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¿Qué tal otra broma, Murray? ¿Qué obtienes cuando cruzas un solitario mentalmente enfermo
con una sociedad que lo abandona y lo trata como basura? ¡Te diré lo que obtienes! ¡Obtienes
lo que te mereces!
Los problemas mentales corresponden a aquellos síntomas o conductas que producen malestar
emocional y generan limitaciones para la relación con otros, pero son menos graves que un
trastorno mental. En esta línea, los problemas mentales están asociados, según el curso de vida, a
dificultades de aprendizaje y de comunicación, conductas de riesgo alimentario, alteraciones del
sueño, exposición a eventos traumáticos como violencias o pérdidas de un familiar, síntomas de
depresión y ansiedad, entre otros (Encuesta Nacional de Salud Mental, 2015). Por otro lado, los
trastornos mentales son alteraciones clínicamente significativas de tipo emocional, cognitivo o
comportamental que generan disfunción del desarrollo de las funciones mentales, procesos
psicológicos o biológicos en el individuo. Estos se diferencian de los problemas en salud mental en
la severidad de la sintomatología, grado de disfuncionalidad del individuo y condiciones crónicas
asociadas a trastornos depresivos y de ansiedad, esquizofrenia, la epilepsia, trastorno por Déficit
de Atención e Hiperactividad, trastornos de la memoria, entre otros (Encuesta Nacional de Salud
Mental, 2015).
Enfoque para la prevención de violencias en niñas, niños y adolescentes Con el fin de entender
como el modelo ecológico explica las violencias en la niñez y adolescencia, Cicchetti, Toth, and
Maughan (2000) desarrollan un modelo sencillo a partir del ecológico, conocido como el modelo
bioecológico transaccional de violencia contra las niñas y niños, para explicar cómo diversos
factores del sistema ecológico (i) pueden causar que las niñas, niños y adolescentes se vean
expuestos o no a la violencia, y (ii) que esta exposición genere diversas consecuencias de
desarrollo (Cicchetti, Toth, & Maughan, 2000; Cuartas, 2019). Este modelo reconoce que la
ocurrencia de la violencia se da por la interacción de múltiples factores de riesgo en el ambiente e
insuficientes factores protectores. El modelo bioecológico transaccional muestra que múltiples
factores en el macrosistema (la aceptación de la violencia), exosistema (la violencia en el barrio), el
microsistema (el estrés parental), y el individuo (el sexo y temperamento del menor de edad),
pueden constituir factores de riesgo o protección. Estos factores, entonces, interactúan entre sí
para determinar un mayor riesgo o protección, donde un desequilibrio negativo causado por
exceso de riesgos y ausencia de factores protectores puede incrementar la probabilidad de
exposición a la violencia (Cicchetti & Toth, Child maltreatment, 2005; Cuartas, 2019) Teniendo en
cuenta que el hogar es el primer y principal entorno en el que la primera infancia interactúa, los
modelos y estilos de vida de los miembros de la familia determinan unos patrones de
comportamiento en el niño y la niña que se interiorizan de manera involuntaria; por lo tanto el
tipo de relación que se establezca, la imagen que tenga el menor de las personas con quien reside
y la trasmisión cultural que se realice, será una primera referencia de normas y valores, las cuales
le permitirán emitir juicios sobre sí mismo, siendo la base para la formación de su personalidad, y
será determinante en la manera de interactuar con miembros de su familia e individuos de otros
entornos (Departamento Nacional de Planeación, 2007; Jaramillo, 2007).
1. Procesos - en los cuales se establece una interacción bidireccional entre los individuos y
colectivos con respecto a personas significativas (padres, familiares, amigos cercanos,
profesores, mentores, compañeros de trabajo, pareja, entre otros).
• De esta forma, para saber cómo abordar la promoción de la salud mental, es necesario
incluir en el análisis los entornos y el curso de vida, y de manera trasversal el enfoque Inter
seccional. Los entornos consisten en aquellos espacios históricos, físicos, sociales y
culturales en los cuales se desarrolla una persona; incluyen no solo la nominación del
espacio, sino también las dinámicas que se generan a su alrededor, los roles que se
asumen y las interacciones que se presentan. Para efectos del análisis del presente
documento CONPES se considerarán seis entornos: comunitario, laboral, educativo, hogar,
virtual e institucional.