Se entiende que la literalidad hace referencia al texto contenido en el
título valor, que brinda seguridad jurídica, puesto que lo consignado o literalizado en este, es lo único que podrá ser reclamado tanto por el acreedor o en su defecto por el deudor; entendiendo así que, el título valor consigna un derecho de crédito y a su vez, una serie de formalidades estipuladas y señaladas por la ley comercial, tales como las firmas requeridas, fecha y lugar de entrega, entre otras. Sin embargo, cabe resaltar que el mismo título permite la incorporación del negocio jurídico que de una u otra forma dio origen al título valor literalizado. En la practica la literalidad logra tener un gran impacto en materia probatoria, por ejemplo, una letra de cambio en la que se estipula una fecha específica para el cumplimiento del pago de la obligación, el nombre del deudor y acreedor, y el monto que debe pagar, pero el deudor incumple el plazo, entonces puede el acreedor en razón de lo literalizado en dicha letra de cambio, hacer efectivo su derecho de crédito.