una afirmación del TC, donde sostiene que: “la libertad de
expresión es más amplia que la libertad de información”, arguye el tribunal que en la
primera no hace falta demostrar la veracidad de lo expresado, debido a que se trata de
un juicio subjetivo, se realiza con el ánimo de expresar ideas, pensamientos y opiniones.
Mientras la segunda es de un carácter informativo (noticiario o periodístico), motivo por
el cual se debe contrastar la información con un mínimo de diligencia antes de
difundirla.
Entiende entonces el TC, que las afirmaciones hechas por el Sr. Navazo no constituyen
un delito de injurias, no sólo porque las afirmaciones que hizo sobre los jueces no iban
dirigidas a los jueces que llevaban su causa, sino que hacían referencia a un órgano, mas
no a personas, motivo suficiente para deducir que no hay una falta del derecho al honor
del que son titulares las personas. Finalmente, el TC concede el amparo al Sr. José Luis
Navazo Gancedo, anulando también las sentencias de la Sala Segunda del Tribunal
Supremo y la Audiencia Provincial de Madrid. Es para subrayar la afirmación del TC,
en la que hace una distinción entre las libertades que expresa el artículo 20.1a y el 20.1d
de la CE, otorgando a la primera un campo más amplio. Y esto no sólo protege la
libertad de expresar ideas y pensamientos, siempre que no se utilicen palabras
peyorativas o con el ánimo de faltar el honor de las personas. Además, porque se le pide
a los comunicadores, un mínimo de diligencia al difundir información de interés
público, para proteger así mismo ese derecho al honor de todos los individuos.
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La segunda sentencia, la cual se hará referencia en este apartado, es la STC 5/1981. En
ésta se promueve, por parte de sesenta y cuatro senadores, un recurso de
inconstitucionalidad contra varios artículos de la Ley Orgánica 5/1980 de 19 de Junio,
la cual regula el Estatuto de Centros Escolares (LOECE). Los senadores presentaron por
medio de un escrito 5 motivos por los que éstos violaban varios preceptos
constitucionales. A continuación, se hará una breve exposición de las 5 causas que
motivaron el recurso de inconstitucionalidad:
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Como varios de los argumentos presentados anteriormente, se salen del objetivo que
persigue este trabajo, nos centraremos entonces en el primer argumento. Éste sugiere
una inconstitucionalidad sobrevenida porque los artículos de la LOECE no establecen
límites al ideario que pueden fijar los titulares de los centros. En consecuencia, estarían
los artículos en desavenencia con los derechos que reconoce el artículo 20.1b y c de la
CE.
Entiende bien el TC, al otorgar el recurso de amparo al Sr. José Luis Navazo Gancedo.
Los comentarios que realizó el Sr. Navazo, no constituyen un delito de injurias, ya que
él sólo expresa su idea sobre la justicia que reparten los jueces, mas no utiliza adjetivos
peyorativos para referirse a los miembros del poder judicial, se limita entonces, a ejercer
el derecho que se le reconoce en el artículo 20.1b de la CE.
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preceptos 20.1b) y c) de la CE, entiende bien el TC, ya que la creación de un ideario no
restringe los derechos reconocidos en la CE. Los padres son libres de vincular a sus
hijos al centro educativo que sea de sus adeptos, no les constriñe ni a ellos, ni a sus
hijos, ni a los profesores del centro educativo. El ideario debe entenderse como la
libertad de los centros para impartir su doctrina, sin que esta constriña la libertad de
cátedra o a la creación científica.
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Conclusión
Las democracias han desarrollado estos derechos a través de los años, mientras que la
mayoría de los países gobernados por leyes islámicas o totalitarios, como países
totalitarios, como Venezuela, Cuba y China, entre otros tantos, tienen un déficit de
libertad de expresión y conciencia.
Sin embargo, un Estado democrático como el nuestro, especialmente por haber luchado
durante siglos contra gobiernos tiranos y dictaduras totalitarias (entre ellas la de Franco)
que dejaron cicatrices imborrables en la sociedad, debería, a través de sus ciudadanos y
gobiernos, apreciar de una manera más justa y coherente el significado de la libertad de
expresión y conciencia, así como también debería, en consecuencia, ser más celoso y
mejor guardián de dichas libertades.
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opiniones diversas, plurales, alternas, actuales y en igualdad de condiciones. La garantía
de los medios para escuchar o leer la pluralidad y diversidad de las voces de todos, es
una de las garantías de hacer realidad la libertad de expresión y conciencia. En efecto,
son derechos irrenunciables, y de ahí que todos podemos hacer uso de estas libertades,
siempre y cuando, actuemos respetando los límites de las norma penales.
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Bibliografía
Webgrafía
NACIONES UNIDAS: Declaración Universal de Derechos Humanos [Recurso
electrónico]. Sección de Servicios de Internet: Departamento de Información Públicas
de las Naciones Unidas, 2009 [Consulta: 10 de diciembre de 2010]. Disponible en:
<http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml>
Noticias Jurídicas: Base de Datos de Jurisprudencia [Recurso electrónico]. Leggio,
Contenidos y Aplicaciones Informáticas. Actualización diaria [Consulta: 5 de diciembre
de 2010]. Disponible en: <http://sentencias.juridicas.com/>