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Problemas Sociológicos en Psicología

Cátedra Ferrari

Parcial domiciliario
Primer cuatrimestre 2019

Comisión: 5
Profesora de tp: Picchetti, Valentina

Alumna: Valli, Ailen Rocio


L.U.: 400654880
e-mail: ailenvalli1997@gmail.com
CONSIGNAS:

1) Michael Hardt y Toni Negri caracterizan las transformaciones del capitalismo mundial contemporáneo a partir
del concepto de Imperio. ¿Cuáles son los aspectos salientes de ese nuevo orden internacional? ¿Qué vínculo puede
establecer entre esa caracterización y la que propone Alessandro De Giorgi a propósito del gobierno de la
excedencia? ¿Qué resonancias encuentra entre los planteos de estos autores y el modo en que Michel Foucault
caracterizó al racismo de Estado?

2) Opción 2: A partir de la siguiente cita, explique qué entiende Judith Butler por “mecanismos psíquicos del
poder”, especificando en qué puntos o aspectos retoma la perspectiva de Michel Foucault acerca del poder y en
cuáles la excede. Incluya en su respuesta las nociones de “interpelación”, “ambivalencia” y “vulnerabilidad”:
El poder no sólo actúa sobre (acts on) el sujeto, sino que actúa (enacts) al sujeto, en sentido transitivo, otorgándole
existencia (Butler, J. Mecanismos psíquicos del poder. Valencia: Universitat de Valencia, 24)

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1) Antonio Negri y Michael Hardt sostienen que el imperio es el sujeto político que efectivamente regula los
intercambios globales, es el poder soberano que gobierna el mundo. Emerge el imperio cómo un nuevo régimen
global de soberanía que cambia el orden mundial. La soberanía ha adquirido una nueva forma, compuesta por una
serie de organismos nacionales y supranacionales unidos por una única lógica de dominio.
Se diferencia del imperialismo ya que el imperio no establece ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras
o barreras fijas, es un aparato descentrado y desterritorializador de dominio que progresivamente incorpora la
totalidad del terreno global dentro de sus fronteras abiertas y en permanente expansión. El imperio maneja
identidades híbridas, jerarquías flexibles e intercambios plurales a través de redes adaptables al mando. Éstos
autores sostienen que el imperialismo ha terminado ya que ninguna nación será un líder mundial como lo fueron
las naciones europeas modernas; por esto se sostiene que hay un gran cambio de paradigma, que da paso al
paradigma imperial.
En ésta nueva forma de gobernar al mundo, cómo ya se mencionó previamente, adquieren un rol importante las
fronteras como sistemas de paso de la producción, hay falta de fronteras ya que abarca toda la totalidad espacial,
gobierna todo el mundo. No se da mediante la conquista sino que fija el estado existente de las cosas, “como siempre
fueron las cosas y cómo están destinadas a ser”, no es transitorio, no tiene fronteras temporales, va más allá de la
historia o es el fin de la historia. Se instaura un mercado mundial que muestra un cambio en el modo capitalista de
producción, hay nuevos flujos globales, donde el mundo es definido por nuevos y complejos regímenes de
diferenciación y homogeneización, desterritorialización y reterritorialización. El tránsito al imperio se produce en
decadencia de la soberanía moderna de los estados-nación como reguladores de los intercambios económicos y
culturales, y a la vez se produce una transformación de los procesos productivos dominantes, lo que dió por
resultado una reducción del rol del trabajo industrial en fábricas, desplazado por la prioridad que se le da hoy al
trabajo comunicativo, cooperativo y afectivo. Aparecen en consecuencia los primeros contornos de aquello que
Alessandro De Giorgi define como régimen de la excedencia. Ubicamos la excedencia como aquella dinámica
productiva contemporánea que excede continuamente los dispositivos institucionales de atribución, reconocimiento
y garantía de la ciudadanía social. Desde este punto de vista cualitativo -en el marco de la excedencia positiva- se
puede decir que el trabajo se transforma cada vez más en cognitivo e inmaterial. Inmaterial porque se sustenta sobre
la elaboración de símbolos, sobre la construcción de lenguajes, sobre un saber-hacer, sobre la gestión de signos. El
trabajo tiende a desmaterializarse en el sentido de que se desvincula de su histórica relación con un producto
determinado, transformándose en cambio en performance comunicativa, acto creativo que difícilmente puede
identificarse con el objeto inmediato de la acción, momento productivo que crea una segunda naturaleza -la virtual,
antes que limitarse a transformar el mundo natural.
El dispositivo que regía hasta ese momento se derrumbó y es el capital quien se muestra carente o inadecuado frente
a una fuerza de trabajo que se ha vuelto flexible, nómada y móvil, frente a una fuerza de trabajo que se ha
transformado en multitud. La multitud productiva excede las relaciones de producción capitalistas en el momento
mismo en que experimenta de forma directa cómo el concepto de trabajo-empleo se vuelve obsoleto, caduco, y
asiste a la violenta negación de los derechos de ciudadanía que se derivan de esta caducidad. En este sentido
podemos hablar de una excedencia negativa para poner de relieve, por un lado, los efectos de exclusión, violencia
del poder y del control que este exceso determina sobre la fuerza de trabajo, e intentando subrayar, por otro, el
hecho de que en este proceso el dominio del capital resulta potencialmente negado. Es decir, este dominio se muestra
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y se realiza, precisamente, tanto en su extrañeza como en su violencia y dominación frente a la fuerza de trabajo
social. Se tratará entonces de analizar en qué modo, a través del despliegue de estrategias de control de la multitud,
el imperio desde su dominio intenta, a pesar de lo dicho, negar esta negación y constituirse como régimen de
gobierno de la excedencia.
Tomando a Foucault, en el imperio se da una forma paradigmática del biopoder -donde la vida llega a ser un objeto
de poder-, ya que opera en todos los registros del orden social con el propósito de llevarlos hacia un estado autónomo
de alienación, de enajenación del sentido de la vida y del deseo de creatividad en el marco de una sociedad de
control. Esta última es definida por Foucault como aquella sociedad que proviene de la transición desde la sociedad
disciplinaria, caracterizada por la interiorización de las conductas de integración/exclusión social adecuadas para
ese dominio que previamente se establecen a través de instituciones disciplinarias. Es la industria de las
comunicaciones la que legitima la maquinaria imperial y produce su propia imagen de autoridad. Su objeto de
dominio es la vida social en su totalidad, busca producir un cambio operando en las relaciones globales del poder,
hay una nueva modalidad de la autoridad y de producción de normas e instrumentos legales de coerción que
garantizan los contratos y resuelven los conflictos, produciendo nuevas figuras jurídicas que revelan la tendencia
de la regulación centralizada y unitaria del mundo. En esta nueva sociedad de control se dan nuevas formas de
intervención, la legitimación de la fuerza se da a través de la intervención militar, moral y jurídica, pero no comienza
con las armas letales, sino que da inicio a través de los instrumentos morales que sirven para legitimar el poder.
En relación a lo planteado anteriormente Foucault se pregunta ¿cómo se ejerce el poder de la muerte en un sistema
político? Es el surgimiento del biopoder el que inscribió al racismo como mecanismo de estado, como mecanismo
fundamental del poder. Define al racismo como el corte entre lo que debe vivir y lo que debe morir, la primer
función es fragmentar el campo de lo biológico que el poder tomó a su cargo, una manera de defasar dentro de la
población, a unos grupos con respecto a otros. La segunda función se basa en establecer una relación positiva donde
la muerte del otro, la muerte de la raza mala, de la raza inferior, es lo que va a hacer que la vida en general sea más
sana y más pura, hay eliminación del peligro biológico y un fortalecimiento de la raza. Se dirige hacia la idea de
una sociedad de normalización. Sostiene que en la medida en que el estado funciona en la modalidad de biopoder,
su función mortífera solo puede ser asegurada por el racismo, es un mecanismo que permite el ejercicio del
biopoder.
Por lo tanto, el imperio -como una forma paradigmática del biopoder- sostiene una sociedad del control donde el
racismo de estado es el mecanismo que éste sostiene para controlar el biopoder. Pero, cuando se habla de racismo
de estado no se habla de dar muerte simplemente a través del asesinato directo, sino también se refiere a todo lo
que puede ser asesinato indirecto, tal como el hecho de exponer a la muerte, multiplicar el riesgo de muerte de
algunos o sencillamente la muerte política, la exclusión, el rechazo, etc. Por lo tanto, el racismo está ligado al
funcionamiento de un estado obligado a servirse de la raza, de la eliminación de las razas y de la purificación de las
mismas, para ejercer su poder soberano instalando una suerte de racismo de guerra.
2) Estamos acostumbrados a concebir el poder como algo que ejerce presión sobre el sujeto desde fuera. Es por esto
que el sometimiento, como forma de poder, es paradójico. Judith Butler sostiene que el sometimiento consiste en
esta dependencia fundamental ante un discurso que no hemos elegido pero que, paradójicamente, inicia y sustenta
nuestra potencia. Define así la sujeción como “el proceso de devenir subordinado al poder, así como el proceso de
devenir sujeto”. Toma a Foucault para mencionar su hipótesis de que el sujeto se inicia mediante una sumisión
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primaria al poder a través de la productividad discursiva; pero éste no desarrolla los mecanismos específicos por
los cuales el sujeto se forma en la sumisión. También considera la noción de interpelación de Althusser que remite
al reconocimiento del sujeto como tal, es decir al proceso de “darse cuenta” del proceso fundante del sujeto; por lo
tanto en la medida que el sometimiento genera potencia también genera reconocimiento. Es así que Judith se
pregunta ¿Cuál es la forma psíquica que adopta el poder? Para responder a esta pregunta y superar la concepción
de poder de Foucault, ubica una doble dimensionalidad del poder que se inscribe en el concepto de dominación.
La autora propone una doble naturaleza de la sujeción que parece conducir a un círculo vicioso ya que la potencia
de sujeto parece ser efecto de su subordinación. Es aquí donde ubicamos la concepción de que “el poder no solo
actúa sobre el sujeto, sino que actúa al sujeto, en sentido transitivo, otorgándole existencia”. Para poder
comprender esta cita debemos primero destacar la idea de que el poder actúa sobre el sujeto por lo menos de dos
formas, por un lado cómo aquello que lo hace posible, es decir, la condición de su posibilidad, su emergencia como
sujeto; y por otro lado cómo aquello que es adoptado y reiterado en la propia actuación del sujeto. Por lo tanto es
sujeto y súbdito del poder ya que reproduce las propias condiciones de su existencia, las condiciones del poder
hacen posible al sujeto e intervienen en su formación y el los actos posteriores del sujeto.
Entonces, el poder que opera en el sometimiento se manifiesta en dos modalidades: en primer lugar cómo algo que
es siempre anterior al sujeto, que está fuera de él, que lo determina y lo hace emerger, y en segundo lugar como
efecto voluntario del sujeto. En definitiva ésta doble dimensionalidad reside en que el poder precede al sujeto
formandolo, pero a la vez es efecto, ya que es lo que los sujetos efectúan. Es aquí donde reside la ambivalencia en
la condición de funcionamiento del sujeto, puesto que emerge simultáneamente como efecto de un poder anterior y
como condición de posibilidad de una forma de potencia radicalmente condicionada.
Plantea entonces una paradoja referencial del sometimiento: nos vemos obligados a referirnos a algo que aún no
existe. Intentamos dar cuenta de cómo nace el sujeto mediante una figura que provoca la suspensión de nuestras
certezas ontológicas. Se presenta un dilema topológico.
Sin la intervención del poder no es posible que emerja el sujeto, pero su emergencia conlleva el disimulo de aquel.
El carácter fundacional del sujeto es efecto de una operación del poder que se realiza mediante la inversión y
ocultación de esa operación previa. El sujeto es el lugar donde las condiciones del poder han de ser reiteradas, es
así que la apariencia del poder pasa de ser condición del sujeto a efecto del mismo. Se considera que el sujeto es
vulnerable ante estas condiciones de poder ya que depende de éstas para su existencia y ni siquiera fueron creadas
por sí mismo.
Dentro del sometimiento, el precio de la existencia es el sometimiento y precisamente cuando la elección se vuelve
imposible, el sujeto persigue la subordinación como promesa de existencia. Desear las condiciones de la propia
subordinación es un requisito para persistir cómo uno/a mismo/a.
Establece un ámbito de sometimiento psíquico donde las normas rigen como fenómenos psíquicos que restringen y
producen el deseo, así como también rigen la formación del sujeto y determinan el ámbito de la socialidad viable.
El sometimiento psíquico constituye, entonces, una modalidad específica de sometimiento.
Ya el psicoanálisis alude a un sujeto que es simultáneamente formado y subordinado, ya que si el efecto de
autonomía está condicionado por la subordinación y ésta subordinación o dependencia fundacional es reprimida,
entonces el sujeto emerge al mismo tiempo que el inconsciente.

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BIBLIOGRAFÍA:
● Butler, J. (2001). Introducción. Circuitos de la mala conciencia. Nietzche y Freud. En Mecanismos
Psíquicos del Poder. Teorías sobre la sujeción (pp. 11-41, 75-93). Madrid: Cátedra.
● De Giorgi, A. (2002). L'eccedenza postfordista e il lavoro della moltitudine. Governo dell'eccedenza e
controllo della moltitudine (Lic. Logiudice, A., Trad.). En Il governo dell' eccedenza. Postfordismo e
controllo della moltitudine (cap. 2, 3). Verona: Ombre Corte.
● Hardt, M. & Negri, A. (2002). Prefacio. El orden mundial. La producción biopolítica. La Multitud contra
el Imperio. En Imperio (pp. 11-16, 19-33, 35-50, 341-357). Buenos Aires: Paidós.
● Foucault, M. (2000). Clase del 7 de enero. Clase del 14 de enero. Clase del 17 de marzo. Resumen del
Curso. Situación del Curso. En Defender la Sociedad. Curso 1975-1976(pp. 15-31, 33-42, 271-237, 239-
244, 247-260). Buenos Aires: FCE

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