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Técnicas de modificación de conducta en el

aula
Unidad didáctica 1.
Los problemas de comportamiento en el aula

En este módulo pondremos de manifiesto


las características de los alumnos en
las diferentes etapas educativas y
analizaremos las estrategias que
podemos proponer a los profesores para
prevenir la aparición de conductas
problemáticas en el aula y/o responder
de forma adecuada ante la aparición de
determinados comportamientos o
dificultades que pueden interferir en el
ritmo de la clase.

Como psicólogos, es necesario conocer y


dominar estas estrategias, con la finalidad
de dar a nuestra intervención un
enfoque global, que considere todos los
ámbitos en los que se desenvuelve el niño
o adolescente con el que trabajamos.

A continuación, te enumeramos aquellas


competencias desarrolladas en la unidad
didáctica y los objetivos específicos que
definen su capacitación.

• Competencia
◦ Identificar los problemas de conducta más frecuentes en el aula en función de múltiples
variables.

• Objetivos específicos
◦ Determinar los problemas de comportamiento con base en la edad, estilo educativo,
grupo, centro educativo o psicopatologías.
1.1. Alteraciones del comportamiento
Hacer ruidos, levantarse constantemente, hablar sin pedir
permiso, proferir insultos contra compañeros, desafiar al
profesor... Tanto en el aula como en el centro escolar en general,
se dan muchas y variadas conductas (Conducta:Hace
referencia al conjunto de actos y comportamientos exteriores de
un ser humano que resultan visibles y plausibles de ser
observados por otros. La conducta está regida por tres principios:
el de casualidad (toda conducta obedece a una causa concreta),
el de motivación (toda conducta está siempre motivada por algo,
El criterio del docente
es una respuesta a un determinado estímulo que recibimos) y el
es fundamental en la
de finalidad (todo comportamiento siempre persigue un fin).) que
valoración de las
se caracterizan por una trasgresión (ya sea manifiesta como
conductas de los
encubierta) de lo que el profesor considera como
alumnos en el aula.
comportamiento adaptado del alumno.

Existen múltiples clasificaciones de estas conductas, pero es


necesario ser consciente de que la valoración que de ellas se hace depende, en gran parte, del
criterio del docente, que se ve influenciado por la frecuencia de aparición de las distintas
conductas, su intensidad, la edad del profesor, el nivel de información psicopedagógica
que posee, de su subjetividad, de su sistema de valores, de la ratio profesor/alumnos,
etc.

A continuación, presentamos una clasificación de las causas, que acostumbran a estar detrás
de las alteraciones del comportamiento que los niños y los adolescentes suelen mostrar
en el aula:

• Problemas de comportamiento propios de la edad del niño o adolescente.

• Problemas de comportamiento derivados del estilo educativo del profesor.

• Problemas de comportamiento derivados de las características del grupo clase.

• Problemas de comportamiento derivados del funcionamiento del centro educativo.

• Problemas de comportamiento derivados del estilo educativo de la familia.

• Problemas de comportamiento derivados de posibles psicopatologías.

1.1.1. Problemas de comportamiento propios de la edad del niño o


adolescente
Las conductas infantiles inadecuadas pueden presentar cierta “normalidad” en determinadas
etapas del ciclo vital.

Así pues, los episodios de desobediencia pueden formar parte del desarrollo del niño o
adolescente.
1.1.2. Problemas de comportamiento derivados del estilo educativo del
profesor
El profesor puede tener dificultad en establecer los límites de la conducta debido a su estilo
educativo como formador.

Por un lado, podemos encontrar profesores con un estilo permisivo. En estos casos, el
profesor no marca pautas y deja que el alumno adquiera los hábitos libremente. Este
método dificulta el aprendizaje de la autonomía, el autocontrol (Autocontrol:Hace referencia a
la capacidad consciente de regular los impulsos de manera voluntaria. Una persona con
autocontrol puede manejar sus emociones y regular su comportamiento. Así pues, se puede
diferenciar entre autocontrol emocional (capacidad para controlar y expresar las emociones de
forma adecuada, logrando que no sean estas las que guíen la conducta) y autocontrol
conductual (capacidad de autonomía, para funcionar de forma independiente a los demás).) y
puede provocar problemas de comportamiento en el aula por falta de límites. Es un estilo
incoherente, las normas no están claras ni tampoco las consecuencias de la conducta.

En el extremo contrario, podemos encontrar profesores con un estilo autoritario, es decir,


aquel en el que todo está previsto y decidido. Los alumnos aprenden porque se les obliga a
seguir unas pautas de conducta rígidas y fracasan porque se les exige más de lo que pueden
hacer. Este tipo de actuación puede crear ansiedad, inseguridad y la aparición de
comportamientos inadecuados en el niño.

Además de la dicotomía presentada, los profesores pueden presentar otros estilos


educativos, como por ejemplo, el estilo sobreprotector, es decir, aquel en el que el educador
tiende a responsabilizarse excesivamente del niño. Esto tiene como consecuencia la formación
de un autoconcepto (AutoconceptoEs el concepto que tenemos de nosotros mismos. En él
intervienen varios componentes, que se relacionan entre sí: nivel cognitivo-intelectual (ideas,
opiniones, percepciones y procesamiento de la información exterior), nivel emocional-afectivo
(juicio de valor sobre nuestras cualidades personales) y nivel conductual (decisión de actuar, de
llevar a la práctica un comportamiento consecuente).) negativo en el niño, permitiéndole
desarrollar pocas habilidades sociales y provocando que dependa en exceso de los demás.
1.1.3. Problemas de comportamiento derivados de las características del
grupo clase
La clase es un grupo peculiar, que en un principio no podría ser
considerada como tal, ya que un grupo no es la mera suma de
individuos que se sientan juntos para compartir una actividad de
aprendizaje. Para conseguir convertir dicha clase en un grupo
sería necesario disponer de una finalidad y de un dinamismo
propio fruto de las relaciones que se establecen entre los
miembros que la forman. Así pues, el grupo clase se forma a lo
largo del curso, ya que, en un principio, el alumnado no está en
él por elección, sino de forma impuesta.
La comunicación dentro
• El buen funcionamiento de un grupo depende de la presencia del grupo es vital para
de ciertos aspectos básicos que son, en definitiva, los que lo el proceso de
definen como tal. Entre estos aspectos podrían destacarse los vinculación a dicho
siguientes: grupo.

• El grupo debe proporcionar a cada alumno sentimientos de


seguridad, apoyo y reconocimiento de su valía.

• Los roles de los miembros del grupo deben ser asumidos y deseados. A cada miembro del
grupo se le asigna un papel, una conducta esperada, determinada, aceptada y tolerada por el
grupo en relación con su posición dentro del mismo. Muchos de los conflictos personales que
aparecen en los grupos tienen su origen en que las personas se ven obligadas a desempeñar
un papel con el que no están de acuerdo.

• Lo que le aporta cohesión a un grupo, sentido de cooperación y deseo de trabajo


conjunto, es la existencia de una serie de normas conocidas, pactadas y aceptadas por
todos sus miembros.

La comunicación e interacción dentro del grupo es un componente básico para el desarrollo


de un sentido de vinculación a un grupo. A veces este no se produce por falta de un
procedimiento de comunicación adecuado en el grupo.
1.1.4. Problemas de comportamiento derivados del funcionamiento del
centro educativo
Algunos de los problemas que pueden darse en el centro educativo y potenciar, por tanto, los
problemas de comportamiento de sus alumnos, son:

• Un currículum escolar poco adaptado a las necesidades de los alumnos.

• La falta de atención individualizada a los alumnos con necesidades.

• La ausencia de normas de convivencia consensuadas.

• La competitividad y el trabajo poco cooperativo.

• La discrepancia de criterios entre el profesorado y la familia.

• La deficiente formación específica del profesorado en lo que se refiere a los problemas de


conducta y a las estrategias de resolución de conflictos.
1.1.5. Problemas de comportamiento derivados del estilo educativo de la
familia
Las pautas y estrategias educativas que los padres utilizan en
las interacciones con sus hijos determinan, en gran medida, su
comportamiento tanto dentro como fuera del centro
educativo. Teniendo en cuenta las dimensiones de apoyo y
control, podemos diferenciar y describir los siguientes estilos
educativos de los padres:

• Estilo autoritario,caracterizado por un control máximo y un


apoyo mínimo. Estos padres entienden que la educación ha
de fundamentarse en un estricto cumplimiento de normas El estilo educativo de
inmutables y que su papel consiste en velar por dicho los padres es un factor
cumplimiento a través de constantes castigos. Además, es muy determinante en
frecuente el uso de técnicas punitivas, carencia de habilidades los comportamientos de
negociadoras y que los recursos emocionales sean escasos. A los hijos.
los hijos de padres autoritarios no se les permite razonar o
pensar sobre las normas y sus puntos de vista no se toman en
cuenta o se infravaloran. Con frecuencia, muestran un comportamiento ansioso, agresivo,
culpable, hostil, elevada frustración, baja autoestima (Autoestima:Es el sentimiento de
aceptación y aprecio hacia uno mismo, que va unido al sentimiento de competencia y valía
personal. No se trata de algo heredado, sino aprendido de nuestro alrededor, mediante la
valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la
opinión de los demás respecto a nosotros.) y autonomía personal, además de una gran
dificultad para adaptarse a los cambios de su entorno.

• Estilo evitativo o indiferente, caracterizado por un control mínimo y un apoyo que


puede estar o no presente. Los padres suponen una paternidad no responsable, debido a
que no ofrecen modelos de referencia, invierten muy poco tiempo en la formación de los
hijos, presentan una implicación emocional baja con ellos, manifiestan falta de exigencia,
carecen de normas y de seguimiento y proyectan indiferencia hacia las actitudes y las
conductas de sus hijos.

• Los hijos de padres indiferentes se caracterizan por una baja autoestima, inestabilidad
emocional, bajos logros escolares, inconstancia, baja autonomía, buscan el afecto fuera del
ámbito familiar y tienen reacciones agresivas y conductas desviadas. Además, su capacidad y
competencia en las relaciones sociales es escasa y muestran una acusada dependencia,
sobre todo hacia las personas adultas. En general, estos niños se muestran poco respetuosos
con las normas, las cuales infringen constantemente.

• Estilo asertivo, caracterizado por un afecto máximo y un control que disminuye poco a
poco con la edad. Los padres dan muestras de una gran sensibilidad hacia las
necesidades del hijo a través de la existencia de normas claras sobre las que deben razonar y
dialogar, y de un firme seguimiento de estas, de la estimulación de la responsabilidad y la
independencia de los niños, y de una comunicación abierta y bidireccional. Estos padres
se caracterizan por tener una visión de sus hijos como sujetos activos en el proceso de
socialización y desarrollo. Los hijos de padres asertivos presentan un elevado nivel de
autoestima, autoconcepto y creatividad, una elevada autoconfianza, seguridad en sí mismos,
una mayor madurez emocional y una adecuada capacidad para tomar decisiones y
relacionarse con los otros.

• Estilo sobreprotector, caracterizado por un elevado afecto y control. Estos padres


intentan controlar la vida de sus hijos, pero sin emplear las tradicionales normas
disciplinarias, mostrándose cada vez más controladores y llegando incluso al chantaje
emocional. Los padres se presentan como aliados de los hijos, con una disposición rápida
para cumplir cualquier deseo del niño. Los hijos de padres sobreprotectores suelen presentar
un fuerte sentimiento de pertenencia, por lo que no se fomenta el autocontrol y se
genera una dificultad para la independencia y la autorresponsabilidad.

• Estilo permisivo, caracterizado por un elevado afecto y un control escaso. Para estos
padres, sus hijos son seres que han de desarrollarse mediante sus propios medios, y su
capacidad como adultos para interferir en dicho proceso es mínima, por lo que se sienten
muy poco responsables del desarrollo de su hijo. Consideran que el conocimiento y
cumplimiento de normas no es importante en el progreso, por lo que evitan demandar a sus
hijos dicho cumplimiento e incluso intentan evitar exhibir un comportamiento impaciente
ante ellos.
Los hijos de padres permisivos pueden expresarse y comportarse en la forma en que crean
oportuna o que les apetezca, tomando decisiones que no les competen o para las que aún no
se encuentran preparados. Estos niños presentan a menudo comportamientos inmaduros
y un control de sus impulsos bastante deficiente. Además, su competencia social es baja y
tienden a ser muy demandantes e inmaduros, con escasa capacidad de concentración y
esfuerzo.

Coordinación entre la familia y el centro educativo


Además de la importancia de los estilos educativos que acaban de exponerse, algunos de los
problemas de comportamiento de niños y adolescentes pueden venir dados por la falta de
coordinación entre la familia y el centro educativo.

En este sentido, algunos de los motivos que pueden fomentar esta descoordinación son los
siguientes:

• La familia no acude al centro educativo cuando este solicita su presencia, ya sea porque
está muy ocupada o porque se desentiende de esta obligación.

• La familia acude al centro educativo, pero con una postura de exigencia y de


desconfianza.

• La familia se ciñe a la versión del alumno y solo acude para quejarse.


1.1.6. Problemas de comportamiento derivados de posibles psicopatologías
Se hallarían en este grupo los trastornos que en los manuales de clasificación diagnóstica
se clasifican dentro de los trastornos pordéficit de atención y/o comportamiento
perturbador.

Este subgrupo está comprendido por:

• Trastorno disocial: forma extrema de comportamiento caracterizado por la agresión con


crueldad hacia personas o animales (el joven amenaza o intimida a otras personas, inicia
peleas, etc.), comportamientos dirigidos a destruir la propiedad (por ejemplo, a través de
incendios o de otras conductas violentas); así como actitudes fraudulentas, robos y/o
violaciones graves de las normas (escapadas de casa, absentismo escolar, etc.).

• Trastorno negativista desafiante: se manifiesta con terquedad persistente, resistencia a


las órdenes y la renuncia a comprometerse, ceder o negociar con adultos o compañeros. Son
jóvenes que, de forma deliberada y persistente, desafían los límites establecidos, ignoran las
órdenes y discuten o no aceptan el ser acusado por los propios actos. Esta hostilidad puede
dirigirse hacia los adultos o hacia los compañeros y se manifiesta molestando
deliberadamente a los otros o agrediéndolos verbalmente (normalmente, sin las agresiones
físicas más serias que se observan en el trastorno disocial).

• Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) combina un


comportamiento hiperactivo con la falta de atención y de continuidad en las tareas, que se
presentan en situaciones variadas y persisten en el tiempo. Existen tres subtipos: el
predominantemente inatento (TDAH-I), donde predomina una disfunción en el control de la
atención sostenida, dificultad para la organización y planificación del trabajo, etc. El segundo
subtipo es el hiperactivo-impulsivo (TDAH-HI), donde lo más relevante es la impulsividad y
las dificultades en el control inhibitorio. Por último, el más común de todos ellos es el subtipo
combinado (TDAH-C), donde aparecen las dificultades de inatención, exceso de actividad e
impulsividad. Todos esto síntomas, en función de la severidad de los mismos, interfieren más
o menos en el ritmo de trabajo del grupo clase, provocando interrupciones frecuentes,
llamadas de atención o expulsiones del aula.

Aparte de los trastornos que acabamos de comentar, no podemos olvidar los problemas de
comportamiento que, en ocasiones, pueden presentar niños y adolescentes con
discapacidad intelectual, excepcionalidad intelectual, trastornos de la comunicación,
dificultades de aprendizaje, trastornos del espectro autista, etc. En estos casos, los
problemas conductuales son secundarios al trastorno principal, pero no por ello menos
importantes.

Psicología Clínica Infantojuvenil

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