entrevista
El prestigioso psiquiatra nos habla sobre la cara emocional de los problemas económicos
luis rojas marcos:
E
s uno de los psiquiatras más re-
conocidos del mundo. Entre sus extensos
méritos destaca haber sido desde 1995
(y durante seis años) el presidente ejecu-
tivo del sistema de sanidad y de la red de
hospitales públicos de Nueva York. En
este cargo sintió muy de cerca los aten-
tados terroristas del 11-S en la ciudad
donde vive desde hace más de 40 años.
Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) aca-
ba de publicar un nuevo libro que pasa a
engrosar su profusa bibliografía. Con el
título de “Superar la adversidad”, el pres-
tigioso psiquiatra da pistas sobre el modo
en que los individuos pueden dejar atrás
los momentos difíciles. Un reto que sirve
de mucho al hablar de la crisis.
¿Qué determina que una
persona supere la adversidad
de forma más fácil que otra?
Por un lado hay un componente genético.
Existen estudios que demuestran como
“Ser capaces de recordar éxitos pasados
es básico para sobreponerse a la crisis”
“Como media,
las personas pasamos
dos dificultades duras
a lo largo de la vida”
dos gemelos que se han criado en partes
del mundo distintas tienen formas muy
parecidas de superar adversidades. Eso
sí, la genética no lo explica todo. En este
sentido también influyen cuáles son las
circunstancias y las experiencias que ca-
da uno ha tenido en la vida.
¿Pasar por problemas
económicos es una de las
mayores dificultades que hay?
En general, las problemas más difíciles
de superar no son los del dinero, sino los
que tienen que ver con las enfermedades
o con la muerte. Como media, las perso-
nas pasamos dos dificultades realmente
duras, complejas de superar, a lo largo de
la vida. Y están relacionadas con la salud.
¿Cómo puede alguien que está
hundido a nivel psicológico
por la falta de expectativas
laborales vencer la adversidad?
En este caso, la persona tiene que mirar
hacia atrás y aprender de experiencias pa-
sadas. Debe pensar cómo hace unos años
también estaba en una situación parecida,
a causa de una crisis económica como la
actual y salió hacia adelante. Ser capaces
de recordar éxitos pasados es básico para
sobreponerse a la crisis a nivel anímico.
Y, sobre todo, nadie debe culpabilizarse
por enfrentarse a una situación así.
¿Ser optimista ayuda a superar
los problemas?
Al menos, el optimista siempre va a in-
tentarlo y será capaz de probar nuevas
maneras de superar la adversidad que
vive. Por el contrario, el autocontrol in-
empresa 42
terior que muchas veces se impone en las
personas pesimistas hace que no pongan
en marcha los canales necesarios para
vencer la dificultad por que pasan. Yo si
voy en un avión y falla algún mecanismo
prefiero estar en manos de un piloto opti-
mista que de uno que no lo sea.
Para triunfar en la vida o en
los negocios, ¿siempre hay que
tener suerte?
En la vida uno tira los dados pensando en
la buena suerte, pero está sujeto al azar.
Por tanto, la suerte es una interpretación
del azar y es azar, y no suerte, lo que hace
falta para tener éxito.
Se ha hablado mucho de la
importancia que tiene generar
una sensación colectiva de
optimismo para ayudar a salir
de la crisis. Pero, ¿existen los
estados de ánimo grupales?
Los estados de ánimo siempre son indi-
viduales y no colectivos. Otra cosa es que
tales estados de ánimo sean contagiosos.
Y eso sí que pasa. Por ejemplo, cuando al-
guien grita es posible que otras personas
sientan una cierta sensación de pánico.
Pero, como digo, los estados de ánimo en
grupo son inexistentes como tales.
¿Hasta qué punto es importante
el apoyo familiar cuando se
pasan dificultades económicas?
Resulta imprescindible. La familia o los
grupos, ya sean religioso o de ayuda mu-
tua, sirven para compartir, escuchar y
comprender. Es una forma de que quien
vive un problema se sienta más arropa-
do. Y dificultades, ya sean económicas o
de otro tipo, viviremos todos alguna vez.
Nadie se libra de la adversidad. Además,
las personas tienen un límite para supe-
rar adversidades. A veces llueve sobre
mojado. Y, en estos casos, el apoyo mutuo
es más importante que nunca. ¬