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Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Márquez, María Teresa


Estilo tecnológico: construyendo puentes entre tecnología y cultura
Nueva Antropología, vol. XVIII, núm. 60, febrero, 2002
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15906005

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ESTILO TECNOLÓGICO

Construyendo puentes entre tecnología y cultura*

María Teresa Márquez**

D
esde las dos últimas décadas del y han inyectado —a su reencuentro con
siglo XX, la antropología ha ve- la antigua conocida de Malinowsky, Boas
nido encarando viejos y nuevos y White— aires de renovación y de entu-
temas con herramientas y métodos de una siasmo.
teoría interpretativa de la cultura; uno Mientras la antropología se beneficia-
de ellos es el de la tecnología. Al empren- ba con las corrientes semióticas de fines
der esta tarea, la ya añeja disciplina se de la década de 1960 y la de los setenta,
ha mostrado influida por el eclecticismo la tecnología comenzó a mostrarse en toda
de análisis interdisciplinarios que la han su complejidad y contingencia gracias a
despojado de atavismos reduccionistas nuevos enfoques de disciplinas tales como
la sociología del conocimiento científico,
** Este artículo forma parte del proyecto de in- la historia de la tecnología, y los estudios
vestigación “Generación y transmisión de conoci- sobre innovación, entre otros (Díaz, 1995).
mientos en México: flujo y redes entre los sectores Pronto surgieron programas de estu-
público y privado” (REF: 27794S), financiado por
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Cona-
dio y redes de investigadores, impulsa-
cyt), con sede en el Instituto de Investigaciones dos principalmente por sociólogos e his-
Sociales de la UNAM. Agradezco al instituto las faci- toriadores, interesados en abordar lo que
lidades otorgadas para realizar mi trabajo. genéricamente se denomina “Estudios en
** Instituto de investigaciones Sociales, UNAM. Tecnología y Sociedad”, o “Tecnología y
70 María Teresa Márquez

Cultura” (Escobar, 1994: 212). Tales pondencia entre tecnología y cultura está
aproximaciones han dado por supuestas lejos de testimoniarse cabalmente en la
y evidentes las relaciones que sus nom- literatura antropológica (o en cualquier
bres proclaman en lugar de construirlas otra), a pesar de que algunos antropólo-
y explorarlas. Además, han centrado su gos (todavía una minoría) trabajan desde
atención —como en el caso de la Socie- tiempo atrás afinando las herramientas
dad para la Historia de la Tecnología (SHOT conceptuales disponibles e importando y
por sus siglas en inglés)— en describir adecuando teorías y categorías de análi-
estudios de casos privilegiados donde el sis. Empero, queda aún mucho camino
énfasis estuvo primero en las particula- por andar, sobre todo para la antropolo-
ridades internas de las complicaciones gía latinoamericana que debe incorporar
técnicas (propias del determinismo y el sus propios problemas y los matices de
evolucionismo tecnológico ingenuos) y, su atípica y compleja modernidad al es-
luego, en los análisis externalistas que tudio de la tecnología desde la cultura.
buscan interpretar el cambio tecnológico En este espacio, esperamos estar con-
“en contexto” (Staudenmaier, 1985 y tribuyendo al cumplimiento de esta ta-
1996). Sin embargo, en la mayoría de es- rea o, cuando menos, orientando hacia su
tos estudios, la forma en que se constru- causa algunas voluntades y talentos, sea
yen y operan esos contextos, así como las por convencimiento o por indignación.
maneras y las razones por las que adquie- Un estudio de caso sobre el desarrollo
ren significado para sus actores, apare- de software para el manejo y recupera-
cen como detalles por demás insignifican- ción de información en discos compactos
tes para disciplinas que sólo en la (CD-ROM) nos servirá para sustentar la
generalización parecen encontrar la vali- necesidad de construir puentes entre tec-
dez de sus teorías. nología y cultura, enfatizando en las for-
En suma, el vínculo entre tecnología y mas en que ambas dimensiones se arti-
cultura ha sido sobrestimado como una culan. Para ello proponemos el concepto
relación “natural” entre el mundo de los de estilo tecnológico como una categoría
objetos y el universo de lo simbólico. Des- de análisis que permitirá al investigador
pués de todo —formularía el contraargu- social penetrar en la caja negra de la tec-
mento—, tanto los sistemas de objetos nología (Woolgar, 1991) y abundar en la
como aquellos procesos diseñados para construcción de los significados que
instrumentarlos se basan en significados la hacen posible y la interpretan.
compartidos (conocimientos técnicos, con-
sensos políticos, acuerdos económicos,
reconocimiento social de necesidades, etc.) LA TECNOLOGÍA
y, ellos mismos —los objetos— devienen EN LA MIRADA ANTROPOLÓGICA
en significados de aceptación o rechazo,
posición social, poder cultural, etcétera. A continuación revisaremos brevemen-
No se necesita ser un observador exi- te algunas de las recientes contribucio-
gente para aceptar o, por el contrario, nes antropológicas al estudio de la tec-
para denunciar que esta perfecta corres- nología.
Estilo tecnológico 71

Los dramas tecnológicos material específica que han de satisfacer


(Pfaffenberger, 1992a: 495-502). En con-
De los antropólogos que han incursiona- secuencia, los significados contenidos en
do de lleno en el estudio de la tecnología, los artefactos resultan ser sólo una mera
en especial desde el advenimiento de la y secundaria “cuestión de estilo”. Tal se-
tecnología de información (TI), Bryan Pfa- paración entre función y estilo (en tanto
ffenberger es probablemente el más co- significado) es del todo falsa de acuerdo
nocido por su abundante producción edi- con Pfaffenberger, primero porque la fun-
torial y sus contribuciones tanto ción, lejos de ser la parte dura e incues-
conceptuales como empíricas (Pfaffenber- tionable del artefacto, es más bien la que
ger, 1988a, 1988b, 1990, 1992a, 1992b, está más sujeta a una definición cultural
1993, 1995, 1997). Es también el que con (Pfaffenberger, 1992a: 503). Segundo,
mayor claridad y rigurosidad ha tomado porque ignora un componente relevante
desarrollos de otros campos1 al tiempo que de la tecnología: el ritual, cuya realiza-
buscaba, en los estantes de la jurispru- ción resulta esencial tanto en la coordi-
dencia antropológica, categorías para ex- nación de los trabajos de construcción y
plicar el seductor mundo de las computa- mantenimiento de los sistemas sociotéc-
doras (Márquez, 1998). Su adecuación del nicos, como en la definición misma de su
drama turneriano como drama tecnoló- función. Y, tercero, porque al distinguir
gico (descrito e ilustrado en Díaz, 1995) entre función y estilo la visión estándar
hace posible el estudio procesualista de descontextualiza y deshistoriza al arte-
la incorporación y los usos de dispositi- facto e imposibilita un análisis profundo
vos tecnológicos sea por grupos sociales y de su constitución como tal. Aunque Pfa-
culturales (Pfaffenberger, 1988b), corpo- ffenberger no va más allá en el estudio y
rativos (Pfaffenberger, 1995) o aun nacio- la exploración de las posibilidades analí-
nales (Pfaffenberger, 1993). ticas del estilo, sin duda recoge la esen-
En la base de los argumentos de Pfa- cia de su poder explicativo, como se verá
ffenberger está la denuncia de la visión más adelante.
estándar de la tecnología y su dualismo
maniqueo entre función y significado,
mismo que atribuye la existencia de los Computadoras y cambio social
artefactos tecnológicos a una necesidad
A partir de la teoría de la red de actores
de Latour (1995), David Hakken explica
1
Adscrito a la corriente constructivista, para
Pfaffenberger la tecnología es un sistema sociotéc-
el cambio social relacionado con una fal-
nico, tal como lo define el historiador Thomas Hug- sa e ingenua ‘revolución de la computa-
hes (1987), construido a través de relaciones mu- ción’ invocando una vez más la noción de
tuamente transformadoras de un sinnúmero de la tecnología como algo distinto a simples
contextos sociales y culturales y de agentes econó- artefactos y, más bien, considerándola
micos y políticos a lo largo de diversas fases que
suman incertidumbre al sistema y rompen con
constitutiva y constituida por redes (con-
la visión evolucionista y determinista de la tecno- tingentes e inestables) de entidades o ac-
logía. tores humanos, organizacionales y obje-
72 María Teresa Márquez

tuales (Hakken, 1993: 110). Su trabajo se representaciones de la cultura) haya sido


centra no sólo en las computadoras (en expulsada de los análisis externalistas de
tanto actores no humanos de la red con la tecnología influidos por el constructi-
capacidad de agencia), sino en cómo la vismo social.
gente las usa. Hakken ha llevado esta Esta imagen de una tecnología desma-
propuesta al campo de la automatización terializada que aparece en la mayoría de
del trabajo (Hakken, 1993 y 1998) y, re- los estudios antropológicos, es alterada
cientemente, a los dominios del ciberes- por el francés Pierre Lemonnier, quien no
pacio.2 Su trabajo etnográfico en estas sólo mantiene operativas las posibilida-
áreas se esfuerza en demostrar empíri- des de investigación de la cultura mate-
camente que “cómo la sociedad cambia rial, sino que sus trabajos equilibran el
tiene más que ver en cómo la gente inter- campo de la antropología social de la tec-
preta la computarización que con cualquier nología, hasta hoy dominado por los an-
impacto tecnológico aislado” (Hakken, 1993: tropólogos norteamericanos.3 De acuerdo
109). con Lemonnier (1993), los estudios de tec-
nología se agrupan en dos clases: 1) los
orientados a los efectos de los sistemas
Cultura material y elección tecnológica tecnológicos en la cultura y la sociedad; y
2) los preocupados en lo que los grupos
La voluntad de dar una lectura al mundo comunican cuando fabrican o usan arte-
de los artefactos tecnológicos desde los factos. Entre estos últimos se encontra-
procesos culturales de significación ha rían los estudios arqueológicos de “esti-
caído en la trampa de olvidar o pasar por lo” que aparecen interrogando más a la
alto que la tecnología tiene una realidad forma que a los contenidos sociales de los
objetiva, una existencia material innega- objetos técnicos. Con esta consideración,
ble y, por ende, ineludible en el análisis Lemonnier retoma nuevamente la distin-
social. Como afirma Mulkay (1979: 80), ción entre estilo y significado, tan cara
“es más fácil mostrar que el significado para la arqueología como para la propia
social de la televisión depende del con- antropología.
texto social en el cual es usada, que mos- Para salvar la brecha construida por
trar que la fabricación de televisores de- estos dos tipos de estudios, Lemonnier
pende también del mismo contexto”. Este propone una indagación antropológica de
argumento parece explicar de alguna la tecnología en tanto producción social
manera el hecho de que, paradójicamen- hecha de elecciones (choices). Las socie-
te, la cultura material (las cosas como dades, nos dice, escogen de un amplio ran-

2
Sobre el surgimiento de la antropología del ci- 3
Hay en Lemonnier una preocupación justifi-
berespacio puede consultarse David Hakken, cada por reconocer los trabajos precursores en el
Should the AAA Intervene in the Cultural Cons- estudio del homus technicus y de las representa-
truction of Cyberspace? Disponible en línea en URL: ciones sociales de la tecnología de Mauss, Haudri-
http: //sts.sunyit.edu/anthropolgy/index.html. Véa- court y Leroi-Gourhan, entre otros clásicos de la
se también Escobar (1994). antropología francesa (véase Lemonnier, 1989).
Estilo tecnológico 73

go de posibles vías tecnológicas que toman pueden ser resueltas de manera satisfac-
—o rechazan—, adaptan o desarrollan a toria desde las perspectivas arriba revi-
partir de lo que encuentran en su propio sadas y, por tanto, nos sirve aquí para
ambiente o tradiciones o en las de otras evidenciar la necesidad de construir puen-
sociedades. Al realizar tales elecciones los tes que ayuden al analista social a orde-
grupos construyen y mantienen diferen- nar y entender los complejos itinerarios
cias de status o identidad y permiten al que siguen los significados cuando se ha-
analista identificar las condiciones de cen artefactos.
cambio y continuidad en la cultura mate-
rial y en las conductas culturales.
Por un lado, las elecciones tecnológi- ESTUDIO DE CASO:
cas no serían más que “traducciones” en EL CENTRO NACIONAL EDITOR
el sentido empleado por Latour (1992), DE DISCOS COMPACTOS
esto es, respuestas tecnológicas arbitra- DE LA UNIVERSIDAD DE COLIMA
rias (pues no se corresponden necesaria- (CENEDIC)
mente con una mera eficacia técnica) a
un problema definido en términos de ló- El Cenedic es un laboratorio universita-
gicas sociales altamente diversas (Lemon- rio donde se desarrolla software para la
nier, 1993: 16). Por el otro, tales eleccio- compilación, el ordenamiento (indexa-
nes, el conocimiento tecnológico que ción), almacenamiento y búsqueda de in-
requieren y las relaciones sociales de pro- formación en bases de datos que se alma-
ducción que conllevan, repercuten consi- cenarán en discos compactos (CD-ROM).
derablemente en las conductas técnicas Fue incubado en 1989 en el Departamen-
y en el propio mundo material. to de Sistemas de la Dirección de Biblio-
A la luz de los argumentos de Lemon- tecas de la Universidad de Colima (UC).
nier, la agenda de investigación de una La formación del Cenedic (1989-1993)
antropología de la tecnología se define tuvo lugar en el interior de coyunturas
entonces por las preguntas sobre cómo políticas y económicas locales y naciona-
y dónde las elecciones tecnológicas tienen les especialmente favorables. En la pers-
lugar. pectiva local, los gestores del Cenedic fue-
Estas tres perspectivas antropológicas ron particularmente hábiles en presentar
de la tecnología permiten estudiar rele- su proyecto de edición de CD-ROM al rector
vantes aspectos de ciertos procesos socio- de la UC quien, por las características de
culturales de asimilación y de uso de in- gobierno de la institución, centralizaba
novaciones tecnológicas. Sin embargo, el todo el poder de decisión y pronto adoptó
repertorio de posibilidades de lo que al Cenedic como un medio para que la
Mauss denominó “un fenómeno social to- universidad ganara la atención y el reco-
tal” (Pfaffenberger, 1988a: 244 y 249) no nocimiento de la comunidad local y de la
se agota en unas pocas y bien demarca- burocracia educativa del gobierno central
das miradas antropológicas. Por ejemplo, y de sus fondos de financiamiento. La efec-
el caso de estudio que se presenta a con- tividad del Cenedic como capitalizador de
tinuación plantea interrogantes que no atención y prestigio resultó al paso del
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tiempo tan efectiva que, cuando en 1997 que sus propios objetivos y el contexto les
el rector de la UC fue elegido gobernador plantean.
del estado de Colima, reconoció pública- El personal del Cenedic lo componen
mente el papel del Cenedic en su elección.4 aproximadamente 60 personas, la mayo-
En la perspectiva nacional, la propues- ría jóvenes estudiantes o egresados de
ta del Cenedic se alineó perfectamente con carreras relacionadas con el cómputo y
la política de modernización tecnológica la informática.5 Frente a un mercado lo-
de la educación superior emprendida por cal restringido, estos jóvenes encuentran
el gobierno mexicano desde los ochenta allí un espacio de aprendizaje y experi-
(Luna, 1997), a la par que coincidía con mentación que ha llevado a la creación
un periodo de relativa prosperidad eco- de un modelo de operación y desarrollo
nómica que permitió destinar importan- tecnológico basado en: 1) desarrollo de
tes recursos públicos a proyectos de de- soluciones personalizadas (design custo-
sarrollo científico y tecnológico. Ambas mer), 2) énfasis en el diseño de interfaces
expectativas (las locales y las nacionales) y plataformas de consulta “amigables” y,
apelaban a un incipiente e incierto valor 3) desarrollo endógeno de procesos técni-
intrínseco de la tecnología (en especial las cos y herramientas de programación.
TI) que aparecía en el proyecto político del Por otra parte, los clientes del Cenedic
gobierno de la UC y del país como incues- son en su mayoría instituciones educati-
tionable camino al progreso y a la moder- vas, dependencias públicas y organismos
nidad. Estos aspectos se tradujeron en culturales, cuyas sedes se ubican en la
apoyo político, consenso social y asigna- ciudad capital, distante unos 750 km de
ción de recursos económicos, si no abun- Colima. Estos clientes aportan la infor-
dantes, sí suficientes para que el Cene- mación (sea textual o multimedia) que va
dic realizara acciones de transferencia a ser procesada, estructurada en campos
tecnológica, equipamiento técnico, capa- de consulta y preparada para acceder a
citación de personal, construcción de in- ella a través del soporte CD-ROM.
fraestructura, etcétera. Hasta 1997 la mayoría de los proyec-
Desde entonces, el trabajo del Centro tos de edición de un CD-ROM 6 se financia-
ha transitado por tres etapas tecnológi- ban bajo la forma de riesgo compartido.
cas bien definidas: 1) bases de datos refe- El cliente no aportaba capital (excepto,
renciales, 2) bases de datos de texto com- en algunos casos, para cubrir los costos
pleto, y 3) bases de datos multimedia. de la reproducción masiva del disco). Los
Éstas dan cuenta de las habilidades de
su equipo de trabajo, que le permiten no
sólo mantenerse al día con los adelantos 5
La edad promedio del personal del Cenedic en
tecnológicos, sino innovar ante los retos el periodo del trabajo de campo (enero 1997-mayo
1998) era de 21.5 años.
6
Por edición me referiré en adelante al proceso
4
Discurso pronunciado por el gobernador Fer- que comprende: tratamiento de datos, digitaliza-
nando Peña en la inauguración del VIII Coloquio ción de imágenes y video, desarrollo de software y
de Automatización de Bibliotecas de la Universi- de interfaces (pantallas), y armado y “quemado”
dad de Colima el 26 de noviembre de 1997. de premaster.
Estilo tecnológico 75

gastos de producción eran más bien cu- concretar estos objetivos el centro orien-
biertos por el centro (es decir, por la UC). tó todas sus energías a dos actividades:
Las ganancias provenientes de la comer- “hacer ruido” y “hallarle el modo”.
cialización —en parte a cargo, muchas
veces, del mismo Cenedic— se repartían a) “Hacer ruido” consiste en una per-
en partes iguales con el cliente. Esta mo- manente y muy poco sutil estrategia de
dalidad resultaba económicamente ren- hacerse notar exhibiendo todo nuevo pro-
table tanto para el cliente (que en mu- yecto, cliente, proceso de producción, de-
chos casos regresa cada año a actualizar sarrollo o producto terminado, literalmen-
la información de su CD-ROM) como para te a quien se deje abordar, desde alumnos
el propio Cenedic, que pudo de esta ma- de escuelas primarias de la localidad has-
nera formar una cartera de clientes, “con- ta “distinguidos” visitantes nacionales y
tagiarse” del prestigio de ellos y configu- extranjeros del mundo de la política, los
rar una oferta y demanda tecnológicas negocios, la cultura y la computación. Sin
atractivas. Estas conquistas resultan por embargo, en el Cenedic no sólo se hace
demás imprescindibles para un centro ruido con presentaciones a visitantes o
que se ubica en una zona geográfica y con la exhibición de una infraestructura
culturalmente periférica, sin una trayec- moderna, sino por medio del propio con-
toria reconocida entre las empresas de tenido de la tecnología que se propone,
desarrollo de software y con recursos en este caso, de las soluciones de software.
materiales y humanos más bien en for- Ellas corresponden a dos criterios de
mación. calidad:8 la alta flexibilidad de las funcio-
Tanto la trayectoria de formación del nes de consulta de información en el CD-
Cenedic como sus objetivos y estrategias ROM y el diseño de pantallas (interfaces)
comerciales, su posicionamiento en el de consulta visualmente atractivas y con
campo de las nuevas tecnologías y las atributos gráficos (tamaño de letra, tipo-
características de su mano de obra (bara- grafía, color, etc.) que faciliten al usuario
ta pero innovadora) llevaron a la confi- la recuperación de información. En la
guración de una tecnología que no es más práctica, ambos criterios de calidad son
que la traducción de otros objetivos defi- formas efectivas (y efectistas) de hacer
nidos por el grupo, tales como la conquis- ruido en tanto que captan la atención y
ta de prestigio social, independencia tec- definen cierta singularidad.
nológica de grupos hegemónicos, sean
nacionales o extranjeros, y reconocimien-
novación, y trabajan en instituciones de escaso pres-
to social en tanto locales con capacidad tigio). Este argumento ha sido ya refutado contun-
de adaptación e innovación, es decir, re- dentemente por Bijker (1997: 174). Aquí conside-
conocimiento de su marginalidad.7 Para ramos al Cenedic como un centro tecnológico
marginal por su particular interpretación en los
estándares internacionales que rigen su campo.
7
Para Gieryn y Hirsh (1983), muchas innova- 8
En ingeniería de software, calidad es un con-
ciones exitosas se explican por su “marginalidad” junto de características de un elemento o producto
(jóvenes innovadores que provienen de campos de que le confiere la aptitud para satisfacer necesida-
trabajo diferentes de aquel donde se realiza la in- des explícitas o implícitas.
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b) “Hallarle el modo” o “inventar” es la collage, están formados por diferentes re-


versión local de lo que se conoce como el tazos o piezas tomadas de aquí y de allá,
síndrome NIH: “si no lo inventamos noso- inventados o copiados y pegados en un
tros, no sirve” (Velásquez y Machado, todo que funciona “a como dé lugar”. Así,
1992: 137), atribuido a los desarrollado- los jóvenes ingenieros del Cenedic pron-
res de software y programadores como to entendieron que para realizar búsque-
una característica inmanente que los im- das en textos que contienen atributos
pulsa a construir sus propios desarrollos. gráficos que los motores de búsqueda no
Sin embargo, se trata por lo general de reconocen, sólo tenían que trabajar so-
una respuesta a restricciones materiales, bre la información en dos procesos. En
presupuestales y de tiempo que impiden el primero se trabaja en un procesador
desarrollar o comprar (entiéndase impor- de textos con archivos de información sin
tar) programas completos o módulos de ningún atributo gráfico especial, pero
programas, o acceder al código fuente donde cada parte del texto es clasificada
de programas de cómputo comerciales. y etiquetada (título, autor, resumen, con-
En este escenario toma lugar un amplio tenidos, etc.) por medio de códigos o “mar-
abanico de posibilidades para el diseño9 cas”. En el segundo, la misma informa-
y desarrollo. En nuestro caso, recordemos ción se prepara en el mismo procesador
que el Cenedic desde sus inicios se pro- de texto con todos los atributos gráficos
puso explícitamente no depender de tec- deseados (subrayados, negritas, itálicas,
nologías de “otros” y más bien buscar o etc.). Los procesos técnicos siguientes
“inventar” soluciones en casa y, en lo po- (compilación y creación de índices para
sible, sin ningún tipo de ayuda externa. búsquedas) se realizan con el primer ar-
El siguiente ejemplo ilustrará cómo ope- chivo, y al término de los mismos es dese-
ran “hacer ruido” y “hallarle el modo”. chado. De manera que la información
grabada en el disco y la que finalmente
el usuario ve en su pantalla proviene del
El método de marcado segundo archivo.
de la información De esta manera los CD-ROM del Cene-
dic realizan búsquedas de texto completo
El énfasis en editar discos vistosos y con con una presentación gráfica que “hace
un manejo altamente flexible de la in- ruido” mediante procesos que al princi-
formación, y hacerlo con limitados recur- pio fueron considerados como una inge-
sos materiales y humanos, se tradujo en niosa manera de “hallarle el modo”, aun-
un método más bien artesanal que toma que luego se consolidaran como una
lo que encuentra a la mano para armar solución lógica y racional.
programas de cómputo que, como en el Puesto que se trata de un procedimien-
to manual donde el proceso siempre tie-
ne variantes, desde el tamaño de la infor-
9
Por diseño entendemos aquí ciertas “activida-
des con base en la ingeniería que tratan de crear
mación hasta el número de combinaciones
soluciones específicas para resolver problemas con- de búsqueda requeridas; a que cada pro-
cretos” de cómputo. yecto busca incorporar mejoras; y que,
Estilo tecnológico 77

además, los procesos técnicos no están do. Pfaffenberger llamará a esta respues-
documentados ni existe un procedimien- ta ajuste situacional, categoría que per-
to especificado de control de calidad, en mite interpretar la negociación entre los
cada nuevo proyecto de edición, de algu- actores y la tecnología. Pero ¿qué hay de
na manera se reinventa el mundo. la adecuación tecnológica en sí? ¿Acaso
En resumen, los ingenieros del Cene- está condenada a perderse en un mundo
dic copian, cortan, pegan, adaptan, arman de confrontaciones dramáticas de signi-
e inventan software para manejar y re- ficados en aras de no caer en el relato fe-
cuperar información de bases de datos en tichista de la tecnología? Los programas
CD-ROM. Y lo hacen a la medida del clien- de investigación resumidos también po-
te, con un reconocible impacto visual y drían explicarnos cómo cada paso en la
con méritos absolutamente “propios”. De construcción del sistema sociotécnico lla-
esta manera han respondido también a mado Cenedic ha sido una elección guia-
sus objetivos culturales, pues su tecnolo- da por representaciones simbólicas con-
gía compite ventajosamente con otras dis- tenidas en los artefactos, dispositivos y
ponibles en el mercado, sean de factura técnicas elegidos y también en los de-
nacional o internacional (véanse figuras sechados. Pero ¿qué lugar ocupa en este
1 y 2), y han logrado mantenerse a salvo análisis el propio proceso de armado o
de la dependencia tecnológica. Finalmen- construcción de esa elección? ¿Cómo ex-
te, el reconocimiento social ha venido de plicar que los ingenieros del Cenedic es-
la mano de organismos como la UNESCO, cogieran precisamente el desarrollo de
de quien el Cenedic es Centro Regional software y no otro medio técnico para ex-
en el área de las TI. presar tales representaciones simbólicas?
¿Qué es lo que diferencia entonces la pro-
ducción de software de la producción de
PREGUNTAS otros medios tecnológicos en términos
QUE CONSTRUYEN PUENTES culturales?
En concreto, lo que el caso del Cenedic
Las miradas antropológicas a la tecnolo- nos plantea es cómo y por qué sus inge-
gía resumidas arriba tienen el gran mé- nieros y técnicos idean la solución de las
rito de incorporar al análisis la produc- marcas, por qué eligen interfaces gráfi-
ción de significado y las luchas de poder cas atractivas en lugar de, por ejemplo,
—que la apropiación de tales significados un desarrollo de software replicable que
conllevan— como indisolublemente liga- pueda optimizar los recursos y costos. En
das a los artefactos. Sobre esas bases, otras palabras, ¿cómo podemos explicar,
podríamos decir, por ejemplo, que el mé- desde el significado construido, el conte-
todo de las marcas es un proceso de rein- nido mismo de la tecnología sin volver a
vención donde un grupo (llamémoslo los la simple consideración de la tecnología
marginales) responde a otro (hegemóni- como cultura material y, además, sin per-
co) mediante una adecuación tecnológica dernos en un mar de significados y mun-
que refleja su particular visión sobre cómo dos simbólicos desmaterializados?
debe ser y cómo se debe construir el mun- Describir y entender el caso del Cene-
78 María Teresa Márquez

dic nos planteó la necesidad de buscar estilo tecnológico en Hughes es facilitar


nuevos conceptos que hagan más opera- los estudios comparativos de las hetero-
tivos los enfoques que la propia antropo- géneas e imprevistas características que
logía nos ofrece. Para tal fin proponemos adquiere una tecnología en espacios geo-
el concepto de estilo tecnológico que revi- gráficos, políticos y socioculturales dife-
saremos a continuación, para luego ilus- rentes. Estudios enmarcados en esta lí-
trar con un ejemplo sus posibilidades de nea comparativa son los de Eda Kranakis
análisis. (1997) y Matthias Heymann (1998). El
primero describe las diferencias entre las
ingenierías norteamericana y francesa en
EL ESTILO TECNOLÓGICO el siglo XIX respecto a las estructuras de
las comunidades tecnológicas, la evolu-
Estilo como historia comparada ción y la función de la educación técnica,
la investigación y la práctica tecnológica.
El concepto de estilo tecnológico no es nue- El segundo, una investigación relativa-
vo. Ya el historiador Thomas P. Hughes se mente reciente, realizada —al igual que
refirió a él como una respuesta creativa el caso anterior— en los terrenos de la
en la que los constructores de un sistema historia de la tecnología, describe la su-
sociotécnico adaptan, modifican o usan perioridad de la tecnología de viento (tur-
conocimientos y técnicas de un modo dife- binas para molinos) danesa sobre la es-
rente del propuesto, que le dan a una má- tadounidense y alemana, remitiéndose a
quina, proceso, artefacto o sistema una diferencias en los procesos y condiciones
cualidad distintiva (Hughes, 1987: 68-70). locales.
Entre los factores que forman un estilo Quizá la consecuencia más importan-
tecnológico, de acuerdo con Hughes, se te de esta noción de estilo es que, como
encuentran las determinaciones estilísti- apunta Hughes, resulta “crucial para opo-
cas nacionales. Así, el american style es nerse a la idea omnipresente de que hay
caracterizado por el mismo Hughes por la una sola manera de crear un sistema tec-
producción en masa y la apertura a gran- nológico, la idea de que las leyes de la eco-
des mercados; Josephson (1997) habla de nomía, de los descubrimientos de inves-
“estética proletaria” y de una “arrogancia tigaciones científicas, y los imperativos de
tecnológica” cuando describe la ingeniería la eficiencia técnica son los únicos deter-
nuclear rusa. Para Latour (1993a y 1993b) minantes de los resultados de un siste-
la “ingenuidad francesa” y su “amor por la ma” (1987: 69).
tecnología” sellaron el infortunado desti-
no del ambicioso proyecto de transporte
rápido no contaminante Aramis. Otros Estilo como fuente de información
factores que delinean el estilo son la natu-
raleza geográfica, que a su vez repercute Por otro lado, el concepto de estilo ha sido
en los factores legislativos y económicos, y parte fundamental en la arqueología y
las experiencias históricas y nacionales. objeto de disputas teóricas y empíricas a
Una utilidad analítica del concepto de lo largo de muchas décadas en ese cam-
Estilo tecnológico 79

po.10 Por tratarse de la arqueología, resul- Siguiendo a Ian Hodder (1990: 45),
ta un término estrechamente vinculado a planteamos aquí que el estilo es “una pro-
la cultura material y usado para estable- piedad relacional, antes que una relación
cer correlaciones entre forma y contenido, puramente objetiva. Es decir, una propie-
dejando de lado lo referente a la función, dad interpretativa de todo evento. Estilo
que sería determinada por usos más bien [en suma] es [...] la evocación de un even-
prácticos. De esta manera, los objetos son to individual a una general manera de
tomados como codificaciones de presumi- hacer”.
bles conductas y opciones sociales ubica-
das en un tiempo y en un espacio específi-
cos. Las variaciones entre atributos Estilo como relación interpretativa
formales (tipos, motivos y diseños) esta-
rían dando información sobre la identidad En 1969 una pequeña investigación es-
grupal, la organización social y un amplio colar del curso Computational Stilistic
y heterogéneo repertorio de valores, ideas, realizada en la Universidad del Norte de
normas, etc. (teoría del intercambio de in- Carolina (Chapel Hill) intentó averiguar
formación). Esta misma información po- si el estilo de programación era una bue-
dría ser igualmente recogida si se atiende na base para detectar quién había escri-
a la posibilidad de elección que sobre va- to un programa de cómputo (Byars, 1969).
rias alternativas funcionalmente equiva- El experimento, dirigido por un estudian-
lentes se objetiva en el estilo (teoría de la te de psicología, consideró dos niveles de
variación isocrática). análisis: la semántica del programa y el
Las críticas a estos enfoques que arran- texto. Cuatro grupos de programadores
can a los objetos de sus contextos históri- escribieron rutinas de programación en
cos y de los procesos socioculturales que lenguaje Fortran que luego fueron anali-
les dan sentido, han venido desde dentro zadas estadísticamente. Los resultados
y desde fuera de la arqueología. No es establecieron que las diferencias entre las
nuestro interés ocuparnos de esta discu- rutinas escritas provenían de los peque-
sión ahora, sino más bien demostrar que ños e individuales hábitos de codificación
el estilo no es ni una cualidad distintiva de los programadores (incidencia en la
impresa en los artefactos como respuesta utilización de ciertos comandos, número
creativa de sus constructores (definición de rutinas, cantidad de líneas de código
por diferencia), ni una característica for- escritas, etc.), antes que de característi-
mal hecha de patrones de repetición en cas atribuibles a los diferentes tipos de
los objetos tecnológicos (definición por programas que se pidió escribir (científi-
semejanza). cos y estadísticos). Aunque el estudio no
ofrece ningún concepto de estilo, queda
claro que se mueve en la idea común de
10
Una revisión de las principales teorías sobre estilo como la “manera de hacer algo”. Así,
estilo en la arqueología es la que ofrece Hegmon
(1993). Para una perspectiva más actual, interdis-
la manera del programador A se caracte-
ciplinaria y extensa puede consultarse Carr y Nei- rizaría por escribir rutinas de programa-
tzel (1995). ción extensas, mientras el programador
80 María Teresa Márquez

B prefiere las rutinas cortas para alcan- hecha y, por tanto, tiene una existencia
zar el mismo objetivo. Pero, ¿eso es todo objetiva como evento. En el evento como
lo que se puede decir del estilo? ¿Con base interpretación, todo evento comprende un
en qué universo podemos establecer la entendimiento subjetivo y un componen-
diferencia entre una rutina corta y otra te creativo en la construcción de similitu-
que no lo es? ¿Son estas peculiaridades des y diferencias reales.
suficientes para definir un estilo? Este doble abordaje del estilo permite
De acuerdo con Hodder no lo son, y no salvar una de las mayores limitaciones
porque se trate de modos individuales y que tradicionalmente se le imputaron al
aislados de hacer —tanto los individuos concepto: ser una construcción espacial
como los grupos son capaces de construir incapaz de dar cuenta del cambio y pro-
estilos—, sino porque el enfoque de esta penso a fijar o congelar los significados
“manera de hacer” se refiere únicamente en el tiempo. De modo que, si tomamos
a aspectos de la estructura objetiva del esta perspectiva interpretativa del esti-
programa, aislándolo de un contexto de lo, en donde cada evento cambia el con-
significación mayor (consideraciones de lo texto para el siguiente evento, entonces
que es valioso definidas por el universo la interpretación dependerá de la posición
total de los estudiantes de la clase, reglas de los intérpretes en el contexto. Aparece
generales de escritura de software, están- entonces una secuencia sin fin, una dia-
dares de calidad mundialmente recono- léctica donde al analista le toca imaginar
cidos, etc.). Además, aunque, como en el fases de tiempo en una operación heurís-
caso del estudio escolar, la identificación tica que, sin embargo, “puede estar en lo
del estilo sirva para determinar algo en cierto, pues toma una característica co-
particular (la autoría de los programas), mún de la vida social donde el estilo es
en realidad los estilos no consisten o no uno de los mecanismos usados para ‘fi-
pueden reducirse a funciones de ese tipo; jar’ significados y los actores sociales
por lo tanto, no pueden ser comparados intentan contrarrestar el evento como in-
con funciones utilitarias. Antes, “son las terpretación enfatizando la interpretación
funciones sociales y utilitarias las que tie- como evento, objetivando la subjetividad
nen un estilo”, mismo que se logra crean- del evento, y colocándolo en un construi-
do y recordando similitudes y diferencias do y segregado ahora” (Hodder, 1990: 46).
alrededor de un evento particular. En esta visión, el estilo tiene tres com-
El estilo, dice Hodder, sólo existe en ponentes: 1) su estructura objetiva y con-
esas repeticiones y contrastes. Puesto que tenido (correspondientes a la semántica
esta definición refiere más a significados y al texto del programa en nuestro ejem-
que a formas, donde un evento es inter- plo del estudio escolar sobre estilos de
pretado siempre por evocación a otros programación); 2) elementos interpreta-
eventos, Hodder establece una distinción tivos y evaluativos y juicios de calidad
artificial entre interpretación y evento (“modo de hacer” o de jugar con las reglas
objetivo. En la interpretación como even- de un modo competente y apropiado); y
to, toda afirmación —aun si es interpre- 3) la creación de relaciones ilusorias en
tativa— cambia el contexto en el que es el interior del estilo que oculten esas otras
Estilo tecnológico 81

relaciones por las que el estilo evoca o se las redes actuales de telecomunicación
remite al contexto sociocultural. Aquí el han facilitado en mucho esta tarea, las
estilo coloca al evento en la interpreta- colecciones en CD-ROM han mantenido su
ción a la vez que se esfuerza en fijar esa lugar como fuente confiable de informa-
interpretación como evento. Al hacerlo ción y medio de consulta para usuarios
así, es decir, al arrancarlo de su contexto que —en apariencia— son esencialmen-
y presentarlo como único, los creadores te consumidores de información. En gran
del estilo son capaces de tomar el con- parte esta idea parece explicar el hecho
trol del significado y, por ende, del poder. de que los CD-ROM de bases de datos casi
En lo que sigue, mediante un ejemplo no hayan cambiado su apariencia a lo lar-
llevaremos estas ideas sobre el estilo en go de estos años. Algunas de sus caracte-
general, a las particularidades del estilo rísticas y capacidades de búsqueda se han
tecnológico. incrementado pero, por lo general, pare-
ce que los editores no le han prestado la
misma atención al contenido gráfico de
UN EJEMPLO: LAS PANTALLAS los discos que la que han puesto en las
DE CONSULTA bases disponibles en redes de información
como internet.
Para ilustrar las posibilidades de análi- Extramed es un ejemplo típico de los
sis del estilo tecnológico (entendido como discos de su tipo: una presentación gráfi-
la evocación de un artefacto, proceso o sis- ca más bien austera, ajena al color y a los
tema sociotécnico al contexto sociocultu- atributos tipográficos y disociada de
ral que lo conforma), tomaremos un as- los atractivos visuales de un formato de
pecto descrito en el estudio de caso: el imagen. Esta “estética de DOS” apela a un
énfasis en el diseño de interfaces. Las fi- usuario más preocupado por el contenido
guras 1 y 2 muestran las pantallas de un que por la forma. En contraste, Artemisa
disco de manufactura británica (Extra- 5 se distingue por pantallas llenas de co-
med) y de otro editado por el Cenedic (Ar- lor, diferentes tipos de letras e imágenes.
temisa 5). Las características principales ¿Por qué? ¿Acaso a los científicos e inves-
de ambos se resumen en el cuadro 1. tigadores mexicanos no les interesa tan-
Los CD-ROM de bases de datos apare- to la información como a sus colegas bri-
cieron en los inicios de la década de 1980. tánicos y son más propensos a dejarse
Por su capacidad de almacenamiento, se seducir por la forma? O bien, ¿son los in-
consolidaron como un buen medio para genieros del Cenedic más capaces que sus
almacenar y distribuir, entre puntos ale- colegas británicos a la hora de diseñar
jados, bases extensas de datos para las interfaces gráficas?
cuales los discos flexibles (disquetes) no Técnicamente la posibilidad de subra-
son suficientes. En la mayoría de los ca- yar el diseño gráfico de las pantallas está
sos estos discos son demandados por ins- estrechamente vinculada con la manera en
tituciones educativas y de investigación que se trabaje la información (contenido) y
que requieren centralizar información cómo se usen las herramientas de progra-
proveniente de fuentes diversas. Aunque mación disponibles. Estos dos aspectos se
82 María Teresa Márquez

CUADRO 1. Características principales de los discos Extramed y Artemisa 5


Extramed Artemisa 5

Áreas temáticas Salud; Biomedicina Salud; Biomedicina


Tipo de base de datos Texto completo Texto completo
Número de revistas 290 28
Sistema operativo Windows Windows
Editor/País Dialog Corporation Cenedic. México
Reino Unido
Cliente Organización Mundial Red Nacional de Colaboración
de Salud (OMS) en Información sobre
Salud (Rencis)/Secretaría
de Salud
Año de la muestra 1997 1997

sintetizan en una sola relación de oposición: que las interfaces armónicas y atractivas
procesos manuales/ automatización. de Artemisa 5 esconden un itinerario de
Dialog (la empresa que edita Extra- producción sinuoso y muchas veces im-
med) es una gran corporación que edita provisado, pero altamente valorado como
anualmente más de 450 títulos (discos) rasgo distintivo (forma de “hallarle el
provenientes de prestigiadas colecciones, modo”) de la identidad e imaginario del
muchas de las cuales —entre ellos Extra- grupo.
med— se actualizan mensualmente. Sus En Artemisa 5 la calidad fue construi-
procedimientos están estandarizados y, da por los autores sobre la base de: 1) el
por ende, son replicables y sus motores modelo popular de “sistema amigable con
de búsqueda están certificados (Blackwell el usuario” donde un valor atribuible es
Sciences The Idealist). Por su parte, el la facilidad de manejo que hace al siste-
Cenedic no cuenta con procesos documen- ma de cómputo accesible a usuarios no
tados, sus motores de búsqueda provie- expertos. Aunque para los editores de
nen de programas de dominio público que bases de datos éste sea un criterio secun-
son “ayudados” desagregando la informa- dario, para el gran público, acostumbra-
ción tanto como sea posible y clasificán- do a “navegar” a través de ventanas e hi-
dola manualmente (método de las mar- pervínculos, hay una correlación formal
cas). Así, la economía visual de Extramed y de sentido entre los discos del Cenedic
es en realidad resultado de la estandari- y los demás programas que tiene instala-
zación y automatización de sus procesos, dos en su computadora personal; y 2) el
criterios principales de calidad, a decir de diseño a la medida del cliente, donde las
la normatividad internacional,11 mientras necesidades de éstos se definen básica-
mente en el universo de posibilidades que
11
Las normas internacionales más importantes
el Cenedic ofrece en referencia a una ofer-
para la ingeniería del software son: Norma ISO 9000 ta tecnológica mayor. Ahora que la hege-
serie 3 y el CMM (Capabity Maturity Model). monía de un sistema operativo (Windows
Estilo tecnológico 83

FIGURA 1. Pantalla de resultados de búsqueda en la base de datos de texto completo


EXTRAMED (áreas: biomedicina y salud)
editada en CD-ROM por Dialog Corp. Reino Unido.

Figure 1. Sample DIALOG Search Results

s fuzzy(w)logic/ti (SELECT «fuzzy logic» in the title.)


5200 FUZZY/TI

4676 LOGIC/TI
S1 703 FUZZY(W)LOGIC/TI

?rank cr s1 (RANK on the Cited Reference.)


Completed Ranking 703 records

DIALOG RANK Results


—————————
RANK: S1/1-703 Field: CR= File(s): 34
(Rank fields found in 515 records — 6414 unique terms) Page 1 of 802
Following are the most-cited articles on «fuzzy logic.»

(These are the most-cited articles on «fuzzy logic.»)

RANK No. Items Term


—— —— —— ——
1 125 ZADEH LA, 1965, V8, P338, INFORM CONTR
2 106 LEE CC, 1990, V20, P404, IEEE T SYST MA
3 70 ZADEH LA, 1973, V3, P28, IEEE T SYST MA
4 44 MAMDANI EH, 1975, V7, P1, INT J MAN MAC
5 37 KOSKO B, 1992, NEURAL NETWORKS FUZZ
6 33 EE CC, 1990, V20, P419, IEEE T SYST MA
7 31 MAMDANI EH, 1974, V121, P1585, P I ELEC
8 29 TAKAGI T, 1985, V15, P116, IEEE T SYST ?

view 1/3 (VIEW the most recent article citing the «expert,» Zadeh.)

DIALOG(R)File 34:SciSearch(R) Cited Ref Sci


(c) 1997 Inst for Sci Info. All rts. reserv.

15287903 Genuine Article#: VX100 Number of References: 83


Title: FUZZY-LOGICAPPROACH FOR COMPUTING THE PROBABILITY OF TARGET
DETECTION IN CLUTTERED SCENES
Author(s): MEITZLER TJ; ARAFEH L; SINGH H; GERHART GR
Corporate Source: USA TAKOM,AMSTA TR R,MS 263/WARREN//MI/48397; WAYNE
STATE UNIV,DEPT ELECT & COMP ENGN/DETROIT//MI/48202
Journal: OPTICAL ENGINEERING, 1996, V35, N12 (DEC), P3623-3636
ISSN: 0091-3286 Language: ENGLISH Document Type: ARTICLE
84 María Teresa Márquez

FIGURA 2. Pantalla de resultados de búsqueda en la base de datos de texto completo


ARTEMISA 5 (áreas: biomedicina y salud) editada en CD-ROM por el Cenedic,
Colima, México

de Microsoft) ha definido una nueva es- encontramos en las pantallas de Artemi-


tética, los usuarios parecen necesitar más sa 5 —como de ningún disco del Cene-
imágenes, más ventanas y más posibili- dic— símbolos de identificación como su
dades de configuraciones personales, y logotipo o el nombre de programas o he-
esto es precisamente lo que el Cenedic les rramientas (de hecho, éstas ni siquiera
hace notar en tanto está en posibilidades son nombradas). No es éste el caso de
de ofrecer. Extramed, donde el nombre de cada uti-
Aunque ambos factores (la interacción lería es desplegado después de que ejecu-
hombre-máquina y la relación con el clien- ta su tarea (v.gr. Dialog Rank: visualiza
te) son criterios de calidad reconocidos por los registros encontrados, Dialog File des-
las normas internacionales (véase nota pliega información del registro elegido).
11), existe, en el caso del Cenedic, una Esta falta de autorreferencias no es
reconstrucción que oculta esta evocación una omisión de la estrategia de “hacer
de criterios definidos fuera de su contex- ruido”; por el contrario, con este silencio
to local (la estética Windows) y la incor- icónico el Cenedic apela más bien a la
pora como un rasgo propio, como parte identificación y el reconocimiento de su
de su manera marginal pero competente manera particular de hacer discos com-
de hacer discos. Parte de este ocultamien- pactos como “la manera” de hacerlos. Es
to es la falta total de autorreferencias. No decir, al mismo tiempo que se distingue
Estilo tecnológico 85

con pantallas vistosas y plataformas ami- modo” al tema de los discos compactos, y
gables, se ubica como competente en “la responde a expectativas culturales loca-
forma” correcta de hacer discos compac- les y del entorno que ellos mismos han
tos de base de datos, todo esto sin recu- construido bajo la apariencia de calidad
rrir (como en las piezas de artesanía) a la tecnológica.
firma del autor. Además, el concepto de estilo tecnoló-
En suma, todo ese ingenioso proceso gico, al permitir explicar la tecnología del
de marcar la información es convertido a Cenedic en relación con la unidad o siste-
través de las pantallas en un elemento ma sociotécnico mayor, no sólo está esta-
estilístico reconocible. En términos de bleciendo relaciones evocativas de seme-
Hodder, las pantallas no serían más que janza y diferenciación, sino que permite
una interpretación (como evento) de pro- interrogarse acerca de las cualidades ob-
cedimientos y recursos técnicos y de ne- jetivas e interpretativas intrínsecas de
cesidades sociales y nuevas estéticas. esa tecnología y de ese contexto y sobre
Hasta aquí la descripción estructural no su adecuación a las interpretaciones de
parece ofrecer muchas posibilidades para un grupo de ingenieros que hacen discos
un análisis social, pues podría aducirse compactos en Colima. En otras palabras,
que condiciones materiales orillan a los permite entender por qué —como han
ingenieros del Cenedic a trabajar con pro- dicho Cooper y Woolgar (1993)— el soft-
cedimiento manuales, perpetuando así su ware es la sociedad hecha maleable.
marginalidad. Sin embargo, tales formas Por último, se podría objetar este aná-
de trabajo no sólo son una elección entre lisis argumentando que el problema de
varias respuestas más o menos equiva- las pantallas está mal planteado, puesto
lentes, sino que representan una evalua- que desde el concepto holístico de tecno-
ción de un universo específico que los ro- logía (en tanto cosas, significado y poder)
dea: la producción de software, donde que está en la base de nuestros argumen-
establecen semejanzas y diferencias, dis- tos, no es posible aislar la construcción
tancias y yuxtaposiciones, y una efectiva de pantallas del proceso total de edición
producción de significados (disfrazados de de CD-ROM. Ello es absolutamente cierto.
criterios de calidad) que son trasladados Como componente del sistema Cenedic,
del ámbito de las tecnologías de cómputo las pantallas sólo tienen sentido en rela-
e información al contexto social y cultu- ción con sus constructores y sus objeti-
ral, que queda así transformado. vos, con las herramientas técnicas usa-
En resumen, aun cuando las limitacio- das, con los conocimientos tecnológicos
nes materiales marginen al Cenedic de desplegados y con el levantamiento y con-
procesos automatizados y de estándares trol de un sistema de evaluación que es-
internacionales de calidad, el método de tablece, en última instancia, la construc-
las marcas y el diseño de interfaces re- ción y el dominio de significados. Esto es
presentan su particular interpretación precisamente lo que nuestro breve análi-
(en tanto evento) de cómo “hallarle el sis intentó establecer.
86 María Teresa Márquez

CONCLUSIONES ra han decidido meter las narices curio-


sas e inquisidoras en la parafernalia tec-
El concepto interpretativo de estilo tec- nológica de nuestros tiempos.
nológico como evento objetivo y particu-
lar que evoca interpretaciones generales,
por un lado justifica la descripción del BIBLIOGRAFÍA
soporte material de la tecnología, de su
contenido como tal, no como mera infor- ALTEC, Asociación Latinoamericana de Gestión
mación técnica, sino como lugar donde la Tecnológica (1992), Aspectos conceptuales
interpretación toma la forma de evento. y metodológicos de la gestión tecnológica,
A su vez, vincula indisociablemente a ta- Caracas, IDRC/CIID.
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Para definir exitosamente su estilo, es BIJKER, Wiebe E., Thomas P. HUGHES y Trevor
decir, para que sea reconocido como tal, el PINCH (comps.) (1997), The Social Construc-
Cenedic construye eventos (pantallas, tion of Technological Systems, Cambridge,
marcas) que interpretan y evalúan “a su The MIT Press.
modo” lo que significan: sistemas amiga- BYARS, Eugene (1969), “An Investigation into
bles, diseños a la medida, soluciones pro- Programming Style”, Computer Studies in
the Humanities and Verbal Behavior, vol. II,
pias, etc. Al hacerlo, reconstruye tales sig-
núm. 4, La Haya, Holanda, pp. 198-203.
nificados conformando un nuevo contexto
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más favorable en donde sus objetivos cul- The Study of Technology as a Tool for Socio-
turales se realizan. ¿Cómo lo hacen? Cor- logy Analysis”, en Wiebe E. Bijker, Thomas
tando, copiando y pegando, a la manera P. Hughes y Trevor Pinch (comps.), The So-
del bricoleur, o a su particular manera o cial Construction of Technological Systems,
estilo que, lejos de ser coherente y libre de Cambridge, The MIT Press, pp. 83-103.
conflictos, es más bien un resultado con- CASAS, Rosalba y Matilde LUNA (coords.) (1997),
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en el que la búsqueda por la diferencia y hacia una nueva configuración de relaciones,
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