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El estructuralismo en Lingüística- Vanesa Condito

I. INTRODUCCIÓN

a) Breve marco cronológico

(1) La fonología estructural es presentada públicamente en el Primer Congreso Internacional de Lingüistas de La


Haya, en 1928.
Jakobson fue uno de los mayores artesanos de la extensión del punto de vista estructural a otras ramas del saber
diferentes de la lingüística. En 1929, publica junto con Bogatyrev un artículo sobre el folclore donde ambos
autores invocan la oposición lengua/habla con el solo fin de asentar el estudio del folclore sobre principios
nuevos. Sin embargo, para el inicio de un programa de investigaciones sistemáticamente extendido a objetos no
lingüísticos es preciso esperar al encuentro de Jakobson con Lévi-Strauss en 1941.
El programa termina, en rigor, con Chomsky en 1957. Sin embargo, quedó claro que el programa había existido
en la lingüística entera.
Las extensiones del programa a objetos no lingüísticos no podían dejar de verse afectadas por la ruptura iniciada
en 1957 y puede fecharse en 1968 el fin del estructuralismo como programa de investigación en su conjunto.

b) La ruptura saussureana

(2) A menudo se ha subrayado el carácter exclusivamente histórico que daba su carácter a la disciplina durante
todo el siglo XIX y principios del XX. LA historia como perspectiva necesaria y la sucesividad como principio de
explicación, la fragmentación de la lengua en elementos aislados y la búsqueda de leyes de evolución propias de
cada uno: tales eran los caracteres dominantes de la doctrina lingüística.
La novedad del punto de vista saussureano fue adquirir conciencia de que el lenguaje en sí mismo no incluye
ninguna dimensión histórica, que es sincronía y estructura, y que no funciona sino en virtud de su naturaleza
simbólica. La razón del cambio que afecta a tal o cual elemento de la lengua está por una parte en la naturaleza
de los elementos que la componen en un momento dado, por otra en las relaciones de estructura que hay entre
dichos elementos. Esto pone ya de relieve la importancia primordial de la noción de sistemas.

(3) Saussure: “Los lingüistas tienen que ser conscientes de “lo que hacen””. Con esto quería decir que los que
hablan del lenguaje y explican hechos lingüísticos no tienen una idea cabal del objeto mismo que están
analizando. Para llegar a esta demostración de principios fundamentales, primero rechazó por incoherente todo
lo que había aprendido o lo que se le había enseñado: conceptos, métodos y terminología. Como Descartes,
arrancó de una duda radical y advirtió que en el habla humana no hay un objeto definido que se preste a la
observación y el análisis; sólo hay un fenómeno sumamente complejo que entraña procesos físicos y psicológicos,
libertad individual y coerción social, cambio y estabilidad. Un fenómeno así no es apto para la clasificación o
descripción; por lo tanto el primer planteo científico es hacer distinciones. Antes de aplicar un método
experimental, debemos formular una teoría del habla humana. La razón debe operar para elaborar los principios;
sería inútil tratar de explicar hechos mientras está en discusión su naturaleza misma. Saussure presenta un
enfoque filosófico del lenguaje.

(4) En la lingüística presaussureana, el problema definitivo y capital era la causa del cambio lingüístico, y todo se
remite a la acción del individuo: el lenguaje se resume a la suma de actos individuales. Esto constituye a la vez
punto de diferencia y de contacto con la nueva teoría. Admitiendo la importancia del acto individual y su papel
decisivo para el cambio, y haciendo así amplia concesión a las investigaciones tradicionales, Saussure logró
establecer algo que difiere radicalmente de ellas: una lingüística estructural, destinada a reemplazar o por lo
menos completar la lingüística puramente asociativa de entonces.

(5) El análisis estructural de un campo fenoménico consiste en mostrar que existe un orden (el sistema) cuyo
principio explicativo se encuentra en la configuración subyacente (la estructura) que lo define en su singularidad
y su variabilidad. La aportación de Saussure ha consistido en definir el estatuto de sistema como totalidad y el de
la unidad como diferencia.
(6) Saussure insistió en la necesidad de estudiar el lenguaje desde el punto de vista lingüístico. Estableció una
tajante división metodológica: la lengua puede ser considerada o bien como un estado de fenómenos
simultáneos, o bien como una evolución de fenómenos sucesivo. Por otro lado, la distinción entre lengua y habla,
de un sistema de signos adoptado para un grupo social en su intercomunicación y del uso individual de ese
sistema, delimita aún más el campo científico de la “gramática”. La gramática será el estudio de un estado de
lengua dado, sin atender el uso particular que los individuos hacen de él.

(7) La originalidad de la contribución de Saussure reside en la transformación de una visión de mundo que era
propia de él (captar al mundo como una amplia red de relaciones, como una arquitectura de formas cargadas de
sentido y que llevan en sí mismas su propia significación) en una teoría del conocimiento y una metodología
lingüística.

(8) Toda la labor de Saussure consiste en mostrar el reconocimiento de la organización presupuesta del elemento
y la organización más compleja presente, a su vez, implícitamente en la organización más simple. Para Saussure,
el sistema lingüístico no está construido por ensamble de elementos preexistentes. El descubrimiento de los
elementos y el del sistema constituyen una tarea única.

c) La lingüística estructural como ciencia: presupuestos, objeto, objetivos.

(9) Entendemos por lingüística estructural un conjunto de investigaciones que descansan sobre la hipótesis de
que es científicamente legitimo describir el lenguaje como si fuera esencialmente una entidad autónoma de
dependencias internas o, en una palabra, una estructura.
Se trata, pues, de una hipótesis, susceptible de un control de verificación, por medio de la investigación. La
investigación tiene por fin establecer todas las proposiciones que sea posible y útil enunciar sobre el objeto
examinado, y el control consiste en comprobar si estas proposiciones están o no en contradicción con la hipótesis
inicial. De ahí se deduce que el trabajo propuesto en material de lingüística estructural no es ni especulativo ni
subjetivo, y que tiene forzosamente el carácter positivo y objetivo de una investigación.
Exenta de todo dogmatismo, la lingüística estructural se abstiene igualmente de toda especulación metafísica y
las apreciaciones subjetivas de una estética estéril e imprecisa.
Al “realismo ingenuo” que predomina en la vida cotidiana, la lingüística estructural propone añadir una
concepción funcional, que ve en las funciones (en el sentido lógico-matemático de este término), es decir, en las
dependencias, el verdadero objeto de la investigación científica.
La hipótesis de que hemos partido implica que, en el interior del lenguaje, es precisamente la lengua, y no el
habla, lo que constituye el objeto específico de la lingüística estructural.
Por objeto especifico queremos indicar el objeto que nos proponemos detectar. El objeto estudiado, el objeto del
que partimos para detectar el objeto considerado, es necesariamente más amplio y debe comprender esta
manifestación de la lengua que es el habla. La lingüística estructural estudia el lenguaje para detectar en él la
parte esencial, que es, según la hipótesis, una entidad autónoma de dependencias internas. La lengua y solo ella
corresponde a esta definición. Precisamente por esto la lengua constituye el objeto específico de nuestra
disciplina, y el habla interesa solo porque entra en el lenguaje del que la lengua forma igualmente parte.
La lingüística estructural se ve organizada siempre sobre sus propias bases, y reclama sus derechos de disciplina
autónoma. Sera, desde cierto punto de vista, independiente de otros puntos de vista posibles o necesarios en
materia lingüística. Constituye un nuevo punto de partida.

(10) La lingüística, como disciplina, revela una fuerte preocupación epistemológica. Más que ninguna otra genero
proposiciones acerca de su método, acerca de la naturaleza de sus razonamientos. Hasta el punto de que en la
década de 1960 se llegó a pensar que la lingüística bastaba por si sola para fundar un nuevo tipo de racionalidad y
una figura específica de la cientificidad, independiente de las que trazan las ciencias de la naturaleza.

(11) Decir que la lingüística tiende a hacerse científica, no es solo insistir en la necesidad de rigor que es común a
todas las disciplinas. Se trata de ante todo un cambio de actitud hacia el objeto, que se definiría por un esfuerzo
de formalizarlo. En el origen de esta tendencia encontramos influencia doble, la de Saussure en Europa, la de
Bloomfield en América.

(12) La lingüística es el estudio científico del lenguaje humano. Un estudio se llama científico cuando se funda
sobre la observación de los hechos y se abstiene de proponer una selección entre estos hechos en nombre de
ciertos principios estéticos o morales. “Científico” se opone a “prescriptivo”.

(13) Para establecer una verdadera lingüística que sea algo más que una ciencia auxiliar, ésta ha de esforzarse por
comprender el lenguaje no como un conglomerado de hechos no lingüísticos (físicos, fisiológicos, psicológicos,
sociológicos), sino como una totalidad autosuficiente, como una estructura sui generis. Sólo de este modo puede
el lenguaje por sí mismo someterse a tratamiento científico.

(14) Una teoría lingüística que trate de hallar la estructura especifica del lenguaje, habrá de perseguir una
constancia que no se apoye en ninguna “realidad” exterior al lenguaje (una constancia que haga a una lengua
lengua, cualquiera que sea, y que haga a una lengua idéntica a sí misma en todas sus diversas manifestaciones).
La búsqueda de tal constancia agrupadora e integradora estará seguramente en oposición con cierta tradición
humanística que niega a priori la existencia de tal constancia y la legitimidad de su búsqueda.

(15) La meta de la teoría lingüística es probar la tesis de que todo proceso tiene un sistema subyacente (y toda
fluctuación una constancia subyacente).

(16) La lingüística rechaza toda visión a priori de la lengua para construir sus nociones directamente sobre el
objeto. Esa actitud debe acabar con la dependencia, consciente o no, de la lingüística con la historia por una
parte, con la psicología por la otra. Si la ciencia del lenguaje tiene que elegirse modelos, será en las disciplinas
matemáticas o deductivas que racionalizan por completo su objeto reduciéndolo a un conjunto de propiedades
objetivas provistas de definiciones constantes.

(17) En el conjunto de las ciencias sociales, la lingüística no es una ciencia social como las otras, sino la que, con
mucho, ha realizado los mayores progresos; sin duda la única que puede reivindicar el nombre de ciencia y que,
al mismo tiempo, ha logrado formular un método positivo y conocer la naturaleza de los hechos sometidos a su
análisis.

(18) Considerar la lengua como un sistema organizado por una estructura por revelar y describir, es adoptar el
punto de vista estructuralista.

(19) La noción positivista del “hecho” lingüístico es sustituida por la de “relación”. En lugar de considerar cada
elemento en sí y buscar la “causa” en un estado más antiguo, se considera como parte de un conjunto sincrónico,
el atomismo deja sitio al estructuralismo.

II. NOCIONES BÁSICAS DE LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL: sistema, estructura, unidades, niveles, relaciones.

a) Sistema y Estructura

(20) La famosa distinción saussureana entre lengua y habla esta investida de un verdadero valor epistemológico:
asevera que al habla. Que se despliega indefinidamente en la duración, corresponde un sistema lingüístico
anterior que es el único en posibilitar la comunicación; Hjelmslev plantea como punto de partida que todo
proceso siempre presupone un sistema subyacente.

(21) El principio de la “estructura” como objeto de estudio fue enunciado, poco antes de 1930. Por un grupo
restringido de lingüistas que se proponían reaccionar contra una lingüística que disociaba la lengua en elementos
aislados y se ocupaba de seguir las transformaciones de éstos. El manantial de este movimiento estuvo en la
enseñanza de Saussure en Ginebra. Importa señalar que Saussure jamás empleó, en ningún sentido, la palabra
“estructura”. A sus ojos, la noción esencial es la de sistema. La novedad de su doctrina reside en esa idea rica en
implicaciones: que la lengua forma un sistema. Y sobre todo, Saussure enuncia la primacía del sistema por sobre
todos los elementos que la componen.

(23) Es estructura una entidad autónoma de dependencias internas. Estructura se emplea aquí “para designar por
oposición a una simple combinación de elementos, un todo formado por fenómenos solidarios, tales que cada
uno depende de los otros y sólo puede ser lo que es en y por su relación con ellos. Esta idea es también el centro
de lo que se llama teoría de las formas”. La teoría de la forma “consiste en considerar los fenómenos no tanto
como una suma de elementos que se trata ante todo de aislar, analizar, cuanto como conjuntos que constituyen
unidades autónomas que manifiestan una solidaridad interna y leyes propias. La manera de ser de cada elemento
depende de la estructura del conjunto y de las leyes que lo rigen. El conocimiento del todo y sus leyes no podría
deducirse del conocimiento separado de las partes que en él se encuentran”. Hay que entender la idea de forma:
“sobre el modelo de un sistema al que no se puede quitar ni añadir una parte sin alterar las otras o sin
determinar una reagrupación general”. Precisamente sobre una idea idéntica se funda la lingüística estructural.

(24) El principio fundamental es que la lengua constituye un sistema cuyas partes todas están unidas por una
relación de solidaridad y de dependencia. Este sistema organiza unidades que se diferencian y delimitan
mutuamente. La doctrina estructuralista enseña el predominio del sistema sobre los elementos, aspira a
deslindar la estructura del sistema a través de las relaciones de los elementos, tanto en la cadena hablada como
en los paradigmas formales, y muestra el carácter organizo de los cambios a los cuales la lengua está sometida.

(25) Estructura puede significar dos cosas. En Europa es la disposición de un todo en partes y la solidaridad
demostrada entre las partes del todo que se condicionan mutuamente; en América es la repartición de los
elementos tal como se verifica, y su capacidad de asociación o sustitución.

(26) Estructura: tipos particulares de relaciones que articulan las unidades de determinado nivel.

(27) Como una estructura es por definición una trama de dependencias o funciones, será la tarea de la lingüística
estructural estudiar las funciones y sus clases.

b) Unidades

(28) Saussure: El lingüista no encuentra de entrada, en el texto que estudia, la indicación evidente de las
unidades con las que ese texto está construido. Para reconocerlas es necesaria toda una investigación que
constituye la etapa más difícil y más decisiva del trabajo descriptivo. El descubrimiento de los componentes
reales de un lenguaje se identificaría con el de sus relaciones mutuas y finalmente con el reconocimiento de una
organización lingüística. La aportación propia de Saussure al estructuralismo lingüístico consiste en el hecho de
presuponer el sistema en el elemento.

(29) Un sistema está constituido por una serie de unidades organizadas, de modo que unas dependen de las
otras. Estas unidades no son nada aisladamente, sino solo en el conjunto del que forman parte; no son entidades
positivas, sino negativas, al ser lo que son por su diferencia respecto de las demás. Cada una de estas unidades
tiene un valor relativo, ya que depende del valor de las demás entidades; no pueden ser definidas
absolutamente. La lengua está, pues, constituida por un sistema de valores.

c) Niveles

(35) El enunciado se define como una combinación de elementos; el código presenta una serie de órdenes
jerarquizados (fonemático, morfemático, frástico), en los que cada unidad (segmento) está determinada por sus
combinaciones en el orden superior. Los fonemas se relacionan por sus combinaciones en el orden de los
morfemas y los morfemas por su funcionamiento en la frase. Los diversos métodos estructurales no se distinguen
entonces sino por el número de niveles operatorios que reconocen o por el valor que conceden a la diferencia
entre dos de estos niveles. Martinet considera que existe una diferencia cualitativa entre fonemas y morfemas. Y
la interpreta como una doble articulación: una no significativa y la otra significativa, siendo la del fonema la
segunda, en relación con el monema. Benveniste establece sobre todo una diferencia de naturaleza entre el
fonema y sus rasgos pertinentes: el primero aparece de manera lineal en la cadena del habla, los otros se
manifiestan simultáneamente.

(36) La articulación del lenguaje se manifiesta en dos planos diferentes; cada una de las unidades que resultan de
una primera articulación es a su vez articulada en unidades de otro tipo. La primera articulación del lenguaje es
aquella con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya a transmitir, toda necesidad que se desee
hacer conocer a otra persona, se analiza en una sucesión de unidades, dotadas cada una de una forma vocal y un
sentido. (Ej.: Me duele la cabeza).
Pero la forma vocal es analizable en una sucesión de unidades, cada una de las cuales contribuye a distinguir una
unidad (cabeza) de otra (cabete, majeza, careza). Esto es lo que se designará como la segunda articulación del
lenguaje.
Las unidades que ofrece la primera articulación, con su significado y significante, son signos, mejor dicho, signos
mínimos, pues ninguno de ellos podría ser analizado en una sucesión de signos. No existe un término
universalmente admitido para designar estas unidades. Emplearemos aquí el de monema. Como cualquier otro
signo, el monema es una unidad de dos caras; por una parte, el significado, su sentido o su valor, y por otra, el
significante, que reviste de forma fónica y que está compuesto de unidades de la segunda articulación. Estas
últimas son llamadas fonemas.

(37) La noción de nivel es adecuada para hacer justicia a la naturaleza articulada del lenguaje y al carácter
discreto de sus elementos. El procedimiento entero del análisis tiende a delimitar los elementos a través de las
relaciones que los unen. Este análisis consiste en dos operaciones que se gobiernan una a otra y de las que
dependen todas las demás: 1) la segmentación; 2) la sustitución. Sea cual fuere la extensión del texto
considerado, es preciso primero segmentarlo en porciones cada vez más reducidas hasta los elementos no
descomponibles. Paralelamente se identifican tales elementos por las sustituciones que admiten.
Alcanzamos así, por los procedimientos descritos, los dos niveles inferiores del análisis, el de las entidades
segmentables mínimas, los fonemas y el de los rasgos distintivos, los merismas.
Del fonema se pasa al nivel del signo, o palabra. La palabra tiene una posición fundamental intermedia que se
debe a su naturaleza doble. Por una parte se descompone en unidades fonemáticas que son de nivel inferior; por
otra entra, a título de unidad significante y con otras unidades significantes, en una unidad de nivel superior. Con
las palabras formamos frases.

d) Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas.

(38) Las unidades de la lengua participan en dos planos: sintagmático, cuando se las considera en su relación de
sucesión material en el seno de la cadena hablada; paradigmático, cuando son planteadas en relación de
sustitución posible, cada una en su nivel y en su clase formal.

(39) Hablar supone seleccionar determinadas entidades lingüísticas y combinarlas en unidades de un nivel de
complejidad más elevado.
Todo signo lingüístico se dispone según dos modos: 1) la combinación. Todo signo está formado de otros signos
constitutivos y/o aparece únicamente en combinación con otros signos. Esto significa que toda unidad lingüística
sirve a la vez como contexto para las unidades más simples y/o encuentra su propio contexto en una unidad
lingüística más compleja. Combinación y contextura son dos caras de una misma operación 2) la selección. La
opción entre dos posibilidades implica que se puede sustituir una de ellas por la otra, equivalente a la primera
bajo un aspecto y diferente de ella bajo otro. De hecho, selección y sustitución son dos caras de la misma
operación. Saussure a fin de delimitar los dos modos de relación que hemos descrito como combinación y
selección, establece que el primero es “in praesentia; se apoya en dos o más términos igualmente presentes en
una serie efectiva”, mientras que el segundo “une términos in absentia en una serie mnemónica virtual”. Es decir,
la selección (y, correspondientemente, la sustitución) se refiere a entidades asociadas en el código, pero no en el
mensaje dado, mientras que en el caso de la combinación, las entidades a que se refiere se hallan asociadas, bien
en ambos, bien solamente en el mensaje.
III. EL MÉTODO EN LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL: principios, procedimientos y operaciones.

(40) El estructuralismo se da como tarea la descripción del código que constituyen la lengua. Se trata para ello de
definir solo por la combinatoria interna, un sistema abstracto, común al conjunto de los hablantes, y que se
realiza en múltiples variaciones individuales, en actualizaciones infinitas; si bien, todas ellas, son manifestaciones
de una misma estructura.
En la medida en que la lengua es considerara como un sistema, el lingüista saussureano es llevado a estudiar en
primer lugar el código lingüístico en un momento dado de su funcionamiento: la descripción estructural es, de
inicio, sincrónica y considera todo sistema como un equilibrio. La transformación de una estructura depende de
los lugares de desequilibrio.

(41) Partiendo de la expresión lingüística nativa, se procede por vía analítica a una descomposición estricta de
cada enunciado en sus elementos, y luego por análisis sucesivos a una descomposición de cada elemento en
unidades cada vez más sencillas. Esta operación tendrá por fin deslindar las unidades “distintivas” de la lengua, y
ya hay aquí un cambio radical de método. Hoy en día se aspira a identificar los elementos en tanto que distintivos
en todos los niveles del análisis. Para reconocerlos se aprovecha el principio de que en una lengua no hay más
que diferencias, que la lengua hace funcionar un conjunto de procedimientos discriminatorios. Se opera entonces
una gran simplificación y se hace posible así reconocer la organización interna y las leyes de ajuste de tales rasgos
formales.

(44) El estructuralismo impone un método inductivo-deductivo: las reglas de la sintaxis por ejemplo son inferidas
de la consideración de un corpus (conjunto de enunciados producidos) y estas reglas, una vez definidas, deben
rendir cuenta por un movimiento inverso de las frases posibles, no incluidas en la muestra considerada.

(45) La Lingüística estructural define su tarea de descripción como una búsqueda de las diferencias, de las
oposiciones en el orden de la cadena del habla (de la combinatoria sintagmática) o en el orden de la clase de
selección (paradigmática). Esta metodología de las diferencias encuentra su expresión más sistemática en el
binarismo, propio de la escuela de Praga y de la escuela de Copenhague. Se describen ahí los términos por medio
de oposiciones bilaterales.

(47) El método estructural en lingüística ha recibido su consagración oficial hacia 1930 gracias, sobre todo a los
trabajos de Trubetzkoy, considerado el fundador de la fonología estructural. El establecía cuatro operaciones:
1) De lo consciente a lo inconsciente (Inconsciente significa que la red de relaciones, la infraestructura, no se
presenta simplemente al observador.
2) Las relaciones entre los términos (se niega a tratar los términos como unidades independientes)
3) Sistema y estructura (la fonología muestra sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura)
4) El razonamiento estructural (persigue el descubrimiento de leyes generales, no sólo se ejerce la inducción y la
deducción, sino que también la analogía)

(48) La gramática estructuralista ambiciono imponer a los lingüistas el deber de colocarse en la posición del
“primer observador”, que debe recrear por vías estrictamente empíricas las nociones más elementales de la
descripción. En cuanto al procedimiento, el estructuralismo europeo sostuvo que la conmutación era necesaria y
suficiente para producir nociones descriptivas de la ciencia, en cambio el estructuralismo norteamericano prefirió
el análisis en constituyentes inmediatos.

(49) Toda descripción científica presupone que el objeto de la descripción sea concebido como una estructura (en
consecuencia, analizando según un método estructural que permite reconocer vínculos entre las partes que lo
constituyen) o como formando parte de una estructura (por tanto, sintetizando con otros objetos con los que
contrae vínculos que hacen posible establecer y reconocer un objeto más extenso de que esos objetos, con el
objeto considerado, son partes).

(50) El método estructural del lenguaje tiene ciertas relaciones estrechas con la teoría logicista del lenguaje,
desarrollada particularmente por Whitehead, Bertrand Russel y la Escuela logicista de Viena, especialmente por
el profesor Carnap, de la Universidad de Chicago. En la primera época de los trabajos del profesor Carnap se
define a la estructura como hecho puramente formal y relacional.

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