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Trastorno de voyeurismo

Criterios diagnósticos 302.82 (F65.3)


A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada
de la observación de una persona desprevenida que está desnuda, desnudándose o dedicada
a una actividad sexual, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o
comportamientos.
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona que no ha
dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar
clínica- mente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funciona- miento.
C. El individuo que experimenta la excitación y/o que actúa con un deseo irrefrenable tiene como
mínimo 18 años de edad.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en
una institución o en otros ámbitos en los que la oportunidad de un comportamiento voyeurista
es limitada.
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En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una persona sin
su consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales, laborales o en otros
campos del funcionamiento durante al menos cinco años en los que ha estado en un entorno
no controlado.

Especificadores
El especificador "en remisión total" no implica la presencia o ausencia continuada de
voyeurísmo per se, que puede estar presente después de que los comportamientos o el malestar
hayan remitido.

Características diagnósticas
Los criterios diagnósticos del trastorno de voyeurismo pueden aplicarse tanto a los individuos
que en mayor o menor medida admiten libremente este tipo de parafilia como a aquellos que
niegan categóricamente cualquier tendencia sexual a observar a personas desprevenidas que
estén desnudas, desnudándose o dedicadas a realizar actividades sexuales a pesar de haber
pruebas de lo contrario. Si los individuos que lo admiten explican también malestar o problemas
psicosociales debido a sus preferencias sexuales voyeurísticas, entonces se pueden diagnosticar
de trastorno de voyeurismo. Por otro lado, si refieren que no sufren malestar, demostrado por
ausencia de ansiedad, obsesiones, culpa o vergüenza por estos impulsos parafílicos, no hay un
deterioro en otras áreas importantes del fun- cionamiento debido a sus intereses sexuales y sus
antecedentes psiquiátricos o legales indican que no actúan de esa manera, entonces puede
afirmarse que tienen un interés sexual de voyeurismo, pero no deben ser diagnosticados de
trastorno de voyeurismo.
Entre los individuos que no lo admiten se incluyen, por ejemplo, los que han espiado
repetidamente en distintas ocasiones a personas desprevenidas que están desnudas o dedicadas a
una actividad sexual pero que niegan cualquier deseo irrefrenable o fantasía relacionada con dicho
comportamiento sexual, y que pueden explicar que los episodios conocidos de observación de
personas desprevenidas que están desnudas o en actividad sexual fueron esporádicos y no
sexuales. Otros individuos pueden reconocer episodios anteriores de observación de personas
desprevenidas que estaban desnudas o sexualmente activas pero rebatir cualquier interés sexual
significativo o continuado en ese comportamiento. Desde el momento en que los individuos niegan
tener fantasías con la observación de terceras personas desnudas o en actividad sexual, dichos
individuos también negarán sentirse subjetivamente mal o presentar dete- rioro en lo social debido a
sus impulsos. A pesar de su actitud no reconocedora, dichos individuos pueden ser diagnosticados de
trastorno de voyeurismo. El comportamiento voyeurístico recurrente constituye un argumento
suficiente a favor del voyeurismo (al cumplir el Criterio A) y simultáneamente demuestra que ese
comportamiento de motivación parafflica causa daño a terceras personas (al cumplir el Criterio B).
Espiar "recurrentemente" a personas desprevenidas que están desnudas o manteniendo
relacio- nes sexuales (varias víctimas, diferentes en cada ocasión) puede ser interpretado, como
norma gene- ral, como la presencia de tres o más víctimas en diferentes ocasiones. Un menor
número de víctimas puede también satisfacer el criterio siempre que se espíe a la misma víctima
en varias ocasiones o si hay pruebas que confirman un interés distinto o preferente en observar a
escondidas a personas des- prevenidas que están desnudas o en actividad sexual. Nótese que la
existencia de varias víctimas, como se ha sugerido anteriormente, es condición suficiente pero
no necesaria para el diagnóstico; los criterios también pueden cumplirse si el sujeto reconoce un
interés sexual voyeurístico intenso.
El marco temporal del Criterio A, en el que los signos o síntomas del voyeurismo deben
haber persistido durante al menos 6 meses, debe entenderse como una pauta general, no como
un umbral estricto, con el fin de asegurar que el interés sexual en observar a escondidas a
personas despreveni- das desnudas o en actividad sexual no es meramente transitorio.
La adolescencia y la pubertad generalmente incrementan la curiosidad y la actividad sexual.
Con el fin de atenuar el riesgo de patologizar el interés y el comportamiento sexual que son
normales durante la adolescencia puberal, la edad mínima para el diagnóstico del trastorno de
voyeurismo se establece en 18 arios (Criterio C).

Prevalencia
Los actos de voyeurismo son los más frecuentes para un potencial comportamiento sexual delictivo.
La prevalencia entre la población del trastorno de voyeurismo se desconoce. Sin embargo,
basándose en
muestras no clínicas de actos sexuales voyeurísticos, la máxima prevalencia posible del
trastorno de voyeurismo a lo largo de la vida es de aproximadamente el 12% en los
hombres y el 4% en las mujeres.

Curso y desarrollo
Los hombres adultos con trastorno de voyeurismo a menudo se dan cuenta por primera
vez en la adolescencia de su interés por espiar a escondidas a personas desprevenidas.
Sin embargo, la edad mínima para el diagnóstico del trastorno de voyeurismo es de 18
años por la dificultad que entraña diferenciarlo de la curiosidad y la actividad sexual
propias de la pubertad a esas edades. La persis- tencia del voyeurismo a lo largo del
tiempo no está clara. El trastorno de voyeurismo, sin embargo, requiere por definición
uno o más factores contribuyentes que pueden variar con el tiempo con o sin
tratamiento: malestar subjetivo (p. ej., culpa, vergüenza, frustración sexual intensa,
soledad), morbi- lidad psiquiátrica, hipersexualidad e impulsividad sexual, deterioro
psicosocial y propensión a com- portarse sexualmente espiando a personas
desprevenidas desnudas o en actividad sexual. Por lo tanto, el curso del trastorno de
voyeurismo es probable que cambie con la edad.

Factores de riesgo y pronóstico


Temperamentales. El voyeurismo es una condición previa necesaria del trastorno de
voyeurismo; por consiguiente, los factores de riesgo del voyeurismo deberían a su vez
incrementar las tasas del trastorno de voyeurismo.
Ambientales. El abuso sexual en la infancia, el abuso de sustancias y la preocupación
sexual/hiper- sexualidad se han sugerido como factores de riesgo, aunque la relación
causal con el voyeurismo es incierta y la especificidad no está clara.

Aspectos diagnósticos relacionados con el género


El trastorno de voyeurismo es muy raro en las mujeres en los contextos clínicos,
mientras que la pro- porción entre hombres y mujeres que realizan actos aislados de
voyeurismo para alcanzar la excita- ción sexual podría ser de 3:1.

Diagnóstico diferencial
Trastorno de conducta y trastorno de la personalidad antisocial. El trastorno de
conducta de los adolescentes y el trastorno de la personalidad antisocial se
caracterizarían por comportamientos aña- didos antisociales y de transgresión de las
normas establecidas, mientras que estaría ausente el interés sexual específico por
observar a escondidas a personas desprevenidas desnudas o en actitud sexual.
Trastornos por consumo de sustancias. Los trastornos por consumo de sustancias
pueden entrañar episodios voyeurísticos aislados en los individuos intoxicados, pero no
deberían incluir el típico interés sexual por espiar a escondidas a personas desprevenidas
desnudas o en plena actividad sexual. De ahí que los comportamientos, deseos
irrefrenables y/o fantasías voyeurísticas recurrentes que ocurren tam- bién cuando el
individuo no está intoxicado sugieran la posible presencia de un trastorno de voyeurismo.

Comorbilidad
La comorbilidad conocida del trastorno de voyeurismo se basa en gran medida en estudios con
hom- bres que o bien han sido sospechosos, o bien han sido condenados por observar a
escondidas a per- sonas desprevenidas desnudas o que realizaban actividades sexuales. Por
tanto, esta comorbilidad no debería aplicarse a todos los individuos con trastorno de
voyeurismo. Entre las afecciones comórbi- das con el trastorno de voyeurismo están la
hipersexualidad y otros trastornos parafílicos, especial- mente el trastorno de exhibicionismo.
También son afecciones comórbidas frecuentes los trastornos depresivo, bipolar, de ansiedad y
de consumo de sustancias. El trastorno por déficit de atención/ hiperactividad, el trastorno de
conducta y el trastorno de la personalidad antisocial también son afecciones comórbidas
frecuentes.

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