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NEFF CIRIAN

MUESTRA DE MI IDENTIDAD ES RESPETO A LA INTEGRIDAD


José María Arguedas, es un reconocido escritor no solo por la fama de sus obras
y novelas, sino también porque en ellas siempre resaltó la cultura andina, puesto
que el nació en Apurímac-Andahuaylas, su madre falleció cuando él tenía dos
años de edad, su padre tuvo otro compromiso con quien José María Arguedas
no tenía una buena relación puesto que recibía maltrato de su madrastra y su
padre siempre estaba ausente ya que era un abogado, esto fue consecuente
para la muerte de Arguedas(suicidio). Por ello tuvo mucha cercanía y confianza
con los sirvientes indios lo cual generó interés en su idioma materno el “quechua
“o “runasimi” e hizo que se adentrara a conocer las costumbres andinas, etc. Sus
obras literarias lo han llevado a ser un reconocido exponente de la literatura
peruana.
Una de esas obras es “Yawar Fiesta” publicada en el año 1941 y su nueva edición
en1958, como bien su nombre describe la obra significa fiesta ensangrentada en
la cual explica cómo fue la vida, costumbres en Puquio –
Ayacucho. En el primer capítulo titulado “Pueblo indio”, nos habla sobre aquel
pueblo indio, sus bellos paisajes el como era valorado sus tierras y actualmente
lo vivimos desde otra perspectiva, los indios se sentían cuales se hacen dueños
de sus tierras y los menosprecian. Arguedas pertenecía a una familia de
hacendados, pero también se sentía parte de los indios, ya que fue parte de ellos,
vivió gran parte de su vida con el cariño de sus sirvientes, por tanto, al escribir
esta obra describe un poco su lazo con los indios.
En el segundo capítulo titulado “El despojo”, explica cómo los Mistis arrebataron
tierras, ganados hasta sus propios derechos de los indios; se consideraban
superior a los indios como ahora en la actualidad los de la clase baja son
oprimidos por la clase alta cosa que viene pasando desde los tiempos antiguos.
Los Mistis se hicieron autoridades de todas las tierras indias, y aunque los indios
y los Mistis tenían distintas leyes y puntos de vista, sin embargo, los indios no se
atrevieron a contradecirlos pues eran oprimidos, aunque trataron de hacerse
respetar ya que los Mistis también quisieron adueñarse de la Puna, lo cual era
habitado por indios y lo lograron con ayuda de autoridades corruptas, y si los
indios trataban de defenderse eran llevados a carceletas. Este capítulo nos da a
saber que la corrupción y el abuso de las autoridades ante seres que según ellos
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son “inferiores” continúa y a pesar de que la mayor parte de las personas son
oprimidas no podemos hacer nada ante ello pues se aprovechan de su poder
para eliminarnos.
En el tercer capítulo titulado Wakawak´ras, trompetas de la tierra, el pueblo
estaba entusiasmado por las fiestas y tocaban los Wakawak´ras que eran
trompetas hechas de los cachos de los toros o vacas, con ello anunciaban las
fiestas patrias, las corridas de toro; pero esta vez sería distinto pues los Mistis se
apoderaron de las tierras de los indios. Pero esa costumbre aún no ha sido
eliminada por completo.
En el cuarto capítulo titulado “K’ayau” en la que los indios fueron a la casa del
patrón para que les conceda el permiso de realizar la corrida de toro, en un
principio el patrón se oponía ante la actividad, pues era arriesgar vidas ante
tremendo animal, pero finalmente aceptó diciendo que él no se haría cargo de
los daños causados. Entonces los indios de cada comunidad empiezan a realizar
sus preparativos, todos muy ansiosos por ganar la competencia; en la corrida
soltarían a un toro muy feroz llamado Misitu y los toreros indios se encontraban
a la expectativa de esa gran corrida.
En el quinto capítulo titulado “El circular”, ante tanta expectativa el subprefecto
hace llamar a las comisiones de los pueblos y al alcalde para anunciarles que la
corrida de toro se cancelaba si no tenían a un torero profesional y un circular
,pues lo que los indios realizaban ponía en riesgo la vida de muchos lo cual fue
denominado como “salvajidades” los indios se encontraban en contra de ello
pues era grande la emoción y algarabía para celebrar las fiestas patrias con una
corrida de toros en la cual ellos serían protagonistas, estaban frustrados,
enojados, hasta humillados. Se pusieron a tomar cañazos y tuvieron discusiones
con el subprefecto, finalmente se pondrían de acuerdo para realizar la corrida
acatando las nuevas leyes.
En el sexto capítulo titulado “La autoridad “,en la cual nos muestra el racismo del
subprefecto y un Sargento Arequipeño ,pues hablaban discriminatoriamente de
los indios quiénes se encontraban en la plaza levantando la voz ante el
desacuerdo con la corrida de toros, y desde sus balcones el subprefecto no solo
criticaba a los indios sino también a sus tierras, era arrogante, marginaba a una
tierra con bellos paisajes a su gente pues decía que eran “choladas” sus
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creencias, sus instrumentos criticaba todo ante Don Pancho el cual defendía a
su pueblo .
En el séptimo capítulo titulado “Los serranos” nos habla de como los indios eran
vistos cuando iban a la capital Lima de cómo se sentían allá, en un pueblo que
no era suyo y a pesar de eso, volvían para celebrar sus fiestas patronales nunca
dejaros sus costumbres, se reencontraban con sus viejos amigos, convidaban
con gente de sus alrededores. El cura hablaba en quechua dando a conocer las
nuevas noticias, los que habían partido a Lima volverían para las fiestas
anunciaban con tanta algarabía la fiesta que se aproximaba.
En el octavo capítulo titulado “El Misitu” nos explica sobre este toro, era una
leyenda la cual se difundía por Puquio y sus alrededores decían que ese toro
surgía de las aguas de Torkok´ocha cuando después de tormentas y rayos sobre
la laguna, cuando todo se apaciguó, se sintió un remolino al medio de sus aguas
y salió un toro “Misitu” y salió nadando a las orillas y se fue bramando hacia los
k´eñwales, un toro bravo y grande con poderes sobre naturales eso decía la
leyenda. Don Julián mando comisiones para que busquen al Misitu, entonces
salieron en busca del Misitu y Don Julián logró tener frente afrente al Misitu, pero
fracaso en el intento de atraparlo y se lo cedió a los K´ayau y K´oñañi. Como en
todos los pueblos existen leyendas, así como las del Misitu algunas pueden ser
verdaderas y otras no, en el mundo andino existen aún más leyendas pues
conviven con la naturaleza y dicen que cada parte de ella tiene un poder
sobrenatural.
En el noveno capítulo titulado “La víspera” no da a conocer el miedo del
subprefecto pues los indios pueden faltar a las leyes y oponerse a realizar el
circular y causar enfrentamientos pues ellos no torearan se contratará a un torero
Limeño y por ello llama a una reunión a los indios para apaciguar todo y pedirles
ayuda para que realicen el plantado de eucaliptos en el circular para mayor
“expectativas” y Don Julián hizo caso omiso a ello y salió de la reunión con
arrogancia. En este capítulo nos muestra lo que aún en la actualidad sucede en
el que uno rompe las reglas porque no le parece adecuado o simplemente quiere
contraponer y el otro grupo que apaña esas reglas por intereses individuales.
En el décimo capítulo titulado “Auki” nos habla sobre una de sus creencias que
es la relación que tienen con sus cerros en este caso habla sobre el Auki
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Karhuarasu y hacen pagos para obtener su protección y gratitud. Hablan al cerro


con idolatría y le llevan ofrendas para que los protejan en sus tierras al ir en busca
del Misitu estaban acompañados de un brujo. Cuando ya habían capturado al
Misitu el brujo fue aplastado por él, entonces fue tomado como el pago en sangre
al cerro. Al llegar a la plaza los hombres ante el miedo mandaron a sus casas a
mujeres y niños. Esta creencia hasta el momento es vigente en algunos pueblos
andinos pues al pedir un favor a un cerro los hombres tienen que hacer sacrificios
y ofrendas cuando el pedido es menor llevan ofrendas, pero cuando es mayor
hacen sacrificios de animales hasta de personas, sin embargo; las autoridades
sancionan este tipo de rituales pues ponen en riesgo la integridad.
En el onceavo capítulo titulado “Yawar Fiesta”, el cual considero el más
importante de esta obra pues, relata el día que todos los indios esperaban.
Llegaron personas de distintos lugares para presenciar la corrida en Puquio, no
toda la gente que llegó pudo entrar el circular, porque el aforo ya estaba lleno,
pues llegó el momento, las autoridades y los indios se encontraban en el circular.
Entonces ingresó el Misitu y tras él, el torero limeño Ibarito acompañados de las
músicas del pueblo, con entonación triste, tocaban Wakawak´ras. Ibarito, capeó
bien en los primeros instantes luego, ante el riesgo de morir corneado escapó a
uno de los escondites, entonces los indios quisieron entrar pues dijeron que
Ibarito era un “cobarde”. Entraron los toreros indios con tanta audacia capeaban
y capeaban se hacían dominantes del Misitu, el torero principal fue embestido,
pero no quería ceder ante el Misitu y otros toreros indios lo fueron a auxiliar;
finalmente, uno de los toreros soltó una dinamita lo que hizo que el Misitu
empezara a sangrar, se encontraba en sus últimos momentos de vida, tenía el
pecho destrozado por causa de la dinamita. El alcalde con tanto orgullo le dijo al
subprefecto “¡ESTAS SON NUESTRAS CORRIDAS ¡”.
Todo culminaba con la muerte ensangrentada del Misitu un toro que era diversión
para los espectadores, con heridas mortales el Misitu caminaba como vagando.
De esta manera se celebraba las fiestas taurinas indígenas, con el sacrificio de
un animal, el cual poco o nada les importaba a los indios, pues verlo morir era
parte de su diversión.
La manera en que celebraban las fiestas patrias era de manera muy exótica pero
también salvaje, pues no solo ponían en riesgo sus vidas sino, también la de un
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animal que atinaba a atacar como muestra de protección ante las amenazas, los
animales no deberían ser objeto de diversión y menos de tal manera que llegue
a la muerte. Me pareció una costumbre muy poco adecuada y civilizada, pero
con la llegada de los españoles y la mezcla que tuvieron con los indígenas se fue
civilizando poco a poco, pues como vemos en la actualidad las fiestas taurinas
se siguen realizando, pero con el debido reglamento con circulares, toreros
profesionales, sin uso de dinamitas, ya no vemos el sacrificio de un animal, pero
si bien es cierto lo seguimos viendo como modo de entretenimiento. Por otra
parte, tenemos el amor a las costumbres antiguas pues para nosotros es modo
de identificación cultural “SIN IDENTIDAD NO ERES NADA”, siempre lo dije; si
no nos identificamos con nuestra cultura pues tampoco seremos parte de ella y
no tendremos un sello que nos identifique. Con esta obra también me he dado
cuenta que el racismo, menosprecio hacia las culturas andinas vienen desde
tiempos anteriores, que para los costeños las personas andinas siguen siendo
fuente de burla ya sea por su vestimenta, idioma, raza, o simplemente por el
hecho que proviene de una cultura andina ya es objeto de burla.
Pertenecemos a una misma nación a un solo país del cual tenemos que sentirnos
orgullosos, apoyarnos, no hacer menos a un compatriota ¿provienes de un lugar
con mas influencia de valores o con más desarrollo tecnológico? Pues enseña al
que no sabe, da tus puntos de vista, pero nunca juzgues, critiques, ni compares
pues no todos nacemos en el mismo suelo no todos tenemos las mismas
oportunidades.
En la actualidad debido a la manera en la que vivimos las personas, tienden a
ocultar su lugar de proveniencia, su cultura, su idioma, esto se ve más por parte
de las culturas andinas, puesto que vivimos en un país que está en constante
crítica. No tengas vergüenza ni miedo de decir soy de cultura andina, hablo el
quechua, soy de un pueblo en el cual amanezco con el canto de los pájaros…
con los cerros a mi alrededor. Siéntete orgulloso de ti, de donde eres, de tus
costumbres.
No dejemos que nuestra identidad cultural muera mantengámosla viva y eso es
depende de cada uno de nosotros, resaltemos nuestra cultura andina, pero; no
pongamos en riesgo nuestra integridad ni la de otros seres.

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