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Particularmente las desigualdades socio-económicas se han profundizado en
torno al transcurso de la pandemia de acuerdo con la organización humanitaria
Oxfam, al menos 73 de los multimillonarios que hay en América Latina y el
Caribe han incrementado sus fortunas en un total de 48.200 millones de
dólares entre marzo y junio. En paralelo, se estima que 52 millones de
personas volverían a la pobreza en la región por el impacto del coronavirus2.
Esto deja en evidencia que los discursos y premisas antes señaladas, que son
implantados desde antaño son solamente palabras vacías de un sistema
mundial que cada vez se ve más obligado a utilizar el monopolio de la coacción
para detener los efectos sociales de una crisis desigual. ¿Y por qué digo
desigual? Porque al margen de que el virus puede afectar a todo ser viviente,
los privilegios de clase y el aislamiento social, así como la asepsia son
sumamente heterogéneos (por supuesto con primacía en los sectores más
acaudalados) los cuales tienen acceso a una calidad sanitaria mucho mayor y
no tienen la necesidad imperiosa de correr el riesgo de contagiarse en su
trabajo, tal como hemos visto en numerosos casos (Ver: Observatorio y mapa
de contagios: se multiplican los casos de Covid-19 en fábricas y empresas del
AMBA)
Ante todo esto cabe preguntar cuáles han sido los dichos y justificaciones que
han utilizado diferentes personas afines al poder (o en su defensa) que
intentan impermeabilizar cualquier intento de modificación estructural. Y es
aquí cuando nos encontramos con declaraciones de muy diverso orden (no
solo por su origen sino por su triste ingenio) que van desde la marcha del 17A,
pasando por Eduardo Feinmman (Ver: Eduardo Feinmann y la vuelta del “meta
bala a los delincuentes”)hasta el supuesto defensor de pobres Juan
Grabois(Ver: ENTREVISTA | Juan Grabois: “Berni es el permitido del ala progre
del Gobierno”).¿De qué hablamos? Estamos hablando de una matriz de
pensamiento subyacente que en mayor o menor medida une a toda esta línea
de pensamiento (que a primera vista parece muy diverso) que un poco más a la
izquierda o un poco más a la derecha, se pelean por mantener un barco que
poco a poco se está hundiendo con toda su tripulación adentro.
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1 ¿Quién paga la cuenta?;Recuperado de
https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/621033/bp-quien-paga-la-cuenta-covid-19-
270720-es.pdf (Consultado el 31 de Agosto de 2020)
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Si bien los fenómenos transversales al capitalismo tardío en un país en vías de
desarrollo3 se siguen manteniendo, es claro que la crisis del covid-19 va a
marcar un hito en la historia del siglo XXI para dar origen a una nueva crisis del
modelo de producción existente y que se vislumbra como post-pandemia. Para
ello, uno puede suponer que las tendencias reaccionarias de la burguesía van a
estar a flor de piel y que es indispensable responder a ello con inteligencia. Es
por ello que resulta fundamental la organización y auto-organización de
asambleas de trabajadores, unión y coordinación en torno a los sectores
explotados, denuncias, así como marchas y protestas para dar un giro antes
que sea tarde y la cuenta la paguen los de abajo.
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Un eufemismo que se quiso implantar para ocultar el subdesarrollo.