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KICILOFF – SMITH- MARX-KEYNES

Es importante comprender cuáles fueron las principales fuerzas y corrientes teóricas contra las que Smith debió
enfrentarse a fines del siglo XVIII.
En La riqueza la obra contiene una defensa del capitalismo pero debe considerarse, más que nada, como una reacción
y una crítica a la sociedad tradicional, escrita precisamente en la época de transición entre un sistema y el otro
El surgimiento de la economía política tiene como precondición el quiebre definitivo con la tradición escolástica
(corriente teológica-filosófica predominante del pensamiento medieval, se basó en la coordinación entre fe y razón y
suponía una subordinación de la razón a la fe) y su modo de comprender los procesos sociales desde una óptica
fundamentalmente permeada por la teología
La apología de la sociedad moderna de Smith puede interpretarse como un resultado de su rechazo hacia las
tradiciones medievales.
La tradición escolástica y teológica se convierte .aunque no siempre de manera explícita. en uno de los adversarios
teóricos de Smith en el plano de las concepciones generales sobre el mundo, la naturaleza, el hombre y la sociedad.
Smith dedica buena parte de su libro a refutar dos corrientes económicas:el mercantilismo y la escuela fisiócrata
El aporte de Smith puede apreciarse más adecuadamente si se lo considera en primer lugar como una respuesta al
pensamiento medieval acerca de la sociedad en general y, en el campo de las teorías económicas, a las ideas
mercantilistas y fisiócratas.

La contribución de Smith puede inscribirse dentro de la gran corriente de pensamiento denominada ilustración
europea que ha perseguido desde siempre el objetivo de liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores .El
programa de la Ilustración era el desencantamiento del mundo. Pretendía disolver los mitos y derrocar la imaginación
mediante la ciencia. Se podría afirmar que su principal
adversario fue entonces el oscurantismo medieval y, más precisamente, las reacciones que dentro del campo de la
teología suscitó el surgimiento del régimen capitalista.
La acelerada expansión de las relaciones capitalistas a lo largo del siglo XVIII puso en movimiento a las fuerzas
conservadoras que se oponían a las vertiginosas transformaciones en todos los campos de la vida social.
Las antiguas doctrinas sostenidas por la teología chocaban frontalmente con las formas económicas modernas en
expansión, como el comercio, la industria y el crédito.
Los doctores escolásticos, sobre la base de sus interpretaciones de las sagradas escrituras y de los textos filosóficos del
período clásico, habían fundamentado su oposición al uso del crédito (la prohibición de la usura), fuertes reparos al
comercio (el amor al lucro era considerado un pecado) y mediante sus especulaciones acerca del precio justo a la libre
contratación y la libre competencia.
Cuando el avance del capitalismo comienza a socavar las bases de la sociedad tradicional, arrasando a su paso con las
comunidades medievales, con las costumbres afianzadas por siglos y con los estrechos vínculos fundados en el control
religioso, algunos representantes de la Iglesia no podían ver como resultado de esta transformación otra cosa que el
advenimiento de la catástrofe y el caos generalizado:
la absoluta disolución de los vínculos entre los hombres.

La cuestión teórica en disputa puede plantearse de este modo: ¿una vez quebrantadas las formas tradicionales de
organización de la producción, la distribución y el consumo, cómo puede asegurarse que la sociedad dispondrá de los
medios necesarios para su sustento?

Smith se propone demostrar que las formas económicas del sistema capitalista no conducen hacia una desorganización
general sino que, por el contrario, el capitalismo está regido por un conjunto de leyes que aseguran la reproducción
material de la sociedad y su progreso.
Intenta probar que el nuevo orden económico al no estar gobernado por los principios y normativas tradicionales ni
por las regulaciones y restricciones feudales, no se convierte en un sistema anárquico sino que, por el contrario,
existen determinadas leyes que aseguran la coordinación entre todas sus partes componente y la libre operación de
estos mecanismos no hace otra cosa que promover el bienestar del conjunto.

¿Qué son las leyes económicas?


Smith descarta de plano toda vinculación inmediata entre las leyes económicas y las leyes divinas.

Las leyes económicas no están originadas o regidas por los designios de Dios, ni se se trata de leyes de la naturaleza,
como las que rigen los movimientos de los cuerpos celestes, las mareas o la sucesión de las estaciones
Son leyes del hombre, leyes de la sociedad. Éste es el punto de partida de la investigación del Smith y es lo que
estampa en su obra la impronta iluminista.
Las leyes económicas refieren entonces a fenómenos puramente humanos, es decir, no se fundan en el mandato divino
ni en determinaciones naturales.
Se puede atribuir el origen de estas leyes a la razón individual, es decir, a la voluntad consciente, a la de
cada hombre. El argumento sería el siguiente. Si un determinado modo de actuar resulta más provechoso o
satisfactorio cuando se lo considera desde una perspectiva estrictamente individual y esto mismo ocurre con cada uno
de los individuos que componen la sociedad, entonces, por obra de esa conveniencia individual, tal conducta y sus
resultados se impondrán luego como leyes económicas generales.
Por ejemplo, si para cada individuo resultara razonable y conveniente cambiar sus productos por otros, entonces los
productos se transformarán en mercancías para ser llevadas al mercado y tendrán un precio regulado por la oferta y la
demanda. Este razonamiento equivale a sostener que las formas y las leyes económicas modernas son esencialmente
racionales ya que su existencia misma está fundada en la voluntad individual, en un cálculo de conveniencia
El otro origen está asociado con la naturaleza humana , es decir, con ciertas inclinaciones o propensiones innatas del
ser humano, con su instinto natural.
Ambas opciones que ubican el origen de las leyes económicas o en la razón o en el instinto, en el alma o en el cuerpo
tropiezan con un mismo problema metodológico
¿cuáles son estas cualidades e impulsos del hombre natural.?
Las principales soluciones para este inconveniente fueron tres:
 el método empleado por Hobbes, que consiste en tomar la vía de la introspección; el teórico debe escudriñar
su propio interior despojándose de todas las impurezas culturales, históricas, psicológicas y sociales para
descubrir los caracteres naturales de la especie
 el estudio empírico que consiste en visitar y estudiar alguna sociedad primitiva aún activa para buscar
aquello que caracteriza al hombre en aquel estado, tratando de determinar si dicho rasgo subsiste luego en la
sociedad capitalista.
 un experimento analítico que consiste en imaginar cuál sería el comportamiento del hombre actual en el
hipotético caso de encontrarse aislado y desprovisto de las relaciones propias de la sociedad capitalista. El
más famoso de estos ejercicios de la imaginación proviene de la literatura: es el Robinson Crusoe de Daniel
Defoe.
Ninguno de estos recursos es demasiado convincente. No es fácil descubrir las características de la naturaleza humana.
Se pretende demostrar que las leyes que rigen su movimiento brotan directa e inexorablemente de ciertos atributos
propios de la especie humana.
Cada vez que Smith se propone develar el origen y la esencia de las formas y leyes económicas que estudia opta por
alguna de estas dos soluciones: o bien sostiene que nacen de la razón individual o bien que provienen de la naturaleza
humana, de sus instintos naturales.
Para ilustrar este problema puede citarse el famoso pasaje (el único) en donde aparece la metáfora de la mano
invisible que, según Smith, guía los negocios de la sociedad hacia las actividades más provechosas, asegurando el
bienestar general.

Cuando un individuo pone todo su empeño en emplear su capital, en sostener la industria doméstica, y dirigirla a la
consecución del producto que rinde más valor colabora de una manera necesaria en la obtención del ingreso anual
máximo para la sociedad.
Ninguno se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabe hasta qué punto lo promueve. Cuando
prefiere la actividad económica de su país a la extranjera, únicamente considera su seguridad, y cuando dirige la
primera de tal forma que su producto represente el mayor valor posible, sólo piensa en su ganancia propia
En este como en otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus
intenciones.

La sociedad está gobernada por ciertas leyes cuya forma de operar y sus efectos son desconocidos para los individuos
que la componen. Ambos caminos el de la razón y el del instinto pueden ser igualmente cuestionados:
¿cómo es posible que la sociedad capitalista, tratándose de una época histórica determinada, esté presidida por leyes
que no hacen más que reflejar la abstracta razón humana o las características innatas de la especie?

Las leyes económicas son, en efecto, leyes objetivas. Operan a espaldas de los individuos, más allá de su conciencia o
incluso en contra de su voluntad .como guiadas por una mano invisible.
En otras palabras, la sociedad está gobernada por leyes cuya operación y efectos son desconocidos para los individuos.
Podría decirse que, pese a la señalada ruptura con el pensamiento religioso, de un modo indirecto este tipo de
explicación guarda también cierta semejanza con los procedimientos de la teología, dado que las leyes económicas, si
bien estarían originadas por las inclinaciones naturales o por las decisiones racionales de los individuos , no son,
finalmente, menos eternas e inmutables que las leyes divinas.
Ambas vías (la razón y el instinto) abren el camino para cuestionar las soluciones ofrecidas por Smith: ¿cómo es
posible que la sociedad capitalista, tratándose de una época histórica determinada, esté presidida por leyes que no
hacen más que reflejar la razón abstracta o las características innatas de la especie?

Precio natural, precio de mercado y leyes de la distribución


El precio (valor) de toda mercancía se forma computando sus costos de producción, que a su vez están compuestos
por salarios, ganancias y rentas.
El precio íntegro de cualquier mercancía va a dar a las manos del capitalista, quien a su vez paga con ese monto los
salarios y la renta.
Al final del día, si llamamos ganancias a aquella parte que conserva el capitalista, inevitablemente el precio será igual
a la suma de las porciones en las que se repartió dicho monto, ni un peso más ni un peso menos.
Sin embargo, las circunstancias coyunturales del mercado pueden hacer variar súbitamente los precios y también los
costos. Al cambiar los precios, alguno de los componentes deberá también modificarse (generalmente, la ganancia,
pues el capitalista será quién en primera instancia reciba esos ingresos adicionales mientras el obrero y el terrateniente
suelen pautar sus retribuciones de antemano).
Smith establece una separación analítica entre el precio registrado en cada momento en el mercado y otro valor al que
denomina precio natural de la mercancía.
El precio natural no está relacionado con los requisitos de trabajo sino que, en línea con la teoría de los costos de
producción, es sencillamente aquel que alcanza para pagar la tasa promedio o corriente de salarios, beneficios y
rentas.
Cuando el precio de una cosa es ni más ni menos que el suficiente para pagar la renta de la tierra, los salarios del
trabajo y los beneficios del capital empleado en obtenerla, prepararla y traerla al mercado, de acuerdo con sus precios
corrientes, aquélla se vende por lo que se llama su precio natural
El precio natural es el que alcanza para pagar los salarios, los beneficios y las rentas promediales.
El precio al que efectivamente se venden las mercancías en cada situación particular se denomina precio de mercado
y puede encontrarse por encima o por debajo del precio natural.
La oferta y la demanda regulan el precio de mercado: si la cantidad de una mercancía que en determinado momento se
lleva al mercado no alcanza para cubrir las necesidades de la demanda que de ella habría al precio natural, dado por
los costos promediales, se iniciará una competencia entre los compradores
para obtener las unidades disponibles del artículo que se resuelve a través del incremento del precio de mercado por
encima del nivel natural.
Cuando, a la inversa, la cantidad ofrecida en el mercado excede a la demanda efectiva (es decir, la cantidad deseada al
precio natural), el precio de mercado tenderá a reducirse por debajo del costo promedio (precio natural).
Únicamente cuando la cantidad llevada al mercado coincide con la demandada, el precio de mercado es igual al precio
natural y ninguna fuerza empuja el precio hacia arriba o hacia abajo.

El precio de mercado no puede alejarse demasiado del precio natural.


La cantidad de cualquier mercancía que se lleva al mercado se ajusta por sí misma a la demanda efectiva. Si la
demanda efectiva (que es la cantidad que se desea adquirirse al precio natural) se mantiene por debajo de la oferta, el
precio de mercado caerá y alguno de los componentes del precio deberá pagarse por debajo de su tasa natural, lo que
conduce a la reducción de la cantidad producida de ese artículo. Cuando la demanda, por el contrario, excede a la
oferta, la producción tenderá a elevarse hasta satisfacer de este modo a la demanda efectiva.
De esta manera, existe una tendencia a la igualación de la ganancia, el salario y la renta en todas las
producciones, de modo que en ninguna componente del precio se ubique por encima del nivel promedio, lo que
asegura que los precios de mercado se acomoden también hasta ubicarse en su nivel natural.

En suma: si la cantidad ofrecida difiere de la demandada el precio se aleja de su nivel natural, pero luego la oferta se
expande o se contrae y el precio regresa a su punto de reposo.

Un ejemplo puede facilitar la comprensión del razonamiento. Supóngase que la producción de un metro de tela negra
tiene un costo de 20 pesos, 10 para pagar los insumos y 10 que alcanzan para retribuir según la tasa promedio a los
trabajadores (con un salario de 5 pesos) y a los capitalistas (con una ganancia de 5 pesos también). La demanda de tela
al precio de 20 pesos alcanza a 100 metros diarios (demanda efectiva). Si, la demanda crece súbitamente, los
compradores competirán por la cantidad disponible, elevando el precio de mercado de la tela negra por encima del
precio natural, hasta llegar a los 30 pesos. Si son los capitalistas quienes se quedan con la diferencia, la ganancia en
esta rama será mayor que la
ganancia natural (promedio). Otros capitalistas dirigirán sus capitales hacia la producción de tela, elevando la oferta
hasta que la ganancia y el precio recobren su nivel normal.
La conclusión es que: El precio natural es el precio central, alrededor del cual gravitan continuamente los precios de
todas las mercancías.
El conjunto de actividades desarrolladas anualmente para situar cualquier mercancía en el mercado, se ajusta en forma
natural a la demanda efectiva .

Smith observa que en condiciones de libre competencia el precio de mercado no puede mantenerse por mucho tiempo
debajo del precio natural, pues tal situación conducir á a que se retire el capital, la tierra y/o el trabajo empleados en
aquella actividad.
Sin embargo, existe una asimetría, pues la situación inversa puede perdurar, es decir, el precio de mercado puede
quedar suspendido por encima del precio natural obteniendo así ganancias, salarios o beneficios extraordinarios.
¿Cómo se consigue este privilegio?
En primer lugar, existe la posibilidad de guardar un secreto comercial (una oportunidad de mercado que pocos
conocen) o uno industrial (una técnica productiva más eficiente). En segundo lugar, algún productor puede disponer
de tierras especialmente fértiles, lo que reduce sus costos y eleva la renta. Por último, ciertos privilegios estatales
exclusivos otorgados a determinadas compañías limitan la cantidad producida y elevan el precio hasta su nivel
máximo. Estas restricciones a la competencia y a la entrada de nuevas firmas crean un monopolio
El precio de monopolio es, en todo momento, el más alto que se puede obtener.
Por el contrario, el precio natural o de libre competencia es el más bajo que se puede conseguir, no en todas las
ocasiones, pero sí en un período considerable de tiempo. El primero es el mayor que se puede exprimir de los
compradores o que se supone están dispuestos a pagar; el segundo, el más bajo con que se contentan generalmente los
vendedores sin dejar de operar en el respectivo
El precio de mercado tiende siempre a igualarse al precio natural, que no es más que aquel que cubre el costo de
producción a las tasas promedio de ganancia, salario y renta.
Si se acepta que el precio natural se encuentra determinado por estas tasas naturales promedio, para encontrar los
determinantes del valor hay que formular las leyes que fijan el salario, la ganancia y la renta naturales.
El valor del producto se forma sumando otros elementos que son también precios, de modo que el secreto está ahora
en la explicación sobre la determinación del salario, la ganancia y la renta que se han convertido en la fuente del valor.
Las tasas naturales de salario, ganancia y renta se regulan por las circunstancias generales de la sociedad, su riqueza o
su pobreza, su condición estacionaria, adelantada o decadente que las desviaciones de la oferta y la demanda conducen
a cambios en los precios.

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