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Las estrategias educativas para la formación ciudadana

Carolina Lozano, Noemí Rivera, Luisa Charris


Universidad del Atlántico
2020
La sociedad actual enfrenta grandes retos morales y éticos los cuales pueden ser resueltos
no sólo por profesionales con todas las bases científicas, sino que requieren de seres con
formación ciudadana que reconozcan las fallas de su entorno y trabajen en pro de su
desarrollo y crecimiento. Esta educación significa un desafío ético que fomenta tanto la
generación de conocimientos científicos y tecnológicos, como la promoción de los derechos
culturales, la conciencia social y la vivencia de valores como la equidad y la justicia.
La formación ciudadana pretende impulsar el desarrollo de la personalidad de los
individuos, los cuales no solo se relacionan con pequeños grupos, sino con sociedades que
trascienden las fronteras locales gracias a los cambios que está viviendo el mundo. Dentro
del análisis de los contenidos de la formación ciudadana, encontramos dos aspectos
principales: uno enfocado en determinadas áreas de conocimiento como lo jurídico, lo
constitucional y lo político, y otro orientado a contenidos no específicos pero que son
importantes, como la relación entre la persona con el Estado y los grupos sociales en los
que está sumergida.

Para el autor, la educación en los derechos humanos y el aprendizaje de principios y valores


constitucionales es el eje central de la formación ciudadana. Para esto, se han creado
estrategias que están clasificadas según su sentido y alcance. Algunas de las propuestas
para esta formación están concebidas como acciones de influencia en el comportamiento.
Estas, son pautas que logran una modificación del comportamiento en la situación en que se
expresa, sin embargo se dice que estas son a corto plazo, ya que no se pude asumir que
estas acciones permanezcan o se transfieran a otras situaciones. Muchas de estas acciones
están relacionadas con normas de convivencia, habilidades comunicativas, solución de
conflictos y ejercicios de tareas específicas, se trata de situaciones que exigen determinados
comportamientos. Otras de estas estrategias, están dirigidas a transformar a los estudiantes
para llegar a ser buenos ciudadanos, conscientes y autorregulados. Por último, se encuentra
el grupo de acciones que van dirigidas a la articulación de la universidad con la
sociedad. Estas son estrategias más integrales -si están bien diseñadas-y se realizan
con rigor en sus fines educativos. Son acciones que desarrollan aspectos esenciales de la
personalidad que contribuyen a la formación ciudadana, tales como: saber
participar, compromiso con los resultados y percepción de la intersubjetividad.

De manera puntual, se destaca que es necesaria la formación de profesionales con la calidad


requerida, mucho más urgente es formar los ciudadanos que sean capaces de dar un uso
ético a la ciencia. Aunque el tema de la formación ciudadana se debate por
algunos estudiosos, aún quedan confusiones y de conocimientos acerca de esa cuestión. Un
estudio detallado de las diferentes posiciones lleva a agrupar las diferentes estrategias
educativas en cuatro grupos. Estos grupos están creados según el alcance y sentido que
tengan en relación con la persona. La incorporación de estas estrategias para la
formación ciudadana requiere un diseño adecuado para que sus propósitos puedan
alcanzarse.

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