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Corrientes historiográficas

y enfoques metodológicos en torno


a la historia económica

J.Daniel Toledo B.*

114. D m d c el sur i d i n 0 hn& el oCrre, la ÚIfMo porfe drl mundo que se extiende hncio elponiutfeu
Etiopía. Esfepihproduce mucho oro, gran sam'dild de dcfmtu, loda s b s e d e á r b o l u silwstres. ébano,y
hombrrs muy a h , hcrmorhimosy de hrga vi&.
115. Esasson lw s m o r c m más disfmter e n h i a y m Libia.Ma<frafándarcde h p r f calieno acidetuol
de Europa no sabría hilbhr con oracfifud;porquenopuedo odmiür que a b l e WI río lhmodo Erididonopr lar
bárbaros y que desemboca UI el mar del w N y del cunl sc dice que nos viene el ámbor, nitengo
conocimimfode que hayo U M S islas Cwif&i&sdc donde m s llega el estaño (...)
HER6DOTO. Libro Iff ( 4 8 4 4 5 7 a. C.).'

En cumfo se r.fierc n Espruia, nos dicen, basados en lo ouroridad de los histoBadors de u f e p o i smás dignos
de &dilo, que o lo muCrtC dcAbdrrrYhm& AmNa~ir, Ost~wsobnnnode Indim=& meyade, se m m l r ó
en I Warcas UI donde guardaba sus fesoior cinco milloner de dinar-, rcpcfidar fie mes, y que ulc n c c m
de oroprnba quvlienfosmil quinfdcs.He leído UT UM húfoBa de (Harum)Ar-Rarhid que, h j o el r a m d o de
&te, UM suma de siete mil quinientos quintale de om acuñado e&& todm lor años, al kzrorropúblico.
IBN JAU>UN (I332-1406)?

Algunas eon<ikleraciones preliminares

Como se puede observar en los textos de Heródoto e Ibn Jaldún, y en los muchos
otros, la preocupación de los historiadores por las actividades económicas de los

* Área de historia UAM-I.

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pueblos y estados es tan vieja como la historia mis- torizante”, episódica, lineal, erudita, descriptiva, etc.
ma. Sin embargo, la referencia a la “oikonomía” que privilegiaba los hechos político-diplomático-
estaba mucho másemparentada con la geografía que militares y prohijaba una metodología tradicional
con la historia, tenía que ver con el aprovechamiento sustentada en la perpetuación del mito positivista.
de determinados recursos por park de los pueblos, Por el contrario, se empieza a postular una idea de
trashumantes o sedentarios, en determinados espa- historia renovada, integral, más científica en su que-
cios. Además, dichas referencias a la economía eran hacer y proceder; más abierta, sin fronteras irreduc-
meras descripciones, registros de actividades o in- tibles con las demás ciencias sociales; más sensible
tercambios, no se interesaban por su pasado ni por al papel de las coordenadas espaciales en el estudio
su desarrollo. de las realidades históricas; más atenta a las pulsa-
El cruce fertilizador entre la historia y la econo- ciones de los tiempos; en suma, una historia más
mía y su resultante: la historia económica, es mucho global, centrada en la actividad humana, en la vida
más reciente. En efecto, la utilización sistemática de de los grupos y sociedades, en sus interacciones
la variable económica en el análisis de la retrospec- económicas y sociales, en su dinámica demográfica,
tiva histórica, y todo el aparataje metodológico que etc., aspectos soslayados en la explicación histórica
le acompañará, es un fenómeno relativamente re- tradicional.
ciente, perceptible ya desde mediados del siglo XIX Ahora bien, dentro de la dinámica que impone
(el llamado siglo de la historia) y plenamente con- esta nueva manera de concebir el quehacer histórico,
solidado en el siglo actual, particularmente a partir una ciencia con vocación globalizadora como lo es
de la década de los treinta. la historia, no podía renunciar a los contactos rep-
Tres corrientes historiográficas, y sus corres- venecedores c o n las demás. ciencias sociales. Tal
pondientes aportacionesteórico-metodológicas,han relación ha sido tan revitalizadora para la historia
resultado decisivas en la evolución y consolidación que no es aventurado sostener que los progresos en
de la historia económica: el materialismo histórico, términos teóricos, metodológicos y técnicos experi-
la escuela francesa de los anales y la nueva historia mentados por la disciplina en los últimos sesenta
económica -ésta última la Única corriente historio- años, más que producto de su dinámica interna, han
gráfica propiamente americana-. En su conjunto, sido el resultado de eso que hemos llamado “cruce
c o n distinto grado y tiempo, pero de manera acumu- fertilizador” con las demás ciencias sociales, y aún
lativa, dichas escuelas han contribuido a innovar, la otras disciplinas, pues no sólo ha permitido ampliar
problemática y el tipo de fuentes no sólo en cuanto sus horizontes temáticos y acrecentar sus bases tes-
al concepto, sino respecto a la diversificación y timoniales, sino innovar los aspectos metodológicos
calidad de los métodos y técnicas de la investigación y técnicos, así como incrementar su bagaje concep-
histórica. A su vez, la puesta en práctica de estos tual, instrumental básico con que el historiador aco-
nuevos enfoques metodológicos ha traído como re- mete sus análisis.
sultado nuevas maneras de concebir y hacer la his- En la actualidad es evidente, por lo menos a nivel
toria que no tienen mayor relación con aquélla “his- de metodologías y técnicas de investigación, que la

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Corrienteshistoriográficas y enfoques metodol6gicos

historia no puede prescindir de los aportes y présta- complejo el trabajo de los cultores de la diosa Clio.
mos de aquellas disciplinas más o menos afines )f Estas complejidades se hallan vinculadas, por una
conexas como la economía, la sociología, la ciencia parte, con el carácter integrado1 y totalizador que
política, la demografía, aun las matemáticas, por asume la historia frente a las demás ciencias socia-
sólo nombrar las más cercanas. Lo mismo sucede a les, y por la otra, con los problemas de especializa-
nivel de conceptos instrumentales básicos. ción que plantea una ciencia en expansión y renova-
Si bien es cierto que lo anterior ha representado ción como ocurre con nuestra disciplina. Ambas
una vía de incuestionable progreso para la ciencia dimensiones suponen, al menos en el terreno meto-
histórica, también es cierto que ha tornado más dológico, importantes desafíos por resolver. Para
empezar, es útil recordar que la historia, al sobrepo-
nerse a las demás disciplinas sociales - e n una
acción perfectamente ecuménica dirá Hobsbawnj-
,no sólo se impone el deber de comprenderlas en su
totalidad, sino el de desarrollar una metodología
capaz de extraer e integrar aquellas variables a la
explicación histórica, Única manera de acceder a
la globalidad que se propone. Ahora bien, tamaña
empresa ha obligado al historiador, como ya se ha
dicho, a adentrarse en los terrenos de las ciencias
sociales, tomar contacto con nuevos temas e incur-
sionar en nuevas estrategias metodológicas, accio-
nes todas sumamente atractivas, pero que han am-
pliado, diversificado, y en algunos casos dificultado,
el quehacer del historiador, sobre todo si ha sido
formado en la escuela tradicional. Aquí no sólo nos
estamos refiriendo al problema de las fronteras y
especificidades entre una ciencia social y otra, o a
los esfuerzos que requiere la implementación de los
enfoques inter y multidisciplinarios, sino también a
la inevitable utilización de nuevos métodos y técni-
cas cuantitativas, así como al uso de los cada vez
más sofisticados recursos que la cibernética pone a
disposición del historiador.
En cuanto a los problemas de la especialización
dentro de la historia, los desafíos no son menores. A
diferencia de otros cientistas sociales, el historiador

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IZTAPALAPA 25

está batallando permanentemente por definir y deli- buto a la moda, sino que responde a las necesidades
mitar su campo de estudio. Esto ocurre porque todos aduales de la propia ciencia histórica.
los acontecimientos y manifestaciones del pasado Es bajo esa atmósfera de renovación, apertura,
humano, aún aquellos que podrían conceptualizarse de búsqueda de alternativas temáticas y metodoló-
como no históricos, son susceptibles de ser recons- gicas, de constantesensayos o “vías de constitución”
truidos y explicados históricamente, empresa que de la ciencia histórica como diría Pierre Vilar, que
plantea un desafío metodológico importante al his- se produce el ya mencionado cruce fertilizador entre
toriador, en particular si se adhiere a la idea & una la historia y la economía, lo cual da como resultado
historia globalizante, pero también está interesado la historia económica, rama que junto a la historia
en preservar y cultivar las especificidades propias de social y demográfica, constituye una de las expre-
la disciplina. Este último tipo de enfoques ha impli- siones más renovadas del quehacer histórico del
cado un esfuerzo analítico considerable, cuyos re- presente siglo. Los orígenes están muy claros, en
sultados han sido la progresiva fragmentación de la tanto rama fundamental de la historia aborda los
historia en ramas cada vez más específicas. De esta aspectos y la problemática económica como un ele-
manera, hoy en día no sólo hay historiadores a secas, mento básico e imprescindiMe ea la explicación de
como seguramente lo postularían Febvre y Bloch, los fenómenos sociales en las diferentes sociedades
sino también historiadores económicos, sociales, po- y culturas; pero también se preocupa de los resulta-
líticos, de las ideas, de la vida cotidiana, de las dos económicos & las activi- sociales, y. más
mentalidades, micro y macrohistoriadores, etc., en concretamente de las regulardades que se manifies-
fin, tantas especializaciones como infinitas son las tan en las actividedes económicas de las sociedades
posibilidades del trabajo histórico. Y , si bien es humanas, con lo cual se reconoce como parte de la
cierto que la explicación de lo global se puede iniciar economía. De esta manera, la historia económica
por cualquiera de estas ramas, tales abordajes requie- rinde tributo a sudoble matemidad: la de la historia
ren de una rigurosa delimitación del objeto de estu- y la de la economía.
dio (con el consiguiente problema de los deslindes Ahora biea, dentro& los límites disponibles, no
O fronteras) y de la utilización de métodos y técnicas es posible un tratamiento de las pqwestas teóricas
cada vez más específicos. y de los principales coatenidods de cadp una de las
Como se ha visto, el desarrollo de la ciencia conienterr historiogrfifkas que tantshan influido en
histórica ha impuesto nuevas tareas para los kisto- la bistoria económica, tampoco el antilkis exhausti-
riadores, tareas que plantean la necesidad de una vo de la obra de aiguw de sus pfiwipales exponen-
búsqueda constante de métodos más eficaces que tes. Por tanto, el presente trabajo se limitará a un
suponen, a su vez, el empleo de medios técnicos más breve análisis y descripción de las principales con-
perfectos, incluyendo los cibernéticos. Como al- trikicmes metodológicas de las mencionadas es-
guien ha dicho, el recurrir a los métodos matemáti- cuelas históricas, así como la ideittificación de algu-
co-estadísticos por ejemplo, o a la utilización de la nos de los problemas y reacciones que ha generado
cibernética, no significa simplemente pagar un tri- la puesta en práctica de dichos eakques en el campo

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Corrientes historiográúcas y enfoques metodológicos

de la historia económica. Los objetivos y alcances; 1867) y su concepción sintética de la historia econó-
del presente trabajo son modestos, tienen la preten- mica, a su vez elemento fundamental para la consti-
sión de constituirse en una lectura sensibilizadora e tución del materialismo histórico, se dieron pasos
introductoria para aquellos que requieran aproxi. fundamentales que marcaron un hito decisivo en el
marse a una idea o iniciar un curso básico de meto- desarrollo de las ciencias sociales, y en particular de
dología de la historia económica. la historia económica.
Otro punto importante, en cuanto a las precon-
diciones para el despegue de la historia económica
El aporte del materialismo histórico que relativiza la afirmación de Chaunu, son las fuen-
tes, materia prima del historiador. En este caso nos
En palabras de Pierre Chaunu: la historia económi- referimos a las fuentes de carácter estadístico a
ca moderna sólo existe a partir de la coyuntura través de cuyo análisis podemos tener conocimiento
1929-1932 “con la gran empresa de la historia cien- de la realidad económica de un periodo determina-
tífica de los precios...” y sus posteriores modalida- do, o reconstruir las dimensiones de un problema
des. Antes de 1929 - s i g u e afirmando el mismo económico específico. Se trata, pues, de fuentes
autor- “estamos en presencia de una arqueología imprescindibles para la rama. Sin embargo, la reali-
de la historia económica. Todo empieza en el horn- zación de esta clase de investigación está condicio-
zonte de 1929-1930”. Afirmación clara y contun- nada, en primer lugar, por la existencia de tales
dente que, no obstante su valor historiográfico, pue- registros, no sólo como problema de conservación
de conducir a equívocos y sobrevaloraciones. S i bien de los mismos, sino en tanto actitud o política deli-
es cierto que a partir de entonces el interés de los berada de los hombres y las instituciones -particu-
historiadores por el empleo de materiales estadísti- larmente el Estado-por registrar las cuentas nacio-
cos y métodos cuantitativos se incrementó sustan- nales con sus ingresos y egresos, los censos de todo
cialmente, también es cierto que con anterioridad tipo, estadísticas administrativas, padrones, regis-
han tenido lugar procesos históricos importantes y tros de contribuciones, propiedades, patentes, etc.,
se han dado pasos teórico-metodológicos decisivos y, en segundo lugar, por un determinado desarrollo
- c o m o la aparición del marxismo por e j e m p b - de las ciencias sociales, suficiente para afrontar la
que significaron contribuciones claves para la cons- tarea de recopilación y ordenamiento de los datos.
titución de la historia económica, lo cual de ninguiia Respecto a lo primero, el siguiente párrafo es elo-
manera autoriza a conceptualizarlas de “arqueológi- cuente: ‘‘La recogida de los materiales estadísticos
cas”, como lo sostiene Chaunu. (...) crece prácticamente junto con la monarquía
Ahora no hay duda, por lo menos en los inicios absoluta, de acuerdo con sus ambiciosos planes de
mismos del siglo XE, con el “alumbramiento del la política económica”. Escribe el autor de la más
capitaii~mo”~ y sus consecuentes como la economía reciente historia económica de Inglaterra en aquella
política burguesa y la Revolución Industrial, pero época: ‘ T l siglo XWII es el siglo de la aritmética
sobre todo con la aparición del marxismo (1848- política”. Y un autor francés señala: “La administra-

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IZTAPAIAPA 25

ción, sobre todo a partir del año 1715, se vio domi-


nada por una verdadera manía estadística, todo lo
quería conocer a través de las cifras”. Desde aquel
tiempo, los materiales de este género empiezan a
multiplicarse, a perfeccionarse, en proporción al
poder y grado de centralización de tas autoridades
estatales, a la eficiencia de la administración y al
control democxático ejercido sobre dichos objetos.6
En cuanto a lo segundo es opornino seialar que,
independientemente de la validez probatoria y de las
dificultades metodológicas de la utilización de di-
chas fuentes, ya en el siglo XM hemos entrado de
lleno en la era de la estadística (superadas las etapas
de la pre y protoestadística); sería necesario esperar
solamente la conformación de las metodología co-
rrespondientes que ya, a fmes de dicha siglo, se
encuentran en camino junto a la historia estadística
y la llamada historia serial.
En lo concerniente al materialismo histórico,7
nos gustaría subrayar por io menos cuatro importan-
tes contribuciones metodológicas relacionadas con
la manera de ver la histoJia y de abordar las temáti-
cas de la historia económica. En primer lugar, en el
Manifesto delPartidoComunistay en el prólogo de
la Contribución a la crítica de la ecorronzíapoiítica,
Marx y Engels nos proponen las bases teórico-me-
todolOgicas del materialismo histórico, la teoría de
la historia marxista. En ellas se postula la aplicación condiciones en que se produce el advenimiento de
del método dialéctico a la observación y análisis de una nueva formación económico-social. Con esto, el
las formaciones económico-sociales y a suconstante materialismo histórico no sólo nos está proveyendo
devenir, en dicho estudio se requiere por lo menos de una teoría global, objetiva y científica del desa-
de: a) una búsqueda de sus raíces en el pasado, b) un rrollo social que sustituye la concepción idealista de
análisis de las condiciones de su formación y con- la historia por otra concepción de tipo realista-ma-
formación como tal, c) un estudio de las fuerzas terialista, sino que también nos está suministrando
motrices que intervienen en su desarrollo, madura- un principio epistemológico fundamental: el cono-
ción y posterior caducidad y, d) un análisis de las cimiento y explicación de los fenómenos históricos

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Corrientes historiográficas y enfoques metodológiws

está en la realidad social misma, en sus contradic- concepto de modo de producción c o n el de forma-
ciones y modalidades de cambio, no fuera de ella, ción económico-social que, en palabras del propio
como la postulaba el idealismo. Marx se aplica al “análisis de realidades históricas,
La segunda contribución tiene que ver con el concretas, singulares, aprehendidas en el tiempo
aporte de dos categorías analíticas fundamentales real, irreversible, de un periodo determinado de la
como e l modo de producción y la formación em- historia”.’ La relación entre ambos conceptos es
nómico-social. El concepto de modo de producción clave para la implementación de una metodología
está en la base de todo el materialismo histórico y del materialismo histórico, pues se trata de hacer
expresa la forma cómo las sociedades se organizan operativo un modelo teórico de análisis, el modo de
para llevar a cabo la producción de sus satisfacto- producción, construido con los elementos comunes
res, tanto de índole material como espiritual. Esta a una serie de sociedades que se consideran de tipo
categoría fundamental supone, a su vez, la interac- similar, para ser aplicado a una realidad histórica
ción de dos subcategorías que son claves para la concreta, localizada temporal y espacialmente como
explicación del dinamismo histórico: las fuerzas la formación económico-social,
productivas y las relaciones de producción. Aún El modo de producción está en la base del mate-
más, puede considerarse el modo de producción rialismo histórico, incluso Louis Althusser ha escri-
como la base de una sociedad, determinante en to que “...el materialismo histórico tiene por objeto
última instancia de la superestructura de la misma. los modos de producción que han surgido y que
Sin embargo, y pese a que e l modo de producción surgirán en la historia. Estudia su estructura, su
es la categoría más importante del materialismo constitución y las formas de transición que permiten
histórico, nos dice J.A. Pla, “a ninguna sociedad se el paso de un modo de producción a otro”,”con lo
puede analizar solamente por su modo de produc- cual no se hace más que enfatizar el papel clave de
ción, dominante o no”’ puesto que sólo es un rno- dicha categoría teórico-analítica. Sin embargo, e
delo ideal, una categoría teórica de análisis y no la incluyendo al propio Althusser, el modo de produc-
realidad misma. Hacerlo sería incurrir en los dos ción ha sido uno de tos conceptos más desvirtuados
pecados mayores de los seudomarxistas: por un dentro del aparato ideológico del materialismo his-
lado, encuadrar la realidad a los términos y reque- tórico, aún desde ¡os propios enfoques marxistas. No
rimientos del modelo de análisis y, por otro, recurrir obstante la trascendencia de dicha problemática, lo
a los enfoques economicistas y mecanicistas de la destacable aquí es que, polémico o no, el modo de
historia: aberraciones metodológicas con que se ha producción ha sido objeto e instrumento, en tanto
desvirtuado al materialismo histórico. modelo teórico, categoría analítica o estrategia me-
Lo real y concreto es que en una misma sociedad todológica para la realización de importantes obras,
coexisten diversos modos de producción, aun cuan- algunas ya clásicas para la historia económica euro-
do predomina uno, que nos sirve para tipificar a la pea, asiática y latinoamericana.”
sociedad en estudio. El historiador marxista debe La tercera contribución está relacionada c o n la
conectar - e n términos de análisis claro está-- el explicación del dinamismo histórico, sus modalida-

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des y sus determinantes, concepción que provee de terialista de la historia económica, esto no las exime
otras dos categorías teórico-analíticas claves dentro de la gran polémica que ha acompañado su utiliza-
del método histórico marxista: la “determinación en ción. Conocidas son las visiones economicistas y
Última instancia” y la ”lucha de clases”. Al respecto, esquematizantes de los pseudomarxistas y las sim-
el materialismo histórico supone que la realidad so- plificaciones y reduccionismosde los antimarxistas,
cial es cambiante, locual se advierte, porejemplo, en que conciben y aplican de un modo mednico tales
la transición y el paso de un modo de producción a categorías. Ya en su tiempo el propio Eogels tuvo
otro. Estos cambios ocurren por unas determinadas que salir al pa60 de tales desviaciones cuando, en
causas y con arreglo a ciertas leyes generales suscep carta enviada el 21 de septiembre de 1890 a Joseph
tibles de ser conocidas cientfEicamente. En tal pers- Bloch, puntualizaba:
pectiva, y dicho de una manera elemental, tales cam-,
bios ocurren en virtud de una serie de variables, pero Según la concepci6n materialisia de la historia -le exph-
son “determinados en Última instancia” por las con- ca-, el factor que en úIriim instancia determina la historia
diciones de la producción y reproducción de la vida es la producci6n y la reproducci6nde la vida real. Ni Marx
real; es decir, por la acción de laestructura económica ni yo bemos afmado nunca más que esto. Si alguien lo
tergiversa diciendo que el factor emn6nuw es el Wuco deter-
de la sociedad sobre la superestructura de la misma,
minante,~v~aguellatesisenunañesevacua,~~,
o sea, sobre la esfera de las relaciones políticas, ahnirda. La situaciónewnómica es la base, pero los d i m
Jurídicas, filosóficas,artísticas, religiosas, etc. Ahora tactorrs de la sypnsmiehxa que sobn ella se levantan --las
bien, ese proceso de cambio histórico continuo se fonnas polfaces de la lurlia de C l e y sun RJultaQr, las
desencadena y realiza por el enfrentamientoentrelas C o d t u c i w q u e , despib de+ una batalla ndsaa la
clases sociales que defienden la superestructura vi- clase hiunhnte, etc,las famsrjiádiaq 6kmótkx4, ins idcsF
gente porque representa su modo de vida e intereses, reiigicrw y el dcsanollo uitaior de estss hasta amrertirias en
y aquellas que deseancambiarla por injusta, opresiva un sisrema ds dogmas ejaantambicnsu inRucnaa sdm el
y explotadora, contradicción fundamental que origi- NIM de las luchas birtóncps y detrpmmsn, ‘ predominante-
na la lucha de clases, el llamado motor de la historia, mente en muchos cams, sus formes...“
tal cual está expresado en los archiconocidos pime-
ros párrafos del capítulo primero: “Burgueses y En tanto método para comprender la dinámica
Proletarios’‘ del Manifiesto del Partido Comunista, social y guía para orientarse en una realidad en
cuando se señala que “La historia de todas las socie- perpetuo cambio --como diría Franco Catalano pa-
dades que han existido hasta nuestros días es la his- rafraseando a Rappop0rt’- la dialéctica materia-
toria de las luchas de clases ...” etcétera.” lista de la historia no sólo nos ha entregado una
No obsiante que los conceptos de determinación nueva concepción del tiempo, sino también una nue-
en Última instancia y lucha de clases sean claves para va modalidad de pcnodificación histórica, sustenta-
explicar los cambios históricos y que, en tanto cate- da en los modos de producción. Aunque todavía con
gorías teórico-analíticas, sean también indispensa- algunas reminiscencias del viejo cuadr¡partisrno, di-
bles para la conformación de una metodología ma- cha periodificación plantea la superación del orde-

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Corrientes historiográñcas y enfoques mctodológim

namiento lineal, del “flujo continuo e irreversible”, d’histoire économique et sociale” -que de aquí en
por un ordenamiento más bien en espiral, flexible y adelante denominaremos Annales- y con el esfuer-
dialéctico, del acontecer histórico. Tal perspectiva zo científico “para dar una explicación, ciertamente
nos permite observar en mejores condiciones toda parcial, pero coherente, de la crisis de 1929”.15Claro
la complejidad de los procesos históricos, apreciar la está que para realizar lo anterior, ha debido mediar
riqueza de la transición de un modo de producción también el progresivo interés en la coyuntura econó-
a otro, identificar los momentos de mayor acelera- mica, la introducción de la cuantificación sistemáti-
ción histórica, los saltos adelante y también hacia ca a través de la estadística histórica, el desarrollo
atrás, el juego entre estructuras y coyunturas; apre- de la historia científica de los precios y el estudio de
ciar la agudización de las contradicciones económi- los ciclos económicos. Sin olvidar, por cierto la
cas y sociales que anteceden a los grandes cambios acción pionera del marxismo en propiciar el cruce
e identificar tanto las fuerzas que favorecen como entre la historia y la economía. Sobre estas bases y
las que se oponen a dichos cambios, etc., momentos desarrollo “...la interpretación económica de la his-
todos de valor inapreciable para el historiador que, toria se ha afirmado como una de las hipótesis más
de esta manera, ve facilitada su labor de descubrir y vivaces y fecundas de la ciencia” nos dice Ernest
analizar la base material sobre la que se erige el iabrousse, precisamente uno de sus grandes cons-
modo de vivir de los hombres, tema central para la tNCtoIeS.’6
historia económica. Como se ha visto, el estudio de la coyuntura a
En definitiva, el materialismo histórico, al asig- través de la historia de los precios condujo, inevita-
nar un papel fundamental en la explicación histórica blemente, al estudio de los ciclos económicos, y el
al factor económico, no sólo incorpora un punto de análisis de estos Últimos a la presencia de los econo-
vista inédito hasta ese momento, que facilita la com- mistas en los terrenos de los historiadores. Esta
prensión global de los procesos históricos, sino que presencia representó una ganancia metodológica re-
desde su aparición hasta nuestros días se convirtió cíproca: la historia económica incorporó la aplica-
en un marco teórico indispensable para el estudio de ción de modelos elaborados con base en datos cuan-
los fenómenos económico-sociales. tificables de la actividad económica, y la economía
importó la noción de cambio, fluctuación o movi-
miento, atributo característico de la nueva historia.
En este contexto, los aportes de la dupla F. Simiand
La escuela de los “Annaies” o la Nueva hktoria y su discípulo E.bbrousse resultarán fundamenta-
les, no sólo en el proceso de consolidación de la
En opinión de Chaunu, el nacimiento de la historia historia económica, sino también en su proyección
económica moderna en “el horizonte de los años 30” hacia la era de la posguerra. Ellos son los creadores
no es un hecho azaroso. Se vincula muy particular- de la relación básica y continua entre las fluctuacio-
mente con la obra colectiva iniciada por Marc Bbch nes económicas y los movimientos sociales -hipó-
y Lucien Febvre en 1929 bajo el título de “Annales tesis construida con base en los análisis económicos

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de la coyuntura y sus repercusiones sociales-, que
ha vinculado necesariamente a la historia económica
con la historia social, beneficiando enormemente
ambas ramas de la historia.
Como era de suponer, los análisis de coyuntura
condujeron a los estudios de la estructura y sus
modalidades de cambio, problemática que requirió
de dimensiones espacio-temporales mucho más am-
plias que los meros acontecimientos y ciclos econó-
micos para ser aprehendida y analizada en toda su
magnitud y complejidad. Y he aquí que este solo
requerimiento nos condujo a una de las innovaciones
teórico-metodológicas más importantes de la histo-
riografía contemporánea: es la utilización de una
nueva dialéctica espacio-tiempo que abrió amplias
perspectivas a los estudios históricos en general y a
la historia económica en particular. Esta verdadera
revolución historiográfica es el resultado de los tra-
bajos iniciales de Franpis Simiand- cuando, en su
esfuerzo por explicar la crisis económica de 1929-
30, perfeccionó su teoría de los movimientos de
larga duración- y, Fernand Braudel, quien articuló
la teoría de las duraciones con un espacio geográfico
concreto y finito: el Mediterráneo. Por esta vía,
Braudel recupera el tradicional maridaje entre la
geografía y la historia, en la construcción de una
suerte de “geohistoria”, y hace operativas las nuevas
dimensiones de las coordenadas espacio-temporales
en su ejemplar trabajo El Mediterráneo y el mundo
mediterráneo en la época de Felipe II.
Bajo estas nuevas condiciones y dimensiones
del trabajo histórico, el estudio de las fluctuaciones
económicas conduce al estudio de la problemática
del desarrollo y subdesarrollo, y más en general al
análisis de las teorías del crecimiento económico,
temáticas muy propias de la era de la posguerra que

202
Comentes bistoriopáficas y enfoques rnetodológia>s

darán trabajo a buena parte de los historiadores o dividida jamás entre diversos y opuestos intereses
económicos. o problemas, sino que, por el contrario, es unitaria”.”
Ahora bien, toda esta renovación de enfoques, Por supuesto, dichos enfoques plantearon la ne-
temáticas y métodos que han acompñado al desa- cesidad de una mayor apertura de la historia hacia el
rrollo de la historia económica desde los años treinta amplio espectro de las ciencias sociales, propuesta
hacia acá no habría sido posible sin el impulso que Braudel, uno de sus más tenaces impulsores,
renovador de la escuela de los Annaks y sus “com- plantea admirablemente al pronunciarse a favor de
bates” -para usar palabras de Lucien Febvre- por un diálogo entre la historia y lo que él llama las
construir una nueva historia. Dentro del espíritu del ciencias humanas:
presente trabajo es pertinente pasar a subrayar algu-
nas de las principales contribuciones teórico-meío- Nos comsponde, en terca lugar, reconocer a lo ‘cul~ral”
dológicas que dicha escuela ha hecho en pro de la ya to& su extensión. El historiador, por sí solo, no puede
recordada diosa Clio. hacerlo. Se impondría realizar una “consulta” que agrupara
En la introducción de la obra Historia económi- al conjunto de las ciencias del hombre,tanto las tradiciona-
ca y cuantificación, publicada en México a media- les como las modernas, desde el filósofo al dernógrafo y al
dos de los setenta, los compiladores Ciro F. S. Car- estadístico. Es, en efecto, utópico pretender, a la manera
doso y Pérez Brignoli expresaban: “...SU creencia alemana,aislara laculturadesubase. queestaríaconstituida
por la civilización.Tan absurdo es tratar con negligencia a
sincera de que ninguna otra escuela histórica actual la superestrudura como a la infraestructura,cosa que tantas
supera el dinamismo interés y amplitud de visión de v e a s se ha hecho. Las civilizaciones tienen los pies en el
los mejores exponentes de la escuela francesa’’.” suelo. Para arriesgar una fórmula rápida, nos es necesario,
Suscribo totalmente dicho juicio y sólo enfatizaría valga lo que valga, obligar a marcbar con un mismo paso
que desde su misma aparición, los AnMks repre- tantoaToynbeeoaunLucienFebvrscornoalosmarxistas.
sentaron un verdadero parteaguas historiográfico en ¡Qué tremendapuerilidadel desdén manifestadDhaciaMarx
cuanto a la innovación de la teoría y la práctica de en todo este dgcarríoidealist8 a que la mayoria delas vecesse
hacer historia. reduceal estudio de las civilizaciones! De hecho, corno hito-
En sus esfuerms por sentar las bases de una riacbres, debemosiniciar una serie de diálogos con cada uno
“nueva historia” propiciaron la renovación del am- de los sectnes de las &I
cepto mismo de la disciplina, con lo cual, por un lado,
se afirma definitivamente su carácter científico al Es bajo esta atmósfera de diálogo, intercambio,
pasar de una historia narrativa, fáctica, elitista, tradi- aportes y préstamos entre las diversas disciplinas
cional, etc., a una historia problematizada y crítica, sociales, que adquiere forma definitiva esta Nueva
sustentada en el planteamiento y la resolución de hipó- historia: una historia global, como ya se ha dicho,
tesis; por otra parte, alcanza plenitud la idea de una sin fronteras irreductibles y proclive a la inter y
historia total o global, es decir, “...una historia que multidisciplinariedad; una historia que ha incorpo-
abarque todos los aspectos de la existencia de los rado y diversificado sus temáticas, que también ha
hombres, que no puede ni debe quedar fragmentada ampliado y diversificado sus bases testimoniales y

203
IZTAPALAPA 25

perfeccionado sus métodos y técnicas de investiga- Vida1 de la Blache, Elisée Reclus, Roger Dion y
ción, innovaciones que no sólo han permitido la Albert Demangeon, quienes, con anticipación ha-
maduración definitiva de ramas como la historia bían insistido en la importancia de la percepción del
económica, social, demográfica, sino la inaugura- espacio en el estudio de las realidades históricas. En
ción de otras como la historia regional, oral y de las fin, el trabajo de todos ellos: historiadores, econo-
mentalidades. En términos generales, ésta esuna de mistas, sociólogos y geógrafos está plasmado, en
las aportaciones básicas de la escuela de los Annales alguna medida, en esa monumental síntesis que es
a los enfoques metodológicos contemporáneos.
Otras de las contribuciones mayores de la escue-
la francesa han sido: la teoría de las duraciones, o de
El Mediterráneo y el mundo mediterrá eo en la
época de Felipe rt, cuya aparición provo una ver-
dadera revolución historiográfica.
cl
la diversidad de las dimensiones de la temporalidad La bibliografía sobre las duraciones es abundan-
en los procesos históricos, y una nueva dialéctica te y accesible,” nos limitaremos aquí a citar un
espacio-temporal, que tiene como base una relación párrafo ejemplar del propio Braudel y a extraer un
simbiótica entre geografía e historia (geohistoria) par de consideraciones metodológicas. Nos dice
sobre la cual se despliegan las duraciones. Ambas Braudel:
aportaciones han sido atribuidas, con justicia, al
genio creador de Braudel; sin embargo, hay que La historia se sitúa en diferentes niveles, casi diría que en
aclarar que Braudel no fue un innovador aislado, tres niveles, si no fuera simplificar en exceso: son diez, cien
sino un gran continuador de ideas y propuestas como niveles los que habría que considerar, diez. cien duraciones
él mismo lo reconoce en el prólogo de su obra diferentes. En la superficie, una historia epiddica de los
fundamental. Trabajos como Lasfluctuaciones eco- aconfecimientos, que se inscribe en el tiempo wrto: x trata
nómicas deperiodo largoy la crisis mundial publi- de una microhistoria. A media profundidad, una historia
cada por FranGois Simiand en 1932, El movimiento coyuntural de ritmo más amplio y más lento ha sido estu-
diada hasta ahora, sobre todo, en el plano de la vida material
de losprecios en Francia en el siglo XVIII y La crisi5 de los ciclos e interciclos económicos (...) Más allá del
de la economía francesa al final del Antiguo Régi- ‘recitativo’ coyuntural, la historia estructural o de larga
men y al principio de la Revolución publicados por duración encausa siglos enteros: se encuentra en el límite de
Ernest Labrousse en 1933 y 1944, respectivamen- lo móvil y de lo inmóvil, y. por sus valores muy prolonga-
te;*’la breve pero sustanciosa obra de Marc Bloch, damente fijos, aparece wmo un invariante frente a las otras
la militancia de Lucien Febvre con sus Combates historias, másraudas en transcurrir y en realizarse y que, en
por la hisioria y su trabajo Rabelais y el problema suma gravitan en tomo a e11a.2~
de la increencia en el siglo mi,donde ya anuncia el
nuevo género de la historia de las mentalidades,etc.; La primera consideración metodológica sobre
han sido muy importantes para la culminación de su este planteamiento tiene que ver con el concepto y
obra. Imposible dejar de mencionar también los uso del tiempo, ese ordenador, esa coordenada fun-
trabajos de reconocidos geógrafos franceses, algu- damental de la explicación histórica. Desde los
nos de los cuales fueron maestros de Braudel como griegos hasta hoy, en Occidente, el transcurrir del

204
Corrientes hisroriográficasy enfoques merodológicos

tiempo histórico ha pasado de ser un proceso fatal- muy diferentes a lo que hoy entendemos por tales, si
mente cíclico, que se repite siempre, a un flujo solo se adoptara una de estas perspectivas o enfo-
lineal que orienta las acciones humanas desde la ques. Queda así abierta otra opción metodológica
condena original a la salvación, o desde lo primiti- dentro de la historia económica. Si el economista ha
vo a lo civilizado, según se trate de cristianos o preferido situarse en la historia coyuntural, es decir,
modernistas; el marxismo concibió al tiempo en en la historia de las fluctuaciones, de la crisis, de los
términos de una espiral estructurada en función de ciclos, como lo ha hecho Kondratieff, Schumpeter,
una dialéctica del cambio y el progreso. A diferen- o aun el propio iabrousse, el historiador económico,
cia de sus antecesores, la escuela de los Annates nlo aun partiendo de la coyuntura, debe trascenderla y
lo ve en una, sino en varias dimensiones, en una confrontarse c o n las estructuras. Es en ese juego
especie de planos superpuestos: el tiempo largo, entre las coyunturas y estructuras, en el análisis de
el intermedio y el tiempo de corta duración, que las fuerzas que promueven y se oponen a los cam-
muestran una variada gama de fenómenos y expre- bios, que en el pasado tanto cautivaron a Marx y en
san distintas dinámicas históricas, según sea el in- las cuales más recientemente se ha sumergido Brau-
terés o punto de vista del observador. Así, en esa del, en donde el historiador económico encuentra
suerte de mar de la historia, como le gustaría decir terrenos más naturales para realizar mejor su faena.
a Braudel, los tres tiempos o duraciones forman un Como se sabe, la crítica a la llamada historiogra-
conjunto en donde el tiempo corto, sustentado en el fía tradicional, en donde la superestructura política
acontecimiento, es la espuma; el tiempo interme- es lo decisivo y de allí derivan las formas económi-
dio, fundado en la coyuntura, es la ola y la larga cas, sociales, etc., no sólo abrió paso a una nueva
duración, basada en las estructuras, es el mar mis- interpretación histórica que otorgaba primacía a los
mo. En su ordenamiento e interacción, la larga cambios económicos-sociales por sobre los político-
duración o historia estructural, es el horizonte esen- institucionales, sino que también creó la necesidad
cial y determinante de las otras duraciones. de afianzar y sustentar más científicamente la expli-
Tal concepción del tiempo plantea requerimieii- cación económica de los fenómenos históricos,
tos metodológicos precisos: el historiador debe asii- esfuerzo en el que convergerán marxistas y “anna-
mir la tarea de aprehender por lo menos tres dinámi- listas”, historiadores y economistas. Uno de los resul-
cas, integrar los hechos ocurridos en esos tres tados de este estrechamiento de vínculos fue la in-
horizontes, y luego circunscribirlos a su espacio troducción de la cuantificación en la historia o la
geográfico concreto para acceder a una más cabal “utilización razonada de la estadística en el dominio
comprensión de un proceso histórico. Según esta de lo histórico” como dirá Jean Bouvier. Es en este
estrategia metodológica, ninguna historia debería último terreno donde se localiza otra de las contri-
hacerse sin abarcar, al menos, esos tres tiempos buciones de la escuela de IosAnnaZes,que finalmen-
diferentes y complementarios. Ciertamente que una te reseiiaremos aquí.
historia de la revolución bolchevique, de la renova- ia introducción en la historia de la cuantifica-
ción Meidji o de la revolución mexicana resultarían ción sistemática, un invento de los economistas, fue

205
uno de los resultados de ese cruce fertiiizador entre rítmicas,coeficientes de variación, tasas, tendencias,
la historia y la economía; creció, por tanto, a la par correlación y regresión, técnicasde simulación, etc.,
de la historia económica y fue uno de sus elementos en suma, el empleo selectivo de diversos ordenado-
distintivos. En tanto procedimiento metodológico res estadtsticos y matemáticos que se han transfor-
concreto, empezó con la reconstrucción de la histo- mado en auxiliares metodológicos indis nsables en
ria de los precios y avanzó luego con los estudios de la reconstitución del pasado histórico. s“
la renta agrícola, de los salarios, de los ingresos Ahora bien, es efectivo que la cuantificación
públicos y otros índices como los de producción, sistemática ha sido un aporte considerableal progre-
consumo y condiciones de vida. En suma, la cuanti- so de la historia económica y de la historia en gene-
ficación sistemática se consolida a través del esfuer- ral; ha significado la superación del registro de lo
zo por reconstruir toda una serie de indicadores que singular, de los análisis en función de los hechos
hicieran posible, por ejemplo, el análisis del com- pariicuiares, y su reemplazo por una sustentación en
portamiento de una economía en un momento y lo colectivo y plural que dan las series de datos y los
lugar determinados. Los traba@ de Jean Marczews- análisis en función de la tendencia, más que a la
ki, Pierre Chaunu, E.iabrousse y el propio Braudel casuística, cosa que definitivamente favorece un
son modelos de esta práciica metodológica.23 tratamiento de la historia en términos de procesos,
No cabe duda que la reconstrucción y empleo de más que en función de acontecimientos. Por otro
fuentes cuantitativas como las que se han señalado, lado, en el interior mismo de la escuela de los Anna-
la utilización de las técnicas estadísticas para la les se ha propiciado el encuentro con la llamada
confección, ordenamiento y graficación de series de historia serial,2’ que ha multiplicado el vigor y la
datos, así como el empleo sistemático de modelos eficiencia en la investigación histórica. Esto es,
matemáticos --otra de las importaciones de la eco- efectivamente innegable. Pero también es innegable
nomía-, etc., han incorporado un mayor vigor y que el uso excesivo e indiscriminado de la cuantifi-
eficiencia a los métodos históricos. Esto es así por- ación, aun en nombre de la precisión, el rigor cien-
que los métodos y d e b s cuantitativos, al tratar de tífico y la objetividad, le ha quitado a la investiga-
explicar los fenómenos históricos mediante el esta- ción y a la historia misma su verdadera esencia, para
blecimiento de relaciones entre variables cuantifica- transformarla en un ejercicio de “econometría re-
bles, se ayudan tanto de técnicas estadísticas como trospectiva” como tan acertadamente lo ha dicho
de la composición y análisis de series de datos Pierre Vilar.
ordenados diacrónicamente, correlaciones entre se-
ries diversas, cálculos rápidos sobre indicadores di-
versos, el empleo & ta estadística graficada en la La Nueva historia económica
construcción y uso de medianas, curvas, coeficientes
de correlación, cuadros de frecuencias, etc., y tam- La Nueva historia económica (The New Economic
bién de técnicas matemáticas tales como propor- History) ya es algo antigua, no sólo porque se ha
ciones, matrices de datos, frecuencias, tablas loga- nutrido de la experiencia de la historia cuantitativa

206
Comentes historiográficasy enfoques metodológims

y serial desarrollada en Europa desde la década de Unidos; casi nunca ha trascendido a otros espacios
los treinta, sino también porque los primeros traba- y otras temáticas, entre otras cosas por la disponibi-
jos que marcaron el debut de dicha corriente histo- lidad de fuentes y recursos que hay en casa. Es
riográfica en los Estados Unidos aparecieron a fines verdad que los historiadores económicos en Estados
de los cincuenta, es decir, hace ya largo rato. Enton- Unidos han utilizado datos y materiales cuantitati-
ces jen dónde radica su novedad? ¿Cuáles son sus vos desde hace tiempo, pero a partir de 1945 dispu-
innovaciones? Creo -junto con Gabriel Tortella-- sieron, por ejemplo, de una obra básica: Estadística
que ésta radica fundamentalmente “...en el propósito histórica de los Estados Uniahs, preparada por la
mantenido por un grupo de profesores e investigado- Oficina del Censo y de una gran cantidad de series
res norteamericanos de utilizar más deliberada y sobre renta nacional y de otras variables de gran
sistemáticamente, de lo que se había venido hacien- refinación preparadas por economistas y estadísti-
do hasta entonces, los métodos y conceptos de ka cos de la Oficina Nacional de Investigación Econó-
teoría económica, de la estadística y de la econome- mica, que representaron una base testimonial de
tría” 26 en el campo de la investigación histórica. Es en enormes proyecciones para futuras recopilaciones e
esta propuesta metodológica, ciertamente a través de investigaciones. En segundo lugar, está el apoyo
“métodos desacostumbrados” en aquellos días, para académico y financiero por parte de los Departa-
usar las palabras de Levy-Leboyer,n en donde se mentos de Economía de las universidades norteame-
localiza una de las mayores originalidades de esta ricanas, que es también clave y del cual, muy prob-
escuela. ablemente, deriva la mayor adhesión de esta escuela
Por su manifiesta preferencia de utilizar méto- a la economía, más que a la historia. Por otra parte,
dos y modelos cuantitativos, propios de las técnicas es incuestionable que la moda de la cuantificación
de la economía matemática, ha sido también llamada sistemática se ha visto favorecida por el desarrollo
“historia econométrica”, aunque algunos de sus cul- de la tecnología cibernética en la sociedad nortea-
tores prefieren el de “cliometría”, denominación mericana. Por último, no hay que olvidar que hasta
considerada en extremo pedante por Pierre Vilar, hace poco la producción de la Nueva historia econó-
quien optó por bautizarla “econometría retrospecti- mica estaba exclusivamente escrita en inglés, lo que
va”. Independientemente de su denominación, lo limitaba su curso y difusión, recluyéndola en casa.
que interesa destacar es que se trata de la más con- Bajo las anteriores condiciones, favorecidas
temporánea de las corrientes historiográficas que además por todo un proceso de revisión crítica de las
reseñamos aquí y, por cierto, la única escuela pro- propuestas teórico-metodológicas de las diferentes
piamente americana, aunque para ser más exactos escuelas historiográficas que ocurría a principio de
habría que decir estadounidense. los sesenta, hace su aparición la generación pionera
La Nueva historia económica es un típico pro- de la Nueva historia económica. Trabajos como The
ducto norteamericano, sustentada en la teórica eco- Economics ofSiavery, publicado en 1959 por Arthur
nómica neoclásica marginalista y centrada en la Conrad y John Meyer; Railroads andAmerican Eco-
problemática del crecimiento económico de Estados nomic Gronríh de Robert W. Fogel, publicado en

207
IZTAPALAPA 25

1964;American Railroads and the Transformation una de las grandes contribuciones, pero también una
ofthe Antebellum Economy de Albert Fishlow, pu- de las grandes polémicas desatadas por esta corrien-
blicado en 1965y, sobre todo The Reinteipretatwn te historiográfica respecto del quehacer histórico.
ofAmerican Economic History editado por R.W. En su afán de trascender la simple descripción y
Fogel y S. Engerman en 1971, marcaron el estable- plantear de UM manera más precisa las cuestiones
cimiento definitivo de la Nueva historia económica, relativas a la historia económica, la Nueva historia
fijando sus temáticas y explicitandosus métodos. De ewnómica utilizó métodos desacostumbrados para
partida se propusieron revisar científicamente las los historiadores, y no sólo para los historiadores
interpretaciones de la historia económica hecha has- tradicionales. Tomando como base el método “de-
ta ese momento en Estados Unidos, particularmente ductivo-hipotético” y la formuiación de “hipótesis
los trabajos de Wwin F. Gay y sus seguidores, para alternativas”, como medios de control de las expli-
centrarse luego, como ya se ha adeiantado, en la caciones causales, se arribó a l “método de simula-
problemática de la velocidad y alcances del creci- ción histórica” o del “empleo explícito de contrafac-
miento económico, y las variables que lo determi- tuales” para usar el término de G. Tortella, mismo
nan. Ampliamente conocidos son, a este respecto, que representa la culminación de toda la concepción
los trabajos y reflexiones en torno al papel de los metodológica de esta corriente historiográfica.
ferrocarriles y de la exclavitud en el crecimiento En términos operativos, el recurso de la simula-
económico norteamericano, que tanto Conrad y Me- ción histórica para probar o refutar hipótesis, ocurre
yer así como Fogel se han encargado de poner de cuando:
moda.
Desde la perspectiva metodológica, el movi- ...
las técnicas de compración de series son empleadas aun
miento en pro de la Nueva historia planteó también cuando la verificación directa es impasible: no se vacila en
una diferenciación tajante con lo que llamaban una imaginar cómo habría evolucionadodeterminadasiniación,
“historiografía tradicional”, fincada en métodos po- si las estructuras, las técnicas o las circunstancias hubieran
sido distintas; y ello con la finalidad de verificar SI ciertos
co rigurosos, prácticas descriptivas y excesiva sus- factores explicativos avanzados, con frecuencia fueron re-
tentación en variables político-sociales, para pro- almente esenciales. Así.por ejemplo, para evaluar la i m p
pugnar una historia hecha con base en modelos y tancia de la construcción de los fermcamles para la historia
métodos rigurosos, acordes a la teoría económica econhica de los Estados Unidos en el siglo pasado (m&
más reciente, a la aplicación de la estadística y la exactanmte para la evolución del “gres0 nacional), Fi5
teoría de las probabilidades en la historia económi- blow y Fogel no realizaron esnidios econométricus partien-
ca, tareas todas que realizaban mucho mejor los do de la hipbtesis de la Mmnstrucción de femxluriles.”
economistas que los historiadores. Por esta vía se
construye una historia económica hecha por econo- Lo mismo hicieron Conrad y Meyer con el tema
mistas, más que por historiadores, que han transfor- de la esclavitud. Ahora bien, este procedimiento de
mado a la historia en un campo de aplicación retros- verificación controlada de hipótesis por la vía de la
pectiva de la teoría económica más actual. He aquí simulación histórica, aparte de representar el rasgo

208
Comentes historiográúcas y enfcques metodológims

más original y constituir, por tanto, su mayor contri- historia económica por la vía de “un ensanchamiento
bución metodológica, ha concitado también las ma- del dominio estadístico”, métodos de contabilidad
yores críticas y desatado las más grandes polémicas. nacional o la utilización de los modelos econométri-
No tenemos demasiado espacio para abundar eri cos en la preparación de series y datos que han
las controversias, generadas por las propuestas me.- permitido, a su vez, la realización de investigaciones
todológicas de la Nueva historia económica, por lo muy fecundas, se deben reconocer también sus se-
que nos limitaremos a sintetizar los argumentos di: rias limitaciones. Por ejemplo, sabemos que para
los detractores en dos cuestionamientos principales: hacer historia cuantitativa hay que tener series de
el primero con relación al recurso de la simulación. datos, ¿qué pasa cuando no los hay? ¿Qué ocurre,
S i bien se reconoce que mediante este artificio me- corno suele ocurrir en largos periodos históricos,
todológico los historiadores evitan las incertidum- cuando no se dispone de sustentación estadística?
bres y subjetivismos, ganando en certeza y objetivi- ¿Qué sucede cuando no podemos aplicar nuestros
dad, y que en tanto ejercicio de lógica deductiva es modelos econométricos a determinadas variables
perfectamente practicable “por el carácter explora- históricas que no son susceptibles de ser medidas
torio de sus trabajos y de las mejoras que aportarían” cuantitativamente? ¿Se resuelve todo por la vía de
en relación con la naturaleza aleatoria de la interpre- la simulación? ¿No hay historia? Las dudas son
tación histórica, no deja de ser un método que sub- elocuentes, las limitaciones son evidentes.
vierte los parámetros del historiador, que tiene par El carácter controversial y polémico de la Nueva
límites fundamentales la realidad social concreta, historia económica persiste hasta hoy, aflora en sus
vista desde la perspectiva que se quiera, y no las reuniones, discusiones, conferencias, simposios,
dimensiones de un mundo ficticio como el que dicho que realizan Constantemente sus seguidores; sin em-
método propone. No obstante los méritos qke pudis- bargo, esto no equivale a negar que, desde su apari-
ra tener, opina Uvy-ieboyer, “es una dificilísima ción, esta corriente historiográfica ha contribuido
empresa el ofrecer, como objeto de análisis, hechos efectivamente al proceso de renovación histórica,
que no han existido. Entre la historia propiamenie sobre todo a través de sus exigencias metodológicas.
dicha y la simulación histórica, el verdadero peligro En efecto, desde los inicios de la década de los
estriba en elegir la segunda excluyendo a la prime- sesenta hasta hoy se ha venido aplicando a la historia
ra» ZP económica, técnicas de economía matemática por
El segundo cuestionamiento tiene que ver con la parte de este grupo de economistas-historiadores
excesiva tendencia a la cuantificación, que no sólo que han ayudado a una más precisa formulación de
excluye las variables históricas que son difíciles de la problemática histórica y a una más rigurosa elec-
medir o cuantificar, sino que torna restrictiva la ción de las explicaciones causales, con lo cual los
elección de hipótesis, inhibiendo las posibilidades análisis históricos han ganado en profundidad, aun-
de acceder a una visión más global de la historia. Si que, claro está, sus explicaciones son todavía dema-
bien se reconoce que sus métodos han contribuido a siado eclécticas y sus conclusiones demasiado pro-
darle mayor consistencia a algunos terrenos de la pensas al particularismo histórico.

209
IZTAPALAPA 25

Epílogo receptividad e influencia ha tenido en los medios


académicos latinoamericanos, por sólo nombrar
nuestra región, siempre será interesante conocer
Las aportaciones teórico-metodológicas del mate- que su llamada tercera generación (la de los Le Roy
rialismo histórico, la escuela de los Annales y de Ladurie, Pierre Chaunu, Pierre Goubert, Franpis
la Nueva historia económica han sido decisivas en la Furet, G. Duby, Le Goa, etc.) ha arribado a su
evolución y consolidación de la historia económica, plena madurez productiva proporcionando nuevas
y muy particularmente en lo que tiene ver con la temáticas, nuevos enfoques y métodos al quehacer
renovacián, diversificación y eficacia de los méto- histórico. Por último, es también importante seguir
dos y técnicas de investigación. Acto seguido, se la evolución de los trabajos y métodos Be la Nueva
examinó en forma sucinta las principales aportacio- historia económica (que como escuela y “espíritu
nes que cada una de estas corrientes historiográficas de cuerpo” son muy activos), los cuales ya están
ha hecho al respecto, como una manera de corrobo- empezando a reconocer que el mundo de los histo-
rar la afirmación inicial. Faltaría, sin embargo, una riadores, pox nombrar a su clientela más cercana,
suerte de diagnóstico sobre el estado actual de cada no se ajusta muy bien a sus abstracciones y además,
una de estas escuelas historiográficas, porque ellas, aun cuando “lo cuantitativo tiene un óptimo valor
como la historia misma, son objeto de procesos de instrumental, sirve para basar, o apoyar una expli-
revisión, de rectificación y de renovación constante. cación, pero no remplaza a la explicación misma”,%
Nadie ignora, por ejemplo, que el derrumbe de como tan acertadamente ha concluido Tuñón de
los llamados socialismos reales ha extremado la Lara con esa ya vieja polémica entre cuantitativis-
crisis de paradigmas que confrontaba el marxismo tas y cualitativistas.
desde la década de los seaenta, al punto de que hoy, Sin embargo, estas interesantes cuestiones de-
más que nunca, la corriente materialista de la his- be& quedar sólo en el nivel de los enunciados, por
toria se encuentra fatal e irremediablemente con- esta vez. El presente trabajo excede con creces los
frontada al viejo dilema de renovarse o morir. En límites de espacio que le fueron recomendados; por
el caso de la escuela de los Annales, que tanta tanto, esta parte de la tarea quedará por hacer.

Notas

1 Heródoto, Hworias de Hw&to, libro iIi, (col. Nuestros 4 Pierre Chaunu, “Laeconomía: wperación y prmpectiva” en
CIáecos: 56) tomo I, UNAM, 1982, pág. 234. Hacer ia hútorh, vol. 11, LAIA, Barcelona, 1979, pa@.
2 ibn Jaidbn, Iniroducción a la hbforiauniirersa4 (AI-MU- 59-80.
gaddimab), FCE,MExiw, 1987, pág. 362. 5 Witold Kula, Problemas y d i d o s da ia hútoria econónii-
3 Paul Parker (comp.) Los c k k socwles de hoy, (MI. co, (col:Historia, Ciencia y Sociedsd lCO)Península, Bar-
Breviarios: 284) FCE,México, 1982, pág. 113. celona, 1977, pág. 1.3.

210
~

Corrientes historiográficas y enfoques metodológicos

6 Ibid., pág. 260. económica polaco entre los siglos XV al XVIII; por su vigor
7 Conviene advertir al lector nóvel que el materialismo histij- conceptual y metodológico es recomendable la revisión de
riw, en tanto corriente historiográfica. no es una obra esp:- la obra colectiva E1feudalismo, publicada por Ayuso, Ma-
cífica de la literatura marxista ni tampoco una propuesta drid,en 1973, y quereúnelostrabajos y discusionesen tomo
explícita y acabada sobre la materia que de principio a fin al feudalismo en Europa occidental y en el Maghreb preco-
encontrásemos en alguno de sus trabajos. En verdad, su lonial. Por lasmismas razones es recomendable la ya clásica
concepción y ejercitación de la historia está presente en toda obra de Maurice Dobb, Esrudios sobre el desarrollo del
su obra y ha debido ser entresacada de la misma para capitalirmo, no sóloporque entrega criteriosmetodológims
conformar un corpus específico, al cual habría que agregar para una definición del modo de producción capitalista, su
las exégesis y contribuciones de los neo-marxistas. Al res- aparición en 1969 generó una polémica cuyo resultado fue
pecto, vale la pena preguntarsejunto a Pierre Vilar si Marx la aparición de La transición del feudalismna al cnpitalis-
“¿quiso alguna vez ser histonador? o ¿se F~OPUSOen alguna mo, respuesta colectiva de Sweezy, Lefebre, Takahashi y
ocasión escribir una historia?”. De cualquier manera rem- otros a las propuestas de Dobb y que ha sido publicada por
mendamos la lectura de su ensayo: “Historia marxisia, Prisma-Ayuso, en México, 1983. Para una adecuada articu-
historia en constnicción” publicado en Hacer lo historia, lación entre los factores espaciales y demográficos en el
tomo I, págs. 179-219.Si se desea acudir a las fuentes proceso de construcción de modos de vida es recomendable
originales, es imprescindible consultar el Manifiesfo del ver a Pierre Vilar en CreEMienio y desarrollo, publicado
partido Comunista y el Prólogo a la ContribucZn R io por Aiel, Barcelona, en 1976. Otro de los tópicos que ha
crítica de la economía piífica para extraer algunas de las suscitado un gran interés teórico y hasta enconados debates
nociones fundamentales del niaterialismo histórico. A tia- ha sido el modo de producción asiático. Anunciado por
veS de losMonurcritos econám‘co-fisófios se desarrolla Marx en el ya multicitado Prólogo a la Contribución a la
la idea de una historia como realización de una esencia crítica de la econonúapolífica,ha sido interpretado, defor-
humana, al tiempo de que en La ideología alemana la mado, enriquecido, reinterpretado, etc., en diferentesiatitu-
historia es trabajada como producto de la praxis social. Por des y por diferentes cientistas sociales, sobre todo en las
último, en El capital no sólo nos presenta la historia carno décadas de los sesenta y setenta. Las referencias bibliog-
un proceso de desarrolllo de las fuerzas productivas en ráficas son abundantes, destacan: Jean Chesneaux,El modo
contradicción con las relacionesde producción,sino quenos de producción asiático, Grijalbo, México, 1982; Maurice
entrega una “const~ccióndel tiempo” en materia econónii- Godelier, Elmododeproduccwn asiútico, Eudemr, Argen-
ca, etcétera. tina, 1966. Por supuesto hay que mencionar el libro enca-
8 Alberto J. Pla, Mododeprodirccwn asiático y ias formacio- bezado por Roger Bartra, El moda deprcducción asiáfico,
neseconómico-socioiesincayarfecq El Caballito,México, Era, México, 1969. Obras de consulta indispensable son:
1979, p9g. 15. Gianni Soffri, El modo deproducción asiático, historia de
9 Ibid., pag. 15. UM controversia marxista, Península, Barcelona, 1971, y
10 Alain Badiou y Louis Althusser, Materialismo hisfóricoy Alberto J. Pla, Modo deproducción asiáfuoy las forma-
materialismo dial&fico, (Cuadernos de Pasado y Presente ciones económico-sociales inca y azfeca, El Caballito,
núm. 8) Argentina, 1972, pág. 38. México, 1979.
11Labiblio~afíaesextensa,demodoquesepropondráloniás Respecto a la historia económica de América Latina hay una
representativo y, en muchos casos, 610 la ficha bibliog- importante cantidad de trabajos en términos de modos de
ráfica. Por su alto valor metodológico: Teoría económica producción, particularmente aquéllos referidos a la época
delsistemafeudaldeWitoldKula,publicada por Siglo XXI, colonial. Es fundamental la obra colectiva encabezada por
México, en 1974, que resulta ser una admirable vinculación Carlos S. Assadourian, Modo de prcduccwn ~JIAm¿ricn
entre historia y economía, en tanto elaboración y aplicación Lafina, Cuadernosde Pasado y Presente núm. 40, Córdoba,
de un modelopara IeCOnstNir el funcionamiento del Sistema Argentina, 1973. Por su carácter altamente polémico es

211
conveniente Capitalismoy subdesarrolloen América Lati- 20 Ambas publicaciones han sido traducidas y refundidas en
na, de A. Gunder Frank, publicada por Signos, Buenos su mayorparlebajo el notubrcdeFiucruacinnmccondnuurs
Aires, 1970.Por su nM6n pmnorámica, los mibripsde Celso e historia rocial por Tecnos, Madrid, 1962.
Furta&, LQ economía latinoamericana dede la conquista 21 Aparte del MsdiLcrriuieo y de L a hirloria y las cienliar
&rica hasta la revolución cubana, Siglo XXI. México, sociaies del propio Eraudel, están los trabajos de Simiand
1969 y M a r d o Carmapmi, Fon>lacidn y crisis de un y Labrouse citados aqui; también Jean Pierre Mhudier,
sistema feudai. América Latina del sigh XVI a nircslros Fernand Brsudcl o la nueva hisforia, (Nuevas lecturas de
días, Siglo XXI, México,1976. Por 61tim0, es conveniente historia, n b . 1) UPTC, Colombia, 1988.
leer Precios del ma& y crisis agrícolas en hféxiw (17’08- 22 Funand Braudcl, L a hirtortr y k7s ciencias sociaiu, pá@.
1810),de Enrique Florescano, publicada por El Colegio de 122-123.
México en 1969, así como la síntesis Historia &mica 23 Ver Jesn Maruewski. Inbor*cfiOna I‘hktoire Quanfifari-
de América Latina, preparaaS en 2 tomas por Ciro F. Car- ve, h o z , Oi& 1965, e Histoire Quanrirativr de 1%0-
doso y Hcctor Perez Brignoli y publicada por (-ritica, Bar- nomiefraqaUq íSEA, París, da; P w e cbaunu, Histaue
celona, 1979. quantitatiw ou histoire &idle, ‘Qhiers Vilfredo Pareto”,
12Ver C. Marx y F. Engeb, El Mani[fjCSWdel Parlulo Comu- Oincbra, 1968, Emcst Labrvusse. ~iufnrncioncs económi-
nista, Beiyig, iengvns Extranjeras, 1984 Pogs. 32-33. cas e hkforia social
13 Ver Ser& h pú,%íarx-Eng¿¡: diez conce&SPUUQmen- 24 Ver Rodonck mud, MLrodoscuantitativospara historiado-
tales en proyección hktórica, Nuestro Tiempo, México, res, AliaaZa Universidad, Madrid, 1979.
1977,págs. 18-19. 25 Ver el excelente artículode FranwisFuret. ‘in cuantitativo
14 Franco Catalano, Mefodología y em&- de la hisforq en historia”, en Hacer la hktoriÜ, vol. 1,W, Barcelona,
Península, Barcelona, 1980, pág. 210. 1978, págs. 55-73,
15 Pierre Cñaunu, op. cit., pág. 66. 26 Peter Temin (co~D.).L a Nuew historia económica.Lecru-
16 Ernest Labrouse, Flucliurcionesecon&nicas e historia so- rpr&c&%ianzaWniv&d,Mabid, 1984,&,9.
crai, Tecnos, Madrid, España, 1980, pág. 20. 27 Ver este interesanteensayo dc Maurice Uvy-Leboyer: ‘La
17 Cim F.S. Cardoso y Héctor Perez Brignoli (campis.), His- New Economic History”,en Hisrooria econáaiCn y cuanri.
rorra económica y cuant@cación, (col. Sepaetenias, n6m. fuacióq pág. 83.
279) México, 1976, pág. 5. 28 C h F.S. csrQ.0 y H.PCrez Bngnoli, Los méiodar de lo
18 Franco Catalano, op. cit., pág. 237. historia, ürijalbo, México. 1977. pág. 39.
19 Fernand Braudel, L a historia y las c i e n c k sociak~, Aiian- 29 Hisloria eaonómica y cuanf@cación, pág. 127.
za Editorial, Madrid, 1982,pBgs. 179-180. 30 Manuel l M 6 n dc b r a , Mcroddogía de la hisroria social
de Espoñrz Siglo XXI. Madrid, 1977, pág. 48.

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