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1.0.- Introducción
Como animales que somos, nuestra especie se ha desarrollado con arreglo a los
mecanismos de la evolución por selección natural.
Ésta no determina sólo rasgos somáticos, sino también aspectos cruciales relativos
al comportamiento individual y social. Dada una especie y su medio ambiente,
algunas tendencias de conducta son más adaptativas que otras. Así, por ejemplo, puede
ocurrir que los individuos más curiosos y “exploradores” de una especie en un hábitat
dado tengan mejores posibilidades de sobrevivir y reproducirse, o bien todo lo
contrario: que la prudencia y el conservadurismo sean más ventajosos en ese
ambiente. Así pues, la evolución configura no sólo el cuerpo, sino también el
comportamiento de los miembros de una especie, es decir, su psicología.
Por el contrario, las modificaciones se acumulan unas sobre otras. Los organismos
supervivientes, tanto en nuestra biología como en nuestra psicología, no nos parecemos
a la obra óptima de un ingeniero todopoderoso, sino a una superposición de
correcciones, una sucesión de parches (podría decirse) que, sin embargo, en virtud de
la acción de la selección natural durante larguísimos periodos de tiempo, resultan
funcionar muy satisfactoriamente en los ambientes donde se han gestado.
Por otra parte, la actual psicología evolutiva (no confundir con la psicología del
desarrollo; no tiene nada que ver) ha puesto recientemente de relieve que nuestra
especie evolucionó en un mundo extremadamente distinto del que hoy
habitamos. Estamos adaptados biológicamente a la vida en pequeños grupos de
cazadores-recolectores en entornos del estilo del bosque de sabana africano, en los que
es difícil comer y fácil ser comido, etc. etc. No estamos biológicamente adaptados a las
grandes ciudades, la abundancia de alimentos, las telecomunicaciones, el sedentarismo,
las grandes organizaciones, etc. etc. Es imposible entender casi nada de la psicología
humana sin tener en cuenta este hecho: nuestros cráneos modernos albergan cerebros
y mentes que se forjaron en la edad de piedra.
Contra lo que a veces parecen sugerir las concepciones más idealistas, lo cierto es que,
al igual que el cuerpo, también la psicología de un ser humano contiene una importante
parte “animal”. Nuestro más reciente pasado evolutivo ha dado lugar a capacidades
simbólicas, de lenguaje y razonamiento, a las artes, etc. etc., pero ello no ha
eliminado de nosotros los elementos psicológicos que compartimos con otros
animales. En un sujeto psicológico conviven, por así decirlo, un humano y un animal.
Esta convivencia es a menudo difícil y provoca tensiones que todo ser humano
experimenta. Por poner algún ejemplo:
La “mente humana” de alguien le dice que comerse ese pastel es malo para su salud y su
buen aspecto. La “mente animal” no es sensible a estas cuestiones, y le empuja a
comérselo.
Aunque sabes, como ser racional, que estás perfectamente sujeto y es imposible que te
caigas, tu parte animal se rebela ante la visión del vacío, y tienes un miedo horrible.
Una persona tiene un miedo atroz a las libélulas. Por mucho que se le explique que son
totalmente inofensivas, el miedo sigue ahí. Es su parte animal la que está asustada, y en
cuanto tal, es insensible a los razonamientos.
Es decir, nuestra vida psicológica, tanto la conducta como nuestros estados mentales,
están controlados por distintos tipos de influencias. Algunas son exclusivamente
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Condicionamiento Esquema Tema 1
Es muy importante tener en cuenta que esas distintas fuentes causales “conviven” en
nosotros, y con frecuencia operan a la vez, y que incluso a menudo (como en los
casos citados) se contradicen o contraponen entre sí. La tensión entre nuestros
mecanismos específicamente humanos y los animales es una constante en la
psicología humana.
Fisiología
Algunos de tales mecanismos psicológicos son innatos y de muy difícil modificación (por
ejemplo, los reflejos, controlados esencialmente por la fisiología). Sin embargo,
también hay aspectos que pueden modificarse por aprendizaje.
El efecto del aprendizaje por condicionamiento, tanto en los seres humanos como en
los restantes animales, consiste en fuertes tendencias de conducta de carácter
esencialmente inconsciente, ajeno a cualquier reflexión o razonamiento.
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Condicionamiento Esquema Tema 1
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Condicionamiento Esquema Tema 1
Una forma de resolver este problema consiste en que cada individuo nazca
preprogramado con alguna serie de instrucciones genéticas que le llevan a
comportarse de maneras determinadas ante situaciones preestablecidas, mediante
tendencias innatas, instintos y pautas fijas de acción (PFAs).
Cuando, debido a las características del medio habitual de una especie, las situaciones
anómalas o imprevistas son relativamente frecuentes (es decir, cuando el entorno
natural de una especie es muy variable), el método filogenético resulta por tanto
inapropiado. En tales casos, la selección natural favorece la aparición de mecanismos
de control del comportamiento más flexibles, que permitan a cada individuo
configurar su conducta dependiendo de los eventos particulares con los que se
tropiece. Tales sistemas de control son, justamente, las capacidades de aprendizaje, y
entre ellas, el condicionamiento.
1.2.1.- Organismo
Se utiliza este término para hacer referencia a cualquier ser vivo que se encuentre en
una situación de aprendizaje, con independencia de su especie. Cuando no
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Condicionamiento Esquema Tema 1
presuponemos que sea necesariamente un ser vivo (por ejemplo, en los sistemas de
inteligencia artificial dotados de capaces de aprendizaje) se usa el término agente
1.2.2.- Conducta
1.2.3.- Aprendizaje
1.2.4.- Estímulo
Dos nociones:
Estímulo proximal: Cualquier variación de la energía física del medio que supera
los umbrales sensoriales del organismo.
1.2.5.- Respuesta
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Condicionamiento Esquema Tema 1
Tasa de respuesta (TR): frecuencia de la respuesta (número de veces que aparece por
unidad de tiempo)
Intensidad: la magnitud cuantitativa (“fuerza”) de la respuesta
Coste: La “dificultad” que supone efectuar la respuesta: la cantidad de energía necesaria
para realizarla. Se llama “economía de respuesta” a la tendencia de los organismos a reducir
el coste de respuesta.
Latencia: tiempo que tarda en iniciarse, a partir de un instante de referencia (por ejemplo,
el estímulo que la desencadena)
Funcionalidad o propiedades funcionales: los efectos que la respuesta produce en el
ambiente.
1.2.6. Sobreaprendizaje
1.2.7. Generalización
1.2.8. Discriminación