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CONTEMPORÁNEA
d) La ética epicúrea: La ética del epicuro es atea para que los hombres puedan gozar
libremente la vida terrena. El fin de la vida es el placer “libres de dolor en el cuerpo
y sin preocupaciones en el alma”.
e) La ética estoica: Para los Estoicos la virtud por si sola puede darnos la felicidad sin
que sean necesarios los bienes materiales.
El fin más alto de la vida humana es la liberación total de las pasiones del
placer, de la concupiscencia de la tristeza y el temor.
d) La ética intuicionista: Sus seguidores estiman que los valores incluidos en el bien y el
mal, con cualidades objetivas de las cosas, coinciden en que los valores morales pueden
ser percibidos por una intuición especial.
f) La ética neotomista: Sustentado por Santo Tomás de Aquino, teología católica, teoría
que descansa sobre la ley natural como exponente de la razón divina, reconoce la
necesidad de crear un sistema de principios morales en base a las verdades de la fe.
Sin embargo, como veremos más adelante, hay una cierta distinción entre ambos
conceptos.
a) (Una moral): Conjunto de las reglas de conducta admitidas en una época o por un
grupo de hombres.
b) (Una moral): Conjunto de las reglas de conducta que se tiene por incondicionalmente
válidas.
c) Teoría razonada del bien y del mal. ética. La palabra, en este sentido, implica siempre
que la teoría de que se trata tiene como mira consecuencias normativas.
Las formas que ha revestido esta presencia de la moral en la religión son muy numerosas:
La mayor parte de las religiones determinan un conjunto de acciones religiosas
que sus fieles deben realizar como expresión de su relación con lo divino y de su
pertenencia a la comunidad de creyentes.
Además imponen una serie de obligaciones que regulan el conjunto de la vida de
sus fieles, también en los aspectos no inmediatamente religiosos de la vida en el
mundo y la sociedad.
Mayor importancia para nuestro tema tiene la clasificación de las religiones según
la forma en que fundamentan la validez de las normas y la que ofrecen de los criterios
que permiten distinguir lo bueno de lo malo:
Muchos más serios y completos son los problemas a nivel “macro” (y aquí entran
las ideologías). El sistema de mercado (que respeta y promueve la libertad de las personas,
su iniciativa, su responsabilidad, su afán de superación) responde a la naturaleza del ser
humano y ha demostrado ser el sistema apto para lograr el desarrollo económico. El sistema
socialista de planificación central y que no reconoce la propiedad privada de los medios de
producción, recorta libertades personales y pone demasiadas atribuciones en el Estado: en
la práctica, no funciona. Sin embargo; el mercado no resuelve todos los problemas, tiene
límites inherentes (porque es incapaz de promover “bienes públicos”, de hacer frente a
“externalidades”, de tener en cuenta el bien común y el largo plazo); además y sobre todo,
las ventajas del mercado solo son verdaderas cuando se trata de un mercado libre, es decir,
donde las personas tienen capacidad de oferta y de demanda para poder actuar con libertad.
En una sociedad donde las condiciones iniciales son muy desiguales, el mercado o es libre,
y lejos de atenuar las desigualdades las acentúa. Entonces, por una exigencia de la ética, es
necesaria la intervención (delicada y difícil) del Estado, para asegurar oportunidades
equitativas de verdadera competitividad y verdadera solidaridad. (El neo liberalismo,
reaccionando contra los excesos, errores y abusos de las intervenciones estatales, cae en el
extremo contrario de una idolatría del mercado, enfatizando el individualismo a ultranza,
el materialismo egoísta, en una forma que el Papa Juan Pablo II calificó de "capitalismo
salvaje").
Todo lo dicho hasta aquí se ha situado en el plano de la ÉTICA. Para resolver los
graves problemas, macroeconómicos y sociales en el umbral del siglo XXI (el empleo, la
producción, la distribución del ingreso, el logro del desarrollo sostenible) requieren de la
coordinación entre el sector privado y el Estado, gestor del bien común. Hay que avanzar
hacia una “economía social de mercado”.
El objeto de la
educación ética es
formar seres aptos
para gobernarse a
sí mismos y no para
ser gobernados por
los demás.