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Es una cifra positiva, aunque queda mucho potencial por explorar. Más
de la mitad de todas las exportaciones de la región con Asia se concentran en
cuatro productos y sus derivados: soja, petróleo, acero y cobre. En contraste,
los productos que importamos de Asia, la mayoría de ellos manufacturados,
son mucho más diversos. Por ejemplo, las cuatro principales exportaciones
chinas a la región representan tan sólo un 13% del total de sus exportaciones.
“Esta situación tiene sentido. América Latina es una región con muchos
recursos naturales, mientras que Asia, y en particular China, son potencias
industriales hambrientas por materias primas”, dice Paolo Giordano,
economista comercial principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Sin embargo, esta dinámica puede cambiar. Si eliminamos los cuellos de
botella en las exportaciones, el comercio entre los países del Pacífico puede
alcanzar su verdadero potencial”. En el informe del BID, Aprovechar la
conectividad: Cómo desatar el potencial comercial de América Latina y el
Caribe en Asia , Giordano argumenta que la clave está en una combinación
entre facilitar la logística y establecer tratados comerciales para el beneficio de
ambos continentes
. Reducir los aranceles, renovar la infraestructura y bajar los costos
logísticos podrían potenciar las exportaciones de América Latina y el Caribe
con Asia en un 28%. De hecho, el reporte estima que estas reformas también
incrementarían el valor de las exportaciones a otras regiones como la Unión
Europa y Estados Unidos, dado que una reducción en los costos de logística y
transporte harían a la región más competitiva a nivel mundial. Los países
asiáticos también se beneficiarían de estas medidas. Se estima que sus
exportaciones a América Latina y el Caribe aumentarían en un 41%.
Reducir los costos comerciales aumentaría el consumo privado – una medida
de bienestar económico – en un 1,6% y un 0,7% en las regiones de América
Latina y el Caribe y Asia, respectivamente. Brasil, Uruguay y Paraguay serían
los más beneficiados del continente. En Asia, China, Corea del Sur y Singapur
observarían las mayores ganancias. El reporte también indica que el
crecimiento del flujo comercial cambiará las dinámicas productivas de los
países. Se estima que los sectores agrícolas y de alimentos tienen el mayor
potencial de crecimiento, donde Brasil podría expandir su producción agrícola
en un 4,5%. Otros sectores como el minero, en particular entre los países de la
Alianza del Pacífico y Brasil, observarían crecimientos de 4,3% y 3,8%,
respectivamente; el manufacturero, por otro lado, aumentaría en la producción
de partes automotoras en un 8,3% y de maquinaria en 4% en América Central.
Para realizar las estimaciones previas, el reporte utiliza una metodología
donde simula lo que ocurriría con una reducción de todos los aranceles por
debajo del 50%, una fuerte restricción de los picos arancelarios, una reducción
en un 15% de los costos de transporte y una mejora sustancial para evitar las
ineficiencias logísticas. Lo anterior no es una medida menor, sobre todo para
una región que enfrenta una brecha de inversión en infraestructura de
aproximadamente $150.000 millones al año. Pero mejorar la logística es solo
una parte de la ecuación; para lograr cambios sostenibles también es necesario
crear nuevos tratados comerciales.
Una de las grandes oportunidades es comerciar con China, conforme a
que su clase media crece y sus preferencias de consumo evolucionan, China
presenta a la región una enorme oportunidad para exportar más alimentos
procesados, los cuales generan mejores rendimientos que los productos
alimentarios sin procesar. Sin embargo China, al igual que la mayoría de los
países de Asia, tiende a imponer mayores aranceles en los productos que
incorporan mayores niveles de procesamiento. Esto limita la capacidad de los
países latinoamericanos para agregar valor a sus exportaciones de productos.
Los productores latinoamericanos también se ven afectados por regulaciones y
estándares de seguridad estrictos que son necesarios para exportar a Asia,
también conocidos como “barreras no arancelarias”. Mientras estas medidas
están diseñadas para proteger a los consumidores, representan un obstáculo
para los exportadores ya que están sujetos a demoras para obtener los
certificados necesarios. Para entender el valor de los tratados comerciales,
podemos examinar los casos de Perú y China. Hace ocho años, firmaron un
tratado de libre comercio que ha resultado en la exportación de 548 nuevos
productos a China, la mayoría en sectores no tradicionales como tecno-
mecánicos, textiles o químicos.
11.Conclusiones
Asia-Pacífico cada vez tiene un mayor dinamismo económico en la
Economía Mundial y sobre todo en América Latina, el dinamismo de
inversiones en la región se a incrementado en los últimos años.
Actualmente, China representa un nivel importante de los países
asiáticos en las inversiones y comercio con América Latina puesto que
es uno de los países que más compra y vende en el mercado
latinoamericano, y complementa su comercio con Latinoamérica, en lo
que respecta a intercambios entre materias primas y productos
tecnológicos.
Lo que necesitamos son inversiones significativas para cerrar nuestras
brechas de infraestructura, y Asia tiene el capital y experiencia para
construir infraestructura de clase mundial. Si se junta con tratados de
libre comercio inteligentes y protecciones estrictas para generar una
mayor sostenibilidad financiera, social y ambiental, podríamos llegar a
un punto donde todos ganan.