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Teoría del poder

MARXISMO:
Según Karl Marx EL MOVIMIENTO POLITICO DE LA CLASE OBRERA TIENE
COMO OBJETIVO FINAL LA TOMA DEL PODER POLITICO escrito en una carta
a BOLTE en noviembre de 1871, cuando se trataba de la conquista del poder
social y la lucha política de clases.
Además, podríamos decir que de otra forma de lucha de clases como lo era la
parte económica o la ideológica. Teniendo en cuenta lo que dice Marx, los cambios
en cuanto a la base económica pueden generar una gran influencia en la toma del
poder, las prácticas políticas las cuales van a representar un mayor peso.
Además, Marx, aunque no realiza una teoría del poder, pero de una manera u otra
nos hace entender que “el poder político”, nos habla propiamente, es la violencia
que se encuentra de manera organizada de algún tipo de clase de opresión a otra.
(Marx y Engels, 2011).
 Es por esto, que marxistas anteriores se adentraron aún más en las teorías
del poder como, por ejemplo, para Antonio Gramsci (1977) lo que se refería
al poder de las clases dominantes en cuanto al proletariado y a todas
aquellas clases que se encontraban sometidas en el modelo de producción
capitalista, no se encuentra dado simplemente por el control de los aparatos
represivos que tiene el estado.
 Es decir que este poder se encuentra fundamentado por la “supremacía” de
tipo cultural que aquellas clases dominantes lograban ejercer sobre las
clases que se encontraban sometidas, esto a través del control del sistema
educativo, de las instituciones religiosas y algunos medios de comunicación.
Michel Foucalt:
Teniendo en cuenta la teoría de Foucalt, podemos ver que el defendía el poder
que se podía encontrar en diferentes tipos de lugares, ya que esta no provenía
en si de ningún lado. Es decir, el poder no podía ser localizado en un sitio
estratégico como una institución o un estado en cuanto a la idea marxista de
querer tomar poder no seria posible de ninguna manera. PODEMOS DECIR
QUE EL PODER ES UNA RELACION DE FUERZA QUE SE DA EN UNA
SOCIEDAD EN UN MOMENTO DETERMINADO. Así, el poder, al ser
resultado de las relaciones de poder, esta en todas partes. Y estos sujetos no
pueden ser considerados de tipo independiente en cuanto a estas relaciones.
Foucalt, dándole la vuelta a las anteriores concepciones del poder, se pregunta
¿COMO PUEDEN LAS RELACIONES DE PODER PRODUCIR REGLAS DE
DERECHO QUE A SU VEZ PRODUCEN DISCURSOS DE VERDAD? Aunque
el poder, el derecho y la verdad se retroalimentan, el poder se mantiene
siempre cierta influencia preponderante sobre el derecho y la verdad.
EL PODER SOCIAL EN LA PSICOLOGIA
Dentro de la psicología social, Jhon French y Bertram Raven 1959, nos proponen
cinco formas de poder. Sobre estas cinco formas se asentarían los recursos sobre
los que se apoyan los que ejercitan el poder. Estas formas de poder son las
siguientes:
1. EL PODER LEGITIMO: Es el poder de un individuo o grupo que tienen
gracias a la posición relativa y a las obligaciones del jefe dentro de una
organización o sociedad. El poder legitimo confiere a quien lo ejerce una
autoridad formal delegada.
2. PODER DE REFERENCIA: Capacidad de ciertos individuos para persuadir
o influir sobre otras personas. Esta basado en el carisma y las habilidades
interpersonales de aquel que ostenta el poder, es decir aquí la persona
sometida al poder toma como modelo al portador de poder y trata en lo
posible de actuar como él.
3. EL PODER EXPERTO: Deriva de las habilidades o de la pericia de algunas
personas y de las necesidades que la organización o la sociedad tienen de
estas habilidades. Es decir, al contrario de otras categorías, este tipo de
poder es usualmente muy especifico y de tipo limitado al área en particular
en la cual el experto esta cualificado.
4. PODER DE RECOMPENSA: Depende de la capacidad que tiene el líder de
poder otorgar recompensas materiales. Es decir, nos habla de como el
individuo puede llegar a dará a otros como una recompensa algún tipo de
beneficio, como: tiempo libre, regalos, promociones, incremento en el
salario o en algunos de los casos de la responsabilidad.
5. PODER DE COACCION: Se basa en la capacidad para poder imponer
castigos por parte de quien lo ostenta. Puede asimilarse a la capacidad de
poder eliminar o no el dar recompensas y tiene su fuente en el deseo de
quien lo somete a el de poder obtener recompensa con valor, pero solo bajo
la forma negativa del temor a no volver a recibirlas.

EL PODER COMO ATRIBUTO Y EL PODER COMO


VÍNCULO
En los estudios sobre la personalidad autoritaria parece persistir el concepto
weberiano del poder como atributo. Más allá de establecer mediciones en las
distintas escalas, el poder parece seguir siendo “la probabilidad de imponer la
propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y
cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad” (Weber,1979:43). Desde una
línea distinta, Foucault instala el concepto de un poder que circula, en una
estructura reticular que remite a los vínculos sociales. La microfísica del poder
foucaultiana sugiere “…no analizar las formas reguladas y legítimas del poder a
partir de su centro…, captar en cambio el poder en sus extremidades, en sus
terminaciones, ahí donde se hace capilar” (Foucault,1996:30).

Esta idea circulatoria del poder lleva, de algún modo, a pensar las relaciones de
poder en términos de estructura vincular, y no de mero atributo. En este sentido,
se vuelve indispensable tomar en cuenta la Teoría Psicosocial del Poder que
Narciso Benbenaste formula en “Psicología de la Sociedad de Mercado”
(Benbenaste, 2006) y consolida en “Psicología de los Regímenes Políticos”
(Benbenaste, 2009). Es esta teoría la que sintetizaremos, mostrando sus
principales fundamentos e identificando las variables que, llegado el caso,
permitirían estudios empíricos sobre poblaciones específicas.

PSIQUISMO, MEDIACIONES SIMBÓLICAS Y GÉNESIS


DEL PODER
Ante todo, Benbenaste sostiene que el psiquismo “se constituye en una matriz de
relaciones intersubjetivas”. Por lo tanto, el sentido de la existencia del sujeto es la
forma en que se experimenta como ser intersubjetivo: “es la calidad de las
mediaciones intersubjetivas en la vida pública el meollo de la calidad de vida de
una sociedad”. Se impone aquí, antes de ingresar de lleno en la concepción
teórica de Benbenaste, recordar que la idea expresada en el párrafo anterior se
encuentra ya, de algún modo, en Vygotski, quien “amplió brillantemente este
concepto de mediación en la interacción hombre-ambiente al uso de los signos así
como de los utensilios… Vygotski estaba convencido de que la internalización de
los sistemas de signos culturalmente elaborados acarreaba transformaciones
conductuales y creaba un vínculo entre las formas tempranas y tardías del
desarrollo del individuo” (Cole/Scribner,2006:26).
Como es sabido, el significante “poder” tiene, en nuestra lengua, una doble
acepción: sustantiva y verbal. Benbenaste adopta, por convención, la mayúscula
cuando se hace referencia al uso sustantivo, y la minúscula en el uso verbal. Así,
hablará del “vínculo Poder” y, en casos particulares, de la relación entre Poder y
poder.
La definición de Poder de Benbenaste resignifica la noción weberiana: “A
diferencia de Max Weber y la forma tradicional de concebirlo, nosotros
consideramos que el Poder es un tipo de vínculo; un vínculo entre quien porta la
representación de un ‘polo (o función) estructurante’ y quien lo hace en el ‘polo
(función) estructurado’. Ambas representaciones son suplementarias”
(Benbenaste,2001:86). Es la articulación de este par con el resto de las variables
de la Teoría lo que permite “resignificar desde el conocimiento psicológico –en
relación al uso sociológico y de la psicología social habitual– la categoría Poder”
(Benbenaste, 2003:78). Y cuanto más determinante es el Poder en una sociedad,
sea desde lo formal o desde lo informal, “más pobres son las mediaciones
simbólicas entre los sujetos en la vida pública”.
Estrictamente hablando, “la génesis del Poder no se halla en un determinado
momento histórico; es entonces, epistemológicamente considerada, una categoría
que tiene status antropológico”. Para explicar esta génesis, la teoría busca
establecer lo que ha permanecido común en el desarrollo humano. Esta
“invariante” se encuentra en la situación de indefensión que presenta el ser
humano en las primeras etapas desde su nacimiento: “el neonato carece de la
capacidad para simbolizar sus necesidades o pulsiones y, menos aún, para operar
sobre la realidad externa”. Esta carencia determinará una estructura, caracterizada
por un vínculo en el que el adulto ocupa una posición de “estructurante”, y el niño
o niña una posición de “estructurable”.

LAS TRES PROPIEDADES DEL VÍNCULO PODER

Profundizando en la génesis del Poder, Benbenaste identifica tres propiedades:


a) inmediatismo, dado por “la ineficiencia del recién nacido para simbolizar sus
necesidades o impulsos y, por ende, cualquier otro atributo del mundo”, situación
que lleva a que, desde la posición estructurante, la madre (o sustituto) se torne
representante del mundo simbólico, ayudando a que el recién nacido, a través de
su desarrollo ontogenético, vaya madurando como “sujeto capaz de simbolizar sus
pulsiones y necesidades”; b) asimetría, pues el neonato (o infante) ocupa el lugar
estructurable, y el adulto el estructurante, pero no a la inversa; y c) dualismo, ya
que “desde la posición del bebé, el otro, literalmente, lo es todo”, y por ende la
ausencia del estructurante desencadena en él angustia, en tanto su presencia lo
hace calmar (en otras palabras, la ausencia de estructurante “desestructura” al
estructurable).
Pasada la etapa de indefensión, la estructura vincular que se estableció en aquel
período inicial con el adulto se transforma “en arquetipo de lo que, en el ámbito
político-social, llamamos Poder”. En otras palabras, “en todos los seres humanos
hay un grado u otro de disposición a ubicarse en el vínculo Poder, sea más en la
posición de estructurante o bien de estructurable”. De todos modos, si bien esta
disposición a ubicarse en el vínculo Poder es generalizada, “la importancia que
adquiera el Poder como modelo vincular para cada individuo dependerá, por un
lado, de cuánto perduren en su subjetividad las características infantiles,
regresivas, y por otro, de la insuficiencia del desarrollo y la calidad institucional de
la sociedad en que le toque vivir”.
Desde la posición estructurable, el sentido del Poder es “evitar la angustia que
produce el hallarse desestructurado”. Desde la posición estructurante, en cambio,
“el sentido primordial del vínculo Poder se realiza a través de la operación psíquica
que el Psicoanálisis llama renegación”. En este caso, el sujeto “desconoce la
angustia de su limitación como ser deseante –por ende, mortal–“, pues coloca
inconscientemente a quien ocupa la posición de lo estructurable como
“prolongación vital de su anhelo”. Así, el sujeto estructurante “suspende, en la
fantasía, su apercepción de finitud, esto es de ser mortal”. Al hablar de sentido
primordial –esto es, antropológico– desde la posición de estructurante, queda
claro que hay sentidos históricos del Poder, que se sobreimprimen al primordial.
Entre estos otros sentidos –considerados de vigencia histórica– se destacan dos:
el Goce por lo que el otro no tiene y el Goce por emanciparse del trabajo a través
del trabajo del otro. 

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