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PERSONAJES:
ABOGADO – CAJERO – SECRETARIA – GERENTE
DOCTOR: Está bien, está bien, pero no puede ir por la vida diciendo que es un
ladrón. ¿Qué abogado querría defenderlo, si usted mismo se está
condenando?
CATULO: ¡Qué hago doctor!, estoy desesperado no puedo más el peso en mi
conciencia me está matando, no doy más.
DOCTOR: Eso es otra cosa... Si su problema es moral, eso tendrá que hablarlo con
un cura o un psicólogo... Lo mío es, como le puedo explicar, es mas
practico, está más ligado a lo material... Pero explíqueme cuál es el
problema.
CATULO: Yo trabajo en un banco, en caja N° 3 del Trans Banc, y bueno, me sentí
tentado y robé dinero de la caja doctor, me entiende ahora soy un ladrón
y estoy desesperado.
DOCTOR: Shh... no vuelva a repetir la palabra “robé”. Eso nunca se dice, utilice
otras palabras, tomé... retuve... diga lo mismo pero en otros términos, me
entiende, Las paredes escuchan y todo lo que diga puede ser utilizado en
su contra...me entiende
CATÛLO: (baja la cabeza)Si doctor.
DOCTOR: Bueno, pero eso que usted me dice no es tan grave...tan terrible como
usted cree , lo podemos arreglar.
CATULO: Para mí es terrible, doctor.
DOCTOR: ¿Y de cuánto es la suma de la que estamos hablando?.
CATULO: De diez mil pesos, doctor.
DOCTOR: ¡Eso sí que es terrible.
CATULO: Le dije, doctor, es una barbaridad de dinero el que... retuve.
DOCTOR: Por el contrario, es poco.
CATULO: ¿Cómo me dice eso, doctor?
DOCTOR: Que el dinero que usted retuvo es poco , eso no alcanza para
nada ni para nadie.
CATULO: Sigo sin entender, doctor.
DOCTOR: Que con eso no alcanza para adornar a nadie, ¿me explico? A mayor
cantidad, mayor posibilidad, ¿me entiende?.
CATULO: No, sigo sin entender...
DOCTOR: Voy a tratar de ser claro. Esto es al revés que los remedios... Los
remedios en pequeñas dosis curan, en grandes cantidades matan.
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DOCTOR: Shh...baje la voz cincuenta mil pesos más, recuerde grandes cantidades
salvan, pequeñas cantidades hunden.
CATULO: Esto es una locura, doctor... Bueno, doctor, lo voy a hacer, si no me
queda otra alternativa, lo voy a hacer.
DOCTOR: No le queda otra, vaya, vaya, haga lo que le digo y después me habla por
teléfono. Pero hágalo ya, no hay tiempo que perder, ¿cuánto puede
demorar en hacerlo?
CATULO: Y, ahora... enseguida... Pedí permiso diciendo que no me sentía bien y me
vine para acá.
DOCTOR: Bien... bien... vaya, hágalo y me habla.
CATULO: ¿Seguro, doctor?
DOCTOR: Seguro, dígame Cátulo... ¿cómo se llama su gerente?
CATULO: Burella, Cristian Burella.
DOCTOR: Bien, gracias, vaya... Ya tendrá noticias mías.
CATULO: Gracias, seguro doctor.
DOCTOR: Seguro, hasta luego. Vaya, vaya... (Llama por intercomunicador)
Señorita, ¿puede venir, por favor?
SECRETARIA: ¿Llamaba usted, doctor?
DOCTOR: Sí, vaya hasta el banco de la esquina.
GERENTE: Sí, algo de razón tiene, mejor recuperar la mitad... Y ¿dónde está el
dinero?
DOCTOR: No se preocupe por mis honorarios, hay veces en que hay que perder...
Bueno, esta vez pierdo con gusto, porque veo en usted a un
Buen muchacho... Lo importante de todo esto es que usted haya zafado,
digo, haya solucionado su problema.
CATULO: No sé cómo agradecérselo, doctor.
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DOCTOR: Nada, nada, pero otra vez que quiera hacer algo así, hábleme antes de
cometer el ilícito, de esa manera tenemos más posibilidades.
CATULO: No entiendo qué me quiere decir con eso.
DOCTOR: Usted me habla con tiempo, las cosas salen mejor.
CATULO: No doctor, le agradezco pero usted no me verá más por aquí.
DOCTOR: Bueno, no diga eso.
CATULO: No, doctor, yo no pienso delinquir más. Me equivoqué una vez y le juro
que no lo voy a volver a hacer.
DOCTOR: No diga eso, uno nunca sabe.
SECRETARIA: Basta doctor, no pude evitar escuchar detrás de la puerta y lo que
usted esta haciendo con Catùlo no es justo
DOCTOR: Vaya.. Vaya, pero mire a quien tenemos aquí, a un abogada defensora de
almas nobles.
SECRETARIA: No, no soy abogada, pero usted no puede inducir a un hombre
honesto como Catùlo a delinquir en la forma que lo hizo.
DOCTOR: Caramba hasta hace unas horas atrás era otro el cuadro de situación y
otros los conceptos, cuando este hombre tembloroso y con un gran cargo
de conciencia al que usted llama honesto se presento ante mi confesando
casi a los gritos que era un ladrón, que había robado.
SECRETARIA: Por eso mismo lo digo, Catùlo es una persona sana, recuperable, se
equivoco nada mas, un ladrón de verdad lo hubiera negado siempre, pero
el no, se equivoco una vez, nada mas, seguro que no lo volverá a hacer.
CATULO: Basta, por favor.
algunos recursos para evitar el litigio, que hubiera sido largo y penoso
para el pobre catulo.
SECRETARIA: Aunque esos recursos incluya quedarse con 20.000 pesos como
usted lo hizo.
DOCTOR: Exactamente señorita, incluido eso, o usted cree que cualquier abogado
estaría dispuesto defender a un empleado bancario que gana 1200 pesos
mensuales y en la forma que estaba comprometido , no cabe duda que
terminaría preso, aquí lo que importa son los resultados.
CATULO: Basta, no se lastime mas, realmente no merezco su defensa.
SECRETARIA: No es solamente por usted Cátulo, demasiadas actitudes
desagradables vi de parte suya doctor y que rayan con la inmoralidad.
DOCTOR: A el problema es moral, continúe...continúe usted.
CATÛLO: Deje, deje usted, puede perder su empleo por mi culpa.
SECRETARIA: No catùlo al empleo lo dejo en este momento, ya vi demasiado para
saber que este no es mi lugar.
DOCTOR: Bueno creo que ya no queda nada por decir, usted señorita pase mañana
que le liquidaré sus haberes y usted Catulo, ya sabe... Con tiempo... Y si
hay algún compañero de trabajo suyo con problemas, no dude en darle mi
teléfono. ( A solas Mientras, el doctor acomoda el dinero y saca su parte)
Yo siempre dije... más vale un mal arreglo que un buen juicio.
APAGÓN