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MENTIRA Y LEY EN ISRAEL

Nos adentramos en una cultura, la hebrea, con unas características particulares, un


libro especifico en el que se basa su cultura, la Biblia, y una terminología y conceptos
alejados de la filosofía y cultura griegas. En la cultura hebrea, oriental, semita,
encontramos términos como creación, revelación, alianza, ley (Torá)… extraños a la
cultura griega occidental que se articula sobre términos como mito, logos, devenir,
eterno retorno, idea y ley (nomos).

Es necesario para nosotros distinguir las diferencias entre ambas, pues toda la
arquitectura conceptual y la visión del hombre, la vida, la ética… se caracterizan de
manera muy diferente. El tema que nos interesa es algo que ha preocupado a ambas
culturas: “la mentira” y ambas dan una explicación acerca del término, pero con
características peculiares. Esta cuestión metafísica que involucra a lo más radical del
hombre, ha preocupado a ambas culturas por igual.

El término palabra, logos hace referencia a algo intelectual: idea, pensamiento,


lenguaje. Mientras para los hebreos la palabra está relacionada con la acción “dijo Dios:
haya luz y hubo luz”1, el mundo bíblico no ve únicamente en la palabra humana un
sonido, un medio de comunicación entre los hombres; para él hay un plus: la palabra
expresa a la persona, participa de su dinamismo y está dotada en cierto modo de
eficacia, de ahí su importancia en la marcha de la vida. Según su calidad, implica para el
que la pronuncia honor o confusión “gloria y deshonra caben en el hablar”2, también “la
muerte y la vida están en su poder”3. Mediante la palabra puede uno dar vida a los
demás o dar muerte; una muerte en sentido ontológico, no físico. Si se bendice, si se
dice un bien de alguien se le da vida; mientras si se maldice se provoca una muerte
ontológica. “Principio de toda obra es la Palabra y antes de toda acción está el consejo.
Raiz de los pensamientos es el corazón, de él salen cuatro ramas: bien y mal, vida y
muerte, mas la que siempre las domina es la lengua”4

Para juzgar el valor del hombre, la palabra es como la piedra de toque que permite
conocerlo. En el eclesiástico encontramos unos parágrafos sobre la palabra: “Cuando la
criba se sacude, quedan los desechos; así en su reflexión se ven las vilezas del hombre.
El horno prueba las vasijas del alfarero, la prueba del hombre está en su razonamiento.
El fruto manifiesta el cultivo del árbol; así la palabra, el del pensamiento del corazón
humano. Antes que se pronuncie no elogies a nadie, que esa es la prueba de los

1
Gen 1,3
2
Eclo 5,13a
3
Prov 18,21a
4
Eclo 37, 16-18
hombres.”5 Así encontramos en los libros sapienciales6 las sentencias de los sabios
hebreos acerca de temas antropológicos, metafísicos…

La escritura bíblica va precedida por la palabra. Israel es un pueblo nómada en


principio hasta asentarse en Judá. Se nutre de la transmisión oral, de la experiencia que
tiene un pueblo de la acción de Dios en sus vidas. La Biblia, pues, no contiene verdades
intelectuales sino experienciales.

Dios, Yahve, se ha manifestado, le ha revelado a unas personas: Abraham, Isaac,


Jacob, Noé… su elección. Ha hecho con ellos una alianza que se transmite de
generación en generación. Siguiendo esta lógica de la revelación Dios se elige
posteriormente a un pueblo esclavo en Egipto al que libera de la esclavitud por medio
de su elegido Moisés y a este pueblo entregará su ley, su alianza.

La alianza, “Berit”, antes de referirse a las relaciones de los hombres con Dios,
pertenece a la experiencia social de los hombres; éstos se ligan entre sí mediante pactos
o contratos, acuerdos entre iguales o grupos que quieran prestarse ayuda. Son las
llamadas: alianzas de paz, pactos de amistad y de matrimonio en el antiguo Israel. Son
tratados desiguales en los que el poderoso promete su protección al débil. En el antiguo
oriente se practicaban frecuentemente estos pactos de vasallaje. La conclusión de estos
pactos se hacía según un ritual: las partes se comprometen con juramento. Se cortan
animales en dos y se pasa por entre los trozos pronunciando imprecaciones contra los
eventuales transgresores. Finalmente se establece un memorial: se planta un árbol o se
erige una estela que serán los testigos del pacto. A partir de esto Israel se representa sus
relaciones con Dios.

La alianza establecida por Dios con Abraham cumple estas características pero con una
excepción, Dios no permite que Abraham pasé por en medio de los animales, sólo pasa
Dios. Dios es el garante del cumplimiento de esa alianza por esto es considerada por
Israel como una alianza de gracia gratuita en la que el que se compromete a llevarla a
cabo es Dios.

La cultura griega no contempla el término creación, la naturaleza es devenir, la historia


es cíclica. El mito, relato o narración arcaica es para Aristóteles el que propicia la
acción como síntesis de acciones. Tiene un cierto valor filosófico en la medida en que
sus universales prácticos o estereotipos pueden ser considerados por el hombre en
función de su actuar, pues él le proporciona resultados de acciones.

Como oposición al mito, encontramos el término logos que posee varios significados:
palabra, pensamiento, discurso racional. Con frecuencia se utiliza para referirse al
discurso que está fundamentado en la discusión y que se legitima en la medida en que
da respuesta racional a los fenómenos.

5
Eclo 27, 4-7
6
Eclesiástico, Proverbios, Salmos, Eclesiastés, Sabiduría.
En la filosofía griega el tener logos, palabra, lenguaje es lo que diferencia al hombre
del resto de las especies. Por su competencia comunicativa el hombre puede
relacionarse con otros hombres y ampliar sus conocimientos a través de la información,
por ello el hombre debería estar comprometido con la verdad y ser sincero por
naturaleza. Pero el hombre es algo más complejo; para ambas culturas la mentira parece
ser algo connatural al hombre, algo que parece ser propio de él y no de otras especies, el
hombre es libre para mentir, engañar, calumniar, conducir a otro al error, ser falso, tener
doblez …

Por ello debemos estudiar qué es eso que llamamos mentira que tiene tantas caras
como un prisma. Qué sentido y repercusiones tendrá en ambas culturas, “yo he dicho en
mi consternación todo hombre es falso”7. La máxima del salmista nos introducirá en el
concepto de mentira para los hebreos.

Mentira, “Sequer”, se halla 113 veces en el antiguo testamento, es un término muy


poco frecuente en todos los libros menos en los poéticos (sapienciales) y los proféticos.
Su uso se concentra en los Salmos (24 casos), Proverbios (20 veces) y Jeremías (37
casos). Aparecen por primera vez en Ex 5,9 en boca del faraón: “que aumente el trabajo
de estos hombres para que estén ocupados en él y no den oídos a palabras mentirosas”8.

La actitud mentirosa en el Antiguo Testamento, sobre todo en el génesis por parte de


los redactores aparece socialmente aceptada como una parte de la vida en el mundo, a
veces necesaria e incluso digna de elogio y siempre comprensible nos bastara recordar
las mentiras de Abraham, Noe, Jacob… Pero esta aceptación desaparece en el momento
en que aparecen las leyes que gobiernan el comportamiento. La Tora que recibe moisés
en el Sinaí: “no levantaras falsos testimonios ni mentiras”9, forma parte del decálogo de
la ley de Israel la Tora que luego es desgranada en puntualizaciones hasta lo más
mínimo en el Deuteronomio, Levítico y Números.

El empleo bíblico de la palabra mentira abarca dos sentidos diferentes, según se trate
de las relaciones del hombre con su prójimo o de sus relaciones con Dios. Así pues la
mentira tendrá una dimensión horizontal entre iguales y otra dimensión vertical, las
relaciones de la criatura con su creador. Pero esta relación horizontal y vertical tendrá
una jerarquía: el falso testimonio en los procesos, la mentira dicha bajo juramento, es
una profanación del nombre de Dios “no jurareis en falso por mi nombre, profanarías el
nombre de tu Dios”10. Este sentido subsiste en la enseñanza moral de los profetas y los
sabios:

“Quien declara la verdad, descubre la justicia; el testigo mentiroso, la falsedad”11.


7
Sal 116,11
8
Ex 5,9
9
Dt 5,20
10
Lev 19,12
11
Prov 12,17
“No levantes testimonio falso ni ayudes al malvado dando testimonio injusto”12

“No te inclínese en un proceso por la mayoría en contra de la justicia”13

“Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente y justo y no absuelvas al


malvado”14

La mentira es considerada un pecado, un mal que se hace a otro, una rebelión hacia el
Creador… Este pecado de mentira se entiende en la escritura en forma mucho más
amplia, como dolo, error que para los hebreos no es ignorancia, no consiste en los
titubeos y ni siquiera en los extravíos de la inteligencia en el que es situado por los
griegos. No se reduce a la equivocación de uno al que engañan las apariencias ni a la
inadvertencia que da lugar al mal y a la injusticia.

El error consiste en infidelidad, en rechazar la verdad. El error es a la vez engaño y el


desacuerdo entre pensamiento y la lengua. A todo esto tiene horror Yahve: “su lengua
es saeta mortífera, las palabras de su boca, embusteras. Se saluda al prójimo pero por
dentro se le pone celada y por esas acciones ¿no les he de castigar?”15. A Dios no se le
puede engañar “¿jugareis con el cómo se juega con un hombre? El os dará una severa
corrección si en secreto hacéis favor a alguno”16.

El mentiroso va a su pérdida: “pierdes a los mentirosos: al hombre sanguinario y


fraudulento lo abomina Yahve”17, “gran baldón para un hombre la mentira en boca de
ignorante repetida es preferible un ladrón que el que persiste en la mentira aunque
ambos heredarán la perdición, el hábito del mentiroso es una deshonra, su vergüenza le
acompaña sin cesar”18.

El antiguo testamento nos presenta también el problema que le crea al hombre el


aclimatar en su vida el hábito de la mentira, estos son llamados impíos y les caracteriza
la astucia:

“En la lengua del hombre está su ruina, que no se te llamen maldicente, no pongas
lazos con tu lengua que sobre el ladrón cae la vergüenza y dura condenación sobre la
lengua doble”19. Los impíos sólo tienen la mentira en la boca. “Pecado es en su boca la

12
Ex 23, 1ss
13
Ex 23,6ss
14
Ex 20,16
15
Jer 9,7s
16
Job 13,9s
17
Sal 5,7
18
Eclo 20, 24-26
19
Eclo 5,14
palabra de sus labios ¡queden pues presos en su orgullo por la blasfemia, por la mentira
que vocean!”20.

Para los hebreos los labios y la boca esperan que se los abra para expresar el fondo del
corazón. Los labios están al servicio del corazón, ellos revelan las cualidades del
hombre. La verdad o doblez del pecador mentiroso lleno de artimañas y de calumnia.

“Aparta de ti la falsía de la boca y el enredo de los labios arrójalo de ti. Yahveh, libera
mi alma del labio mentiroso, de la lengua tramposa.”21.

Se pueden ocultar los labios detrás de un rostro placentero: la maldad íntima “Barniz
sobre vasija de barro son los labios lisonjeros con corazón malvado”22.

Mediante la lengua el hombre se comunica con sus semejantes y expresa a Diós los
sentimientos de su corazón, del buen y mal uso de la lengua provienen la mentira, el
fraude, la doblez, la maledicencia y la calumnia. La lengua es definida como el órgano
de la mentira, del decir. La escritura se refiere a ella como a una serpiente “Aguzan su
lengua igual que una serpiente, veneno de víbora hay bajo sus labios”23.

Una navaja afilada: “tu lengua es una afilada navaja, oh artífice de engaño”24.

Una espada acerada: “mi alma está tendida en medio de leonés, que devoran a los hijos
de Adán; sus dientes son lanzas y saetas. Su lengua, una espada acelerada”25.

Una flecha homicida: “su lengua es saeta mortífera. Las palabras de su boca,
embusteras”26.

La lengua revela el corazón del hombre. Pero ¿qué es para los hebreos el corazón?
Para nosotros el corazón evoca a la vida afectiva. Pero para los hebreos es lo interior del
hombre, los sentimientos, los recuerdos, los pensamientos, los proyectos, las decisiones,
se remonta más allá de los psicológico es el centro de la persona, el lugar donde el
hombre dialoga consigo mismo, asume sus responsabilidades y se abre o se cierra a la
acción de Dios. El corazón es la fuente de su personalidad consciente, inteligente y
libre. Es también la sede de las elecciones decisivas, donde se encuentra la ley no escrita
y la acción de Dios. Es el punto de encuentro entre el hombre y Dios. Así, en las
relaciones personales, lo que cuenta es la actitud interior del hombre y lo exterior del
hombre debe manifestar lo que hay en el corazón.
20
Sal 59,13
21
Prov 4,24
22
Sal 120,2
23
Prov 26,23
24
Sal 140,4
25
Sal 57,5
26
Jer 9,7
Se conoce el corazón por lo que el hombre expresa mediante el rostro “el corazón del
hombre modela a su rostro tanto hacia el bien como hacia el mal. Signo de un corazón
dichoso es un rostro alegre”27. Por lo que dicen los labios “el corazón del sabio hace
circunspecta su boca y aumenta el saber de sus labios”28. Por lo que revelan los actos.

Pero palabras y comportamientos pueden disimular lo que hay en el corazón, entonces


se produce una simulación, una apariencia, una mentira “plata con escorias esmaltadas
sobre arcilla son los labios dulces con corazón perverso”29. Una doblez de corazón “el
que odia, disimula con sus labios pero en su interior comete perfidia”30. “Si da a su voz
un tono amable, no te fíes porque hay siete abominaciones en su corazón. Encubrirá su
odio con engaño, pero en la asamblea se descubrirá su malicia”31. “En sus labios pone
dulzura el enemigo, más en su corazón trama arrojarte a la fosa”32.

El hombre tiende naturalmente a mirar las apariencias pero Dios mira el corazón. “la
mirada de Dios no es como a la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias
pero Yahveh mira el corazón”33. “Él sondea el abismo y el corazón humano y y sus
secretos cálculos penetra”34.

Y respecto al culto y la religión “yo detesto, desprecio vuestras fiestas, no me gusta el


olor de vuestras reuniones solemnes”35. “no me arrebate es con los impíos, ni con los
agentes de mal, que hablan de paz a su vecino, más la maldad está en su corazón”36.

Hemos relatado los campos en los que se inscribe el término Sequer, mentira: el del
hablar, del decir, la lengua engañosa; el del mentir en las relaciones personales y con
Dios; y el del actuar tanto traicioneramente como engañosamente.

Ahora nos detendremos en otros dos aspectos: en el enseñar y el profetizar. “los


directores de este pueblo han resultado desviadores y sus dirigidos extraviados”37. “y me
dijo Yahveh: mentira profetiza en esos profetas en mi nombre, yo no les he enviado ni

27
Eclo 13,25s
28
Prov 16,23
29
Prov 26,23
30
Eclo 12,16
31
Eclo 27,24
32
Sal 28,3s
33
Amos 5,21
34
Sal 78, 36s
35
I Sam 16,7b
36
Eclo 42,18
37
Is 9,15
dado instrucciones ni les he hablado. Visión mentirosa, augurio fútil y delirio de sus
corazones os dan por profecía”38.

Sequer define una manera que contradice la ley de Dios. Esta ley de Dios es la Torah.
El término ley entre los hebreos tiene unas características peculiares, no es tan
estrictamente jurídico como el nomos griego. Es una enseñanza dada por Dios a su
pueblo para reglamentar su conducta y es el conjunto legislativo que la tradición hace
depender de Moisés.

Esta ley la encontramos en el Pentateuco y encierra materiales de todos los órdenes


pues la Torah reglamenta la vida del pueblo de Israel en todas las esferas: prescripciones
morales, particularmente marcadas en el decálogo, hacen presentes, con gran precisión,
exigencias fundamentales de la conciencia humana. Prescripciones jurídicas dispersas
en varios códigos regulan el funcionamiento de las instituciones civiles: familiares,
sociales, económicas, judiciales. Y también prescripciones culturales que marca lo que
debe ser el culto de Israel con sus ritos, sus ministros, sus condiciones de
funcionamiento. Nada es dejado al azar y las instituciones temporales dependerán del
derecho religioso positivo. La Torah cuenta también con una formulación literaria al
estilo de los antiguos códices orientales.

La ley está en íntima relación con la alianza. Ella es el punto de partida de todo el
pensamiento religioso hebreo. Al elegir Diós a Israel entre todas las naciones de la tierra
le hace unas promesas, pero al mismo tiempo pone unas condiciones: Israel deberá
obedecer a su voz y observar sus prescripciones si no caerán sobre él las maldiciones
divinas. La alianza conlleva un compromiso: el cumplimiento de la Torah que llegara a
desarrollarse más con el tiempo.

Los sacerdotes tienen por función ser los depositarios y especialistas de la Torah, son
los encargados de enseñar al pueblo; esta enseñanza se da en el templo y concierne a las
materias culturales y todo lo que atañe a la conducta de la vida, de ellos provienen
compilaciones legislativas que se consideran desarrollo de la Torah.

Los profetas se someten a esta Torah y los pecados que denuncian son sobre todo
violaciones del decálogo.

Los historiadores hacen lo mismo según la tradición legislativa de sus antepasados.

En los sabios la enseñanza de la Torah se concreta en formas nuevas: como máximas


en los Proverbios y Eclesiástico y en el Eclesiastés la sabiduría es identificada con la
ley.

Pero es a la vuelta del exilio cuando la comunidad de Israel sitúa la Torah en el centro
de su vida. La Torah se distingue de otros códigos, son sobre todo colecciones de
decisiones de justicia y se nos presenta ante todo como una enseñanza dada en forma
imperativa en nombre de Dios mismo.

38
Jer 14,14
Esta Torah tiene su corazón en el Decálogo que encontramos en el capítulo 5 y 6 del
Deuteronomio de aquí los hebreos extraen en una oración que rezan tres veces al día,
incluso en la actualidad. La tienen colgada en la jamba de la puerta de sus casas, se la
colocan en la frente y se la atan a la mano para tener presente esta alianza: es el Shema:
“escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Diós
con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas
palabras que yo te dictó hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablaras de ellas tanto si
estás en casa como si vas de viaje, así ha costado como levantado, las atarás a tu mano
como una señal y serán como una insignia entre tus ojos. Las escribirás en las jambas de
tu casa y en dos puertas”.

El primer mandamiento para Israel es escuchar, que no oír, es un más allá del oír, es
abrir el oído y, según la lógica hebrea, que la palabra llegue al corazón. El segundo
mandato para Israel es que Yahveh es único. No hay otros dioses. Los ídolos son otro
tipo de mentira para los judíos.

La historia de Israel es, en cierto sentido, la historia de un pueblo que se desentiende


de los ídolos para servir a un solo Dios. Pero esta ruptura, aunque radical, no es una
cosa que Israel haga para siempre. En el decálogo Israel aprende que no debe fabricarse
imágenes de Dios, pues sólo el hombre es imagen de Dios. Dios castigará la infidelidad
ya se trate de falsos dioses como de imágenes de él.

Hay que escoger entre los ídolos o el verdadero Dios Yahve “porque nada son todos
los dioses de los pueblos”39 “no haya en ti Dios extranjero, no te postres ante Dios
extraño ”40 , “para que me conozcáis y me creáis a mí mismo y entendáis que yo soy.
Antes de mi no fue formado otro Dios y después de mi no lo habrá”41.

Los otros dioses “ídolos domésticos” (terafim) o la serpiente Neustan, supervivencias


equivocadas de otras religiones mezcladas con el yavismo popular no son de las que se
habla a Israel. Se trata de los baales cananeos que encuentra Israel al asentarse en la
tierra prometida. Pero para Israel los ídolos no son nada. Los ídolos son productos
fabricados por los hombres. Los profetas lanzarán sátiras contra ellos y denunciaran una
perversión: se adora a la propia creación del hombre y no a Dios.

La idolatría es una tentación permanente. El dinero, el vino, el dominar al otro, el


poder político, el placer, la envidia, el odio … Sí se aleja uno de Dios se convierte en
esclavo de las realidades creadas: de los ídolos. Esta perversión lleva a que se divinice a
los difuntos, a los personajes prestigiosos, a las fuerzas de la naturaleza. Israel divide el
mundo en dos campos el del bien y el del mal, el de la verdad y el de la mentira en un
doble sentido religioso y moral. El primero es el de Dios y el segundo tiene su jefe:
satán, la serpiente, el diablo, el que divide y seduce al mundo.

39
Par 16,26
40
Sal 81,10
41
Os 8,4
El tercer mandato es amar a Dios con todo el corazón. Relacionarse con Dios para los
hebreos es arriesgar el corazón.

El cuarto mandato es amar a Dios con toda la mente. Para Israel el conocimiento es el
discernimiento sobre el bien y el mal “el paladar distingue por el gusto la carne de caza,
así el corazón inteligente las palabras mentirosas”42, cómo conducirse para obtener la
verdadera felicidad. Educador nato, Israel traza reglas de prudencia, moderación en los
deseos, respecto del trabajo, humildad, ponderación, mesura, lealtad en el lenguaje…
Toda la moral del Decálogo está contenida en consejos prácticos en el Deuteronomio.
Los profetas hacen recomendaciones sobre el respeto a la justicia, la limosna, el amor a
los pobres. Israel recurre a la experiencia siempre que puede: a sus ancianos.

El quinto mandato es amar a Dios con todas las fuerzas. La fuerza para Israel tiene
varios aspectos: la fuerza que impone. El israelita sueña con la fuerza porque sueña con
imponerse de forma duradera al mundo que le rodea (la fuerza de los brazos, de las
rodillas, del corazón que no flaquea, que se mantiene firme en la lucha). La fuerza que
representa la potencia vital de un ser, la salud y la fecundidad. La potencia económica.
En su sentido el exterior que significa “ser más fuerte que”. Esta fuerza para Israel ha de
estar al servicio de Dios con miras a realizar el plan de Dios.

El sexto mandato es la obligación de la transmisión de la Torah.

El maestro israelita de sabiduría no hace reflexiones de carácter metafísico sobre el


hombre, su naturaleza, sus facultades. Se sitúa a en la existencia y el destino del
hombre. Se interesa sobre todo por la vida de los individuos concretos es sensible tanto
a la grandeza del hombre como a su miseria, a su soledad, a su angustia ante el dolor y
la muerte, mala impresión de vaciedad que le deja su vida, a su inquietud delante de
Dios qué le parece incomprensible o ausente. La mentira provoca en el hombre una
dualidad, una doblez; la solución que da Israel para volver a la unidad del corazón es
desgarrarlo pues un corazón quebrantado y humillado Dios no lo desprecia. El
verdadero mal no viene de fuera del hombre si no de su corazón. La unidad producirá la
felicidad en el hombre.

Como contraposición, daremos unos rasgos generales de cómo es entendido por Israel
el término verdad. En nuestro lenguaje (epistemológicamente) se dice verdadero o falso
un pensamiento. Una palabra conforme a lo real (adecuación) o también la realidad
misma (objetiva). La noción bíblica de verdad es diferente pues está fundada en una
experiencia religiosa: elección, alianza. Narrada por un pueblo. El verbo “aman” de
donde se formó “emet”, verdad significa para Israel: ser sólido, seguro, digno de
confianza. La verdad es la cualidad de lo que es estable, probado en lo que uno se puede
apoyar. Está relacionada con fidelidad. La fidelidad de una persona es lo que nos induce
a fiarnos de ella. La “emet” de Dios es la clave de la alianza. La intervención de Dios en
la historia a favor de su pueblo.

42
Eclo 36,19
“Emet” se asocia a “hesed”: alianza de gracia, la “emet” caracteriza la palabra de Dios
y su ley. La verdad de los hombres es una actitud fundamental de fidelidad a la alianza
y a la ley divina. “Emet” establece un paralelismo con:

Perfección: “ ahora pues, temed a Yahveh y servirle perfectamente con fidelidad”43

Corazón íntegro: “Ah Yahveh, recuerda que yo he andado en tu presencia con


fidelidad y corazón perfecto haciéndolo recto a tus ojos”44

El bien y el derecho: Esto hizo Ezequías en todo Judá, haciendo lo bueno, lo recto y
verdadero ante Yahveh su Dios”45

El derecho y la justicia: “Marcha, cabalga por la causa de la verdad, de la piedad, de la


justicia.”46

La santidad: “Has de saber, pues, que Yahvah tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel
que guarda la alianza y el amor”47

Hacer la verdad : “Se conduce según mis preceptos y observa mis normas”48

Ser fiel observador de la ley del Señor a semejanza de Tobías

En las relaciones entre los hombres es obrar con benevolencia y lealtad, con una
verdad fiel. La verdad es el respeto a las normas del derecho en el ejercicio de la justicia
y la perfecta sinceridad en el lenguaje “una lengua sincera permanece para siempre”49.

En la tradición sapiencia al la noción de verdad adquiere un sentido nuevo, verdad se


convierte en sabiduría; plan y querer de Dios. La verdad tiene un alcance moral y se
opone a la mentira como iniquidad.

En los textos del Qunran la verdad acaba por designar el conjunto de las concepciones
religiosas de los hijos de la Alianza: La ley

43
Jos 24,14a
44
II Re 20,3
45
II Par 31,20
46
Sal 45,5
47
Dt 7,9
48
Ez 18,9
49
Prov 12,19
Bibliografía:

X León Dufour, Vocabulario de teología bíblica, ed. Herder, Barcelona 1976

Biblia de Jerusalén, ed. Desclee de Brouwer Bilbao

Guillermo Quintas Alonso, Términos y usos del lenguaje filosófico. Marfil.


Publicaciones de la Universidad de Valencia.

Evelin Sullivan. El pequeño gran libro de la mentira, ed. Paidos.

Diccionario semántico del hebreo y griego bíblicos. www.sdbh.org

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