Revista de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar

MOSAICO
Journal of the Spanish Federation of Family Therapy Associations

SEPTIEMBRE 2011 G Nº 49 15 €

CON LA COLABORACIÓN DE

SPTF Sociedade Portuguesa

de Terapia Familiar

* *
monográfico: FAMILIA-ESCUELA Y TERÁPIA FAMILIAR
 en este
número…

5 Editorial
6 Noticias de las Asociaciones
8 Agenda de actividades
10 Desde la presidencia
14 Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas. La medicina
reproductiva en el origen de la familia.
22 Terapia con adolescentes: el foco de la entrevista sistémica
29 Días de vino y rosas
34 Paradigma perdido, realidad encontrada

MONOGRÁFICO
42 Presentación
44 Los cambios sobre género y su influjo en la psicopatología actual
53 Sexo y género: dos conceptos interdependientes
59 ¿Huevos o gallinas? Género y cultura, hasta la sepultura
61 Psicoterapia grupal con enfoque de género
67 Los aspectos de género en la terapia familiar
74 Preguntas y respuestas. Ellos contestan
86 Libro(s) recomendado(s)
88 Citas feministas contra la familia heterosexual

91 Recensión:
Terapia familiar sistémica: Aspectos teoricos y aplicación práctica
 CORRESPONSALES
Montserrat Babaiano Manzanares
Asociación Castellano-Manchega
e-mail: mababianom@yahoo.es
Juan Carlos Romero León
Asociación Vasco-Navarra
e-mail:smma.responsable@berritzu.com
Mark Beyebach
Asociación Castellano-Leonesa
e-mail: mark.beyebach@upsa.es
Esme Parrilla
Asociación Aragonesa
e-mail: esmeparrilla@gmail.com
MªJesús Boticario Galavís
Asociación Madrileña
EDICIÓN
e-mail: masuboticario@gmail.com
Federación Española de Asociaciones de
Terapia Familiar (FEATF) Antonio León Maqueda
Asociación Andaluza
DIRECTORES ANTERIORES e-mail: antonioleon@escuelacaleidoscopio.com
Roberto Pereira Tercero
Dolores González Díaz
Norberto Barbagelata Churruarín
Asociación Asturiana
Alfonsa Rodríguez Rodríguez
e-mail: dgonzalez@gijon.uned.es
Javier Ortega Allué
José Antonio Muñiz Torrado
DIRECCIÓN Asociación Gallega
Olga B. Díez Puig e-mail: mtorrado@mundo-r.com
COMITÉ EDITORIAL Ignacio Rubio Luengo
Annette Kreuz Smolinski Asociación Extremeña
Eugenio Ardid Pérez e-mail: nachorubio@hotmail.com
Andrea Torres Julia Hernández Reyna
REDACCIÓN Asociación Canaria
Mauro Ayala e-mail: juliahreyna@hotmail.com
Yolanda Cardona Muntaner
COLABORADORES HABITUALES Asociación Balear
Xavier Ortega e-mail: dunas@ole.com
Ana Paula Relvas
Ricardo Ramos Gutiérrez
COORDINADORA DE LA EDICIÓN Asociación Catalana
PORTUGUESA e-mail: ramosgutierrez@gmail.com
Madalena Carvalho Carmen Casas García
REDACCIÓN Asociación Valenciana
C/ Juan Llorens, 60-6ª e-mail: cedip@cop.es
46008 Valencia Ana Isabel Caparrós Oñate
Tlf. 606 86 00 99 Asociación Murciana
e-mail: mosaico@featf.org e-mail: atfrmpresidencia@gmail.com

DEPÓSITO LEGAL: B-16180-2005

ISSN: 1887-0600. MOSAICO, septiembre 2011. Nº49
“Mosaico no se identifica necesariamente con los juicios expresados en los trabajos firmados”
 EDITORIAL

Estimados lectores
Espero que hayáis disfrutado del merecido descanso estival y reto-
méis el período lectivo con fuerza y ánimo, al menos desde Mosaico,
tenemos muchas propuestas y muchas ganas de compartirlas.
En el número que os presentamos tenéis un nuevo artículo, no es
el primero, por tanto es una cuestión que realmente importante para
Olga Diez nuestro trabajo cotidiano. La necesidad de nuevos modos de repres-
tación de los genogramas adaptados a la realidad actual, en este caso
a las técnicas de reproducción asistida, muy interesante. Otro de los
trabajos que hemos publicado, es un trabajo de los presentados para
la obtención de la especialidad en Terapia Familiar y Pareja, anima-
mos a los estudiante que nos manden sus trabajos de fin de especia-
lidad para que sean publicados y compartidos en Mosaico. El tema de
la adolescencia, que siempre nos ocupa y preocupa, y que agradezco
a los autores la paciencia, ya que por problemas de espacio no fueron
publicado en su correspondiente monográfico. Y una experiencia per-
sonal desde la perspectiva de los años fundacionales, gracias.
No podemos más que dar un sincero agradecimiento a Alberto Ca-
rreras, que nos embarcó en unas Jornadas Aragonesas centradas en
Género y Terapia Familiar de las que han salido, uno no, varios mo-
nográficos. Material interesante, variado, y jugoso (si se me permite
la expresión), con apartados creativos que creo que no aburrirán en
absoluto a los lectores, juzguen ustedes mismos .
Quiero además comentar, que tenemos varios proyectos en marcha
para Mosaico, que ya iremos comentando, pero que va a exigir que
seamos muy estrictos en las normas de aceptación de los trabajos
para su posterior publicación. El comité editorial seguirá a partir de
ahora de forma reglamentaria las normas de publicación, que quedan
recogidas en la revista y/o en www.featf.org.
Ante de despedirnos recordaros que, nos vemos en Bilbao en el XXXII
Congreso de Terapia Familiar del 27 al 29 de octubre, es como siempre
nuestra oportunidad, una vez al año, de juntarnos para aprender, cono-
cer, saber, contar cosas nuevas y sobre todo para vernos y compartir.
¡En breve recibiréis una sorpresa de parte de Mosaico, espero que os
guste!. Y buena entrada de curso.

Olga B. Díez Puig, DIRECTORA DE MOSAICO

Editorial
NOTICIAS DE LAS ASOCIACIONES
ASOCIACIÓN DE TERAPIA FAMILIAR Y MEDIACIÓN DE GALICIA
VI ENCONTROS GALEGOS DE TERAPIA FAMILIAR
“Cambiando Hacia El Futuro:
Familias E Hijos”
El 4 de junio de 2011 nos hemos reunido algo
más de 100 personas en Pontevedra. Para la
apertura de las mismas contamos con la pre-
sencia de Carmen Bianchi, jefa territorial en
Vigo de la Consellería de Traballo e Benestar.
A continuación Valentín Escudero nos habló de
contextos familiares cronificados: las caracte-
rísticas del contexto y las familias, las formas
en que se posicionan inicialmente ante el tra-
tamiento, y las labores terapéuticas que nos
permiten acercarnos a ellas.
Manuel Juncal y Mariluz Losada, respectiva-
mente antiguo y actual coordinadora del Pro-
grama de Atención a Familias con Problemas
con sus Hijos/as, nos hablaron del Programa.
Manuel se centró en los aspectos importantes
en sus inicios y Mariluz en su situación actual y
en los cambios habidos desde entonces.
Roberto Antón nos expuso los principales ele-
mentos para intervenir con adolescentes en su
Carmen Bianchi y Antonio Olives
MOSAICOnúmero 49
práctica clínica pública y privada: qué casos
suele ver con más frecuencia, qué particulari-
dades de manejo presentan, y cómo adecuarse
a ellos.
Ya por la tarde, Carlos Domínguez habló de los
aspectos clínicos y legales del maltrato infantil.
Pilar Martínez y Carlos Vila nos expusieron
las particularidades de su trabajo en el marco
comunitario desde el que desarrollan su labor
con Menores, desde un ayuntamiento.
Las comunicaciones cerraron la jornada: Bi-
biana Vieito y José Antonio Muñiz expusieron
los datos de una evaluación de resultados; Da-
niel Latorre hizo una presentación humorísti-
ca de conceptos sistémicos a partir de frases
sacadas de contexto; Inma Araújo describió su
trabajo en el programa ambulatorio de Meno-
res de Alborada.
José Antonio Muñiz Torrado
Corresponsal en galicia
Valentin Escudero
 7

ASOCIACIÓN DE TERAPEUTAS DE FAMILIA DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

Entre las actividades que se desarrollaron en
el trimestre anterior destaca el seminario titu-
lado: “El modelo ANT (Attachement Narrative
Therapy) de intervención familiar, impartido
por Arlene Vetere y Rudi Dallos. Los asistentes
pudimos disfrutar con la practicidad y claridad
de los contenidos que compartieron con noso-
tros los ponentes.
Así mismo, el 28 de mayo tuvo lugar la Asam-
blea Anual de la Asociación donde se pudo
comprobar la creciente conexión con otras aso-
ciaciones y otras entidades. lo que posibilita
un mejor cumplimiento con las tareas propias
de la Asociación y un mayor servicio a los aso-
ciados y a las familias, en general, objetivo úl-
timo de nuestro trabajo.
Como actividades previstas próximamente,
tendremos como ponente a Barry Mason,
director del instituto de Terapia Familiar de
Londres, confirmado para el 25 y 26 de no-
viembre de 2011.
Así mismo, el 17 y 18 febrero de 2012,
Juan Rodríguez Abellán, terapeuta familiar y
director del Centro de Rehabilitación El Cau
de Castellón, impartirá un seminario sobre la
escuela estructural con el trabajo que Salvador
Minuchin hizo con las familias en el Congreso
Internacional de Castellón en el año 2008.
Carmen Casas García
Corresponsal de la Comunidad Valenciana

ASOCIACIÓN DE TERAPEUTAS DE FAMILIA DE LA REGIÓN DE MURCIA

Tras la asamblea general celebrada en junio 2011 se decidió enviar una carta al alcalde
de Lorca para ponernos en disposición de reunirnos con los servicios de atención a fami-
lias de Lorca, tras el terremoto de mayo.
Se decidió que en 2012 se haría un taller para trabajar las emociones de los profesiona-
les de ayuda y en 2013 la IIIJornada.
Nos han invitado a participar en un programa de radio llamado COSAS DE FAMILIA que
se emite en ONDA RADIO, en el 92.4 de la FM, en Beniaján, Murcia todos los jueves de
7 a 8 de la tarde. A partir de septiembre nos ocuparemos de esto.

Ana Caparrós Oñate

CORRESPONSAL EN MURCIA

Si deseas publicar una reseña de libro

o revista, contacta con la redacción:
mosaico@featf.org
Normas para la publicación: 500 palabras máximo
Formato Word (PC)

Noticias de las Asociaciones

AGENDA DE ACTIVIDADES
SOCIETAT CATALANA DE TERAPIA FAMILIAR

Lugar: Academia de Ciències Médiques i de la Salut de Catalunya i

Balears, Calle Mayor de Can Caralleu 1-7, Barcelona 08017
Hora: 20 H.
Entrada Gratuita Socios.

Fecha: 18 de Octubre de 2011

Titulo: Narrativa Terapéutica y Narrativa Cibernética ¿Algo que decirse?
Ponente: Ricardo Ramos Gutierrez. Psiquiatra y terapeuta Familiar.

Fecha: 15 de Noviembre de 2011

Título: Grupos Multifamiliares. Utilidad en los Transtornos de la Con-
ducta Alimentaria
Ponentes: Josefina Ruiz López, Psicóloga y Terapeuta Famliar; Victoria
Seto, Enfermera en Salud Mental; José Soriano, Psiquiatra y Terapeuta
familiar. Hospital de Sant Pau.

Fecha: 17 de Enero de 2012

Título: La construcción de la identidad del adolescente en la sociedad
posmoderna: retos y desafios.
Ponente: Javier Ortega, Psicólogo y Terapeuta Familiar.

Asociación Madrileña de Terapia de Pareja, Familia

y Otros Sistemas Humanos

CHARLA OCTUBRE 2011

Organiza: Asociación Madrileña de Terapia de Pareja Familia y Otros Sistemas Humanos
(AMTPFOSH)
Título: “Las redes sociales y su influencia en la familia”
Ponente: Nora P. Fernández Waisman
Duración: 2 horas.
Fechas: 18 de octubre de 2011. De 20:00 a 22:00
Lugar: Escuela Pública de Animación Juvenil de la CAM. Pso. de la Castellana, 101. Madrid
Matrícula: Entrada libre.
Información: AMTPFOSH. C/ Rodríguez San Pedro, 72. Tel. 91 543 84 80
www.amtpfosh.org
Precio: Gratuito

MOSAICOnúmero 49
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CHARLA NOVIEMBRE 2011

Organiza: Asociación Madrileña de Terapia de Pareja Familia y Otros Sistemas Humanos
(AMTPFOSH)
Título: “Crisis irresolubles, divorcios conflictivos, consecuencias en los hijos”.
Ponente: Mª Jesús Nieto Jiménez
Duración: 2 horas.
Fechas: 15 de noviembre de 2011. De 20:00 a 22:00.
Lugar: Escuela Pública de Animación Juvenil de la CAM. Pso. de la Castellana, 101. Madrid.
Matrícula: Entrada libre.
Información: AMTPFOSH. C/ Rodríguez San Pedro, 72. Tel. 91 543 84 80
www.amtpfosh.org
Precio: Gratuito

ASOCIACIÓN DE TERAPEUTAS DE FAMILIA DE LA REGIÓN DE MURCIA

Organiza: ATFRM
Título: Sesiones de coordinación-supervisión de casos
Ponente: Gema, Vocal de familia, Coordinación - Valentín Escudero, Supervisor,
Duración y Fechas: a determinar
Lugar: sede ATFRM Cartagena y aula facultad de psicología Murcia
Información: familia@atfrm.es
Precio: por determinar, para socios FEATF 20% descuento

ASOCIACIÓN ANDALUZA DE TERAPIA FAMILIAR

CURSO DE LA ESCUELA RELACIONAL SISTÉMICA “CALEIDOSCOPIO”:

Título: “Diagnóstico y tratamiento de la relación entre familia y servicios de menores”.

Ponente: A cargo de JORGE COLAPINTO.
Duración: 10 horas lectivas
Fechas: 2 Y 3 diciembre 2011 (viernes tarde de 17,30 a 22,00 y sábado de 9 a 14,30)
Lugar: Sevilla
Matrícula,Información, Precio a confirmar con el consiguiente 20% de descuento a los so-
cios de FEATF, más información en: www.escuelacaleidoscopio.com.

Agenda de actividades
DESDE LA
PRESIDENCIA

Querid@s soci@s:

Este va a ser mi último informe para la sección Desde la presidencia.

Como bien sabéis la legislatura llega a su fin y por tanto el próximo nú-
mero ordinario de Mosaico ya corresponderá a mi sucesor o sucesora. En
cualquier caso, no será en este número en el que me despida, sino que en
breve os vamos a mandar un número especial en el que os dirigiré unas
palabras para ello.

Javier Bou Seguiré pues con el ritual de informaros de lo tratado en junta directiva,
en concreto de la última realizada en mayo pasado. La primera decisión
que tomamos, en cumplimiento de los estatutos vigentes, fue la convo-
catoria de elecciones a la junta directiva, elecciones que como sabéis se
producirán en nuestro congreso de Bilbao.

La junta suscribió varias iniciativas a las que fuimos invitados desde

FEAP, una de apoyo al psicoanálisis como método terapéutico dado que
había sido eliminado como tal para los asegurados en MUFACE y el segun-
do como rechazo a una propuesta realizada en el Congreso de los Dipu-
tados que solo contemplaba como tratamiento del autismo a los modelos
cognitivo-conductuales. En relación a FEAP, deciros que hemos aceptado
su invitación para presentar un simposium en el Congreso Europeo de la
EAP que se celebrará en Valencia en el 2012, siendo Ricardo Ramos la
persona elegida para coordinarlo.

Fueron presentados en junta los borradores de modificación de los re-

glamentos de las comisiones, borradores que han sido mandados a las
asociaciones y a las comisiones para iniciar un proceso de revisión de los
mismos, tras más de ocho años de funcionamiento, con la solicitud de
que se hagan aportaciones y sugerencias a los mismos. El proceso está
abierto y animamos a la participación.

Ha habido cambios en las juntas de algunas

asociaciones, lo que habla de la necesaria capacidad
de renovación que tenemos.

MOSAICOnúmero 49

También estamos revisando la página web, con
el objetivo de hacerla más fácilmente autoges-
tionable y no depender tanto de un webmaster.
Enfatizamos la importancia de actualizar los
datos de las asociaciones obrantes en la web,
los datos de las escuelas, así como también
la importancia de que los socios publiquen en
ella sus datos profesionales. Se ha modificado
el sistema para bajar los números de Mosaico
dado que el anterior resultaba muy oneroso.
Siguen las conversaciones entre FEAP, AEN
y nuestra Federación para elaborar un docu-
mento de consenso sobre la psicoterapia, el
cual está bastante avanzado, y al que hemos
hecho aportaciones.
Los preparativos del congreso de Bilbao, como
habréis observado, van en marcha a buen rit-
mo y desde la presidencia y la junta os quere-
mos invitar a participar en él dado el interés
de los ponentes, la actualidad del tema y el
encanto de la ciudad de Bilbao, sin menospre-
ciar su gastronomía.
Hay una propuesta para realizar las jornadas
del 2013 en Mallorca, lo cual desde luego
resulta sugerente. Tened en cuenta que el
próximo año nuestros colegas portugueses
organizarán el II Congreso Ibérico de Terapia
Familiar en Lisboa (en cumplimiento del con-
venio que tenemos firmado), evento que des-
de luego esperamos aglutine los sistémicos
de la península.
11
Se han producido algunos relevos en comisio-
nes. Así para la comisión de investigación he-
mos nombrado presidente a Antonio Olives (de
la asociación gallega), dada la necesidad de
que fuera una persona que tuviera franca dis-
ponibilidad para acudir a las juntas. También
se ha producido el relevo en la de acreditación
y docencia, por renuncia del anterior presiden-
te, siendo elegida Ana Pérez para presidir la
misma. La junta quiere agradecer y reconocer
la labor llevada a cabo por los anteriores presi-
dentes y los miembros de dichas comisiones,
sin la cual la federación no habría avanzado
como lo ha hecho.
Por último, desearos una feliz
entrada en el otoño y reiterar la
invitación para que nos podamos
ver en Bilbao.
Un abrazo.
Javier Bou,
Presidente de la F.E.A.T.F.
Desde la presidencia
12
NUEVOS MODELOS FAMILIARES
Y NUEVOS GENOGRAMAS.
La medicina reproductiva en el origen de la familia.
Vicenta Giménez Mollá
Psicóloga especializada en
medicina reproductiva. Te-
rapeuta familiar sistémica y
de pareja. Grupo de Interés
de Psicología, Sociedad
Española de Fertilidad.
Unidad de Apoyo Psicológico
en Medicina Reproductiva.
vgimenez.ss@quiron.es
Alkolea Parkea, 7. (20012). San Sebastián. Guipuzcoa. España
MOSAICOnúmero 49
Se analiza la realidad legal en España de la
película americana “Los chicos están bien”
y “La decisión de Anne”, en relación a la
Ley 14/2006 sobre técnicas de reproduc-
ción humana asistida. Los nuevos modelos
familiares surgidos de estas técnicas, gene-
ran dificultades a los profesionales sanita-
rios para dibujar genogramas, por lo que se
realiza una propuesta de actualización.
infertilidad, esterilidad,
Palabras claves:
genogramas, nuevos modelos familiares.
It analyzes the legal reality in Spain of the
American film “The boys are right” and
“My sister’s keeper” in relation to the Law
14/2006 on assisted reproduction tech-
niques. The new family pattems emerged
from these techiniques, creating difficul-
ties of health professionals to draw geno-
grams, so it makes a proposal to upgrade.
Key words: infertility, sterility, genograms,
new family models.
Dra. Miren Mandiola Dr. Koldo Carbonero
Arizmendiarrieta Martínez
Médico especialista en Médico especialista en obs-
análisis clínicos. tetricia y ginecología.
Directora del laboratorio de Jefe del Servicio de Gineco-
Reproducción Asistida y logía, Obstetricia y Repro-
Genética. ducción Asistida.
unidadrep.ss@quiron.es unidadrep.ss@quiron.es
Hospital Quirón San Sebastián y Pamplona.

INTRODUCCIÓN
El pasado 25 de febrero de 2011, se estre-
nó en España la película, “Los chicos están
bien”. En esta película, se presenta a una
familia perfecta, compuesta por dos madres
lesbianas y sus dos hijos, que se desestabiliza
con la presencia en la familia, del donante de
esperma. Si esta familia hubiese acudido a un
terapeuta familiar ¿cómo se hubiese dibujado
el genograma?
Lisa Cholodenko, directora del film, presenta
la normalidad de estas nuevas familias, con
las mismas bondades y dificultades que el
matrimonio heterosexual, pero aplicado a una
pareja de lesbianas y dejando patente, que el
donante de esperma, supuesto padre biológi-
co, no forma parte de la familia y representa a
un varón que “cobró” 60 dólares por muestra
de semen entregada. Resaltar la diferencia-
ción que se realiza en la película respecto al
concepto de “padre biológico”, función mater-
na y función paterna, con independencia del
sexo del progenitor (biológico o social).
El objetivo de este trabajo es describir la si-
tuación legal en nuestro país de la medicina
reproductiva en relación a las películas cita-
das, los nuevos modelos familiares emergen-
tes tras el uso de la medicina reproductiva,
las limitaciones en su representación gráfica
(genogramas), así como la propuesta de nue-
vos símbolos gráficos que retraten la realidad
de la génesis de éstas nuevas familias.
NUESTRO MARCO JURÍDICO
En España, La Ley 14/2006, de 26 de mayo,
sobre técnicas de reproducción humana asis-
tida, en su capítulo II, artículo 6, enumera a
los usuarios de las técnicas, mencionando en
su apartado 1, párrafo segundo que la mujer
podrá ser usuaria o receptora de las técnicas,
con independencia de su orientación sexual.
Respecto a la selección del donante, el artí-
culo 6.4, expone que la elección del donante
de semen sólo podrá realizarse por el equipo
médico que aplica la técnica y en ningún su-
puesto podrá seleccionarse personalmente el
donante a petición de la receptora. En su artí-
culo 5.5 explicita que la donación será anóni-
13
ma, y que los hijos nacidos tienen derecho por
sí o por sus representantes legales, a obtener
información general de los donantes que no
incluya su identidad. Sólo excepcionalmente
–dice la Ley- en circunstancias extraordinarias
que comporten un peligro cierto para la vida o
la salud del hijo, o cuando proceda con arreglo
a las Leyes procesales penales, podrá revelar-
se la identidad de los donantes, siempre que
dicha revelación sea indispensable para evitar
el peligro o para conseguir el fin legal propues-
to. En el artículo 8.3 respecto a la determina-
ción legal de la filiación, la Ley refiere que la
revelación de la identidad del donante en los
supuestos en que proceda conforme al artícu-
lo 5.5 de la misma Ley, no implica en ningún
caso determinación legal de la filiación.
En cuanto al contrato de donación, en su artí-
culo 5.1, del capítulo II, la Ley formula que la
donación es un contrato gratuito y en su artí-
culo 5.3 del mismo capítulo, que la donación
nunca tendrá carácter lucrativo o comercial y
que la compensación económica resarcitoria
que se pueda fijar, sólo podrá compensar es-
trictamente las molestias físicas y los gastos
de desplazamiento y laborales que se puedan
derivar de la donación y no podrá suponer in-
centivo económico alguno.
Por todo lo expuesto, queda patente que la
historia narrada en la película “Los chicos es-
tán bien”, no puede ocurrir en España, con
nuestro ordenamiento jurídico.
TECNICAS DE REPRODUCCIÓN
HUMANA ASISTIDA, GÉNESIS
FAMILIAR Y SÍMBOLOS EN
GENOGRAMAS
La exposición de motivos de la Ley 14/2006
sobre técnicas de reproducción humana asis-
tida, refiere que la aparición de estas técnicas
en la década de los 70 supuso la apertura de
nuevas posibilidades de solución del proble-
ma de la esterilidad para un amplio número
de parejas. La novedad y utilidad de estas téc-
nicas hicieron sentir la necesidad de abordar
su regulación. La Ley española fue una de las
primeras en promulgarse entre las legislacio-
nes sobre esta materia, quedando manifiesta
Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas
14
su utilidad para otros fines, además de paliar
los efectos de la esterilidad.
La esterilidad es la incapacidad de una pare-
ja para lograr un embarazo y su frecuencia
en poblaciones urbanas se estima entre el 20
y el 22% de las parejas. La infertilidad es
la incapacidad para llevar a término un em-
barazo. La correcta elección del tratamiento
por parte del personal médico, es fundamen-
tal para alcanzar la máxima probabilidad de
embarazo y, para ello es necesario realizar
una completa historia clínica y una serie de
pruebas complementarias (variables en cada
caso) que permitan diagnosticar de manera
correcta y elegir el tratamiento más adecuado
para cada usuario. Los tratamientos son di-
versos y de diferente grado de complejidad,
adaptados a cada mujer o pareja que consulta
en la Unidad de Reproducción Asistida.
Tratamientos de Reproducción Asistida de Baja
Complejidad.
1. Inducción de la ovulación.
Descripción médica: Es un tratamiento
farmacológico que promueve la madura-
ción y liberación de varios óvulos desde el
ovario para posteriormente pautar relacio-
nes sexuales en los días más adecuados.
Indicación médica: Está indicado cuan-
do existe un fallo en la ovulación o en las
glándulas que influyen en el funciona-
miento del ovario. Se realiza siempre que
no exista factor masculino como causa de
la esterilidad, es decir, cuando el semen
es normal.
Propuesta en genograma: una línea verti-
cal continua (ver tabla 1)
2. Inseminación artificial intrauterina con se-
men conyugal (IAC).
Descripción médica: Este tratamiento im-
plica a los dos miembros de la pareja y
consta de varias fases dentro del mismo
ciclo menstrual de la mujer. Por un lado
se induce la ovulación para que maduren
varios óvulos y se determina el momento
ovulatorio idóneo. Por otro lado se trata el
semen de la pareja para mejorar su cali-
dad y se introduce dentro del útero en el
momento adecuado para facilitar su en-
cuentro con los óvulos.
MOSAICOnúmero 49
Indicación médica: Está indicada si tras
el estudio de la pareja se encuentra un
factor masculino leve y, nunca se debe de
aplicar si existe un factor tubárico.
Propuesta en genograma: flecha con línea
continua en pareja heterosexual o mujer
sola (ver tabla 1)
3. Inseminación artificial intrauterina con se-
men de donante (IAD).
Descripción médica: Es un tratamiento
que implica varias fases dentro del mismo
ciclo menstrual de la mujer. Por un lado se
maduran varios óvulos (también se puede
llevar a cabo con ciclo natural) y se de-
termina el momento ovulatorio idóneo. Por
otro, se prepara una muestra de semen de
donante para introducirla dentro del útero
en el momento adecuado y facilitar así su
encuentro con los óvulos.
Indicación médica: Está indicada en ca-
sos de azoospermias, factores genéticos
masculinos y en mujeres solas o con pa-
rejas del mismo sexo y deseos de descen-
dencia. Esta técnica es la empleada por
las protagonistas del film, Nic y Jules en
“Los chicos están bien”
Propuesta en genograma: flecha con línea
discontinua en pareja heterosexual y doble
línea vertical en pareja de lesbianas. Se
marcará continuidad genética con la ges-
tante y discontinuidad con la figura de la
co-madre (ver figura caso 3).
Tratamientos de Reproducción Asistida de Alta
Complejidad.
1. Fertilización in vitro y transferencia em-
brionaria (FIVTE).
Descripción médica: Es un tratamiento en
el que los embriones se forman en el labora-
torio, donde los óvulos y el semen juntos en
un mismo medio y en unas condiciones idó-
neas, siguen el proceso de selección natural
según el cual un espermatozoide fecundará
alguno de los óvulos. Una vez formados los
embriones se transfieren al útero materno
para tratar de lograr una gestación.
Indicación médica: Está indicada en fac-
tores tubáricos y factores masculinos mo-
derado-severos.

Propuesta en genograma: se representa
como una T invertida, anotando junto a la
línea vertical la letra “F”. Debajo de la lí-
nea horizontal y entre paréntesis se anota
el número de ovocitos extraídos / número
de embriones formados en el laboratorio /
número de embriones transferidos / núme-
ros de embriones congelados –si hubiere-,
con un asterisco en su margen derecho
superior. Indirectamente esta fórmula nos
permite conocer el número de embriones
desechados. Debajo de la fórmula numéri-
ca se dibuja una línea continua horizontal y
debajo de ésta el resultado del tratamiento.
Si fuese un embarazo se representa con los
dibujos clásicos y si fuera un fracaso no se
realiza ningún dibujo, pero no hay que olvi-
dar que en el imaginario de los usuarios de
estas técnicas, la pérdida de los embriones
(transferidos o no) representa la pérdida de
sus potenciales hijos, con una gran carga
emocional (ver tabla 1)
· La FIVTE puede llevarse a cabo con ga-
metos propios o donados, por lo que la
línea vertical de la “T” invertida, puede
ser doble con el objetivo de representar
discontinuidad genética de los miembros
de la pareja (continua y/o discontinua en
función del gameto que proceda).
· Mención especial para las parejas de les-
bianas legalmente casadas (Ley 13/2005,
de 1 de julio, donde se modifica el Códi-
go Civil en materia de derecho a contraer
matrimonio), donde una se somete a la
extracción de los óvulos y la otra realiza
la transferencia de embriones y posterior
embarazo. Este supuesto sólo puede lle-
varse a cabo bajo estricta indicación médi-
ca y nunca como capricho personal entre
las demandantes de la técnica (Abellán
y Sánchez-Caro, 2009). Se representará
línea de vinculación genética con la que
proceda, especificando por escrito quién
gestó y el motivo médico.
2. Microinyección espermática intracitoplas-
mática (ICSI).
Descripción médica: Es un tratamiento
mediante el cual se selecciona un esper-
matozoide en el laboratorio y se introduce
directamente dentro del óvulo gracias a la
15
ayuda de un complejo microinyector aco-
plado a un microscopio. Una vez formados
los embriones, se transfieren al útero ma-
terno para tratar de lograr una gestación.
Indicación médica: Está indicada cuando
hay un factor masculino severo, en casos de
azoospermia (ausencia de espermatozoides
en el eyaculado) y en el programa de DGP
(Diagnóstico Genético Preimplantacional)
Propuesta en genograma: Se representa
igual que la FIVTE, pero anotando en la lí-
nea vertical de la T invertida la letra “I” de
ICSI. Al igual que la FIVTE, puede llevarse
a cabo con gametos propios o donados.
3. Diagnóstico Genético Preimplantacional
(DGP).
Descripción médica: Es una técnica de es-
tudio que permite realizar un diagnóstico
genético del embrión antes de ser transfe-
rido al útero materno. De esta manera se
consigue transferir los embriones libres de
la enfermedad genética en estudio.
Indicación médica: Está indicada siempre
que la paciente tenga una buena respuesta
a la estimulación ovárica y la enfermedad
genética a estudio se encuentre dentro de
los límites legales que la Ley 14/2006
sobre Técnicas de Reproducción Humana
Asistida determina para la realización de
un ciclo de DGP, que solamente se puede
practicar en centros autorizados y en los
siguientes supuestos:
· En caso detectar enfermedades here-
ditarias graves, de aparición precoz y no
susceptibles de tratamiento curativo post-
natal, con objeto de seleccionar preem-
briones no afectos para la transferencia.
· Para la detección de otras alteraciones
que puedan comprometer la viabilidad
del embrión.
· Selección de embriones histocompati-
bles con un hijo enfermo previamente y
tras informe favorable de la Comisión Na-
cional de Reproducción Humana Asistida.
Esta situación es conocida popularmente
como “niños medicamento”. La película
“La decisión de Anne” (2009) trata esta
problemática, haciendo hincapié en la
deuda de la fratría a través de la teoría
Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas
16
del encadenamiento terapéutico, con una
pérdida de la identidad propia. Abellán
(2006) refiere la pérdida en la simetría
de responsabilidad que debe existir entre
personas libres e iguales, favoreciendo a
un hijo en detrimento de otro y la pro-
blemática de la cosificación de los seres
humanos y de su instrumentalización con
fines terapéuticos para terceros. El recién
nacido corre el riego de sufrir repercusio-
nes psicológicas ante la percepción de no
ser deseado en sí mismo como individuo,
sentirse utilizado y abandonado emocio-
nalmente. Pero lo esperable es que sea
deseado en sí mismo, bien recibido y
con un regalo en su “cordón umbilical o
médula ósea” (Giménez, 2010)
Propuesta en genograma: se realizará un
trazado en forma de T invertida, similar a la
5. Recepción de embriones.
FIVTE-ICSI, anotando en la línea vertical las
iniciales DGP. Debajo de la línea horizon-
tal se anotará la siguiente fórmula; número
de ovocitos extraídos / número de embrio-
nes formados en el laboratorio / número de
embriones sanos, anotando una “s” en el
margen derecho del número / número de
embriones transferidos / número de embrio-
nes criopreservados con un asterisco en el
margen superior derecho del número –si hu-
biere. Se dibujará otra línea continua deba-
jo de la fórmula numérica al igual que en el
apartado anterior y se emplearán los dibujos
clásicos ante el éxito de la técnica. En la
película “La decisión de Anne” (2009), se
emplea esta técnica y en esta situación, en
lugar de anotar una “s” de “sano”, se em-
pleará la letra “h” de “histocompatible”.
4. Recepción de óvulos (FIVTE/ICSI)
Descripción médica: Es un tratamiento gra-
cias al cual las parejas o mujeres solas,
que por su edad o condición clínica no
disponen de reserva ovárica propia ade-
cuada para someterse a tratamientos de
reproducción asistida, reciben óvulos de
donantes jóvenes para tratar de conseguir
su sueño de gestar y tener hijos.
Indicación médica: Está indicada en to-
dos aquellos casos de mujeres que, por
su avanzada edad o condiciones clínicas
(baja reserva ovárica, respuesta inadecua-
MOSAICOnúmero 49
da a la estimulación ovárica, anexectomía,
tratamientos oncológicos, fracaso repetido
de otras técnicas de reproducción asistida,
problemas genéticos, etc.) no disponen de
óvulos propios, o éstos no son adecuados
para superar su problema de esterilidad.
Propuesta en genograma: Se dibujará línea
vertical de discontinuidad genética con
la mujer (en la pareja de lesbianas, con
la mujer que lleve a cabo el tratamiento),
representando en el margen derecho del
genograma el símbolo femenino con línea
discontinua correspondiente a la donante
de óvulos y sólo en el supuesto de generar
descendencia por las implicaciones emo-
cionales que conlleva a posteriori y si fi-
gurasen varios hijos de varias donantes, se
numeraria a las diferentes donantes.
Descripción médica: Es un tratamiento
gracias al cual las parejas o mujeres so-
las, que por su edad o condición clínica
no disponen de ambos gametos (óvulos y
espermatozoides) propios para someterse
a tratamientos de reproducción asistida,
reciben embriones del banco de la unidad
de reproducción asistida.
Indicación médica: Está indicada en to-
dos aquellos casos de mujeres que, por
su avanzada edad o por sus condiciones
clínicas, no disponen de óvulos propios ni,
por otro lado, de espermatozoides, bien
por ausencia de pareja, por ser ésta mujer
o por la condición clínica del varón.
Propuesta en genograma:
· Embriones propios: se representará
con un asterisco, seguido de una flecha,
una línea continua horizontal y debajo
de ella se anotará el número de embrio-
nes criopreservados transferidos, con un
asterisco en su margen derecho y debajo
del número se trazará otra línea horizon-
tal que permita dibujar debajo de ella
el resultado de la técnica, como en los
apartados anteriores. De este modo se
podrá conocer indirectamente el número
de embriones que no han sobrevivido a
la descongelación o han sido desecha-
dos. Es importante recordar que con
esta técnica, dos hermanos pueden ha-

ber sido fecundados en el laboratorio en
el mismo tiempo espacial y nacer con
años de diferencia (ver figura caso 1)
· Si los embriones criopreservados pro-
ceden de donación, se dibujará a los
donantes con el lateral derecho, juntos
y compartiendo numeración, similar a
la donación de óvulos y esperma y sólo
cuando hayan generado descendencia.
6. Preservación de la fertilidad femenina.
Descripción médica: La vitrificación permi-
te, por primera vez, conservar los gametos
femeninos -los óvulos- de forma prolonga-
da y con todas las garantías. Los óvulos
vitrificados pueden guardarse durante un
largo periodo de tiempo en los bancos crio-
génicos a muy baja temperatura (-196ºC).
Cuando se quieren recuperar estos óvulos
para tratar de lograr un embarazo se desvi-
trifican y, si su supervivencia es adecuada,
recuperan toda la viabilidad y capacidad
reproductiva previa que tenían.
Indicación médica:
· Antes de someterse a un tratamiento
oncológico en el que van a recibir un tra-
tamiento de radio y quimioterapia, ya que
éstos producen daños irreversibles en los
ovarios, con la esterilidad permanente
como un posible efecto secundario.
· Cuando una mujer joven desea retrasar
su maternidad, permitiéndose conservar
óvulos obtenidos en su mejor momento
de fertilidad (hasta los 35 años de edad
de la mujer aproximadamente) para su
uso posterior, asegurando así una buena
calidad ovocitaria para tratar de conse-
guir una gestación futura.
Propuesta en genograma: Se representará
con el dibujo de la técnica que proceda,
colocando en el margen del dibujo más
próximo al sujeto que haya preservado su
fertilidad, el dibujo de dos asteriscos, así
como la anotación entre paréntesis de la
fecha en la que fue obtenida la muestra
biológica / la fecha en la que es utilizada y
sólo cuando genere descendencia.
7. Preservación de la fertilidad masculina.
Descripción médica: Es el proceso de crio-
preservación del semen a -196ºC, en unos
17
medios especiales que mantienen su cali-
dad inalterable durante años y garantizan
su supervivencia tras la descongelación
para su uso posterior en ciclos de repro-
ducción asistida.
Indicación médica:
· Antes de someterse a un tratamiento
oncológico ya que si va a ser sometido a
un tratamiento de radio y/o quimiotera-
pia, ésta puede producir daños, muchas
veces irreversibles en la producción es-
permática del paciente.
· Para preservar la fertilidad del varón
antes de someterse a una vasectomía.
Propuesta en genograma: Se representará
con el dibujo de la técnica que proceda,
colocando en el margen del dibujo más
próximo al sujeto que haya preservado su
fertilidad, el dibujo de dos asteriscos, así
como la anotación entre paréntesis de la
fecha en la que fue obtenida la muestra
biológica / la fecha en la que es utilizada y
sólo cuando genere descendencia.
8. Gestación por sustitución, maternidad su-
brogada (vientre de alquiler).
La maternidad subrogada es objeto de una
controversia ética nada desdeñable. Abellán
y Sánchez-Caro (2009) reflejan -considera-
ciones morales aparte- los efectos producidos
por la comercialización del cuerpo femenino,
el riesgo de explotación de las mujeres con
menores recursos, que podrían verse tentadas
a ofrecer su cuerpo a cambio de un dinero
que precisan y el peligro de abuso a instan-
cias de parejas con dinero interesadas en elu-
dir las incomodidades de seguir un embara-
zo. Señalar que ésta técnica permite al varón
solo o pareja homosexual de varones, generar
descendencia con la que vincularse genética-
mente. Esta técnica, como siguen informan-
do Abellán y Sánchez-Caro (2009) está pro-
hibida en España según la Ley 14/2006 del
26 de Mayo, sobre técnicas de reproducción
asistida humana, capítulo II, artículo 10, es
delito en Alemania, está aceptada en el Rei-
no Unido con intervención judicial sin lucro
y está muy extendida en Estados Unidos,
especialmente en California con numerosas
agencias de intermediación.
Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas
18
Descripción médica: Gestación en el útero
de una mujer, distinta de la mujer / varón,
que filiará el hijo nacido, realizando un
contrato de alquiler con remuneración eco-
nómica a la gestante, convirtiéndose en lo
que vulgarmente se conoce como “vientre
de alquiler”.
Indicación médica: ante la ausencia de úte-
ro, de graves malformaciones en el mismo,
de lesiones medulares que impidan seguir
un embarazo, enfermedades maternas
graves que contraindiquen una gestación,
varones con deseos de descendencia y sin
pareja femenina, etc. (Abellán y Sánchez-
Caro, 2009).
Tabla 1. Símbolos en genogramas y técnicas de reproducción asistida.
MOSAICOnúmero 49
Propuesta en genograma: se representará en
el subsistema paterno a diferente altura,
con línea discontinua para el círculo de la
madre subrogada y discontinua en la vincu-
lación con el futuro hijo –se sobreentiende
que los óvulos son de donante anónima.
En el supuesto de que la madre subrogada
y la donante de óvulos coincidan, la línea
tendrá un trazado continuo de vinculación
genética y si posee vinculación genética
con otro miembro del subsistema paterno,
se representará una doble línea, dibujando
la vinculación continua genética en el mar-
gen del sujeto que corresponda. Señalar
que pueden dibujarse 3 líneas. Se anotará
la procedencia de la madre subrogada a su
derecha. (Ver tabla 1 y figura caso 2).
 19

DISCUSIÓN Y El avance en las nuevas técnicas em-

pleadas constituyen un reto metodoló-
REPRESENTACIÓN DE CASOS gico en la construcción de los genogra-
mas, quedando desfasados los trabajos
Con los avances de la medicina reproductiva,
clásicos de McGoldrick y Gerson (1985)
las parejas disponen de una amplia gama de
y precisando ampliar el diseño de los
tratamientos que contribuye a la creación de
genogramas para comprender la reali-
nuevos modelos familiares, proporcionando
dad de las familias que han recibido
descendientes –biológicamente vinculados
tratamiento de reproducción asistida
o no- a diferentes modelos de parejas e in-
con nuevos símbolos. García y Carrera
dividuos. No hay que olvidar, que someter-
(2009) se cuestionan ¿cómo represen-
se a una técnica de medicina reproductiva,
tar que la pareja ha realizado técnicas
no garantiza el éxito, y sí, un gran impacto
de medicina reproductiva?, ¿cómo re-
emocional y en ocasiones también financiero.
presentar a los donantes de gametos y/o
Recordar que la primera causa de abandono
embriones?, ¿cómo representar los hi-
de los tratamientos, es el factor psicológico
jos nacidos de las distintas técnicas de
por la tensión a la que se ven sometidos los
reproducción asistida?. Estas autoras
pacientes (Domar, Simith, Conboy, Iannone y
plantean la necesidad de someter a re-
Alper, 2010).
visión, discusión y análisis, los nuevos
López (2011) refiere que tener un hijo no es modelos familiares, así como una evo-
lo mismo que convertirse en padre, y educar lución y desarrollo de los genogramas,
a un hijo no es enseñarle nuestras verdades que permitan representar la compleji-
sino a ayudarle a vivir sin nuestras mentiras. dad de las nuevas familias. Continuan-
La parentalidad es más que un hecho bio- do con la obra de McGoldrik y Gerson
lógico. Es un proceso psicológico complejo (1985) se proponen símbolos similares
que se construye en la mente de los padres, a los propuestos en los genogramas clá-
y que es influenciado por la definición social sicos. En la película “Los chicos están
acerca de qué es la maternidad y la pater- bien” figura un único donante para dos
nidad. Sigue informando este autor, que el descendientes de la misma familia.
concepto de “competencias parentales” es
una forma semántica de referirse a las capa-
cidades prácticas de los padres para cuidar,
proteger y educar a sus hijos y asegurarles un
desarrollo sano. Las “competencias parenta-
les” son parte de lo que Jorge Barudy (Baru-
dy y Dantagnan, 2005) llama la parentalidad
social para diferenciarla de la parentalidad
biológica, es decir, la capacidad de procrear.
Este escenario de cambios sociales, somete
a la familia como institución social básica a
profundos y acelerados cambios que exigen
un esfuerzo de adaptación por parte de los
profesionales. Hoy, gracias a las técnicas de
medicina reproductiva y los cambios sociales
hay tantas familias nuevas que es imposible
establecer una tipología. Pero no es más com-
plicado, sino más complejo. Lo complejo no
se puede simplificar, se tiene que aceptar y
trabajar con la complejidad (Ausloos, 2010)

Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas

20
CASO 1:
Antonio (40 años) y Beatriz (33 años),
tras dos años de mantener relaciones
sexuales sin protección y no obtener
un embarazo, acuden a su ginecólogo,
quién tras realizarles las pruebas opor-
tunas, prescribe un primer tratamiento
de inducción de la ovulación. Tras dos
meses sin obtener resultados, llevan a
cabo 3 inseminaciones artificiales sin
éxito. Antonio y Beatriz ante la dureza
emocional del fracaso, deciden tomar-
se un descanso de seis meses, que se
alarga a cuatro años por otros motivos.
Durante ese periodo, Beatriz percibe
“desarreglos” en sus ciclos menstrua-
les, pero dada su edad, considera que
es debido al estrés laboral. Transcurri-
do ese periodo de cuatro años, deciden
volver a intentarlo. En esta ocasión su
médico les comunica que Beatriz está
sintiendo síntomas de menopausia, por
lo que prescribe un tratamiento con
donación de óvulos. Se obtienen 10
óvulos de la donante, se fecundan 8 en
el laboratorio y se transfieren 2 embrio-
nes, congelando cuatro de buena cali-
dad. El tratamiento es exitoso y nace
una niña. Varios años después, desean
ampliar la familia, por lo que llevan a
cabo un nuevo tratamiento, pero en
esta ocasión utilizando los embriones
congelados, transfiriendo dos embrio-
nes y obteniendo un embarazo único y
posterior nacimiento de un varón que
en la actualidad cuenta con dos años
de edad (Figura 1).
Figura 1. Pareja heterosexual con dos hijos nacidos
por tra. El primero por Tras Fivte con donación de óvu-
los y el segundo tras criopreservación de embriones de
la técnica Fivte anterior.
MOSAICOnúmero 49
CASO 2:
Alfredo (35 años) y Bob (37 años) son pareja
homosexual desde hace cinco años y casados
desde hace dos. Ambos expresan su deseo de
ser padres. Tras realizarse las pruebas opor-
tunas, Bob es diagnosticado de azoospermia,
por lo que deciden que sea Alfredo el padre
biológico. Dado que la maternidad subrogada
está prohibida en nuestro ordenamiento jurí-
dico, deciden acudir a un centro especializa-
do en California (USA). En estos momentos
la madre subrogada está embarazada de siete
meses (Figura 2)
Figura 2. Genograma de
pareja homosexual mas-
culina, en este séptimo
mes de embarazo con
maternidad subrogada
y vonculación genética
con el padre “A”.
CASO 3: “Los chicos están bien”.
Nic y Jules son una pareja de lesbianas de
mediana edad con dos hijos concebidos del
mismo donante (Paul) quién había realizado
varias donaciones de esperma. Nic se emba-
razó en primer lugar y gestó a Joni (18 años)
y Jules se embarazó tres años después, na-
ciendo Laser (15 años). Ambos hijos poseen
vinculación genética con el mismo donante
(el mismo “padre” biológico) pero diferente
madre biológica.
Figura 3. Genograma de
la familia representada
en la película “Los chi-
cos están bien”.
 21

CONCLUSIONES
García y Carrera (2009) refieren que las nuevas familias constitu-
yen un reto metodológico en la construcción de los genogramas y
plantean problemas técnicos a los que buscar solución ya que tra-
bajos clásicos como el de McGoldrick y Gerson (1985) se quedan
desfasados ante los cambios recientes en las estructuras familiares.
Este trabajo contribuye a la ampliación de los símbolos usados en
el genograma para representar estas nuevas realidades como las
expuestas a través de casos. Es necesario ampliar el diseño de los
genogramas para comprender la realidad de las familias que han
empleado en su génesis tratamientos de medicina reproductiva.

REFERENCIAS
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eugenesia. Granada: Comares.
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casos clínicos. Granada: Comares.
Ausloos, G. (2010). Nuevas familias, nuevos roles, iguales recursos. Revista de la Federación Es-
pañola de Asociaciones de Terapia Familiar. Mosaico, febrero (44), 36-43.
Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia. Parentalidad, apego y resilien-
cia. Barcelona: Gedisa.
Belenchon, M., Sola de, A., Luna, L. (2009). El genograma: una herramienta de siempre para un
contexto emergente. Revista Mosaico. Revista de la Federación Española de Asociaciones de Tera-
pia Familiar. Mosaico, junio (42), 43-47.
Domar, A., Simith, K., Conboy, L., Iannone, M. & Alper, M. (2010). A prospective investigation into
the reasons why insured United States patients drop out of in vitro fertilization treatment. Fertil
and Steril, 4(94), 1457-1459.
García, L., Carrera, M. (2009). Nuevos genogramas en las familias con reproducción asistida: retos
y propuestas. Revista de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar. Mosaico,
septiembre (43), 66-74.
Giménez, V. (2010). Apoyo psicológico en consejo genético y diagnóstico genético preimplantacio-
nal. En: V. Giménez (Coord) Manual de intervención psicológica en reproducción asistida. Grupo de
Interés en Psicología. Sociedad Española de Fertilidad. (pp. 175-186). Barcelona: Edikamed.
La decisión de Anne: www.mysisterskeepermovie.com
Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer
matrimonio.
http://www.boe.es/boe/dias/2005/07/02/pdfs/A23632-23634.pdf
Ley 14/2006 de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida.
http://www.boe.es/boe/dias/2006/05/27/pdfs/A19947-19956.pdf
López, A. (2011). Educación, coparentalidad y nuevas familias: cómo superar obstáculos y abordar
este reto. Revista de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar. Mosaico, mayo
(48), 56-67.
Los chicos están bien: www.loschicosestanbien.es.
http://opinion.labutaca.net/2011/02/27/los-chicos-estan-bien-normalidad-homofamiliar/
McGoldrick, M., Gerson, R. (1985/2000). Genogramas en la evaluación familiar. (3º Reimpresión).
Barcelona: Gedisa.

Nuevos modelos familiares y nuevos genogramas

22

Terapia con adolescentes:

El foco en la
entrevista sistémica
Dr. Iñaki Vázquez Fernández
y Dra. Olga Córdoba Grasa

Durante el diagnóstico y tratamiento de chicos y chicas

adolescentes, los profesionales encargados del mismo de-
ben tener presente algunos aspectos a la hora de dirigir su
foco de atención para evitar perderse en aspectos que los
desvíen de su objetivo. Maestros, educadores y terapeutas
tienen que observar cuidadosamente lo que el paciente y
su familia les ofrece y decidir si es pertinente en ese mo-
mento, o por el contrario puede ser una cortina que, como
tinta de calamar, oculta un fondo que se trata de evitar.
Reflexionaremos sobre estos aspectos y expondremos algu-
nos ejemplos prácticos extraídos de la clínica.

Forma y contenido situación. Los participantes en la entrevista

En cualquiera de las fases del tratamiento con
adolescentes y sus familias, nos interesa en
ocasiones trabajar sobre el estilo relacional
de los diferentes miembros entre sí o con el
entrevistador, independientemente del conte-
nido de lo que se está diciendo, mientras que
en otras ocasiones nos centramos sobre qué
es lo que se dice, en vez de la forma como se
expresa o se actúa relacionalmente.
En ningún caso significa que ambos aspectos
no sean polos de un mismo continuo: pasamos
de la estructura al contenido en una especie
de enfoque progresivo. Pero dado que solo po-
demos dirigir el foco de nuestra atención en
una sola dirección al mismo tiempo, debemos
estar seguros del lugar en el que estamos y
qué aspectos nos interesa trabajar en cada
no son ajenos a esto y en muchas ocasiones
forma y contenido pueden actuar para desviar
la atención de ciertos aspectos que no “intere-
san” ser abordados en ese momento.
Independientemente de la escuela sistémica a
la que pertenezcamos, todos analizamos am-
bos aspectos de la entrevista. Nos fijamos en
la estructura de cada familia, las coaliciones,
alianzas, relaciones simétricas o complemen-
tarias, diferentes jerarquías... etc, incluyen-
do en estas la forma en la que los diferentes
miembros y la familia en conjunto se dirigen
a los terapeutas. Podemos detectar así con-
fusión en los límites generacionales, alianzas
perversas y otra serie de patologías estructura-
les sobre las que actuar de manera eficaz. Nos
fijamos en el cómo, más que en el qué de lo
que se dice, quitamos el “volumen” de la gra-

MOSAICOnúmero 49

bación y analizamos las señales analógicas.
En el otro extremo y como complemento in-
dispensable apagamos la luz y nos dejamos
llevar por el contenido, la historia o historias
que se nos narra, los datos que se expresan,
las fechas, coincidencias, deseos, anhelos,
reproches... Nuestro trabajo será redefinirlos,
hacer que sean observados desde diferentes
ángulos, cambiar la narrativa, escarbar en
ellos para ampliarlos en ocasiones, desvelar
repeticiones y modificar el discurso, por otro
que sea más funcional para la familia.
Toda terapia exitosa en nuestra opinión debe
moverse de forma fluida en este espectro.
Pero ¿cómo saber si estamos dirigiendo bien
el foco en cada momento? ¿no nos estaremos
perdiendo en los árboles y no vemos el bos-
que? ¿O es el bosque tan tupido que no vemos
los detalles de las ramas? Y lo que es quizá
más inquietante: ¿no será el bosque el que me
dice dónde le tengo que mirar?
Magia y sistémica
Una de las habilidades más importantes de
un buen ilusionista es la habilidad de dirigir la
atención del espectador. Dado que, a pesar de
lo que habitualmente se pueda pensar, la mano
no es más rápida que la vista, el mago debe
saber desviar la atención en el momento que
precise. Para ello han estudiado los diferentes
aspectos que influyen en la atención pregun-
tándose: ¿dónde mira el espectador? Y han lle-
gado a la conclusión de que éste mira a:
Lo que se mueve: si hay cuatro canicas en-
cima de la mesa y hacemos rodar una de
ellas, inevitablemente nuestra mirada irá
hacia ésta.
La canica que cambia: de color, de forma,
de tamaño...
La que hace ruido.
La que brilla más.
Hacia la que mira el mago.
¿Y hacia donde mira el terapeuta?
Hacia el miembro de la familia que más
habla.
Al que modifica su comportamiento.
Hacia el que hace más ruido, presenta los
síntomas, habla más alto.
23
El contenido más llamativo, el relato más
sorprendente.
Hacia el que todos miran o hacia lo que
todos dicen.
En el caso del mago podemos saber que esto
está sucediendo, pero existe un acuerdo tá-
cito con el público de dejarse llevar, porque
el fin último es hacernos pasar un buen rato
e ilusionarnos. Pero en la terapia, si estamos
dirigiendo nuestra atención hacia el lugar
equivocado y no lo sabemos, pasamos por alto
aspectos que pueden ser imprescindibles en
el desarrollo de la misma.
¿Y porqué la familia quisiera desviar
nuestra atención hacia un determina-
do tema y no a otros? No es un asunto
sin importancia. Aunque no nos deten-
dremos mucho en estos factores, seña-
laremos como los más frecuentes: el
miedo a tratar ciertos temas que tienen
una carga afectiva muy importante; o
la amenaza del cambio, que atenaza
a quienes lo intuyen; en ocasiones su-
cede porque hay que hablar mucho del
paciente designado, “porque este es el
que realmente está malo y por eso es-
tamos aquí y tenemos que hablar todo
el rato de sus síntomas y su comporta-
miento anormal... los demás estamos
bien, gracias”; o simplemente porque
los participantes consideran que es el
tema más importante a tratar por ellos
en ese momento. Y no podemos olvidar
las situaciones en las que se potencian
ciertos aspectos de cara a conseguir un
determinado fin, como puede ser un in-
greso, un beneficio relacional, o benefi-
cios económicos y/o sociales.
Hay que recalcar que a diferencia del ilusio-
nista, en la mayor parte de ocasiones no existe
voluntariedad por parte de los diferentes miem-
bros de la familia en estas acciones: casi siem-
pre se debe a procesos inconscientes, y hay
que entenderlos como mecanismos defensivos,
o que expresan la imposibilidad de hacer las
cosas de otra manera. No se trata entonces de
mantenernos en una postura recelosa y suspi-
caz, pensando en la familia como un sistema
generador de desvíos y trabas a nuestra acción
Terapia con adolescentes: el foco
en la entrevista sistémica
24
terapéutica, sino de analizar en cada momento
en que situación estamos y en qué dirección
nos interesa más avanzar.
Veamos algunos ejemplos
extraídos de la clínica.
Defectos en la forma:
Yolanda y su madre acuden a consulta porque
la primera ha presentado un brote psicótico
hace unos meses y está en tratamiento sema-
nal tanto psicofarmacológico como terapéuti-
co. La respuesta al mismo ha sido muy positi-
va y empieza a tomar conciencia de lo que le
ha pasado, intentando procesarlo e integrarlo
de una forma adecuada. Ha empezado a ana-
lizar algunos factores de su historia personal
que han podido influir en el episodio psicótico
y en este sentido consideramos importante ci-
tar a la madre para que ayude en esta recons-
trucción histórica. Por lo que sabemos existe
una buena relación entre las dos y las veces
en las que hemos visto a la madre siempre se
ha mostrado muy colaboradora y preocupada
con el tratamiento así como muy cariñosa con
Yolanda. Por eso cuando empezamos la entre-
vista y madre e hija se enzarzan en una serie
de escaladas simétricas inexplicables, nos
sorprende a todos. Empiezan a recriminarse
eventos del pasado, cosas sin aparente impor-
tancia que son rebatidas con nuevos argumen-
tos en contra del otro. Las respuestas son ai-
radas y pronto debemos centrarnos en aplacar
los ánimos abandonando toda esperanza de
seguir el plan que nos habíamos trazado.
Si por momentos parece
que se calman las aguas,
enseguida encuentran
cualquier argumento para
volver a enzarzarse en una
nueva discusión. En un
determinado momento es
necesario incluso sacar de la
sala a Yolanda por el riesgo
de agredir físicamente a su
madre. Al volver a entrar
solo podemos conseguir el
MOSAICOnúmero 49
compromiso de una nueva
entrevista 2 semanas después
y ambas se marchan por
separado.
¿Qué ha pasado aquí?, nos preguntamos. Sin
duda existe un grave conflicto con la madre
que ha permanecido oculto y que ahora se
muestra con toda su intensidad. Aparentaban
una buena relación pero es evidente que no es
así, y ahora sabemos en qué dirección traba-
jar: en que estas dos mujeres recuperen una
relación de normalidad. ¿O, no?
Dos semanas después volvemos a reunirnos.
Parece que todo está más calmado pero en-
seguida comienzan los rifirrafes. Es una exce-
lente oportunidad de trabajar su dinámica in-
terpersonal tal y como habíamos planificado.
Pero de pronto uno de los terapeutas bloquea
la interacción y comienza a tirar de uno de
los hilos banales objeto de discusión. Y sor-
presa, asoma primero tímidamente, para fluir
luego como un río, una durísima historia de
superación de estas don mujeres en la que la
madre tuvo que prostituirse para salir adelante
tras huir con su hija de un marido maltrata-
dor. La entrevista es una catarsis que todos
valoran como un importante paso en la tera-
pia. Pero ¿por qué no salió antes? No existía
ningún problema grave relacional entre madre
e hija, pero se mostraron como si lo tuvieran,
de cara a protegerse de verbalizar una historia
que les había hecho mucho daño. Un acuerdo
tácito entre las dos de proveer de un defecto
de forma para ocultar un fondo cruel y doloro-
so. Hubo que bloquear la primera para poder
acceder al segundo y abordar un objetivo tera-
péuticamente más útil.
(Por supuesto en este ejemplo hay otros cla-
ros factores a analizar, como es el nivel de in-
teracción de la paciente y su madre con los
terapeutas. No sólo discuten para desviar la
atención de otras circunstancias sino también
para “medir” la capacidad de los terapeutas
de poder aguantar situaciones difíciles: “Si no
pueden contener estas peleas entre nosotras,
menos podremos confiarles nuestras vivencias
más íntimas y difíciles”. También esta cir-
cunstancia propicia que afloren los contenidos
de la segunda sesión).

Problemas de contenido:
Cristina es una chica con un diagnóstico de
trastorno de la personalidad límite. Inestable,
impulsiva, bebe con frecuencia, tiene rela-
ciones sexuales de riesgo, se autolesiona en
ocasiones y tiene dificultades con la alimenta-
ción con un IMC muy bajo. Tras varios meses
de terapia ha conseguido mantener un trabajo
y una relación de pareja estable, aunque con
altibajos. Su familia se ha involucrado en el
tratamiento. Desde el principio: enseguida se
apreció una madre sobreprotectora volcada en
el control de todos los movimientos de Cristina,
una hermana mayor claramente parentificada
y en coalición oculta con un padre, que adop-
ta el papel de bueno y comprensivo, dejando
toda la puesta de límites a la madre. Cristina
se queja del proteccionismo pero lo realimenta
constantemente con sus síntomas. El padre y la
hermana critican la dinámica mientras obser-
van los toros desde la barrera. Es una estructura
disfuncional y enquistada que en nada ayuda a
la evolución de Cristina. Los limites intergene-
racionales están rotos y se intuye un más que
probable conflicto crónico conyugal. Queda de
manifiesto que el objetivo prioritario en esta
familia es un trabajo estructural. Y entonces,
¿por qué después de 5 sesiones con la familia
y tras haber puesto tareas que ayuden a modi-
ficar esta dinámica las cosas siguen igual? La
respuesta queda clara tras revisar el contenido
de las entrevistas en el vídeo. Los múltiples
problemas que genera la patología de Cristina
inundan la sesión de principio a fin. Todos los
miembros relatan con énfasis su preocupación
ahora por el bajo peso y luego por el consumo
de alcohol. Hay tantos fuegos que atender que
casi no podemos revisar si han realizado correc-
tamente las tareas que les encomendamos. Y
cuando todo parece más calmado y empezamos
a tratar la forma que tienen de relacionarse, es
entonces cuando surge el enésimo gesto auto-
lesivo de Cristina: “espere doctor, debe saber
primero que el otro día volvió a cortarse en la
muñeca. Estamos preocupadísimos, tememos
que pueda pasar algo...”. Y ¿cómo no centrar la
atención para solventar este problema antes de
tratar temas “menores”?.
En esta situación fue necesario poner todo
el esfuerzo en corregir la estructura disfun-
cional de esta familia, arrinconando todos y
25
cada uno de los contenidos que lo impedían,
a le vez que se contenía la angustia real que
estas circunstancias generaban. Sólo enton-
ces pudo seguir avanzando Cristina en su
mejoría. En concreto se trabajó para reforzar
el vínculo entre hermanas, que por un tiem-
po fueron desplazadas de la terapia familiar,
mientras se trataban algunos problemas de la
relación conyugal. Asimismo se equilibraron
las responsabilidades en la puesta de límites
y todos pudieron disfrutar de abandonar una
posición esclerosada y disfuncional. Dedica-
mos las sesiones a hablar de cómo se rela-
cionaban y qué es lo que hacían, empezando
siempre por revisar, con el debido énfasis, las
tareas asignadas. Se dejó de hablar del peso
de Cristina, que mejoró, así como de las auto-
lesiones y las demás conductas de riesgo y se
distanciaron las sesiones de terapia familiar
hasta el alta definitiva de la paciente.
En este caso hubo que
separar las hojas, las ramas
y finalmente los árboles
para poder divisar el camino
dentro del bosque.
Grandes fogonazos:
“...y entonces el mago prende el pañuelo que
arde en un gran fogonazo que el público mira
embelesado”.
De la misma manera que un espectador de un
juego de magia, los terapeutas no podemos
dejar de apartar la mirada de algunos even-
tos o situaciones que surgen en la terapia.
Por más que queramos no dejarnos influir por
ellos, vemos nuestra atención atraída hacia
ellos como un imán. Gestos o amenazas de
suicidio, o de agresión a otros, incesto, abu-
sos sexuales, conductas bizarras extremas...
Inundan la terapia y reclaman toda nuestra
atención. En la mayor parte de las ocasiones,
esta circunstancia se convierte en el principal
foco a tratar y acaba siendo lo más útil para
el paciente. Pero incluso en estas situaciones
debemos pararnos a analizar su significado
último dentro del contexto en el que esta-
mos. De igual manera que en los ejemplos
anteriores corremos el riesgo de enfrascarnos
en dinámicas que no favorezcan la evolución
Terapia con adolescentes: el foco
en la entrevista sistémica
26
positiva, en estos eventos cargados de sim-
bolismo y emotividad, corremos además un
segundo peligro: el de achacarles cualquiera
de las manifestaciones que observemos en el
paciente. Esto sucede de una forma similar
en la patología orgánica. Si un paciente está
diagnosticado de un tumor o de VIH, la proba-
bilidad de que se achaque a estas enfermeda-
des cualquier molestia que refiera la persona,
se incrementa exponencialmente. Y aunque
en muchas ocasiones esto sea cierto, en otras
el origen de estas molestias puede ser com-
pletamente diferente. Todos conocemos ade-
más la tendencia a minimizar por parte de
los no profesionales de la salud mental, las
molestias físicas de los pacientes con proble-
mas mentales: “eso son los nervios”, “es de
la esquizofrenia”... etc. Pero, como conviene
recordar en estos casos: se puede ser cojo y
llevar sombrero.
Luis es un chico de 14 años diagnosticado
de síndrome de Asperger (una forma menos
grave de autismo). Ha recibido adecuados
tratamientos desde muy pequeño y tiene un
buen ajuste tanto en su medio familiar como
a la escuela de educación especial a la que
acude a diario. Sin embargo en los últimos
meses ha empezado a presentar alteraciones
en su rutina, frecuentes rabietas y conductas
extrañas que preocupan a la familia. A pe-
sar de las recomendaciones de la escuela,
esperan aún un tiempo antes de consultar.
Cuando finalmente lo hacen nos encontramos
con unos padres minimizadores, difíciles de
explorar, con respuestas evasivas. No encuen-
tran ninguna explicación a este cambio de
comportamiento en Luis, no ha sucedido nin-
guna circunstancia fuera de lo normal que lo
justifique. Invitamos en la segunda entrevista
a las dos hermanas mayores de Luis. Es la pe-
queña la que se refiere enseguida a “aquello
que le pasó”. Esto que le pasó es el relato de
un abuso sexual que sufrió Luis por parte de
otro familiar durante unas vacaciones hace
2 años. La familia no lo denunció pero to-
dos supieron lo que había sucedido. Llegaron
al acuerdo de intentar quitarle importancia
de cara a no perjudicar a Luis, que parecía
no haberse visto muy afectado por aquello:
“Creemos que ni siquiera se enteró bien, no
le dio importancia y nosotros no quisimos en-
MOSAICOnúmero 49
frascarle en temas legales...”, reconocen los
padres con un fuerte componente de culpa.
La familia revive aquella experiencia con mu-
cha carga emocional, pero después insisten
en haber cerrado aquel episodio y no desean
continuar con el tema. “Luis lo superó apenas
sin dificultad y nosotros ya hemos pasado pá-
gina”, recalcan.
Es evidente que un problema de abuso sexual
no se elabora tan fácilmente, y mucho me-
nos con lo que entendemos ha sido un cie-
rre en falso por parte de la familia. Es fácil
pensar que Luis, ahora con 14 años y en ple-
na preadolescencia pueda estar acusando el
abuso sexual cometido tan sólo 2 años antes.
Nuestros esfuerzos se dedican a profundizar
en este lamentable asunto, luchando contra la
resistencia activa de los padres que insisten
en dejar las cosas como están. Pasan varias
semanas y poco a poco se puede ir desbrozan-
do lo sucedido. Se trabajan los sentimientos
de culpa, los reproches e incluso se tantea a
Luis acerca de lo que recuerda y cómo lo vivió.
La respuesta en la familia acaba siendo muy
buena: agradecen el haber podido finalmente
exorcizar un tema tabú. Hay un mejor funcio-
namiento entre los miembros, mayor empatía y
comunicación. Pero Luis sigue sin mejorar.
El padre de Luis nos llama entre sesiones para
comunicarnos que ¡Luis ha vuelto a la norma-
lidad! Pero, ¿cómo? Una de las profesoras de
la escuela da la clave: nada más volver una
compañera de clase que había estado ausente
por padecer hepatitis, todo se solucionó. No
era siquiera una chica con la que Luis tuviera
relación, pero para un autista, tan sensible a
cambios que tan sólo su código interno pue-
de ponderar, había sido razón suficiente para
presentar todas aquellas alteraciones.
Ahora: ¿Hicimos mal en volcar nuestros
esfuerzos en tratar el abuso? En abso-
luto, sin duda esto permitió una bue-
na reelaboración de lo sucedido y un
beneficio para la familia. Pero hicimos
mal en hacerlo en aquel momento, de
manera inmediata una vez que hubo
surgido, sin detenernos a explorar otros
posibles factores a tener en cuenta con
mayor profundidad.

De la misma manera que un incesto, com-
portamientos bizarros pueden tener en efecto
semejante sobre nuestra atención, y más si se
ven amplificados por el entorno. No está prota-
gonizado por una adolescente pero, dadas sus
características es un ejemplo perfecto del pun-
to que estamos tratando: Marisa hace un año
que perdió a su marido y lleva un proceso de
duelo lento y complicado. Empieza ahora a salir
de su casa y a relacionarse con algunas perso-
nas fuera de su círculo familiar. Se ha realizado
durante estos meses un trabajo del duelo y los
avances han sido pequeños, pero consistentes.
En la entrevista de hoy acude con su hermana
que está completamente horrorizada: han en-
contrado a Marisa comiéndose las cenizas de su
marido. Cuando se la confronta con este hecho,
no lo niega: “Sí, es una forma de seguir tenién-
dolo cerca de mí”. La hermana está espantada
e insiste en que Marisa se ha vuelto loca: es
necesario ingresarla a toda costa. ¿Qué hacer?
Lo primero es pararnos a pensar y reflexionar:
Independientemente de este hecho tan llama-
tivo, ¿cómo va terapia? ¿Está evolucionando
bien? ¿En base a qué lo está haciendo? ¿Cual
es nuestro objetivo principal? ¿Debemos modi-
ficar la estrategia? ¿Es un síntoma realmente de
que las cosas van peor? ¿Desde cuando suce-
de? ¿Cuales son las consecuencias de un posi-
ble ingreso en este momento? ¿Cumple Marisa
con las tareas que le asignamos? ¿Es este sín-
toma muy diferente a otros que aparecen con
frecuencia en las personas en duelo: hablar con
los difuntos, sentir su presencia... etc? Es en-
tonces cuando podemos tomar la decisión más
adecuada para la paciente.
En el caso de Marisa no se encontró que este
fuera un signo de empeoramiento, al contrario,
estaba mejor. Pero al empezar a salir con las
amigas Marisa sintió que traicionaba la memo-
ria de su marido fallecido. Vivía una contradic-
ción entre su deseo de salir adelante y el deber
de seguir guardando duelo en la casa. Comer
parte de las cenizas fue su manera de recon-
ciliar ambos sentimientos: retomar algunas de
sus actividades sin sentir culpa por ello. En
este caso se actuó validando positivamente
los pequeños logros de Marisa, restando im-
portancia al elemento bizarro para el que se
ofrecieron alternativas: “no es necesario que
comas las cenizas, lo llevas para siempre en el
27
corazón...”, o “sería muy bonito ahora esparcir
el resto de las cenizas en el lugar al que os
gustaba tanto ir...”, etc. La evolución fue muy
positiva y se observó en Marisa un gran avance
en las siguientes semanas. Ni que decir tiene
que la que salió espantada por la orientación
que se dio en aquel momento al caso fue la
hermana de Marisa, que confesó tiempo des-
pués haber planteado muy seriamente un
cambio de terapeuta...
En resumen
Como hemos visto, durante el proceso tera-
péutico con familias y pacientes adolescentes
(y extrapolable a cualquier tipo de familia) el
foco de nuestra atención puede verse alterado
por muchas circunstancias, que abarcan tan-
to aspectos de la dinámica relacional, como
del contenido de las sesiones. Pero recono-
ciendo este hecho, no se trata de situarse a la
defensiva buscando automáticamente lo que
se nos puede tratar de ocultar. Se trata de
saber dónde estamos en cada momento de
la terapia, en cada momento de la entrevis-
ta. Qué aspecto o tema estamos atendiendo y
por qué lo hacemos en este momento deter-
minado. ¿Lo hemos decidido nosotros o nos
hemos visto atraídos hacia él? ¿Entra dentro
de nuestro plan de la entrevista? ¿Debería-
mos profundizar en él, rechazarlo o aplazarlo
para otro momento? ¿Hay otras cosas de las
que no se habla por estar en este otro tema?
¿Cuáles? ¿Merece la pena tratarlas ahora, o
entendemos que por los motivos que sean es
mejor no hacerlo?
Si cada vez que sentimos que estamos en un
lugar que no hemos decidido nosotros, nos
planteamos estas cuestiones, seremos ca-
paces de actuar con mucha más libertad en
nuestros movimientos terapéuticos. Así podre-
mos relanzar el foco en la dirección que desea-
mos, o decidir continuar por la senda que nos
indican hasta ver si merece la pena ahondar
o no en ella; o simplemente investigar en otra
dirección que todos parecen evitar. En cual-
quier caso esto nos devuelve el control tanto
sobre el foco de atención como sobre el timing
de la terapia, para manejarlo de la manera que
consideremos más oportuna.
Terapia con adolescentes: el foco
en la entrevista sistémica
28
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MOSAICOnúmero 49
 Días de
Vino y
Rosas
Autores:
RAQUEL VALDÉS TORRES
FRANCISCO MONTERO MORA
Se intenta observar y analizar la posible relación
existente entre mujeres diagnosticadas de
trastorno de dependencia de alcohol, según
criterios DSM-IV-TR y sus relaciones de pareja,
partiendo de variables como la conyugalidad
como elemento de nutrición emocional y la
teoría triangular del amor.
Para ello son entrevistadas nueve mujeres –en la
Unidad de Conductas Adictivas, a la que acuden para
su tratamiento-con un total de dieciocho relaciones
conyugales, estableciendo posteriormente los nexos
de unión entre dichas variables.
Para poder observar la relación, se utiliza un
método descriptivo exploratorio que permite
mantener la máxima flexibilidad entre lo
observado y lo recogido.
El resultado es un itinerario conyugal que
comienza con relaciones funcionales y cuyo
deterioro se convierte en la antesala de un
consumo problemático de alcohol en la mujer.
Palabras clave: conyugalidad, alcohol, mujer.
We try to observe and analyse the potential
link between women diagnosed with alcohol
dependency disorder, according to DSM-IV-TR criteria
and its partner relationships, based on variables such
as married life as an element of emotional nutrition
and the triangular theory of love.
On this purpose, nine women were interviewed
at the Addictive Behaviours Unit where they
come for treatment. On a total of eighteen
conjugal relations, we establish subsequently the
links between these variables.
To observe the relationship, we use a descriptive
exploratory method that allows to maintain
maximum flexibility between what is observed
and what is gathered.
The result is a conjugal itinerary that begins with
functional relationships, whose deterioration
becomes the prelude of a problematic alcohol
consumption in women.
Key words: married life, alcohol and women.
Días de vino y rosas
30
INTRODUCCIÓN
Algo más de una década ha pasado ya desde
que Stefano Cirillo, Roberto Berrini, Gianni
Cambiaso y Roberto Mazza publicasen el
trabajo de investigación sobre la familia del
toxicodependiente más completo de cuantos se
hubiesen hecho hasta el momento en terapia
familiar. Mucho han cambiado las cosas desde
que los mencionados autores nos ayudasen a
observar el fenómeno de las toxicodependen-
cias desde la perspectiva del terapeuta familiar,
que necesita incluir en su narrativa a todos los
personajes relevantes en la vida del individuo
para poder dar sentido a lo que observa.
La mujer alcohólica surge de la nada. Otra
honorable fachada que esconde tras de sí un
proceso lento, ajeno a las propias narradoras,
que construyen su realidad desde el más
absoluto desconocimiento del producto final
de su construcción.
Estudios epidemiológicos recientes señalan
que el consumo de alcohol en la mujer ha
aumentado en los últimos años, lo que nos
hace pensar que en un futuro próximo habrá
mayor número de mujeres que padezca alcoho-
lismo. Además, su enfermedad presenta carac-
terísticas diferenciales cuyo conocimiento es
importante para iniciar el tratamiento lo más
precozmente posible.
Centramos nuestra atención en las narrativas
referentes a la conyugalidad y en cómo, lejos
de sobrevivir a la pareja, no pocas mujeres
sucumben a ella, encontrando en el alcohol
una tabla de salvación con la que poderse
evadir del naufragio. Conyugalidad, alcohol,
mujer, y una valoración subjetiva desde la
teoría triangular del amor, realizada por las
propias protagonistas, partiendo de una mirada
retrospectiva a sus días de vino y rosas.
METODOLOGÍA
Muestra
La muestra objeto del estudio está formada
por 9 mujeres, todas ellas diagnosticadas de
Trastorno de Dependencia Alcohólica según
criterios DSM – IV y todas ellas en tratamiento
por ello en Unidades de Conductas Adictivas
(UCAs), pertenecientes a la Agencia Valen-
ciana de Salud.
MOSAICOnúmero 49
Entre las nueve mujeres entrevistadas mencio-
naron un total de 18 relaciones.
Las edades oscilan entre los 38 y los 60 años.
Estado civil: 1 viuda, 1 soltera, 4 casadas y 2
divorciadas, de éstas una vive en pareja.
Los años de consumo, entendiendo éste como
“consumo perjudicial”, superando las 12
U.B.E.1, oscila entre los 2 y los 18 años.
Tiempo en tratamiento2 , está comprendido
entre 1 mes y 60 meses.
Utilización de otras sustancias: 5 no han utili-
zado, 3 han utilizado benzodiacepinas y 1
consumió sustancias ilegales en el pasado.
Respecto al tratamiento en Salud Mental: 4 no
han recibido y 5 sí, por trastorno depresivo.
Nivel de estudios: 2 no han completado los
estudios primarios, 5 tienen estudios primarios
y 2 estudios universitarios, curiosamente de la
rama sanitaria.
Situación laboral actual: 3 amas de casa, 4
trabajan fuera, 2 pensionistas.
El objetivo de la investigación era
explorar la interdependencia entre varia-
bles como conyugalidad, mujer y alcohol
y una valoración subjetiva desde la teoría
triangular del amor3, de las propias
mujeres participantes en el estudio.
Para ello, se parte de variables como los
componentes de la conyugalidad, entendiendo
la pareja como “dos personas procedentes de
familias distintas, generalmente de diferente
género que deciden vincularse afectivamente
para compartir un proyecto común, lo cual
incluye, apoyarse y ofrecerse cosas importantes
mutuamente, en un espacio que excluye a otros
pero que interactúa con el entrono social”4 .
Los datos con los que se trabaja no son datos
cuantitativos, sino que se trata de datos cuali-
tativos, que se fueron extrayendo de lo que
narraban las mujeres durante las entrevistas y que
1
Unidad de Bebida Estándar
2
Último período o contacto con recurso específico de
drogas.
3
Tª triangular del amor de Sternberg
4
Campo y Linares 2002
 31

se intentaron recoger y sintetizar para su poste- Análisis

rior análisis. Se utilizaron también datos de las Las entrevistas fueron grabadas y transcritas
historias clínicas a las que se tuvo acceso. para su posterior análisis.
Las variables que observamos fueron: A partir de la narrativa de las mujeres que
la nutrición emocional, con sus tres com- comportan la muestra, se procedió a la
ponentes, cognitivos, pragmáticos y emo- extracción de los datos relevantes en torno a
cionales tres ejes fundamentales:
pareja como sistema relacional la conyugalidad: componentes de la con-
tipologías de parejas, según Campo y Lina- yugalidad en cuanto a amor complejo.
res y según Sternberg (Campo y Linares, 2002).
formas de amor: según la teoría triangular
de Sternberg.
Procedimiento
relación amor y conyugalidad.
Para la exploración de las variables se
utilizó una entrevista semiestructurada Se intentó operativizar en tablas para poder
diseñada por los propios investigadores, objetivizar lo máximo posible esta compa-
y los datos que se pudieron recoger de rativa y poder observar de forma directa los
las historias clínicas que las mujeres datos y variables que pudieran resultar de
tenían abiertas en la UCA. utilidad para la investigación.
La recogida de datos se llevó a cabo
mediante la entrevista directa con las RESULTADOS
mujeres, de forma individual y privada.
Respecto a la conyugalidad:
Se realizó por uno de los investigadores
y habitual terapeuta de ellas para que
no se sintieran cohibidas y hubiera
mejor clima y confianza, al igual que se
facilitaba la obtención de datos.
En la entrevista se recogieron datos
respecto a:
genograma infancia y genogramas de
las distintas relaciones que hubieran
mantenido
formación de la pareja
desarrollo de la vida en común
relación con la familia de origen
relación con la familia de origen de la
pareja
fin de la relación
consumo
Se les pedía también que hicieran un
dibujo o frase que pudiera resumir la
relación de la que se acababa de hablar,
y al mismo tiempo se les pedía que divi-
dieran en porciones un círculo con los
tres componentes del amor según la
teoría triangular de Sternberg, pasión,
intimidad y compromiso.

Días de vino y rosas

32
Respecto a la Teoría triangular del amor:
Destacar que en más de un 50 % de las rela-
ciones hablan de amor consumado, 10 de las
18 relaciones estudiadas, donde se darían los
tres componentes.
Respecto a la conyugalidad y el alcohol:
DISCUSIÓN
De un total de 18 relaciones de pareja:
8 relaciones funcionales: solo en uno de los
ocho casos, la relación de pareja finaliza con
el abandono de uno de los cónyuges, pese a
una dinámica aparentemente funcional.
1 relación deprivadora: la conyugalidad se
hace fuerte en detrimento de la parentalidad
5 relaciones resultan caóticas: tres de
ellas en una misma persona.
4 relaciones trianguladoras: en uno de los
casos todas las áreas se ven afectadas,
otro presenta carencias en la esfera cogni-
tiva, en un tercero es la esfera emocional
la que se ve dañada, mientras que en el
último, las carencias se encuentran en el
plano más pragmático.
Sólo dos de las personas entrevistadas no
han sido nunca confirmadas en sus rela-
ciones de pareja, aunque hasta en cinco
ocasiones se han dado relaciones en las
que ha imperado la desconfirmación.
La valoración que se tiene de la conyugali-
dad influye directamente sobre el apartado
MOSAICOnúmero 49
emocional. Tampoco hay muchas diferen-
cias entre estado afectivo y pasiones
Un último apunte nos sirve para señalar que
si hay dos variables plenamente coinciden-
tes en las relaciones conyugales, estas son
las que tienen que ver con deseo y sexo.
En el 100% de los casos observados, las
parejas han relacionado la atracción que
sentían por su pareja, con el placer sexual.
Se comprueba que tal y como refería Stern-
berg el amor consumado, señalado por más
del 50% de la muestra, representaría la rela-
ción ideal a la que todos quieren ir, y tal y
como planteaba el autor, mantener un amor
consumado puede ser aún más difícil que
llegar a él. En tres de los casos no han sido
capaces de mantener el componente pasión,
llegando a convertirse éste en amor sociable,
justo en estos casos se observa que se dan
en mujeres que hacían referencia a una sola
relación, con al que iniciaron y continúan y
con las que han sido capaces de sobrellevar y
trabajar su problema de alcoholismo.
Tan sólo un tercio de las mujeres entrevistadas
mencionan no haber experimentado nunca un
amor consumado, y dos de esas tres mujeres
actualmente se encuentran sin pareja.
Se encuentra que en la muestra estudiada,
se menciona o se hace mayor referencia a la
degradación personal y al desajuste familiar
como determinantes del consumo de alcohol,
más que a la separación y a la disgrega-
ción familiar. Tan sólo en un caso el hecho
de que se produjera la separación conyugal
incrementó el consumo de alcohol. Alonso
Fernández(1981) señalaba estos factores
como determinantes junto a los que refieren
las mujeres objeto del presente estudio.
Se confirma también el patrón diferenciado
de consumo en mujeres y hombres, ya que 5
son las mujeres que empiezan con consumos
sociales en ámbitos públicos, trasladándolos
al ámbito privado cuando empiezan a utili-
zarlo para paliar la ansiedad, depresión, etc.
Las otras 4 mujeres inician directamente en
ámbitos privados.
Se comprueba también que el número de
hombres que acuden acompañando a su pareja
a tratamiento es mucho menor (2) que si ocur-
riera al contrario ¿realmente será la incapa-

cidad de la familia, especialmente de
la pareja, de reconocer el problema, o
la gravedad de éste, y por ello de darle
el apoyo que tal vez sí que recibiría en
el caso de ser hombre?
Es baja la proporción de mujeres
que acuden a tratamiento, ya
que de las 233 historias clínicas
de las que se disponía y se tenía
acceso, tan sólo 15 pertenecían a
mujeres y de esas sólo 8 estuvieron
dispuestas a acceder al estudio, o
cumplían los criterios necesarios,
teniendo que recurrir a otra UCA
para conseguir la muestra.
Comentar también que en las entre-
vistas, las mujeres describen a sus
propios padres como personas muy
cuidadoras de su pareja. En todos los
casos las mujeres describen la rela-
ción entre sus padres, o de la pareja
que ejerce las funciones parentales
como buena o muy buena. Sólo hay
un caso en el que la relación dentro
de la pareja parental es caótica,
padre bebedor, maltratador, etc.
Resulta curioso que cuando se les
preguntó por la relación que mantu-
vieron sus propios padres como
pareja, 7 de ellas hacían referencia
a una relación buena o muy buena
y tan sólo dos mujeres refieren una
relación de pareja caótica o muy
mala entre ellos. Quizá sería oportuno
profundizar más o dirigir los estudios
hacia miradas diferentes ya que tal
y como menciona Bowen,1978,
las modalidades relacionales de un
individuo adulto en la nueva familia
nuclear pueden ser comprendidas
sólo a la luz de las vicisitudes afec-
tivas experimentadas en la propia
familia de origen.
Agradecimientos
No hubiera sido posible realizar el
presente trabajo sin la colaboración
de las mujeres que desinteresada-
mente participaron.
33
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alcoholismo. V Congreso Iberoamericano de Drogode-
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Días de vino y rosas
34

Paradigma Perdido,
Realidad Encontrada
Este artículo corresponde a la
ponencia que la autora presentó
en el Primer Congreso de Salud
Mental Área III celebrado en Águilas
(Murcia), en octubre de 2009.

Lolita Albaladejo
Supervisora Clínica y Docente
Centro de Terapia Familiar de Murcia
ctfmurcia@hotmail.com
Equipo de Terapia Familiar Espai Obert
espaiobertbcn@hotmail.com

Presentación hablar de mis experiencias… Y puede que les

Estoy aquí con ustedes al haber sido invitada
por un amigo al que quiero mucho. Espero que
después de compartir este espacio hayamos
pasado un rato agradable y, al terminar, mi
amigo me siga queriendo.
Hace mucho tiempo que no había participado
en un Congreso, con lo cual estoy como una
primeriza, eso sí, madura. Aunque inquieta.
Hay dos cosas que me gustaría comentar. Una,
no trabajo nunca detrás de una mesa. Dos,
nunca he llevado una bata blanca, ni en la
pública ni en la privada.
Me gusta presentarme como una de las pioneras
de la terapia familiar sistémica en España. ¿Y
de qué les puedo hablar…? Sólo les puedo
guste, o que no les guste. Pero mi intención es
que nos guste a todos.
Tenemos una hora por delante. Y digo tenemos
porque me gusta conversar. Con lo que agrade-
ceré todo tipo de preguntas durante esta hora, sin
tener que esperar a los veinte minutos finales.
Me gusta la proximidad, mirarnos, y de alguna
manera conocernos.
El primer encuentro entre profesionales que
trabajábamos con familias se celebró en Zara-
goza en mayo de 1981. Asistieron 12 personas
que llegaron desde diferentes puntos de España.
De este primer encuentro surgió el deseo de
un intercambio de experiencias y la nece-
sidad de contactar con los profesionales que
en ese momento hacíamos Terapia Familiar

MOSAICOnúmero 49

en España. La combinación de este deseo y
de esta necesidad dio lugar a los segundos
encuentros, que se celebraron en Barcelona
los días 26, 27 y 28 de febrero de 1982.
Tuve la oportunidad de ser parte organizadora
de este segundo encuentro, que se celebró
en el Centro de Diagnóstico y Orientación
Terapéutica, que pertenecía a la Cátedra de
Psiquiatría de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Barcelona, ubicada por
entonces en el Hospital Clínico.
Lo que empezó como “encuentros” pasaron
con los años a ser “jornadas” y “congresos”.
Este año se celebran en Barcelona las XXX
jornadas españolas de terapia familiar, que
son también el Primer Congreso Ibérico
de Terapia Familiar, y que llevan por título
“Cambios Familiares: nuevas relaciones,
nuevas jerarquías”.
Algo que me pregunto hace años es por qué
sigo en Murcia, qué me une aquí. He tardado
mucho tiempo en conectar Murcia con el
apellido de mi padre, es decir, con mi padre.
Aquí me enteré de que existía un pueblito, que
nunca había tenido presente, que se llama
Pilar de la Horadada. Allí nació mi padre,
de apellido Albaladejo. Hace unos diez años
surgió en mí la necesidad de ir a visitar este
pueblo, sola, y de pasear, observar, recom-
poner y llorar, porque mi padre me aban-
donó cuando yo tenía 18 meses. Desapareció
durante la Guerra.
¿Cuál podría ser la conexión entre la historia
personal y la profesional?
Las Instituciones y mi
experiencia profesional
Empecé mi historia profesional en uno de los
llamados por entonces CDOT (Centro Diagnós-
tico y de Orientación Terapéutica) en el que
realizábamos valoraciones a los disminuidos
psíquicos y físicos para que pudieran cobrar
una pensión, las célebres 1.500 pesetas de
entonces. También trabajábamos con niños
y jóvenes de edades comprendidas entre los
2 y los 18 años que presentaban problemas
escolares, de lenguaje, enuresis, encopresis,
transtornos de conducta…
La muerte de Franco provocó, como ustedes
ya saben, grandes cambios políticos, cultu-
35
rales y sociales. Con respecto al tema que
nos ocupa, el campo de la salud mental, los
cambios políticos llevaron a cambios en la
nomenclatura de los servicios –CDOT, EVO,
CAPIP, CSMIJ…-, con la resultante, a mi
entender, de que se trataba de nombrar los
mismos perros con distintos collares.
El contacto con la epistemología relacional
sistémica me abrió a un nuevo mundo, de
donde surgió –impulsada por la curiosidad-
la necesidad de seguir formándome en esa
epistemología.
Paralelamente a todos estos movimientos, a
principios de los años 80 el Centro de Terapia
Familiar de Barcelona, dirigido por el Dr.
Alberto Sarró i Martín, iniciaba su trabajo
clínico y de formación, en el que participé
desde sus orígenes como terapeuta, supervi-
sora y docente hasta el año 2008.
Paradigma perdido, Realidad
encontrada
Cuando hablo de paradigma perdido me
estoy refiriendo al paradigma sistémico. ¿Qué
significó para mí el paradigma sistémico?
Fue un encuentro con algo nuevo. Repre-
sentó un aprendizaje para entender el mundo
y las personas desde una nueva visión.
Comprender que todo está relacionado con
todo. Y que estamos inevitablemente conec-
tados al universo.
El pensamiento sistémico también ha reali-
zado su proceso, y nosotros con él. En un
principio casi todos nos declaramos abande-
rados del Cambio, y creímos en el Cambio 1
y el Cambio 2. Fue el momento de leer, estu-
diar e incorporar la Teoría de la Comunicación
Humana, de Paul Watzlawick, entre otros.
Creímos, ingenuamente, que el terapeuta
podía cambiar a la familia, hasta que nos
dimos cuenta de que el terapeuta y la familia
se transforman recíprocamente. Fue el
momento de la Segunda Cibernética, de Von
Foerster y Maturana, epistemólogos que nos
invitaron a reflexionar sobre el observador. A
partir de entonces, el observador está impli-
cado en su observación, la objetividad es una
ilusión y aumenta nuestra responsabilidad en
todo lo que sucede.
Paradigma perdido, realidad encontrada
36
Otro gran pensador, Gregory Bateson, reflexio-
nando sobre comunicación y relación, decía:
toda relación es el producto de una doble
descripción. Gracias a Maturana y a Bateson,
entre otros, iba dándome cuenta de que la
terapia familiar no era un proceso simple (si
es que la simplicidad existe).
Fueron años de mucho
aprendizaje, años apasionantes.
Años de pensar que las cosas
podrían ser diferentes. Y en
realidad, lo fueron.
Mi primer encuentro con un maestro fue con
Carlos E. Sluzki. En 1980 vino a Barcelona a
impartir un seminario sobre técnicas en terapia
familiar sistémica, que se realizó en el Instituto
Frenopático. Esta fue la primera vez que tuve
la impresión de estar ante un gran terapeuta,
mago y seductor, y tal fue la impresión que
pensé que yo nunca podría trabajar como él.
Me descubrió un espacio donde casi todo podía
ser posible. Como Alicia en el País de las Mara-
villas, sin necesidad de atravesar el espejo.
El segundo profesor que conocí fue Jorge Cola-
pinto, en aquellos momentos joven brazo
derecho de Salvador Minuchin. Trabajaba de
manera distinta a Sluzki, pero sus interven-
ciones se sustentaban en la misma epistemo-
logía. Fue mi primer supervisor, y por eso le
guardo un recuerdo especial.
Le siguió Salvador Minuchin, una persona
entrañable para mí. El encuentro con el
profesor estuvo acompañado de una gran
humanidad, que naturalmente se trasladaba a
su forma de trabajar e impregnaba su modelo,
el modelo estructural.
El encuentro con Minuchin tuvo una gran
importancia para mí por lo que representó
de aprendizaje vertiginoso y de impulso de la
necesidad y de las ganas de saber, conocer,
aprender e incorporar tantas nuevas técnicas,
recursos y emociones.
En noviembre del año pasado Minuchin estuvo
en Castellón protagonizando unas jornadas a
las que asistí. Allí me acerqué al profesor, y
tras un breve pero intenso diálogo, la despe-
dida fue para mí tan tierna y emotiva que es
algo que me acompañará para siempre.
MOSAICOnúmero 49
Más encuentros importantes en la historia de
mi formación, y que de alguna manera han
hecho que sea la persona y la terapeuta que
ahora soy.
Observar, conocer y trabajar con Paul Watzlawick
es percibir una elegancia terapéutica y una
humanidad que va más allá de la técnica de
la terapia breve.
Gran aportación del jerárquico Jay Haley, del
que me distancié, aunque sigo leyendo sus
libros. La verdad es que me enamoré de
Bateson, porque si Haley defendía la impor-
tancia de las estructuras de jerarquía y poder,
Bateson proponía la pauta que conecta –la
relación- como premisa de la comprensión y
el crecimiento.
Conocer a Mauricio Andolfi fue algo apasionante.
Trabajar con Carmine Saccu fue aprender de
una persona muy próxima, divertida, cálida,
creativa e incombustible. El orden de Giuliana
Prata y los juegos de la Dra. Mara Selvini
organizaron mi pensamiento y ampliaron mi
comprensión de lo que pasa en una familia en
la que se da una comunicación distorsionada,
confusa e incongruente entre lo que se dice y
lo que se hace, ya que una de las premisas que
organizan a este tipo de familias es la imposi-
bilidad de definir la relación.
Articulando a todos, ellos y ellas, aparece
la amorosidad, la reflexividad y el respeto de
Humberto Maturana.
¿Cómo se introdujo la complejidad en mi
modelo de trabajo? ¿Cómo dejó de ser posible
volver al pensamiento simple? Las cosas se
habían transformado. Ya nadie podía edificar
su pensamiento sobre una roca de certi-
dumbre. Gracias, Edgar Morin.
Estos maestros bebieron de las fuentes de
otros maestros que también despertaron mi
curiosidad. Y aunque no tuve la oportunidad
de conocerlos, la lectura de sus escritos
guiaron mi camino. Me gustaría recordar a
Gregory Bateson, Milton H. Erickson, Nathan
Ackerman, al genial Carl Withaker, Heinz von
Foerster, Murray Bowen…
Algo que quiero comentar y transmitir es
que cada uno de mis maestros me apor-
taron diversas maneras de pensar, cada uno
desde su estilo, y yo iba incorporando nuevas
maneras de mirar, de observar, de reflexionar,

pero nunca estuvo presente en mi interior la
necesidad de copiar. Nunca pensé en ser un
Minuchin, un Carmine Saccu o una Selvini.
Creo que cuando iniciamos nuestra formación
tenemos el derecho de escoger a nuestros
maestros. Yo conocí a muchos, pero final-
mente elegí. Pasé por el proceso de incor-
porar lo que me había fascinado de cada uno
de ellos hasta crear mi forma de trabajo.
En mi transformación, elegí mi modelo , o
mejor, mi manera de trabajar. Los admiro y
los quiero a todos, pero yo elegí mi camino
sobre cómo quería ser una Terapeuta Sisté-
mica Relacional.
Este paradigma perdido representó la ilusión
de que se podía pensar de forma diferente,
de que muchas cosas de la vida podían ser
distintas. Parecía que podía ser así, pero…
Después de 30 años, ¿Cuál es la Realidad
encontrada?
Han pasado los años, y la realidad que ha
ido apareciendo es… ¿hacia dónde va la
terapia familiar sistémico-relacional? Hay
una involución que me asusta: códigos,
perfiles, diagnósticos, síntomas, clasifi-
caciones, más simplicidad, más enfer-
medades, más medicación, más centros
de ayuda, más cárceles, más control; y
por lo tanto, menos humanidad y menos
responsabilidad.
Como señala Bateson, la concepción del mundo
basada en el dualismo cartesiano que separa
el espíritu de la materia, lleva a la codicia, la
guerra, la tiranía y la desconfianza.
¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo
participamos de una sociedad que va hacia el
desánimo, el desencanto y la simplicidad…?
Es decir, ¿cuál es mi responsabilidad en todo
lo que está pasando?
¿En qué momento hemos perdido la comple-
jidad? ¿Dónde está Edgar Morin, nuestro
maestro en complejidad…?
Recuerdo en estos momentos las palabras
que el profesor Mauricio Andolfi pronunció
en el Congreso dedicado a los pioneros de
la terapia familiar, celebrado en Roma en
diciembre del año 2000; dijo el profesor: si
37
los terapeutas de familia seguimos desmem-
brando a las familias, la terapia familiar no
tiene futuro.
A medida que envejeces las certidumbres
se transforman en preguntas. ¿Será por eso
que los terapeutas tenemos más preguntas
que respuestas?
¿Qué es un terapeuta? ¿Qué es una familia?
¿Qué es trabajar con una familia?
Estoy planteando preguntas,
preguntas personales y vitales,
intentando transmitirles mis
experiencias como terapeuta y
como persona.
Parte fundamental de esas experiencias han
sido las familias con las que he trabajado y
que me han acompañado en este viaje de casi
40 años, contribuyendo decisivamente a mi
formación. De entre todas ellas, me gustaría
destacar tres que han sido muy importantes
en mi vida profesional y personal, porque
me llevaron a la experiencia del crecimiento
conjunto. Nadie puede crecer solo.
La primera familia que me gusta recordar es
la de una joven enurética de 17 años. En esta
época estábamos, mi equipo y yo, inmersos
en el interrogatorio circular, técnica propuesta
por la Dra. Mara Selvini y su equipo, e incor-
porada, recopilada y ampliada por Karl
Tomm. En una sesión familiar conducida por
un terapeuta respetuoso que utilice la técnica
del interrogatorio circular, descubrimos que
la familia dispone de recursos y capacidades
para encontrar sus propias respuestas, sin
necesidad de que sea el terapeuta quien
cierre la sesión con alguna prescripción. Era
la década de 1985 a 1995.
La segunda familia fue la de un joven de 16
años diagnosticado de esquizofrenia para-
noide. Esta familia me permitió entrar en
su historia y marcó un hito en mi proceso
de formadora. En aquellos momentos utilizá-
bamos una técnica, dirigida sólo a familias
con pacientes psicóticos y esquizofrénicos,
denominada la prescripción invariable (la
misma prescripción para todas las familias).
Paradigma perdido, realidad encontrada
38
La prescripción invariable tenía dos objetivos:
uno clínico y otro de investigación. Habíamos
aplicado esta técnica en varias familias sin tener
muchas esperanzas de obtener resultados, ya
que ninguna de ellas había llegado a la tercera
sesión. Se trataba de una técnica muy pautada
y en la que era fundamental el compromiso de
hacer de los padres unos coterapeutas.
Con esta familia, sin embargo, pudimos
llegar a la octava sesión. Y el resultado fue
un avance muy importante en el diagnóstico
-entendido como conducta- sobre su evolución
y crecimiento. El seguimiento, realizado a los
seis meses y al año, nos aportó esperanza, al
informarnos de un joven que había vuelto a
la Universidad y al deporte. (El que esté inte-
resado en esta técnica puede consultar los
capítulos 2, 3 y 4 de “Los juegos psicóticos
de la familia”, de Mara Selvini).
La tercera familia representó para mí una expe-
riencia de reflexión y de transformación de mi
pensamiento, y de mi sentimiento, acerca de
la violencia familiar, armónico con el título
que preside esta mesa. Quiero compartir con
ustedes este caso clínico.
La boda de Puri
Les hablaré de una familia que en aquellos
momentos no estaba constituida. La llama-
remos la familia de Puri.
La familia de Puri nos había sido derivada
por la escuela de su hijo, un niño de 4 años
a quien llamaremos Raúl. La hoja de deriva-
ción señalaba que Raúl era un niño violento,
agresivo, inquieto, un niño que no obedecía
a la maestra. Ni por supuesto, a su madre.
(En aquellos años aún no había aparecido el
diagnóstico de TDAH: transtorno de déficit de
atención con hiperactividad).
A la primera entrevista acudieron Raúl y su
madre, Puri, una mujer de unos 30 años,
morena, alta, hermosa, lo que se dice una
“mujerona”. Llamaba la atención la imagen
de aquella mujer que daba la mano a su hijo
Raúl, pequeñito, con cara de niño inteli-
gente y una mirada de curiosidad dirigida a
mí. Pregunté si era hijo único, y la madre me
dijo que no, que había un hermano un año y
medio mayor que Raúl, a quien llamaremos
Óscar. Me gustaría añadir que Raúl se sentó
MOSAICOnúmero 49
en una silla pequeña y no hablaba si no se
le preguntaba. Y así estuvo durante toda la
entrevista, sentado en su silla.
Puri me comentó que estaba separada desde
hacía unos dos años y que el padre mantenía
contacto con los niños. Le pregunté si actual-
mente tenía otra pareja, y contestó que sí.
Seguimos hablando y le propuse la posibi-
lidad de vernos todos juntos, incluida la nueva
pareja, que vivía en la misma casa. Puri no
puso ningún inconveniente a mi propuesta.
A la siguiente entrevista acudieron los cuatro, tal
como acordamos. Jordi, el padre sustituto, Puri
–la madre-, Oscar -el hermano mayor- y Raúl,
a quien ya conocemos. Nos saludamos. ¿Cómo
era Jordi? Podríamos decir de él que era “un
hermoso ejemplar masculino”. Alto y fornido, al
saludarle percibí unas manos enormes.
Nos sentamos y, antes de iniciar la sesión,
Jordi me comenta que tiene algo que decirme.
Lo miré interrogante e hizo el siguiente
comentario: “yo vendré aquí las veces que sea
necesario…pero tengo que advertirle que por
muy buena que sea usted, no va a cambiar mi
opinión sobre este niño. Este niño no obedece
a nadie, ni a la maestra, ni a su madre, ni a
mí. Es una mala pieza. Todo lo contrario que
su hermano Óscar. Así que no va a conven-
cerme de nada…”. “Bueno -le contesté- yo
no lo sé…pero sí le agradeceré contar aquí
con su presencia para que podamos entender
por qué Raúl se comporta así”. Me permito
recordar algo que ya sugirió Bateson, y es que
toda conducta es comunicación. Y algo nos
está diciendo Raúl con sus conductas…
En total tuvimos 8 entrevistas. Nuestra meto-
dología, cuando trabajo en equipo, incluye
el espejo unidireccional y la grabación de las
sesiones en video. Suelo ver a la familia con una
frecuencia de una sesión cada 3 ó 4 semanas.
En la tercera entrevista seguían viniendo los
cuatro. Eran muy puntuales, educados y cola-
boradores. Pero el niño seguía igual.
Llega la familia a la cuarta sesión. Saludo
primero a Jordi y a Puri y, cuando me acerco
a Raúl, me quedo helada. Raúl llevaba en
la mejilla izquierda marcados los dedos una
mano enorme, no podía ser más que la mano
de Jordi. Uno de los dedos le había tocado el
ojo, y algo dentro de mí se revolvió. Intenté
 39

disimular, y Jordi rápidamente me dijo “ya se lo había dicho, no se puede con

este niño…”. Seguimos conversando, pero yo no podía con mi rabia. Estaba
muy rabiosa, no podía mirar a Jordi. Raúl estaba sentado a mi lado y cada vez
que miraba aquella carita me desordenaba más y más, con lo cual decidí salir
de la sesión.
Pasé detrás del espejo y comenté con el equipo que yo no podía seguir si no
le decía cuatro cosas muy fuertes a Jordi y a Puri. No sabía que hacer. Estaba
dispuesta a denunciarlos. Durante la conversación con el equipo, yo estaba
dando la espalda al espejo. Y un compañero me dijo: primero tranquilízate,
date la vuelta y ahora mira lo que está pasando. Hubo un movimiento en la
familia: Puri estaba sentada y cada uno de los niños colgaban como dos monos
a ambos lados de su madre, quedando un montón triádico, aglutinado y pegado.
Al otro lado, se había quedado Jordi solo, callado y triste, mirando al grupo que
formaban la madre y sus dos hijos. Desde detrás del espejo, miré fijamente la
cara de Jordi y se me pasó la rabia. Entonces, mi compañero hizo el siguiente
comentario: ¿Por qué no entras y trabajas lo que has visto desde aquí?
Entré y le pregunté a Jordi si la situación que yo había observado desde detrás
del espejo, ocurría frecuentemente en casa. Jordi encogió su cuerpo y dijo: “yo
nunca me puedo sentar en el sofá, siempre está ocupado por los tres. No puedo
estar con Puri”. Le miré intensamente y le dije: “¿por qué no pegas a Puri?”
Abrió los ojos, reflexionó, y dijo “porque la quiero, y creo que me echaría de
casa”. A partir de este momento, algo sucedió en la sesión: la magia.
Hablamos de la historia de la familia de Jordi y de Puri, del miedo, de la rabia,
y del amor. Jordi tenía una única hermana mayor con la que no se hablaba,
y que seguía viviendo con su madre. Su padre había muerto. Aprovecho para
decirles que yo trabajo con el genograma de tres generaciones.
Seguimos dialogando y sobre la séptima sesión, creo que todos habíamos
crecido. Jordi comentó que las cosas habían mejorado mucho, que Raúl era
otro niño, cariñoso, más obediente, y que Óscar también empezaba a hacer
cosas distintas…se estaba haciendo mayor. Finalmente, me comentó que él y
Puri habían decidido casarse, y que les gustaría mucho invitarme a la boda…
Nos despedimos, y al cabo de 6 ó 7 meses la escuela se puso en contacto
conmigo contándome que Raúl estaba muy bien, y que Óscar tenía las
conductas propias de su edad, nada especialmente preocupante. No tuve
ninguna conexión más con la familia. Por supuesto, no asistí a la boda. Pero la
invitación fue un bonito detalle.
Este caso me hizo reflexionar sobre la violencia, el género y la familia. Pienso
que la violencia de género no es un problema sólo de género, ni se trata de
un problema que se pueda reducir a las características individuales de una
persona. Pienso que la aparición de la violencia en la familia tiene que ver
con la relación, la historia y la comunicación. Y que el terapeuta –o el profe-
sional- ha de poder introducir reflexión y no dejarse llevar por la rabia que le
despierta una situación concreta; y que necesitamos creer en las posibilidades
del diálogo y en los recursos que todos tenemos, profesionales y familias. Al fin
y al cabo, todos somos humanos…
Como dice Minuchin, las familias y los terapeutas somos mucho más complejos
de lo que parece, y por lo tanto tenemos muchas posibilidades por explorar.
Estas son algunas de mis reflexiones. Mi deseo es invitarles a que cada uno de
ustedes pueda hacer sus propias reflexiones…

Paradigma perdido, realidad encontrada

40
Final y despedida
Algunos de los que están aquí
me conocen y les conozco,
saben cómo pienso y cómo
siento, aquello que intento crear
en los grupos de formación: la
importancia de la relación. No
se puede crecer en solitario.
Podemos facilitar un espacio
creativo, amoroso, colaborador,
respetuoso, a veces divertido y a
veces doloroso.
Gracias por estar aquí y
háganme el favor de ser ustedes
reflexivos, divertidos y amorosos.
MOSAICOnúmero 49
BIBLIOGRAFÍA
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la mente”. Ed. Lohlé-Lumen. Buenos Aires,
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Selvini- Palazzoli, M. “Los juegos psicóticos de
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Von Foerster, H. “Las semillas de la ciberné-
tica”. Ed. Gedisa. Barcelona, 1991
 MO
NO
GRÁ
FICO
GéneroS
Ilustración: Lina Vila

en la Familia
y en la Terapia
42
PRESENTACIÓN
Alberto Carreras
Universidad de Zaragoza.
acaras@unizar.es
¿Es necesario justificar un monográfico de
Mosaico dedicado al GéneroS en la familia y
en la terapia? No lo creo. Por lo que me limi-
taré a presentar su contenido narrando algo
de su historia.
El precedente inmediato del mismo lo cons-
tituyó la convocatoria de unas Jornadas Ara-
gonesas de terapia familiar sobre el tema
“Familias, Género y Terapia Familiar” que se
celebrarían en abril de 2011.
En el número 46 de Mosaico, y anunciando es-
tas Jornadas, comenté que estábamos asistien-
do a unas transformaciones (políticas, sociales,
laborales, psicológicas, etc.) sobre los roles de
género, y aun sobre las identidades sexuales,
que no tenían parangón en la historia de la
humanidad; ni tampoco en la prehistoria, que
sepamos con alguna evidencia científica.
En efecto, desde hace más de un siglo
las reivindicaciones políticas de los mo-
vimientos feministas se ven acompaña-
das de una serie de transformaciones
técnicas que, indiferentes a la fuerza
muscular, permiten a las mujeres acce-
der al mundo laboral en igualdad de po-
sibilidades que los hombres; los avances
médicos, por su lado, han hecho más
patente la separación entre la sexuali-
dad y la reproducción y el cuidado de los
hijos. De manera que hombres y mujeres
de todo el mundo van encontrando las
condiciones para liberarse de los clichés
sociales y psicológicos atribuidos a dos
sexos, considerados hasta hace poco de
características complementarias y ex-
cluyentes: la bella y la bestia podrían
ser un prototipo.
MOSAICOnúmero 49
Las transformaciones recientes se extienden a
escala planetaria y a todas las clases sociales,
aunque con ritmos y logros muy desiguales,
como atestigua el primer y reciente informe
(6 de julio de 2011) de la Entidad de la ONU
para la Igualdad de Género y el Empodera-
miento de la Mujer, también conocida como
“ONU Mujeres”. Para unos, los cambios son
demasiado lentos o se quedan cortos con res-
pecto a un ideal futuro; sin embargo, para los
conservadores, la feminización galopante ha
exagerado los problemas y se están perdien-
do valores familiares “eternos”. Notemos que
este informe señala las desigualdades todavía
vigentes en el mundo occidental y subraya que
sólo en 125 países la violencia doméstica está
tipificada como delito.
¿Cómo se sitúa la terapia familiar ante estos
cambios? ¿los tiene en cuenta? ¿los debe pro-
mover? ¿Se han tomado en serio? ¿Entran en
nuestros programas de formación? Estas eran
preguntas que formulábamos al anunciar las
mencionadas Jornadas, que contaron con la
participación de terapeutas familiares muy re-
presentativas, como Estela Troya, Teresa Suá-
rez o Annette Kreuz, por citar algunas de ellas.
Paralelamente a las Jornadas Aragonesas se
convocaba un Encuentro Nacional de Tera-
peutas Familiares interesadas en el tema.
Para prepararlo, en Cuenca, Eduardo Traid y
yo, representando al comité organizador cele-
bramos una pequeña reunión con Paz Flores
y con Olga Díez, directora, como se sabe, de
esta revista. Fue allí donde ella me propuso
la coordinación del presente número, que ten-
dría como una de sus bases las aportaciones
de las Jornadas y del mencionado Encuentro
de Zaragoza.

Ahora bien, las “conclusiones” de este En-
cuentro no fueron sino otra serie de pregun-
tas abiertas, que pueden leerse en la sección
“Preguntas y respuestas. Ellos contestan”.
Algunas de las ponencias de esas Jornadas y
las variadas, diferentes y aun contrarias res-
puestas a las preguntas constituyen el núcleo
de este Monográfico. A distintos terapeutas fa-
miliares, sin importar su género, les pedí que
respondieran a las preguntas; sin embargo –y
resulta curioso- solo “ellos” han enviado res-
puestas. “Ellas” formularon preguntas, pero
no se han decidido a responder. Posiblemente
porque ya se habían expresado ampliamente
en las ponencias y comunicaciones de las Jor-
nadas, que aquí se recogen.
De este modo, las dos partes fundamentales
de este monográfico tienen también autores
de géneros diferentes. Una de ellas, la que re-
coge las ponencias de las Jornadas de Zarago-
za (junto con el artículo de María Fernández),
tiene únicamente “autoras”. La otra parte, la
de las respuestas, tiene sólo “autores” mascu-
linos. Encontramos allí las de Javier Bou, Al-
fredo Canevaro, Valentín Escudero, Gianmarco
Manfrida, Javier Ortega, Ricardo Ramos, José
Soriano, Matteo Selvini, con observaciones y
juicios muy interesantes, aunque algunos de
ellos duden si son “políticamente correctos”.
Se trata, en general, de textos breves, alguno
de ellos escrito, incluso, de manera epistolar
por deseo del propio autor.
De los textos “femeninos” que nos han ido lle-
gando, más extensos, y presentados ahora en
formato de artículos, hemos tenido que dejar
bastantes para publicarlos en números poste-
riores. En efecto, mientras haya material sobre
el tema, Mosaico presentará una sección fija
dedicada a “El género en la familia y en la
terapia”. Aquí se publican las aportaciones
de Teresa Suárez, María Fernández, Annette
Kreuz, Mariela Lerma, Olga Díez y Andrea To-
rres y Paz Flores. Pero nos falta espacio para
muchas otras que ya hemos recibido (de Be-
nigna Sanz, de Maribel Nebreda, de Maite
Ballestín, otra de María Fernández, y la que
nos ha enviado en el último momento Estela
43
Troya) así como otras, ya prometidas o no,
que ocuparán páginas de Mosaico en un fu-
turo próximo.
La responsable ecuanimidad que caracteriza
a las autoras de estos artículos no les impide
cuestionarse a sí mismas ni cuestionar -desde
la perspectiva de género- muchos aspectos de
la práctica habitual de la terapia familiar, de
sus instituciones y de la formación que impar-
ten sus centros. Y, sobre todo, buscan y propo-
nen alternativas.
Completan el Monográfico unas recomenda-
ciones bibliográficas, sobre todo de Octavio
Rivero y unas citas de las nuevas feministas,
que ponen en cuestión la familia heterosexual,
seleccionadas por Elvira Burgos. Las ilustra-
ciones las ha prestado generosamente la pin-
tora Lina Vila, que también rompe estereoti-
pos excluyentes como masculino/femenino o
humano/animal.
Nuestro ardiente deseo
es que tanto las Jornadas
como este Monográfico y
las próximas publicaciones
en Mosaico tengan su
continuación en talleres
de otros congresos, en
seminarios, en los planes
de estudios de los centros
o escuelas de formación de
terapia familiar, en contactos
con otros movimientos o
por cualquier otra vía no
programada.
Sólo me queda agradecer, en nombre de todos
los lectores, el esfuerzo de los que aquí han
dejado impresas sus ideas.
Monográfico
 44

LOS CAMBIOS SOBRE

GÉNERO Y SU INFLUJO EN LA
PSICOPATOLOGÍA ACTUAL
Teresa Suárez
Psiquiatra. Psicoterapeuta. Presidenta de la Asociación para el
Estudio Sistémico de la Familia y otros Sistemas Humanos
tesuaro@hotmail.com

Las III Jornadas Aragonesas de Terapia de

Familia me han permitido lanzar una mirada
retrospectiva sobre mi trayectoria teórica y
técnica en el campo de la Terapia Sistémica,
mirada autocrítica para contemplar cómo he
tenido en cuenta la variable género en la inves-
tigación, en la clínica, en la docencia.
Una breve ojeada sobre la investigación clí-
nica que a partir de 1978 emprendimos Car-
men Rojero y yo, donde el estudio relacional
de las psicosis ocupó un papel relevante, me
permite aseverar que, aún sin habérnoslo pro-
puesto, la evolución de los roles de género en
el seno de la familia y de nuestra sociedad es-
taba modificando las hipótesis generales, los
modelos con los que nos estábamos aproxi-
mando a estos trastornos.
Cuando buscábamos a través de qué meca-
nismos se habían involucrado los hijos en el
conflicto de los padres, presumíamos que el
futuro psicótico había quedado atrapado en la
lectura de que el padre que parecía perdedor
en la relación era su presunto aliado y que so-
bre esta configuración triangular se irían en-
Ilustración: Lina Vila

redando instigaciones y embrollos (1). Volveré

más adelante sobre este punto, ya que en ese
momento, imbuidas por la visión tradicional
de los roles de la pareja, pensábamos que lo
más frecuente sería encontrar una sobreimpli-
cación de la madre con el paciente y un padre
fugitivo, volcado en el trabajo, en el mundo

MOSAICOnúmero 49

exterior, como forma de controlar el sesgo o
el cisma marital, olvidando que los roles de
género estaban cambiando a pasos agiganta-
dos en las últimas décadas del XX. La crisis
económica y la reconversión industrial de los
80, donde el reparto de roles tradicional, que
confiaba al varón el mundo extra-familiar y el
aporte económico, y a la madre el cuidado de
casa e hijos, quedaba muchas veces abolido
por los hechos, nos hacía ver nuevas familias
donde la madre había empezado a cosechar
importantes éxito sociales y laborales, y el
padre, en paro o degradado laboralmente, se
aferraba con ahínco a su rol de cuidador del
hijo psicótico.
Las viejas teorías sobre la madre es-
quizofrenógena, su especial simbiosis
con el hijo-paciente, dieron paso a otra
evidencia. Una vez que fuimos capaces
de dejar de lado visiones exclusivamen-
te holísticas y nos permitimos ver “el
individuo en el sistema”, pudimos va-
lorar roles individuales, constatar que
a menudo nos habíamos embarcado en
pseudo-terapias con la pareja de padres,
y que la realidad nos mostraba que las
denostadas madres del psicótico eran
finalmente, cuando los casos se cronifi-
caban, las únicas motivadas para asistir
a la consulta, mantener la demanda…
Por ello, y quizás haciendo de la necesidad
virtud, habíamos dedicado los últimos años a
trabajar con segmentos de familia y no siem-
pre con la familia al completo, con el objeto
de perfilar el papel de actores familiares (ma-
dre, hermanos) que, examinados únicamente
en el seno del grupo familiar, tendíamos a
entenderlos pese a nuestro propósito, solo en
función del paciente, de sus síntomas, de sus
necesidades. Por otro lado, dada la importan-
cia que durante años habíamos acordado a la
relación de los padres del psicótico, había-
mos dejado en penumbra la evolución del pa-
ciente desde la concepción del hijo hasta el
momento de la aparición de lo que la Escuela
de Milán denomina los comportamientos in-
usitados, en detrimento de una mejor com-
prensión de la particularísima adaptación que
el hijo había tenido que realizar en la adapta-
45
ción al entorno familiar sobre todo. La fase de
crianza fue entonces objeto de nuestro inte-
rés, en un momento donde los cambios en los
modelos de crianza empezaba a cuestionar
las modelizaciones constatadas previamente
en los juegos relacionales familiares.(2)
El género ya no es lo que era
Encontramos un consenso general acerca del
hecho de que una de las revoluciones más
importantes experimentadas a lo largo del si-
glo XX es el cúmulo de cambios experimen-
tados por la condición de la mujer. Incluyen
múltiples esferas, que van de los cambios
sociales, legislativos y de costumbres, a los
intrafamiliares e individuales, expresados
a través de los cambios en los roles que ha
ido asumiendo y que le llevan a adquirir una
identidad de género diferente.
Al considerar las diferentes áreas en las que
la mujer ha sido discriminada, aparecen lu-
gares que es importante repasar de nuevo: la
larga lucha para ir adquiriendo un lugar más
igualitario en la familia y en la sociedad…
Lejos de ser exhaustiva, quiero solo señalar
algunos hitos conseguidos a través de esta
lucha, como la conquista del voto para la
mujer, la igualdad de derechos que le da
la constitución, los cambios legislativos de
1981 que modifican el derecho de familia
estableciendo políticas de igualdad y la posi-
bilidad de disolver la institución matrimonial
a través del divorcio, la introducción de la di-
versidad matrimonial en 1995. Pero quiero
también centrarme en el cambio de aquellas
diferencias que no solo estaban sustentadas
en leyes, lo estaban fundamentalmente en la
costumbre social.
Voy a empezar por el ámbito de lo sexual:
hechos anatómicos como la existencia del
himen o el embarazo ligado a la condición
de la mujer, han creado bases biológicas que
han sustentado roles sexuales muy diferente
para hombres y mujeres. La biología ha ve-
nido envuelta en valores sociales que refor-
zaban estos roles: la virginidad prematrimo-
nial y la inapetencia sexual post-matrimonial
eran más acordes con un modelo de familia
donde el mundo extrafamiliar correspondería
Monográfico
46
básicamente al varón y la crianza de los hijos
a la mujer.
El desarrollo científico y tecnológico han
dado herramientas para que biología y roles
sexuales y parentales de género puedan ser
más independientes: los anticonceptivos per-
miten la separación de la sexualidad de la re-
producción, las técnicas de investigación de
la paternidad responsabilizan al padre bioló-
gico y le dan derechos y obligaciones hacia
el hijo. Son solo ejemplos que expresan los
profundos cambios acaecidos.
Querría cuestionar por qué se sigue conside-
rando el que estos cambios hayan beneficiado
sobre todo a la mujer. Una mayor libertad de
costumbres en el plano de la sexualidad, va a
permitir que futuras parejas puedan conocer-
se entre otros, también en el terreno sexual.
Sería esperable considerar que una mayor
libertad sexual debería beneficiar de modo
parejo a ambos géneros. Que permitiría a los
jóvenes conocerse y conocer al otro, basándo-
se también en ese factor biológico de apego
que representa la atracción sexual. Sería de-
seable que la iniciación a la sexualidad de los
jóvenes fuese diferente, más igualitaria, y que
la prostitución hubiese empezado a jugar un
papel menos relevante, tanto como modo de
inicio como de ulterior forma de satisfacción.
Dada, la desaparición de tabúes que permi-
ten que la sexualidad sea algo más creativo y
divertido, estas consecuencias estaban den-
tro de lo previsible y deseable.
Pero encontramos que no ha
sido así, que la prostitución
está en alza (para ambos
géneros), que la pornografía
infantil y el abuso de
menores han alcanzado
proporciones preocupantes.
Por otro lado, las hoy ya viejas reivindicacio-
nes feministas, como la libertad sobre el cuer-
po, donde la libertad sexual y el aborto han
sido dos temas muy importantes, han quedado
englobadas dentro de la lucha que a finales
del siglo XX y principios del XXI han empren-
dido otros colectivos, a favor de la igualdad
MOSAICOnúmero 49
de derechos y respeto a las diferencias (gays
y lesbianas..), reclamando no sólo el respeto
hacia otras formas de orientación sexual, sino
también a la creación de nuevos tipos de pa-
rejas y familias, pidiendo el reconocimiento de
derechos y reclamando entre otros el derecho
a institucionalizar sus elecciones de pareja,
tanto a través del reconocimiento social como
del reconocimiento legal.
Entre otros aspectos creo que en el plano de
la evolución de la sexualidad podemos con-
templar alguno de estos hechos:
Los logros conseguidos a través de las po-
líticas de igualdad no han llevado siempre
parejos los resultados esperados. A pesar
de la apertura social, de la educación
sexual en las familias y escuelas, nuestros
adolescentes están menos pendientes de
descubrir la sexualidad en su cuerpo y en
el de su pareja que de aprender en “Cos-
mopolitan” el listado de posibilidades que
tienen que conocer para manejar con éxito
su erotismo, encontrar pareja...
Creo que se ha olvidado considerar que
cualquier cambio lleva aparejado siem-
pre efectos contra intuitivos o perversos.
Los anticonceptivos permiten autonomizar
sexualidad de reproducción, la posibilidad
por tanto de concebir hijos deseados, elegir
el momento más adecuado para la paren-
talidad. Pero no impiden la utilización de
hijos y futuros hijos concebidos como ter-
ceros a utilizar en viciadas y disfuncionales
dinámicas de pareja. El artículo de Giulia-
na Prata (3) “Cuando la puesta en el juego
es un hijo que aún no ha nacido”, da cuen-
ta de cómo la procreación puede ser una
“ficha relacional” al servicio de juegos dis-
funcionales. Los hijos pueden seguir siendo
utilizados para resolver relaciones de apego
no satisfactorias para una o las dos partes
de la pareja. Viejas fórmulas y nuevas fór-
mulas de establecer estas jugadas coexis-
ten: la reivindicación de la paternidad de
famosos no deja de ser una nueva fórmula
de reproducir viejos patrones de pareja (la
utilización de la procreación como forma
de atadura de la pareja), donde las nuevas
tecnologías (investigación de la paterni-
dad, pruebas de ADN), permiten por una
parte definir la responsabilidad y deberes
 47

del padre, pero no evita desgraciadamente al cuerpo, generan fenómenos aún silenciosos:
la utilización de los hijos en complicadas jóvenes mujeres viven a veces no la represión
dinámicas de pareja. de su sexualidad como antaño, pero sí la de su
Se necesita aún una cierta trayectoria y re- maternalidad, tienen que posponer la llegada
flexión para deducir en qué medida todos estos de los hijos hasta conseguir probar que para ser
hechos están influyendo y modelando las psi- “tan iguales como” necesitan ser “más iguales
copatologías de las siguientes generaciones. que”. La llegada de los hijos, en una sociedad
de consumo, es frecuentemente analizada por
Otro de los frentes en los que la mujer ha teni-
las jóvenes parejas en términos de coste-bene-
do que luchar es en la defensa de su derecho
ficio, muy frecuentemente la mujer va a tener
a una educación igualitaria. Han desaparecido
que aceptar que su deseos de maternidad no
las asignaturas especiales para chicas (labo-
van a ir acompañados de un aporte de facto-
res, cocina...), el número de mujeres en la
res que contribuyan al “holding”, al sostén del
universidad supera a menudo su representa-
futuro hijo, indispensable ese sostén para que
ción demográfica. Solo algunas carreras- inge-
la maternidad se transforme en maternalidad.
nierías- siguen siendo feudos donde la repre-
Los criadores de animales nacidos en cautivi-
sentación de la mujer sigue siendo minoritaria.
dad saben el riesgo para las crías de dejarlos al
Es un logro tan evidente que enmascara otra
cuidado de padres que están viviendo situacio-
realidad: la progresiva masculinización en
nes de estrés. Los humanos fingimos ignorar en
múltiples campos de los valores sociales. Se
cambio que si una pareja de padres no se siente
considera un éxito el que la mujer acceda a las
social y familiarmente sostenida, será incapaz
carreras de ciencias, las “femeninas” carreras
de sostener de forma adecuada un desarrollo
de letras no gozan de valoración social. No
apropiado de los hijos.
creo necesario subrayar la importancia de este
dato, la profunda contradicción que represen- La generalización en nuestra sociedad de
ta el que carreras por ejemplo del ámbito de nuevos valores, tales como el culto al cuerpo,
la educación no gocen de prestigio: falta una a la delgadez, como medios de aceptación
visión de ecología social que mida el riesgo social e incluso laboral, valores considera-
para el futuro de esta evolución. dos hoy día “uni sex”, incide y modula las
nuevas expresiones psicopatológicas, sobre
Por otro lado, todo el aprendizaje de aquellas
todo en la adolescencia, momento en que la
funciones cubiertas hasta fechas recientes
moda como lugar de identificación va a jugar
por la mujer, esa variopinta asignatura que se
un papel aún más importante que en otros
ha incluido dentro del oficio “sus labores”, no
periodos. Anorexia, ortorexia, no son ya pa-
ha pasado a ser un aprendizaje considerado
tologías exclusivamente femeninas, de modo
esencial para la autonomía, necesario para
más silente jóvenes varones se incorporan
ambos géneros. Es un campo que se deser-
también a esta tendencia de refugio en el
tiza o es encomendado en las clases sociales
cuerpo como antidepresivo frente a múltiples
medias-altas a figuras laborales desprofesio-
disfunciones. Volveré sobre este tema más
nalizadas, al margen de la legislación laboral
adelante ya que considero que la anorexia,
ordinaria y ocupadas cada vez más por los
por el fenómeno mediático creado en torno
nuevos diferentes, los emigrantes.
a ella, es un trastorno donde cabe mejor ana-
La incorporación de la mujer al trabajo, o qui- lizar las influencias múltiples de los cambios
zás, dicho de modo más riguroso, la incorpo- de roles en los géneros.
ración cada vez más paritaria de hombres y
Una de las aportaciones de la teoría de sis-
mujeres al trabajo extrafamiliar, crea también
temas es el saber que ningún cambio queda
otros efectos contraintuitivos: desiertos de aten-
circunscrito a un solo nivel sistémico. Los
ción de los dependientes, sean niños, mayores,
seres vivos, en tanto que seres abiertos, in-
enfermos o discapacitados. Las instituciones
teractuamos con el medio, al que cambiamos
van a la zaga, a años luz, intentando cubrir
y por el que somos cambiados, no a nivel de
este espacio ocupado secularmente por la mu-
la organización que nos da nuestra identi-
jer ama de casa. Los valores sociales, basados
dad en tanto que individuos pero si en las
en la ocupación, el éxito, la juventud, el culto

Monográfico
48
estructuras a través de las que nos acoplamos
al medio. Nos es difícil analizar hasta qué
punto estos cambios sociales han incidido so-
bre funcionamientos individuales, familiares,
y si estos cambios guardan o no relación con
nuevas psicopatologías o con cambios de ex-
presión en las clásicas.
Hablaba antes de la modificación de roles y li-
bertades en el campo de la sexualidad y del
inexplicable ascenso de prostitución, abuso de
menores... En los comportamientos humanos,
la complejidad de factores y de necesidades
que intentamos resolver a través de cada uno
de ellos va mucho más allá de nuestro nivel de
análisis habitual. La sexualidad en los humanos
no regula solo la necesidad de conservación de
la especie, ni siquiera se limita a asegurar la
satisfacción del placer, sino que ha regulado
y regula equilibrios de poder en el interior de
las parejas. Subrayo que hablo de poder en tér-
minos de Crozier (4), como poder relacional,
que por definición en una pareja debe llevar a
un equilibrio adecuado para ambos, sin el cual
el enfermar físico o psíquico de uno de ellos,
el conflicto o la ruptura de la pareja serían los
fenómenos esperables.
MOSAICOnúmero 49
Desgraciadamente muchos de los logros antes
señalados han sido etiquetados socialmente
como logros de la mujer, implícitamente con-
siderados como a expensas o en detrimento de
lo antes reservado al hombre. Se ha insistido
poco en el hecho de que gracias al trabajo de
ambos el hombre va a sentir de modo menos
asfixiante la responsabilidad económica de la
familia y que posiblemente va a preservar más
sus coronarias, o que gracias a la mayor cultu-
ra y evolución de su pareja, una disociación
tan clásica como la de los diferentes roles des-
empeñados por la mujer y la amante no va a
ser necesaria.
Por no citar un campo al que la psiquiatría in-
fantil debe ser especialmente sensible. Cuan-
do hablamos de matrimonio abierto ( O´Neil y
O´Neil ), tendemos a pensar más en términos
de sexualidad, de libertad para tener otras
relaciones- de nuevo pensamos en sexuales-
fuera del ámbito de la pareja. La apertura po-
dríamos verla a la luz de los aspectos extra-
conyugales que toda pareja contrata implícita
o explícitamente, y que es bueno que la socie-
dad le permita. (Manrique (5) (6). El concepto
de Bowen (7), según el cual el triángulo es la
La sexualidad en los
humanos no regula
solo la necesidad de
conservación de la
especie, ni siquiera
se limita a asegurar la
satisfacción del placer,
sino que ha regulado
y regula equilibrios de
poder en el interior de
las parejas.

mínima molécula relacional estable, nos lleva
a pensar la importancia que tiene el que cada
miembro de la pareja tenga terceros dispo-
nibles para resolver de modo funcional sus
momentos de tensión. La incorporación de
la mujer al mundo extrafamiliar en general,
permite la apertura de la pareja, autorizando
extraconyugalidades necesarias para cual-
quier equilibrio adulto, permitiendo que los
terceros disponibles no queden reducidos a
los de antaño (familias de origen y, lo que
tiene consecuencias más graves para la psi-
copatología, de las siguientes generaciones,
de los hijos).
CAMBIOS DE ROLES Y
SICOPATOLOGÍA
Una de las críticas, por cierto correcta, que se
ha hecho a los sistémicos y familiaristas, es
el haber descuidado durante largo tiempo las
diferencias de género a la hora de conceptuar
patologías, cambios terapéuticos. Es cierto
que a lo largo del vasto rompecabezas que
se ha ido construyendo para comprender el
cómo el contexto familiar influye en los pro-
cesos de salud-enfermedad y en la terapia,
solo en las últimas décadas encontramos que
las diferentes escuelas van integrando, entre
otros hechos sociológicos sobre los que basan
sus hipótesis, la importancia del género.
En el campo de las psicosis, actualmente mi
reflexión está centrada en los cambios socia-
les que han vivido las parejas y sus posibles
consecuencias sobre la psicopatología propia
y de la generación siguiente. Me voy a referir
a las familias de los jóvenes psicóticos que
tengo actualmente en tratamiento.
En la familia A, el padre está jubilado por
enfermedad, algunas horas como conserje
completan sus ingresos. La mujer se ha in-
corporado al trabajo una vez que los hijos han
crecido, no por razones estrictas de necesi-
dad económica, pero estos ingresos han me-
jorado la economía familiar. Tienen tres hijos,
un varón que no ha querido hacer estudios,
una chica con estudios medios y el paciente,
el más brillante en su trayectoria escolar.
En la familia del padre, el abuelo paterno era
un hombre autoritario, represivo especial-
49
mente con las hijas mujeres. La abuela no
medió para conseguir un mejor equilibrio sino
que utilizó a su hijo para hacer frente y des-
prestigiar la autoridad de su marido. Cuando
este hijo, padre del futuro paciente, se casa,
su mujer queda extrañada viendo que estaba
mucho más implicado con su familia de ori-
gen de lo que aparentaba y que por otra parte
intenta reproducir en la nueva familia nuclear
una autoridad parental semejante a la que vi-
vió y criticó en su familia de origen.
Sin duda los cambios sociales permitieron a
su mujer una confrontación más abierta, su
acceso al trabajo fuera de casa desequilibró
aún más el acoplamiento estructural del ma-
rido a la nueva situación social y familiar. Su
prestigio en su familia de origen estaba ba-
sado en el inadecuado rol parental que había
desempeñado. El mismo estaba en una si-
tuación, por su enfermedad, de fracaso como
sustento económico de su familia, y de des-
crédito en el rol parental que pretendía: su
mujer e hijos no solo le hacían frente sino que
ridiculizaban sus vanos intentos de controlar
los movimientos de adolescencia de su hija.
La parte no modificada en las relacio-
nes era la utilización de los hijos para el
equilibrio de las relaciones: el paciente
nace como hijo no deseado, la madre
se siente culpable por ello y lo confiesa
tras un brote psicótico del paciente. Se
había refugiado en sus hijos mayores,
manteniendo una autoridad flexible
frente a la autoridad caricaturesca que
representaba el marido. El paciente for-
maba parte del equipo del padre, más
por exclusión que por opción.
Entre los síntomas del paciente en el perio-
do del brote estaba la acusación a la madre
de ser una bruja. Tras el brote, llamaba sobre
todo la atención su dificultad de socializa-
ción, fruto en parte de la falta de aprendizaje
y también de sus dificultades para decodifi-
car el mundo relacional extrafamiliar.
Un hecho redundante me había dejado siem-
pre sorprendida en las entrevistas: este padre
daba órdenes como alguien que considera que
ese es su rol en la familia. Al mismo tiempo
nadie prestaba atención a estas órdenes, ni
Monográfico
50
para contradecirle, el mismo no se enojaba
por la falta de éxito. Transmití mi perplejidad
al paciente, preguntándole cual era la clave
para entender cuando este padre hablaba en
serio o en broma y por qué no se enfadaba
ante la falta de éxito de sus órdenes. Su res-
puesta fue clara “tampoco yo lo he entendido
nunca, no sé qué pensar al respecto”.
Mi hipótesis es que esta particular comuni-
cación respondía a una maniobra de conciliar
viejas lealtades familiares con nuevos cambios
sociales: jugando al “padre autoritario” man-
tenía una lealtad de filiación con su padre, al
hacerlo de forma que se auto descalificaba
mantenía la lealtad con su madre y con su vie-
jo rol intrafamiliar. Pero al mismo tiempo debía
mantener un poder relacional adecuado en su
nueva familia, en el que la mujer había ganado
múltiples bazas relacionales (tenía a los dos
hijos mayores de su lado, era bien considerada
en su trabajo, lo que le aportaba autonomía
económica....) En cambio el marido era perde-
dor en el mundo intrafamiliar y extrafamiliar:
no solo no era ya el único sustento familiar
sino que incluso vivía su enfermedad como un
fracaso inconfesado.
Entender esto da claves para la terapia y so-
bre todo permite evitar errores. Una terapeuta
mujer va a tener pocas posibilidades de ser
escuchada por este padre. Es necesario com-
prender que tras su enervante comunicación
autodescalificadora y la instigación hacia su
hijo, el paciente, se esconde un desesperado
intento de recomponer una autoestima man-
teniendo una identidad en precario por su
historia. El efecto perverso de este juego es
que posiblemente su valor intrafamiliar puede
alcanzarlo transformándose en el cuidador de
su hijo, si este evoluciona hacia la cronicidad.
No es el primer caso donde encuentro que un
padre, tras un fracaso laboral y en una situa-
ción de creciente poder relacional de su mujer,
reequilibra la relación como cuidador del hijo
paciente, contribuyendo a su cronicidad.
La familia B.
Si existe un trastorno donde cambios de los
roles de género dejen una huella más eviden-
te, ese trastorno estaría representado por los
problemas alimentarios.
MOSAICOnúmero 49
Las modelizaciones clásicas sobre las familias
de chicas anoréxicas, dibujan unos padres
con una comunicación simétrica, con roles
de género aún tradicionales (padre consagra-
do al trabajo, madre reina de casa, familia
y sobre todo cocina). Las sub-clasificaciones
de estos modelos familiares, introducidas
más tarde por la Escuela de Milán, muestran
ya cambios de roles de género, con fórmulas
transicionales entre viejas y nuevas tipologías
de familia.
La familia B nos permite ver estos cambios. Am-
bos padres son profesionales, si bien el padre
tiene amplios horarios laborales mientras que
la madre compatibiliza trabajo, casa y familia.
La decepción inicial que representa para ella la
vida de pareja, se expresa a través de síntomas
donde ella aparece como la paciente, explosi-
va, descontrolada…El nacimiento de los hijos,
especialmente de la primera hija, da contenido
a su vida, le permite ejercer la “profesión de
cuidadora”, la que más éxito le había permitido
cosechar en su familia de origen. Las descali-
ficaciones mutuas entre los padres, respecto al
cómo educar a los hijos, no se dejan esperar:
ella le critica sus ausencias del hogar, el, ve-
ladamente, desautoriza una normas que consi-
dera rígidas y predica con un silencio hostil la
insumisión de los hijos a la madre. Al llegar a
la adolescencia la hija reta las estrictas normas
de la madre, tanto en el campo de la alimen-
tación, donde desarrolla un comportamiento
anoréxico-bulímico, como en las horas de sali-
das…con escalada progresiva de problemas de
comportamiento que van evolucionando hacia
un trastorno de la alimentación border-line. La
paciente no entiende ni la autoridad rígida, ex-
plosiva, oscilante de la madre, ni el apoyo pasi-
vo e ineficiente del padre, a quien soporta mejor
pero a quien al mismo tiempo desprecia por la
falta de eficacia de su autoridad.
Este tipo de familias, donde los trastornos
de la alimentación dejan de ser la anorexia
restrictiva clásica para dejar paso a fórmulas
donde episodios anoréxicos, bulímicos, de
vomiting, se entremezclan, son cada vez más
frecuentes, persistiendo entre los padres la
simetría ya descrita pero encontrando en los
padres roles de transición de género y fórmu-
las de crianza de los hijos llenas de inestabi-
lidad y descalificaciones mutuas.
 51

He escogido estos relatos como ejemplos de familias con

roles en transición, tan frecuentes en nuestro momento
social actual, donde encontramos no solo una masculini-
dad problemática (8) (los padres-varones se ven despla-
zados en sus cambios de rol, sobre todo extra familiar, lo
que identifican como pérdida, y una progresiva incorpo-
ración a la vida y tareas intrafamiliares, que no llegan a
concebir como ganancia), sino que encontramos tam-
bién una feminidad problemática de la que se habla me-
nos, fruto del esfuerzo de compatibilización de tareas, de
adaptaciones en el ciclo vital, desplazando maternidades
a etapas más tardías en aras de la supervivencia laboral,
donde la represión del deseo de maternidad, embarazos
y partos con múltiples complicaciones psico-físicas, y
situaciones de pareja marcadas por la competición, el
conflicto o el abuso conyugal.
Pienso a veces que la vieja estrategia femenina de la si-
mulación, a través de la cual nos veíamos antes avocadas
a esconder nuestro deseo de asumir posiciones de poder,
a través de estrategias indirectas (la gran mujer que es-
taba siempre detrás de un gran hombre), a una nueva
simulación donde el incuestionable progreso en las polí-
ticas de igualdad de género puedan llevarnos a silenciar,
a disimular nuestros nuevos malestares, producidos por
la amarga sensación de que nos estamos incorporando a
espacios sociales antes vedados, pero donde la inclusión
pasa por la adaptación, la negación de nuestros valores
y nuestras diferencias, donde sentimos que tenemos que
para probar que “somos tan iguales como” tenemos que
mostrar que “somos más iguales que que”…

ALGUNAS CONCLUSIONES
Los síntomas que expresan el malestar psíquico y rela-
cional son influidos, como no podía ser de otro modo,
por los cambios sociales. Los cambios de roles en los
dos géneros, si los consideramos solo como una con-
quista de la mujer y no como un cambio general en las
relaciones, que tienen repercusiones sobre la pareja y
sobre los hijos, pueden llevarnos a cometer errores a la
hora de comprender la psicopatología.
En un momento donde la palabra integración parece clave
en diversos modelos psicológicos, incluir hipótesis socio-
lógicas, que tengan en cuenta como los cambios de roles
de género se inscriben en cambios sociales más amplios,
y a su vez contribuyen a modelar la personalidad, la iden-
tidad, nos abre una perspectiva donde los síntomas que
examinados solo desde la psicopatología tradicional apa-
recen como comportamientos oscuros, incomprensibles,
encajan bien en este nuevo tipo de constructos socio-
familiares que intuimos en este incipiente siglo XXI.
Ilustración: Lina Vila

Monográfico
52
Nos quedan algunos interrogantes sobre el
tapete:
1 Si sabemos que la realidad se construye
sobre el lenguaje, los derechos de la mu-
jer ¿no deberíamos considerarlos como un
paso hacia una sociedad más justa, donde
primen los valores de cooperación sobre
los de competición?
2 ¿No deberíamos examinar los efectos con-
traintuitivos que se producen en los dife-
rentes niveles sistémicos (individual, fami-
liar, social.) ante cualquier cambio de rol?
¿A qué consecuencias nos puede llevar la
negación de estos efectos no deseados?
3 Estamos viviendo en nuestra profesión la
paradoja de que mientras la ciencia avanza
hacia la complejidad, hacia una perspec-
tiva integradora de saberes, las corrientes
dominantes del saber en Salud Mental son
cada vez más reduccionistas y atomizado-
ras. Las investigaciones a las que se da
validez científica siguen siendo las que
aíslan variables. La interdependencia de
los sistemas resulta molesta, no cabe en
los métodos de investigación a los que se
va a dar valor científico.
4 Por último, ¿qué papel nos corresponde a
los profesionales de la salud mental fren-
te a la gestión de los nuevos problemas
que detectamos y dónde nos resalta como
evidente su relación con las circunstan-
cias sociales, medioambientales del mo-
mento actual? Michel Gaillard describe
de un modo genial la influencia de estos
cambios sobre las siguientes generacio-
nes. ¿Nos corresponde desarrollar nuevas
estrategias preventivas, adaptaciones te-
rapéuticas y educativas, o nos limitare-
mos a un mero papel de notarios, miran-
do a la ventana para atisbar la llegada del
Apocalipsis? (9)
MOSAICOnúmero 49
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
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(9) Gaillard J.P. (2009). Enfants et adoles-
cents en mutation. Paris: ESF.2009
 53

SEXO Y GÉNERO:
DOS CONCEPTOS INTERDEPENDIENTES
Dra. María Fernández Rodríguez.
Especialista en Psicología Clínica. Centro de Salud Mental
I de Avilés (Servicios de Salud Mental del Principado de
Asturias) y U.T.I.G.P.A. (Unidad de Trastornos de Identidad
de Género del Principado de Asturias).

El presente artículo describirá brevemente las teorías de algunos

de los autores que han contribuido al nacimiento del concepto
de género como una realidad distinta a la de sexo. Sexo y género
son dos realidades distintas pero en constante interacción e
influyéndose mutuamente. El fenómeno de la transexualidad y de la
intersexualidad pone de manifiesto que no solamente que el sexo
construye el género sino que también el género construye el sexo

PALABRAS CLAVE: Sexo, género, masculinidad, feminidad y

diferenciación sexual.

Ilustración: Lina Vila

Monográfico
54
SEXO Y GÉNERO:
DOS CONCEPTOS
INTERDEPENDIENTES
El nacimiento del género
El concepto de género es utilizado fuera de
la gramática y aplicado por primera vez en la
literatura psicológica y médica en 1955. John
Money, en un momento de sus investigaciones
con pacientes intersexuados, tiene la necesi-
dad de crear un término que diese cuenta de
lo que siente una persona cuando los distintos
componentes de su sexo biológico no coinci-
den. Esa otra realidad, que de alguna manera
sea distinta del sexo, es el término “Gender
role” (Rol de género) (Money, 1955). En su
artículo de 1955, titulado “El Hermafroditis-
mo, el Género y el Hiperadrenocorticalismo
Precoz: Descubrimientos Psicológicos”, defi-
nió el rol de género como: “Todo cuanto una
persona dice o hace para indicar a los demás
o a sí misma el grado en que es niño o varón o
niña o mujer, respectivamente”.
Con posterioridad al nacimiento del término
“Rol de Género”, y partiendo de una concep-
ción unitaria del género, Money introdujo el
concepto de “Identidad de Género” (Money y
Ehrhardt, 1972). Para Money identidad de
género y rol de género eran las dos caras de
la misma moneda y salió al paso diciendo “la
identidad de género es la experiencia privada
del rol de género y el rol de género es la mani-
festación pública de la identidad de género”.
Ambas constituyen la unidad “Gender-Identi-
ty/Role (G-I/R)” (Money, 1988) y definió la
identidad de género como “La igualdad a sí
mismo, la unidad y persistencia de la propia
identidad como varón o mujer (o ambivalente),
en mayor o menor grado, en especial tal como
se experimenta en la conciencia de uno mis-
mo y en la propia conducta” (Money, 1973).
Conocedor de los trabajos de Money y par-
tiendo de su experiencia clínica con personas
transexuales, Robert Stoller en 1968 estable-
MOSAICOnúmero 48
49
ció en “Sex and Gender”, la distinción entre
el sexo anatómico y fisiológico, ser hombre o
mujer biológicos y el género, que pertenece a
lo psicológico y cultural y hace referencia a la
masculinidad y a la feminidad. El concepto de
identidad genérica sería la combinación de
masculinidad o feminidad que tiene un indivi-
duo determinado, derivada fundamentalmente
de las actitudes maternales desarrolladas du-
rante la infancia (Stoller, 1968) y el núcleo
de la identidad de género sería la convicción
irreversible, establecida en los dos o tres pri-
meros años de vida, de que uno pertenece al
sexo masculino o femenino.
Varios años antes de que Money y Stoller esta-
blecieran y desarrollaran el concepto de géne-
ro, Simone De Beauvoir hace unas declaracio-
nes que la colocan como precursora no solo
de los “Estudios de Género”, sino también del
nacimiento del género. En su obra “El segundo
sexo” (Beauvoir, 1949) llegó a la conclusión
de que no se nace mujer, sino que se llega a
serlo. Con esta revolucionaria afirmación, que
aún hoy para muchos resulta sorprendente,
establece implícitamente la distinción entre
sexo y género. El sexo de nacimiento que da
cuenta de lo biológico y el género que esta-
ría determinado por las funciones propias de
cada sexo.
En la década de los 70, el movimiento feminis-
ta incorpora el concepto de género y lo utiliza
para describir hechos o situaciones relativas a
las mujeres y los diversos modos de construc-
ción de la subjetividad humana. Kate Millet
(1969), en su obra “Política sexual”, utilizó
para sus finalidades ideológicas, el concepto
de género desarrollado por Money y Stoller y
además, influenciada por Simone de Beau-
voir comparte la convicción existencialista de
que la mujer se hace y que no tiene porqué
existir una correspondencia biunívoca y nece-
saria entre sexo y género. La proliferación de
escritos feministas con el concepto de género
como categoría de análisis, dio lugar a una
nueva disciplina, los “Estudios de Género”.
(Ver cuadro resumen 1).
 55

Cuadro 1: Nacimiento del género

Monográfico
56
El sexo construye el género
El proceso de diferenciación sexual no fina-
liza en el momento del nacimiento sino que
continúa tras el parto. En ese punto pierden
protagonismo los factores biológicos y pasan
los factores ambientales a ocupar una posi-
ción predominante.
Cuando un niño nace en el seno de una
familia lo primero que se hace es sexar-
lo, es decir, la primera pregunta que se
realiza tanto por parte de los miembros
de la familia como de todo su entor-
no es preguntar si es niño o niña, aún
más, este atributo ya se hace explícito
durante el embarazo cuando a los po-
cos meses de gestación ya se detecta
si es niño o niña, y se va comunican-
do al entorno. Incluso antes de nacer
los padres van realizando preparativos
(habitación, enseres, indumentarias,
colores…) en función del sexo del bebé
y cuando nace se le asigna un nombre
que también da cuenta de su género.
Por lo tanto, las instituciones como la fami-
liar, son constelaciones cargadas de normas
(reglas) y sistemas de roles que ordenan la
estructura de las relaciones de familia (Bott,
1990). La familia es el lugar donde el niño
aprende los roles básicos para la formación
de la personalidad y para desenvolverse en la
sociedad. En la familia tradicional hay hom-
bres y mujeres biológicas (dimorfismo sexual).
Además en todas las sociedades existe un
modelo normativo adscrito y prescrito a uno y
otro sexo: modelo de masculinidad y modelo
MOSAICOnúmero 49
de feminidad. Estos modelos (son construc-
ciones culturales y temporales) organizan las
sociedades y participan en la estructuración
de la subjetividad humana.
Generalmente cada sociedad considera que
ciertos atributos son estereotipadamente fe-
meninos o masculinos y además que exis-
te una correspondencia entre ser varón y la
masculinidad por un lado y ser mujer y la
feminidad, por otro. De este modo, hombres
y mujeres se distinguen por una serie de atri-
butos, actitudes y conductas que constituyen
formas concretas y específicas de compor-
tamientos “masculinos” y “femeninos”. En
palabras de Margaret Mead: “En todas las
sociedades conocidas la humanidad ha ela-
borado la división biológica del trabajo entre
los dos sexos de formas a menudo ligadas a
las diferencias biológicas que han sido causa
primera de esta división” (Mead, 1961). Sin
embargo, la existencia de diferencias básicas
entre los sexos y que esta diferencia orienta
a los hombres y a las mujeres hacia papeles
diversos y específicos, fue en parte refuta-
da por los resultados de las investigaciones
llevadas a cabo por esta antropóloga. En el
estudio que realizó en Nueva Guinea con
tres culturas diferentes, encontró que entre
los Arapesh, tanto hombres como mujeres,
eran de temperamento pacífico y que ni los
hombres ni las mujeres hacían la guerra; que
entre los Munndugumor tanto hombres como
mujeres eran de temperamento bélico y por
último, que entre los Tchambuli, los hombres
se acicalaban y que las mujeres trabajaban
(Mead, 1935).
Para Money eran primordiales las condiciones
psicosociales en la construcción de la iden-
tidad de género. Establece un paralelismo
entre el desarrollo del lenguaje y el estableci-
miento de la identidad de género como proce-
so de aprendizaje y necesidad de interacción
social (Money y Ehrhardt, 1972). Al igual que
en los seres humanos hay una predisposición
para aprender a hablar, también existe una
predisposición para la identificación de géne-
ro, siendo la sociedad la que va ejercer todo
su poder para la obtención de dos identida-
des de género reconocidas socialmente, la de
varón y la de mujer. El periodo crítico para
el establecimiento de la identidad de géne-

ro se alcanza a los 18 meses, edad en que
se instaura el lenguaje conceptual y a partir
del cual queda impresa la conciencia de la
identidad de género, independientemente del
sexo biológico y dependientemente de la so-
cialización familiar.
Para Robert Stoller (1968) la génesis y el de-
sarrollo de la masculinidad y de la feminidad
hay que buscarlos en dos conceptos psicoló-
gicos, la identidad de género y el núcleo de
la identidad de género. La identidad genéri-
ca es el producto de tres clases de fuerzas:
biológicas (anatomía y fisiología genital ex-
terna), biopsíquicas (forma de tratar al niño:
condicionamiento, impronta, etc.), e intrapsí-
quicas, que responden a los requerimientos
ambientales y, en especial, a las actitudes
paternas y sociales. Mientras que el núcleo
de la identidad de género para este profesor
se establece en un momento determinado de
su infancia, la identidad de género masculina
o femenina se va desarrollando y construyen-
do a lo largo de toda la vida.
El concepto de género nace
como necesidad para entender
que hay otra realidad distinta
a la del sexo. Desde que una
persona nace o mejor desde
que se da a conocer durante el
embarazo su sexo biológico, se
empieza a construir el género
atribuyéndole todo aquello que
una sociedad relaciona con ser
hombre o mujer.
De este modo “naturalizamos” el género de
una persona vinculándolo indisolublemente
a su sexo de nacimiento. Sin embargo, las
personas transexuales no se ajustan a estas
verdades y desde el género sentido y opuesto
al sexo biológico construyen, y por lo tanto
desnaturalizan, una nueva forma de viven-
ciar la masculinidad y la feminidad. Desde
esta perspectiva, “el género es una herra-
mienta por la cual los términos masculino
y femenino se construyen, se reconstruyen,
se fragmentan, se desnaturalizan” (Alves De
Melo Bento, 2002).
57
El género también construye el
sexo
Uno de los primeros libros que cayeron en
nuestras manos cuando comenzábamos a
formarnos sobre el tema de la transexualidad
fue “Egolatría” (Rendueles, 2005). En un
primer momento, quedamos en cierto modo
sorprendidas cuando en uno de sus capítulos
dedicado a la transexualidad otorgaba la pri-
macía al cuerpo, “En el sexo está la verdad:
Quiero cambiar el cuerpo”. Nuestra forma-
ción psicologicista, nos hizo obviar por unos
momentos que el cuerpo y la imagen corporal
forman parte integrante del desarrollo psico-
lógico del ser humano. A medida que fuimos
profundizando en el tema y sobre todo, desde
la experiencia clínica, se nos fue desvelando
la importancia de la imagen corporal en la
construcción de la identidad de género.
Paradójicamente y tras reivindicar la impor-
tancia del género, la persona transexual vuel-
ve a atribuirle prioridad al cuerpo, al sexo,
reivindicando tener unas características ana-
tómicas y comportamentales que den cuenta
del género sentido. Todo su esfuerzo va a ir
encaminado a adecuar el cuerpo al género
con el que se identifica, demandando terapias
hormonales y/o quirúrgicas. Desde este punto
de vista, el género también construye el sexo,
la transexualidad es entonces un problema de
corporalidad y no de identidad de género, ya
que se siente, hombre o mujer, sin percibirse
como tal, es decir, se siente de forma distinta
a como se percibe (García Ruiz, 2001).
Estamos de acuerdo con el endocrinólogo/
andrólogo holandés Louis Gooren, cuando
afirma:”Dado que los transexuales ven su
identidad/rol de género franca e ingenua-
mente como correcta y su cuerpo como to-
talmente erróneo, la psicoterapia para recon-
ciliar su identidad de género con su cuerpo
está condenada al fracaso. Los transexuales
no perciben que puedan permitirse optar por
la psicoterapia o la reasignación de sexo. A
su juicio no hay opciones; sólo hay una ma-
nera de salir de su encierro:”el cuerpo” debe
acompañar a la “mente” (Gooren, 2003).
Las personas transexuales no quieren trans-
gredir las normas pautadas culturalmen-
Monográfico
58
te para cada género, sino por el
contrario “se puede decir que la
transexualidad es un proceso de
normalización en la estructura de
género” (Núñez, 2003).
Partiendo del fenómeno de la in-
tersexualidad Virginia Maquieira
(2001) llega a las mismas con-
clusiones: “El género también
construye el sexo”. Tomando como
punto de partida el estudio de los
“Cinco sexos” (1998) de Anne
Fausto-Sterling, pone en cuestio-
namiento la existencia de la bipola-
ridad sexual. Los tratamientos hor-
monales y quirúrgicos aplicados a
las personas intersexuales cumpli-
rían objetivos similares a las inter-
venciones médicas en las personas
transexuales, es decir, adaptarlas
al modelo dicotómico sexual consi-
derado socialmente normal. Con su
planteamiento Virginia Maquieira
pone de manifiesto que “el sistema
de género basado en la dualidad
de los comportamientos adecuados
de hombres y mujeres precede a la
percepción de los rasgos fenotípicos
del sexo, y este ha de acomodarse a
los imperativos del género”.
Sexo y género son dos realidades
distintas pero en constante inte-
racción e influyéndose mutuamen-
te. En este complicado proceso
interactivo y de retroalimentación,
las personas van desarrollando y
construyendo su identidad de gé-
nero. En la conferencia pronun-
ciada en junio de 1976 en Nueva
York, Harry Benjamín, refleja con
claridad la interdependencia de
estas dos realidades sexo y género
afirmando:”Me gustaría recordar a
todos un hecho importante y fun-
damental: la diferencia entre sexo
y género. Sexo es lo que se ve. Gé-
nero es lo que se siente. La armo-
nía entre ambos es esencial para
la felicidad humana” (Gómez Gil y
Esteva, 2006, p. 147).
MOSAICOnúmero 49
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Stoller, R. J. (1968). Sex and gender, I. Nueva York: Karnak.

¿Huevos o Gallinas?
Género y cultura, hasta la sepultura.
Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar. Directora Centro Fase 2 Valencia
www.ctff-fasedos.com · fasedos@ctff-fasedos.com
La ponencia fue y sigue siendo una parado-
ja en si misma: plantea preguntas en vez de
dar respuestas, utiliza humor (mucho ¡!) para
trasmitir un mensaje muy serio, y ahora da
cuenta en un texto escrito de una trasmisión
verbal hablada.
Partimos de una inquietante idea provoca-
tiva: ¿podría ser que la famosa “diferencia
que hace la diferencia” de Bateson se basa-
ra en ser gallina o tener huevos? y puestos a
polemizar: ¿qué viene primero: el genero o la
cultura en todo aquello que determina lo que
nos iguala y nos separa a hombres y mujeres,
seamos didactas, terapeutas, clientes, o sim-
plemente…. Personas?
El sub (o no tan sub) conciente colectivo tiene
muy claro que es diferente “ser gallina” a “te-
ner huevos”. Las expresiones que contienen la
palabra “gallina” implican falta de valor, en
un sentido amplio, la imposibilidad de conse-
guir algo o la inoportunidad de una acción.
Ser “gallina” es ser cobarde, ser gallina clue-
ca es ser protectora, pero no fuerte. Tener
“huevos” es tener lo que hay que tener: atri-
butos masculinos.
Las diferencias de género existen, no hay duda.
Para muestra, un “botón” de lo que se expuso
(no siempre políticamente correcto, claro)
Pero: ¿qué hacer con el diferencial de poder
que se introduce a la vez de reconocer la di-
59
Reseña de ponencia
Annette Kreuz Smolinski
ferencia? ¿Cómo manejar el menosprecio con
el que se constatan algunas diferencias, intro-
duciendo formas más o menos solapadas de
discriminación? Y la famosa Ley de Igualdad”
¿no es hacer “más de lo mismo” cuando se
discrimina “positivamente”?
Ya lo dijo Alberto Einstein, un “sistémico” que
no fue reconocido como tal: “Nuestros proble-
mas significativos no pueden ser solucionados
al mismo nivel de pensamiento con que los
hemos creado. “
En los años 80, Walters, Carters, Papp, y Sil-
verstein, las exponentes del movimiento femi-
nista de la Terapia Familiar, decían: “Todas las
intervenciones tienen que revelar las maneras
en las que la socialización de géneros pone a
las mujeres en desventaja”. ¿Sigue vigente este
mandato? Es un hecho que en nuestra jerar-
quía federativa se reproducen los porcentajes
de hombres y mujeres en los puestos de base y
los puestos ejecutivos de manera muy similar a
otras entidades asociativas. Y no hay equilibrio.
Las terapeutas de todos los confines tienen que
hacer frente a las ausencias de los hombres de
las familias con mucha más frecuencia que de
las mujeres. Los dos esquemas de sillas en una
sesión de terapia implican realidades diferen-
tes, solo por el sexo del terapeuta.
Diferentes categorías de discriminación, cons-
truidas social y culturalmente, interactúan en
Monográfico
60
múltiples y, con frecuencia, simultáneos niveles,
contribuyendo con ello a una sistemática des-
igualdad social. La interseccionalidad sugiere
que los clásicos modelos de opresión dentro de la
sociedad, tales como los basados en el racismo/
etnicidad, género (sexismo), religión (discrimina-
ción religiosa), nacionalidad, orientación sexual
(homofobia), clase (clasismo) o discapacidad, no
actúan de forma independiente unos de los otros;
bien al contrario, estas formas de opresión se
interrelacionan creando un sistema de opresión
que refleja la “intersección” de múltiples formas
de discriminación. Las mujeres hemos estado y
seguimos estando en intersecciones múltiples, y
desde luego nuestro contexto cultural occidental,
del siglo XXI, Europeo, no es de los peores.
“Lo que entendemos como “género” está de
manera importante determinado por la cultura,
y la cultura misma es “sexista”, demarcar don-
de uno empieza y otro acaba es inútil (Lennox
K. Thomas, pág. 5 1). Nuestra manera de pen-
sar y dar sentido al mundo implica procesos de
inclusión y exclusión, y eso se aplica a genero,
raza, etnia, cultura, edad, condición física. Es
lo implícito que determina nuestra vida: vale la
pena extrañarlo para ser más consciente.
Género y Cul-
tura: una visión
metafórica de su
interdependencia
Del complejo entramado emergen algunas pre-
guntas clave para la práctica clínica y la investi-
gación de un/a terapeuta sistémico/a. Recomen-
damos como actitud inicial una total irreverencia
con lo establecido y las normas tradicionales.
1
Lennox K. Thomas. “Bloody foreigners here: Gender and
culture”. Context. Magazine for family therapy and systemic
practice, 113, Febr. 2011
MOSAICOnúmero 49
1 Nuestra mente se orienta en procesos de
inclusión, exclusión y límites. Esto crea
grupos con aparente homogeneidad (p.ej.
Terapeutas Mujeres, Terapeutas Hombres)
Necesitamos poder diferenciar entre “estar
fuera” y “ser diferente”. ¿cómo podemos
respetar los limites y ser críticos e intole-
rantes con las injusticias?
2 El “Igualitarismo” es simplemente otra for-
ma de “terrorismo cultural” ¿cómo pode-
mos hacer visible el potencial de prejuicio
y estereotipo que contiene cualquier dog-
matismo cultural, y crear una zona de in-
certidumbre en las sesiones?
3 Señoras terapeutas y Señoros terapeutas,
estamos en la misma pecera. No podemos
llegar a ningún sitio si no dejamos de pen-
sar en similitudes y diferencias, y no po-
demos llegar a ningún sitio, si lo dejamos
de hacer. ¿Cómo podemos sobrellevar la
tensión que crea este dilema de “esto y lo
otro” y co-crear un ecosistema donde hom-
bres y mujeres vivan bien?
4 Las diferencias y similitudes nos permiten
definir la identidad de nosotros mismos y
de los demás. El sexo biológico parece de-
terminar la identidad de género. ¿qué pasa
cuando no lo hace, cómo reaccionamos los/
las terapeutas?
Terminaba con unas peticiones generales:
Yo, mujer, Psicóloga, Terapeuta, Sistémica,
quiero poder denunciar los abusos de poder
y la violencia procedentes de cualquier per-
sona, entidad, organización, independiente
de su vinculación con cuestiones de género,
raza, etnia, edad, orientación, “cultura del
sistema asistencial” etc.
Quiero reclamar la capacidad de reconoci-
miento de los propios límites como algo ne-
cesario y la posibilidad de desafiarlos como
algo posible.
Quiero pedir auto reflexividad, tolerancia
y esperanza en la capacidad de cambio a
mejor, de hombres, de mujeres y sistemas
humanos en general
Y con un guiño, una última post-data irreve-
rente: (está copiada de una de las pioneras de
la Terapia Familiar Valenciana, y Española, mi
amiga la Dra. Carmela Pérez de León): no los
tengo muy grandes, pero tengo un montón.
 61

PSICOTERAPIA GRUPAL CON

ENFOQUE DE GÉNERO
María Eulalia Lerma.
Psicóloga. Supervisora Docente. Profesora del
Master de Intervención Familiar de la U. de Zara-
goza. Responsable de la Oficina Municipal para
la Igualdad. Ayuntamiento de Zaragoza.
mlerma@zaragoza.es

Parte de mi formación básica es Sisté-

mica. En el pensamiento sistémico los
hechos se estudian dentro del contexto
en el que están ocurriendo y se presta
fundamental atención a las conexiones y
relaciones. No existen términos absolutos
ni certidumbres, es un pensamiento que
asume la complejidad. Por ello no es difí-
cil a partir de este paradigma asumir una
perspectiva de género.

ALGUNOS APUNTES SOBRE

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
“Todos estamos construidos, o bien como
hombres, o bien como mujeres, por ciertas
condiciones simbólicas, semióticas y ma-
teriales. En el sistema patriarcal, lo mas-
culino y lo femenino se encuentran en una
posición estructuralmente disimétrica: los
hombres como referentes empíricos de lo
masculino se espera de ellos que lleven el
Falo, que sostengan la virilidad abstracta,
lo que no es tarea fácil. El precio que pa-
gan por ello, representar lo universal es,
Ilustración: Lina Vila

en cierta medida la pérdida de su corpori-

zación o incardinamiento; por otro el pre-
cio que pagan las mujeres es una pérdida
de la subjetividad y el confinamiento al
cuerpo”. (Rosi Braidoti, 2004)

Monográfico
62
En todas las culturas se da un modelo nor-
mativo de cómo se debe ser como hombre y
cómo se debe ser como mujer y se establecen
a partir de ello dicotomías, polaridades. A tra-
vés de la socialización en la que las figuras
parentales tienen una función fundamental el
género se internaliza, se instala en nuestras
cabezas, y nos da la identidad.
Que los varones están socializados para ser
en el mundo y las mujeres para los afectos
y el hogar, y que existe una asimetría a favor
del varón es todavía un modelo vigente según
estudios recientes aunque podamos también
decir que junto a este modelo de género Tra-
dicional, existen también modelos Transicio-
nales y Contemporáneos, más flexibles, más
saludables, con tendencia a ser más iguali-
tarios entre hombres y mujeres (Sara Velasco,
2009). Estos diferentes modelos conviven en
nuestra cultura.
La categoría de análisis de
género es una herramienta
epistemológica fundamental
para el estudio de la realidad
social y la subjetividad
humana.
El género no es un eufemismo de sexo y no
es un pseudónimo del feminismo. Tampoco
es hablar de mujeres y sobre mujeres. Como
construcción sociocultural normativa sobre
los hombres y las mujeres, nos aporta visio-
nes comparativas hasta hace muy poco invi-
sibilizadas, y de gran interés para la salud y
todas las ciencias.
Las teorías feministas (humanistas) tienen
en común la crítica al poder en el discurso y
como discurso, y el esfuerzo activo por crear
otras formas de pensamiento. Han hecho vi-
sible y práctico un nuevo paradigma, una mi-
rada nueva de ver las realidades (estudios de
género), desde varias disciplinas: lingüística,
derecho, historia, filosofía, medicina, psico-
logía etc., poniendo el acento en la crítica a
la supuesta neutralidad y objetividad de la
ciencia y haciendo patentes en muchas oca-
siones otras razones de tipo ideológico más
que científico.
MOSAICOnúmero 49
Marianne Walters en su libro “La red invisi-
ble” dice: “La lucha y los conflictos se ge-
neraron cuando nosotras, en tanto mujeres
terapeutas, hicimos pública nuestra decisión
de explorar los problemas y la experiencia de
las mujeres dentro de la familia y de estudiar
los efectos de una cultura patriarcal sobre
la salud mental de las mujeres, así como en
nuestros trabajos clínicos”.
Emilce Dio Bleichmar (1990) también afir-
ma: “Las mujeres somos las principales con-
sumidoras de toda clase de terapias. Somos
también la proporción más numerosa de es-
tudiantes y profesionales que asisten a cual-
quier curso y actividad de corte psicológico.
Los servicios asistenciales cuentan, en sus
plantillas de colaboradores, con un número
siempre superior de mujeres con respecto al
de hombres, No obstante este evidentísimo
fenómeno de feminización de la Salud men-
tal, no somos las mujeres las protagonistas
principales a la hora del planeamiento o de la
confección de políticas asistenciales para los
problemas que aquejan a las mujeres.”
Todavía queda mucho camino en terapia fa-
miliar para integrar la categoría de género
como uno de los organizadores privilegiados
de la realidad familiar. Hoy por hoy hombres y
mujeres tenemos diferencias de organización
psicológica, diferencias en las líneas de desa-
rrollo, diferencias en los patrones que confor-
man la identidad, en los malestares, etc. Pero
además esas diferencias se han convertido en
desigualdades en la cultura patriarcal y crean
en muchas ocasiones relaciones de domina-
ción y sumisión, abusivas, enfermantes para
hombres y mujeres. La punta del iceberg son
las muertes de mujeres por violencia.
El rol de género hace referencia a to-
dos los componentes psicológicos y
culturales inherentes a las definiciones
sociales de las categorías de mujer y
varón. Estas categorías no son ahistó-
ricas, no son por naturaleza, son cam-
biantes (hoy ya no se sostienen mu-
chos de los esencialismos atribuidos al
hombre o la mujer).
 63

Pero como modelos normativos sí encontramos esas características comunes que pue-
den convertirse en estereotipos de género, en patrones rígidos y que pueden hacer en-
fermar a hombres y mujeres.
“Aplicar el enfoque de género, cuando se realiza una intervención en salud supone anali-
zar las dimensiones psicosociales que determinan representaciones, actitudes y conductas
de relación con el otro sexo y dar los pasos necesarios para modificar los condicionantes
de género que están produciendo factores de riesgo para la salud”. Son palabras de Sara
Velasco en su libro “Recomendaciones para la práctica clínica con enfoque de género”, en
él describe también los factores de vulnerabilidad que afectan a mujeres y hombres según
los modelos de género tradicional, de transición y contemporáneos.
Junto a estos factores de riesgo también propone los factores protectores que pueden
orientarnos en la intervención. Exponemos a continuación algunos de estos factores que
tenemos en cuenta en nuestra intervención grupal con mujeres.

Factores de vulnerabilidad psicosocial de género para las mujeres

PSICOTERAPIA GRUPAL CON reconstrucción como sujetos, potenciando el

ENFOQUE DE GÉNERO
El enfoque de género: significa tener en cuen-
ta todos los condicionantes psicosociocultura-
les, simbólicos, materiales etc. que devienen
en estereotipos y constriñen el ser hombre y
mujer y sus relaciones, deconstruirlos y foca-
lizar el trabajo terapéutico en un proceso de
cambio hacia factores protectores y favore-
cedores de salud como la voluntad de ser, el
deseo de decir, de hablar, pensar, representar,
participar, y todo ello en interacción y recono-
cimiento con otros sujetos
Los grupos concretos que se hace referencia lo
constituyen sólo mujeres. Por razones del con-
texto de trabajo (es una institución pública de

Monográfico
64
servicios para mujeres), pero también añadi-
mos otras, como la asimetría que existe entre
hombres y mujeres y por los factores específi-
cos de riesgo atribuidos al rol de género.
Se da oportunidad de intervención de la pare-
ja y familia cuando acaba el grupo.
Nos parece también muy adecuada desde la
perspectiva de género una intervención gru-
pal mixta, aunque con sesiones previas de
hombres y mujeres por separado.
Los momentos de crisis, los conflictos de pa-
reja y las rupturas de pareja son momentos
especialmente críticos para plantearse una
terapia grupal. Las crisis son propiciadoras
de salud mental porque ayudan a la decons-
trucción y reconstrucción del malestar de
las mujeres. Remiten a vivencias de ruptura
de una supuesta unidad. El sentimiento de
malestar y la actitud crítica resultante de los
estados de crisis requieren instancias de con-
tención que den sostén al sufrimiento que
producen. También es momento de mayor
riesgo de expresión de la violencia de género
por lo que puede servir de detección y pre-
vención de ella.
El grupo: el grupo como espejo que
permite validar experiencias, compren-
der y compartir el malestar psíquico,
empatizar, descubrir lo que es común
y lo que es de cada una, aprender y
ensayar nuevas experiencias, expresar
emociones y opiniones, enfatizar lados
fuertes, diversificar alternativas, (no se
trata de homogeneizar a las mujeres),
reevaluar cognitivamente, etc.
El contexto: se trabaja desde una institución
pública, Casa de la Mujer. Derivan casos los
profesionales que están en otros servicios:
información, asesoría laboral, trabajo social,
asesoría jurídica. También a través de la pu-
blicidad, en folleto e Internet, con las activi-
dades de la Casa de la Mujer.
Encuadre: el número de integrantes del grupo
son entre 10/14 mujeres. Tienen característi-
cas diversas en cuanto a edad, estudios, tra-
bajo, país de origen.
MOSAICOnúmero 49
Se realiza una entrevista previa presencial
o telefónica con cada integrante antes de
comenzar el grupo. Además de explicar en
qué consiste y tener unos datos mínimos
nos sirve para descartar patologías graves.
Nº de sesiones 15
Duración de las sesiones: 2 horas.
Se establece un compromiso firmado por las
integrantes en relación a la asistencia confi-
dencialidad y mínimas normas básicas.
Funciones:
De las Integrantes: respetar las normas y
participar
De la Coordinación: contención, modular
ansiedades, participación activa en las di-
námicas y contenidos de las sesiones.
De la Observación: Apoyo en la contención,
devolución a través de la lectura de lo tra-
bajado en sesión. Relajación corporal
Estructura de la sesión: comenzamos por
un “tiempo para contar” donde se deja que
las integrantes hagan aportación libre indivi-
dual de lo que consideren importante para
ellas expresar en el grupo (aproximadamente
30minutos). Pasamos después a dar una bre-
ve información/ presentación de un tema (a
propuesta del grupo o nuestra), no más de 15
minutos. A partir de esa pequeña introduc-
ción comienza la dinámica o interacción gru-
pal, durante 40 minutos. En esta dinámica
las integrantes interaccionan de forma activa
desde sus vivencias, pensamientos, emocio-
nes, conductas.
Diez minutos antes de terminar la sesión la
observadora realiza la lectura de lo trabajado
grupalmente y pasamos al cierre de la sesión.
Terminamos con una relajación corporal, de
aproximadamente veinte minutos, puesto
que generalmente dan en ansiedad puntua-
ciones altas.
Los contenidos: no son fijos, pero algunos se
repiten: las pérdidas y las etapas del duelo,
los síntomas del malestar en las mujeres, las
relaciones con las figuras parentales, los hijos
en los procesos de separación, la familia de
la pareja, el amor, la elección de pareja, las
diferencias en la sexualidad entre hombres y
mujeres, la violencia en la pareja, la comuni-
cación en la pareja, la autoestima, los miedos

y fobias, el deseo, la felicidad, los proyectos
personales, la espiritualidad…
Los procesos: aprovechamos los contenidos
pero damos más importancia a los procesos.
Tenemos en cuenta la presencia y ausencias
de las integrantes y tenemos la norma básica,
que suelen cumplir, de avisar telefónicamente
si una persona va a faltar, siempre se deja la
silla presente. En las dos primeras sesiones si
faltan, reciben una llamada por nuestra parte
interesándonos por su falta, después es el pro-
pio grupo el que se encarga de esta tarea, ya
que se avisan entre ellas.
Estamos atentas a aspectos como grado de per-
tenencia, las distintas formas de comunicación,
la capacidad de cooperación y aprendizaje, el
nivel de pertinencia de la tarea y el sentimiento
de atracción y rechazo, a los contenidos mani-
fiestos y a los latentes a través de los emergen-
tes (Pichón Riviére, A. Bauleo).
Además otros factores importantes: las aso-
ciaciones, el intercambio de información
compartida, la resonancia a través de las dis-
cusiones, las identificaciones y contraidenti-
ficaciones, las polarizaciones, las reacciones
en espejo, los silencios, las ambivalencias
etc. (Foulkes).
Damos mucha importancia al cuidado del
cuerpo, escuchar el significado de los sínto-
mas (pasamos escalas sobre síntomas corpo-
rales, depresión, ansiedad, autoestima etc.),
mantener relaciones sociales (algunas las
fortalecen en el grupo), ser sujeto de los pro-
pios actos, tener proyectos propios, potenciar
la posición de autonomía, validar sus deseos,
sus experiencias, devolverles la palabra puesto
que tienen el conocimiento de su situación, no
aceptar relaciones abusivas de poder/subordi-
nación etc. Es decir, favorecer todos aquellos
factores protectores de la salud biopsicosocial
(Sara Velasco 2009).
Las técnicas. Trabajamos desde una cierta proxi-
midad, es decir entramos y salimos en el gru-
po, pero no nos mezclamos, siempre hay una
distancia que permite diferenciar a la coordi-
65
nadora y observadora del grupo, incluso en los
asientos que ocupan. Partimos de una mayor a
una menor directividad. En las primeras sesio-
nes tenemos que intervenir más activamente,
después, a partir de la cuarta o quinta sesión el
grupo va siendo mucho más dinámico y expresa
lo que necesita y le interesa.
En cuanto a algunas de las técnicas que utili-
zamos: reencuadres, cuestionamientos, cons-
trucción de otras realidades más flexibles, los
lados fuertes de cada una y del grupo, foca-
lizaciones, señalamientos, interpretaciones,
escenificaciones, sugestión. Relajación.
La evaluación: realizamos una evaluación de
proceso, al finalizar cada sesión. El material
escrito recogido por la observadora, nos sirve
para planificar la siguiente sesión.
Las mujeres hacen también de forma oral la
valoración de cada sesión antes de cerrarla.
Además hay una evaluación final que realizan
las integrantes por escrito sobre el grupo, so-
bre ellas mismas, sobre las terapeutas, lo que
les ha servido o han aprendido, lo que han
echado en falta, etc.
A nuestro juicio la Psicoterapia grupal es una
herramienta válida para tratar el malestar psico-
social en las mujeres. Algunas, logran un cam-
bio en sus vidas, según expresan ellas mismas.
Inician nuevos proyectos. Otras, la mayoría, lo-
gran una mayor consciencia de su situación y
sensibilizadas inician el camino para el cambio
y manifiestan su deseo de seguir con una ayu-
da terapéutica, individual, familiar o de pareja.
Otras, las menos, no cambian. Son respetadas
y aceptadas en el grupo.
Todas salen satisfechas, según sus propias
evaluaciones, dicen entre otras cosas, que
han roto su aislamiento, han compartido, han
podido poner palabras a su sufrimiento, han
encontrado soluciones o pistas para resolver
sus problemas y han establecido nuevas rela-
ciones que perduran más allá de la duración
del grupo terapéutico.
Terminamos con algunas voces de estas muje-
res en su evaluación de la psicoterapia.
Monográfico
66

“Me ha sido muy útil en los momentos tan difíciles que estoy
pasando. Me he sentido arropada y acompañada y he aprendido a
entender las situaciones”.

“Me he enfrentado a mis miedos y me han enseñado mis

compañeras con sus ejemplos, he aprendido a pensar y
decidir lo que quiero y lo que no quiero”. tir
m par
o
oc on
y u dad cias c nde y
a a erien entie
“Me ha ayudado a avanzar en estos eh p
“M as ex ue te ga”.
momentos críticos que estaba pasando, a l n q juz
entender muchas cosas y a saber afrontar l g uie no te
a
mejor los problemas de mi separación y a
aprender que me separo yo, y no mi hijo”.

“Algo de lo que he aprendido es a superar la necesidad

excesiva de complacer a los demás, la indecisión el miedo
al No, la autoexigencia, conocerme y valorarme más,
saber que tengo derechos, es mi reto en adelante.”

Bibliografía
Bauleo, A. (1995). Teoría de los grupos y familia. Área 3, nº 2.
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Burin, M. y AAVV.(1991). El malestar de las mujeres. La tranquilidad recetada. Barcelona:
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Caparrós, N. y AAVV. (2004). Y el grupo creó al hombre. Madrid: Biblioteca Nueva.
Burin, M. y Meller, I. (2000). Varones. Género y subjetividad masculina. Barcelona: Paidos.
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Butler, J. (2006). Deshacer el género. Barcelona: Paidos.
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Mujer.
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Velasco, S. (2009). Recomendaciones para la práctica clínica con enfoque de género. Madrid:
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Walters, M. y AAVV. La red invisible. Pautas vinculadas al género en las relaciones familiares.
Barcelona: Paidos 1991.

MOSAICOnúmero 49
 67

Los aspectos de género

en la Terapia Familiar
Gender issues in family therapy

Olga B. Díez Puig. Andrea Torres.

Psicóloga. Terapeuta de Familia y Pareja. Lic. en Psicología. Departamento de
olgadiez@cop.es Psicología, Universidad de Oviedo, España.
grupomito@hotmail.com

Se ha realizado una investigación para analizar la importancia de los aspectos de

género en la formación, intervención e investigación de los terapeutas de familia. Para
la recolección y evaluación de datos se diseñó un instrumento ad hoc, creado en una
aplicación web para ser cumplimentado en línea por los participantes. Se ha contado
con 226 sujetos de 30 centros acreditados por la Federación Española de Asociaciones
de Terapia Familiar (FEATF), que en el momento de la investigación, o bien se
encontraban en proceso de formación, o lo habían completado. Aunque los temas de
género no se incluyen en todos los programas de especialización en Terapia Familiar
en España, para la mayoría de los participantes es de suma importancia su inclusión
tanto para la formación, como para la práctica clínica e investigación.
Palabras clave: Género; Aspectos de Género; Terapia Familiar

In this paper we analyze the relevance of gender issues in education, intervention

and research of family therapists. An ad-hoc web-questionnaire was designed and
developed to obtain data from 226 participants of 30 centers approved by the Spanish
Federation of Associations of Family Therapy (FEATF). All participants were either in
a post-graduate program in Family Therapy or had completed it recently. Although
gender issues are not present in all post-graduate programmes in Family Therapy
in Spain, most participants considered of utmost importance its inclusion in post-
graduate programmes, as well as in clinical practice and research in Family Therapy.
Keywords: Gender; Gender issues; Family Therapy

Monográfico
68
Introducción
Aunque existen divergencias en la conceptua-
lización de “la perspectiva de género”, en ge-
neral la categoría de género es una definición
de carácter histórico y social acerca de los ro-
les, identidades y valores que son atribuidos a
varones y mujeres e internalizados mediante
los procesos de socialización (Gamba, 2008).
La perspectiva de género opta por una con-
cepción epistemológica que se aproxima a la
realidad desde las miradas de los géneros y
sus relaciones de poder. Sostiene que las re-
laciones de desigualdad entre los géneros tie-
nen sus efectos de producción y reproducción
de la discriminación, adquiriendo expresiones
concretas en todos los ámbitos de la cultura:
el trabajo, la familia, la política, las organiza-
ciones, el arte, las empresas, la salud, la cien-
cia, la sexualidad, la historia. Existe consenso
acerca de que el género se relaciona con los
significados que cada sociedad atribuye a la
diferencia sexual (Troya, 2008).
Como señalan Llácer, Zunzunegui, del Amo,
Mazarrasa y Bolumar (2007), se entiende
por género los diferentes roles que hombres
y mujeres asumen en una estructura social
e históricamente determinada por una dis-
tribución desigual del poder. El concepto de
género se refiere a la construcción social de
las relaciones entre mujeres y varones, apren-
didas a través del proceso de socialización,
cambiantes con el tiempo que varían entre
una cultura a otra, y aun dentro de una mis-
ma cultura (Williams et al.).
La socialización del rol de género se realiza a
través del aprendizaje, siendo el medio para
trasmitir valores, actitudes y reglas. En este
sentido, ya desde la infancia se desarrollan los
estereotipos de género y son los padres quienes
definen el modo en cómo debe comportarse un
niño o una niña (Díaz Aguado, 2001). Por lo
tanto, es en el ámbito familiar donde la cons-
trucción del género y los procesos de sociali-
zación juegan un papel fundamental, debido a
que los nuevos miembros de la familia se van
a identificar. Uno de los pilares fundamentales
del proceso de socialización de las personas
es la educación. Por ello, incorporar los aspec-
tos de género a la educación supone cimentar
las bases para la igualdad real y efectiva, y se
muestra como el mejor medio para impulsar el
MOSAICOnúmero 49
proceso de transformación social y modificación
de las estructuras sexistas y discriminatorias.
Debido a los cambios que se han ido
produciendo en nuestra cultura, en
nuestras creencias y en nuestros va-
lores es necesario considerar que los
aspectos de género en los asuntos o
problemas sociales, educacionales,
económicos, políticos y jurídicos, es un
elemento fundamental e indispensable
para el análisis de los mismos (Ramos
Vanegas, 2010).
Rohls, Borrel, Arazcoz y Escribá-Aguir (2007)
han señalado cómo en España se viene reali-
zando un esfuerzo por integrar en sucesivas en-
cuestas de salud nacionales la perspectiva de
género, y si bien ésta perspectiva ha ido toman-
do mayor protagonismo, en las últimas Encues-
tas Nacionales de Salud (desde 1993 a 2006)
aún queda un largo recorrido por transitar.
Actualmente, existe cierta escasez respec-
to a los Programas de Formación centrados
en el análisis de la salud desde los aspectos
de género. Hasta el momento, existe un solo
Master/Doctorado oficial impartido por la Uni-
versidad Complutense sobre Mujeres y Salud
(adaptado al Espacio Europeo de Educación
Superior y de Investigación). También, exis-
ten algunas organizaciones como InteRed,
Entreculturas y Ayuda en Acción que cuentan
con el apoyo económico de la Agencia Es-
pañola de Cooperación Internacional (AECI)
para la ejecución de programas de formación
centrados en esta temática.
Sin embargo, la conciencia de la necesidad
de introducir los aspectos de género en la sa-
lud es cada vez más amplia y está presente
en las reuniones, los trabajos, jornadas y en-
cuentros de un amplio grupo de profesionales
relacionados con la salud. Los distintos Talle-
res y reuniones celebrados por el Observatorio
de Salud de la Mujer del Ministerio de Sani-
dad y Consumo han insistido, desde el año
2004, en que se hace cada vez más urgente
la necesidad de formar a los profesionales en
este campo de conocimiento (Ministerio de
Sanidad y Consumo, 2005), ya que tiene un
claro efecto en los riesgos diferenciales para
la salud en hombres y mujeres.

A su vez, es importante tener en cuenta que
los aspectos de género en psicoterapia, legi-
tima la diversidad entre hombres y mujeres
respecto de la forma de pensar, sentir y obrar;
despatologiza comportamientos, visibiliza in-
equidades que habían quedado naturalizadas;
y permite una comprensión más articulada de
la dinámica familiar así como nuevas formas
de trabajar la comunicación, el malentendi-
do y las relaciones cooperativas en la familia
(Loyácono, 2006). En el año 2009, Cabero
y Escudero llevaron a cabo una investigación
para analizar el impacto de la variable género
en la psicoterapia, y concluyeron que el gé-
nero desempeña un papel importante en el
encuentro terapéutico y, que es relevante in-
cluir esta variable en los estudios de proceso
en psicoterapia.
Es importante destacar,
que el género es una
variable de análisis que
permite analizar los
papeles que desempeñan
las mujeres y los hombres,
y sus respectivas
dificultades, necesidades
y oportunidades. Son las
características sociales,
culturales, políticas,
psicológicas, jurídicas y
económicas las que hacen
diferentes a las mujeres
y los hombres (García
Rodríguez, 2010).
Siguiendo esta línea de investigación y tras la
preocupación de un grupo de terapeutas fa-
miliares en torno al tema de incluir aspectos
de género en su formación, se han creado en
España unas Jornadas relacionadas con esta
temática. Es por ello que, el objetivo general
de este estudio fue analizar los aspectos de
género en relación con la formación, inter-
vención e investigación de los terapeutas de
Terapia Familiar (TF).
69
Método
Participantes y Procedimiento
Los participantes del estudio fueron licencia-
dos y diplomados en ciencias sociales y de
la salud que acudían a los 30 centros acre-
ditados por la Federación Española de Aso-
ciaciones de Terapia Familiar (FEATF) para la
formación como terapeutas de familia. Para
ello, se le solicitó a FEATF el listado de los
centros acreditados en la fecha en la que se
comenzó la investigación. Se contactó con los
directores de los 30 centros acreditados para
solicitarles su colaboración. La mayoría de los
directores mostró su disponibilidad para par-
ticipar en el estudio. El número final de par-
ticipantes en el estudio fue de 226 sujetos
que en el momento de la investigación, o bien
se encontraban en proceso de formación, o lo
habían completado. Se envió a los diferentes
centros el enlace web con el cuestionario uti-
lizado en esta investigación, y éste fue redis-
tribuido desde los centros a los participantes
para su cumplimentación.
Variables del estudio
Para esta investigación se ha realizado un
instrumento ad hoc, creado en una aplicación
web para la recolección de datos. Se trataba
de un cuestionario autoadministrado que, por
un lado recoge algunas variables sociodemo-
gráficas de interés para el estudio, y por otro
contiene 6 preguntas con dos alternativas de
respuesta sobre aspectos de género.
Variables sociodemográficas. Se evaluó el
género (87% mujeres, 13% hombres), edad
(M= 34.86, D.T.= 9.19), si se encontraban
en proceso de formación en terapia familiar
(88% sí, 12% no) y si ejercían como tera-
peutas en el momento del estudio (63% sí,
37% no). La mayor parte de los participan-
tes fueron mujeres entre 30 y 40 años, en su
mayoría se encontraban en período de for-
mación en Terapia Familiar (TF) y más de la
mitad ejercían de terapeutas en el momento
del estudio. Para el análisis de las relacio-
nes de la variable edad se realizó un agrupa-
miento en 3 segmentos de edad de 23 a 31
(45.3%), de 32 a 44 (40.9%) y mayores de
45 (13.8%). Este agrupamiento se utilizó
para el análisis del chi-cuadrado.
Monográfico
70
Variables de aspecto de género. Se evalua-
ron diversas variables relacionadas con los
aspectos de género en la formación, inter-
vención e investigación en el terapeuta de
familia en formato de dos alternativas de
respuesta (sí, no). Con respecto a la for-
mación y los aspectos de género se evaluó
en primer lugar la importancia de los as-
pectos de género en la formación (¿piensas
que hay aspectos del género que deberían
tomarse en cuenta en la formación como
terapeuta de familia?) y la formación re-
cibida en aspectos de género (¿ha habido
aspectos relacionados con género y TF en
la formación que has/estás realizando?). En
cuanto a la intervención se evaluó la impor-
tancia de los aspectos de género del propio
terapeuta (¿crees que a la hora de trabajar
como terapeuta de familia debemos tener
en cuenta el propio género?) y del proceso
de intervención terapéutica (igual que de-
bemos ajustar las intervenciones atendien-
do a la edad, condiciones sociales y cultu-
rales ¿piensas que deberíamos considerar
el género como otro de los elementos im-
portantes?). Finalmente, respecto a la in-
vestigación se evaluó la importancia de los
aspectos de género (¿crees que se debería
investigar más en cuestiones relacionadas
con género y TF?).
Tabla 1. Distribución de las variables de los aspectos de género
MOSAICOnúmero 49
Análisis estadísticos
Los datos fueron analizados mediante el pro-
grama estadístico SPSS 19. Se realizaron
análisis descriptivos en todas las variables del
estudio para conocer su distribución en los par-
ticipantes. Se utilizaron procesos de inferencia
estadística basados en los test de significación
de χ2 para analizar el conjunto de relaciones
entre las variables de aspectos de género en la
formación, intervención e investigación.
Resultados
Se presentan los resultados referidos a
las variables de los aspectos de género
en las formación, intervención e investi-
gación y se analizan las relaciones entre
las variables.
Teniendo en cuenta los resultados ob-
tenidos en las diferentes variables, se
pudo observar que el 78% de los estu-
diantes pensaban que era necesario in-
cluir aspectos de género en la formación
como terapeuta de familia (ver Tabla 1).
Sin embargo, sólo el 38% afirmaba ha-
ber recibido información respecto a los
aspectos de género en su formación.

El campo de la intervención, vemos que el
87% de los terapeutas creen que es impor-
tante el género del propio terapeuta y el 89%
considera que se deberían ajustar las inter-
venciones en relación a los aspectos de géne-
ro al igual que se atiende a la edad, condicio-
nes sociales y culturales de los pacientes.
Por último, en cuanto a la investigación, el
92% de los participantes cree que se debería
investigar más las cuestiones relacionadas con
los aspectos de género y la Terapia Familiar.
A continuación se exploraron las relaciones
de algunas variables sociodemográficas y as-
pectos de género entre sí a través del análisis
del chi-cuadrado. En este punto lo que intere-
saba analizar fundamentalmente eran cuatro
aspectos de género: la necesidad de incluir el
género en la formación, la importancia de con-
siderar el propio género del terapeuta, ajustar
la intervención en función del género y realizar
investigación sobre género y Terapia Familiar.
Para ello, se estimaron las relaciones entre
estas variables y el género, la edad, el hecho
de ejercer como terapeuta en el momento del
estudios y haber recibido formación en género
durante la especialización en TF.
Con respecto al género de los participantes
no se identificó ninguna relación estadística-
mente significativa en relación a incluir for-
mación en género (χ2 = .386, gl = 1, p =
.534), tener en cuenta el género del propio
terapeuta (χ2 = .455, gl = 1, p = .500), ajus-
tar las intervenciones en función del género
(χ2 = .353, gl = 1, p = .552) y la importancia
de investigar en aspectos de género en TF (χ2
= .381, gl = 1, p = .537).
Respecto a los grupos de edad de los par-
ticipantes no se identificó ninguna relación
estadísticamente significativa en relación a
incluir formación en género (χ2 = 3.063, gl
= 2, p = .216), tener en cuenta el género
del propio terapeuta (χ2 = .025, gl =2, p =
.987), ajustar las intervenciones en función
del género (χ2 = .236, gl = 2, p = .889) y la
importancia de investigar en aspectos de gé-
nero en TF (χ2 = 2.859, gl = 2, p = .239).
A su vez, se analizó el hecho de que los partici-
pantes ejercieran o no como terapeutas fami-
liares, y tampoco se encontró ninguna relación
estadísticamente significativa en relación a in-
71
cluir formación en género (χ2 = .005, gl = 1,
p = .943), tener en cuenta el género del propio
terapeuta (χ2 = .119, gl =1, p = .730), ajustar
las intervenciones en función del género (χ2
= .233, gl = 1, p = .630) y la importancia de
investigar en aspectos de género en TF (χ2 =
.028, gl = 1, p = .868).
Por último, se tuvo en cuenta el hecho de que
los participantes recibieran o no formación de
género durante su especialización en TF. En
este punto se encontró una relación estadís-
ticamente significativa entre haber recibido
formación en género y expresar la necesidad
de que se debería incluir aspectos de géne-
ro en la formación (χ2 = 10.286, gl = 1, p
= .001). En otras palabras, entre los parti-
cipantes que no perciben la importancia de
incluir aspectos de género en la formación un
81.6% no la habían recibido en su especiali-
zación y sólo un 18.4% la habían recibido en
su formación.
No se encontraron diferencias estadística-
mente significativas entre el hecho de que
los participantes recibieran o no formación
de género durante su especialización en TF
y tener en cuenta el género del propio tera-
peuta (χ2 = .952, gl =1, p = .329), ajustar
las intervenciones en función del género (χ2
= .003, gl = 1, p = .953) y la importancia de
investigar en aspectos de género en TF (χ2 =
.059, gl = 1, p = .808).
En síntesis, la única variable que
se relaciona estadísticamente
con la importancia de incluir
aspectos de género en la TF
(concretamente los aspectos
formativos del terapeuta) es,
precisamente, el hecho de haber
recibido formación de género en
la especialización como terapeuta
de familia. El resto de los aspectos
de género relacionados con la
terapia familiar se distribuyen de
forma independiente al género del
terapeuta, el grupo de edad al que
pertenece y el hecho del que ejerza
o no la profesión.
Monográfico
72

Discusión y Conclusiones
Actualmente, para los terapeutas de familia existe una cierta ca-
rencia en su especialización respecto a la formación recibida re-
lacionado con los aspectos de género. Es por ello, que el presente
estudio ha intentado analizar la importancia de los aspectos de gé-
nero en la formación, intervención e investigación de los terapeu-
tas de familia. Desde una perspectiva sociodemográfica, se trataba
de mujeres y hombres relativamente jóvenes con una edad media
alrededor de los 35 años, en su mayoría se encontraban en proce-
so de formación en Terapia Familiar (88%) y más de la mitad de
los terapeutas ejercían en el momento de la investigación (63%).
Al explorar las relaciones entre las variables de aspectos de género
y las variables sociodemográficas, a las que se incluyó haber reci-
bido formación en género durante la especialización en TF a través
del chi-cuadrado, se observa que, en general, no existen relaciones
estadísticamente significativas. En este sentido, la única relación
estadísticamente significativa encontrada tenía que ver con el he-
cho de que una gran parte de los participantes que no conside-
raban incluir la formación en género tampoco la habían recibido
(86.1%), mientras que sólo un 18.4% de los participantes que no
consideraban importante incluir la formación en género la habían
recibido durante su especialización en terapia familiar. Aunque en
general la mayoría de los participantes consideraban que es impor-
tante incluir la formación de género en la especialización (78%)
frente a los que consideraban que no es importante (22%), existe
una relación estadística que hace más probable que el haber reci-
bido formación en género lleve a valorar su inclusión en los planes
formativos frente al no haber recibido formación.
En general, puede considerarse que las variables sociodemográ-
ficas de género, grupos de edad y el hecho de que los participan-
tes ejercieran o no como terapeutas familiares no se relacionan
con las variables de aspectos de género estudiadas.
Tomando en cuenta los resultados obtenidos en este estudio, po-
demos concluir que para la mayor parte de los participantes es
Podemos concluir de suma importancia incluir en la formación, la intervención y la
que para la investigación, los aspectos de género en los programas de espe-
mayor parte de cialización en Terapia Familiar.
los participantes Los resultados de este estudio pueden resultar útiles y relevantes
es de suma para el avance en la investigación en esta temática, para tener
en cuenta los aspectos de género en la Terapia Familiar y para
importancia incluir aquellos colectivos en cuya formación puedan ser relevantes los
en la formación, la resultados obtenidos.
intervención y la Es importante señalar, que desde nuestra práctica clínica coti-
investigación, los diana, el tema del género y la coterapia supone una actitud de
aspectos de género gran apertura y la asunción de ciertos riesgos personales (Garri-
en los programas de do, 1996), favoreciendo una lectura crítica y cuestionadora de la
realidad para analizar y transformar la situación de las personas y
especialización en creando nuevas construcciones de sentido que permitan analizar
Terapia Familiar. las características diferenciales de los aspectos de género.

MOSAICOnúmero 49
 73

REFERENCIAS
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terapia familiar breve con adolescentes. Mosaico, 41, 72-82.
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García Rodríguez, J. (2010). Del concepto de Género. En Ramírez Llerena, E. (compiladora). Estudios
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Williams, S. y otros (1997). Manual de Capacitación en Género de OXFAM. Edición adaptada para
América Latina y el Caribe. Lima: Atenea.

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Monográfico
74
PREGUNTAS Y RESPUESTAS.
ELLOS CONTESTAN.
Alberto Carreras, Javier Bou, Alfredo Canevaro,
Valentín escudero, Gianmarco Manfrida,
Ricardo Ramos, Matteo Selvini y José Soriano.
y en un …continuará tendremos a Javier Ortega, la
segunda parte de Valentín Escudero, y esperemos
contar con muchos más.
Presentación de esta sección:
Del Encuentro de Zaragoza en torno a las III
Jornadas aragonesas quedó como legado la si-
guiente serie de preguntas:
Las cuestiones de géneros ¿están suficien-
1 temente representadas en la práctica de la
terapia familiar? ¿En la formación? ¿En las
organizaciones de terapeutas? ¿En las insti-
tuciones desde y para las que intervenimos?
Nuestra sociedad plural contiene conceptos
2 de familia y de géneros que se diferencian
según grupos mayoritarios y minoritarios
en relación con culturas, religión, orienta-
ción política, economía. ¿Cómo se reflejan
estos aspectos en la práctica y en la forma-
ción de la terapia de familia?
¿Existen espacios que posibiliten la denun-
3 gadas; unas escritas en estilo coloquial o epis-
cia de abuso de poder y violencia en rela-
ción con los géneros en terapia familiar?
Pero ya antes, anunciando esas Jornadas, se
habían formulado otras preguntas (o quizás
eran las mismas, pero en otros términos). En-
tre ellas, éstas han merecido respuestas:
¿Qué diferencias o jerarquías injustas de
género aparecen con más frecuencia, o son
más dignas de atención, en terapia familiar?
MOSAICOnúmero 49
¿Se tienen en cuenta las desigualdades de
género a la hora de evaluar la eficacia o el
éxito de una terapia?, ¿Se puede dar por ter-
minada una terapia existiendo grandes des-
igualdades de género?, ¿Y si han disminuido
tales desigualdades?, ¿Y si son menores que
la norma general en nuestra sociedad?
¿Qué consideración otorgan otros/as cole-
gas a esta problemática?
La aportación de los terapeutas familia-
res masculinos a este número de Mosai-
co se concreta en las siguientes respues-
tas y en los comentarios siguientes.
Les pedí respuestas breves, pero dejando a su
voluntad escribir reflexiones o artículos más
extensos. Aquí aparecen, pues, mezcladas las
respuestas breves y las reflexiones más prolon-
tolar, como la de Alfredo Canevaro y otras más
académicas; unas más narrativas y otras más
argumentativas, como la que en el siguiente
número vereis de Javier Ortega. Pero todas
ellas, sin excepción, “a pecho descubierto”,
aunque no todas ni todo lo que digan será a
gusto de todos.
No se crea ver aquí un discurso uniforme. Hay
en él puntos de vista política y terapéutica-

mente variados. Y aún contrapuestos, como
apreciará el lector que quiera apreciarlos.
Pero todos ellos, sin excepción, son dignos
de ser tenidos en cuenta.
Sus autores deberán contar siempre con el
agradecimiento de todo nuestro colectivo y de
toda persona interesada en estos asuntos tan
íntimos y trascendentes, porque ellos han
querido expresar públicamente sus ideas,
sentimientos, experiencias y deseos. Lamen-
tamos que algunas contribuciones no han
podido publicarse en este monográfico por
exigencias de tiempo y espacio, como la de
José Navarro; pero lo serán en otros números
de Mosaico.
Junto con las aportaciones de las terapeutas
que están publicados en este monográfico, el
conjunto de estas respuestas y reflexiones
compone un vistoso y equilibrado “mosaico”
de ideas y perspectivas que, más allá de la
terapia familiar, enriquecerá la reflexión y la
literatura sobre Género en nuestra sociedad.
Alberto Carreras
¿Qué me piden las mujeres…..?
En terapia.
Javier Bou
Terapeuta de familia y pareja. Director de
Dictia Valencia y Presidente de la FEATF.
E-mail: xavibou@cop.es
Todas acuden ya. Mujeres solas, mujeres se-
paradas, viudas o solteras, reconstituidas o
intactas, acompañadas del que será su com-
pañero o del que lo ha sido y ya prácticamen-
te no lo es, escondidas como la agenda que
manejan o descaradas y con la verdad por
bandera, imperativas o sumisas, lugareñas o
de allende los mares, todas, de todos los tipos
y circunstancias. Desde hace un tiempo han
llegado y acuden a terapia para demandar
para ellas, para los hijos, para el marido al
que van a abandonar, para que cambiemos al
marido que las quiere abandonar, para arre-
glar su pareja o para poder decir “ves tú, no
hay nada que hacer, no tenemos solución”.
Son las nuevas mujeres, al igual que ellos, los
nuevos hombres.
Cuando me pidieron que colaborara con al-
guna aportación sobre la terapia familiar y de
75
pareja y las cuestiones de género, me pregun-
té qué podría decir yo al respecto. Sabía que
era poco, pero acudieron a mi memoria, como
si en procesión se tratara, algunas de las pa-
rejas, de las familias, o de las mujeres solas
que están acudiendo a mi consulta con una
necesidad, con un anhelo, y pensé que ellas
podrían ser la fuente de mi inspiración, que
podría hablar o escribir respecto a esto, a las
demandas que están emergiendo por parte de
las mujeres.
Algunas son clásicas y no podemos obviarlas
en una somera descripción de este tipo. Lau-
ra, mujer de cincuenta y tantos sufre y pide
por su hijo, consumidor esporádico de tóxicos
que no acaba de centrar su vida, pide por el
hijo pero no vive si no es por él. Permite que
los demás miembros de la familia aparezcan
en la foto, pero las luces solo iluminan a su
retoño. Vicenta no se atreve a dejar a su hijo
esquizofrénico solo un fin de semana, solo
pensar en la soledad que le acompañara es
suficiente para que inhiba cualquier atisbo de
gozo viajero. Esto, a su vez la llena de rabia y
lástima en una mezcla realmente explosiva.
Ambas piden por sus hijos, quieren cam-
biar una trayectoria, una historia vital que
está truncada, pero ¿que piden para ellas?
Quizá sea esta una manera de no pensar
en lo que pedirían, o quizá simplemente
expresan esa extraña confusión de ternu-
ra y rabia que ha crecido amamantada
por las frustraciones y sinsabores que los
años y la relación han tejido.
Otras piden por sus maridos, siendo acompa-
ñadas por ellos. Piden olvidar una infidelidad, o
que la olviden ellos, piden resolver los conflic-
tos que les amargan la convivencia, pero siem-
pre piden (al igual que ellos) que les demos la
razón, que les confirmemos su visión, visión
contrapuesta al otro en esa batalla que a veces
llamamos pareja. María teme que después de
12 años de convivencia, tras conocer al nuevo
amor de su vida, la relación parental con su
actual marido se convierta en un infierno. El
también lo teme y, al menos por ahora, está
colocando interés en preservar lazos, lazos que
les permitan compartir la crianza de su niña.
No sabemos si lo hará, pero puede que en un
Monográfico
76
tiempo aparezca la rabia o el desamor. Quieren
saber cómo decírselo, como manejarse con la
familia de origen, como interactuar con esos
amigos que hasta ahora se consideraban de
ambos, pero que ahora no saben bien a quien
mirar, a quien llamar, no sea que una llama-
da sea interpretada como un alineamiento. Su
hija, con su mirada ingenua, les recuerda que
es lo importante.
Berta quiere recuperar la pasión, aquella que
se escurrió entre los dedos de las conflictivas
relaciones con la familia de origen, en los en-
tresijos de las dificultades económicas provo-
cadas por las desastrosas inversiones de su
hombre, aquella que su cama ya no recuerda
más que vagamente. Pero, es difícil, espe-
cialmente cuando no queda fuego ya ni para
discutir, solo el silencio y la distancia.
Jeanette busca encontrar al Miguel que en
su día fue. Entiende que la enfermedad ar-
ticular que él sufre y que le ha obligado a
ralentizar aquella vida de ejecutivo agresivo
y emprendedor que había caracterizado toda
su vida desde la infancia, ha robado el jue-
go, la broma y la capacidad de hacerla reír
que antaño tenía. Busca jugar por las noches
con él, pero las renuncias han sido muchas y
muy intensas. El status quo que en su día les
mantuvo en un equilibrio se ha perdido. Ella
quiere que la terapia sirva para que acepte la
enfermedad y los cambios, que vuelva a hacer
el payaso y que cada palabra que diga esboce
una sonrisa en su cara. Quiere un regreso al
pasado, no al futuro.
Mujeres solas con un hijo pequeño, mujeres
que quieren comprender como el padre del
niño ha conseguido que se menosprecien,
“me ha machacado” dicen. Buscan entender
el sentido de su propia descalificación, salir
con fuerza hacia adelante y pasar por esa tra-
vesía del desierto que siempre representa un
duelo amoroso. Como Rufi que recién ahora
está empezando a salir con amigas. Había
visto metamorfosearse su vida con la rotun-
didad que caracteriza al paso de la oruga a
la mariposa. De joven alocada y bailarina a
madre a tiempo completo. De ejecutiva me-
diadora a parada protegida por los padres. Ya
está empezando a encontrar su lugar.
Mujeres que quieren que sus hijos permanez-
can más tiempo quietos o que se muevan y
MOSAICOnúmero 49
salgan más de casa, que sus hijas adolescen-
tes no les insulten o que recojan simplemente
la habitación. Quieren ayuda para conseguir
que ese padre trabajólico y ausente que tie-
nen sus hijos esté más presente o que no se
preocupe exclusivamente por las notas, las
notas como fiel de la vida, del futuro y del
deber bien cumplido como progenitor.
¿Y que pasa con sus trabajos? Luisa llora de
amargura y de sensación de impotencia ante
el cargo que tiene que desempeñar: cabeza
visible y foco de las protestas de sus clientes,
vanguardia de la empresa a quien se dirigen
todas las iras de aquellos. Llegó a la organiza-
ción como una ajena, una foránea que priva-
ba a profesionales más antiguos de ocupar su
puesto. Llora y se desanima. Es posible que
abandone el puesto, pero económicamente
no lo puede hacer. Está atrapada por su in-
flexibilidad y perfeccionismo. Solo si aprende
a manejarse mejor en los juegos relacionales
y de poder de las organizaciones podrá supe-
rar la situación. Pero eso lleva tiempo.
Mujeres todas. Sus miedos, sus supersticio-
nes, la tristeza, el desencuentro, los suyos,
todo ello y más, son caminos que les condu-
ce, acompañadas generalmente, a la terapia
en la búsqueda de la esperanza, materiali-
zada de muy diversas formas en cada caso.
Pero, ante todo, son mujeres que buscan el
cambio, que luchan por un mejor encaje en
esta siempre difícil pero apasionante travesía
llamada vida. Sencillamente son admirables.
Reflexiones sobre el género desde
la experiencia clínica.
Alfredo Canevaro
Psiquiatra y psicoterapeuta. Docente de la es-
cuela Mara Selvini Palazzoli de Milán.
E-mail: alcanev@libero.it
Querido Alberto
Te agradezco mucho la posibilidad que me
das de hacer algunas reflexiones como clíni-
co con más de 40 años de intensa experien-
cia en el campo de la terapia familiar.
Nunca me gustaron las modas en nuestra
disciplina ya que muchas veces obstaculizan
nuestro trabajo al igual que los prejuicios.

Siempre me ha guiado la eficacia terapéutica
basada en las necesidades de los pacientes.
Es claro que debo mucho a los pacientes
graves y a sus familias que trayéndome sus
heridas y sus esperanzas me han enseñado a
ayudarles, mostrándome el camino. Han sido
mis mejores maestros.
Las personas con grandes dramas existencia-
les nos hacen revalorizar nuestra profesión
de ayuda dando un sentido a nuestro trabajo,
más allá de las teorías y de los modelos que
representan siempre hipótesis parciales que
tienen que ser verificadas en los hechos y al
mismo tiempo corregidas en una modifica-
ción dialéctica permanente. Con ellos como
instrumentos nos aproximamos a la comple-
jidad de la existencia pero son siempre insu-
ficientes para abordar la riqueza de la clínica
y de la vida misma.
Respecto al tema de género, los cam-
bios positivos que ha representado para
la sociedad la liberación femenina y la
inserción de la mujer en roles sociales
fuera del hogar, llevan a una paridad
progresiva en el mundo del trabajo para
la pareja moderna. Probablemente lle-
vará algunas generaciones para llegar a
una verdadera relación que nos aleje de
la tradicional división del trabajo como
decían los romanos: Pater: patrimonio;
Mater: matrimonio, casa e hijos.
Los miles de años durante los que la so-
ciedad se ha organizado de esta manera no
pueden ser modificados rápidamente y 50 ó
100 años de cambios son un soplo en la evo-
lución filogenética.
Los cambios en la organización social son mu-
cho más rápidos que los cambios mentales de
las representaciones de la organización fami-
liar y esto trae algunos problemas en la terapia
y en la vida misma, ya que no pueden ser im-
puestos por decreto sino a través de la persua-
sión y de la firme convicción en la mente de
los terapeutas de que la búsqueda de la armo-
nía relacional es el verdadero target ético.
El prejuicio de la lógica del poder dentro
de la pareja anula la magia de la relación
vista como integración complementaria que
77
perfecciona y completa la identidad del in-
dividuo, como dice el poeta: “de dos partes
somos un entero”
El gran problema de las visiones centradas
en el individuo hacen que el machismo y el
feminismo sean una falacia que desconoce el
encuentro emocional y psicológico dentro de
la pareja que los lleva a una unidad comple-
mentaria de orden superior como la relación.
Los deletéreos efectos de la deseducación o la
mala educación en ambos géneros han hecho
que los hombres trataran de predominar con
la fuerza muscular, la fuerza de las armas y
del dinero. Pero también las mujeres respon-
dían con dos armas fenomenales de control
de la relación: el victimismo1 y la culpabiliza-
ción que sutilmente ejercidas tienen tanta o
más fuerza. El drama de esta visión maniquea
de la relación de género es que las víctimas
son siempre los hijos, objeto de disputa solip-
sista que no los tiene en cuenta como sujetos
autónomos que necesitan siempre la unión
de los padres como una confirmación de su
integridad intrapsíquica. Ha señalado muy
bien Boszormenyi-Nagy los dolorosos tributos
que los hijos pagan a tal fin.
Yo creo que el verdadero problema es el au-
toritarismo y la violencia intergeneracional,
modalidad persistente que distorsiona la ar-
monía relacional de las personas, exagerando
las lecturas parciales y enfrentando los géne-
ros en una estéril lucha por el poder. Esto se
ve muy bien en la violencia de la pareja, don-
de los problemas no resueltos con la propia
familia de origen, a través de la identificación
proyectiva, se intentan resolver en la pareja
con el amor romántico y a veces sucede que
el fracaso de esta idealización lleva a la vio-
lencia personal y relacional.
Habiendo trabajado desde hace años con las
parejas en una visión trigeneracional he po-
dido observar que desconociendo los efectos
verticales del autoritarismo y de la violencia
de la generación precedente (tanto sean hom-
bre como mujeres) al problema se lo ve en
una dimensión diádica que no alcanza a ex-
1
Mecanismo de defensa de los seres humanos que consis-
te en provocar piedad o compasión en el interlocutor para
ser mejor considerado o para tener una mejor posición de
poder en las relaciones interpersonales. No confundir con
la victimización de la violencia de pareja.
Monográfico
78
plicar el fenómeno. He visto, por ejemplo, a
veces, un fenómeno paradojal donde la man-
dante de la violencia es otra mujer, madre o
hermana del agresor que castigan a la intrusa
que pretende desafiar los mitos familiares y el
orden establecido. En este caso el hombre,
temido agresor, es en realidad un muñeco en
las manos de mujeres que tienen un gran po-
der sobre él.
La complementariedad patológica de las his-
torias de cada miembro de la pareja hace que
exploten entre ellos problemas que representan
un fracaso en la diferenciación de cada uno de
su propia familia de origen y favorecen el ac-
ting-out entre ellos de los modelos de violencia
traspasados de una generación a la otra.
Basta ver el drama de algunos operadores so-
ciales que ayudando a las mujeres golpeadas
a esconderse en los shelters no consiguen en-
tender cómo algunas de ellas claman por sus
maridos o compañeros dándoles la dirección
donde se encuentran escondidas. Esto es por-
que no se enseñan las complejidades de la
vida de pareja, el sistema emocional y psico-
lógico más complicado que exista. Las pare-
jas son muy perversas y atrapan dentro sus
redes a los hijos, a los amantes, a los terapeu-
tas o a cualquiera que se quiera entrometer
en su relación. Por eso es muy difícil tratar
la violencia en la pareja y cuando el operador
ingenuamente defiende la víctima no hace
muchas veces nada más que empeorar las
cosas, porque el agresor puede redoblar su
castigo sádico a la víctima que se granjea las
simpatías del terapeuta. Este debe señalar
éticamente su oposición a la violencia (cosa
que la pareja ya conoce) pero a la vez debe
tratar de comprender el encastre de ambos en
la patología, para poder ayudarles.
Para seguir combatiendo algunos prejuicios en
el campo de la violencia de género me gustaría
señalarte una investigación hecha en Phoenix,
USA, hace algunos años por Gwat-Yong Lie y
asociados (1991) donde estudiaron 170 mu-
jeres lesbianas de edad promedio de 34 años,
de raza blanca, con una educación buena como
promedio. De la muestra total, 136 habían te-
nido relaciones precedentes sea con hombre o
con mujeres. Preguntando quién había sufrido
agresión verbal, física o sexual de un partner
íntimo, 120 respondieron afirmativamente
MOSAICOnúmero 49
Habiendo sido victimizadas sea en el pasado
o en el presente, el resultado sorprendente
para las investigadoras era que habían sido
agredidas física y sexualmente el 42% por
hombres y el 57 % por mujeres. (1)
Otra investigación hecha en Tucson, Arizo-
na en 1992 por M.Renzetti estudiando las
relaciones entre 350 lesbianas veía que los
indicadores mayores en la agresión física
eran la dependencia y los celos que lleva-
ban a la violencia.
Te transcribo unas reflexiones de un gran
terapeuta fallecido hace pocos años, James
Framo, que en uno de sus ultimo artículos,
casi un legado, hablaba de los aspectos posi-
tivos y negativos de la terapia familiar.
“el feminismo ha tenido un efecto profundo
en la cultura cambiando los roles de hombre
y de mujeres.
Cuando las feministas llamaron la atención
acerca de la desigualdad, la falta de ecuani-
midad en la relación de poder entre hombres
y mujeres, centurias de condicionamiento hi-
cieron difícil este reconocimiento.
A pesar de eso abrieron los ojos y las concien-
cias. El género ha sido introducido como una
gran reformulación de las dinámicas familia-
res desde el momento en que ha puesto en
discusión el concepto base de la teoría de los
síntomas y su potencial desventaja para las
mujeres”…”Ahora hago algunos comentarios
sobre un aspecto perjudicial, como efecto co-
lateral del movimiento feminista, como es la
formación de un ala extremista, las así llama-
das feministas fundamentalistas, que tienen
una considerable influencia y hacen del hom-
bre un enemigo, no permitiendo el disenso,
culpabilizando y ridiculizando a los hombres.
Me pregunto si estas terapeutas o sus actitu-
des negativas respecto a los hombres no los
hacen desertar de las terapias de pareja.
Las feministas moderadas están en forma
creciente alejándose de los excesos de las
fundamentalistas.
Yo creo que la clásica ecuanimidad femenina
al final prevalecerá” (2)
Como puedes ver el politically correct no va
de la mano con la realidad clínica.
Obviamente estas informaciones no niegan

los avances en la psicoterapia producidos
por las feministas, sino que más bien tratan
de armonizar los resultados evitando que las
jóvenes terapeutas inicien una cruzada, mili-
tando en favor de las oprimidas haciendo de
la terapia un adoctrinamiento que nada tiene
que ver con ella.
No quiero alargarme más del espacio previsto.
Sé que algunas de estas reflexiones pueden
ser vistas como manifestaciones de alguien
del Jurassic Park, pero precisamente los años
dan una visión más relativa de las cosas y
como siempre mis opiniones están basadas
en la visión de la familia como el nido ecoló-
gico del ser humano y, como tal, hasta ahora
insuperable como modelo, precisamente en
sus contradicciones, como parte de la natu-
raleza humana.
Gracias de nuevo y un fuerte abrazo
Alfredo
Referencias
(1) Gwat-Yong Lie and associates (1991). Les-
bians in currently aggressive relationships.
How frequently do they report aggressive
past relationships? En Violence and victims,
6, 212-135.
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pective of the Family Therapy field: Then
and Now. En Journal of Marital and Family
Therapy, 22 (3), 289–316.
“¿Se tienen en cuenta las
desigualdades de género a la
hora de evaluar la eficacia o el
éxito de una terapia?”
Valentín Escudero
Profesor y director de la Unidad de Investiga-
ción en Intervención y Cuidado Familiar de la
Universidad de A Coruña.
E-mail: valentin.escudero@udc.es
En algunas ocasiones la demanda de ayuda
terapéutica de una pareja, o incluso de una
familia, indica que la mujer se siente some-
tida a unas relaciones y obligaciones que no
acepta. No suele venir esa demanda de pare-
ja expresada en esos términos, pero la queja
79
particular rápidamente se desvela como un
afluente de ese conflicto en la definición de
la relación de pareja (o conflicto en la co-
operación parental). En esos casos no veo la
forma que la valoración de la eficacia de la
terapia no pase por un cambio en la relación,
un cambio hacia una definición más igualita-
ria y consensuada de la relación.
Sin embargo, en muchas ocasiones la pareja
(incluida la mujer) no relaciona su queja y
demanda ayuda terapéutica con un conflicto
de la definición de la relación, bien de pa-
reja o bien de colaboración parental. Es el
terapeuta el que puede poner este factor de
desigualdad en el mapa de la terapia: puede
pensar que un importante factor de la es-
tructura sistémica que mantiene el problema
en la familia es la desigualdad en la relación
de pareja (o desigualdad en las funciones y
obligaciones parentales). Estoy acostumbra-
do a vivir esta situación en el tratamiento de
problemas definidos por el comportamiento
de los hijos menores. El “motivo” de la te-
rapia es la ineficacia parental expresada en
conductas de desobediencia y de riesgo en
los hijos. Casi nunca los padres se definen
como ineficaces: se quejan que no pueden
hacer más en relación con el comportamien-
to de sus hijos o directamente se quejan de
sus hijos. Y cuando analizamos con la fa-
milia lo que podrían ser las claves de esa
ineficacia y sentido de frustración (hacien-
do de la terapia una ayuda para explorar en
la familia esas posibles claves) aparece la
“descompensación” en la relación de pa-
reja. Con frecuencia lo que aparece es que
la mujer se siente sola, no apoyada, aban-
donada, etc. Pero incluso en esta situación
es frecuente que la familia no vea claro que
cambiar la definición y las funciones de la
relación de pareja y de padres sea un ob-
jetivo esencial (para llegar a cambiar por
ejemplo la conducta de riesgo del hijo); no
es raro que propongan re-definir el problema
como una debilidad o depresión de la mujer.
Mi opinión es que en estos casos solamente
creando un marco aceptado por la familia en
el que se identifiquen con el cambio de ro-
les de género (compartir más labores de cui-
dado, educación, domésticas… definir más
respeto mutuo en la relación íntima, etc.) se
Monográfico
80
puede avanzar. Y lógicamente, esos cambios
serán parte de la valoración del resultado.
Pero si esos aspectos no son asumidos por
la familia el terapeuta tiene poco que hacer.
Así que tendrá que buscar otras rutas y otras
claves que la familia acepte para llegar al
cambio para el que piden ayuda.
Pero también un modelo cultural asumido
por el terapeuta puede hacer que este malin-
terprete la relación de una pareja y conside-
re que hay una desigualdad que forma parte
de la estructura que mantiene el problema
cuando en realidad no es así. Personalmen-
te creo que la palabra ‘igualdad’ puede dar
lugar a malentendidos. Si hablamos de dere-
chos básicos, de respeto y dignidad humana,
creo que todos asumimos el término. Pero
si hablamos de la forma de relacionarse en
la pareja, me parece que un término más
técnico y más estudiado en la investigación
sobre relaciones personales es el de reci-
procidad. El equilibrio en las relaciones no
suele venir de repartir todo igualitariamente
sino de compensar mediante reciprocidad.
La reciprocidad ha sido un factor predictor
significativo de la estabilidad de la relación
de pareja en importantes estudios (ver por
ejemplo los trabajos de John Gottman). Pero
la reciprocidad es un mecanismo complejo.
Por una parte tiene un componente subje-
tivo importante: lo que para una persona
representa reciprocidad y compensa lo que
hace por su compañero/a, para otra persona
puede no tener ese valor. Y por otra parte la
reciprocidad no funciona solamente a cor-
to plazo, en muchos casos funciona a largo
plazo; una personal esta ofreciendo algo que
compensa lo que ha recibido hace mucho
tiempo o lo que espera recibir en el futuro.
Creo que la reciprocidad es un gran término
para ofrecerlo como esquema de conversa-
ción y exploración en la terapia con parejas
y familias.
¿Puede haber no obstante una terapia con un
resultado positivo en una pareja en la que no
nos parece que haya una reciprocidad equili-
brada en sus relaciones y funciones (de pare-
ja o de cooperación parental)? Me temo que
si, especialmente si el objetivo de la terapia
estaba centrado en el cambio de conductas
muy concretas y coyunturales. Pero creo que
MOSAICOnúmero 49
un cambio estable que garantice la estabi-
lidad y funcionalidad de las relaciones de
pareja suele conllevar un re-equilibrio hacia
la reciprocidad. Aunque sea compleja, social-
mente construida en la familia, y a veces a
largo plazo.
“La concienciación sobre las
cuestiones de géneros ¿están
suficientemente representadas
en la práctica de la terapia
familiar? ¿En la formación? ¿En
las organizaciones de terapeutas?
¿En las instituciones desde y
para las que intervenimos?”
Gianmarco Manfrida
Psiquiatra, psicologo, psicoterapeuta, direc-
tòr Centro di Studi e Applicazione della Psi-
cologia Relazionale (Prato, Italia), Presidente
de la Sociedad Italiana de Psicologia y Psico-
terapia Relacionàl S.I.P.P.R.
E-mail: gmmanfrida@gmail.com
Agradecimientos: ¡muchísimas gracias a la Dra.
Valentina Albertini, que ha corregido el texto!
Una respuesta sintética: en mi opinión, las
cuestiones de géneros no están muy represen-
tadas en la PRACTICA de la terapia familiar,
mientras que han sido SOBRErepresentadas
en la teoría, en el sentido de que han pasado
años en los cuales en Family Process y otras
revistas anglosajonas se ha escrito muchísi-
mo de terapia feminista que pretendía redu-
cir las diferencias de poder entre los géneros.
El resultado ha sido que escribir en inglés se
ha vuelto más complejo, por la necesidad de
utilizar perífrasis (por ejemplo: NUNCA el te-
rapeuta, TAMPOCO la terapeuta, solo se pue-
de escribir terapeutas sin artículo...). No me
parece que en la práctica la terapia familiar
feminista haya conseguido grandes éxitos de
cambio social, y yo sospecho, que tampoco
terapéutico, mientras la crisis económica sa-
crificaba sobre todo a las mujeres, restable-
ciendo frecuentemente un poder económico
prevalentemente macho.

La formación... los varones siempre fue-
ron raros en los estudios universitarios de
psicología y en los grupos de training, cons-
tituidos en el 90% por alumnas: es proba-
ble que la profesión de psicólogo no sea
considerada bastante enriquecedora para
que merezca 10 años de estudios, mientras
que sea vista compatible con el tiempo li-
bre que ...necesitan las mujeres para cui-
dar a los niños y a la familia, una versión
moderna del viejo trabajo de maestras en
las escuelas de nuestras madres y tías. Esa
también es una distinción de género, como
la presunción que el género femenino está
mejor orientado psicológicamente. Hay una
distinción en la formación: los fundadores
de escuelas, didactas y terapeutas famo-
sos son prevalentemente varones, frecuen-
temente médicos y mayores de 50 años.
Con los tiempos y la cultura evidentemen-
te también se forman diferencias de poder
entre los géneros... que encuentran una
confirmación en las organizaciones de tera-
peutas, constituidas por unas bases de te-
rapeutas femeninas jóvenes pero dirigidas
por una minoría de varones poderosos.
En cuanto a la conciencia de las dife-
rencias de género en las instituciones,
en Italia son siempre menos los tera-
peutas que encuentran trabajo como
tales en instituciones, otro efecto de la
crisis económica: mucho depende de la
institución, cuanto está implicada con
la iglesia y cuanto con la política, y si
con la derecha o con la izquierda...En
principio, hay siempre mucho respeto
para las mujeres, pero siempre a ellas
les asignan los roles más tradicionales y
son pocas las que pueden invertir en el
éxito profesional igual que los varones..
En nuestra escuela de Prato, Italia, hay el
mismo número de docentes mujeres y varo-
nes, pero... hay cuatro personas que trabajan
en la secretaría, con roles de poder muy dis-
tintos, desde la Presidencia a las compras de
cuanto sea necesario, y todas son chicas...
¿será que hacer de secretaria es un trabajo
que yo veo más femenino?, ¿o que no hay
candidatos varones?, ¿o que pienso que mu-
81
chas mujeres de 30 años son más maduras
y confiables que los chicos? Y pensando eso
¿soy respetuoso con los géneros... y con una
realidad cuyos orígenes pueden ser biológi-
cos, históricos, psicológicos y sociales, pero
siendo siempre una realidad? ¿O debería em-
plear más varones en la secretaría?
No es tarea del terapeuta modificar las di-
ferencias de poder ligadas al género sexual
cuando no se mezclen con problemas especí-
ficos de la pareja encontrados en la terapia;
si una mujer está deprimida porque trabaja
de secretaria durante el día, de mujer que
acude a los asuntos de casa por la tarde y
de trabajadora agrícola el sábado y domingo
en los campos de la familia del marido, un
hombre que se presenta como manager de
una empresa familiar y la trata como pa-
ciente psiquiátrica, pero no recibe estipen-
dio por una crisis económica que compro-
mete la empresa...entonces sí, es necesario
restablecer una diferencia de poder más
realística. Pero si las cosas ocurriesen como
cuando se casaron, que él ganaba mucho y
ella tenía asistente domestica, coche de lujo
y fin de semana en beauty farm... bueno,
las diferencias de género no habrían creado
problemas a esa pareja, y habría sido una
necesidad del terapeuta y no de la pareja
trabajar sobre una diferencia de poder acep-
tada por los cónyuges.
No es fácil tener conciencia real de las con-
secuencias de las diferencias de género en
nuestra vida de todos los días y más en nues-
tra actividad de terapeutas; en principio es
fácil afirmar una igualdad teórica de oportu-
nidades de vida y de trabajo, pero resulta muy
difícil plantear el problema de un substancial
respeto cotidiano y paritario hacia las dife-
rencias que la biología, la psicología, la his-
toria, la economía etc., etc., crean entre los
géneros. ¡Quiero una mujer... con las faldas!
dice Roberto Vecchioni, profesor de letras,
cantautor, vencedor del último Festival de
Sanremo, en una vieja canción, planteando
algunos problemas: ¿el deseo de que haya
distinciones de género tradicionales en una
pareja implica que no haya respeto personal?
¿es legítimo desear que una mujer no se vis-
ta con pantalones ... si las mujeres también
pueden ser libres de desear hombres que no
Monográfico
82
miren los deportes en la TV o que no sean
demasiado caseros?
La terapia confrontada a las
desigualdades de género
Ricardo Ramos
Director del Laboratorio de Comunicación
Humana de la Escola de Terapia Familiar de
Sant Pau.
E-mail: ramosgutierrez@gmail.com
Respuesta a la pregunta: ¿Se puede dar por
terminada una terapia persistiendo grandes
desigualdades de género? ¿Y si han disminui-
do las desigualdades? ¿Y si son menores que
la norma general en una sociedad?
No tengo una respuesta pero si una opinión
conectada con otra serie de preguntas. Mi
opinión es que si se puede concluir una te-
rapia persistiendo desigualdades de género;
tal vez no grandes, pero si mayores de lo que
nos gustaría (definiendo “mayores de lo que
nos gustaría” o “mayores de lo que habríamos
aceptado al comienzo de la terapia” con los
mismos criterios con los que viene definido
“grandes”: la apreciación clínica)
Lo primera pregunta es cómo se caracteriza
lo que es “terapia”. Si se la considera como
un proceso guiado por una lógica propia y ex-
clusiva que parte de un estado inicial y debe
llevar a un estado final estable (el “cambio
estructural” o “ponga una terapia en su vida
y esta cambiará para siempre –o casi-“), si
persisten desigualdades “mayores de lo que
nos gustaría” la terapia no ha sido un éxito
(lo cual, sin embargo, no debería conside-
rarse equivalente a que no pueda acabar; tal
vez debería acabar para aumentar las posibi-
lidades de que entre en escena otro terapeu-
ta que lo haga mejor; en el mundo hay más
terapeutas de los que caben en mi ombligo).
Pero si se considera la terapia como el apro-
vechamiento de un acontecimiento, que ori-
gina una crisis, que permite un deslizamiento
de sentido, que hace que la gente se atreva a
hacer, pensar y sentir cosas distintas (y hasta
la próxima, si se presenta) hay que aceptar
que los cambios, también en las relaciones
de género en la familia, llegan a donde llegan
(y hasta la próxima).
MOSAICOnúmero 49
La segunda pregunta versa sobre quien hace
la terapia. Si se considera que la terapia es un
asunto restringido entre terapeuta y cliente,
conformarse con desigualdades de género es
no tener capacidad para cambiarlas (o sensi-
bilidad para verlas). Pero si se considera que
la terapia es un proceso de cambio multicén-
trico que se produce en una red de relaciones
entre un sistema natural (la familia) y un sis-
tema técnico (los profesionales, más o me-
nos numerosos en cada caso y más o menos
involucrados en cada momento, pero siempre
por allí), la pregunta es ¿Puede un terapeuta
familiar con una sensibilidad X a los proble-
mas de género trabajar productivamente con
otros profesionales con una sensibilidad me-
nor (o mayor) a los problemas de género? Y
la respuesta no es que pueda, es que debe.
Aunque los logros de su trabajo tengan que
reducirse; porque un terapeuta TIENE que
ser efímero en la vida de una familia, pero
otros profesionales (pedagogos, pediatras,
asistentes…) pueden ser más durables.
La tercera pregunta es ¿Hay que acep-
tar, entonces, diferencias de género
en nuestro trabajo (y en nuestra vida),
mayores de las que nos gustaría, sea
cual sea nuestra sensibilidad respecto
al problema? No, pero lo que está en
cuestión es el ámbito en el que tratamos
de reducirla. A nivel de sensibilidad, a
nivel de la manera de acercarnos a los
demás, la aspiración por la igualdad de
género (si la tenemos y en la medida en
que la tenemos) debe traspirar nuestra
vida y nuestra práctica; pero a nivel de
proyecto debe ubicarse no en el ámbito
de la práctica terapéutica sino de la ac-
ción política.
Para terminar quiero citar un artículo en el que
se debate la posición del terapeuta en el ám-
bito de las terapias posmodernas, no porque
este sea el ámbito de referencia para este pro-
blema, sino porque es el que yo transito con
cierta familiaridad. “Sociopolitical Activist or
Conversational Partner? Distinguishing the
Position of the Therapist in Narrative and Co-
llaborative Therapies”. G. Monk & D. Gehart,
Family Process, 2003, Vol. 42, 1, 19-30.

Como se trasluce por el título los Narrativistas
(de la estirpe de White y Epston) se conciben
como activistas que tratan de desautomati-
zar los valores sociales (entre ellos los valores
históricos de género) que se han infiltrado en
la vida de los pacientes. Pero dan la impre-
sión de considerar estos valores como algo re-
lativamente superficial que la gente, con un
poco de ayuda, puede apartar de si (algo así
como un ropaje ajustado pero incómodo) más
que como algo encarnado, algo que se trans-
pira por la piel (más en consonancia con el
concepto de Habitus de Pierre Bourdieu)
Los Terapeutas Colaborativos (de la órbita de
Anderson y Goolishian) concebirían al tera-
peuta como un compañero de conversación,
un “editor amistoso” de sus historias (¿de
verdad existen todavía editores de esa espe-
cie?), que las conducen por donde las llevan
los pacientes en una conversación participati-
va (vaya esta por el camino de la desigualdad
o no). Conciben la co-construcción como algo
que se hace hablando; yo la concibo como
algo que se hace con pasión, gritando; sim-
bólicamente, pero gritando.
Pero no a Vds., pero no aquí.
El género en la terapia familiar
Matteo Selvini
Co-responsable de la Escuela de Psicoterapia
Mara Selvini Palazzoli
E-mail: matteoselvini@scuolamaraselvini.it
Desde que empecé la formación y el trabajo
como terapeuta de familia (en 1978) sentí
que la experiencia profesional entraba en
resonancia con mis convicciones culturales
en el sentido de reforzar una actitud “femi-
nista”, a pesar de que soy un hombre. Como
entonces escribí en mi artículo “Viejos y nue-
vos padres”, la observación clínica a menudo
ha evidenciado un vínculo entre las organi-
zaciones familiares más arcaicas / patriarca-
les y la aparición de ciertas psicopatologías.
Prototipo de este tipo de situaciones es la
de la familia con el hombre dominante y su
compañera sumisa / aplastada / humillada, y
esto de mil formas y en grados de intensidad
distintos, bajo las que puede presentarse el
fenómeno machista.
83
En este sentido, creo que al menos parte de
la terapia familiar nace con la conciencia del
problema de género. Y que esto puede ser
especialmente cierto para mi generación, na-
cida en los años 40 y 50, que protagonizó la
clásica / histórica transición desde una edu-
cación y socialización católica al compromi-
so social con la izquierda. Más tarde, como
terapeuta, la conciencia de género ha estado
presente, en gran medida, sin duda, a lo lar-
go de muchas terapias, como la indignación
contra aquellos sacerdotes que aconsejando
a las mujeres a soportar/perdonar se conver-
tían, de hecho, en cómplices activos del ma-
chismo mortal.
Por supuesto que no todos los terapeutas de
familia tienen el mismo fondo, muchos pione-
ros han crecido en la identificación, al menos
contradictoria, con el autoritarismo masculino,
como Paul Watzlawick, a quien conozco perso-
nalmente como amigo de la familia, o Salva-
dor Minuchin, sobre el cual corría la broma del
“Child Obedience Clinic” (un juego de pala-
bras con “Child Guidance Clinic”).
De hecho, en las escuelas de formación sis-
témicas, mientras que al menos el 90% de
los estudiantes son mujeres, la mayoría de los
docentes y de los responsables son hombres.
Sin duda uno de los objetivos fundamentales
del trabajo de formación personal del terapeu-
ta (FOT, grupo de genograma y similares) es la
de identificar las resonancias del actual sesgo
masculino ¡presente en muchas mujeres!
Podría considerarse como una característica
de la excelencia de una escuela de formación
el hecho de que la mayoría de los/las docentes
sean mujeres (en la mía ¡son 12 entre 24!).
Género y trastornos de la
alimentación
José Soriano.
Escuela de Terapia Familiar. Hospital de San
Pablo. Barcelona
E-mail: Jsoriano@hsp.santpau.es
Pocas situaciones del amplio catálogo del
malestar físico y/o psicológico aparecen tan
estrechamente unidas a la cuestión del géne-
ro como los trastornos de la alimentación.
Monográfico
84
La anorexia nerviosa (AN) afecta mayoritaria-
mente a mujeres en una proporción del 90-95%
aunque también es cierto que existe un ligero au-
mento de prevalencia en varones en los últimos
años (Lindblad, 2006). En esta predisposición
intervendrían más los factores socioculturales
que los de índole biológica, aunque estos últi-
mos puedan jugar un papel aún no del todo bien
definido. El caso de la bulimia parece diferente
con un cierto mayor equilibrio en la distribución
por géneros y un papel preponderante del con-
texto socio-cultural (parece necesario obligato-
riamente un cierto nivel de riqueza y de acceso a
los alimentos para que se pueda manifestar esta
problemática).
¿Por qué en mujeres?
En general, la mujer sufriría más que el varón
la presión social establecida por los cánones
estéticos dominantes. Por una parte, la mujer
asume el rol tradicional de ser bella y atrac-
tiva, para lo cual debe amoldarse al modelo
estético vigente. Por otro lado debe integrarse
en el medio laboral y mostrarse tanto o más
valida que los hombres para lo cual tendería a
adoptar un rol de características masculinas (y
un modelo físico andrógino).
El modelo familiar que incorpora exce-
siva preocupación por la imagen física
también contribuye a esa mayor presión
externa nuevamente focalizada en las
hijas más que en los hijos varones. En
este contexto adverso posibles juegos
relacionales no funcionales (básicamen-
te derivados de problemas conyugales,
aunque también del ámbito académico
o grupo de pertenencia) introducen un
factor de desequilibrio y el escenario de
la anorexia puede estar servido.
Junto a lo anterior, parece demostrada la exis-
tencia de una sensibilidad especial de la ac-
tividad hipotalámica en la mujer frente a los
efectos de restricciones dietéticas, a las que se
someten muchas de ellas de forma reiterada y
voluntaria (Chowdhury, 2003). No obstante, la
gran presión actual hacia el adelgazamiento
que ejerce la publicidad, cuyos mensajes se
MOSAICOnúmero 49
dirigen también hacia la población masculina,
así como el paralelo cambio de rol en el varón
harían esperable un progresivo aumento de la
incidencia en el varón en los próximos años.
Rol del género del terapeuta
¿Una problemática que afecta casi exclusiva-
mente a las mujeres puede ser abordada por
terapeutas de género masculino o cómo podría
teóricamente influir el género del terapeuta en
el devenir del tratamiento? No existen muchas
otras situaciones similares referentes al géne-
ro. Sí las podríamos encontrar en relación con
la orientación sexual (¿terapeutas homosexua-
les para parejas con dicha orientación?, como
defienden algunos) o religiosa (en función de
los temas conflictivos que se abordaran).
La aparente “asexualidad teórica” del terapeu-
ta no debiera impedir una reflexión en torno a
este punto. Como en casi todas las activida-
des humanas podemos encontrar diversidad
de factores en interrelación que pueden con-
dicionar el resultado final.
Desde un punto de vista pragmático la opi-
nión de las mujeres afectadas debiera ser muy
relevante y, mayoritariamente, manifiestan su
indiferencia respecto a este punto.
¿Cuál sería la perspectiva del terapeuta varón
enfrentado a una problemática “incomprensi-
ble” desde los esquemas masculinos? ¿Podría
llegar a ser o mostrarse “insensibles” frente a
este sufrimiento aparentemente inexplicable?
La respuesta posiblemente radique en las cua-
lidades intrínsecas del terapeuta, en su flexi-
bilidad y su visión abierta de los problemas,
no tanto en su género.
Referencias:
Chowdhury, U., Gordon, I. y Lask, B. (2003).
Early onset anorexia nervosa: is there eviden-
ce of limbic system imbalance? En Int J Eat
Disord., 33, 388-95.
Lindblad F, Lindberg L. y Hjern, A. (2006).
Anorexia nervosa in young men: a cohort stu-
dy. En Int J Eat Disord., 39, 662-6
 85

Ayuda a
la investigación
de la Federación Española
de Terapia Familiar
La Federación Española de Aso- nuestro país y contribuir al desa-
ciaciones de Terapia Familiar, FEA- rrollo científico de esta disciplina
TF, tiene entre sus objetivos pro- y a su reconocimiento social.
mocionar la Terapia Familiar en

Premio dotado con

una beca de 3000€
Bases en:
http://www.featf.org/documentos/bases.pdf

Ayuda a la investigación
86
Libro(s) recomendado(s)
Daniel Gabarro (2007)
Reconstruir la identitat masculina: una necessitat política. Premià de Mar,
Clavell. Actualizado y ampliado en: Daniel Gabarro (2010).
Transformar a los hombres: un reto social, Lleida, Voira 2010 (puede des-
cargarse una versión anterior en <www.danielgabarro.cat 2008>)
¿Dónde han estado los hombres a lo largo del
siglo XX? Se pregunta Oscar Guash en el pró-
logo de este libro. ¿Dónde han estado cuando
otros colectivos (mujeres, personas de raza ne-
gra, pueblos colonizados, gays y lesbianas,…)
han estado transformando la sociedad? Y la
respuesta es clara. Los hombres, sobre todo
los blancos heterosexuales, no estábamos en
ninguna parte, porque éramos la norma y el
punto de referencia y por este motivo era in-
necesario hacer nada (Oscar Guash). Y este
hacer nada ha traído consigo el seguir constru-
yéndonos con idénticos mandatos que antaño,
construyéndonos desde una identidad mascu-
lina machista o tradicional.
Sobre este nudo, la
construcción de la identidad
masculina, pone su certero
análisis Daniel Gabarro, y
en este libro defiende la
tesis de que “buena parte
de los conflictos de nuestra
sociedad tienen relación
con la identidad masculina
machista o tradicional. Por
tanto, los poderes públicos
tienen la obligación de
intentar transformarla”.
Vale la pena leer este libro, porque apuesta por
un “lenguaje fácil” como compromiso intelec-
tual y político. Porque clarifica conceptos como:
MOSAICOnúmero 49
sexo, género e identidad. Porque describe, con
múltiples ejemplos, el tipo de sociedad sexista,
patriarcal y heterosexista que habitamos. Por-
que elabora un diagnóstico de la realidad, en
clave de género, en el que conviene detenerse a
reflexionar. Y sobre todo porque construye una
propuesta y fundamenta y apuesta por un nue-
vo modelo de masculinidad.
Tomando algunos datos al azar, podemos pen-
sar que la visión tradicional de la masculini-
dad, tiene algunos beneficios (el 99% de las
propiedades registradas en el planeta, están
en manos de hombres) pero, que error, tam-
bién tiene un alto coste para los hombres. El
tener que demostrar la hombría siempre que
haga falta, tiene multitud de consecuencias,
y ninguna de ellas positivas para los propios
hombres, algunos ejemplos son: hay mayor
fracaso escolar en niños que en niñas, más
conductas disruptivas dentro del aula en ni-
ños que en niñas, más accidentes de tráfico y
laborales en varones, y un dato que personal-
mente me parece escalofriante, el 90% de la
población reclusa de este país son hombres. El
hecho de ser hombre aumenta por diez veces
la probabilidad estadística de formar parte de
la población penitenciaria. (Todos estos datos
aparecen explicados y ampliados en el diag-
nóstico que el autor hace de la realidad).
En nuestro lenguaje, tan propio de factores de
riesgo y de protección, podríamos entender la
masculinidad tradicional, con todos sus man-
datos, un factor de riesgo que conviene des-
velar, visibilizar y deconstruir. Y como afirma
el autor, con respecto a los poderes públicos,
también nosotros y nosotras como terapeutas
tenemos la obligación de intentar transformar-
 87

la, y desde nuestros contextos más cercanos Notas del coordinador:

(terapia, reuniones, supervisiones,…) ir fo-
mentando la construcción de una identidad
1 Octavio Rivero recomienda también el ar-
tículo de Luis Bonino, sobre los microma-
masculina más positiva, completa, no-violenta
chismos, “ya que en pequeño da muchas
e igualitaria.
pistas para trabajar en terapia de pareja, o
Vale la pena leerlo, reflexionarlo, sentirlo, y ver para visualizar determinadas prácticas que
hasta dónde te lleva. pasan desapercibidas, como el diferente
uso de los espacios comunes que hacemos
Octavio Rivero Cárdenes hombres y mujeres, o ... en fín.” El artículo
Presidente de la Associació Balear per a la In- recomendado puede bajarse fácilmente de
tervenció Sistèmica Internet desde varias páginas web.
2 Por su parte, Juanjo Villegas recomienda, para
trabajar sobre violencia de género, dos libros,
aunque no son de orientación sistémica.
Michelena , M. (2008). Mujeres malque-
ridas. Madrid: La esfera de los libros.
Hirigoyen, M-F. (2006). Mujeres maltra-
tadas. Barcelona: Paidós.
3 Se encontrará abundante bibliografía en
los artículos que se publican en este nú-
mero o en otros y en las contribuciones que
lo serán en próximos números.

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Monográfico
88

Citas feministas
contra la familia heterosexual
“La división del trabajo por sexos, por lo tanto, puede
ser vista como un “tabú”: un tabú contra la igualdad
de hombres y mujeres, un tabú que divide los sexos en
dos categorías mutuamente exclusivas, un tabú que
exacerba las diferencias biológicas y así crea el género.
La división del trabajo puede ser vista también como
un tabú contra los arreglos sexuales distintos de los
que contengan por lo menos un hombre y una mujer,
imponiendo así el matrimonio heterosexual”
Rubin, G. (1975). “El tráfico de mujeres: notas sobre la “economía
política” del sexo”, en Marta Lamas (comp.), El género. La construc-
ción cultural de la diferencia sexual. México: Universidad Nacional
Autónoma de México, p. 58

“En efecto, la sociedad hete-

rosexual está fundada sobre la
necesidad del otro/diferente
en todos los niveles. No puede
funcionar sin este concepto ni
económica, ni simbólica, ni
lingüística, ni políticamente. Esta
necesidad del otro/diferente es
una necesidad ontológica para
todo el conglomerado de ciencias
y de disciplinas que yo llamo el
pensamiento heterosexual. Ahora
bien, ¿qué es el otro/diferente
sino el dominado? Porque la
sociedad heterosexual no es la
sociedad que oprime solamente
a las lesbianas y a los gays, opri-
me a muchos otros/diferentes,
oprime a todas las mujeres y a
numerosas categorías de hom-
bres, a todos los que están en la
situación de dominados”.
Wittig, M. (1980). “El pensamiento hetero-
sexual”, en Monique Wittig, El pensamien-
to heterosexual y otros ensayos. Madrid,
Editorial Egales, p. 53.

MOSAICOnúmero 49

“El género no sólo es una identificación con
un sexo: además implica dirigir el deseo
sexual hacia el otro sexo. La división sexual
del trabajo está implícita en los dos aspectos
del género; macho y hembra los crea, y los
crea heterosexuales. La supresión del compo-
nente homosexual de la sexualidad humana,
y su corolario, la opresión de los homosexua-
les, es por consiguiente un producto del mis-
mo sistema cuyas reglas y relaciones oprimen
a las mujeres”
Rubin, G.: ibídem, p. 60
“Si la división sexual del trabajo
distribuyera el cuidado de los
niños entre adultos de ambos
sexos por igual, la elección de
objeto primaria sería bisexual.
Si la heterosexualidad no fuera
obligatoria, no sería necesario
suprimir ese primer amor ni
se sobrevaloraría el pene. Si el
sistema de propiedad sexual se
reorganizara de manera que los
hombres no tuvieran derechos
superiores sobre las mujeres
(si no hubiera intercambio de
mujeres) y si no hubiera género,
todo el drama edípico pasaría
a ser una reliquia. En suma, el
feminismo debe intentar una
revolución en el parentesco”.
Rubin, G.: ibídem, p. 79
Nota del coordinador:
En la página http://www.ilef.com.mx/ilef_033.htm del Instituto Latinoamericano
de Estudios de la Familia el lector se puede bajar un artículo de Estela Troya,
titulado “Sexo-Género-Subjetividad-Objeto del Deseo/Amor” que trata este mismo
tema desde la terapia familiar. El artículo está publicado en Instituto Chileno de
Terapia Familiar. Año 16. Nº 26. Dic. 2008: 27-44.
89
“Insistir en que el parentesco se inicia a
través de medios lingüísticos y simbóli-
cos que definitivamente no son sociales,
creo que implica no comprender que el
parentesco es una práctica social contin-
gente. Desde mi punto de vista no existe
una posición simbólica de Padre y Madre
que no sea precisamente la idealización
y la calcificación de normas culturales
contingentes. Tratar estas formas varia-
bles como presuposiciones de la cultura
y de la salud psíquica implica el abso-
luto divorcio entre el psicoanálisis de la
diferencia sexual y su contexto sociológi-
co. Implica también restringir las nocio-
nes de normatividad que se encuentran
a nuestra disposición a aquellas que ya
están de antemano codificadas en una
ley universal de la cultura.
Así pues, la ley que instalaría el tabú
del incesto como el fundamento simbó-
lico de la estructura familiar declara la
universalidad del tabú del incesto, así
como sus innecesarias consecuencias
simbólicas. Una de las consecuencias
simbólicas de la ley así formulada es
precisamente la desrealización de las
formas parentales de gays y lesbianas,
de los hogares monoparentales y de los
acuerdos familiares mixtos en los cuales
puede que haya más de una madre o pa-
dre, donde la misma posición simbólica
se dispersa y se rearticula en nuevas for-
maciones sociales” (pp. 224-225).
Butler, J. (2004). “Los dilemas del tabú del inces-
to”, en Judith Butler, Deshacer el género, Barcelo-
na, Paidós, pp. 224-225.
Monográfico
90

Normas
para publicar en Mosaico
La revista científica MOSAICO es un medio de difusión de actividades científicas y de promoción
de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar, así como de artículos e investiga-
ciones relacionadas con el campo de la Terapia Familiar.

Los objetivos principales de la revista MOSAICO son:

Promover los fines y servir de soporte de la FEATF.
Publicar trabajos de carácter científico que estén realizados con rigor metodológico y que su-
pongan una contribución al progreso en el ámbito de la Terapia Familiar.
Abrir líneas de debate respecto a la teoría y praxis, de manera general, de la Terapia Familiar.
Difundir acontecimientos (congresos, jornadas, seminarios, cursos, encuentros, etc.) relativos
a su área de especialidad.
Ser un elemento de unión y comunicación de actividades de las distintas Asociaciones que
conforman la FEATF, y de la FEATF con otros organismos e Instituciones.
Fomentar y desarrollar la educación y formación en Terapia Familiar.

Por todo ellos os animamos a colaborar en Mosaico con aportaciones en forma de:
ENTREVISTAS: Diálogos con personalidades de reconocida experiencia en el ámbito de la Terapia
Familiar mundial, europea y española, sobre temáticas que sean competentes de la revista.
ARTÍCULOS que promocionen y promuevan la Terapia Familiar.
CASOS CLÍNICOS. Descripción estructurada y documentada de casos clínicos que serán discu-
tidos aportando una visión alternativa por alguno de los profesionales de prestigio que colaboran
con la revista y la FEATF.
OTRAS VOCES. Se incluirán aportaciones a la Terapia Familiar desde otras perspectivas diferentes
a la sistémico relacional, enriqueciéndonos así con los distintos enfoques que nos aportan las
distintas epistemologías.
RESEÑA DE LIBROS. Descripción e información acerca de algún libro publicado recientemente o
de interés relevante, relacionado con el ámbito de la Terapia Familiar.

Podéis encontrar las normas de publicación en Mosaico de forma más extensa en:
http://www.featf.org/revista-mosaico.php

MOSAICOnúmero 49
 91

Terapia familiar sistémica:

Aspectos teóricos y
aplicación práctica.
Carmen Bermúdez, Eduardo Brik.
Editorial SÍNTESIS. Madrid 2010. 274 Págs.

El libro que reseñamos en esta ocasión, podría

definirse como manual o libro de texto sobre la
Terapia Familiar Sistémica, (TFS en adelante).

Respecto al contenido, los autores, han dividi-
do su trabajo en dos partes diferenciadas:
Por un lado, los cuatro primeros capítulos,
dedicados a aspectos teóricos.
En esta parte, se hace un análisis muy por-
menorizado del fenómeno de la familia en su
dimensión conceptual, histórica y sociológica
a través del tiempo.
También se describen las bases teóricas y de-
sarrollo histórico de la TFS, en un recorrido
histórico minucioso y enriquecedor para el
profesional y el estudiante en formación.
Seguidamente, se analizan las diferentes
corrientes y escuelas de terapia familia,
desde sus orígenes hasta los últimos desa-
rrollos y propuestas.
Finaliza esta primera parte, con el tratamien-
to individual desde la TFS, y la perspectiva
transcultural en el trabajo con familias, en
donde se hace énfasis no sólo en la perspec-
tiva de la migración y sus dificultades poten-
ciales para las familias, sino también en el
interés del terapeuta por entender la diferen-
cia de la familia, (género, cultura, ideología
política, religión, poder, jerarquía…), y por
evitar reproducir o reforzar patrones de des-
igualdad o injusticia para sus miembros.
La segunda parte del libro se centra en la
aplicación práctica de la TFS, dedicando un
capítulo a los conceptos de funcionalidad
y disfuncionalidad familiar, y otros dos a la
evaluación sistémica de la familia (técnicas
de recogida de información, valoración de
funcionalidad y contrato terapéutico), y a
las estrategias y técnicas de intervención se-
gún las diferentes escuelas respectivamente.
Mención aparte merece el último capítulo,
dedicado a la ética en la psicoterapia y en
la TFS. En él, se abordan aspectos tan inte-
resantes y vigentes como el manejo del se-
creto, el sistema de valores del terapeuta, el
final de la terapia…
Especialmente interesante la cuestión de la éti-
ca en la formación de terapeutas y la importan-
cia de la revisión constante de los programas
docentes, la supervisión y el trabajo vivencial
sobre la familia de origen del terapeuta.
En cuanto a la forma de este trabajo, posee
numerosos ejemplos prácticos en todos sus
capítulos, así como preguntas de autoevalua-
ción y revisión de lo leído al final de cada uno
de ellos. Todo esto con un lenguaje expositi-
vo claro, sintético y fácilmente comprensible
para lector. Esto lo hace especialmente ade-
cuado para estudiantes en formación.
Alba Juan Chornet
Psicóloga, Terapeuta de Familia y Pareja

Terapia familiar sistémica

Sección
 Revista da Federação Espanhola de Associações de Tarapia Familiar

MOSAICO
Journal of the Spanish Federation of Family Therapy Associations

setembro 2011 G Nº 49 15 €

COM A COLABORAÇÃO DE

SPTF Sociedade Portuguesa

de Terapia Familiar
 neste
número…

4 Notícias da SPTF

5 Da Terapia Familiar à Terapia Psico-Corporal:

A Família e as Patologias da Primeira Infância.

10 A curiosidade da família como elemento terapêutico na

co-evolução transformativa: estudo de caso.

19 Percepções da Conjugalidade: Existem Diferenças entre

Homens e Mulheres?

30 Percepção dos Recursos Familiares por Profissionais

do INEM. Estudo exploratório do coping, resiliência e
qualidade do sono.
 Sociedade
Portuguesa
de Terapia Familiar

NOTÍCIAS DA SPTF
A Delegação Sul e Ilhas, da Sociedade Portuguesa de Terapia Familiar, promove
anualmente cursos, com o objectivo de formar Interventores Sistémicos e Terapeutas
Familiares.

Esta formação, decorre em três ciclos:

Curso de Sensibilização à Intervenção Sistémica e Familiar – com a duração de

sessenta horas, que decorre num ano lectivo
Curso de Formação em Intervenção Sistémica e Familiar, com a duração de 300
horas que decorre em dois períodos lectivos
Supervisão, num total de 240 horas

ATÉ 30 DE SETEMBRO ESTÃO ABERTAS INSCRIÇÕES PARA O CURSO DE SENSI-

BILIZAÇÃO À INTERVENÇÃO SISTÉMICA E FAMILIAR E PARA O 1º ANO DO CURSO
DE FORMAÇÃO EM INTERVENÇÃO SISTÉMICA E FAMILIAR, QUE TERÃO INÍCIO
EM OUTUBRO

CONTACTO:
tel. 213555193
e-mail : info@sptf.pt

MOSAICOnúmero 49
 5

Da Terapia Familiar à
Terapia Psico-Corporal:
A Família e as Patologias da Primeira Infância

Claudia Pires de Lima Maria Henriqueta Camila Gesta

Psicóloga e Terapeuta Familiar Figueiredo Psicóloga Clínica e
claudiapiresdelima@gmail.com Professora de Enfermagem e Terapeuta Familiar
Terapeuta Familiar
Sociedade Portuguesa de Terapia Familiar – Núcleo do Porto - Portugal

Este trabalho pretende descrever a

primeira etapa de um estudo
a realizar, com a finalidade
de integrar no contexto da
Terapia Familiar pressupostos
da Terapia Psico-Corporal, em
situações de crise emocional
com crianças na Primeira Infância
Será estabelecido um programa
terapêutico breve, cujos resultados
serão monitorizados pela
avaliação e reavaliação final de
factores psicopatológicos das
figuras paternas que possam
interferir na relação, bem como
do preenchimento de critérios de
diagnóstico de perturbação no bebé.

Terapia Familiar, Terapia

Palavras-chave:
Psico-Corporal, Primeira Infância,
DC: 0-3 R, SCL-90.

Da Terapia Familiar à Terapia Psico-Corporal

6
Introdução
Tem-se vindo a estudar acerca das terapias
mãe-bebé de forma a uniformizar métodos,
de se discutirem casos clínicos, de não se
deixarem esquecer nomes históricos, nem as
suas origens que nos remetem aos anos 80
(Gonçalves, 2009). Contudo, não se conhece
evidência sobre a Terapia Familiar como um
modelo avaliado quanto ao impacto da sua
intervenção nestas terapias. Por este motivo,
pretende-se desenvolver um estudo que
permita comprovar os benefícios da utilização
da Terapia Familiar num plano terapêutico
conjunto com a aplicação de técnicas da
Terapia Psico-Corporal. O contacto das figuras
paternas com o seu bebé terá assim momentos
distintos, num formato de terapia breve, que
possibilitará aplicar as técnicas e o formato da
Terapia Familiar intercaladas com a corpori-
zação sensorial do trabalho Psico-Corporal.
Este estudo, exploratório e de cariz
quase-experimental, levará à utilização
de meios de diagnóstico e instrumentos
de avaliação psicológica, como são
exemplo os Critérios de Classificação
de Perturbações da Saúde Mental e do
Desenvolvimento na Primeira Infância
(DC: 0-3R) e da Escala de Avaliação de
Sintomas (SCL-90-R).
MOSAICOnúmero 49
Justificação do Estudo
Após o percurso de aprendizagem na Terapia
Familiar (TF), chega o momento de reflexão acerca
da aplicabilidade dos conhecimentos aprendidos
e das contribuições científicas a criar.
Com a orientação de estágio curricular ficou
estabelecido um primeiro contacto com a
TF, bem como com o modelo de intervenção
sistémica. A oportunidade de apreciar a
forma minuciosa de devolver informação que
reflectia a atenção depositada no outro, acom-
panhar os contornos das questões colocadas
que se difundiam com suposições e em nada
eram invasivas, conduziu a uma identificação
plena com a corrente sistémica.
Nesta continuação, iniciou-se o desafio na
formação de sensibilização para a TF e ficando
confirmadas as expectativas. A viabilidade da
componente técnica, aliada ao enriquecimento
pelo corpo de docentes e sua experiência, não
deixou dúvidas de que havia identificação
pessoal com este percurso.
Perante a necessidade de elaboração de um
trabalho final, após formação na Sociedade
Portuguesa de Terapia Familiar - Delegação
Norte, surgiu a certeza de querer continuar
neste caminho contudo, com necessidade de
planear as etapas seguintes, visando maior
sistematização e rigor processual.

A formação de cada indivíduo permite a cons-
trução de uma identidade profissional reflec-
tida na sua abordagem teórico-prática. Nesse
mesmo sentido, no momento de frequentar
esta especialização em TF houve a oportuni-
dade de aprofundar uma área distinta, num
contexto em particular. O contacto com a
Terapia Psico-Corporal (TPC), mais concreta-
mente no apoio às grávidas, bebés e pais com
crianças pequenas que estivessem a passar
por período de crise emocional. A partilha de
diferentes perspectivas entre os colegas que
frequentaram esta referida formação, reforçou
a ideia de que a postura de cada um dependia
da área de formação e de orientação teórica
que seguia. Sendo assim, a visão que sempre
foi fazendo sentido era a da TF, embora em
contexto distinto – menos formal – e com a
introdução de técnicas que corporalizavam a
intervenção. Este último aspecto era fulcral
porque só assim poderia ser possível intervir
com todos os elementos da família de forma
directa e implicá-los de forma equitativa,
tendo em conta que um deles é um bebé e
que este se exprime corporalmente.
Contudo, surgiu a necessidade de
evidência científica da aplicabilidade
de uma intervenção que permita
incorporar no domínio empírico da
TF algumas técnicas da TPC.
A proposta deste trabalho veio nesse sentido.
Dar um primeiro passo de mais uma caminhada
na elaboração de um plano terapêutico breve
que permita intervir em situações de crise em
famílias com crianças da primeira infância.
Contextualização Teórica
Tal como salienta Gonçalves (2009), Mahler e
Fraiberg são tidas como de alta contribuição
nas psicoterapias mãe-bebé, embora o tempo
as faça ficar injustamente esquecidas. “M.
Mahler foi uma incansável observadora dos
comportamentos interactivos do bebé com a
mãe (…) observaram e filmaram de forma siste-
mática crianças entre os 4 e os 20 meses com
as mães e caracterizaram diferentes padrões
interactivos” (Gonçalves, 2009, p.18). Em
7
complemento, acrescenta acerca de Selma
Fraiberg, que esta “desenvolveu programas de
intervenção terapêutica com bebés dos 0 aos
3 anos de idade (…) num ambiente familiar
caótico, em que os pais, muito jovens, tinham
tido experiências de vida desastrosas e eram
oriundos de famílias muito carenciadas e
desorganizadas” (2009, p.19).
Efectuando a junção das duas técnicas de
trabalho, uma mais direccionada para a obser-
vação da interacção mãe-bebé e outra tendo
em conta o ambiente familiar, atribuindo assim
uma valorização não só à mãe mas também a
outros elementos da família, pretende-se seguir
linhas orientadoras que possam sustentar o
projecto de investigação apresentado.
Das terapias “mãe-bebé” às terapias
“família-bebé”
Mais do que psicoterapia mãe-bebé,
pretende-se uma abordagem de psicote-
rapia família-bebé. Esta deverá facilitar
a análise de possíveis projecções mas,
acima de tudo, intervir de forma eficiente
na capacidade de regulação. Gonçalves
salientou a “importância que as pertur-
bações da relação têm no desencadear
das perturbações psicopatológicas do
bebé” (2003, p. 13).
O valor sintomático será, nestas situ-
ações, o fio condutor que permitirá
restaurar a estabilidade emocional.
Terapia Familiar e a Primeira Infância
As famílias com crianças na primeira infância
lançam o desafio pelo facto de pelo menos um
dos elementos ainda não possuir linguagem
verbal. É então de salientar um dos indivíduos
que pertencem a esse holon, de que nos falam
Minuchin e Fishman (1990). Estes autores
recorrem à definição de Koesler como extre-
mamente útil à terapia familiar, uma vez que
consideram holon a unidade de intervenção,
seja ela a família, o indivíduo, desde que
empregue “energia competitiva para a auto-
nomia e auto preservação como um todo” – ter
um sistema de comunicação restrito e limi-
tado: o bebé. “Desde que se reconheceram
as diferenças profundíssimas que separam a
Da Terapia Familiar à Terapia Psico-Corporal
8
criança do homem, logo se compreendeu que
a psicologia de qualquer dos dois não pode ser
considerada num mesmo plano de igualdade”
(Viana, 1958, p. 19). Na primeira infância a
comunicação em muito se restringe ao nível
motor. Sousa (2004) vê a importância do
papel activo do bebé na relação como indu-
bitavelmente declarada. No mesmo sentido,
Brazelton (2005) sobrevaloriza a observação
que possa ser feita ao bebé, afirmando que
o seu comportamento guiará os adultos,
“Quando ele gostar do que estão fazendo,
lhes dirá com a face e com todo o corpo. (…)
Quando não gostar, também vai deixar claro”
(Brazelton, 2005, p.17).
Todas as indicações e sugestões para melhor
interpretar o que o bebé transmite corporalmente
funcionam como ajudas aos cuidadores. Prado
(2009) refere-se a Dolto e ao seu livro “Tudo é
linguagem” como um contributo de relevância.
Nesta perspectiva a palavra é preponderante e
sobrepõe-se à comunicação corporal, tendo um
“sentido linguagem” (Prado, 2009, p. 5). Reforça
ainda a necessidade de falar ao bebé, “só uma
linguagem expressa e verdadeira abre a possibi-
lidade para uma constituição psíquica sólida”
(Prado, 2009, p.5). Neste sentido, qualquer sinal
ou sintoma psicopatológico pode comprometer
a relação. Por consequência pode surgir défice
vinculativo que tenha impacto psicopatológico no
adulto – ou seja um reforço de patologia previa-
mente existente – que seja facilitador de pertur-
bação da saúde mental ou do desenvolvimento
na primeira infância. “A vinculação ultrapassa o
indivíduo e enraíza-se na espécie humana, por
isso, qualquer ataque à sua viabilização põe em
perigo a existência do nosso ser” (Soares, 2007,
p. 20). Emile Planchard, já na década de 50, diz
notar-se “no comportamento psíquico da criança
um carácter humano que lhe dá a sua especifici-
dade e assegura a continuidade da espécie (…)
A ciência da criança deve, necessariamente, ser
uma psicologia genética” (1952, p.13).
Contudo, de forma a que a intervenção tenha
em conta o holon na sua magnitude, as
competências verbais e racionais dos adultos
não devem ser privilégio em relação às capaci-
dades motoras e sensitivas do bebé. Ou seja,
ambas as competências e capacidades devem
ser tidas em conta e valorizadas pelo conteúdo
e pelo que transmitem. O mesmo deverá acon-
MOSAICOnúmero 49
tecer no processo de comunicação adoptado
pelo terapeuta que deverá ir ao encontro das
mesmas. Lança-se o desafio para um novo
paradigma mais integrativo recorrendo a
técnicas da Terapia Psico-Corporal.
Técnicas de Terapia Psico-Corporal
Justificando-se assim a necessidade de intervir
em sistema do qual faz parte integrante o bebé,
este terá o seu momento de se exprimir e de
intervir na terapia, bem como ser alvo de inter-
venção. Nas situações de crise nas quais a
tensão é elevada e, ao olhar da família, todos os
recursos eminentes já foram esgotados na tenta-
tiva de solucionar aquilo que, para eles, é um
problema, cabe ao terapeuta a mediação para
alcançarem um estado de harmonia. Para tal,
recorrer a técnicas de holding, massagens de
relaxamento e vocalizações, permitirá implicar o
bebé na terapia de uma forma mais activa.
Segundo Diederichs (2009), as técnicas de
holding transmitem ao bebé estabilidade e
segurança, através da expressão com movi-
mentos harmónicos e sons graves, enquanto é
apertado contra o peito do terapeuta. Este não
se pode deixar influenciar pela agitação das
emoções do bebé. Desta forma, fisicamente o
bebé vai, gradualmente, aproximar-se de um
estado de serenidade.
Contudo, o trabalho pode ser complementado
com vocalizações. Trata-se de uma forma
de transmitir ao bebé compreensão e de ele
mesmo compreender melhor a diferença entre
a sua percepção interior e a sua vivência exte-
rior. O papel do terapeuta serve como uma
chamada à realidade e fuga ao transtorno
(Diederichs, 2009).
Por fim, o recurso a técnicas manuais é a base
da TPC. As massagens de relaxamento tomam
uma vertente distinta do comum e Diederichs
(2011) refere-se a elas como uma perspectiva
não mono-causal, mas de compreensão multi-
factorial, por englobar o ponto de vista psico-
lógico, corporal e sistémico.
São técnicas específicas que conjugam o
movimento, com o toque e com a vocalização
de forma harmoniosa e personalizada à situ-
ação em concreto.
Mais do que uma terapia manual, esta faz
um balanço constante de ponto de situação
 9

e baseia a sua intenção nas capacidades que
cada indivíduo tem de se auto-regular, bem
como no conceito de vinculação existente. Dá
espaço ao holon como família nuclear mas
também como indivíduos independentes.
relação cuidador/criança (Eixo II), bem como,
identificar e classificar outros factores relevantes
nos restantes 3 eixos” (Tavares, 2009, p. 57).
A SCL-90 permitirá avaliar a existências de
sintomas psicopatológicos nos pais/familiares.

Monitorização e Avaliação Conclusão

do Impacto do Programa de
Intervenção
Com a avaliação do impacto da aplicação do
plano terapêutico pretende-se identificar as
mudanças ocorridas na família e nos seus
elementos. Para essa avaliação, pretende-se
utilizar o DC:0-3R e o SCL-90-R. Estes instru-
mentos serão aplicados no início e no final da
aplicação do plano de intervenção, de forma a
tornarem possível a monitorização.
A DC:0-3 R é uma classificação diagnóstica
“constituída por cinco eixos, o
que nos permite fazer uma
diferenciação mais clara
entre a perturbação
da criança (Eixo I)
e a perturbação da
Naquele que se julgaria ter sido o final
de um caminho, dá-se um primeiro
passo para outra caminhada. Este
artigo é, metaforicamente, a primeira
pedra de um estudo que se pretende
rigoroso e complementar à prática dos
que intervêm tendo em conta as orien-
tações da Terapia Familiar em famílias
com crianças na 1ª infância.
A etapa que se segue prende-se com
a delineação do desenho do estudo,
na qual serão integrados os aspectos
metodológicos da sua consecução.
Poderá trazer um contributo signifi-
cativo ao método sistémico na abor-
dagem da primeira infância.

Referências Bibliográficas
Brazelton, T.B., & Sparrow, J.D. (2005). Acalmando o Seu Impaciente Bebé. Porto Alegre: Artmed.
Gonçalves, M. J. (2009). Psicoterapias mãe-bebé: contribuições clínicas. Revista Portuguesa de
Pedopsiquiatria, 27, 17-33.
Minuchin, S., & Fishman, H.C. (1990). Técnicas de Terapia Familiar. Porto Alegre: Artmed.
Diederichs, P. (2009). Apoio psico-corporal em crise nas perturbações regulatórias da primeira
infância. Kinderkrankenschwester, 28(1), 3-12.
Planchard, E. (1952). Introdução à Psicologia das Crianças. Coimbra: Arménio Amado Editor.
Prado, L., Gomes, A., Frizzo, G., Santos, C., Schwenberger, D., Lopes, R., & Piccinini, C. (2009).
Psicoterapia breve pais-bebê: revisando a literatura [versão electrónica]. Revista de Psiquiatria do
Rio Grande do Sul, 31(3), 1-13.
Soares, I. (2007). Relações de Vinculação ao Longo do Desenvolvimento: Teoria e Avaliação. Braga:
Psiquilíbrios.
Sousa, S. (2004). Estilos de Comunicação Pais-Bebé. Lisboa: Climepsi.
Tavares, S., Vilela, L., Fernandes, G., Dias, G., Pires-Lima, C., Falco, C., & Gesta, C. (2009). DC:
0-3R. Que vínculos?. Revista Portuguesa de Pedopsiquiatria, 27, 53-65.
Viana, M.G. (1958). Psicologia da Criança. Porto: Editorial Domingos Barreira.

Da Terapia Familiar à Terapia Psico-Corporal

10

Maria Henriqueta de Feliciano André Isabel Maria Boavista

Jesus Silva Figueiredo Sequeira Guimarães Vieira Marques
Professora de Enfermagem. Pedopsiquiatra. Terapeuta Brandão
Terapeuta Familiar. Familiar Psiquiatra.Terapeuta
henriqueta@esenf.pt Familiar

A curiosidade da família como

elemento terapêutico na co-evolução
transformativa: estudo de caso
Apresentamos um caso clínico em que um dos membros da família nuclear
apresenta mutismo selectivo. A metodologia decorreu da análise centrada
na reciprocidade interaccional co-evolutiva. Integramos a “Especularidade
Diferenciativa”, como estratégia inovadora, centrada no “fazer algo diferente”
e na “compreensão da compreensão”. A visualização, pela família, da gravação
das sessões anteriores constituiu-se como elemento fulcral da mudança
transformativa, pela ampliação de si próprios como família.

Palavras-chave: Terapia Familiar; Sistema Familiar; Co-evolução;

Especularidade Diferenciativa; Curiosidade

MOSAICOnúmero 49

Introdução
Enquanto unidade social dinâmica, a família
constitui-se como um sistema de interacção
que supera e articula dentro dela os vários
componentes individuais (Andolfi, 1981).
Como sistema aberto, organiza-se de acordo
com as suas finalidades, num contexto a que
subjaz uma história interaccional que implica
“elementos de crescimento, de crise e de criati-
vidade, elementos característicos de uma auto-
organização na evolução” (Benoit, 2004, p.23).
Nesta perspectiva os conceitos de indivíduo,
família e sociedade evidenciam a reciprocidade
e interdependência entre os elementos que
estruturam as concepções e as práticas da inter-
venção familiar sistémica (Figueiredo, 2009).
Os novos desenvolvimentos em terapia fami-
liar permitem uma abordagem colaborativa
centrada no que funciona melhor no sistema,
integrando planos de acção que pressupõem
uma concepção apreciativa da família, como
sistema transformativo.
Além dos conceitos relativos aos processos
homeostáticos que promovem a mudança, emer-
giram concepções sobre os processos evolutivos,
ultrapassando-se a noção de famílias resistentes
para dar lugar ao conceito de coerência estru-
tural e organizativa (Barker, 2000).
O terapeuta assume-se como observador-parti-
cipante, visto como co-construtor da mudança,
“no es más alguien que describe al sistema
tal cual es desde afuera, sino alguien que
co-construye al sistema del que él también
participante” (Packman, 1996, p.26).
É nesta matriz onto-epistemológica constru-
tivista que Rasera e Japur (2004) enfatizam
o foco no significado, na co-construção, no
relacionamento, na ênfase polivocal e na
acção como elementos essenciais transfor-
mativos do sistema terapêutico. Tendo como
base este paradigma centrado na criatividade
e co-evolução, apresentamos um caso clínico
de uma família em que um dos membros
apresenta o diagnóstico de mutismo selec-
tivo, sendo este encarado como o “problema”
que conduziu à terapia familiar. Pretendemos
discutir novas possibilidades e recursos tera-
pêuticos através da descrição reflexiva e
integrativa da especularidade diferenciativa,
11
que se constituiu como técnica inovadora no
processo interaccional com a família.
Método
O estudo sustenta-se no Pensamento Sistémico
(Vasconcellos, 2005), enquanto referencial
epistemológico e nas teorias ecossistémicas
como a Teoria da Complexidade, Teoria Geral
dos Sistemas, Cibernética, Teoria da Comu-
nicação Humana, Teoria da Autopoiese e a
Biologia da Cognição.
Estudo exploratório-descritivo, utilizando-
se o estudo de caso como abordagem
empírica e teórica. A técnica utilizada foi
a análise centrada no contexto da acção,
que emergiu da reciprocidade interac-
cional do sistema terapêutico.
Utilizamos no processo terapêutico co-cons-
truído, um conjunto de recursos centrados
nas forças e potenciais da família, com estra-
tégias direccionadas à solução e à mudança
do sistema. Interpôs-se uma abordagem cola-
borativa com a família, caracterizada pela
co-evolução processual.
Resultados
O Percurso Terapêutico Interaccional
A situação interaccional descrita a seguir,
insere-se no âmbito do processo de formação/
supervisão em Terapia Familiar e Intervenção
Sistémica, promovida pela Sociedade Portu-
guesa de Terapia Familiar. As sessões acon-
teceram no ano de 2009 e 2010, no total
de cinco, estando presentes no decorrer das
mesmas todos os membros da família nuclear.
Considerando o referencial epistemológico
subjacente ao percurso terapêutico que
pretendemos apresentar, o paradigma meto-
dológico que o sustenta fundamenta-se nos
seguintes pressupostos:
Em todas as famílias existe algo que as faz
funcionar; as famílias mantêm-se em funcio-
namento; a realidade é co-construída e multi-
versa; a linguagem utilizada cria a realidade
– o recontar da história; as famílias são mais
A curiosidade da família como elemento terapêutico na
co-evolução transformativa: estudo de caso
12
confiantes face ao futuro (desconhecido) quando
enfatizam o melhor do seu passado (conhecido);
é importante valorizar as diferenças (White &
Epston, 1990; Cooperrider, Whitney, & Stravos,
2003; Ausloos, 2003; Morin, 2004; Maturana
& Varela, 2005; Wittgenstein, 2008).
A família enquanto sistema psico-afectivo,
“forma uma totalidade coerente de coesão e
co-variação” (Figueiredo & Charepe, 2010,
p. 24), que se caracteriza por processos
transformativos, num contexto de complexi-
dade e contextualidade. Nesta perspectiva,
a interacção não se manifesta apenas entre
os sujeitos envolvidos, mas também pelos
processos que se produzem na realidade exte-
rior independentemente da presença e actu-
ação dos mesmos sujeitos (Ricouer, 2008).
Para a apresentação dos resultados optamos
por uma lógica estruturante em que partindo
da compreensão da estrutura e contexto, emer-
gissem as forças e recursos, em confronto com o
problema identificado pela família. O processo
interaccional surge como elemento organi-
zador nesta descrição, numa abordagem que
Figura 1- Genograma da Família V
MOSAICOnúmero 49
pretende salientar a interdependência entre as
distintas estratégias mobilizadas. Desta forma
a ênfase surge na singularidade do sistema,
que implicou, através da sua curiosidade, a
experimentação de novos métodos.
A Família: Estrutura e Contextos
O genograma permite identificar a estrutura
interna e externa, bem como o contexto, possibi-
litando a compreensão da composição e vínculos
da família. Evidencia o sistema relacional da
família e os principais acontecimentos biográ-
ficos, relevando a perspectiva transgeracional,
assim como algumas crenças e comportamentos
específicos. (McGoldrick & Gerson, 2003;
Rempel, Neufeld, & Kushner, 2007).
Apresentamos em seguida o genograma
(Figura 1) da família que designamos por V,
que engloba, entre outros aspectos, a compo-
sição familiar, tipo de família, ordem de
nascimentos no subsistema fraternal, acon-
tecimento de vida significativos e transições
familiares relevantes.

Pela representação gráfica da estrutura da
Família V, verifica-se que a família é do tipo
nuclear, homem e mulher com um ou mais
filhos biológicos (Figueiredo, 2009). P e M
estão casados desde 1994, o que perfaz 15
anos, considerando o início do processo tera-
pêutico. Sobre o seu relacionamento conjugal
referem que este tem sido muito focalizado no
papel parental devido ao problema de R.
No que se refere à família extensa, ambos os
elementos do casal são oriundos de famílias
nucleares, com fratrias entre 3 e 4 elementos,
ocupando ambos posições intermédias. A
intensidade de contacto é mais frequente com
a família de origem de P, sendo o facto de resi-
direm na mesma cidade a razão mencionada
para este maior contacto. Realça-se a ligação
forte de R com M (tia paterna e madrinha), a
qual tem uma função de apoio emocional e
guia cognitivo.
Relativamente à classe social, a família posi-
ciona-se na classe média alta, de acordo com
a notificação social de Amaro (2001), baseada
na Escala de Graffar. Consideramos os itens
relacionados com a profissão de P (pequeno
comerciante), o tipo de habitação (casa luxuosa
com o máximo de conforto) e local de residência
(bom local), para a obtenção do score.
A habitação tem três quartos, contudo as três
filhas dormem no mesmo quarto, sendo argu-
mentado este facto da seguinte forma:
“Não sabíamos como escolher (…) se ficasse a
R sozinha ficaríamos preocupados (…)”. [M]
A interacção dos membros da família com os
sistemas amplos centra-se nas actividades
desenvolvidas na paróquia, evidenciando-se
ainda as aulas de dança Hip-Pop frequentadas
Figura 2- Recursos e
Potencialidades da Família
13
por R, justificadas por P como “A R gosta muito
de dançar e assim também convive (…)”.
As três filhas frequentam a mesma instituição
de ensino. As mais velhas almoçam na escola,
pois apesar de morarem perto os pais consi-
deram importante a socialização.
Forças e Recursos da Família: significados
e valores
As potencialidades do sistema familiar cons-
tituem-se como recursos centrados nas forças
internas e externas da família que permitem o
seu fortalecimento. Nesta perspectiva, ao tera-
peuta, enquanto elemento do sistema co-criado,
cabe a função de recriar contextos favorecedores
ao surgimento de novas narrativas que produzam
novas perspectivas centradas no potencial cria-
tivo do sistema (Rasera & Japur, 2004). A família
pode então apoiar-se “en premisas conceptuales
que emergen del grupo de sucesos y de la cele-
bración vivencial de sus miembros” (Charepe &
Figueiredo, 2010, p. 252). O foco da resiliência
familiar, como atributo sistémico na compre-
ensão dos processos de adaptação e coping
integra áreas fundamentais que permitem a cele-
bração de competências familiares: processos de
comunicação, padrões de organização e sistema
de crenças (Walsh, 2005; Black & Lobo, 2008).
Estas áreas funcionais e expressivas incluem a atri-
buição de significado à adversidade; a esperança
e optimismo; a espiritualidade, a flexibilidade, a
coesão, a comunicação familiar, partilha do lazer,
rotinas e rituais; redes de apoio e capacidade da
família na sua manutenção. A figura apresentada
a seguir (Figura 2) pretende representar temas
chaves das potencialidades da família, enquanto
unidade funcional em organização.
A curiosidade da família como elemento terapêutico na
co-evolução transformativa: estudo de caso
14
Emergem características de potencial para a
resiliência, elementares para a co-construção
do percurso interaccional. A comunicação
emocional, associada aos sentimentos e
expressões emocionais, surge no domínio dos
processos de comunicação, como elemento
promotor da decisão partilhada entre o susb-
sistema parental. Traduz uma configuração de
relacionamento entre os membros da família
veiculada pela sensibilidade ao impacto que
os sentimentos de cada um têm na família,
enquanto unidade.
O padrão de organização centra-se no apoio
mútuo, representado pela coesão fami-
liar expressa na ligação emocional entre os
membros da família. Os recursos económicos
e sociais apresentam-se como elementos
fundamentais na trajectória co-evolutiva da
família, associados quer aos rendimentos
familiares, quer à interacção estabelecida
com a rede social, primária e secundária.
No que se refere aos recursos internos rela-
cionados com as características individuais
dos membros, enfatizamos a simpatia, a
preocupação pelos outros, o respeito, a orga-
nização como elementos narrativos colec-
tivos, conforme descrito a seguir:
“A R é tímida mas faz as escolhas delas,
como se antecipasse e prevenisse o que pode
acontecer, como todos na família. Tem havido
algumas mudanças positivas”. [M]
“O que é mais comum em todos é a preocu-
pação de que todos estejam bem”. [P]
“ (…)gosta de ir à catequese, é muito preo-
cupada com o horário, muito responsável, a R
frequenta as aulas de hip-pop”. [M]
“A mãe é sensível, a R é sensível e exigente,
não quer falhar. A J é líder, todos gostam dela…
a R também mas não dá oportunidade”. [P]
O Problema: descrições e processos reflexivos
Referenciado o mutismo da Joana como o
problema da família e cuja história advém
desde a frequência no Jardim de Infância,
considerado este como factor desencadeante,
em consonância com o referido por Schum
(2002). Em Março de 2008, recorreram à
consulta de pedopsiquiatria, por problemas
relacionados com o padrão relacional e de
MOSAICOnúmero 49
comunicação verbal. Já tinha historial de
acompanhamento individual por Terapia da
Fala e Psicologia, tendo sido proposta Terapia
Familiar. Emergem como aspectos carac-
terizadores da sintomatologia, presentes
em R - recusa persistente em falar, apesar
da capacidade de o fazer e compreender a
linguagem falada, apatia, isolamento, evita-
mento, timidez, temperamento ansioso, mas
apresentando um nível intelectual normal.
Realça-se o sucesso nas actividades esco-
lares e extra-escolares.
Salientam-se as descrições narrativas da
primeira sessão, sobre a história do problema:
“Este problema é desde criança, estranhava os
outros. Tinha atraso na fala e não era sociável
(…) os problemas de gravidez da mãe, teve
três acidentes, o parto complicado. A R era
muito assustada e ainda é (…) tem fobia do
elevador (…).” [P]
“Fizemos tudo, todos os exames, até exames
de audição. O meu cunhado tem problemas de
audição e a minha irmã tem uma fobia social
e vive isolada.” [P]
Evidencia-se um padrão de sobre-regulação de
toda a família em relação a R, traduzindo-se
em respostas excessivas às suas necessidades,
com ênfase nas excepções associadas à
comunicação verbal, durante as sessões. R,
em alguns momentos das diversas sessões,
respondeu oralmente às questões efectuadas,
mas demonstrando uma postura corporal de
receio e ansiedade, classificada por M como
“esconder-se na carcaça de tartaruga”, em
confirmação às narrativas processuais:
“ A R em casa é diferente do exterior, às
vezes chateio-me com ela, não colabora. Não
faz perguntas aos professores e o medo não
permite (…) um dia as colegas foram para
nossa casa. Chamei-a e ela não respondeu. A
R não fala quando tem pessoas estranhas…
estranhas não, são colegas.” [P]
“Em casa fala com todos e com o resto da
família também.” [M]
“O que mais me preocupa é a escola. A R
isolar-se, estar sozinha à porta da sala. Obri-
gamo-la a ir almoçar com as colegas…. Foi a
amiga dela que me disse.” [M]

“Viemos por causa da R, do problema que ela
tem… não sei explicar… não brinca com as
outras meninas.” [MJ]
“ (…) ela diz que é feia, odeia comprar roupa,
nunca gostou”. [MJ]
“Ela não sabe o que quer ser (…) preocupo-me
muito com isso”. [M]
“Não gostamos de ouvir o que as pessoas
dizem, que ela é doente”. [P]
A reflexão sobre os significados da descrição
sugere uma matriz conversacional de acções
comunicativas de reforço ao problema, como
eixo organizador do sistema familiar. O
problema centra-se nos diferentes níveis de
compreensão: sintáctico, semântico e prag-
mático, cristalizando-se sobre a forma de
sintoma. Por sua vez, no discurso dos pais
a resolução do problema de R surge como
o milagre que anseiam para a tranquilidade
familiar. Demonstram um propósito existen-
cial em torno da relacionalidade com a filha,
não evidenciando interesses para além do
papel parental.
Ao longo das restantes sessões a descrição das
mudanças direccionou-se para a ocorrência de
excepções no comportamento de R, permane-
cendo este como narrativa dominante:
“A R desceu as notas (…) mas estamos cons-
cientes que vai melhorar.” [M]
“Tem-se isolado mais (…) não fala com asco-
legas (…) escreve apenas.” [P]
“Começou a chorar nas aulas e nos corre-
dores.” [MJ]
“Não é autónoma na roupa. Se a R gostar da
roupa quer vesti-la toda a semana sem mudar
e eu não deixo. Se pudesse andar sempre de
fato treino andava (...)” [M]
“Fomos a uma festa e a Rita não queria ir,
ficamos todos à espera e ela foi a chorar. Na
festa sentiu-se mal, com pânico e fobia.” [M]
O processo Interaccional: Multiverso Trans-
formativo
Experimentamos uma abordagem terapêutica
eclética (Figura 3), com o foco nos signifi-
cados e na acção, considerando a “possibili-
dade de utilização do discurso construído no
contexto terapêutico (…) e com os resultados
pragmáticos desta utilização propondo formas
15
específicas de promover este processo de trans-
ferência” (Rasera & Japur, 2004, p.432).
Figura 3 - O processo Interaccional Terapêutico
Na produção de excepções relativas ao
padrão de comunicação estabelecido por R,
centrado no contexto familiar, celebraram-se
as competências da família, visualizando
um filme, numa das sessões, alusivo a um
episódio doméstico, seleccionado pela
família. À questão sobre o que se revelou
útil para que esses momentos de excepção
ocorressem com maior frequência, no que se
refere à gratificação pela união e optimismo
face à continuidade dos objectivos do
sistema, foram referidos os momentos de lazer
passados em família. Sobre as estratégias já
experimentadas:
“Se formos mais duros ela muda um boca-
dinho”. [P]
“A R ia de pé no autocarro quando havia lugar
para se sentar. Não admito isso! E passou a
sentar-se após uma conversa”. [M]
O reenquadramento, como elemento promotor
de visões positivas do sistema, centrou-se no
elogiar as forças da família e dos seus membros,
nomeadamente no que se refere a R, à sua
capacidade de decidir e de fazer escolhas.
Para a circulação de informação sobre rela-
ções e progressos a utilização de escalas
constituiu-se como elemento fundamental. A
classificação da percepção da relação entre
os membros da família permitiu a definição
de objectivos concretos para a mudança. R
atribuiu 9 pontos à relação entre o subsistema
parental e ela própria, classificando o relacio-
namento com as irmãs de 3, em oposição às
A curiosidade da família como elemento terapêutico na
co-evolução transformativa: estudo de caso
16
mesmas, que atribuiram valor 9. Foi sugerida
a anotação escrita do que teria de acontecer
para que fosse possível atribuir mais um
ponto. Ainda a utilização desta técnica para
atribuição de scores a características indivi-
duais dos membros, como quem evidencia ser
o mais calmo/menos calmo, mais e menos
activo.
As tarefas de expansão de mudança
centraram-se em rituais de autonomização
de R e de reaproximação do casal, enquanto
díade, com funções específicas de gratificação
em mutualidade.
Foram propostas alterações no modo como
era seleccionada a roupa de R, especifica-
mente esta ser reponsável pela sua escolha,
em pelo menos três dias da semana. A todos
os membros da família foi atribuido um papel
para a concretização desta tarefa, sendo que
o feedback em sessões posteriores revelou
mudanças no padrão anterior:
“ (…) só foi concretizado duas vezes. Hoje foi a
R que escolheu.“ [M]
MOSAICOnúmero 49
“ É possível alterar para 4 vezes?”. [Terapeuta]
No âmbito do subsistema conjugal foi suge-
rida a concretização de um momento de exclu-
sividade relacional, celebrado numa refeição
a ocorrer num contexto externo à esfera
privada.
“Parece uma coisa agradável (…) muitos casais
fazem isso” [P]
Na segunda sessão M solicitou a possibili-
dade de poderem levar para casa uma cópia
do filme das sessões anteriores, com o propó-
sito de o visualizarem em família. Foram
cedidas as respectivas cópias e nas sessões
posteriores introduzidos espaços de diálogo
relativos à percepção da família, enfatizando
as excepções e as mudanças transformativas.
Numa das sessões foi visualizada uma parte da
sessão anterior, com narrativas interaccionais
centradas no que funciona melhor na família e
nas suas potencialidades co-evolutivas.

Discussão
Utilizamos a produção de excepções, como
forma de explorar como acontece a excepção e
projectar excepções para o futuro (De Shazer,
1986). Consideramos a interacção estabele-
cida no contexto familiar como recurso interno
do sistema, em que o reenquadramento
emergiu como a diferença que marca a dife-
rença, a partir dos episódios comunicacionais
que ampliaram a visão sobre si mesmos e que
permitiram perspectivar a possibilidade de
mudança (Palazzoli et al., 1980).
O uso de escalas possibilitou o estabeleci-
mento de objectivos concretos, contextuais
e interaccionais. A definição de prioridades
e ordenação de progressos, centrados no
sistema total, permitiu a visão do problema
com menor dicotomização (Gonçalves, 2008).
Nesta perspectiva, as questões no âmbito das
diferenças e semelhanças entre os membros
constituiram-se como elementos integrativos
de uma redescrição narrativa polivocal.
Os objectivos concretos foram percepcionados
como concretizáveis, possibilitando o desen-
volvimento de tarefas que permitiram expandir
a mudança, aumentando gradualmente a
complexidade das mesmas.
A indagação de como seria a ausência do
problema permitiu alterar a forma de perspec-
tivar o casal enquanto díade conjugal, para
além das funções parentais. Introduziram-se
novidades que julgamos terem contribuído
para alterar comportamentos, nomeadamente
na relação de sobre-regulação estabelecida
entre os pais e R. A co-construção de alterna-
tivas, traduzidas em tarefas, foi direccionada
para o que de melhor funciona na família e
reforçando as suas interacções comportamen-
tais como algo que é sentido como útil pelo
sistema terapêutico.
Como inovação processual, integramos uma
estratégia, que designamos “Especulari-
dade diferenciativa”, procurando “fazer algo
diferente” a partir dos conceitos da Terapia
Centrada nas Soluções (De Shazer, 1986) e
dos objectivos que informam a equipa refle-
xiva como “a compreensão da compreensão”
17
(Andersen,1994). Deste paradigma, desen-
volvido a partir da curiosidade da família,
emergiram visões múltiplas descentrando a
família do problema e disponibilizando novos
discursos de verdades normalizadoras (White
& Epston, 1990).
Desta forma os membros da família, no
seu espaço familiar, visualizavam o filme
referente à última sessão, num contexto
propício ao alargamento das perspectivas
da família face ao que funciona, às suas
forças e potencialidades, como forma de
devolver à família uma imagem repara-
dora do seu funcionamento (Schlippe &
Schweitzer, 2003).
A especularidade, como um constructo de
carácter projectivo, integra no contexto inte-
raccional terapêutico uma perspectiva autoló-
gica de questionamento reflexivo. Os membros
da família perspectivam-se simultaneamente
como actores e espectadores ao se colocarem
diante de si próprios. A inversão de papéis,
de actores para espectadores, possibilita o
aprender-a-aprender os seus próprios papéis
(Abreu, 2000). Por outro lado a visão do
estatuto e papel de cada um, considerado
como uma unidade cultural de conduta que
permite a consciencialização da diferenciação
das partes do sistema. A multiplicidade das
diferenças, torna provável a atribuição de
novos significados, pela consciência reflexiva
de experienciar a experiência de que essas
mesmas diferenças são organizativas do
sistema, enquanto fenómeno auto-referente.
Nesta óptica o passado é envolvido na expe-
riência do presente, perspectivando o futuro
como potencializador de modificação do
presente (Gonçalves, 2008).
Julgamos que a mudança terapêutica é uma
co-construção de soluções, através da criação
de novas histórias e de realidades e que,
independentemente dos resultados obtidos, o
processo impera como elemento fundamental
na co-evolução para maior níveis de complexi-
dade e funcionamento.
A curiosidade da família como elemento terapêutico na
co-evolução transformativa: estudo de caso
18

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MOSAICOnúmero 49
 19

Percepções da Conjugalidade:
Existem Diferenças
entre Homens e Mulheres?
O presente estudo tem como objectivo principal analisar em que medida o sexo
influencia a percepção da conjugalidade (ajustamento e funcionamento conjugal).
Pretende-se também estudar algumas variáveis sócio-demográficas e as etapas do
ciclo vital do casal. Recorremos à Escala de Ajustamento Mútuo (EAM) e à ENRICH.
Os resultados indicam que o sexo influencia a percepção do ajustamento conjugal
global e duas das suas dimensões: satisfação mútua e coesão mútua.
Palavras-chave: Sexo, conjugalidade, ajustamento conjugal, funcionamento conjugal.

Ana Patrícia Rodrigues

Antunes
Psicóloga
ana_prantunes@hotmail.com

Madalena de Carvalho
Psicóloga, Terapeuta Familiar,
madacarvalho@fpce.uc.pt
Faculdade de Psicologia e
de Ciências da Educação da
Universidade de Coimbra,
Portugal
20
Introdução
As diferenças entre homens e mulheres
têm sido bastante retratadas na literatura,
fomentando-se diversas análises e teorias. No
campo da conjugalidade, essa realidade não
é tão perceptível. “A complexidade da relação
masculino-feminino está na dialógica das
suas complementaridades e dos seus antago-
nismos, na unidade da sua dualidade e na
dualidade da sua unidade, na profundidade
e na ausência de profundidade da diferença”
(Morin, 2001, p.75).
As ciências sociais em geral e a psicologia em
particular têm manifestado um módico inte-
resse pelo casal humano. Em Portugal, são
escassos os estudos sobre casal. Se conside-
rarmos que o casal é uma entidade bastante
complexa e paradoxal provavelmente torna-se
mais fácil compreender a existência e manu-
tenção desta situação (Lourenço, 2006).
Na literatura não se verifica unanimidade na
utilização dos termos sexo e género, pelo que
se torna relevante um esclarecimento quanto
ao recurso dos mesmos. O termo sexo tende a
ser utilizado para aludir a diferenças suposta-
mente ligadas a factores biológicos, e o termo
género visa abarcar as percepções, atribuições,
expectativas e julgamentos realizados, pelo
próprio ou por outros, a partir da categorização
em sexo feminino ou sexo masculino (Deaux,
1985, como citado em Vieira, 2006).
A diferença entre o feminino e o masculino
começa por ser genética, anatómica, fisioló-
gica, hormonal e mental, no entanto, não há
dúvida que as culturas estabelecem, fixam,
mantém e amplificam uma diferenciação
entre homens e mulheres nos seus papéis
sociais, especializam-nos nas suas tarefas
quotidianas e sobredeterminam as diferenças
psicológicas (Narciso & Ribeiro, 2009).
O estudo das atitudes relativamente aos
homens e às mulheres, de que é exemplo The
Attitudes Toward Women Scale, elaborada por
Spence e Helmreich, nos anos 70, assumiu-
se como uma área de investigação impor-
tante. Loo e Thorpe (1998, como citado em
Narciso & Ribeiro, 2009), quase trinta anos
depois, fizeram um estudo com esta escala,
cujos resultados mostram uma maior libera-
MOSAICOnúmero 49
lização nas atitudes de ambos os sexos, com
excepção das áreas relativas aos papéis voca-
cionais e aos conjugais.
Historicamente, sabemos que aos homens
tem sido conferido maior estatuto e poder
sociopolítico e, às mulheres, maior compe-
tência nas questões relacionais. O estereó-
tipo supõe que os homens teriam dificuldade
em formar relações íntimas, contrariamente
às mulheres que são peritas na intimidade.
Os homens teriam sobretudo camaradas ou
companheiros e as mulheres teriam amigos
com quem partilham sentimentos íntimos e
emoções (Narciso & Ribeiro, 2009).
As relações amorosas parecem ser perspec-
tivadas de forma diferente no homem e na
mulher. Enquanto os homens tendem a apai-
xonar-se mais rapidamente e em momentos
de transição, as mulheres parecem ser mais
controladas e cautelosas em relação ao desen-
volvimento e consequências das relações de
amor (Costa, 1994, 2000, como citado em
Narciso & Ribeiro, 2009).
O principal objectivo deste estudo é analisar
em que medida o sexo influencia a forma
como os indivíduos percepcionam a conjuga-
lidade. Isto é, perceber se existem diferenças
entre homens e mulheres na forma como
percepcionam a conjugalidade.
Metodologia
A amostra total utilizada neste estudo é
constituída por 233 sujeitos, dos quais 154
são do sexo feminino (66.1%) e 79 do sexo
masculino (33.9%), com idades compreen-
didas entre os 22 e os 74 anos. A média de
idades é 42 anos (dp=9.818). Estes sujeitos
são maioritariamente casados (82.8%), os
restantes (17.2%) são sujeitos que vivem em
união de facto.
Relativamente ao meio de residência, veri-
fica-se que a amostra se encontra distribuída
de forma uniforme pelas áreas predomi-
nantemente urbanas (45.9%) e mediana-
mente urbanas (43.8%). A escolaridade
mais frequente entre os sujeitos da amostra
é o ensino superior (32.8%), seguindo-se
o 12º ano (26.6%), o 9º ano (21.4%), o 6º
ano (10.0%) e o 4º ano (3.9%). A restante

percentagem dos nossos sujeitos ainda se
encontra a estudar.
Para a maioria dos sujeitos (86.6%) a relação
actual é a sua primeira relação conjugal. Cons-
tatamos que a média da duração da relação
conjugal dos sujeitos da amostra é 16.21
(dp=10.592) anos. A relação conjugal com
menor duração tem um ano e a mais longa
tem 51 anos.
Em termos da etapa do ciclo vital do
casal1, os sujeitos, encontram-se, na sua
maioria, na etapa casal com 20 ou mais
anos (38.4%). Seguindo-se as etapas 4 a
10 anos (25.4%) e 11 a 19 anos (24.6%),
com uma distribuição equitativa.
Procedeu-se a testes de comparabilidade
para analisar a equivalência das sub-amostras
nas diferentes variáveis. Para tal, recorreu-
-se ao teste Qui-Quadrado para as variáveis
nominais (estado civil, meio de residência e
primeira relação conjugal) e ao T-Student para
as variáveis ordinais (idade, habilitações lite-
rárias e etapa do ciclo vital do casal). Verifi-
cámos que as sub-amostras são equivalentes
1
Baseámo-nos na classificação proposta por uma de nós
(cf. Lourenço, 2006).
21
em todas estas variáveis, estado civil (X2
=0.800; p=0.371), meio de residência (X2
=5.752; p=0.056), primeira relação conjugal
(X2=0.401; p=0.526), idade (t=0.356;
p=0.722), habilitações literárias (t=-0.491;
p=0.624) e etapa do ciclo vital do casal
(t=1.186; p=0.237).
O protocolo é constituído por três instrumentos:
Questionário Sociodemográfico e de Dados
Complementares; Escala de Ajustamento Mútuo
(EAM) e ENRICH (Enriquecimento e Desenvolvi-
mento Conjugal, Comunicação e Felicidade).
O questionário sociodemográfico e de dados
complementares, construído para a presente
investigação, visa obter informação relativa ao
respondente e à sua família. Para tal, foca os
seguintes domínios: dados pessoais do sujeito
(sexo, idade, estado civil, área de residência,
escolaridade, habilitações literárias, profissão,
situação profissional e religião) e familiares (sexo,
idade e estado civil do cônjuge, número de filhos
e composição do agregado familiar). Para além
disso, permite situar temporalmente a aplicação
do protocolo, uma vez que contém informação
acerca da data de aplicação do mesmo.
A Escala de Ajustamento Mútuo (EAM) corres-
ponde à adaptação da Dyadic Ajustment Scale
(DAS), desenvolvida por Spanier (1976, como
Percepções da Conjugalidade: Existem
Diferenças entre Homens e Mulheres?
22
citado em Spanier, 2001). A versão portu-
guesa foi adaptada e validada para Portugal por
Lourenço e Relvas (2003). É um instrumento
de auto-resposta, com trinta e dois itens, que
pretende avaliar quatro dimensões do ajusta-
mento conjugal: consenso mútuo, satisfação
mútua, coesão mútua e expressão efectiva, em
casais casados ou a viver em união de facto.
Os trinta e dois itens podem ser agrupados
em quatro componentes, conceptual e empi-
ricamente relacionadas com o ajustamento
conjugal, e que correspondem às quatro subes-
calas - consenso mútuo, satisfação mútua,
coesão mútua e expressão efectiva. Resultados
baixos na subescala indicam a existência de um
problema, enquanto que resultados elevados
indicam ausência de problema. Também é esta
a lógica para ler o resultado total (ajustamento
conjugal total) (Spanier, 2001).
A escala do Enriquecimento e Desenvolvimento
Conjugal, Comunicação e Felicidade corres-
ponde à adaptação da ENRICH – Enriching
& Nurturing Relationship Issues, Communi-
cation & Happiness, desenvolvida por Olson,
Fournier e Druckman (1982). A versão portu-
guesa foi adaptada e validada para Portugal
por Lourenço e Relvas (2003). Permite avaliar
áreas problemáticas e recursos do casal em
várias dimensões da relação, isto é, descreve
potenciais problemas, mas também identi-
fica áreas de crescimento e enriquecimento
(Lourenço, 2006). Trata-se de um instrumento
de auto-resposta, constituído por 109 itens
distribuídos por 12 factores – idealização;
aspectos da personalidade; comunicação;
satisfação; resolução de conflitos; igualdade de
papéis; gestão financeira; actividades de lazer;
relações sexuais; filhos e casamento; família
e amigos e orientação religiosa. É pedido aos
sujeitos que respondam a cada um dos itens
em termos do seu des(acordo) com as afirma-
ções apresentadas.
Procedimentos
Para poder ser incluído na nossa amostra, o
sujeito tinha que estar a viver uma relação
conjugal heterossexual, tendo ou não casado
legalmente com o seu parceiro(a). A amostra
resultou de uma selecção por conveniência.
Com o objectivo de estandardizar os procedi-
MOSAICOnúmero 49
mentos, o protocolo foi aplicado pela seguinte
ordem: Questionário Sociodemográfico e de
Dados Complementares; EAM e ENRICH. Os
sujeitos responderam, directa e individual-
mente a todos os instrumentos pertencentes
ao protocolo. Os investigadores entregaram
aos participantes os protocolos, com infor-
mação acerca da investigação, salvaguar-
dando que a participação do sujeito era
voluntária. Foi-lhes garantido o anonimato e a
confidencialidade das respostas. A recolha da
amostra decorreu entre Novembro de 2010 e
Março de 2011.
Para testar a normalidade da distribuição dos
dados na variável dependente recorreu-se ao
teste de Kolmogorov-Smirnov. Para verificar a
homogeneidade das variâncias populacionais
utilizou-se o teste de Levene. Optou-se por
recorrer tanto a testes paramétricos como a
testes não paramétricos para testar o nosso
modelo conceptual.
Pretendemos testar, também, a consistência
interna dos instrumentos por nós utilizados.
Iniciaremos o teste ao nosso modelo concep-
tual com a verificação da medida em que os
resultados da Escala de Ajustamento Mútuo
e da ENRICH se encontram correlacionados,
com o intuito de perceber a intensidade e
a direcção da associação entre as variáveis
deste estudo, recorrendo ao R de Pearson.
Analisaremos a influência do sexo em cada
uma das nossas variáveis dependentes (VD’s),
recorrendo ao teste t-Student para amostras
independentes e ao teste de Mann-Whitney.
Investigaremos também a influência conjunta
do sexo com cada uma das eventuais variá-
veis moderadoras nas nossas VD’s, através
da Ancova e da Anova Two-way. Este teste
permite estudar o efeito de duas variáveis
independentes sobre a VD, analisando o grau
de interacção entre as duas (Maroco, 2007).
Optámos pela utilização da Anova, ao invés do
teste não paramétrico Kruskal-Wallis, ainda
que a distribuição dos dados da amostra não
fosse normal em ambos os instrumentos.
Contudo, a dimensão da amostra é suficiente
para efectuar a aproximação à distribuição
normal. Sempre que possível e necessário,
procedemos ao cálculo, a posteriori, da
comparação múltipla de médias, através do
teste de Tukey.

Resultados
Os dois instrumentos apresentaram boas
propriedades psicométricas. Ao analisar a
correlação entre o ajustamento e o funciona-
mento conjugal (escala total), verifica-se uma
associação linear positiva moderada, esta-
tisticamente significativa (r=0.689; n=233;
p<0.001). Todas as subescalas da ENRICH,
com excepção da orientação religiosa e igual-
dade de papéis (excepto com a coesão mútua),
se correlacionam de forma positiva e esta-
tisticamente significativa com os resultados
da EAM, quer quando consideramos o ajus-
tamento conjugal global, quer os diferentes
factores desse ajustamento. Como esperado,
o ajustamento conjugal e as dimensões que
o compõem reflectem a qualidade do enri-
quecimento e do desenvolvimento conjugal,
da comunicação e felicidade no casal. Com
a particularidade de o papel da religião nesta
qualidade relacional não se relacionar com o
ajustamento conjugal, mantendo entre si uma
relação insignificante com valores sempre
inferiores a 0.2. O mesmo acontece na igual-
dade de papéis, com a excepção da dimensão
coesão mútua.
Ajustamento Conjugal
Sexo: O sexo parece influenciar a per-
cepção do ajustamento conjugal global
(U=4886.500; p=0.014), isto é, existem
diferenças estatisticamente significativas
entre homens e mulheres na forma como
percepcionam o ajustamento conjugal.
Relativamente à sua influência nos facto-
res, as diferenças revelam-se estatistica-
mente significativas na satisfação mútua
(U=4499.000; p=0.001) e na coesão mú-
tua (U=4949.500; p=0.020).
Em todos os factores da EAM e na EAM
global, os homens apresentam médias
mais elevadas do que as mulheres.
Sexo/Idade: Os resultados obtidos indicam
que a interacção entre o sexo e a idade
não se revela estatisticamente significativa
(F=0.859; p=0.355), no que diz respeito
à percepção do ajustamento conjugal glo-
bal e às respectivas dimensões.
Sexo/Meio de Residência: A interacção
entre o sexo e o meio de residência não
23
influencia de forma estatisticamente sig-
nificativa a percepção do ajustamento
conjugal global (F=0.125; p=0.883) e as
suas dimensões.
Sexo/Habilitações Literárias: Os resultados
indicam a inexistência de uma interacção
estatisticamente significativa (F=0.819;
p=0.538). Deste modo, esta interacção
parece não influenciar a percepção do
ajustamento conjugal global. Esta interac-
ção parece, também, não ter influencia es-
tatisticamente significativa em cada uma
das dimensões.
Sexo/Etapa do Ciclo Vital do Casal: A inte-
racção entre o sexo e a etapa do ciclo vital
do casal não se revela estatisticamente sig-
nificativa (F=0.473; p=0.701), no que diz
respeito à percepção do ajustamento conju-
gal global e às respectivas dimensões.
Funcionamento Conjugal
Sexo: O sexo não parece influenciar a percep-
ção dos factores do funcionamento conjugal.
Sexo/Idade: Os resultados obtidos indicam
a inexistência de uma interacção estatisti-
camente significativa entre o sexo e a ida-
de (F=0.116; p=0.733). Relativamente às
suas dimensões verifica-se o mesmo.
Sexo/Meio de Residência: Os resultados
obtidos indicam a inexistência de uma
interacção estatisticamente significa-
tiva entre o sexo e o meio de residência
(F=0.387; p=0.679). No que respeita às
dimensões do funcionamento conjugal,
verifica-se o mesmo.
Sexo/Habilitações Literárias: Os resulta-
dos obtidos sugerem a existência de uma
interacção estatisticamente significativa
entre o sexo e as habilitações literárias,
na percepção do funcionamento conjugal.
Numa análise abrangente verificamos que
os sujeitos do sexo feminino com o ensino
superior obtém valores médios mais eleva-
dos em todas as dimensões das subesca-
las quando comparados com os sujeitos do
sexo masculino com o ensino superior. Para
além disso, os indivíduos do sexo femini-
no com o ensino superior apresentam os
scores de percepção das dimensões mais
elevados, com excepção das dimensões
Percepções da Conjugalidade: Existem
Diferenças entre Homens e Mulheres?
24
orientação religiosa e idealização, onde os
scores mais elevados dizem respeito os su-
jeitos com habilitações literárias inferiores
ao 4º ano. Por outro lado, os indivíduos do
sexo masculino que ainda se encontram a
estudar são os que apresentam os scores
de percepção das dimensões mais eleva-
dos, com excepção da dimensão orienta-
ção religiosa, na qual os scores mais ele-
vados dizem respeito aos sujeitos com o 6º
ano de escolaridade.
Quanto às dimensões do funcionamento
conjugal, parece que o sexo em interacção
com as habilitações literárias influencia
a percepção dos factores – aspectos da
personalidade (F=2.597; p=0.026); re-
solução de conflitos (F=2.949; p=0.013);
actividades de lazer (F=2.654; p=0.024)
e filhos e casamento (F=2.455; p=0.034).
No factor aspectos da personalidade os
resultados sugerem que apenas as mé-
dias referentes ao ensino superior e ao
6º ano são significativamente diferentes
(p=0.007). Os sujeitos com o ensino su-
perior apresentam médias mais elevadas
comparativamente com os sujeitos com o
6º ano de escolaridade.
No factor aspectos da personalidade, no
que respeita ao sexo masculino parece
que os sujeitos que ainda se encontram
a estudar (média=41.67; d.p.=6.658)
apresentam os scores de percepção de
aspectos da personalidade mais elevados;
ao contrário dos sujeitos do sexo mascu-
lino com o 6º ano de escolaridade (mé-
dia=30.60; d.p.=7.168), que apresentam
scores mais baixos. Já os indivíduos do
sexo feminino com o ensino superior (mé-
dia=37.96; d.p.=7.558) obtêm scores de
percepção de aspectos da personalidade
mais elevados; ao contrário dos indivíduos
do sexo feminino com o 4º ano de escola-
ridade que apresentam scores mais baixos
(média=30.25; d.p.=4.031).
No que respeita ao factor resolução de con-
flito e recorrendo ao teste de Tukey obti-
vemos resultados que nos permitem inferir
que as diferenças surgem entre os indiví-
duos com o ensino superior e os indivíduos
com o 6º (p=0.001) e 4º anos (p=0.002),
entre os indivíduos com o 12º ano e os
MOSAICOnúmero 49
indivíduos com o 6º (p=0.034) e 4º anos
(p=0.019), e entre os indivíduos com o 9º
e os indivíduos com o 4º ano (p=0.035). Os
sujeitos com o ensino superior apresentam
médias mais elevadas comparativamente
com os sujeitos com o 6º e 4º anos de es-
colaridade. Os sujeitos com o 12º ano apre-
sentam médias mais elevadas comparativa-
mente aos sujeitos com o 6º e 4º anos e os
sujeitos com o 9º ano apresentam médias
mais elevadas comparativamente aos sujei-
tos com o 4º ano.
No factor resolução de conflitos, relativa-
mente ao sexo masculino parece que os
sujeitos que ainda se encontram a estudar
(média=40.00; d.p.=1.732) apresentam
os scores mais elevados; ao contrário dos
sujeitos do sexo masculino com o 4º ano de
escolaridade (média=25.80; d.p.=2.588),
que apresentam scores mais baixos. Já os
indivíduos do sexo feminino com o ensino
superior (média=33.94; d.p.=5.327) ob-
têm scores de percepção de resolução de
conflitos mais elevados; ao contrário dos
indivíduos do sexo feminino com escolari-
dade inferior ao 4º ano que apresentam os
scores mais baixos (média=23.00).
Obtivemos resultados que nos permitem
inferir que existem diferenças estatisti-
camente significativas na forma como os
sujeitos com o ensino superior (p=0.015)
e os sujeitos com o 4º ano percepcionam
as actividades de lazer, assim como entre
os sujeitos com o 9º ano (p=0.012) e os
sujeitos com o 4º ano de escolaridade.
Observámos, ainda, que os sujeitos com
o ensino superior ou com o 9º ano obtém
médias mais elevadas comparativamente
aos sujeitos com o 4º.
No factor actividades de lazer, relativa-
mente ao sexo masculino, parece que os
sujeitos que ainda se encontram a estudar
(média=38.00; d.p.=5.568) apresentam
os scores de percepção de actividades de
lazer mais elevados; ao contrário dos su-
jeitos do sexo masculino com o 4º ano de
escolaridade (média=29.20; d.p.=3.962),
que apresentam scores mais baixos. Já os
indivíduos do sexo feminino com o ensino
superior (média=33.88; d.p.=5.520) ob-
têm scores de percepção de actividades

de lazer mais elevados; os indivíduos do
sexo feminino com o 4º ano de escolari-
dade apresentam os scores mais baixos
(média=24.25; d.p.=4.349).
Finalmente, recorremos ao teste post hoc
de Tukey relativamente ao factor filhos e
casamento, o qual não encontra diferen-
ças estatisticamente significativas entre as
várias categorias da variável habilitações
literárias na forma como percepcionam
filhos e casamento (p>0.05).No sexo mas-
culino, os sujeitos que ainda se encontram
a estudar (média=40.67; d.p.=1.155)
apresentam os scores de percepção de
filhos e casamento mais elevados; ao con-
trário dos sujeitos do sexo masculino com
o 4º ano de escolaridade (média=33.20;
d.p.=5.718) que apresentam scores mais
baixos. As mulheres com o ensino superior
(média=37.06; d.p.=5.917) obtêm scores
de percepção de filhos e casamento mais
elevados; ao contrário dos indivíduos do
sexo feminino com escolaridade inferior ao
4º ano que apresentam scores mais baixos
(média=25.00).
Sexo/Etapa do Ciclo Vital do Casal: Os re-
sultados obtidos indicam a inexistência de
uma interacção estatisticamente significa-
tiva entre o sexo e a etapa do ciclo vital do
casal (F=0.134; p=0.939). Esta interac-
ção não influencia a percepção das dimen-
sões funcionamento conjugal global.
Discussão
Verificámos que o sexo parece influenciar a
percepção do ajustamento conjugal global.
O mesmo acontece relativamente à sua
influência nos factores satisfação mútua e
coesão mútua. Estes resultados corroboram
as nossas expectativas, uma vez que esperá-
vamos encontrar algumas diferenças sexuais
no ajustamento conjugal global e em algumas
dimensões. A sociedade atribui, aos homens
e às mulheres, constelações de comporta-
mentos distintos, considerados adequados
e socialmente desejáveis (Nogueira, 2001,
como citado em Vieira, 2006). Remetendo
para a conjugalidade, as relações amorosas
parecem ser perspectivadas de forma dife-
rente no homem e na mulher (Costa, 1994,
25
2000, como citado em Narciso & Ribeiro,
2009). Vários autores observam que as rela-
ções heterossexuais, nomeadamente os casa-
mentos, parecem formados por duas pessoas
que vêm de diferentes mundos, cada um com
expectativas e características comportamen-
tais muito diferentes para a relação (Philpot
& col., 1997, como citado em Narciso &
Ribeiro, 2009).
No que respeita à satisfação mútua,
numerosos estudos têm mostrado
que os comportamentos de apoio
dos homens parecem contribuir
mais para a satisfação das
mulheres do que o inverso (Acitelli,
1996, como citado em Narciso &
Ribeiro, 2009). Este é apenas um
exemplo que permite ilustrar que
ser do sexo feminino ou do sexo
masculino, influencia a percepção
da satisfação mútua. Hernandez
e Oliveira (2003), afirmam que
os componentes preditivos da
satisfação são diferentes para o
homem e para mulher.
Quanto às diferenças entre homens e
mulheres na forma como percepcionam a
coesão mútua, suportamos os nossos dados
na definição conceptual de masculinidade
e feminilidade proposta por Bakan (1966,
como citado em Vieira 2006). Este autor
reporta duas modalidades fundamentais da
existência humana: a agencidade e a comu-
nhão. A primeira modalidade é percepcionada
como uma orientação masculina, compreen-
dendo, a auto-percepção, a auto-asserção, a
auto-expansão, a tendência para dominar e a
repressão dos sentimentos e dos impulsos. A
segunda modalidade, que é atribuída ao sexo
feminino, envolve comportamentos como o
contacto, a união, a cooperação, a manifes-
tação das emoções e a ligação aos outros.
Já nos factores consenso mútuo e expressão
afectiva constatámos que esta influência não
existia. Este resultado parece ir de encontro
ao pressuposto de Davidoff (2001) que
Percepções da Conjugalidade: Existem
Diferenças entre Homens e Mulheres?
26
refere que as semelhanças entre homens
e mulheres são, frequentemente, mais
marcantes do que as suas diferenças. Mais,
parece que as semelhanças entre homens
e mulheres são maiores do que as dife-
renças entre eles, pelo que conhecer o sexo
da pessoa não permite prever com eficácia
como a pessoa se comportará em diversas
situações (Aries, 1998; Canare & Emmers-
Sommer, 1997, como citado em Narciso &
Ribeiro, 2009). Contudo, acrescentar, relati-
vamente ao factor expressão afectiva que o
resultado obtido contraria as nossas expecta-
tivas e as investigações de Kunkel e Burleson
(1998) e Lipovetsky (1997, como citados em
Narciso & Ribeiro, 2009), que advogam que
as mulheres são particularmente orientadas
pelos afectos, enquanto que a orientação dos
homens crê-se mais instrumental. Nesta linha
de ideias, a forma de expressar as emoções
parece evidenciar diferenças, as mulheres
expressam as emoções sobretudo através da
comunicação verbal e da expressão facial
e os homens tendem a fazê-lo mais através
de acções (Guerrero & Reiter, 1998, como
citado em Narciso & Ribeiro, 2009). O nosso
estudo não evidencia estas diferenças, facto
que podemos explicar pelo que, frequente-
mente, observamos na prática clínica. Actu-
almente assistimos, cada vez mais, ao sexo
masculino a dar o primeiro passo em direcção
ao pedido de terapia para o casal. É interes-
sante observar, também, que cada vez mais
os maridos solicitam o afecto das esposas.
O que nos permite supor que as diferenças
que a literatura retrata, a este nível, tendem
progressivamente a atenuar-se.
Destacar ainda que, no ajustamento conjugal
global e nas suas dimensões, os homens
apresentam médias mais elevadas do que
as mulheres, retratando maior satisfação
com o ajustamento conjugal. Este resultado
corrobora uma conclusão de diversos autores,
referindo que o casamento parece benefi-
ciar mais os homens do que as mulheres.
Para além de que, os homens possuem, em
geral, uma percepção mais optimista da sua
relação conjugal (Goleman, 1997; Gottman,
2000; Sternberg, 1988, como citado em
Narciso & Ribeiro, 2009). Consideramos
que as mulheres são mais exigentes do que
MOSAICOnúmero 49
os homens relativamente à conjugalidade.
Às mulheres associamos a expressão “querer
mais”, a necessidade de se sentirem mais
amadas e o mudarem mais, dos homens diz-se
que se acomodam mais. Concordamos com
Gameiro (2006) quando advoga que o desam-
paro é uma coisa muito forte nos homens. No
domínio da solidão, estes são muito mais
carentes e dependentes do que as mulheres.
O autor refere que “as mulheres têm mais
prática de estarem sozinhas” (Gameiro, 2006,
p.68). Arriscamos dizer que as mulheres são
mais capazes e têm mais recursos para serem
independentes, e, por outro lado, os homens
toleram mais, pois como afirma Gameiro,
“sabem que as mulheres têm uma possibili-
dade real de se separarem, que antigamente
não tinham” (2006, p.66).
Como já foi referido, a interacção sexo/idade
não exerce influência na percepção do ajusta-
mento conjugal global nem nas suas dimen-
sões. Supomos que tal aconteça, pelo facto
da idade não ser uma variável tão sensível a
tais diferenças como é a variável sexo.
Quanto à interacção sexo/meio de resi-
dência, esta também não influencia a
percepção do ajustamento conjugal
global nem as suas dimensões. Face
a este resultado consideramos poder
concluir que o meio de residência dos
cônjuges não parece constituir um factor
de protecção ou um factor de risco para
os mesmos. Arriscamos dizer que o
isolamento dos habitantes rurais dimi-
nuiu devido à melhoria dos transportes
(as novas vias e veículos permitem aos
residentes rurais uma mobilidade espa-
cial intensa) e comunicações. Rurais e
citadinos estarão cada vez mais pare-
cidos relativamente às necessidades,
atitudes, comportamentos, aspirações
e possibilidade de saudáveis triangu-
lações, fulcrais para a estabilidade de
qualquer díade, também a conjugal.
As interacções sexo/habilitações literárias
e sexo/etapa do ciclo vital do casal também
não influenciam a percepção do ajustamento
conjugal global nem as suas dimensões. Talvez
porque o ser humano deseje coisas seme-
 27

lhantes para si mesmo, ou seja, ser amado,

respeitado, sentir-se seguro, compartilhar
desejos e sonhos, ter as suas necessidades
físicas, emocionais e espirituais satisfeitas,
bem como, ter a possibilidade de dividir tudo
isso com alguém especial ao longo da vida.
Ao analisarmos a influência principal do sexo
na percepção do funcionamento conjugal
verificámos que esta não existia. Chamamos
particularmente atenção para o número de
itens do instrumento que avalia o funcio-
namento conjugal (ENRICH), tratando-se
de um instrumento extenso (109 itens).
Também remetemos este resultado para a
ordem de aplicação do protocolo de investi-
gação. A ENRICH assume-se como o último
instrumento do protocolo. Podemos admitir o
eventual grau de saturação dos respondentes
ou a leitura menos atenta dos itens, como
uma possível leitura para este resultado, até
porque algumas áreas da conjugalidade se
repetiam. Mas, realçamos a mudança gradual
que os papéis sexuais têm vindo a sofrer com
as novas exigências que lhe são impostas pelo
mundo contemporâneo.
Os vários contextos em que o casal se
encontra inserido (desenvolvimental, histó-
rico e cultural) interagem com a sua própria
estrutura e dinâmicas. Daí a importância
de uma perspectiva ecológica e desenvolvi-
mental. Novas vulnerabilidades e forças vão
emergindo com a mudança das circunstân-
cias de vida.
Contudo, a interacção sexo/habilitações lite-
rárias influencia a percepção de algumas
das dimensões do funcionamento conjugal
– aspectos da personalidade, resolução de
conflitos, actividades de lazer e filhos e casa-
mento. Comecemos por salientar que o nível
de escolaridade não tem sido uma variável
muito explorada nos estudos sobre conjuga-
lidade. A partir dos nossos resultados obser-
vamos que os sujeitos do sexo feminino com
o ensino superior obtém valores médios mais
elevados em todas as dimensões das subes-
calas do funcionamento conjugal, quando
comparados com os sujeitos do sexo mascu-
lino com a mesma escolaridade. As mulheres
com o ensino superior têm uma percepção
mais favorável do funcionamento conjugal.
28
No sexo masculino a percepção do funciona-
mento conjugal é mais favorável nos sujeitos
que ainda se encontram a estudar, podendo
igualmente supor que estes sujeitos são os
menos vulneráveis às dificuldades ou os que
têm maiores recursos. Os homens que ainda
se encontram a estudar parecem mais funcio-
nais nas áreas do funcionamento conjugal
estudadas, com excepção da dimensão orien-
tação religiosa.
No sexo feminino a percepção do funciona-
mento conjugal é mais favorável nas mulheres
que têm o ensino superior. Supomos que tal
possa acontecer porque as mulheres que
frequentaram o ensino superior fazem uma
selectividade maior na escolha do cônjuge
(Elder, 1969). As suas expectativas foram
atingidas. Podemos ainda, colocar a hipótese
de que as mulheres com o ensino superior são
as menos vulneráveis às dificuldades ou as
que têm maiores recursos, considerando-as
mais funcionais nas áreas do funcionamento
conjugal estudadas, com excepção da orien-
tação religiosa e idealização.
O sexo em interacção com as habilitações
literárias influencia a percepção do factor
aspectos da personalidade. Os sujeitos do
sexo masculino que ainda se encontram a
estudar apresentam uma percepção mais favo-
rável - ajustamento ao parceiro e satisfação
com o seu comportamento (Olson & DeFrain,
1982, como citado em Lourenço, 2006) do
que os sujeitos com o 6º ano de escolaridade.
Nas mulheres, a percepção mais favorável
atribui-se aos sujeitos com o ensino supe-
rior e a percepção menos favorável atribui-se
aos sujeitos com o 4º ano de escolaridade.
Deste modo, supõe-se que os sujeitos do sexo
masculino que ainda se encontram a estudar
e as mulheres com o ensino superior, contem-
plem um maior nível de aceitação do compor-
tamento dos seus parceiros.
Na dimensão resolução de conflitos, os sujeitos
do sexo masculino que ainda se encontram
a estudar apresentam uma percepção mais
favorável - atitudes realistas sobre a proba-
bilidade de conflitos na relação e conforto
com a forma como são geridos na relação
conjugal a maioria dos problemas (Olson &
DeFrain, 1982, como citado em Lourenço,
2006) do que os sujeitos com o 4º ano de
MOSAICOnúmero 49
escolaridade. Por sua vez, os sujeitos do sexo
feminino com o ensino superior têm uma
percepção mais favorável do que os sujeitos
do mesmo sexo com escolaridade inferior ao
4º ano. Deste modo, inferimos que os sujeitos
do sexo masculino que ainda se encontram a
estudar e os sujeitos do sexo feminino com
o ensino superior, apresentam atitudes mais
realistas sobre a probabilidade de conflitos na
relação e uma maior satisfação com a forma
de resolver os conflitos.
Na dimensão actividades de lazer, os sujeitos
do sexo masculino que ainda se encontram
a estudar apresentam uma percepção mais
favorável - compatibilidade, flexibilidade e/
ou consenso sobre o uso das actividades
de tempo livre (Olson & DeFrain, 1982,
como citado em Lourenço, 2006) do que os
sujeitos com o 4º ano de escolaridade. Por
sua vez, os sujeitos do sexo feminino com
o ensino superior têm uma percepção mais
favorável que os sujeitos do mesmo sexo com
o 4º ano de escolaridade. Assim, os sujeitos
do sexo masculino que ainda se encontram a
estudar e os sujeitos do sexo feminino com o
ensino superior, apresentam maior satisfação
no que respeita à utilização do tempo livre na
relação de casal. Como uma de nós escreveu
(Lourenço, 2006), as aptidões e motivações
individuais não devem ser esquecidas no
âmbito desta dimensão. A capacidade de
desfrutar momentos de lazer com o cônjuge
depende do querer individual e conjugal.
O sexo cruzado com as habilitações literárias
influencia ainda percepção do factor filhos
e casamento. Os sujeitos do sexo masculino
que ainda se encontram a estudar apresentam
uma percepção mais favorável - consenso nas
decisões de ter filhos e tamanho da família
desejada, uma percepção realista do impacto
dos filhos na relação conjugal e satisfação na
forma como são definidos os papéis e respon-
sabilidades parentais (Olson & DeFrain,
1982, como citado em Lourenço, 2006) do
que os sujeitos com o 4º ano de escolaridade.
Nas mulheres, a percepção mais favorável
atribui-se aos sujeitos com o ensino superior e
a percepção menos favorável aos sujeitos com
escolaridade inferior ao 4º ano. Deste modo,
os sujeitos do sexo masculino que ainda se
encontram a estudar e os sujeitos do sexo

feminino com o ensino superior são os que
reflectem maior consenso nas decisões sobre
ter filhos e tamanho desejado para a família,
e, ainda, uma percepção realista do impacto
dos filhos na relação conjugal e satisfação na
forma como são definidos os papéis e respon-
sabilidades parentais.
Olhando para os resultados obtidos de uma
forma global, parece-nos que a EAM é uma
escala mais sensível para sinalizar as dife-
renças entre os cônjuges masculinos e os
cônjuges femininos.
Conclusão
A nossa sociedade está a sofrer
modificações sociais que colocam
novas exigências e desafios
aos indivíduos de ambos os
sexos, impelindo-os, muitas
vezes, a transformar os seus
comportamentos. Os tradicionais
papéis sexuais têm sido colocados
à prova, no entanto, homens
e mulheres continuam a ser
caracterizados e avaliados de forma
divergente. Vieira (2006, p.359)
remete para a “enorme variabilidade
de comportamentos individuais
e para a enorme sobreposição
das curvas normais relativas à
distribuição das características
do sexo feminino e masculino,
respectivamente”.
De um contexto histórico onde
homens e mulheres eram
percepcionados como sexos opostos,
mudou-se para um outro, onde
homens e mulheres se sobrepõem
em múltiplas dimensões (Narciso &
Ribeiro, 2009). Cremos que esta é
a grande conclusão que retiramos
deste estudo, isto é, tendo em
conta os resultados obtidos na
29
nossa amostra, concluímos que
homens e mulheres, no âmbito
da percepção da conjugalidade,
evidenciam algumas diferenças,
mas também algumas semelhanças.
Ou seja, em algumas dimensões da
conjugalidade, homens e mulheres
têm uma percepção distinta, noutras
dimensões tal não acontece. Os
sistemas não são triviais.
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Percepções da Conjugalidade: Existem
Diferenças entre Homens e Mulheres?
30

Percepção dos Recursos Familiares

por Profissionais do INEM.
Estudo exploratório do coping,
resiliência e qualidade do sono.

Sugerimos áreas de sua família como detentora

vulnerabilidade e de protecção,
que aumentam a probabilidade
de ajustamento familiar às
situações constantes de
stress. Os profissionais do
INEM mostram-se treinados a
mobilizar estratégias de coping
familiar, percepcionando a
de recursos para superar as
dificuldades. No entanto, a sua
qualidade do sono encontra-se
comprometida. Uma boa
qualidade de sono revela
uma influência positiva na
percepção de um clima familiar
positivo e coesão.

Palavras-chave: Stress e coping familiar; Resiliência familiar; Qualidade

do sono; Instituto Nacional de Emergência Médica (INEM)

Dália Maria Albquerque Ferreira

Psicóloga Clínica, Enfermeira graduada
daliaalbuquerque@gmail.com

Madalena de Carvalho
Psicóloga, Terapeuta Familiar,
madacarvalho@fpce.uc.pt
Faculdade de Psicologia e de
Ciências da Educação da
Universidade de
Coimbra, Portugal

MOSAICOnúmero 49

INTRODUÇÃO
Posicionada numa encruzilhada sistémica na
qual confluiam três grandes áreas de estudo
(coping, resiliência e qualidade do sono dos
profissionais de emergência médica pré-hospi-
talar que trabalham por turnos), a revisão do
estado da arte, que nos propomos sintetizar,
foca-se na dinâmica interacional entre a
ênfase colocada nas competências das famí-
lias para superar contextos de adversidade
(resiliência familiar), a percepção das estra-
tégias de coping familiar (ou seja, o modo
como as famílias lidam com os diversos tipos
de stress) e por outro lado, a implicação do
trabalho por turnos na percepção da qualidade
subjectiva do sono dos profissionais de emer-
gência médica pré-hospitalar que trabalham
por turnos.
Em destaque seguem-se os aspectos que a
presente investigação acrescenta a estudos
anteriores:
Estudar as estratégias de coping familiares,
para enfrentar o stress do quotidiano laboral;
Identificar os processos familiares que se
relacionam com a superação das adversida-
des (resiliência familiar) emergentes num
contexto pautado por níveis de stress cróni-
cos e intermitentes;
Compreender de que forma a qualidade do
sono destes profissionais, sujeitos ao des-
gaste bio- psicológico interfere nesta dinâ-
mica familiar.
Famílias dos profissionais de emergência
médica… porquê?
A visibilidade social do INEM, na qual se destaca
uma dimensão “quase” mediática, proporciona
um campo de gravitação acerca de questões
relacionadas com os profissionais da instituição
responsável pela organização da emergência
pré-hospitalar, em Portugal Continental.
A análise dos estudos mais recentes efectu-
ados com amostras recolhidas no INEM ilustra
que estes se centram preferencialmente no
estudo do(s) indivíduo(s), o que se assume
como argumento preponderante que funda-
menta a transição do objecto de estudo – do
indivíduo para a família – redimensionando a
problemática do stress ao nível familiar, no
31
âmbito da perspectiva sistémica e desenvolvi-
mentalista da família.
A escassez de recursos humanos, e os incen-
tivos monetários associados aos turnos extra-
ordinários, faz com que muitos profissionais
da emergência médica pré-hospitalar ultra-
passem o limite de horas semanais estipulado
por lei. O desgaste profissional e o excessivo
número de horas de exercício profissional são
associados a uma diminuição do discernimento
mental, necessário para a rápida decisão de
actuação sendo que todos reconhecemos que
a clareza de raciocínio na eleição de determi-
nado protocolo de actuação é fundamental.
Estes profissionais estão sujeitos a um nível
elevado de stress, induzido quer pelo constante
estado de alerta durante o turno, quer pelo
cenário (algumas vezes desolador), quer pelo
estado crítico de saúde das vítimas. A transpo-
sição dos níveis de stress do indivíduo para a
família é facilmente perceptível e esperada, daí
o interesse da abrangência do estudo.
O trabalho por turnos implica uma série de
perturbações nos seres humanos com uma
intensidade variável, com ressonâncias quer
a nível individual (variáveis físicas e psicoló-
gicas), quer a nível familiar afectando indi-
rectamente os familiares dos trabalhadores
(Hood & Newey, 2004, in Lourenço, Ramos,
& Cruz, 2008), assumindo-se como um foco
de interesse de vários estudos de investigação.
Segundo a Organização Internacional do
Trabalho (1990), por cada cinco anos de acti-
vidade laboral nocturna envelhece-se prema-
turamente cerca de cinco anos.
A intenção de averiguar a percepção das estra-
tégias de coping das famílias dos profissionais
de emergência médica visa perceber como é
que estas famílias conseguem gerir uma série
de acontecimentos indutores de stress, adap-
tando-se, da melhor forma, às contingências
impostas por este regime de trabalho.
Na opinião de Canavarro e colaboradores
(1993), os recursos familiares podem ser defi-
nidos como a “capacidade que a família tem
para prevenir que acontecimentos indutores
de stress possam descompensar o sistema
familiar” (Canavarro et al., 1993, p.85).
A leitura dos processos de forças familiares exige
uma definição de resiliência, conceito que tem
Percepção dos Recursos Familiares
por Profissionais do INEM
32

constituído, ao longo dos últimos trinta anos, Quadro 1 – Caracterização dos sujeitos da amostra em
função das variáveis sócio-demográficas
um campo de estudo e interesse, onde gravitam
várias definições e abordagens, a partir de dife-
rentes perspectivas teóricas (psicanalítica,
desenvolvimental e comportamental), na ânsia
de maior rigor e precisão. Posicionando-se numa
encruzilhada terminológica, as várias definições
encontradas, realçam que este conceito está
em fase de construção.

Objectivos e Método
Formulam-se algumas questões que vão
orientar a presente investigação:
Como é que os profissionais de emergên-
cia médica, que trabalham por turnos,
percepcionam as estratégias de coping e
de resiliência das suas famílias, e a quali-
dade do sono, estando sujeitas a níveis de
stress constantes?
Como é que a qualidade de sono influen-
cia a percepção de estratégias de coping e
resiliência familiares?
O objectivo geral é a observação do compor-
tamento de variáveis sócio-demográficas e
familiares, na percepção das estratégias de
coping e resiliência familiares, e a quali-
dade subjectiva do sono, dos profissionais do
INEM, que trabalham por turnos, e indagar se
a qualidade do sono tem implicações ao nível
da percepção de estratégias de coping e resi-
liência familiar. São objectivos específicos:
Compreender como é que os profissionais
de emergência médica percepcionam as
estratégias de coping familiar, tendo em
conta a influência de variáveis sócio-de-
mográficas e familiares; A nossa mostra é não probabilística, por
Averiguar a percepção dos processos de conveniência, constituída por:
resiliência familiar dos sujeitos da amos- Enfermeiros de Suporte Imediato de Vida;
tra, de acordo com domínios do funciona-
mento familiar, atendendo à influência das Técnicos de Ambulâncias de Emergência
variáveis sócio-demográficas e familiares; (TAE’s) a prestar serviço no Serviço de Am-
bulâncias de Emergência (SAE);
Analisar o índice da qualidade do sono dos
profissionais de emergência médica, tendo Operadores de Central de Emergência Mé-
em conta as variáveis sócio-demográficas dica (OPCEM);
e familiares; Médicos Reguladores do Centro de Orien-
Perceber em que medida a qualidade do tação de Doentes Urgentes (CODU), da
sono se relaciona com a percepção das es- Delegação Centro.
tratégias de coping familiar e percepção Seleccionamos trabalhadores por turnos, a
da resiliência familiar. desempenhar funções na Delegação Centro

MOSAICOnúmero 49

do INEM e a recolha da amostra foi efectuada
através do e-mail pessoal dos funcionários do
INEM (http://mail.inem.pt//Exchange/), entre
o dia 6 e 31 de Janeiro de 2009. A nossa
amostra é constituída por 85 profissionais da
Delegação Centro do INEM, que trabalham
por turnos, cuja caracterização se esquema-
tiza no quadro 1.
O protocolo de investigação é constituído
por cinco instrumentos: Questionário Sócio-
Demográfico, Inventário de Estratégias de
Coping Familiar (F- COPES) Versão NUSIAF
- SISTÉMICA (Validado, 2008), Questionário
de Forças Familiares (Melo & Alarcão, 2007),
Escala de Epworth (Epworth Sleepiness
Scale) e o Índice da Qualidade Subjectiva do
Sono de Pittsburgh (PSQI).
APRESENTAÇÃO e DISCUSSÃO
DOS RESULTADOS
Um dos objectivos do presente estudo prende-
-se com a observação do modo como os profis-
sionais de emergência médica percepcionam
as estratégias de coping familiar.
# As mulheres pontuam mais alto na aqui-
sição de apoio social para relações íntimas.
Este resultado vai ao encontro do estudo de
Olson e colaboradores (1983), apontando
o recurso ao apoio espiritual, à família, aos
amigos e a profissionais.
# As mulheres apresentam valores mais
elevados nas estratégias de coping externas.
Verifica-se concordância com o estudo de
Serra (1988, in Ferreira, 1990) numa amostra
da população portuguesa, em que mulheres
recorrem mais a apoios sociais; assim como,
com os autores Lopez e Little (1996) quando
estes afirmam que as meninas são sociabili-
zadas para o uso de estratégias pró-sociais.
O recurso a este tipo de apoio proporciona, às
mulheres, uma diminuição do nível de stress
familiar percebido.
# As mulheres destacam a importância do
papel dos recursos sociais na superação das
dificuldades. Quando as pessoas estão prote-
gidas por níveis altos de apoio social não se
ressentem tão facilmente, quando são subme-
tidas a acontecimentos indutores de stress
33
elevado (Cutrona, 1996, in Serra, 2005).
Neste movimento de procurar ajuda, verifica-
se uma dimensão transcultural e transgera-
cional (McIntyre, McIntyre, & Silvério, 1999).
# Os sujeitos com um nível de habilitações
literárias mais elevado (licenciatura) percep-
cionam a mobilização de apoio formal como
estratégia de coping preferencial. Estamos
perante uma relação de proximidade com a
rede social secundária e o recurso ao apoio de
instituições e serviços especializados.
Os indivíduos com níveis mais elevados de lite-
racia revelam uma maior predisposição para
recorrer ao apoio da rede social secundária,
o que poderá estar relacionado com a oportu-
nidade de fazerem escolhas fundamentadas,
decorrente do fácil e rápido acesso à informação
dos recursos disponíveis (Serra, 2005).
# Os solteiros tendem a utilizar a avaliação
passiva. Trata-se de um resultado surpre-
endente: quando se esperava dos jovens
solteiros uma atitude pró-activa concordante
com um maior envolvimento nas questões,
encontramos uma atitude de resignação face
aos acontecimentos de vida, deixando que
as dificuldades se dissolvam por si mesmas;
contudo, este resultado é compatível com as
observações de Olson e colaboradores (1983),
em que a avaliação passiva é frequente nas
famílias lançadoras e “empty nest”.
# Pontuação estatisticamente significativa
encontrada na dimensão Procura de Apoio
Espiritual por sujeitos não católicos denuncia
um movimento pró-activo no sentido de
um ajustamento espiritual, quando têm de
enfrentar eventos de vida de maior stress.
Apesar de não comungarem com a moral cató-
lica, estes sujeitos acedem a mecanismos de
protecção sugerindo uma influência positiva
da dimensão religiosa na família.
# Os sujeitos não católicos recorrem prefe-
rencialmente ao uso de estratégias de coping
externas. A formação católica incute uma
postura de reflexão, apelando à introspecção
e descoberta dos recursos pessoais mas,
por outro lado, este argumento pode não ser
válido se alegarmos uma dimensão humanís-
tica nos valores da partilha e do bem-comum
arreigados na Igreja Católica.
Percepção dos Recursos Familiares
por Profissionais do INEM
34
# Os sujeitos de um nível sócio-económico
elevado recorrem preferencialmente ao uso
de estratégias de coping internas, reenqua-
dramento e aceitação Passiva, sugerindo uma
percepção de auto-suficiência dos recursos
familiares, transformando potenciais focos
de tensão e encontrando meios adequados de
fazer frente às situações de stress.
Outro objectivo desde estudo vai no sentido de
averiguar a percepção dos processos de resili-
ência familiar dos sujeitos da amostra (QFF).
# Indivíduos que vivem em zonas media-
namente urbanas salientam como processo
familiar fundamental, à resiliência familiar,
um clima familiar positivo e coesão. Emerge
um sentimento forte de confiança na unidade
familiar, manifestado por uma predisposição
dos membros da família a uma atitude de espe-
rança e pela capacidade de procurar opções
alternativas para a resolução de problemas.
# Sujeitos que pertencem ao nível sócio-
económico mais elevado destacam a Indivi-
dualidade. Este resultado é compatível com
o alto grau de diferenciação pessoal propor-
cionado pela independência económica e,
por outro lado, pelo nível cultural e acadé-
mico a que pertencem estas famílias. O
respeito pela diversidade de opinião é supor-
tado através de uma estrutura flexível, com
base em recursos familiares sustentados por
recursos sociais e económicos.
# Indivíduos com mais de 30 anos têm uma
tendência a pontuar mais elevado na organi-
zação da vida familiar e tomada de decisão.
Este resultado demonstra a importância
da gestão dos recursos familiares aquando
da tomada de decisões, em que a família
se concentra em objectivos partilhados e
caminha na direcção de um processo de
negociação, onde existe troca de opiniões, e
respeito pelas diferenças entre os membros
da família.
# Os enfermeiros apresentam pontuações
mais elevadas do que os TAE’s na organi-
zação da vida familiar e tomada de decisão.
Este factor (organização da vida familiar e
tomada de decisão) é percepcionado pelos
enfermeiros como uma força familiar, uma
vez que esta classe profissional tem critérios
MOSAICOnúmero 49
de selecção para prestação de serviços no
INEM que implicam, no mínimo, dois anos de
experiência profissional e tempo de serviço
enquanto enfermeiros noutras instituições
(hospitais e centros de saúde), em que se
admite um treino prévio da gestão familiar.
Para muitos TAE’s este emprego no INEM
constitui um primeiro emprego, estando
ainda numa fase de adaptação e ajustamento
a uma nova realidade laboral e suas, inevitá-
veis, implicações familiares.
Encontramos no estudo de Lourenço, Ramos
e Cruz (2008) elementos concordantes na
referência à organização do casal de enfer-
meiros para o acompanhamento dos filhos
resultando numa dinâmica familiar funcional
e reconhecida como satisfatória.
# Sujeitos que não são católicos encontram
neste tipo de estratégia (Organização da vida
familiar e Tomada de decisão) uma forma de
contornar os eventos de stress ou crise familiar
manifestando uma crença nas suas compe-
tências para a resolução de problemas.
# Os sujeitos com nível de literacia mais
elevada e sujeitos não católicos destacam-
se no score total do QFF. Expressam uma
percepção convicta das competências fami-
liares e das suas potencialidades de reso-
lução de problemas, extraindo qualidades e
recursos de uma experiência de stress.
Os comentários de Anaut (2005) convergem
neste sentido, na medida em que “a esco-
laridade pode introduzir elementos de esta-
bilidade relacional e eventualmente afectiva,
susceptíveis de favorecer o processo resi-
liente” (Anault, 2005, p. 127). Um nível
superior de habilitações literárias poderá
funcionar como mecanismo de protecção que
promove a percepção de resiliência familiar.
Na dimensão da religião esperava-se que os
indivíduos que professam uma fé pontuassem
mais alto na percepção das forças familiares,
do que os que não adoptam os princípios
católicos. Expectativas baseadas no modelo
teórico de Froma Walsh (2002,2003,2006)
e nos processos familiares que potenciam a
resiliência, em que se sublinha a importância
das crenças transmitidas pela família e o
poder das forças espirituais (Dugan & Coles,
1989, in Walsh, 1996).

A visibilidade do acto de fé e a crença nas
forças religiosas como mediadoras das forças
familiares dilui-se nos resultados obtidos neste
estudo. São os indivíduos que não se identi-
ficam com a filiação a um grupo religioso que
percepcionam a sua família com mais forças
familiares. Note-se que a amostra é composta
por uma percentagem significativa dos não
católicos (72,9%) e por jovens, com uma
média de idades a rondar os 30 anos.
Da leitura dos resultados obtidos através do
PSQI os resultados do Índice de qualidade
subjectiva do sono, indicam que a preva-
lência de má qualidade de sono é bastante
elevada nos profissionais do INEM, uma vez
que 64,7% dos sujeitos da amostra obtiveram
um score total no PSQI compatível com má
qualidade do sono.
Tendo em consideração a caracterização geral
da amostra (a maioria dos sujeitos é solteira,
não tem filhos e tem um média de idades de 30
anos) as infundadas suspeitas de considerarmos
estes factores como protectores da qualidade
do sono, não assumem expressividade nesta
amostra específica, podendo o trabalho por
turnos ser um factor condicionante.
Regista-se, desta forma, uma convergência
dos nossos resultados no sentido da docu-
mentação acerca das implicações dos traba-
lhos de turnos na qualidade do sono (Azevedo,
35
1980; Lavie, 1998; Simões, 1999; Silva,
2000; Santos, 2003; Paiva, 2008).
Na opinião de Araújo e Marques (2001), a
maior parte dos distúrbios do sono está rela-
cionada com hábitos comportamentais inade-
quados, decorrentes de um desrespeito dos
ritmos biológicos básicos.
Uma pobre qualidade subjectiva do sono
aparece associada a queixas de fadiga e
irritabilidade; ansiedade e humor depres-
sivo; decréscimo da atenção, motivação e
eficiência (funcionamento cognitivo). Depre-
ende-se que a problemática do sono nesta
população específica, se posiciona num
contexto de vulnerabilidade.
A rotina dos profissionais de emergência
médica pode acarretar alterações do sono,
com implicações na esfera profissional,
pessoal, familiar e social.
# Os solteiros demoram mais tempo a ador-
mecer do que os casados. Através da dimensão
salutogénea da conjugalidade, salienta-se
a interacção conjugal como mecanismo de
protecção da qualidade do sono do sujeito,
o que é concordante com a interacção entre
a saúde e as variáveis relacionais. Aponta-
-se, justamente, a influência entre a relação
conjugal e a saúde, nomeadamente a nível do
sistema nervoso autónomo, sistema imunoló-
gico, endócrino e cardiovascular (Levenson,
& Gottman, 1983, 1985, Kiecolt-Glaser
& Glaser, 1992, Malarkey et al., 1994, in
Lourenço, 2006).
Percepção dos Recursos Familiares
Sección
por Profissionais do INEM
36
# O uso de medicamentos para dormir
é mais frequente nos respondentes com
idades compreendidas entre os 27 e os 30
anos. Seria mais espectável em idades mais
tardias, como intervenção farmacológica nas
perturbações do sono, que nalguns casos
surge associado a outras patologias.
# O nível sócio-económico alto ostenta uma
qualidade subjectiva do sono, sugerindo algo
protector em pertencer a este grupo. A esta-
bilidade financeira deste grupo de sujeitos
poderá permitir recusar propostas de horas
extraordinárias, não abdicando do seu tempo
de descanso e salvaguardar a sua qualidade
de vida (acesso a casas com melhores condi-
ções de insonorização, estruturas de lazer:
ginásios, spa’s, zonas verdes e viagens).
O agregado familiar composto por pais e
filhos é aquele em que os transtornos do sono
são menos evidentes. A família emerge como
um sistema inter-relacional com recursos e
estratégias para contornar as dificuldades,
especialmente quando se lida com desa-
fios persistentes. Não existem famílias sem
problemas, o que distingue uma família é
a capacidade de administrar bem os seus
recursos na hora dos desafios (Beavers &
Hampson, 1990, in Walsh, 1998).
Regista-se que o tempo que os casais sem
filhos demoram para adormecer é superior ao
dos casais com filhos em idade escolar.
Propõe-se que estes últimos sejam invadidos
pelo cansaço, na hora de ir para a cama,
devida às tarefas desenvolvimentais desta
etapa do ciclo vital, que reequacionam expo-
nencialmente as exigências da família.
A relação entre as dimensões das estraté-
gias de coping e os componentes do PSQI
não se afiguraram evidentes neste estudo.
No entanto, ao estudar o papel da quali-
dade do sono nos factores do QFF verifica-se
que aqueles que usufruem de um bom sono
percepcionam um clima familiar positivo e
coesão. As evidências documentam que as
famílias com bom funcionamento têm uma
visão mais optimista da vida (Beavers &
Hampson, 1990, in Walsh, 1998).
O vigor físico e psicológico decorrente de um
sono reparador torna-se um instrumento valioso
no confronto com as adversidades do dia-a-dia
MOSAICOnúmero 49
(crises normativas e/ou acidentais). O estado
de irritabilidade, falta de concentração, distor-
ções da percepção associado a uma má quali-
dade do sono podem representar um factor de
vulnerabilidade das famílias para fazer frente
aos desafios que se lhes colocam.
Reconhece-mos uma maior predisposição
para a aceitação e para um sentimento de
esperança face às dificuldades, quando se
regista a arte de bem dormir.
CONCLUSÕES
Enquanto objecto de estudo o stress dos
profissionais do INEM foi durante muito
tempo valorizado, todavia, embora relacio-
nado com esta temática, começam a deli-
near-se desenhos de investigação que focam
outros aspectos, nomeadamente a forma
como a família lida com o stress, promovendo
o seu processo de adaptação (coping fami-
liar), e superando as dificuldades com que se
deparam, manifestando as suas competên-
cias (resiliência familiar).
A preocupação com a qualidade do sono e
os indicadores da sua influência nas rotinas
pessoais e suas implicações familiares
parece afectar em particular os trabalha-
dores por turnos, estando documentadas
noutras investigações.
Em relação ao primeiro objectivo espe-
cífico, este trabalho sugere que as
mulheres têm uma tendência maior do
que os homens para recorrer a estraté-
gias de coping externas, nomeadamente
aquisição de apoio social nas relações
íntimas. A mobilização de apoio formal
revelou-se como estratégia de coping
de eleição junto daqueles que detém
um nível superior de habilitações lite-
rárias (licenciatura), pelo que podemos
inferir a influência do nível de instrução
académica na percepção dos recursos
disponíveis para além das fronteiras
familiares. Por fim, os solteiros recorrem
preferencialmente à avaliação passiva,
expressando um sentimento de acei-
tação ponderada.
 37

A certa altura propomos a análise da percepção dos processos

de resiliência familiar, em que os resultados obtidos através
da aplicação do QFF insinuam que os profissionais do INEM
que residem em meios medianamente urbanos salientam o
clima familiar positivo e coesão como processo de resiliência
que permite à família superar a crise, reorganizar-se de modo
eficiente e enfrentar dificuldades prolongadas.
Verificamos ainda que os sujeitos que pertencem a um nível Garantindo uma
sócio-económico mais elevado realçam a individualidade como expressão de método
factor de resiliência, deixando transparecer limites interpes-
soais bem definidos que promovem a identidade individual
e organização familiar
e o funcionamento autónomo (Walsh, 1998). Este aspecto e denunciando uma
relaciona-se com a responsabilidade dos membros do sistema certa maturidade, os
e com a sua autonomia, contudo o respeito por este espaço
singular não deve ser confundido com baixa coesão familiar.
jovens com mais de
Garantindo uma expressão de método e organização familiar 30 anos elegem a
e denunciando uma certa maturidade, os jovens com mais de organização da vida
30 anos elegem a organização da vida familiar e tomada de familiar e tomada de
decisão como processo de resiliência familiar. Este também
é um domínio destacado por enfermeiros e sujeitos não cató- decisão como processo
licos, podendo ser considerado uma área salutogénea das de resiliência familiar.
forças familiares. Este também é um
Em relação ao terceiro objectivo específico deste estudo, os valores domínio destacado por
obtidos através do PSQI sugerem que uma elevada percentagem
de profissionais do INEM tem má qualidade de sono. De qualquer enfermeiros e sujeitos
forma, ainda que possam não preencher critérios para o diag- não católicos, podendo
nóstico de um distúrbio de sono, estes profissionais apresentam ser considerado uma
parâmetros de qualidade de sono longe de se aproximarem de
um sono considerado reparador. Estes resultados, a avaliar pelas área salutogénea das
implicações dos transtornos do sono no desempenho mnésico forças familiares.
e cognitivo, enunciadas na literatura, podem posicionar esta
amostra num domínio vulnerável que beneficiaria de uma moni-
torização rigorosa e ponderação de algum tipo de intervenção.
Neste cenário, a investigação precede a avaliação diagnóstica e a
intervenção, embora estes departamentos não sejam estanques,
funcionando antes como complementares.
Na análise da influência de variáveis sócio-demográficas e
familiares na qualidade do sono, os resultados alcançados
sugerem que a idade e o estado civil influenciam o tempo de
latência para o sono e o uso de medicamentos para dormir
(respectivamente). O agregado familiar composto por pais e
filhos revela-se protector na dimensão dos transtornos do sono
e as famílias na etapa “filhos em idade escolar” demoram
menos tempo a adormecer, contrariamente às famílias com
filhos adultos.
Relativamente ao último objectivo específico, este estudo
sugere que os sujeitos com boa qualidade do sono evidenciam
um clima familiar positivo e coesão, no entanto, nesta popu-
lação as estratégias de coping familiares não se mostram afec-
tadas pela qualidade do sono.

Percepção dos Recursos Familiares

por Profissionais do INEM
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Este trabalho de investigação é o resultado É possível destacar que não há evidência de

de um investimento pessoal e académico, do
qual gostaríamos de salientar algumas consi-
derações de ordem prática.
Os profissionais de emergência médica pré-
hospitalar1, representam ainda uma minoria
no panorama nacional, pelo que as investiga-
ções nesta população têm a particularidade
de poderem optimizar a reivindicação de
estatutos laborais e contribuir para regalias
ao nível institucional. Por outro lado, poderão
potenciar a detecção precoce de áreas vulne-
ráveis, mas também de dimensões protec-
toras do bem-estar destes profissionais.
A disponibilidade do INEM, enquanto enti-
dade empregadora, para a autorização deste
tipo de estudos, vai ao encontro da filosofia
da instituição, relacionada com a quali-
dade humana e técnica, de quem com ela
colabora, optimizando, assim, os recursos
humanos disponíveis.
Decorrente da mediatização através dos
meios de comunicação social, o INEM
adquiriu níveis de visibilidade pública que,
por um lado, assume uma grandeza protec-
tora, através do reconhecimento social da
prestação de serviços em situações críticas,
mas por outro, o coloca numa posição vulne-
rável, de exposição e crítica constante.
A emergência médica é uma realidade em
desenvolvimento cujo número de profissio-
nais disparou nos últimos anos, em resposta
ao determinismo governamental. Resta a
esperança que este trabalho não deixe de
contribuir para enriquecer os debates sobre
os profissionais de emergência médica, e
modificar a sua visão e a dos seus coordena-
dores e, por conseguinte, transformar, directa
ou indirectamente, os valores institucionais e
as próprias práticas.
Reconhecemos que é uma profissão exigente
e potencialmente agressiva, o que pode acar-
retar prejuízos a nível individual e familiar,
mas cabe a cada indivíduo, e a cada família,
em particular, encontrar estratégias que lhe
permitam minimizar o impacto negativo deste
regime de trabalho.
um número significativo de divórcios na nossa
amostra, o que poderia ser uma consequência
da constelação de factores de stress fami-
liar de que são alvo e estar em consonância
com os dados de Estivill e Averbuch (2008).
Também por este motivo, acreditamos que
os profissionais do INEM reconhecem na sua
família as competências necessárias para
ultrapassar as adversidades e tirando benefí-
cios dos momentos mais difíceis.
Compensando este lado do
risco, sobressaem inúmeras
vantagens nesta profissão, pois
a dedicação, às funções que
desempenham, incute nestes
profissionais um elevado espírito
de ajuda e sentimento de auto-
estima. Na grande maioria estes
trabalhadores escolheram o INEM
como entidade empregadora,
sujeitando-se a rigorosas provas
de selecção e monitorização, pelo
fascínio nesta área da saúde.
Notamos, ainda que, aqueles que partilham
a intimidade com estes profissionais demons-
tram uma tolerância aumentada, pelo cariz
humano deste tipo de serviços, aceitando o
ritmo frenético destes profissionais.

1
Grupo profissional no qual uma de nós se incluiu, entre
Outubro de 2007 e Outubro de 2010, a exercer funções
como enfermeira graduada.

MOSAICOnúmero 49
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