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El Libro de Job: Capitulo II

Versículos 1-13
Por: Jose Otero – Etz Jaim
Prohibida su distribución sin el permiso de su autor, 2019.

Job 2:1-13 Llegado el día en que los hijos de Dios se presentan ante YHVH, vino también con ellos el
Acusador a presentarse delante de YHVH. 2 Y dijo YHVH al Acusador: ¿De dónde vienes? Y el Acusador
respondió a YHVH diciendo: De rodear la tierra y andar por ella. 3 Y YHVH dijo al Acusador: ¿Acaso has
puesto tu corazón contra mi siervo Job porque no hay como él en la tierra, varón íntegro y honrado,
temeroso de Dios y apartado del mal, que aún se aferra a su integridad a pesar de que me incitaste
contra él para arruinarlo sin causa? 4 Y el Acusador respondió a YHVH y dijo: ¡Piel por piel! Todo lo que
tiene el hombre lo dará por su vida. 5 Pero extiende ahora tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás
cómo te maldice en tu propio Rostro. 6 Y YHVH respondió al Acusador: Helo ahí en tu mano. Sólo no
toques su vida. 7 Y el Acusador salió de la presencia de YHVH e hirió a Job con una úlcera maligna desde
la planta del pie hasta la coronilla. 8 Y tomando un tiesto roto, se rascaba con él, estando sentado en
medio de la ceniza. 9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún te aferras a tu integridad? ¡Maldice a ’Elohim y
muérete! 10 Pero él le respondió: Como suelen hablar las insensatas has hablado tú. Si recibimos de
’Elohim el bien, ¿no hemos de aceptar también el mal? En todo esto no pecó Job con sus labios. 11 Tres
amigos de Job oyeron de los males que le habían sobrevenido, y acudieron cada uno de su lugar: Elifaz
temanita, Bildad sujita y Sofar naamatita, quienes convinieron en ir juntos para condolerse con él y
consolarlo. 12 Pero cuando alzaron los ojos desde lejos, no pudieron reconocerlo, y echaron a llorar a
voz en cuello, y rasgaron sus vestiduras, y esparcieron polvo al aire sobre sus cabezas. 13 Y estuvieron
sentados con él en el suelo durante siete días con sus siete noches, no hablándole palabra, por cuanto
veían que su mal era muy grande.

Análisis y Comentario del Texto:


Job 2:1 Llegado el día en que los hijos de Dios se presentan ante YHVH, vino también con ellos el
Acusador a presentarse delante de YHVH.
Este segmento comienza con el día que según los sabios alude al día del Juicio conocido como Yom
Terua. El siguiente comentario nos ayudara a comprender la repetición de los eventos y el fin de ello;
“La escena regresa al cielo donde una vez más, los Hijos de Dios están presentes ante el Señor. Sin
embargo, esta vez Satán también está presente (como en el capítulo I) ante el Señor. Esto se debe a que
Job ahora debe ser probado con enfermedades y aflicciones corporales, males de la tercera clase. El daño
que se le hizo a Job hasta ahora ha sido en forma de desastres elementales (naturaleza) o actos de
agresión, los cuales están más allá del control de la víctima. Sin embargo, las enfermedades y las
aflicciones corporales que están a punto de serle infligidas suelen ser el resultado de la propia
autocomplacencia de la víctima. Una persona justa no está protegida de desastres elementales o actos
de agresión por la acción directa de su justicia en la naturaleza, porque la justicia no es una causa
"natural" sino una "providencial". Él está protegido de tales males por la Providencia1, que actúa en
virtud de su justicia. Como se dice en el Libro de los Salmos:

1
Providencia – Hashgajá en hebreo: Se refiere al gobierno, cuidado y dirección que el Ser Supremo ejerce sobre
todos los aspectos del universo y la historia de la humana. En palabras simples, Hashgajá es la dirección Divina
sobre el mundo.

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Salmos 91:5-12 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en
oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7 Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra,
Pero a ti no llegará. 8 Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la paga de los impíos. 9 Por cuanto has
puesto a YHVH, que es mi refugio, A ’Elyón, por habitación tuya, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga
alguna tocará tu morada, 11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus
caminos, 12 Sobre las palmas te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra,
Sin embargo, la inmunidad de una persona justa contra el daño causado por la indulgencia excesiva es
una consecuencia natural de su estilo de vida justo. En su caso, la justicia es una causa 'natural', porque
como resultado de ello ejerce el autocontrol. Como dice: El hombre justo come por la satisfacción de su
alma (Proverbios 13:25). Por lo tanto, en virtud de su naturaleza, Job debe ser inmune a estas
enfermedades y aflicciones corporales. Cuando Satán destruyó todas las posesiones de Job, todo lo que
Dios requería era que Él suspendiera Su protección Providencial de ellos; El resto podría ser dejado a
Satán, la agencia de destrucción, quien entonces sería libre de actuar. Sin embargo, para que Job sufra
enfermedades y aflicciones corporales, se requeriría un acto providencial. No sería suficiente que Dios
eliminara su protección de Job y lo dejara a merced de las fuerzas destructivas de Satán, ya que su estilo
de vida justo todavía le brindaría una protección natural contra la decadencia física. Esta aflicción
adicional no puede ser provocada simplemente por la eliminación de la protección Providencial, sino
que requerirá un acto Providencial para contrarrestar la inmunidad natural de Job. Por lo tanto, Satán,
el agente de la extinción y la decadencia está aquí 'en presencia ante el Señor', porque no puede solo
traer este último desastre a Job. Esta vez se necesita la participación directa de Dios.” (Malbim on the
Book of Iyov)
2-5 Y dijo YHVH al Acusador: ¿De dónde vienes? Y el Acusador respondió a YHVH diciendo: De rodear la
tierra y andar por ella. 3 Y YHVH dijo al Acusador: ¿Acaso has puesto tu corazón contra mi siervo Job
porque no hay como él en la tierra, varón íntegro y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal, que
aún se aferra a su integridad a pesar de que me incitaste contra él para arruinarlo sin causa? 4 Y el
Acusador respondió a YHVH y dijo: ¡Piel por piel! Todo lo que tiene el hombre lo dará por su vida. 5 Pero
extiende ahora tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás cómo te maldice en tu propio Rostro.
En este segmento vemos como el Eterno reprime al Satán por haberlo incitado a probar a Job sin
razón de peso. A su vez le demuestra como aun con los males vividos, Job mantiene su integridad al
Creador. Esta integridad de Job demuestra que es fiel al Creador no por la recompensa que recibe.
Job pierde sus posesiones y su familia, ambas de seguro vinieron de Dios dado que al principio del
libro leímos como todo esto venia de Él. Ahora, el Satán se apresta a incitar al Creador a tocar la salud
de Job.
6 Y YHVH respondió al Acusador: Helo ahí en tu mano. Sólo no toques su vida.

‫ַוי ֹּאמֶ ר יְ הוָה אֶ ל־הַ שָ טָ ן הִ ּנֹו בְ יָדֶ ָך אַ ְך אֶ ת־נַפְ ׁשֹו ְשמֹּ ר׃‬
El Eterno accede a una segunda prueba sobre Job. Cuando el Creador le dice al Satán, no toques su
alma, con ello le esta diciendo que esta aflicción sobre Job no llegara al grado de perder la vida. Pues
el alma es la fuerza vital que mantiene al cuerpo – guf, encendido, es decir, en funcionamiento.
7 Y el Acusador salió de la presencia de YHVH e hirió a Job con una úlcera maligna desde la planta del
pie hasta la coronilla. 8 Y tomando un tiesto roto, se rascaba con él, estando sentado en medio de la
ceniza.
Job es herido en su cuerpo. Esta es la última vez que el acusado es mencionado en todo el texto. Con
esto el autor del libro nos envía una importante lección; sobre que nos enfocamos cuando viene sobre
nosotros los males.

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Job 2:9-10 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún te aferras a tu integridad? ¡Maldice a ’Elohim y muérete!

‫ַות ֹּאמֶ ר לֹו ִא ְשתֹו עֹּ ְדָך מַ ֲחזִיק בְ תֻ מָ תֶ ָך בָּ ֵרְך אֱֹלהִ ים ָומֻת׃‬
10 Pero él le respondió: Como suelen hablar las insensatas has hablado tú. Si recibimos de ’Elohim el
bien, ¿no hemos de aceptar también el mal? En todo esto no pecó Job con sus labios.

‫ֱֹלהים וְ אֶ ת־הָּ ָּרע‬


ִ ‫ַוי ֹּאמֶ ר אֵ לֶיהָ כְ דַ בֵ ר אַ חַ ת הַ ּנְ בָ לֹות ְתדַ בֵ ִרי גַם אֶ ת־הַ ּטֹוב נְ קַ בֵ ל מֵ אֵ ת הָ א‬
‫ל ֹּא נְ קַ בֵ ל בְ כָל־ז ֹּאת ל ֹּא־חָ טָ א ִאיֹוב ִב ְש ָפתָ יו׃‬
Isaías 45:5-7 Yo soy YHVH, y no hay otro, Fuera de mí no hay Dios. Yo te he ceñido, aunque no me
conoces, 6 Para que sepan del nacimiento del sol hasta su ocaso, Que no hay otro fuera de mí. ¡Yo, YHVH,
y no hay otro! 7 Yo formo la luz y creo las tinieblas; Hago la paz y creo la adversidad. Yo, YHVH, hago
todas estas cosas.

‫ּובֹורא ָּרע ֲאנִ י יהוה עֹּ שֶ ה כָל־אֵ לֶה׃‬


ֵ ‫ּובֹורא חֹּ שֶ ְך עֹּ שֶ ה שָ לֹום‬
ֵ ‫יֹוצֵ ר אֹור‬

Job reconoce que todo lo que esta viviendo viene del Cielo, su reacción a esta adversidad es similar a
la primera donde dice; YHVH da y también quita. Y en este caso ahora reconoce que el mal que está
viviendo también viene de Él. Mal en este contexto alude al sufrimiento, dicho en otras palabras, Dios
es quien causa el sufrimiento sobre los justos (siguiendo el contexto de Job como modelo del justo).
Job 2:11-13 Tres amigos de Job oyeron de los males que le habían sobrevenido, y acudieron cada uno
de su lugar: Elifaz temanita, Bildad sujita y Sofar naamatita, quienes convinieron en ir juntos para
condolerse con él y consolarlo. 12 Pero cuando alzaron los ojos desde lejos, no pudieron reconocerlo, y
echaron a llorar a voz en cuello, y rasgaron sus vestiduras, y esparcieron polvo al aire sobre sus cabezas.
13 Y estuvieron sentados con él en el suelo durante siete días con sus siete noches, no hablándole palabra,
por cuanto veían que su mal era muy grande.
Tres amigos de Job vinieron a visitarle luego de oír sobre los males que le habían venido. En la Torá
tenemos un relato parecido en la vida de Abraham, solo que estos no vinieron a consolarlo sino a
darle buenas noticias. Según la practica cultural antigua, ponerse polvo de la tierra sobre la cabeza
es sinónimo de estar muerto. El silencio es parte del ritual de lamentación, duelo. Sus amigos al hacer
esto se están identificando con su dolor.
Eclesiastés 7:14 En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad reflexiona: Ha- ’Elohim ha
hecho tanto el uno como el otro, para que el hombre no sepa lo que sucederá después de él.

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