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6 LA VANGUARDIA VIERNES, 9 NOVIEMBRE 2001

LOS ERRORES EN LA PRIMERA EDICIÓN DE LA OBRA DE CERVANTES ENFRENTAN A LOS ESTUDIOSOS

A punto de aparecer la nueva edición ampliada del libro de Andrés Trapiello Quijote y las erratas e imperfecciones que esta contiene. Disienten ambos estu-
“Las vidas de Miguel de Cervantes. Una biografía distinta” (Península), el au- diosos, Andrés Trapiello y Francisco Rico, sobre el tipo de proceso a que fue
tor vuelve en este artículo a la vieja discusión que le enfrenta a otro destacado sometido el libro para su primera edición en la imprenta de Cuesta y hace valer
cervantista, el profesor Francisco Rico, a propósito de la primera edición del el primero su experiencia como tipógrafo para rebatir las tesis del segundo.

Duendes en la imprenta del Quijote


ANDRÉS TRAPIELLO do tipo a tipo las páginas, sino que prenta (¿dónde se dice que en la im-
ya antes debían de disponer de otro prenta de Cuesta había corrector?),

H
ace unos años, cuan- que contara las letras en el manus- se introducirían las correcciones, se
do aún faltaba uno crito, para conocer exactamente la atarían las páginas, se llevarían a la
para que saliera a la cantidad de texto que podía volcar- mesa o platina, se meterían en el
luz la monumental se en cada uno de los bloques o pági- bastidor o rama cuatro de ellas com-
edición que del Qui- nas, marcándolo en el original y pletando una forma, dejando las
jote preparaba Francisco Rico, qui- dándole a cada uno de los cajistas otras cuatro ya compuestas fuera, y
so saber éste, durante un almuerzo su pedazo correspondiente. se metería la forma bajo las prensas.
en un angosto bodegón peruano de Pensé entonces que esa era una so- Mientras se tiraban las cuatro segun-
mi barrio, al que el profesor le tiene lución demasiado recherché, por no das, los tipos de las cuatro primeras
una afición que sólo se justificaría llamarla más bien una milonga pe- podían ser distribuidos de nuevo en
por razones sentimentales, quiso sa- ruana, pero no estaba uno en tales sus chibaletes y empleados en las
ber, digo, cuál era mi opinión de ti- batallas y sólo ahora, tres años des- cuatro siguientes. Es lo que se llama
pógrafo sobre el modo en que se ha- pués, al leer precisamente el minu- un trabajo rodado.
bía impreso el Quijote. No es ésta, cioso trabajo del profesor Rico, ha
como él diría, cuestión baladí o gra- sido cuando he visto ante mí la man- Correcciones y erratas
no de anís, ya que quizá sabiendo zana de Newton cayendo por su bo-
cómo se imprimió ese libro, alcance- nito peso al suelo. La premura del impresor, la cha-
mos a conocer la causa de las muchí- La segunda objeción, no menos pucería de los oficiales y aprendi-
simas erratas y errores que en él se seria, es que los tipos no eran en ab- ces, incluso la inepcia del autor
deslizaron y, de paso, podamos ayu- soluto caros. Lo eran los punzones (uno lleva en esto de la imprenta
darnos para fijar ese texto lo más de acero, algo así como el master o muchos años para saber que no po-
cerca posible, y de una vez por to- cuño de las letras, y lo eran, un poco cos autores son incapaces de corre-
das, del sentir y decir cervantinos, menos, las matrices, los moldes. Lo gir sus propias pruebas con garan-
limpiándole de todas las imperfec- que los impresores españoles solían tías de dejarlas limpias de erratas, y
ciones que se le pegaron en la im- importar de Amberes no eran desde a muchos incluso la erratería les da
prenta de Cuesta. luego los punzones, que no solían es- igual) explicarían el calamitoso esta-
Ni siquiera improvisé sobre la tar a la venta, sino las matrices, en do en el que apareció la primera edi-
marcha una solución, porque el pro- cobre, que servían para hacer cuan- ción del Quijote. Es posible incluso
fesor llevaba meses dándole vueltas tos tipos, en plomo, se quisiera, por que se emplearan las dos prensas en
a los raros enigmas que plantea la el sistema del vaciado. Y el plomo tirar sólo lo de Cervantes, compo-
prínceps del Quijote, y todos los en tiempos de Cervantes, aunque se- niendo el libro no sólo de ocho en
que le conocen un poco saben que guramente no tanto como en tiem- ocho páginas, sino de dieciséis en
cuando él pregunta algo a otro no es pos de Rico, era barato. dieciséis, y de ahí que el ajuste final
porque crea ignorarlo, sino porque Quien esté habituado a transitar entre los pliegos, corregidos a pares,
cree saberlo. la obra y la vida de Cervantes sabe obligara a los maquinistas a embu-
Me expuso allí una teoría que lue- muy bien que todo en ambas parece char o liberar texto, según unas co-
go nos encontramos en el bregado articulado con la bisagra de las con- rrecciones que a menudo les obliga-
escrito que incluyó en esa edición y jeturas, ya que nadie está seguro de rían a recorrer los textos o reducir-
que puede resumirse de la siguiente nada en ellas, el adverbio quizá es la los, evitando por todos los medios
manera. Según él, el texto no había palabra más frecuente en los estu- que las correcciones de una página
sido compuesto de seguido, como dios cervantinos y cada frase parece les obligase a recorrerlo más allá de
cabía sospechar, sino sólo a trozos, haberse escrito desde la verosimili- unas líneas, porque lo contrario ha-
dada la escasez de tipos móviles, tud o los tiempos condicionales, an- bría convertido ése en un trabajo de
muy laboriosos de fabricar y, por te la imposibilidad de hacerlo no ya chinos. Eso explica por qué unas pá-
tanto, muy caros. Es decir, y siem- desde la verdad, sino ni siquiera des- ginas tienen dos líneas de más o de
pre según su teoría, primero se com- de la realidad. Portada del Quijote, Madrid 1605 menos, incluso cuatro. Las correc-
ponía una cara del pliego, y después Tomemos, como ejemplo, este pá- ciones del regente, o de Cervantes,
de distribuir en sus chibaletes los ti- rrafo del profesor Rico. Trata en él ba él mismo en su propio escrito: obligaban a ello sólo con que éste
pos, la otra. En un pliego de ocho de reconstruir el proceso de compo- Lo extraño es que ¿Cómo es posible que Cuesta tuvie- modificara, suprimiera o añadiera
planas o páginas, por ejemplo, se im- sición del texto del Quijote. “El pri- ra dos prensas, para imprimir al unas pocas palabras. El cajista, con
primen primero, la página uno, la mer paso correspondía al corrector,
Francisco Rico no mismo tiempo el libro de Cervantes tal de no mover el resto de las pági-
cuatro, la cinco y la ocho; a conti- quien, según la usanza, revisaría el advirtiera que la y ese de Ludovico Blosio, “un gordí- nas, trataría de enmendarlo todo en
nuación los tipos móviles que for- original para señalar en un cierto nú- simo infolio”, y, por tanto, no tuvie- una, quedase ésta como quedase.
man esas páginas se recolocan en mero de páginas los criterios de re-
solución al enigma la se un doble juego de chibaletes, y No se comprende, pues, cómo de
sus cajetines y sólo después vuelven gulación ortográfica y de puntua- daba él mismo en su prefiriese complicarse la vida impri- una cosa tan sencilla quiso hacer Ri-
a componerse las páginas restantes, ción a que en principio debían de miendo dos libros a la vez cuando co una tan complicada, y aunque no
propio escrito
o sea, la dos, la tres, la seis y la siete, atenerse los componedores. No me- lo tenía mucho más fácil yendo de creo que se deje convencer, cono-
se encaman en las prensas, se le da nos de tres de ellos, verosímilmente uno en uno? Rico aduce la escasez ciéndole, nada le gustaría a uno tan-
la vuelta al pliego y se imprime éste reemplazados o reforzados a ratos de tipos móviles, que no darían pa- to como contribuir con estas suge-
de nuevo. Eso, luego, se pliega, y to- por otros colegas o aprendices, se ra componer ocho planas seguidas, rencias a que el no siempre armóni-
do queda en su sitio. Según el profe- afanaron después, a lo largo de octu- teniendo que trocearlas de cuatro co universo de los cervantistas, que
sor, sólo habiéndose compuesto el bre y noviembre (quizá incluso en en cuatro, pero admite que junto al él anima con su ardua ciencia, siga
texto de esa manera, “por formas, las fiestas, a condición de oír misa), este párrafo me recordó aquel diálo- de Cervantes estaban inmoviliza- girando, incluso al margen de Cer-
contando el original, vale decir, des- en la confección de los ochenta plie- go entre el juez y el personaje de das o imprimiéndose al mismo vantes.
lindando previamente en el manus- gos del texto y del índice, con una “Crimen y castigo”, Raskalnikov, tiempo las formas del de Blosio, y si “En edición diferente los libros di-
crito las porciones que iban a corres- cadencia de pliego y medio diario, a cuando el primero le cita al segundo Cuesta tenía dos prensas, quiere de- cen cosas distintas”, le habrán oído
ponder a las cuatro páginas no segui- forma (cuatro planas) por barba de el proverbio inglés, según el cual ni cir que contaba con material sufi- repetir a uno mil veces, citando a
das que se repartían en cada una de cajista. Tal ritmo era superior al nor- cien conejos hacen un caballo ni ciente como para alimentarlas a las Juan Ramón Jiménez. La cuestión
las caras de los pliegos impresos”, mal, si, como hay que pensar, la tira- cien conjeturas hacen una eviden- dos. ¿Por qué emplear en el de Blo- aquí tratada es importante, aunque,
sólo así, repito, se explicarían los da fijada por Robles no fue de un cia. Convendremos también en que sio los tipos que podían emplearse me temo, no tanto como pueda
desajustes que presenta esa edición, millar, sino de mil quinientos o mil es extraño ese “a condición de oír en el de Cervantes, o al revés, multi- creer Rico ni como tendría que
en la que las páginas pueden tener seiscientos cincuenta ejemplares, y misa”. ¿Le consta a Rico que sólo si plicando el tiempo de las tiradas, creer yo, llevando en ella la razón,
líneas de más y de menos con harta es probable que en ocasiones obliga- oían misa podían obtener la dispen- cuando de la otra manera podía des- ya que es más firme en uno la con-
frecuencia, cosa que no ocurriría de ra a emplear dos prensas, como más sa para trabajar en domingo, y que emplear al contador de letras y em- vicción de que la primera del Quijo-
haber sido compuesto el texto de co- regularmente se venía haciendo des- tales dispensas eran frecuentes, y plearlo en otra cosa, desarrollar más te no podía haber salido a la luz de
rrido y troceado más tarde con exac- de julio con el tomazo de Blosio. To- que, en todo caso, eso fue lo que ocu- rápida y cómodamente el trabajo y otra manera, como no fuese llena de
titud, como es usual. do el volumen se elaboró, por for- rrió durante esos dos meses en la im- evitar las sorpresas desagradables a imperfecciones, impurezas, erratas,
La primera objeción seria a su teo- mas, contando el original”, y ahí se prenta de Cuesta? Aquí no parece si- la hora de hacer casar las páginas? errores y deslices imputables no só-
ría, y esa sí me acuerdo habérsela enlaza con el trozo ya citado. no un latiguillo de narratólogo para No. El texto se compuso de corri- lo al impresor, sino al propio Cer-
formulado frente a unos frijoles ale- Cada palabra despierta aquí una vestir el párrafo en costume. do. Primero se distribuían aleatoria- vantes, un hombre mellado física y
vosos, fue que el hecho de compo- duda o un recelo: ¿Por qué “no me- Antes de seguir diré que consulté mente las cuartillas del original en- moralmente por los derrotes de la vi-
ner e imprimir únicamente los blo- nos de tres operarios”? ¿Existen con- con dos viejos tipógrafos amigos tre los cajistas ; estos, con su corres- da, que escribió de un mundo poco
ques o páginas que forman una ca- tratos de Cuesta de ese año en el que míos y ambos encontraron dispara- pondiente componedor, trabajaban aseado y de un modo nada sublime
ra, que en el argot se llama forma, y se especifica los operarios con los tada la solución de Rico, por aten- cada uno en las suyas, luego se junta- y académico, y a quien todos estos
luego los de otra, significaba cono- que contaba? ¿Por qué la cadencia tar contra la primera regla del arte ba todo, en orden, en la galera y des- asaltos, en los que perdemos unos
cer el número exacto de letras que fue de pliego y medio diario, y no de de imprimir, que es la racionalidad pués se troceaba la galerada, o suma cuantos vida y tiempo, le habrían
cada uno de estos bloques o páginas más o de menos? ¿Por qué hay que y economía cartesianianas, o sea, de lo compuesto, para formar las pá- traído al pairo, porque habría firma-
formaban, para que todo cuadrara pensar en mil quinientos ejempla- por contravenir el sentido común. ginas. A continuación se sacarían do, sin duda, aquel aforismo del
como conviene. Es decir, que no só- res mejor que en mil seiscientos cin- Lo extraño es que Francisco Rico unas pruebas para ser corregidas poeta de Moguer: “Perfecto e imper-
lo tendrían un operario componien- cuenta o en dos mil? No sé por qué no advirtiera que la solución la da- por el autor o por el regente de la im- fecto, completo”.c

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