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VALORACIÓN PARTIDO POPULAR

Edificio de Pedro Mariño en la calle Marqués de Amboage


LA CORUÑA

Los absurdos añadidos autorizados por el Gobierno municipal, como el


del edificio de Pedro Mariño en la calle marqués de Amboage, son un
buen ejemplo del urbanismo caótico practicado por los sucesivos
gobiernos socialistas de esta ciudad. Es asombroso que ahora Losada
anuncie su propósito de impedir este tipo de aberraciones, cuando ha
tenido 28 años para poner sentido común donde hasta ahora solo ha
habido estropicios. Incluso en su etapa de concejal de urbanismo, en
1994-1995 y en 2004-2006, no presentó ninguna iniciativa para
terminar con este tipo de actuaciones que carecen de la más mínima
sensibilidad urbanística.

La respuesta del actual alcalde alegando que esta actuación cumplía


las normas, para tratar de enmendar la característica configuración de
los edificios en “diente de sierra” con este tipo de “chepas”, solo
traduce que es necesario cambiar las normas que el mismo aprobó y
apoyó durante todos los años que formó parte del Gobierno municipal.
Además, su postura de trasladar la responsabilidad de este tipo de
actuaciones a la Xunta de Galicia es otro ejemplo más de la política de
balones fuera que aqueja a este bipartito municipal.

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Para los populares esta claro que el Gobierno municipal es el principal
responsable de otorgar este tipo de licencias urbanísticas y de
provocar la continua destrucción del patrimonio urbanístico de
nuestra ciudad, con muchos ejemplos como la urbanización de
Adelaida Muro o el fallido intento de contruir torres de viviendas a 500
metros de la Torre de Hércules, en el Agra de San Amaro. Además, es
paradójico que el Gobierno municipal consienta este tipo de añadidos
para después dejarlos fuera de ordenación en el nuevo PGOM.
LA CORUÑA

El Partido Popular, en caso de tener responsabilidad de gobierno a


partir del mes de mayo, se compromete a revisar el PGOM y realizar un
catálogo de edificaciones que defina las actuaciones que se podrán
realizar en este tipo de edificios para garantizar la protección de
nuestro patrimonio e impedir las aberracciones urbanísticas
autorizadas en los últimos años.

Urbanismo con joroba


La sorpresa de esta semana está cerca de la estación de autobuses...
Por Laureano López

30/1/2011
El urbanismo es una caja de sorpresas. Nunca sabes lo que te vas a
encontrar hasta que los obreros, que son unos mandados y bastante tienen
con trabajar en este país plusmarquista en desempleo, retiran la lona. La
sorpresa de esta semana está cerca de la estación de autobuses, donde el
destape muestra una edificación que, de entrada, ha generado un intenso
diálogo entre los lectores a través de las páginas, de papel y digitales, de La
Voz. El debate es sobre lo estético y sobre lo ético. ¿Lectura positiva? La
polémica ha rescatado del olvido una joya arquitectónica oculta en Marqués
de Amboage, una de las herencias que el arquitecto Pedro Mariño dejó a
todos los coruñeses. Para la inmensa mayoría de los lectores no hay lugar a
dudas: se ha producido un estropicio, otro, en el urbanismo coruñés.
El gobierno local ha confirmado que la operación de estética en el número 7
de esta calle cumple al dedillo la legalidad. Más que ser un consuelo, la

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revelación asusta, y añade cuestiones inquietantes: ¿Qué cosas más se
pueden hacer bajo el paraguas de la legalidad? ¿Estirarán la Casa Salorio
dos plantas amparados en la legalidad? ¿Se construirá algún día un
apartamento sobre la Domus? ¿Crecerá de tamaño la Colegiata para
coronarla con un ático moderno a mayor gloria de la arquitectura de
vanguardia? Sí, el asunto de las chepas en los edificios no es nuevo.
Eustaquio Giannini, responsable de la restauración de la torre de Hércules
en el siglo XVIII, la aumentó en una planta, pero en lugar de un pegote dejó
para la historia una obra maestra que ahora es patrimonio de la humanidad.
LA CORUÑA

Está claro que hay jorobas y jorobas...


Volvamos al edificio de Pedro Mariño en Marqués de Amboage. ¿Había
necesidad de aumentarlo de tamaño? ¿Ha mejorado el resultado al original?
¿Anda la ciudad, con 20.000 pisos vacíos, escasa de vivienda, y por eso es
necesario tirar para arriba cueste lo que cueste? ¿Cuánto tardarán en
emular la operación los edificios vecinos?... Al insigne arquitecto no le
podemos preguntar su opinión sobre el asunto, porque falleció en 1931,
después de dejar su firma en el palacio municipal, la Casa del Sol o, a
medias con el arquitecto Pan de Soraluce, el segundo Ensanche de la
ciudad. La concejala de Urbanismo sí ha podido hablar. Obdulia Taboadela
nos ha obsequiado con una noticia bomba: «Nosotros -se refiere al
Ayuntamiento- no somos vigilantes del buen gusto ni de la estética, para
esto está la Consellería de Cultura». ¿Puede el Ayuntamiento mirar para otro
lado apruebe lo que apruebe la Consellería? Esperemos que Cultura no
autorice desde Santiago que se pinten de verde y morado las galerías de la
Marina... Si velar por la estética de la ciudad no es competencia municipal,
que nos expliquen qué funciones tienen los ayuntamientos. El argumento de
la edila de que tiene las manos atadas, por la ley y por una consellería, no es
de recibo: el gobierno local, que lo fía todo en materia de urbanismo a la
revisión del PGOM, aún sin fecha, ha litigado con la Xunta por asuntos
mucho menores que esta prótesis que le han colocado al edificio de Pedro
Mariño. Por desgracia, hay quien sigue practicando la cultura de balones
fuera. La política, como el fútbol, es así.
Que la obra de Marqués de Amboage sea legal no es consuelo. Más bien,
asusta.

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