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Tina Folsom
Agradecimientos
¡Disfruten de la Lectura!
Argumento
A pesar de su mejor juicio, Virginia se siente atraía por el guapo brujo que le
ofrece su ayuda en la guerra sin fin de su raza contra los demonios. ¿Pero puede
confiar en un extraño del que no sabe nada, a pesar de que su contacto inflama una
necesidad en ella que se ha negado toda su vida?
¿Qué será más difícil para la pareja? ¿Encontrar un futuro juntos o luchar
contra los demonios que amenazan a cada paso?
** Fans Scanguards**
Este libro es un cruce entre Vampiros Scanguards y Guardianes Invisibles. Contiene muchos
personajes familiares y queridos de los Sacanguards, y puedes estar segura de que está tan lleno
de acción y tan caliente como cualquier otro libro de los Scanguards. ¡A disfrutar!
Prólogo
Hace poco tiempo había descubierto por su guardia personal y mano derecha
Vintoq, que uno de sus súbditos estaba trabajando en su contra en su más reciente
intento de convertir la ciudad de Baltimore en una fortaleza demoníaca. Alguien
tenía ambiciones para asumir el control como el Gran Uno1.
Ahora era más importante que nunca dar un golpe devastador a sus enemigos,
los Guardianes Invisibles. Porque si Zoltan pudiera demostrar a sus demonios que
estaban mejor con él, que podría llevarlos a la victoria sobre los Guardianes Invisibles
y, por lo tanto, sobre la humanidad, lo respaldarían y delatarían al traidor.
Pero si ahora mostraba debilidad, sería su fin. Y al igual que Zoltan había
matado al último Gran Uno para asumir su trono cuando había mostrado debilidad,
algún demonio traidor podría acabar con Zoltan con la misma facilidad.
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Gran Uno: Dirigente de los Demonios del miedo.
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cualquiera de sus subordinados. Que sólo él era capaz de idear una estrategia para la
victoria.
Pero las cosas no tenían muy buena pinta. Y eso lo enfureció. Tanto era así,
que necesitaba dejarlo salir o lo comería por dentro.
Su mirada cayó sobre una estrecha mesa lateral que estaba cubierta con sus
trofeos: objetos que había tomado de aquellos que mató. Joyas, armas, relojes. Los
miraba a menudo, recordándose a sí mismo lo que había logrado en el tiempo desde
que se había convertido en el Gran Uno. Pero en este momento, esa vista no le
satisfacía. Todo lo que hizo fue recordarle que aún no había alcanzado su objetivo.
Con una airada maldición, deslizó su brazo sobre la mesa, arrojando sus
trofeos al suelo. Los relojes se hicieron añicos, una daga chocó contra la pared, la
empuñadura separándose de la hoja, un collar de perlas se desgranó, enviando perlas
individuales rodando sobre el desigual suelo de piedra.
Zoltan pisoteó las perlas sueltas, aplastándolas con la misma fuerza que
deseaba usar contra los Guardianes Invisibles. Había satisfacción en esta destrucción
innecesaria, por lo que recurrió a los otros trofeos. Cuando alcanzó la daga rota, se
detuvo. Algo llamó su atención.
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Capítulo Uno
Los miembros del complejo de Baltimore habían roto las reglas una y otra
vez. Ella, mejor que nadie, sabía lo que podía suceder cuando se rompían las reglas.
Incluso una hora de vacilación para poner las cosas en su sitio podría significar la
diferencia entre la vida y la muerte. La diferencia entre el peligro y la seguridad. Entre
el amor y el odio.
Una sola regla rota le había costado todo lo que ella siempre había querido.
Una regla rota había cambiado su vida. No permitiría que la historia se repitiera.
Ella no era una ex–ejecutora por nada. Simplemente porque había llegado a
ser una de los miembros del Consejo de los Nueve, el cuerpo gobernante de los
Guardianes Invisibles, no significaba que ella hubiera olvidado su formación. En
primer lugar, era una guerrera, una guerrera que entendía que las normas existen por
una razón: para mantener su raza segura. Y nadie rompía esas normas sin ser
castigados. Si ella tuviera que decir algo al respecto. Lo cual ella hacía.
Al llegar al complejo, Virginia salió del portal que la había llevado a miles de
kilómetros en solo unos segundos y observó su entorno. Estaba en uno de los
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subniveles del complejo de Baltimore, y aunque ella nunca había estado allí,
encontrar su camino no fue difícil. Todos los complejos tenían un diseño similar.
Se dirigió hacia el centro de mando del complejo, pero allí estaba tranquilo.
Los ordenadores en la consola estaban en modo de espera, otra violación que podría
agregar a su creciente lista. Gruñó en desaprobación, luego se volvió cuando oyó
voces que venían de la sala de estar del complejo, más precisamente: de la cocina. Se
dirigió hacia allí. Fuera de la puerta, se detuvo por un breve momento. Con una
respiración profunda y una férrea determinación, abrió la puerta.
—Debemos celebrarlo.
Al oír las palabras, Virginia quería bufar. En lugar de eso, cerró la puerta por
detrás de ella con una patada.
— ¿Celebrar, qué?
Todos los ojos se volvieron hacia ella. ¡Bien! Le encantaba hacer toda una
entrada. Ahora tenía la total atención de todo el mundo.
Virginia entrecerró los ojos a los reunidos: Aiden, Leila, Enya, Hamish,
Manus, Pearce y Logan, así como dos personas que no estaban autorizadas para estar
en el complejo. Una asignación humana y el brujo.
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— ¿Y tú eres? —Preguntó Hamish, su barbilla levantada desafiante.
Sí, todo el mundo conocía el nombre y la reputación que venía con él. Y se
sintió orgullosa de esa reputación.
—Debes ser Hamish. Yo habría esperado algo más de ti que traer a una
asignación humana al complejo —Su mandíbula se tensó—. Por no hablar de dejar
que un brujo pueda caminar a su antojo por aquí.
—Pero todo esto está a punto de cambiar. Estoy aquí para limpiar.
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—Ella no tiene derecho a estar aquí. Has comprometido la seguridad de este
complejo por traerla aquí. Vamos a tener que abandonar este lugar y reubicaros a
todos. Podrás responder por ello ante el Consejo de los Nueve.
— ¿Qué dijiste?
—Tengo el mismo derecho a estar aquí que Leila, la esposa de Aiden —Un
obstinado levantamiento en su barbilla
—Sí.
Esto lo cambiaba todo. Como su compañera, ella tenía todo el derecho a estar
aquí, si eso era cierto.
Por ahora, Virginia, no podía refutar la afirmación. Era raro que ella estuviera
equivocada. Y algo definitivamente estaba mal. Ella podía olerlo. Apestaba como el
cadáver podrido de un demonio.
—Muy bien. Supongo que las felicitaciones están en el orden del día —Dijo
con los dientes apretados.
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Si resultaba que los dos no estaban vinculados, algo que ella podría determinar
en un momento posterior, llevaría a Hamish ante el consejo y dejaría que se ocuparan
de él. Nadie le tomaba el pelo a ella.
— ¡No tan rápido! —Espetó Virginia—. Todavía está la cuestión del brujo.
¡Joder! Ya había sobrepasado el rasen2, mucho más allá del período en la vida
de los Guardianes Invisible cuando la llamada de la época de apareamiento
empañaba el juicio de un guerrero. Ella no se había apareado nunca, y en cambio
eligió servir a su raza de otras maneras. No podía permitir que el rasen la alcanzara
ahora.
Para subrayar su orden, Virginia puso su mano sobre su daga, dejando que el
frío mango de obsidiana la calmara.
2
Rasen: Época de apareamiento de los Guardianes Invisibles, en los que buscan pareja.
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dado cuenta de lo que estaba pasando entre ella y el brujo? Tenía que detener esto
ahora, o todo lo que había construido para sí misma, su reputación, su férrea
voluntad, desaparecerían como la sangre verde del último demonio que había
matado se había escurrido por un desagüe.
—Wesley nos ayudó con nuestra misión —Dijo Hamish por detrás de ella—.
Sin él, tal vez nunca hubiéramos podido frustrar los planes de los demonios para
destruir el futuro político de Tessa. Él no es ningún peligro para cualquiera de
nosotros.
—Eso está por verse. Cualquiera que viola nuestras defensas es un peligro —
Ella se giró completamente, fulminando con la mirada a los guardianes—. Y tú y tus
compañeros del complejo deberíais haber notificado al Consejo de los Nueve
inmediatamente cuando ocurrió la violación. Tuvimos que averiguarlo a través del
guardián de otro complejo. Esto no ha pasado desapercibido. Junto con las anteriores
infracciones de tu variopinto equipo, habéis agotado la paciencia del consejo.
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—Tú, brujo, escúchame. Yo estoy dando las órdenes. Si tú crees que puedes
envolverme alrededor de tu dedo meñique, como has hecho claramente con estos
idiotas, estás equivocado. Yo soy tu peor pesadilla.
El brujo sonrió.
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Capítulo Dos
Y cada vez que ella le lanzaba un insulto, su voz enviaba un escalofrío nada
desagradable por su columna vertebral. Nada desagradable en absoluto.
¿Se dio cuenta que su naturaleza dominante era altamente excitante? ¿O era
ella inconsciente del hecho de que él estaba a unos cinco segundos de saltar sobre sus
huesos?
Virginia no sería una conquista fácil, eso era seguro. Sería un desafío, pero a
él no le importaba. Ella valía la pena. Valía la pena el esfuerzo extra para llevarla a
la cama. O a cualquier superficie plana. Horizontal o vertical. A él no le importaba.
Otra lanza de calor corrió desde su cuello hasta su coxis más rápido que un
vampiro podría extender sus colmillos.
¡Joder! ¿No tiene esta sirena alguna idea de lo que su voz le hacía? También
podría atarlo, desnudarlo y tener su camino con él.
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—Nada. Yo siempre tengo este aspecto.
—Yo diría, las damas primero, pero, ¿supongo que prefiere que camine
delante de ti? —Él se giró hacia la puerta, sin esperar una respuesta. La abrió, luego
miró por encima del hombro—. Ah, chicos, tomaré café y tortitas para el desayuno.
Negro, sin azúcar. Gracias.
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—Entonces, ¿qué piensa hacer conmigo? —Preguntó con indiferencia.
Por un momento pensó que ella podría no responder, pero entonces ella dijo:
Él miró sobre su hombro, ralentizándose aún más para que tan sólo estuviera
a unos treinta centímetros detrás de él.
La última palabra apenas había dejado sus labios cuando Virginia aferró su
bíceps y lo estrelló contra la pared de piedra. El impacto abrumador sacó todo el aire
de sus pulmones, haciéndolo jadear.
—No, no creo que esto sea una broma —Dijo Wes con la mayor calma
posible—. Peor debe admitir que está yendo en esto con un poco de mano dura, ¿no?
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Sus ojos se estrecharon en desagrado, y ella aplicó más presión, no solo en su
pecho, sino también en la parte inferior de su cuerpo. Él tuvo que suprimir un
gemido, cerrando su mandíbula para ocultar el hecho de que su trato a él no había
tenido el efecto que ella había previsto. En lugar de intimidarlo y ponerlo en su lugar,
ella estaba excitándolo.
—Estoy encantado de responder a cualquier pregunta que tenga. Juro que solo
estoy aquí para buscar una alianza entre su raza y la empresa para la que trabajo. Mi
jefe en Scanguards podría ser un vampiro, pero el…
La genuina sorpresa hizo que las manchas verdes en sus iris brillasen como
luciérnagas. Por primera vez desde que la conoció, su caparazón protector mostró
una fina grieta.
—Ya le expliqué esto a Aiden y a los otros. Supongo que nadie te pasó la
información —Sabía muy bien que todavía ni Hamish, ni Aiden habían tenido la
oportunidad de hablar con sus superiores, pero había algo en Virginia que hacía que
él quisiera provocarla para que ella perdiera su calma.
— ¡Dame un resumen!
— ¿Sabes qué es un resumen, verdad? Déjame traducirlo para ti: ¡la versión
corta!
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—Por última vez: ¡resume!
*****
Virginia lo soltó y dio un paso atrás. Si ella hubiera tenido que pasar un
segundo más presionando su cuerpo contra el suyo, se habría olvidado por qué estaba
allí y habría arrojado al impertinente brujo al suelo para montarlo.
¡Maldición!
—Puedo darle la versión completa. ¿Tal vez una copa de vino o whisky? —
Wesley añadió y sonrió.
Ella tuvo que admitir a regañadientes que tenía cierto encanto, y lo usaba para
su ventaja. Pero no era una estúpida. Esto no era algo personal para él. Claramente
había utilizado el mismo encanto para ganarse a todo el complejo de Baltimore en
cualquier plan en el que estuviera trabajando.
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—Tratando de conquistarme, como lo has hecho con los demás —Hizo un
gesto hacia el piso de arriba—. Todavía son jóvenes. Demasiado verdes para
comprender todas las consecuencias de sus acciones. Yo, en cambio, no lo soy.
—Así que es una experimentada anciana, ¿es lo que está intentando decir?
—Tengo edad suficiente para reconocer cuando alguien está lleno de mierda.
—No me gustan los brujos que son capaces de romper nuestras defensas —
Respondió de nuevo, sin perder el ritmo.
—Solo los Guardianes Invisibles pueden usar nuestros portales, ninguna otra
criatura ha logrado siquiera abrir uno, y mucho menos hacerlo funcionar.
— ¿Qué?
—Ya me oíste. Los demonios son la única otra especie preternatural que son
capaces de hacer funcionar portales. Si alguien podría tener una oportunidad de
acceder a uno de los nuestros, son ellos —Lo que era el mayor miedo de los
Guardianes Invisibles. Porque si los demonios consiguieran el acceso a un portal
alguna vez, tendrían acceso a todos ellos, y podrían destruir a su raza desde dentro.
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— ¿Qué tipo de hechizo?
El bufó.
—Por ahí.
Wesley siguió su orden, pero en lugar de caminar por delante, caminó al lado
de ella. Sabía que si él intentara coger la daga de ella, no tendría problemas para
dominarlo. Después de todo, las runas que revestían las paredes, suelos y techos del
recinto lo habían despojado de su magia. Sólo una vez que estuviera fuera de nuevo,
recuperaría sus poderes. Entonces, ¿por qué su cercanía la ponía nerviosa? ¿Era
porque ella sentía otro poder en él? No brujería, no.
La potencia de un hombre.
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Cuando finalmente llegaron a la celda, Virginia se sintió aliviada. Ella abrió
el cerrojo y tiró de la puerta para abrirla. Miró hacia el interior oscuro, forrado de
plomo. La celda estaba destinada para los miembros de su raza que hubieran
cometido crímenes o, lo que es peor, hubieran sido comprometidos por los demonios.
Era a prueba de fugas. Los Guardianes Invisibles no podían atravesar el plomo; les
quitaba la capacidad de hacerse invisibles y les quitaba sus fuerzas. Finalmente, si
estaban encerrados en una celda de plomo durante un período prolongado, los
poderes de un Guardián Invisible se extinguirían para siempre y se convertiría en un
humano.
Ante las palabras de Wesley, ella se encontró con su mirada. Sus lindos ojos
se encontraron con los suyos. Por un momento, se sintió hipnotizada. Y durante la
fracción de un segundo se preguntó qué habría pasado entre ellos si se hubieran
conocido en unas circunstancias diferentes.
Una sonrisa suave de repente curvó las comisuras de la boca de él hacia arriba.
Con paso seguro, la cabeza en alto, él entró en la celda. Una vez dentro, se
dio la vuelta.
¡Bastardo arrogante!
¡Como si supiera el efecto que tenía en ella! Como si pudiera ver a través de
ella.
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Su corazón latía con fuerza, y se apoyó contra la puerta, cuando oyó su voz a
través de ella.
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Capítulo Tres
— ¡Adelante!
—Oh, Gran Uno, pediste que trajera a Ulric y Fletcher ante ti en el momento
en que regresaran —Dijo Vintoq, sus ojos verdes como faros en la oscuridad. Esos
ojos, el único signo externo de la naturaleza de un demonio, también eran su telón
de Aquiles. Porque los hacía inmediatamente reconocibles para los Guardianes
Invisibles.
Vintoq miró por encima de su hombro e hizo un gesto hacia el oscuro pasillo
detrás de él. Segundos después, dos demonios más entraron. Ulric era un poco más
robusto con ojos pequeños como cuentas y una cabeza llena de pelo rubio, lo que
confirmaba su herencia vikinga. Fletcher, el otro demonio que ahora, como Ulric,
inclinaba la cabeza en saludo, era más alto y más moreno.
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Zoltan asintió con la cabeza hacia Vintoq.
—Cierra la puerta.
—Desde el exterior.
— ¡Alzaros! —Ordenó.
Ulric asintió.
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— ¿Cuántos guardianes estaban presentes?
—Quiero que toméis a tres de sus hombres y volváis a estas coordenadas. Deja
claro a todos que esta es una misión de reconocimiento. No ataquéis. Todo lo que
quiero hacer es reconocer el terreno. Número de guardianes, los portales, armas.
Quiero una descripción del complejo, entradas, salidas, lugares para esconderse.
Todo. Que no os atrapen.
Fletcher añadió.
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—Será hecho.
— ¿Quería verme?
Pronto, toda criatura viviente en este mundo se inclinaría ante él, Zoltan, el
Gran Uno.
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Capítulo Cuatro
Mientras que una noche en la celda no era exactamente lo que Wesley había
planeado, no se quejó. La parte posterior de su cárcel albergaba una rudimentaria
ducha, lavabo e inodoro, y el catre no era tan duro como esperaba. Se había
despertado temprano y se había duchado, contento de haber pedido prestada ropa
fresca a Aiden el día anterior. Al menos estaba limpio y presentable.
Era curioso que esa fuera su mayor preocupación: tener buen aspecto para
Virginia, a pesar de que ella le había dado la espalda la noche anterior. Pero él no se
desanimaba fácilmente.
Cuando por fin oyó unos pasos que venían hacia su celda, su corazón empezó
a latir con emoción. Se pasó los dedos a través de su pelo, alisándolo, y tomando una
respiración profunda, preparándose a sí mismo para la ardiente mujer Guardián
Invisible con traje de Catwoman. Tío, ¡ella era sexy! Toda la noche había tenido esa
imagen en su cabeza, dejándolo con una erección permanente.
—Querías tortitas, ¿no? —Aiden estaba parado en la entrada, con una bandeja
con el desayuno en sus manos—. Espero que no te importe si no entro, pero el plomo
no va exactamente conmigo. Me chupa toda la energía que tengo.
Wes guardó ese pedazo de información para usarlo más tarde y se acercó al
amable guardián.
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—Cuidado con ella —Advirtió Aiden, inclinándose hacia dentro y bajando la
voz—. Fue una ejecutora antes de que se uniera al Consejo. Ella podría convertirse
en Rambo sobre ti. No tendrías una oportunidad. Así que ten cuidado con lo que le
dices.
—Así pues, ejecutora, ¿eh? Ella puede imponerme3 todo lo que quiera.
Los ojos de Aiden se abrieron de par en par, y la cicatriz sobre su ceja pareció
temblar.
— ¿Estás loco? ¡No juegues con esa mujer! Ella habla en serio.
— ¿Primus?
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Imponerme: en ingles Enforcer, que habitualmente se traduce como ejecutor. Pero aquí enforcer,
significaría imponer, hacer cumplir.
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—Como el presidente, ya sabes. Él tiene mucha influencia.
—Genial. Bueno, gracias por hablar con él. Realmente lo aprecio. Eres un
amigo.
—Buenos días, Virginia —Wes saludó a su carcelera con una sonrisa, y corrió
su mirada sobre ella.
—El hombre tiene que comer. Y estoy seguro de que yo no voy a entrar en
esa celda.
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—El Consejo está dispuesto para escuchar tu caso.
Tanto por tener tiempo para influir en la opinión de Virginia sobre él. Había
esperado un poco de demora.
—Están ansiosos por descubrir cómo fuiste capaz de usar el portal —Dijo ella
para su sorpresa.
Parecía que Virginia se sentía un poco más locuaz hoy que la noche anterior.
¿Podría explorar ese hecho de alguna manera?
Hubiera preferido pasar más tiempo aquí en el complejo, o incluso mejor, solo
con Virginia, para trabajar su encanto sobre ella. Sabía que finalmente ella cedería;
sólo necesitaba tiempo. Al parecer, él recién estaba terminando su tiempo.
Wes se encontró con su mirada y vio la advertencia que llevaba. No hagas nada
estúpido.
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Hmm. Aparentemente, esa había sido una mala pregunta.
Él se rió.
Lo había visto venir. Sabía que jugar al tonto desventurado tenía sus encantos
y funcionaba con muchas mujeres, tanto humanas como vampiros. Había tenido
sexo muchas veces, porque las mujeres lo habían encontrado lindo y nada
amenazante. Poco sabían que bajo su actitud despreocupada yacía una voluntad de
hierro de un macho alfa.
— ¡Entra!
Virginia se unió a él, y un segundo después, todo fue oscuridad. La entrada se había
cerrado.
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pasando? ¿Estaba ella finalmente respondiendo a su encanto? ¿Le estaba dando una
señal de que estaba interesada?
— ¿Qué coño estás haciendo? —Ella se sacudió hacia tras y le quitó el brazo
de encima, manteniendo un fuerte agarre en su bíceps con su otra mano.
—Oh.
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Capítulo Cinco
Sus músculos se habían tensado bajo su tacto, y ella había sentido su fuerza.
A pesar de que no era tan fuerte como ella, estaba claro que este hombre se ocupó de
su cuerpo, lo entrenó para obtener fuerza física que no venía automáticamente con
el hecho de ser un brujo. Los Guardianes Invisibles, demonios y vampiros, sí, su
fuerza física era parte de su naturaleza. Pero el cuerpo de un brujo no era muy
diferente al de un humano. Solo su conocimiento de la magia los hacía peligrosos.
Por supuesto, dentro de las paredes de los complejos de los Guardianes Invisibles, la
magia no podía existir.
Entonces, ¿por qué se sentía como si estuviera bajo su hechizo cada vez que
la miraba con esos lindos ojos azules? ¿Tenía él otros poderes, poderes contra los que
ella no tenía defensas?
—Ya hemos llegado —Ella movió su pulgar detrás de ellos, donde el portal
ya se había abierto.
Ella estaba contenta de eso, porque sus palabras habían evocado un tipo de
paseo completamente diferente, un paseo que la involucraba estando a horcajadas
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sobre un brujo desnudo. Y la imagen hizo que sus mejillas ardieran con fuego.
Forzando los pensamientos fuera de su mente, salió del portal.
—Interesante.
Hmm. Tal vez ella no debería haberle dicho eso. Demasiado tarde. No es que
él fuera capaz de hacer algo con eso. No podría dominarla a ella, ni a ningún otro
miembro de su especie y obligar a esa persona a manejar el portal para él.
Virginia resopló.
— ¿De verdad crees que te lo diría? Solo los Guardianes Invisibles conocen su
ubicación. Ni siquiera sus compañeros humanos tienen acceso al privilegio de la
información. Así que seguro como el infierno que yo no voy a dártelo a ti.
—Claro —Luego inclinó la cabeza hacia uno de los pasillos—. Por ahí.
Él se giró, pero esperó hasta que ella estuvo a su lado, antes de comenzar a
caminar. Sabiendo que cualquier intento de fuga sería inútil, no insistió en que tenía
que caminar por delante de ella. Podía vigilarle igual de bien desde un lado. Al menos
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de esta manera, no tendría que mirar su apretada parte trasera, que llenaba sus
pantalones de una manera que debería ser ilegal.
La caminata fue corta, dos pasillos, dos tramos de escaleras, y llegaron a las
puertas dobles de las cámaras del consejo. Frente a ellas, un guerrero estaba de
centinela. Él asintió con la cabeza, una señal de que la reconoció.
—Sí, Consejera Robson. Están preparados para usted —Él estiró su mano—.
Los dispositivos electrónicos, por favor.
Sin vacilar, ella sacó su móvil del bolsillo y se lo dio al guardia. Cuando este
miró a Wesley, Virginia negó con la cabeza.
—Entra directamente.
Virginia asintió con la cabeza hacia él, luego hacia Wesley para que entrara
con ella. Él cerró la puerta silenciosamente por detrás de ellos.
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—Virginia, recibimos tu informe —Respondió Barclay, el jefe del Consejo de
los Nueve—. Toma el asiento, y comenzaremos.
Sabiendo lo que se esperaba de ella, tomó su asiento, dejando a Wesley de pie, frente
a los nueve miembros del cuerpo gobernante de los Guardianes.
Wesley sonrió.
—Sí, así oí. Tenemos entendido que pudiste usar uno de nuestros portales
para invadir nuestro complejo en Baltimore.
Ella apretó los dientes. Así que Wesley había engatusado a Aiden para que lo
ayudara hablándole bien de él a Barclay.
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—Ahora explícame a mí y a mis colegas, los miembros del consejo cómo
fuiste capaz de hacer funcionar al portal —Exigió Barclay.
—De todos modos, decidí intentar hacer contacto. Y como el portal era mi
única pista, comencé allí. He estado experimentando con hechizos de
transformación.
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portal creer que yo era un Guardián Invisible, no un brujo. Se abrió para mí, pero no
tengo ni idea de cómo aterricé en Baltimore. Esa es la triste honesta verdad de Dios.
Yo estaba dando tumbos por ahí sin ninguna idea de cómo dirigir la cosa.
Virginia suprimió el asombro que sentía por las habilidades del brujo,
manteniendo una expresión severa en su lugar. Él era, sin duda, poderoso. Y eso lo
hacía peligroso.
— ¿El Guardián que vio a este brujo ha sido identificado, para que él pueda
corroborar esta historia?
Barclay lo fulminó con la mirada, luego volvió su mirada hacia los miembros
del consejo.
Nadie habló.
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Barclay pulsó un botón sobre la mesa. Un momento más tarde, la puerta se
abrió y entró un guardia.
— ¿Primus?
—Encierra al prisionero.
—Pero no me han oído todavía. Estoy aquí para proponer una posible alianza
entre vuestra raza y los Scanguards; ¡no me han permitido explicaros!
—Habrá tiempo para eso más tarde —Barclay miró al guardia de nuevo—.
Llévalo a su celda.
—Pero…
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Capítulo Seis
Casi pasó una hora sin que el Consejo llegara a algún consenso. El guardián
de Seattle había venido y se había ido. Había confirmado que había visto a Wesley
colaborando con varios vampiros para sofocar a un grupo de vampiros renegados
que habían intentado inundar el mercado de drogas peligrosas. Creyendo que estas
drogas facilitaban el control mental a larga distancia, y que no deberían caer en
manos de los demonios, el guardián había aconsejado al brujo que destruyera las
drogas y todos los rastros de la operación de los vampiros. Una visita de seguimiento
a los bosques de Sonoma había confirmado que Wesley lo había hecho
efectivamente.
Esa noticia ayudó a aliviar las mentes de algunos de los miembros del consejo,
incluida Virginia.
Nadie podía explicar cómo un hechizo podría superar los controles a prueba
de fallos del portal y permitir que alguien que no fuera un guardián lo usara. Las
suposiciones se plantearon y luego rechazaron. Sin embargo, una cosa estaba clara:
no podían permitir que el brujo se fuera por temor a que él pudiera enseñar a otros a
penetrar en sus defensas.
—De la forma en que lo veo, tenemos dos opciones: encerrarlo para siempre,
o bien matarlo —Proclamó Ian.
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vacilando ahora? ¿De alguna manera él había logrado abrirse camino bajo su piel,
penetrando en sus defensas, tal y como había penetrado en el complejo?
— ¿Si?
No tuvo éxito.
La alarma continuó.
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— ¡Un ataque demoniaco!
—Confirmado.
— ¿Cuántos?
Era esencial que el Consejo de los Nueve sobreviviera al ataque, pero Virginia
había sido una guerrera durante demasiado tiempo. Ella simplemente no podía huir.
Tenía que quedarse y luchar.
—Ve —Le dijo a Barclay—. ¡Me aseguraré que el brujo pague por esto!
Virginia se soltó del agarre de Barclay y corrió hacia la salida del Consejo. Los
guardias estaban pululando por los pasillos, moviéndose en una dirección. Ella corrió
junto a ellos, se desvió hacia el siguiente pasillo, y luego bajó a la celda.
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Virginia corrió más rápido, esperando que no fuera demasiado tarde,
esperando que los demonios no hubieran liberado a su cómplice de la celda de plomo.
— ¡Hey! ¿Qué está pasando? ¡Qué alguien me saque de aquí! —Gritó a través
de la rendija de la puerta—. ¿Alguien puede oírme?
Con una mano sacó su daga de la vaina que llevaba en la cadera, con la otra
desbloqueó la puerta y tiró de ella para abrirla.
—Gracias a Dios que… —Su voz murió a mitad de la frase, su mirada fija en
la daga en su mano—. ¿Qué mierda? —Se tambaleó hacia atrás, más dentro de su
celda.
*****
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Wesley esquivó lateralmente. Virginia quería hacerlo realmente. De verdad
quería matarlo. La daga en su mano decía eso. Y eso no fuera suficiente, sus ojos
arrojaban puro veneno.
— ¡Mentiroso!
Cargó hacia él, y él no tuvo más remedio que actuar. Desvió la daga, alzando
su brazo y empujándolo hacia ella, llevándola hacia atrás. El movimiento fue
sorprendentemente fácil, como si ella no se estuviera esforzando mucho. ¿Por qué no
estaba usando sus poderes sobrenaturales contra él? Podría haberlo aplastado
fácilmente contra la pared y haberlo inmovilizado allí, abrirlo con su daga sin
demasiado esfuerzo. ¿Qué la estaba frenando?
Cuando ella saltó hacia él otra vez, él logró agarrarle la mano de la daga,
envolviendo la suya alrededor de su muñeca y por lo tanto incapacitándola. Ella trató
de liberarse de él, pero falló.
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— ¡Joder, Virginia! Para esto. No voy a hacerte daño — ¿Cómo era posible
eso cuando no quería hacer nada más que besarla?
Ella le dio un rodillazo en las bolas, un movimiento que no había visto venir.
— ¡Ugh!
Tal vez debería haber hecho caso a la advertencia de su jefe. Pero había sido
arrogante, pensando que su encanto podría sacarlo de cualquier atolladero.
Aparentemente no era así. Estaba a punto de morir a manos de una mujer por la que
estaba cachondo. ¡Qué ironía!
Aunque Wes no podía ver el rostro del hombre, vio dos luces verdes
parpadeando donde sus ojos tenían que estar. De un tipo completamente diferente al
verde esmeralda de las motas en los ojos de Virginia. Un verde antinatural. Había
pasado suficiente tiempo con los guardianes en el complejo de Baltimore para saber
que aquellos eran los verdes ojos de un demonio… el único signo exterior de un
demonio.
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En la penumbra de la celda, Virginia estaba intercambiando golpes con el
demonio. Era evidente que su enemigo era más fuerte. De alguna manera Wes tenía
que tratar de desviar la atención del demonio para que ella pudiera pasar al otro lado
de él y lo atrajera fuera, donde volvería a ser más fuerte. Sólo podía esperar que una
vez fuera de la celda, su fuerza volviera inmediatamente, o ellos todavía estarían
jodidos.
El insulto hizo que el demonio girara su cabeza para mirar a Wes. Con un
bufido desdeñoso, volvió su atención a Virginia. El segundo de esa distracción no
había hecho nada para mejorar su situación. Ella apenas podía mantener a raya a su
atacante, pateándolo, tratando de lanzar golpes y empujar con su daga en la mano.
En vano. El demonio entregaba golpe tras golpe.
— ¡Mierda!
Con un grito parecido a un grito de guerra indio, Wesley saltó y pateó con la
pierna elevada donde conectaba con el antebrazo del demonio, impidiéndole que
propulsara su daga en el pecho de Virginia. Pero, en lugar de perder su agarre sobre
el arma, el animal se giró y arremetió contra Wes.
— ¡Ah, mierda! —Wes se lanzó en picado hacia la izquierda, fuera del camino
del demonio apenas un segundo demasiado pronto, dando tumbos y rodando.
Encontró su equilibrio un momento después de nuevo, y se giró, con los brazos
abiertos, las piernas en posición de combate, pero el demonio ya había perdido el
interés y estaba atacando a Virginia de nuevo.
Algo aturdida, Virginia intentó aterrizar sobre sus pies, pero falló. Su daga
cayó al suelo de piedra y ella intentó alcanzarla. El demonio llegó primero, su pie
aterrizando en la empuñadura de la daga.
—Mierda.
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— ¡A la mierda todo! —Gruñó Wes y saltó al demonio por detrás,
envolviendo sus brazos alrededor del cuello del tipo en un intento de estrangularlo.
Pero el imbécil era demasiado fuerte. Wes solo podía aferrarse por su vida mientras
el demonio intentaba sacudírselo de encima.
Con la puerta ahora libre de cualquier obstrucción, la luz del corredor reflejó
brevemente algo en el piso. Wes giró su cabeza hacia eso. La daga. Virginia no había
conseguido cogerla. Y sin un arma, no tendría ninguna posibilidad contra el
demonio.
Wes arremetió contra el demonio, apuntando con su pie a la cabeza del demonio,
pateando como David Beckham4. El demonio quebró la cabeza a un lado, y el
impulso lo lanzó a un lado, levantándolo de Virginia. Pero Wes sabía que el tipo no
estaba derrotado todavía. Saltó sobre él y hundió la daga de Virginia en el corazón
del demonio. Retorciéndola. Metiéndola más profundo.
— ¡Vete al infierno!
Respirando con dificultad, aún encima del demonio, que ahora estaba
gorgoteando impotente, Wes vio sangre verde derramándose por la herida.
Asqueado, se levantó de un salto antes de que el vil líquido pudiera mancharlo.
4
David Beckham: Famoso futbolista.
46
— ¿Estás bien, Virginia?
—Háblame, Virginia.
—Mataste al demonio.
— ¿Qué diablos?
— ¿Una artimaña?
—Sí, para salvarme de un demonio, y así creeré que no estás trabajando con
ellos.
— ¿Virginia?
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— ¡Cállate, brujo!
Sus labios se encontraron con los suyos una fracción de segundo más tarde,
paralizándolo. Por un momento, él no pudo reaccionar, estaba demasiado
sorprendido por la acción de ella. Entonces sus instintos se hicieron cargo, y él
envolvió sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola a él. Devolviendo su beso.
Entonces él separó su boca de la suya.
¿Y por qué no comenzar con la ropa puesta? Decidido a hacer que esta
atrevida pelirroja se rindiera ante él en todos los sentidos, Wes la agarró por el culo
48
con ambas manos y le frotó la polla contra el centro. Incluso a través de sus
pantalones de cuero podía sentir su calor.
Virginia era más apasionada de lo que él había esperado, incluso para una
pelirroja. Ella era fuego personificado. Caliente al tacto. Chisporroteando. Nada
podría detenerlo ahora. A él no le importaba lo que tomara, pero hacer que Virginia
llegara al clímax en sus brazos era ahora su misión. No importaba que estuvieran en
un pasillo, con un demonio muerto yaciendo a sus pies, donde cualquiera podría
encontrarlos. No podía perder esta oportunidad. Tenía que mostrarle a Virginia que
podía confiar en él. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que mostrarle qué placer podía
darle a ella?
Bip-bip-bip.
Bip-bip-bip.
— ¡Mierda!
49
Capítulo Siete
—Tenemos que llegar al portal —dijo ella, señalando hacia donde el pasillo
se cruzaba con otro—. ¡En esa dirección!
—No lo sé. Tal vez treinta segundos —Apenas el tiempo suficiente para salir.
—Supongo que son quince segundos —Se corrigió ella misma. Aún menos
posibilidades de conseguirlo.
Ella corrió por delante, Wes a sus talones. Cuando llegaron al rellano, ni
siquiera rompió el paso y se lanzó contra la pared a sólo tres metros de distancia.
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—Diez segundos para la detonación —La voz del ordenador se burló de ella.
Lo único que identificaba el portal era una antigua daga tallada en la pared de
piedra.
Ella golpeó con su mano la daga tallada y sintió el calor acumularse por
debajo de su palma.
—Ocho.
—Siete.
Ella miró sobre su hombro, viendo con alivio que Wes había llegado a ella.
—Seis.
—Cinco.
—Cuatro.
— ¡Mierda!
—Tres.
—Dos.
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De repente estuvo oscuro a su alrededor. Ella lanzó un suspiro de alivio. El
portal se había cerrado.
El siguiente sonido fue acallado, pero incluso a través del portal cerrado, ella
todavía pudo oír.
—Uno.
Sintió que Wesley la agarraba con más fuerza, con un brazo alrededor de su
cintura, uno agarrando su bíceps. Ignorando su presencia por un momento, quiso
que su mente se concentrara en su destino. Lejos de los demonios, alejados del
complejo que había sido comprometido.
La explosión golpeó con tal fuerza que las paredes del portal temblaron. Ella
fue lanzada por el aire. El brazo de Wesley alrededor de su cintura se deslizó. Presa
del pánico alcanzó hacia él, colgando ambos brazos a su alrededor para aferrarse a
él. Sintió que él hacía lo mismo, envolviendo sus brazos alrededor de ella como una
prensa.
—Si vamos a morir, sólo quería que supieras que nunca he tenido un mejor
beso —Dijo Wesley de repente.
La sensación de caída libre repentina cortó sus palabras e hizo que un grito
surgiera de sus labios.
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— ¡Aaaaaahhh! —Gritó Wes.
El impacto la dejó sin aliento y la arrancó de los brazos de Wesley. Ella había
aterrizado en una roca dura, gimiendo de dolor. Al menos eso significaba que estaba
viva.
Él se sentó y gimió.
—Todavía no estoy segura —Miró más de cerca las formaciones rocosas que
los rodeaban, luego dejó que su mano se deslizara sobre una superficie oscura y lisa—
. Roca de lava —Por lo que ella sabía, el complejo del consejo estaba construido sobre
piedra caliza. Nunca había mencionado nunca sobre roca de lava—. Esto es muy
extraño.
—Toca la piedra.
Él se encogió de hombros.
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—Es lava que se ha endurecido hasta roca —Estaba segura de eso ahora—.
Ya no estamos en el complejo del consejo.
—No me lo agradezcas todavía —Se tambaleó sobre sus pies, y sintió algunas
molestias y dolores. Nada que no sanaría rápidamente.
Dio unos pasos hacia la gran roca, cuando escuchó a Wes levantarse y unirse
a ella. Él la tomó de un brazo.
—Espera.
—Vamos a ver de dónde proviene esa luz —Se dirigió hacia ella, Wes a su
lado, fingiendo no darse cuenta de que todavía estaba sosteniendo su mano.
54
Con cuidado de no hacer ni un sonido, ella se deslizó por un lado y miró más
allá de la roca. Un camino serpenteaba a través de una formación de rocas. Miró
hacia arriba. El techo estaba hecho de piedra, aunque no podría llamarlo un techo.
Parecía algo natural, no hecho por el hombre. Una especie de túnel.
Justo a tiempo, cuando lo logró. Porque los tres hombres que caminaban
hacia ellos no eran humanos.
55
Capítulo Ocho
Los pocos días que había pasado con los guardianes en el complejo de
Baltimore, le habían dado un conocimiento en general del mundo de los Demonios
del Miedo y qué papel jugaban los Guardianes Invisibles en él. El resto podría
armarlo solo.
Azufre, no solo el olor, sino también la fina capa amarilla que cubría partes
de las paredes de lava hasta el suelo, y tipos con ojos verdes brillantes. Sip, bienvenido
al Inframundo de Zoltan. De la sartén al fuego eterno. Su día había acabado de dar
un giro para peor. Sólo podía esperar que los poderes de Virginia funcionaran aquí
abajo, y que ella pudiera cubrirlos para que los demonios siguieran adelante.
Seguramente ese era su plan, aunque él no sintió nada diferente, y todavía podía
verla. Pero no hubo tiempo para preguntarle y obtener algo de seguridad. Todo lo
que podía hacer era quedarse allí como una planta en una maceta y esperar lo mejor.
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Aparte de sus ojos, parecían humanoides. Solo un montón de escoria humana
común y corriente. Y eso es exactamente lo que habían sido antes de convertirse en
demonios, Aiden le había explicado eso unos días antes. Cometer un acto malvado
en el nombre de los demonios volvía el alma de un humano en tan oscura que los
demonios podrían hacerla suya, convirtiendo al humano en un demonio.
Sin siquiera mirarlos a él y a Virginia, los demonios pasaron junto a ellos. Wes
volvió su cabeza para verlos desaparecer en la otra dirección, pero no se atrevió a
respirar hasta que finalmente, después de una eternidad, ya no podía oír sus pasos.
Volvió a mirar a Virginia, y solo entonces se dio cuenta que ella le había
quitado la mano de la boca.
—Tú debes haber hecho algo. Ningún miembro de nuestra raza ha entrado en
el Inframundo —Lo miró con sospecha.
57
— ¿Mi plan? —La agarró y presionó contra la pared de piedra—. Mi plan era
follarte, ¿de acuerdo? Mi plan era desnudarte y hundir mi polla dentro de ti, hasta
que ni tú ni yo pudiéramos mover otra extremidad. ¿Cuándo vas a comprender eso
en tu linda cabecita? Soy un hombre y estoy loco por ti. Quizás esto es estúpido.
Quizás va a costarme la vida. Pero, ¡por Dios, no tengo ningún otro motivo distinto
a meterme dentro de tus pantalones! —La soltó y se apartó de la pared—. ¡Y ahora
quiero largarme como el infierno fuera de aquí antes de que esos malditos demonios
nos encuentren y nos maten!
—Entonces tú realmente…
—Bueno, vamos a buscar una salida. Tal vez tú puedes comenzar haciendo
algo por tu parte echando mano a la brujería.
— ¿Mi brujería? —El frunció el ceño—. Pero… —Fue ahí cuando le golpeó.
Miró a su alrededor. No se podían ver ninguna runa en ningún sitio. Las runas
talladas en las paredes, suelos y techos del recinto habían bloqueado su brujería, pero
aquí abajo, no vio nada que le impidiera acceder a sus poderes.
Él sonrió.
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—Sí. Tendré que tocarte. Podría hacerlo con mi mente, pero se necesita más
energía. Y me gustaría guardarla para en caso de que nos descubran y necesitemos
luchar.
¡Como si ella no hubiera disfrutado tanto el beso como él! Ella había gemido
de placer para que todo el mundo lo oyera, y la forma en que había apretado su pelvis
contra él, no había sido precisamente casta. Ella lo había deseado. Lo deseaba. Pero
Wes mantuvo el pensamiento para sí mismo. Era mejor no cabrearla más.
En cambio, dijo:
Él sacudió la cabeza.
Ella asintió.
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—Simplemente es, es algo extraño que todavía puedo verte —Hizo un gesto
hacia su propio cuerpo—. Y a mí mismo.
— ¡Que me jodan! —Se sorprendió. Él tiró de su mano para atraerla hacia él.
Luego pasó sus manos sobre ella.
Él sonrió.
El golpe que siguió en las costillas no fue del todo inesperado. Sin embargo,
lo fue el hecho de que Virginia no usara su fuerza sobrenatural para hacerle daño.
60
Capítulo Nueve
Ahora, medida hora más tarde, se sentía agotado y sabía que tenía que ir
arriba, al mundo humano, para reponer su energía y alimentarse del miedo de un ser
humano, para que ninguno de sus súbditos se diera cuenta de que algo andaba mal
con su líder. Porque una vez que lo hicieran, las hienas lo atacarían. Un líder débil,
sin importar si la debilidad era física o mental, era un líder muerto.
Zoltan metió sus hombros en un abrigo, se armó de dos dagas, una escondida
en su bolsillo interior, una en su bota, y dejó su habitación. Mientras caminaba hacia
uno de los círculos de vórtices, los únicos lugares del Inframundo donde podía
conjurar un portal que lo llevaría al mundo humano, contempló sus opciones.
Una vez que terminara de alimentarse del miedo de un ser humano, del miedo
que lo volvería a hacer fuerte otra vez, él se pondría a ello de inmediato.
Antes de llegar al círculo de vórtices, una cueva donde se reunían seis túneles,
Zoltan sabía que algo andaba mal. Yannick, el demonio que supervisaba todos los
círculos de vórtices, estaba discutiendo con uno de sus subordinados.
61
Entonces Yannick dijo:
—Solo una llamarada, del mismo tipo que sucede cuando conjuramos
nuestros vórtices.
Zoltan dio un paso hacia el centro del círculo, pero el otro demonio se puso
frente a él.
— ¿Cuál es tu nombre?
— ¿Qué?
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—No puede ser —Dijo Yannick—. Es imposible. Ningún demonio puede
convocar un vórtice fuera de los círculos de vórtice. Y los he revisado todos. Todos
los guardias fueron unánimes. Nadie abrió un vórtice durante el período que Quentin
afirma haber sentido la perturbación. Guardo registros meticulosos.
Zoltan asintió con la cabeza. Tal como él le había pedido a Yannick que
hiciera, podía vigilar de cerca los movimientos de sus demonios. Lo que significaba
que algo estaba muy mal. Se volvió hacia Quentin.
— ¿Cómo lo sabes?
Ya que no había viento en los túneles, el aire sólo podía ser provocado por un
par de cosas: un vórtice al ser conjurado, un demonio corriendo en los túneles, o una
la onda de una explosión.
— ¿Has visto salir a alguien de este túnel hoy? —Preguntó Zoltan, mientas
dejaba que su mirada vagara, buscando algo que pareciera fuera de lo común.
—Empecé mi turno sólo hace una hora. Pero no he visto a nadie desde que
sentí la perturbación — Hizo una señal a un cruce en el túnel unos metros por
delante—. Si alguien quería evitar pasar delante de mí, podría haber utilizado uno de
los otros túneles.
—Hmm.
63
Un túnel cruzaba con el que Zoltan estaba usando. Quentin lo pasó y Zoltan
continuó tras él. Las llamas que salían de varias grietas a lo largo de las paredes de
piedra lanzaban sombras misteriosas en las paredes y techos. El olor a azufre era
particularmente fuerte en los túneles donde el olor no tenía otro sitio para escapar.
— ¿Qué es eso?
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mano en su bolsillo, y sacó un fósforo, luego lo pasó a lo largo de la roca. Se encendió
e iluminó el espacio.
Sus ojos registraron el suelo. Huellas. Se arrodilló. Parecían ser frescas. Dos pares de
botas al menos. Dos personas.
Notó que Quentin también encendió un fósforo, mientras el suyo ardía hasta
su dedo. Lo tiró y encendió otro nuevo.
— ¿Un botón? —Lo acercó a sus ojos y lo examinó. Era de plata, y cuando lo
inclinó lo justo, la luz del fósforo trazó una imagen visible: una daga.
Una daga que no tuvo problemas en reconocer. Había sido herido por dagas
como ésta a menudo. Las dagas de los Guardianes Invisibles.
La furia corrió a través de él. Estaban aquí. Habían entrado en sus dominios.
Cómo, no lo sabía. Pero estaba seguro de que eran ellos.
65
Capítulo Diez
Cada vez que habían escuchado voces u otros sonidos, Wesley la había
arrastrado en otra dirección, claramente queriendo evitar otro encuentro demoníaco.
Pero, ¿y si se estaban yendo demasiado lejos? ¿Qué pasaría si la razón por la que no
había venido ningún otro demonio en la última media hora era porque estaban
caminando hacia un área que los demonios evitaban? ¿Y si no había agua en esta
dirección? Sin duda, los demonios se congregaban alrededor de fuentes de agua en
este hoyo del infierno, ya que también la necesitaban para sobrevivir.
— ¿Qué?
—Nunca encontraremos agua aquí. Si hay alguna, será donde estén los
demonios. Deben tener cuevas en las que vivan. Tiene que haber agua allí —Señaló
al oscuro pasillo por delante—. Allí abajo no hay nada.
—Entonces, ¿qué sugieres? —Se pasó una mano por el pelo—. Si regresamos,
nuestras posibilidades de ser descubiertos aumentan exponencialmente. Finalmente
nos oirán, incluso si no pueden vernos. ¿Y entonces qué? No tenemos armas. ¿O
quieres que le lancemos piedras y esperar que podamos eliminar a unos cuantos como
David acabó con Goliath?
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—Desearía que fuera así de fácil, pero solo las armas forjadas en los Días
Oscuros pueden matar a un demonio —Señaló su funda vacía—. Y yo perdí la mía.
—No tenemos ni idea de con lo que estamos tratando aquí. Meternos en una
expedición de espionaje es demasiado peligroso. Me gusta una buena pelea tanto
como a cualquiera, pero sé cuándo dar la vuelta y correr.
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venir. Pero sin un arma se sentía impotente, y no le gustaba esa sensación. No, a ella
no le gustaba en absoluto.
A regañadientes, tuvo que admitir que Wesley estaba en lo cierto, aunque solo
fuera por una vez, y que un encuentro con los demonios podría ser fatal.
—Caliza —Dijo. Él golpeó contra ella, y se derrumbó más, como si fuera tan
fina como el yeso, e igual de frágil.
Con la roca en una mano, apoyándose contra la pared con la otra, Wes tiró
hacia atrás su brazo y apuntó a su objetivo. La roca golpeó en la piedra caliza y pasó
a través de ella. El impulso lanzó a Wesley con ella, golpeándolo contra la pared.
El impacto rompió la pared, creando una gran abertura. Wesley cayó a través
de ella.
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—La encontré —La voz de Wesley provenía de sólo unos treinta centímetros
la sobresaltó. Él estaba levantándose, sacudiéndose el polvo del pantalón. No había
caído a más de medio metro y había aterrizado justo en el borde del charco de agua.
—Ven.
Ella fijó sus pies a lo que quedaba de la pared que se había derrumbado y le
permitió a Wesley que la ayudara, a pesar de que podría haber saltado sin esfuerzo.
Pero de alguna manera sentir sus manos en sus caderas le daban una sensación de
seguridad.
Todavía en sus brazos, ella levantó los párpados y se encontró con su mirada.
Maldita sea, ¿podrían esos lindos ojos azules brillar más aquí o estaba comenzando
a alucinar?
La brujería era algo contra lo que ella no tenía defensas. Luchar con armas
mortales era una cosa, pero defenderse contra el hechizo de un brujo otra totalmente
diferente. ¿Y si él ya hubiera usado su brujería sin su conocimiento? ¿Y si ya hubiera
susurrado un hechizo silencioso para hechizarla y que confiara en él, lo creyera, lo
deseara? ¿Cómo siquiera ella lo sabría?
69
—Estoy bien. Terminemos con esto —Cuanto antes mejor. Y lo vigilaría
como un halcón, sólo en el caso de que él tratara de sacar algo rápido.
*****
—No parezcas tan dudosa —Murmuró Wes con una sonrisa—. Puedo hacer
esto mientras duermo.
—Se llama coquetear, y sí, estamos haciendo el hechizo —No pudo evitarlo,
golpear contra la fachada severa de Virginia era demasiado divertido. Cada vez que
ella perdía su compostura, prácticamente podía ver las llamas con las que ella quería
incinerarlo. Pero él no se quemaba fácilmente. Ella tendría que acercarse mucho más
para eso.
70
—Bien entonces —Él tomó una respiración profunda y miró la superficie del
agua. Era tan suave como imaginaba que sería la piel de Virginia.
¡Concéntrate!
Virginia señaló.
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—No estoy seguro, pero parece una rotonda, ya sabes, con todos estos túneles
conduciendo a ella. ¿Quizás sea una escalera o algo que conduce arriba? Quiero
decir, vamos a tener que subir, ¿verdad? Debemos estar muy profundo en algún lugar
de la corteza terrestre —Al menos lo parecía con toda la lava, azufre, y el hedor que
venía con ello.
—Tu conjetura es tan buena como la mía. Los Guardianes Invisible siempre
han supuesto que los demonios debían vivir en algún lugar debajo de la tierra, pero
nunca hemos sido capaces de confirmar eso —Entonces, ella señaló al mapa de
nuevo—. Pero, ¿cómo vamos a recordar este mapa una vez que estemos de vuelta en
los túneles? No tengo el móvil para tomar una foto.
—Entonces tal vez deberíamos usar este mapa —Dijo Wes, y se desabotonó
la manga de su camisa, luego la rodó hacia atrás para exponer el interior de su
antebrazo, donde un mapa idéntico había sido grabado en su piel como un tatuaje.
Había sentido la quemadura temporal mientras el hechizo había logrado su magia,
pero ahora la incomodidad había desaparecido.
— ¿Cómo?
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Capítulo Once
—Están utilizando perros para olfatearnos. Saben que estamos aquí. Y saben
que somos invisibles.
— ¡Ah, mierda!
Él tiró de su brazo.
—Quítate la chaqueta.
— ¿Para qué?
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— ¿Qué estás planeando?
—Escupe en la chaqueta.
Ella lo miró y fue testigo de cómo se frotaba la camisa desmenuzada bajo las
axilas, luego la escupía y se dio cuenta de lo que hacía: transfiriendo la mayor parte
de su aroma a la prenda. Rápidamente ella escupió en su chaqueta de cuero.
— ¿Ahora qué?
—Rellena esa grieta con tu chaqueta —Hizo un gesto hacia un gran agujero en la
roca.
— ¿Y la tuya?
—Un poco más arriba —Él corrió, y ella lo siguió de cerca, cubriéndolo con
su mente en lugar de ahora con su toque.
Una docena de metros más allá, se detuvo y empujó su camiseta en otra grieta.
Entonces él se volvió y ambos corrieron hacia el túnel del que habían venido.
—No si cubrimos nuestro olor con algo mucho más fuerte —Dijo Wesley—.
Y creo que tengo justo la cosa. Ven.
Él ya estaba girando hacia abajo en el túnel de dónde venían. Ella estaba a sus
talones. Tras ellos el ladrido de los perros, acercándose con cada segundo. Su corazón
comenzó a bombear. Los Guardianes Invisibles no eran exactamente amantes de los
perros, por razones obvias. Sólo podía esperar que Wesley tuviera un plan para
disimular sus olores tanto que los sabuesos no los descubrieran.
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Wesley finalmente se detuvo y se agachó. Ella siguió su mirada y notó una
sustancia amarilla que él raspaba en la base de la pared del túnel.
— ¿Qué es eso?
—Mierda —Maldijo, pero comenzó a raspar la vil sustancia fuera del muro y
a untarla en su camiseta.
Wesley hizo lo mismo, aunque además de teñir su pantalón con esa cosa,
también se frotó su torso desnudo. En cuestión de segundos, ambos apestaban.
— ¿Lista?
—Para así no tener que malgastar energías haciéndote invisible con mi mente
—Le explicó.
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Supo de inmediato que los perros ya habían capturado el olor de ella y Wesley.
En unos pocos segundos estarían aquí, demostrando su valía a sus amos.
Los perros parecieron vacilar, uno yendo en una dirección, otros dos en la
otra, mientras dos perros más parecían indecisos. Olieron y gimieron, lanzando
miradas dudosas a los demonios.
—Dales tiempo. Atraparán el olor de nuevo. ¿No es así, Rex? —Le dijo al
doberman que acababa de llegar a los pies de Virginia.
¡Mierda!
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El dueño del doberman tiró de la correa del perro.
— ¡Hey, por aquí! —Gritó otro demonio, su voz provenía del túnel donde
Virginia y Wesley habían escondido sus ropas—. Tenemos su rastro. ¡Daros prisa!
Los otros demonios hicieron que sus perros entraran en ese túnel y corrieron
con ellos.
Comenzaron a correr por el camino por el que los demonios habían venido
con sus perros. Otro giro en un túnel más ancho, luego Wesley una bifurcación a la
izquierda. Había luz al final del túnel, más luz de la que Virginia había notado en los
demás.
Lentamente se deslizaron más cerca, hasta que estuvieron al final del túnel
donde desembocaba en un área circular. Varios otros túneles se extendían desde allí,
llevando en diferentes direcciones. Un demonio estaba apoyado contra una pared, su
expresión aburrida.
Virginia notó que Wesley miraba hacia arriba, y siguió su mirada: el techo era
más alto aquí, pero aún así, no había forma de salir. Ninguna escalera, ninguna
apertura, ninguna salida.
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Miró a Wesley, quién finalmente se encontró con su mirada. Él se encogió de
hombros, luego la empujó hacia el túnel, no demasiado lejos, de modo que todavía
pudieran ver la cueva redonda, pero lo suficientemente lejos como para poderse
susurrar el uno al otro sin ser oídos por el demonio.
—Estoy seguro.
—Quizás te equivocaste.
—Pero no hay salida, no hay nada que nos señale una salida. Sólo más
túneles.
— ¿Y qué?
—Más nos vale que sea rápido. Creo que acaban de descubrir nuestra
estratagema —En algún lugar en la distancia, un perro ladraba.
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—Declara tu intención —El demonio que estaba de centinela exigió
repentinamente.
Ese era el camino de salida. Era por eso por lo que el mapa había señalado
este lugar. Era como uno de los portales de los Guardianes Invisibles, una manera de
viajar desde y hacia el Inframundo a los que solo un demonio podría acceder.
— ¿A remolque?
— ¡Créeme!
Dentro del vórtice, la niebla gris los engulló, pero podía ver claramente al
demonio. Con su mano libre, ella se estiró hacia él, cuidando de agarrar solo su
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faldón, para que él no pudiera sentirla. Sin embargo, ella todavía estaría conectada a
él. Tenía que asumir que el vórtice funcionaba de la misma manera que lo hacían los
portales: se requería una conexión física entre el demonio y cualquier pasajero, o los
dejaría atrás.
Le disparó una mirada a Wes, sus ojos estaban amplios como platos. Él
también había oído las palabras. O más bien, las sintió.
Ella miró fijamente la espalda del demonio. Lo que ella había escuchado sólo
podían ser sus pensamientos.
¡Mierda! ¿El vórtice había creado algún tipo de conexión telepática entre
ellos?
El vórtice dejó de girar. Virginia soltó el faldón del demonio. Wes la soltó y
la empujó hacia un lado. Mientras intentaba mantener el equilibrio, observó
horrorizada cómo el demonio buscaba su daga. Pero la rodilla de Wesley ya estaba
conectando con las bolas del demonio. Pateó al bastardo hacia atrás, lanzándose tras
él cayendo. Sus torsos desaparecieron fuera del vórtice.
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Virginia saltó fuera, temerosa de que el vórtice se cerrara y la arrastrara de
vuelta al Inframundo. Estaba oscuro a su alrededor. Aterrizó en la tierra. Junto a ella,
Wesley mantenía a raya al demonio. Pero apenas.
Con un gruñido, Wesley rodó fuera del demonio. Antes de que el demonio
pudiera ir hacia atrás, Virginia clavó la daga en el corazón de la vil criatura. Esta vez,
no hubo un sonido de gorgoteo, no una última respiración jadeante, ningún intento
de defenderse. Sólo la muerte. Y la sangre del demonio verde manchando su
chaqueta.
Virginia se dejó caer sobre su trasero, respirando pesadamente. Ella echó una
mirada hacia atrás sobre su hombro. El vórtice había desaparecido, se había
desvanecido.
Jadeando, Wes estaba sentado a unos metros frente a ella, el demonio muerto
entre ellos. Tenía una mirada de admiración en sus ojos.
Aunque actualmente ella se inclinaba hacia extraño bueno. Oh sí, extraño muy
bueno.
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Capítulo Doce
Wes apartó sus ojos de la cara ruborizada de Virginia y miró hacia atrás al
demonio muerto. Esta vez ella lo había salvado. Pero entonces, ¿quién estaba
llevando el marcador?
Cuando ella hizo un movimiento para levantarse, Wes salto para ayudarla,
pero ella fue más rápida. Ella miró a su alrededor.
Él dejó que sus ojos vagaran. Había farolas en la distancia, tal vez una
pequeña ciudad. Escuchó el sonido de coches pasando. Miró en la otra dirección.
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Luego se dirigieron hacia el terraplén. No era una autopista muy transitada,
una señal de que era muy tarde por la noche, o que esta era un área muy remota, o
ambas cosas.
—Vamos entonces.
—Lo sospechaba. Siempre hemos supuesto que los vórtices de los demonios
funcionaban de manera similar a nuestros portales. Fue un riesgo calculado.
Lo miró de reojo.
—Lo que dije. Pero ahora que lo mencionas, recuerdo un informe que leí el
año pasado que mencionaba que uno de nuestros guardianes accidentalmente entró
en un vórtice de demonio durante una misión de rescate. También había escuchado
los pensamientos del demonio. Aunque su informe no mencionó si creía que el
demonio podía leer sus pensamientos también. Así fue probablemente como supo
que no estaba solo.
Wes se rió.
—Tú apestas.
83
— ¿Es una indirecta de mí edad?
Él le sonrió.
Virginia rodó sus ojos y miró las luces que había por delante.
Aunque Wes no tenía idea de la edad que tenía, tenía que asumir que era más
vieja que los guardianes del complejo de Baltimore, la mayoría de los cuales tenían
alrededor de doscientos años. Y eso definitivamente la hacía mayor que él. Y
posiblemente más experimentada. Y esa parte no le importaba en absoluto.
Pasaron otros diez minutos hasta que llegaron a un área con un motel, una
estación de servicio, varios locales de comida rápida, y un gran almacén que podría
haber competido con un Walmart o un Target Superstore en tamaño, aunque parecía
cerrado.
—Por mí, bien —Sentir que Virginia lo tocaba siempre fue una sensación
bienvenida—. Supongo que no tenemos dinero o tarjetas de crédito, ¿verdad?
—No, no lo hacemos.
—Intentémoslo.
84
Cuando llegaron a la puerta, Virginia puso su dedo sobre los labios, luego
sumergió su cabeza a través de la puerta de modo que todo su torso desapareció de
su vista.
¡Raro!
Solo entonces ella accionó el interruptor de la luz. Wes miró alrededor. Dos
camas. Dos sillas y una mesa, una televisión, un microondas y un pequeño
frigorífico. Algunas perchas en un estante, y una puerta a un cuarto de baño.
Él la miró sorprendido.
— ¿Por qué?
Echándole un vistazo a ellas, Wesley tuvo que admitir que parecían un poco
peor que desgastadas.
—Iré contigo.
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—No puedes. La tienda está cerrada. Tendré que atravesar la puerta, y no
puedo llevarte conmigo.
—Entonces haz lo que acabas de hacer ahora. Entra primero, y luego ábreme.
— ¿Y activar la alarma?
—Has pasado por mucho hoy. No puedo culparte —Suspiró—. Quítate esa
ropa y tírala a la basura. Me desharé de todo cuando vuelva para no esparcir el hedor
aquí. Toma una ducha. Regresaré en unos minutos —Ya se estaba volteando hacia
la puerta, cuando miró por encima del hombro—. ¿Número de pie?
—Doce5. Gracias.
A menos que ella decidiera que después del peligro por el que habían pasado,
necesitaba un poco de relajación, y una relajación que él estaba más que dispuesto a
dar.
*****
5
Doce: 46 en la talla Europea
86
El cálido rocío de la ducha sorprendentemente grande se sentía bien en la piel
de Wesley. Dos veces se había enjabonado ya con el jabón barato que le había
proporcionado el motel, y dos veces había enjuagado los residuos de la suciedad del
Inframundo. Ahora estaba parado debajo de la ducha y simplemente disfrutaba del
agua acariciando su piel. Sus tensos hombros, relajándose, y empezando a sentirse
humano otra vez.
Las últimas dieciocho horas habían sido una montaña rusa sobrenatural, con
más vueltas y giros que el laberinto del Inframundo del que se habían escapado por
los pelos.
Wes volvió la cara hacia el agua que caía sobre él, reacio a salir de la ducha.
— ¿Virginia? —Gritó.
Había dejado la puerta del baño entreabierta. Solo para que él oyera si alguien
entraba en la habitación.
Mentiroso.
Suspiró. ¿Qué tal si la hubiera dejado abierta, porque esperaba que Virginia
tomara la sugerencia y se uniera a él en la ducha? ¿Era esa quizás la razón por la que
todavía estaba de pie en ella, aunque podría haberse secado mucho antes?
Otro sonido le hizo darse la vuelta alrededor. Pero fue solo su activa
imaginación que le hizo imaginar las tenues pisadas. Decepcionado se volvió de
nuevo y alcanzó el grifo.
87
Pero la oyó. Estaba entrando a la ducha, y vio que sus pies desplazaban el
agua que se había acumulado en el suelo de la ducha. Por un instante, simplemente
se quedó allí, entonces sonrió.
—No te había fijado con las del tipo tímido — ¿O por qué otra razón sería ella
invisible?
Él tomó la indirecta y tiró de ella más cerca, saliendo del chorro de agua para
dejar espacio para ella.
—Bueno, supongo que tengo un trabajo que hacer —Un trabajo que no se
sentía como un trabajo, más como una recompensa.
Volvió a alcanzar el jabón. Cuando se volvió, vio con sorpresa que Virginia
ya no era completamente invisible. Las perlas de agua que caían por ella creaban una
silueta que parecía casi fantasmal. Mística. Y sexy como el infierno.
Sus curvas eran deliciosas, sus piernas largas y bien formadas, sus caderas
redondas, sus pechos firmes y del tamaño perfecto para su alta estatura.
—Él estaba afuera bajo la lluvia, y de repente se podía verlo, ver su contorno
—Wes levantó su mano y trazó su hombro hasta su brazo—. Eso es lo que veo ahora
—Llevó su mano en su cintura y lentamente recorrió a lo largo de su torso—. Eres
más hermosa de lo que me imaginaba.
88
—Y tú no estabas mintiendo sobre ser grande.
—No tan rápido, nena, quiero saborear esto —Él tiró de su mano hacia su
costado y la soltó—. Ahora sé una buena chica y dejar que este gran brujo malo te
lave el azufre.
Él enjabonó sus manos para que la espuma cubriera sus palmas, luego alcanzó
a Virginia. Empezó por sus hombros, luego enjabonó el brazo derecho y la limpió
minuciosamente desde el omóplato hasta las yemas de los dedos, y luego hizo lo
mismo con el otro brazo. El jabón hizo que su cuerpo se destacara aún más.
—Abre las piernas un poco más amplias —Ordenó y se acuclilló sobre sus
pies.
Pasó ambas manos por su culo, más acariciándola que lavándola. Un suspiro
salió de ella y acercó su rostro al de ella.
89
—Fuiste bastante abierto al respecto —Había un tono ronco en su voz que no
había escuchado anteriormente.
—Sólo quiero asegurarme de que no tengas malas sorpresas —La giró para
que su espalda estuviera bajo la ducha, lloviendo sobre ella—. Ahora las partes
mejores.
Alcanzó de nuevo el jabón, haciendo espuma en sus manos una vez más.
Deslizó sus palmas sobre sus pechos, la espuma le daba una mejor vista de su
forma. Un gemido involuntario salió de los labios de él. Los pezones de Virginia
estaban duros.
—Nunca imaginé que tocarte así, sin verte realmente, sería tan excitante —
Siempre había sido un tipo visual, siempre con las luces encendidas durante el sexo
para que pudiera mirar para estar satisfecho. Pero esto, ver el cuerpo de Virginia sólo
en un esbozo, como un simple boceto, disparó su imaginación y lo puso más
cachondo de lo que nunca había estado.
—Me gusta la forma en que me tocas —Respondió ella y puso sus manos
sobre las de él—. Pero aún no has terminado —Lentamente, ella las empujó hacia
abajo para deslizarlas de sus pechos, sobre su torso y estómago.
Dejó que una mano se deslizara sobre su triángulo de rizos, luego se sumergió
entre sus piernas. Él frotó sus dedos cubiertos de jabón sobre su sexo, suavemente, y
con lentitud, lavándola allí también.
Ella agarró su bíceps entonces, aferrándose a él, un quejido salió de sus labios.
—Oh.
90
Apagó la ducha, luego se giró para alcanzar la toalla que colgaba justo fuera de la
ducha. No fue lo suficientemente rápido. Virginia lo presionó contra el azulejo de la
pared y cayó de rodillas. Su figura era apenas visible ahora que ella no tenía jabón, y
la mayor parte del agua ya se había escurrido de ella. Todavía no podía quitar sus
ojos de lo poco que podía ver.
Con una mano ella fijó en su muslo, y con la otra alcanzó su polla. Sintió que
sus suaves dedos se envolvían alrededor de su raíz, y él respiró temblorosamente.
Cada pensamiento en su cerebro desapareció, excepto uno: Virginia estaba a punto
de hacerle una mamada.
91
Capítulo Trece
Rodeado de vello oscuro, su polla estaba allí como un asta de bandera firme,
larga y rígida.
Podía sentir cuán firme, qué tan duro estaba. Sus dedos apenas alcanzaban
alrededor de su raíz. Su largo eje parecía latir en su mano, y todavía ella no había
hecho nada. Y había tantas cosas que quería hacer. Y en su forma invisible, se sintió
poderosa.
Hoy había visto lo poderoso que era este brujo. Cuán hábil. Pero ahora tenía
que demostrarse a sí misma que aún podía ponerlo de rodillas, a pesar de la potente
brujería que poseía.
Porque ella también tenía poder. El poder que una mujer ejercía en un
hombre. El poder por el que las mujeres habían sido vilipendiadas durante siglos.
Durante milenios. El poder del sexo.
Esta era una batalla que estaba decidida a ganar. Sólo para que Wesley
conociera su lugar. De modo que nunca la subestimara. Y para que él lamentara si
se la jugaba.
92
— ¿Muy impaciente?
—Es solo que si no vas a chuparme, sugiero que cambiemos este espectáculo
a la habitación para que puedas abrir las piernas y dejarme a mí que te chupe a ti.
— ¡Joder!
Su entusiasta grito la hizo sonreír y echó la cabeza hacia atrás, dejando que
su erección saliera de su boca. Sopló un aliento fresco contra su piel, antes de
capturarlo de nuevo succionando suavemente.
Sus palabras gotearon sobre su cuerpo como gotas de agua caliente, abrasando
su piel. Pero ella siguió y siguió chupando su hermosa verga, lamiéndola con su
lengua a lo largo de la parte inferior, apretándolo en la raíz y bajando por él en un
ritmo cada vez mayor.
93
Podía sentir lo cerca que él estaba. Y sabía cómo enviarlo por el borde.
Liberando su muslo, llevó una mano a sus pelotas, acunándolas. El saco que contenía
las piedras preciosas se apretó bajo su tacto, y no pudo resistirse a deslizar sus uñas
suavemente sobre ellas.
— ¡Joder!
Sus ojos estaban oscuros y brillaban con una desenfrenada lujuria. Su pecho
se elevaba como si hubiera corrido una maratón.
Antes de que ella pudiera protestar, encontró sus labios y capturó su boca.
Entonces ella se sintió levantada y sacada fuera de la ducha. Apenas sintió la toalla
que él usó para secarla desordenadamente, su apasionado beso distrayéndola y
haciendo que todo lo demás se fundiera en el fondo.
Quizás este brujo era más poderoso de lo que él dejó ver. Tal vez estaba
hechizándola justo en este momento. Y no tenía defensas contra ello. Y lo que era
peor… ya no quería luchar más.
Quería rendirse. Para ceder a lo que su cuerpo pedía. Para ser tomada por un
hombre más fuerte que ella, más poderoso, más dominante. Quizás eso era lo que
necesitaba. Sólo esta vez.
Tomó una bocanada de aire y se dio cuenta que él había liberado sus labios.
—Ahora es mi turno —Le murmuró él, besando su camino hacia abajo por
su cuello.
94
Le lamió el pezón un momento después, llevándose el duro brote dentro de
su boca. Ella tembló ante el ataque sensual y arqueó su espalda. Pero Wesley no
permaneció allí por mucho tiempo. Ya se estaba moviendo más hacia el sur.
Antes de que ella pudiera darle una bofetada, él bajo su rostro a su sexo y
lamió con su lengua caliente sobre su hendidura, haciéndola muy consciente de lo
húmeda que se había vuelto. Y con cada toque de su lengua, con cada toque de sus
labios a su carne excitada, sintió más humedad empapar en su centro.
Su aliento se detuvo.
— ¡Wesley! ¡Sí!
95
Como un barril de pólvora, explotó, y las ardientes ondas viajaron por todo su
cuerpo, quemando el muro que había construido para protegerse.
— ¡Wes!
*****
Él levantó la cabeza de su sexo, bebiendo de la vista. Ella era aún más hermosa
de lo que había visto en la ducha. Su piel era sonrosada e impecable, su coño
protegido por un vello rojo y rizado que brillaba como el fuego, sus suaves pétalos
rosados, hinchados y húmedos, y listos para su pene.
Cuando él levantó los ojos para mirar el resto de ella, se encontró con su
mirada. Sus iris verdes parecían brillar, no como los ojos de un demonio, no, sino
como una profunda piscina de agua en el que quería ahogarse. Su cabello rojo estaba
rizado por la humedad.
—Supongo que has perdido tu concentración —Él se rió entre dientes y rodó
sobre ella—. Ahora finalmente estás lista para mí.
Por un momento, ella pareció querer protestar, pero luego él empujó su polla
en su cálido coño y húmedo, y sus párpados se agitaron.
—Ahora que estás relajada, nos tomaremos nuestro tiempo —Porque así es
como le gustaban sus relaciones sexuales: lentas, profundas y largas. Deseando un
tranquilo domingo por la tarde. No como una carrera hacia la meta.
96
Él sonrió.
—No me voy a apresurar esto, nena. He esperado demasiado tiempo por ti.
Él echó sus caderas hacia atrás y empujó más fuerte en su siguiente descenso
en la cueva celestial de Virginia.
97
sobrenaturales, guerreros que le dieron una frenética follada. Y bajo ninguna
circunstancia quería caer por debajo de sus expectativas.
Miró a sus ojos, vio cómo su respiración cambiaba, como movía sus caderas.
Leyendo sus signos, la aceleración de los latidos de su corazón, la vena que pulsaba
rápidamente en su cuello, sus labios separados.
Un gemido jadeado cayó de sus labios, mientras ella apretaba las piernas por
detrás de su culo, impulsándolo más profundo. Él captó la indirecta y se sumergió
más en ella. Cuando sus ojos giraron hacia atrás y presionó más la cabeza en el
colchón, arqueando la espalda, él sintió que sus caderas trabajaban más duro y más
rápido.
Su mirada voló hacia él, fijándolo. Ella pareció dudar. Entonces abrió la boca
para hablar.
Nada más fácil que eso. Desatando esa parte de él que era todo hombre, todo
alfa, él envolvió sus manos alrededor de las muñecas de Virginia y sujetó sus brazos
a cada lado de su cabeza. Con su pelo rojo como un halo alrededor de su cabeza, sus
ojos muy abiertos ahora, su boca abierta, ella parecía una cautiva. Por un segundo la
miró, y vio la emoción que se había apoderado de ella escrita por toda su cara. Él lo
comprendió entonces. Ella necesitaba que él la tomara con fuerza para que ella se
dejara ir.
Se salió de ella. La decepción se extendió por sus rasgos. Pero la giró sobre su
estómago y se apoderó de sus caderas, tirando de su culo hasta el borde de la cama.
Su cara aterrizó en el colchón, su jadeo amortiguado por ello. Él estaba detrás de ella
y la atravesó clavándose hasta la empuñadura.
Sintió temblar todo su cuerpo, pero sabía que no era por miedo. Entregó golpe
a golpe, hundiéndose profunda y duramente en su empapado coño, sin darle una
oportunidad siquiera de pararse y apoyarse en sus codos. No, la estaba follando como
98
si a él no le importara su placer, cuando en realidad, era todo lo que le importaba:
darle a esta mujer lo que necesitaba. Entonces ella le daría lo que él necesitaba: su
rendición.
Cada vez que se sumergía en lo más profundo, sus bolas golpeaban su carne,
haciéndolas arder como si hubieran aterrizado en el infierno. Pero por el bien de
Virginia, y por el suyo, mantuvo su control en un puño de hierro.
Desde su posición de pie, fue capaz de entregar cada empuje con más fuerza.
Y fue capaz de ver su pene entrar en ella y ver a su vulnerable carne temblar con cada
movimiento.
99
Capítulo Catorce
Wesley recién duchado y vestido con los pantalones negros de carga y una
camiseta de manga larga gris que había conseguido para él, se unió a ella en la mesa.
Alcanzó un donut y lo mordió y, luego, señaló los artículos que había esparcidos
sobre la mesa: un mapa local, una calculadora, un bloc y un bolígrafo y un nuevo
teléfono móvil prepago y una tarjeta SIM.
—Tenemos que averiguar dónde está el portal más cercano para que podamos
regresar —Explicó, sin levantar la vista. Ya estaba deslizando la tarjeta SIM en el
teléfono y encendiéndolo.
100
—Hay una casa segura de emergencia para situaciones como esta.
Ella vaciló. Si llevaba de vuelta a Wesley al consejo, querrían tomar todas las
precauciones contra un segundo ataque. Ni siquiera su testimonio de cómo la había
ayudado a escapar del Inframundo de los demonios influenciaría sobre sus
compañeros del consejo, sobre todo porque no estaba claro por qué habían aterrizado
en el Inframundo en primer lugar. Insistirían en que Wesley fuera encerrado hasta
que pudieran determinar si él era un riesgo o no.
—Wesley, yo lo si…
—Eso no es justo.
— ¿No lo es?
101
telefónica al centro de mando para obtener información sobre el portal más cercano,
pero había otro camino más seguro para obtener la misma información.
Pero incluso si alguien hubiera sido capaz de anotar las mismas cadenas de
números que ella había garabateado, se necesitaba un grado de MIT 6 para averiguar
lo que estaban viendo.
Los portales perdidos, como se los llamaba, podían estar en cualquier parte. Se
había establecido un grupo de trabajo especial para localizar todos los portales
perdidos y catalogarlos. Sólo esperaba que esta parte del país ya estuviera en el
catálogo.
—A mí me parece matemáticas.
6
MIT: Un título en Massachusetts Institute of Technology, una de las mejores universidades para
ingeniería.
102
Ella levantó la vista.
—Yo no dije eso. Pero si quieres apaciguarme, puedo decirte cómo —Él
deslizó sus manos sobre sus hombros, extendiendo sus dedos hacia abajo por su parte
frontal, descendiendo lentamente—. Te fuiste de la cama tan rápidamente esta
mañana.
— ¿Alguna vez piensas en otra cosa que no sea sexo? —Aunque ella tenía que
admitir, que también estaba pensando en eso. Tuvo que recurrir a décadas de
disciplina para ayudarla a empujar esos pensamientos a un segundo plano.
—También pienso en los sonidos que haces cuando te corres —Le masajeó
suavemente los pechos—. Y la forma en que reaccionaste cuando te desperté en
medio de la noche.
—Mmm —Al principio ella pensó que era un sueño cuando él comenzó a
susurrar cosas traviesas, pero sus manos le habían mostrado que era real. Y su polla
se había sentido aún mejor cuando la había tomado por segunda vez. Cerró los ojos
e inspiró profundamente—. Tienes que detener esto —Agarró sus manos y las
levantó de sus senos.
7
culo-inteligentes: Realmente significa sabelotodo, pero luego hace un juego de palabras con ass (culo).
103
Ella sintió sus ojos en su espalda, pero continuó con sus cálculos. Unos
minutos más tarde, había terminado. Abrió el mapa y lo extendió sobre la mesa y,
entonces, trazó las coordenadas.
— ¿Y estamos aquí?
Wesley sonrió.
104
Capítulo Quince
Fue fácil encontrar el lugar donde ellos saltaron del vórtice del demonio la
noche anterior. Fue fácil encontrar la basura y escombros detrás de los cuales habían
escondido el cuerpo del demonio muerto. Lamentablemente, no fue nada fácil
encontrar el cuerpo en sí mismo: había desaparecido.
Wesley se rascó la cabeza. Tal vez la herida que Virginia le había hecho no
había sido fatal y el demonio sólo había estado inconsciente, no muerto.
—Eso podría tener sentido para cualquier criatura que no sea un demonio.
Pero un demonio no hace planes tan lejos, no en una situación de vida o muerte. Si
le hubiera quedado algo de vida en él, habría seguido luchando. Es un instinto. He
peleado contra suficientes demonios como para saber esto. Una vez le corté el brazo
por el hombro a un demonio, y él se tambaleó, perdiendo sangre más rápido que un
grifo abierto, y agarró una daga con la otra mano y se abalanzó sobre mí. Él no tuvo
ni una oración, pero lo intentó con su último aliento —Ella encontró su mirada—.
Ese demonio estaba muerto.
105
que no pudiera derrotar. Él no expresó con palabras ninguno de los dos
pensamientos. En cambio, otra preocupación pasó a primer plano.
—Entonces creo que tenemos un problema. Alguien se deshizo del cuerpo del
demonio. Y si no fuimos tú o yo, o alguno de tus colegas, entonces debe haber sido
otro demonio. Si un ser humano lo hubiera encontrado, este lugar habría estado
atestado de policías.
— ¿Qué significa?
—O bien otro demonio sabía hacia dónde se dirigía este y vino a buscarlo, o
alguien nos siguió.
—Dijo que iba arriba por orden de alguien —Añadió Wes, aunque no podía
recordar el nombre del demonio que había mencionado.
106
—Exactamente. Por tanto, quién quiera que este Vintoq sea, sabía dónde se
dirigía nuestro demonio muerto. Y cuando él no volviera, debió enviar a alguien
detrás de él, o incluso venir él mismo.
Virginia dejó que su mirada vagara. Había árboles y arbustos en las cercanías,
una vieja cabaña quizás a cuatrocientos metros, y una torre de agua a lo lejos.
Cuando volvió su mirada hacia él, se inclinó un poco.
— ¿Para qué?
—Esperarían que volviéramos para hacernos cargo del cuerpo del demonio,
porque no podemos permitir que los seres humanos sepan con lo que estamos
lidiando. Esto causaría un pánico generalizado.
Ella sacudió la cabeza, y su pelo rojo captó la luz del sol y brilló como si fuera
fuego.
—Es por eso por lo que creo que es una mala idea regresar al consejo ahora.
107
Virginia le dirigió una mirada sospechosa.
Él suspiró.
—Si realmente nos están siguiendo, entonces lo último que debemos hacer
sería tener cualquier contacto con el Consejo. Has dicho que son los líderes de vuestra
raza. Estoy conjeturando en esto, pero ¿cuándo fue la última vez que cualquiera de
los miembros del consejo tuvo una pelea cara a cara con un demonio? —Cuando ella
canturreó de acuerdo, continuó—. Lo mejor que podemos hacer es transportarnos a
un complejo donde todo lo que hagan día a día, sea luchar contra los demonios.
—Sabes que los guardianes de ese complejo han estado rompiendo todas las
reglas del libro, ¿verdad?
—Bueno, pero si algo sale mal, voy a tener tu pellejo —Le advirtió.
—Eres imposible.
— ¿Imposiblemente sexy?
108
Wes deslizó su mano en su melena y tiró de su cabeza hacia él. Sus mejillas
sonrosadas eran demasiado tentadoras, y si no existiera la posibilidad de que algún
demonio estuviera acechando en las sombras, la tomaría allí mismo. Pero era lo
suficientemente inteligente para saber cuándo su deseo por ella tenía que quedar en
segundo plano.
*****
Virginia tuvo que admitir a regañadientes que Wesley tenía razón. No podían
ir a encontrarse con los demás miembros del Consejo. La mayoría habían estado en
el consejo durante muchas décadas, algunos incluso durante siglos. Ya no eran
guerreros, y aunque todos ellos habían aprendido a manejar una espada y una daga
en su juventud, estaban fuera de práctica. Tenían otras obligaciones y dejaron la
lucha a los guardianes más jóvenes, hombres y mujeres que vivían en complejos por
todo el mundo, ansiosos y preparados para luchar en cualquier momento. Dispuestos
a combatir hasta la muerte. Eso era por lo que habían firmado.
Ella había hecho lo mismo en ese entonces. Entrenar y luchar como guardián
en un complejo. Los humanos protegidos merecían ser protegidos. Luchó contra
demonios. Mató muchos. Pero ella había cometido errores. Errores que le habían
costado caro a su complejo. Cuando ella rompió las reglas, confiando en la persona
equivocada.
Con éxito.
Hasta ahora.
109
A medida que caminaban hacia el portal perdido, Virginia miraba de reojo a
Wesley. Él era todo lo que ella había evitado durante tantas décadas: un hombre que
vivía de su intuición, eludía las reglas cuando le convenía, y no parecía tener ni un
solo hueso serio en su cuerpo. Encima de eso, se impulsaba por sus deseos, resultando
ser insaciable y aprovechando todas las oportunidades para sacudirla, como si él
encontrara placer en verla perder su compostura.
Cualquier otro hombre ella lo habría golpeado hasta ser una pulpa ahora. Pero
había otros lados en Wesley a los que le costaba mucho resistirse: el hombre que
arriesgaba su vida para salvar la de ella, el amante que hizo a su cuerpo vibrar de
placer, el brujo cuya pericia tanto la fascinaba como asustaba.
— ¿Podría ser eso? —Preguntó Wesley y señaló una iglesia que estaba sobre
una pequeña colina, rodeada de hierba alta que, evidentemente, nadie había cortado
en meses, por no decir en años.
—Así parece. Es la única estructura que puedo ver. El portal necesita algo a
lo que anclarse, como una roca o el lateral de un edificio, un muro, algo con
estructura. No puede estar en el suelo.
—El portal que usé en Sonoma estaba en una destartalada choza que se
recostaba contra una roca —Ofreció Wesley.
110
— ¿Cómo crees que surgieron?
—Mmm —Wesley se pasó una mano por el pelo—. ¿Dijiste que tenían que
estar anclados a algo como una roca?
Ella asintió.
—Sí, o algún otro material que haya existido durante un largo tiempo.
—Oh, Dios mío —La idea de Wesley tenía sentido. ¿Cómo podría un brujo
que sabía muy poco sobre su raza haber llegado a esa conclusión? Pero era lógico, y
eso explicaría la existencia de los portales perdidos. Explicaría mucho.
Dentro de la iglesia olía mohoso. Nadie había dejado entrar aire fresco dentro
en un largo tiempo. Las ventanas estaban sucias, la mayoría de las bancas habían
sido arrancadas. No quedaba ninguna obra de arte, solo una gran cruz de madera
que colgaba detrás de un altar de piedra. A un lado había un viejo confesionario, pero
111
las puertas habían sido arrancadas, y los asientos habían sido despojados de su
tapicería, dejando pequeñas tachuelas de metal sobresaliendo de la madera.
Ella asintió con la cabeza y rastreó cada centímetro cuadrado de las paredes
de la iglesia, cada piedra bajo sus pies, mientras Wesley comenzaba en el otro
extremo del edificio. Con cada minuto que pasaba, se ponía más nerviosa. ¿Había
cometido un error en su cálculo? Un error matemático, y sus coordenadas podrían
estar a cientos de kilómetros de distancia.
— ¡Lo encontré!
Tan pronto como Wesley estuvo dentro del portal, él colocó su brazo
alrededor de su cintura.
—Conduce con cuidado, ¿quieres? Me mareo un poco —Le dijo con un guiño.
112
—Se acabará antes de que lo sepas —Le prometió y se concentró en su
destino.
Virginia salió del portal y miró por encima de su hombro, viendo que Wesley
hacía lo mismo. Lo miró a los ojos y tomó aliento, a punto de explicarle que cualquier
contacto físico o familiaridad entre ellos tenía que cesar. Pero no consiguió una
oportunidad de hablar.
Un agudo grito llegó desde algún lugar del edificio y luego un golpe sordo
hizo eco a través de los corredores.
—Necesitamos armas —Ella giró, alejándose de las escaleras y fue hacia otro
corredor—. El arsenal está por aquí. ¡Apresúrate!
¿Los demonios habían conseguido atacar no sólo el complejo del consejo, sino
también otros complejos en otros lugares del mundo? Si lo hubieran hecho, entonces
no estaba segura de que todas las armas del arsenal serían suficientes para derrotarlos.
113
Capítulo Dieciséis
El foso del infierno era un cráter lleno de burbujeante alquitrán que consumía
cualquier cosa lo suficientemente desafortunada como para caer en él. No había
ningún superviviente; era una muerte lenta y tortuosa. Todos los líderes de los
Demonios del Miedo antes de Zoltan lo habían utilizado para castigar a los traidores
de su especie, y se había convertido en un elemento útil de disuasión. Esta fue la
razón por la que a Zoltan le gustaba formar a sus demonios alrededor de sus bordes,
para recordarles que les sucedería si no ejecutaban sus órdenes. Si no lograban
cumplir con sus deberes.
No esta vez.
Unos pocos cientos de sus demonios estaban parados delante de él, con las
cabezas gachas y evitando sus ojos. Sus otros seguidores, los miles que habitaban en
las numerosas cuevas del Inframundo, pronto se enterarían de esta Asamblea y se
considerarían afortunados de no haber estado entre los encargados de rastrear al
Guardián Invisible que había invadido su mundo.
Se inclinó.
114
— ¿Qué tienes que decir en tu defensa?
—Hicimos todo lo que pudimos. Los perros recogieron un olor, pero resultó
ser una distracción. Los guardianes debieron disfrazar su olor. No pudimos prever
eso.
Klaus temblaba ahora, sabiendo que su destino estaba sellado. Zoltan sentía
que la satisfacción se apoderaba él. Sintió el temor en el otro demonio, le encantaba
la forma en que se envolvía alrededor del hombre como un capullo. Pero este no era
el tipo de capullo que protegía. Este era el tipo que destruía desde dentro. Porque el
miedo flaqueaba. El miedo minaba. El miedo debilitaba. Era por eso por lo que le
gustaba tanto: convertía a sus enemigos en tontos llorones incapaces de defenderse.
Todo lo que Zoltan tuvo que hacer era soltarlo y caería hacia atrás en el foso
del infierno para ser devorado por el alquitrán líquido, sufriendo una agonía hasta la
115
muerte. Pero su muerte no sería para nada: sería un ejemplo para sus hermanos,
enseñándoles que el fracaso era inaceptable.
Zoltan empujó a Klaus más hacia atrás, hasta que la parte superior de su
cuerpo estaba colgando sobre el foso, sus piernas todavía ancladas al suelo, pero
desequilibrado. Entonces comenzó a aflojar su agarre.
— ¿Sólo uno?
—Sí, oh, Gran Uno —Hizo una señal hacia el túnel por el que había venido—
. Por allí.
—Mal movimiento.
Con una mano, Zoltan empujó a Klaus hacia atrás, arrojándolo por el borde.
Un grito desesperado salió de la garganta del demonio que cayó al foso del
infierno. Más gritos siguieron. Gritos de dolor horrible y desesperación. Pero Zoltan
ya estaba saliendo de la cueva. Por mucho que quisiera ver sufrir a su súbdito, tenía
cosas más importantes que hacer.
Ulric los estaba esperando en la sala del trono, la caverna más grande del
Inframundo. Llamas rojas parpadeaban a través de las grietas de las irregulares
paredes de piedra, el gas ardía en los candelabros a lo largo de la misma, y un enorme
116
trono de piedra estaba aposentado sobre una plataforma de piedra, con escaleras que
conducían a la gran área donde sus súbditos se reunían para escuchar hablar al Gran
Uno. Hoy el gran salón estaba vacío.
—Puedes irte, Yannick —Dijo Zoltan sin mirarlo. Esperó hasta que las
pisadas se hicieron más débiles y luego desaparecieron por completo. Luego miró a
Ulric. Parecía peor por lo que llevaba puesto, ropa desgarrada y sangre verde que
manaba de varias heridas.
— ¿Estás solo?
— ¿Por qué?
—Hmm —Al menos esa parecía una idea inteligente. La mejor que Ulric
probablemente había tenido en toda su vida—. ¿Y?
117
Ulric asintió ansiosamente.
—Lo hicieron. No quedó nada del portal. Tuve suerte de salir vivo.
— ¿Qué te tomó tanto tiempo para volver? Te envié allí hace más de
veinticuatro horas.
—Llegué tan rápido como lo oí, oh, Gran Uno —Dijo Vintoq—. Yannick me
informó que tu equipo de reconocimiento atacó el complejo.
Los labios de Ulric temblaron y sus ojos se precipitaron hacia Vintoq, luego
de vuelta a Zoltan.
—No atacamos. Les dije a mis hombres que fueran sigilosos. Les advertí que
se escondieran, que no usaran sus armas. Sabían que era una misión de
reconocimiento en primer lugar. Nunca di una orden de ataque.
—Oh, Gran Uno, eso fue lo que Yannick escuchó balbucear a Ulric cuando
salió del vórtice a su llegada aquí.
— ¡No! —Ulric protestó y buscó los ojos de Zoltan—. Debes creerme. No hice
nada malo. Seguí las instrucciones al pie de la letra.
118
—Hay algo más —Dijo Ulric, su mirada volviendo de nuevo a Zoltan, con
pánico evidente—. En mi bolsillo. Encontré algo justo antes de que el lugar volara.
Justo fuera de lo que parecía una sala de conferencias.
—A pesar del fracaso de tu equipo, lo has hecho bien —Porque este teléfono
era mejor que un plano del complejo de los Guardianes Invisibles.
Por ahora.
119
Capítulo Diecisiete
Armado con dos dagas, Wes corría detrás de Virginia, que ya había llegado a
la puerta de la cocina desde donde los fuertes golpes y voces provenían. Ella miró
por encima de su hombro, asintiendo con la cabeza. Estaba igualmente armada y, a
juzgar por la expresión feroz de su rostro, estaba lista para luchar hasta la muerte.
Wes asintió, luego Virginia abrió la puerta y entró. El corrió tras ella en la
habitación, el humo hizo que sus ojos picaran de inmediato. Aún así, estaba listo
para luchar, incluso si le costaba mantener los ojos abiertos.
— ¿Virginia?
8
Backdraft: llamado también explosión de gases de humo con efecto reverso, es una situación que
puede ocurrir cuando un fuego necesita oxígeno; por lo cual la combustión cesa pero sigue habiendo
gases y humo combustible con temperatura alta. Si el oxígeno se reintroduce, por ejemplo abriendo una
puerta en un cuarto cerrado, la combustión puede recomenzar dando por resultado un efecto explosivo,
dado que los gases se calientan y aumentan su volumen súbitamente. Este efecto es la base para la
explosión del humo.
120
— ¡Joder!
— ¿Enya?
Él cargó contra el cuerpo a cuerpo, siendo capaz de ver los contornos de las
dos personas peleando.
— ¡Mierda, Virginia! Déjala ir. Es Enya —El humo se estaba disipando ahora,
siendo absorbido a través del potente extractor sobre la cocina.
— ¿Qué diablos fue eso? —Miró a Virginia, sus ojos reflejando furia.
—La alarma —Explicó rápidamente Wes, girando hacia la puerta, sus dagas
listas—. Estaban bajo ataque de los demonios.
121
—No hay necesidad de reírse, gilipollas —Gritó Enya detrás de ellos—. No
es culpa mía que las tortitas se quemaran. Yo sólo estaba tratando de mantenerlas
calientes.
Virginia puso sus manos en sus caderas y fulminó con la mirada a Enya.
— ¿Por qué no nos calmamos todos, eh? —El consejo vino de Aiden, quien
acababa de aparecer en la puerta—. Tenemos peces más grandes para freír que las
incomibles tortitas de Enya —Volvió su mirada a Wesley—. Estás vivo —Y cómo si
acabara de darse cuenta sólo ahora de Virginia, asintió rápidamente hacia ella y
añadió—. También tú, Consejera.
Wes asintió.
—Tenemos noticias del ataque al complejo del consejo. Nadie tenía cualquier
noticia de vosotros. No pensamos que lo hubierais logrado.
—Sí, y puedo ver cuán destrozados estabais todos por ello —Dijo Virginia
con una voz gélida.
122
—No te ofendas, Consejera, que no todos estábamos sentados llorando, sino
que hemos estado apuntalando nuestras defensas para proteger nuestro propio
complejo. Cada complejo en el mundo está en cuarentena; todos estamos ejecutando
el protocolo de emergencia.
—De acuerdo. ¿Qué hay del resto del consejo? ¿Todos llegaron a sus casas
seguras?
—Contacté con mi padre no hace ni una hora. No hay pérdidas que reportar.
Pero nadie abandonara la seguridad de los complejos por un tiempo.
—Bueno, entonces tal vez debería presentar una queja sobre cómo me atacaste
saliendo de la nada cuando claramente podías ver que era yo. ¿Cómo se vería eso en
123
tu impecable historial, Consejera? —Enya entrecerró los ojos, desafiando a Virginia
a responder.
Y por lo que Wesley podía ver, Virginia iba a responder, lo que solo agravaría
la situación.
—No lo estoy haciendo. Pero debes entender una cosa: tú no estás al cargo
aquí. Este es mi dominio.
124
Estaba a punto de responder, cuando Aiden gritó:
— ¿Vienen?
—Bien, entonces no tendremos que contar la historia dos veces —Dijo Wes.
—No puedo esperar a escuchar sobre eso —Dijo Aiden, palmeando a Wesley
en la espalda—. Estoy realmente contento de que lo hayas logrado. Nos diste a todos
un pequeño susto cuando el Consejo nos dijo que habíais desaparecido. Sospechaban
que tuviste algo que ver con el ataque de los demonios y que podrías haber matado a
Virginia.
—La parte de ti ayudando a los demonios, tal vez. Pero cuando mi padre dijo
que se creía que Virginia estaba muerta y que podrías haberla matado, yo sabía que
él estaba equivocado —Se inclinó y bajó la voz—. Tú no mataría a la mujer en cuyos
pantalones deseas meterte, ¿verdad?
125
mesa y se sentó allí en su lugar, mientras que Virginia se apoyó allí, manteniendo su
distancia de él como si no quisiera acercarse demasiado.
126
—Eso tiene sentido —Dijo Wes—, después de todo, las piedras de cantera
eran difíciles de conseguir. La gente habría reutilizado todo lo que hubiera podido,
especialmente después de una guerra.
—Tendremos que informar a los miembros del consejo sobre esto —Agregó
Virginia.
—Bien. Ahora otra cosa: ¿el consejo tiene alguna sospecha en cuanto a cómo
los demonios pudieron encontrar e introducirse en el complejo? —Preguntó Virginia.
— ¿Quieres decir otra cosa que no sea creer que Wesley los llevó allí? —
Disparó Manus.
Virginia gruñó.
127
Pearce se encogió de hombros.
—Un humano que trabaja para nosotros, espían para nosotros, nos mantiene
al corriente de cualquier cosa importante —Explicó Aiden—. Ellos saben quién
somos, y son leales a nosotros. Pero no serían capaces de traicionar a nuestros
complejos.
— ¿Por qué?
128
—La Consejera Robson está en lo cierto—Dijo Aiden, poniendo énfasis en las
primeras palabras.
Fue entonces cuando Wesley comprendió por qué todo el mundo le estaba
mirando como si le hubieran crecido cuernos. Había llamado a Virginia por el
nombre de pila.
—Oh, por el amor de Dios, hombre —Maldijo Wes—. ¿Por qué nos paramos
en las ceremonias? Podríamos estar todos muertos mañana por lo que sabemos. De
modo que no nos rompamos las vestiduras porque llamé a la Consejera Robson por
su nombre de pila. Creo que después de salvar su culo de los demonios, me lo he
ganado.
—Supongo que hace las cosas más fáciles para todo el mundo. Olviden de
llamarme Consejera —Cuando todos asintieron con la cabeza, ella se dirigió a
Wesley de nuevo—. ¿Qué estabas diciendo?
—No quise sugerir que vuestras esposas hicieran algo para lastimaros a
vosotros o a los vuestros. Pero estoy seguro que no sois los únicos guardianes que
tengan compañeros humanos. Cualquiera de ellos podría ser un eslabón débil que los
demonios podrían explorar.
129
Aiden hizo lo mismo.
—No te preocupes por esos dos. Solo protegen a sus mujeres. Pero como yo
soy objetivo, puedo seguir tu lógica.
—Entonces, Wes, lo que creo que estás diciendo es que es posible que los
demonios lleguen a uno de las compañeras humanas, tal vez incluso sin que ella lo
sepa, posiblemente simplemente siguiéndola.
Wes pensó en la afirmación de Virginia. Ella había dicho eso cuando lo había
transportado al complejo del consejo.
— ¿Hay otra forma de entrar en los complejos? Esto suena como una
pregunta tonta, pero, ¿habéis revisado la puerta delantera? ¿Hay alguna puerta
delantera?
130
Los guardianes vacilaron, luego sus miradas se volvieron hacia Virginia,
buscando aprobación.
Hamish asintió.
—Las viejas runas que ves por todas partes, más nuestra virta, nuestra fuerza
vital, lo mantiene oculto. Los demonios no pueden verlo. Tampoco pueden los
humanos. O los brujos.
—Pero está ahí, ¿verdad? Todavía puedes sentirlo. Puedes toparte con él.
—Hay un hechizo de protección en todo el edificio que evita que nadie quiera
acercarse. Que ni siguiera se den cuenta de evitarlo. Simplemente se darían la vuelta
e irían por otro lado.
—Bastante ingenioso —Tuvo que admitir Wes—. ¿Y sabéis que ese hechizo
funciona con los demonios? —Los guardianes cambiaron miradas aprensivas—. ¿No
131
lo hacéis? Entonces, es posible que los demonios puedan ser inmunes a este hechizo
y podrían haber conseguido acercarse lo suficiente a un complejo como para
encontrar una entrada.
—Así como todo lo demás —Dijo Logan con calma—. Digo que lo hagamos
sistemáticamente. Todos tomaremos una teoría y trabajaremos a través de ella. La
traición de un guardián convertido en demonio, un compañero de un guardián
seguido, un miembro del consejo traidor, un emissarius comprometido y un guardián
descuidado. ¿Os parece bien a todos?
—Consigue listas de todos los emissarii en nuestra zona, todos los compañeros
humanos en todo el mundo, y todos los miembros del consejo, pasados y presentes,
si están aún vivos.
—Además, de todos los guardias que alguna vez hayan servido en el complejo
del consejo —Añadió Virginia.
—Buena idea. Y envía un informe a los otros complejos para que compilen
un informe sobre cuáles de sus guardianes tuvieron reuniones con emissarii en los
últimos, digamos, siete días.
Wesley saltó fuera del escritorio. Amaba la forma en que los chicos se reunían
aquí, cuando llegaba el momento decisivo. Le recordó a sus amigos en Scanguards…
y al hecho de que todavía no los había llamado para hacerles saber que estaba vivo.
132
Wes miró a Virginia a los ojos. Un pensamiento inteligente.
133
Capítulo Dieciocho
Ella había querido explicarle las reglas básicas a Wesley antes, para que él
entendiera porqué tenía que ser fría con él ante los demás, pero los había
interrumpido Aiden, y no había habido desde entonces un buen momento para
hacerlo.
— ¿Sobre qué?
134
Claramente, no iba a hacerle esto más fácil. Suficientemente justo. No podía
culparlo por su helada respuesta.
—Sobre cómo deben ser las cosas a partir de ahora —Le dijo.
—Hey, chicos, tenéis que ver esto —Pearce llamó desde la consola de
comandos donde estaba sentado comiendo su comida.
Virginia se volvió y fue hacia él, mientras que varios de los otros hacían lo
mismo. Se paró detrás de la silla de Pearce.
135
asesinado hace algunos días. En cuanto a la causa de la muerte, la policía no ha desvelado
ningún detalle todavía. Sin embargo, los primeros indicios son que esto fue un golpe de la mafia.
—Yo no estaba aquí. Él me dio una semana de vacaciones. Ya sabe —Un sollozo
salió de su pecho—. Porque se suponía que él se iba. Esto nunca debería haber pasado. Ni
siquiera se suponía que él estuviera en casa.
—Como pueden ver, la muerte del señor Faldo, ha sorprendido a todos. Nos
quedaremos en esta historia…
—Faldo fue quién nos alertó sobre la necesidad de proteger a Tessa —Puso
un brazo alrededor de su esposa, quién se había deslizado silenciosamente hasta él,
sus ojos llenos de lágrimas.
136
—Me siento tan mal —Murmuró Tessa—. Durante mucho tiempo pensé que
no era más que otro mafioso que se aprovechaba de esta ciudad y de sus habitantes,
pero era mejor que eso. Él estaba atento vigilando por mí, por todos nosotros.
—Voy a comprobar los registros para ver con qué guardianes había estado en
contacto Faldo en los últimos días —Ya estaba escribiendo rápidamente en su
teclado.
137
Virginia lo miró fijamente.
Ya lo sabía, lo había visto con sus propios ojos. ¿Pero podría arriesgarse a
dejarlo ir? ¿Qué pasa si algo salía mal? ¿Qué pasa si él salía herido?
—Vamos, Virginia, después de todo lo que hemos pasado, creo que me debes
un poco de confianza.
La miró fijamente con sus lindos ojos azules, y ella supo de qué estaba
hablando. No sólo de que le hubiera salvado la vida, sino también de que ella se había
entregado a él en la cama, y que él no había tomado ventaja de su vulnerabilidad.
Había estado segura con él.
— ¡No!
— ¿Disculpa?
138
—El último contacto de Faldo con alguien de nuestra raza era un miembro
del consejo.
¡Mierda!
—Necesitamos tener acceso a los detalles sobre con quién se reunió y sobre lo
que se discutió.
— ¿Crees que un miembro del consejo podría tener algo que ver con esto?
—Tienes razón —Miró a Wesley—. Irás con Hamish, Enya y Manus. Ten
cuidado —Entonces ella conectó su mirada con la de Hamish—. Y tú, asegúrate de
que nada le suceda a Wesley. Es valioso.
139
Capítulo Diecinueve
Anton Faldo vivía en una lujosa urbanización, entre grandes mansiones con
cuidados céspedes delanteros y árboles adultos que daban sombra.
—Esperemos aquí, hasta que se hayan ido —Dijo Hamish—. No debería ser
mucho tiempo.
Hamish asintió.
—Era humano.
—Y un emissarius, un espía.
140
—Pero no todos ellos lo hacen —Dijo Enya—. Hay algunos a quienes hemos
confiado nuestros secretos, principalmente porque se han tropezado con ellos de una
forma u otra. Otros no saben nada sobre quiénes somos o qué hacemos. Y tratamos
de mantenerlo así.
Wesley asintió.
— ¿Cuántos vampiros?
—Sí.
— ¿Familia? —Dijo Manus desde el asiento trasero—. ¿Quieres decir que está
casado o como lo llamen los vampiros?
—Vinculo de sangre, sí, a una humana en realidad. Tienen tres hijos, todos
adultos ahora.
141
—Me temo que tendrás que contárnosla alaguna vez —Interrumpió Hamish
y señaló a través del parabrisas—. La casa de Faldo está despejada. Será mejor que
vayamos —Señaló a Enya y Manus—. Quiero que vosotros dos os encubráis y vayáis
a la casa. Wesley y yo saldremos del coche normalmente, y una vez que esté seguro
de que nadie está mirando, nos haré invisibles. Nos encontraremos en la parte de
atrás de la casa de Faldo.
—Esa es una habilidad extraña —Dijo Wes—. Supongo que no puede ser
enseñada, ¿verdad?
—Vamos. ¿Ves ese alto seto y ese árbol en la acera? Nos dirigiremos hacia allí
y nos cubriremos una vez que estemos entre el seto y el árbol. Eso nos debe dar la
suficiente cobertura.
—Suena bien.
Ambos salieron del coche. Era tarde, y el sol estaba bajo en el horizonte,
lanzando largas sombras en el barrio. Wes miró a su alrededor, tratando de pasar tan
desapercibido como pudo. Ninguno de los vecinos parecía estar en el exterior.
142
La casa de estilo colonial estaba decorada de una forma que sólo podía ser
descrita como mafia chic: borlas doradas sobre pesadas cortinas de brocado, y todos
los muebles, espejos con marcos dorados, cuadros y mesas de café, mezclados con
opciones de colores atrevidos y estilo de los ochenta opulento.
—Guau. Esto es… uh… diferente —Wes intercambió una mirada con los tres
guardianes.
—Solo porque trabajara para nosotros no significa que tuviera buen gusto.
— ¿Qué hizo este hombre para ganarse la vida? —Preguntó Wes y siguió a
Hamish, que se dirigía hacia el pasillo.
—Aldo en la construcción.
Wes no pudo evitar preguntarse si ese era el código del crimen organizado.
—Todo el mundo tiene enemigos —Dijo Hamish, mirando por encima del
hombro y luego señalando una puerta—. Lo encontraron en su estudio —Tiró de la
cinta que la policía había puesto sobre la puerta y la abrió.
Wes siguió a los demás a la habitación. Más decoración mafia chic. Más
borlas doradas. Y sangre en la alfombra oriental. Perfecto. Wes había estado
esperando que hubiera sangre. La necesitaba para su hechizo.
—Podría venirme bien alguna ayuda aquí. Que alguien encuentre un baño y
me traiga algún Q-tips9 o algodón para absorber parte de la sangre. Y encontrar el
9
Q-tips: Bastoncillo para los oídos.
143
estante de especias en la cocina. Necesito romero, tomillo y verbena. Si no hay
verbena, el limoncillo servirá.
—Mejor que no lo hagas —Hamish giró sobre sus talones y desapareció por
el pasillo.
Mientras tanto, Wesley extendió una tela negra con un pentagrama cosido en
el centro con hilo blanco. Puso un cristal en cada punto del pentagrama. Cuando
terminó, Manus ya había vuelto.
—Muy poco probable. Pero en caso de que suceda, espero que estés
totalmente armado.
144
Manus, puso su mano sobre la daga de su cadera.
Wes asintió.
Uno a uno, tomó los contenedores, y vació una cantidad generosa en el centro
del pentagrama, cubriendo las bolas de algodón ensangrentadas. Acababa de
terminar los preparativos cuando oyó pasos en el pasillo. Un momento más tarde,
Hamish volvía a entrar en el estudio.
Él le guiñó un ojo.
145
—Parte del hechizo. Necesita un poco de calor para que revele lo que necesito
saber.
—Mmm.
—Una vez que lo encienda y las diversas hierbas se mezclen con la sangre de
Faldo, puede haber una pequeña explosión.
—Escupir servirá —Antes de que ella pudiera decir algo más, continuó—. Si
el humo se vuelve rojo, significa que un sobrenatural estuvo involucrado. Si ese es el
caso, escupir en el fuego mientras siga ardiendo. Si resulta negro, uno de vuestra
especie estuvo involucrado. Si todavía continúa ardiendo en rojo, escupiré yo, y se
producirá la misma reacción. Si todavía continua ardiendo rojo, entonces ni los
Guardianes Invisibles, ni los brujos tuvieron nada que ver en su muerte. Eso dejaría
146
a los demonios como los culpables más probables. ¿Entendido? —Miró a los tres
guardianes.
Ellos asintieron.
Wesley se relajó y se sentó sobre sus talones, luego levantó los ojos hacia los
guardianes.
Hamish maldijo.
147
—No significa que los demonios no estuvieran involucrados. ¿Qué pasaría si
un humano les hiciera el trabajo sucio?
Oyó pasos; los guardianes ya estaban saliendo del estudio para revisar el resto
de la casa.
Se giró.
— ¿Y qué?
148
—Dime algo, Enya —Wes dijo con calma—, si estuvieras planeando matar a
alguien, ¿no te traerías el arma homicida, en lugar de tener que depender de encontrar
una adecuada en la casa de la víctima?
—Muy inteligente para un brujo. Llamaré a Logan para que escuche a los
detectives de policía, una vez que haya revisado el cadáver de Faldo en la morgue.
149
Capítulo Veinte
— ¿Quién es?
— ¿Qué se discutió?
—Eso es todo. No hay ninguna nota en el registro. Y Cinead sabe que no debe
ser así.
Pearce señaló una entrada en la pantalla, y ella la leyó. Aparte del momento
de la comunicación, no decía nada más. Solo que Cinead había llamado a Faldo.
—Habló con Faldo varios días antes de eso. Cinead habría tenido tiempo de
sobra para agregar sus notas al registro —Le dio una palmada al hombro de Pearce—
. Cierra tu sesión y permíteme iniciarla a mí. Si él ingresó una nota confidencial,
debería ser capaz de verla con su autorización de seguridad.
Pearce siguió sus instrucciones, luego le dejo que ella tomara el asiento. Un
momento después, ella miró la misma pantalla de nuevo. Había una breve nota.
150
—Settle10 D —Leyó.
Miró a Pearce.
—No. Pero voy a averiguarlo —Se levantó de un salto—. Para este momento
todos los miembros del consejo deberían estar de vuelta en sus recintos privados. Le
haré una visita a Cinead.
—No —Dijo—. Iré sola. No creo que Cinead me cuente de qué se trata todo
esto si llevo a un guardián que ni siquiera se supone que sepa acerca de esta nota
confidencial.
—Volveré pronto —Salió del centro de mando, con una daga en la funda de
su cadera y otra escondida en la bota.
Los miembros del consejo aún no habían sido informados de que ella y
Wesley estaban vivos, y sabía que visitando a Cinead este hecho no quedaría en
secreto por mucho tiempo, pero era más importante ahora mismo sacar la verdad del
viejo miembro del consejo.
Mientras esperaba en la gran sala que era cálida y acogedora, con una
confortable zona para sentarse delante de la chimenea, y miles de volúmenes de
libros, se recordó que ya no era una ejecutora. Tenía que tener cuidado en cómo
manejaba a Cinead. Él era un buen hombre, un acérrimo defensor de sus leyes, y
había experimentado muchas dificultades en su vida: perder a su único hijo siendo
10
Settle: Arreglar, solucionar.
151
un bebé, y a su querida esposa décadas más tarde. Virginia miró a la pintura que
adornaba la repisa, recuerdos de una vida feliz.
—Pensé que ibas detrás de él para matarlo, porque creías que fue él quien
condujo a los demonios a nosotros.
—Lo hice, pero luego un demonio me atacó cuando iba detrás de él en la celda
de plomo. El brujo arriesgó su propia vida para salvar la mía. Estúpidamente, podría
añadir yo —Porque saltar sobre la espalda del demonio, sabiendo cuánto más fuerte
era tu enemigo, había sido estúpido por parte de Wesley. Estúpido y valiente—. He
cambiado de opinión después de eso —Y eso era todo lo que Cinead sacaría de ella
en lo que se refería al tema Wesley.
—Del ataque de los demonios a nosotros, sí. Y por eso he venido a verte. He
iniciado una investigación sobre cómo los demonios podrían haber encontrado el
complejo.
— ¿Sola?
152
Ella sacudió la cabeza. Pero no tenía la intención de decirle quién la estaban
ayudando. No hasta que ella supiera a ciencia cierta que Cinead no tuvo parte en el
plan de los demonios.
—Lo hago. Es por eso por lo que no te presionaré. Ahora pregunta lo que sea
que hayas venido a preguntarme.
—Tuviste contacto con uno de nuestros emissarii hace varios días, Anton
Faldo. ¿Por qué?
Cinead dejó de respirar y abrió mucho los ojos. Fue una sorpresa para él.
153
Faldo, se quedará entre nosotros, o puedo llevarte ante el Consejo para una
investigación. Tú eliges.
Virginia asintió.
—Sí, y aunque ella no tuvo contacto con los demonios y pensó que estaba
haciendo lo correcto, fue en contra de una decisión del Consejo, e intentó tomar el
asunto en sus propias manos, mediante la eliminación de un ser humano que
habíamos elegido proteger —Cinead levantó sus ojos para encontrarse con los de
ella.
—Deirdre fue liberada de su celda de plomo hace unos días, después de pasar
un año en ella.
—Para despojarla de sus poderes —Dijo Virginia en voz baja, casi para sí
misma.
—Sí, para hacerla humana y enviarla al exilio. No tendrá más contacto con
cualquiera de nosotros —Suspiró—. La decisión del consejo fue unánime. Sabíamos
que había que hacerse. Pero ya ves… —Vaciló.
154
Virginia simplemente esperó, no queriendo interrumpir su proceso de
pensamiento.
—Sí, pero yo no podía dejar que lo hiciera él. Quería verla una vez más —
Sonrió con tristeza—. Verás, Deirdre es mi media hermana. Ella es toda la familia
que me queda.
Cinead asintió.
— ¿Estaba enfadada?
— ¿Enfadada?
—Oh, no. Deirdre ha hecho las paces con nosotros y consigo misma. Sabe
que estaba equivocada.
— ¿Estás seguro?
Virginia tomó una profunda inhalación. Lo que tenía que decir no era fácil,
pero tenía que decirlo.
155
Él levantó las cejas.
—Ella traicionó al consejo una vez. Y pagó un alto precio por ello. Cualquiera
podría estar enojado y querer devolver el golpe. ¿No?
—Sé muy cuidadosa, consejera, con a quién acusas. Yo respondo por Deirdre.
—Me temo que no es suficiente. Y no estoy acusando a nadie. Pero hay una
posibilidad de que tú no puedas ver los verdaderos sentimientos de Deirdre porque
te preocupas por ella. No te lo reprocho. Pero tengo que seguirla. Su liberación en el
mundo humano y los demonios atacándonos sucedió demasiado cerca.
—No estoy haciendo tal cosa. Pero incluso el más cuidadoso de nosotros
comete un error de vez en cuando —Ciertamente ella había cometido unos cuantos,
156
algunos de los cuales no se encontraban tan lejos en su pasado—. Incluso si fueras
cuidadoso, si un demonio te descubriera mientras la ayudabas a asentarse, él sentiría
curiosidad sobre lo que ella significa para ti. ¿De verdad quieres que no haga nada?
Pensé que te preocupabas de ella. Si lo haces, ¿no querrías asegurarte de que ella esté
a salvo?
Cinead resopló.
—Sí. Y esa es la única razón por la que no estoy pateando tu culo fuera ahora
mismo.
Ella asintió.
—La memorizaré.
—Bien.
157
Capítulo Veintiuno
— ¿Sola?
—Sí.
—Parece que nuestro amigo aquí está un poco preocupado por el nuevo
miembro del consejo.
—No te preocupes, Wes —Dijo Aiden con calma—. Ella puede cuidarse sola.
— ¿Con todo lo que está sucediendo, la dejáis irse sola? —Wes quería golpear
a alguien por esa estupidez.
158
Un pitido del ordenador hizo que Pearce volviera al monitor.
Logan se levantó.
—Sí.
—Buena idea —Dijo Logan—. Esperemos hasta que ella llegue aquí y
actualizaré a todos sobre lo que descubrí en la morgue y en la policía.
159
—Miré el cadáver de Faldo en la morgue —Comenzó Logan—. Fue golpeado
hasta morir. No hay evidencia de que fuera torturado previamente a su muerte. Fue
golpeado con un objeto pesado. Lo cual coincide con la evidencia que la policía
recogió de la casa.
—Eso parece. Así que quizás esto no fue premeditado. Tal vez algo salió mal.
Una discusión acalorada. Las cosas se yéndose de las manos.
160
—No necesariamente —Aportó Virginia, atrayendo la mirada de todos hacia
ella.
—Pensé que no querías que el consejo supiera que aún estabais vivos.
—No tuve elección. Parece que Cinead fue el último en tener contacto con
Faldo. Y ya que él no anotó el motivo de la reunión en el registro del emissarius, tuve
que averiguarlo por mí misma —Dejó escapar un aliento.
—No estoy segura. Pero sé de un humano que tendría razones para querer
hacernos daño. Y ese humano sabía sobre Faldo, de hecho, se suponía que debía
encontrarse con Faldo, pero luego Cinead intervino y canceló la misión de Faldo.
—De acuerdo —Dijo Aiden—, ¿qué tal sobre ser un poco menos críptica?
¿Quién es el humano?
Wes reprimió una sonrisa. Aiden tenía pelotas para dirigirse a Virginia de esa
manera.
—Deirdre.
—Una mujer que una vez trató de matar a Leila —Gruñó Aiden.
Bueno, eso explicaba por qué Aiden parecía que acababa de tragarse una ostra
podrida.
161
—Oh —Wes se abstuvo de decir algo más, ya que estaba seguro que de lo
contrario, el amable guardián cambiaría su actitud y le arrancaría la cabeza.
—Cinead confirmó que Deirdre fue liberada hace unos días —Explicó
Virginia—. Cumplió su sentencia en la celda de plomo. Faldo fue el encargado de
establecerla en el mundo humano, pero Cinead decidió a última hora hacerlo por sí
mismo. Así que canceló el encargo de Faldo.
—Es por eso que el ama de llaves dijo que no debería haber estado en su casa
—Wes murmuró para sí mismo.
— ¿Qué?
162
—Explícaselo ahora —Dijo Virginia—. Quiero que todos estemos en la
misma página. Eso incluye a Wesley.
—Acabo de revisar la entrevista con el ama de llaves. Ver, está con los ojos
llorosos y destrozada por la muerte de Faldo.
— ¿Y? Probablemente ella trabajó para él durante algunos años. Por supuesto
que ella estaría afectada por su muerte. ¿No lo estaría tú en su situación?
163
—Claro.
Apuntó a la pantalla.
Virginia se inclinó.
— ¿Sí?
— ¿Puede decirnos algo sobre lo que podría haberle sucedido a su jefe? —Preguntó la
periodista.
—Yo no estaba aquí. Me dio una semana de vacaciones. Ya sabe —Un sollozo—.
Porque se suponía que él se iría. Esto nunca debería haber pasado. Ni siquiera se suponía que
estuviera en la casa.
El silencio cayó sobre la habitación y Wesley se giró para mirar a los demás.
—Ella se siente culpable. Como si fuera culpa suya. ¿Escuchasteis cómo dijo
que Faldo no debería haber estado en la casa?
—Porque se suponía que estaba en una misión para Cinead. Pero luego
Cinead la canceló.
164
— ¿Qué pasaría si Faldo olvidara decirle a ella que su viaje fue cancelado, y
que ella ya tuviera planes para el momento en que él se suponía que debería haberse
ido?
Nadie lo detuvo.
—Bien. Hazlo.
165
—Supongo que eso significa que no hay mucho que podamos hacer hasta que
Aiden esté de vuelta con noticias para nosotros.
Ella asintió.
—Estoy seguro de que Leila ya está cocinando algo —Dijo Logan y se dirigió
hacia la puerta—. Enya, ¿vienes? Vamos a echarle una mano a ella y Tessa.
Hamish se acercó.
Wes intentó captar la atención de Virginia, pero ella evitó mirarlo. Al menos
no lo estaba haciendo dormir de nuevo en la celda de plomo. Era una mejora.
Era hora de tener unas palabras con ella. Cuanto antes mejor.
No había razón para que Virginia sintiera calor. O pareciera tan notablemente
discreta. A menos que…
166
Capítulo Veintidós
Wes tomó una ducha para que el agua abriera la esclusa de la tensión que se
había venido acumulando durante todo el día. Se estaba secando, cuando oyó un
sonido en la habitación. Envolvió una toalla alrededor de su cintura y salió del baño.
—Virginia.
— ¿Mi actitud?
167
— ¿Actitud engreída? —Ayudó él y dio un paso más cerca.
—Bien, si piensas que soy una perra tan engreía, ¿por qué te acostaste
conmigo?
—Nunca dije que fueras una perra. Y tú fuiste quién me hiciste una mamada
en la ducha.
—Es difícil resistirse a una mujer que está tan llena de fuego —Recorrió con
la mirada su rostro acalorado y deslizó sus dedos por su pelo, luego apoyó la palma
de su mano en su nuca—. Una mujer que puede excitarme con solo una mirada
abrasadora. Maldita sea, Virginia, iba a decirte que no me gusta que me trataras como
a un extraño delante de tus compañeros, pero me conformaré con eso, siempre y
cuando continúes compartiendo mi cama —Se inclinó hacia ella.
— ¿Qué?
—Diferentes es bueno.
168
Sus ojos se desplazaron hacia un lado, evitándolo.
— ¡Maldita sea, Virginia!, ¿no me merezco una respuesta? Nos hemos salvado
la vida el uno al otro. Nos escapamos de los demonios. Hicimos el amor anoche.
¿Eso no cuenta para nada? —Envolvió un brazo alrededor de ella y tiró de ella más
cerca, para que sus pechos conectaran con su pecho—. Nena, estamos bien juntos.
Se siente tan bien —Acarició su nuca y notó que sus párpados aleteaban. Sí, ella
todavía respondía a su tacto, todavía era susceptible a eso.
Virginia se frotó sus palmas sobre sus muslos como si se enderezara la ropa.
—Sí, uh, bueno, viendo que ya estás instalado, yo, uh, te dejaré descansar un
poco.
169
—Virginia —Dijo Enya lenta y deliberadamente.
Virginia vaciló.
—No creo que Wesley tenga todo lo que necesita todavía —Enya lanzó una
mirada deliberada a la toalla que rodeaba la cintura de Wesley—. ¿Por qué no te
ocupas de eso primero? De lo contrario, dudo que él consiguiera descansar mucho
esta noche.
Con una sonrisa triunfante, Enya se giró sobre sus talones, lanzando la
mochila en una silla cercana y salió atravesando la puerta sin abrirla.
Ella lo miró a los ojos, y de repente notó el brillo húmedo en sus iris.
170
en él, no tenía nada que ver con él, sino que tenía todo que ver con algo que había
ocurrido en su pasado. Por primera vez desde que la conoció, vio a la criatura
vulnerable que se escondía detrás de una fachada de reglas y normas, detrás de una
pared de acero y determinación. Y él no quiso hacer nada más que protegerla.
Sin decir una palabra, tiró de Virginia de nuevo en sus brazos y gentilmente
frotó las manos sobre la espalda de ella.
*****
—No —Murmuró él—. No te cierres a mí. Puedo ver que estás sufriendo. Y
eso también me duele a mí —Él puso los dedos debajo de su barbilla y se la levantó—
. Ayúdame a entender por qué no puedes confiar en mí. Dime qué sucedió.
—Nadie lo sabe. Nadie más que mi padre. Todos los demás están muertos —
Muertos, por culpa de ella. Ella también debería estar muerta. Debería haber pagado
el precio más alto por su error.
Ella se dejó caer en la esquina del sofá, y Wes se sentó junto a ella, su cuerpo
medio girado, y con una mano agarrando la de ella. Él la levantó a su boca y presionó
un beso en la parte posterior.
Virginia forzó una sonrisa. ¿Por qué Wesley tenía que ser tan dulce, tan amble
con ella? ¿Por qué tenía que ser tan comprensivo? ¿O todo era una actuación? Como
había sido una actuación al final el afecto de Jonathan hacia ella.
171
—En la década de 1960 me asignaron a un complejo en San Francisco.
Éramos una gran familia feliz, eliminando demonios de un lado a otro, protegiendo
a los humanos. Entonces sucedió el Summer of Love11. Flower Power y todo eso —
Soltó una risa sin alegría—. No sé por qué, pero yo atrapé el virus. Era contagioso,
todo ese amor libre en la ciudad. Yo no podía estar lejos, porque de repente el futuro
se veía mucho más brillante. Había esperanza por todas partes.
—Yo ni siquiera había nacido aún —Dijo Wes con una sonrisa amable y
pasándole la mano por el pelo de ella, un gesto que cada vez anhelaba más—. Has
visto mucha historia.
—Demasiada que desearía no haber visto nunca —Y aún más cosas que
deseaba haber hecho de forma diferente—. Conocí a un hombre ese verano. Un ser
humano. Me enamoré de él, aunque mirando hacia atrás, creo que fue más
enamorarme de la idea de estar enamorada de él. Pero él de repente era todo lo que
yo pensaba que el amor sería. Y en cierta medida también puedo culpar al rasen
porque yo actuara de esa manera, aunque no estoy poniendo excusas. Todo fue culpa
mía.
—Pasé más y más tiempo con Jonathan. Empecé a confiar en él. Él parecía
tan inocente. Sin malicia. Todo de lo que hablaba era de paz, amor y de esperanza.
Y en cómo sería este mundo un día. Cómo todos iban a vivir en armonía. Parecía no
tener preocupación en el mundo por otro lado, mis hombros se sentían agobiados
por los deberes de mi raza. Por mi promesa de defender mi raza.
11
Summer of Love: Movimientos de los años 60 en relación con el mundo hippy, Verano de Amor, Poder
de las Flores.
172
—Es mucho con lo que lidiar. Los demonios, las batallas constantes —Dijo
Wes, con los ojos brillando por la comprensión.
—Sí, pero yo estaba preparada para ello. Sin embargo, cuando estaba con
Jonathan, anhelaba una vida más fácil. Me dijo que me amaba y me instó a que me
fuera con él a alguna comuna en algún lugar. Fue entonces cuando le confesé lo que
yo era, que mi deber no me dejaba irme. Que tenía obligaciones. No estoy segura de
que él realmente comprendiera plenamente lo que significaba. Pero él me dijo que
me apoyaría.
Suspiró.
—Nos siguieron. Así fue cómo los demonios encontraron nuestra ubicación.
Nos atacaron unas horas más tarde. El complejo estaba desprevenido. Todos y cada
uno de mis compañeros del complejo murieron en el ataque. Yo debería haber
muerto también. Pero la vida no es justa, sobreviví entre los escombros de mi
complejo.
— ¿Y Jonathan?
—Nadie lo volvió a ver nunca más. Tal vez los demonios se llevaron su cuerpo
con ellos. Tal vez se quemó en la explosión. No lo sé.
173
Wesley suspiró.
—Lo siento mucho, Virginia. Lamento mucho que tuvieras que pasar por
esto.
174
Capítulo Veintitrés
Wesley sentía temblar el cuerpo de Virginia bajo sus fuertes sollozos, mientras
la estrechaba en sus brazos para consolarla. La mujer más fuerte que había conocido
estaba quebrándose bajo la presión, y todo lo que él quería hacer era calmar su dolor.
Todo estaba claro para él ahora. Ella no era inflexible de la disciplina que
todos los demás en el complejo preferían ver alejarse. Era una mujer cuya
culpabilidad la estaba llevando abajo, una culpa que había tratado de expiar durante
décadas. Y, según ella misma, nunca confió a nadie después de contárselo a su padre,
que por lo que dijo, nunca le había dado ningún consuelo.
—Has protegido a tu raza desde entonces. Has hecho mucho bien. ¿No crees
que es hora de perdonarte a ti misma?
Puso sus dedos bajo la barbilla de ella y alzó su cabeza de modo que pudiera
mirar en su rostro. La piel alrededor de sus ojos estaba roja e hinchada, sus ojos llenos
de lágrimas. Sus labios temblaban.
175
—Y le sucederá de nuevo a otra persona. Nunca estás seguro de ser detectado.
Tu aura te identifica como un sobrenatural. Los demonios solo pueden ser
identificados por sus ojos verdes. ¿Qué pasaría si usaran gafas de sol? Y no es como
si tú pudieras olerlos. Estás en una posición de desventaja a menos que seas invisible.
Y tú misma has dicho que eso requiere un montón de energía —Él le pasó los dedos
por las mejillas para secarle las lágrimas restantes—. Lo que estoy tratando de decir
es que no dejes que esta culpabilidad te destruya. Eres mejor que eso. Eres fuerte y
eres buena.
Ella sollozó.
—No puedo forzarte a confiar en mí. Todo lo que puedo hacer es decirte que
nunca te lastimaré a ti ni a los de tu raza. Pero entiendo que es difícil para ti confiar
en un extraño después de todo lo ocurrido. Sólo que sepas esto: no voy a rendirme
contigo. Voy hacer cualquier cosa para demostrarte que soy digno de tu confianza.
No importa cuánto tiempo tome. Porque tú vales la pena. Y porque te quiero.
Ella alzó su mano y le ahuecó la mejilla. Wes giró su rostro para presionar un
beso en su palma.
— ¿Por qué eres tan comprensivo? ¿Por qué no me condenas como lo hizo mi
padre?
—El nunca debería haberte condenado. Debería haber estado allí para
ayudarte a pasar a través de ello. Pero yo estoy aquí ahora. Te lo recordaré cada día
si es necesario, para que ya no te sientas culpable. Has expiado cien veces desde
176
entonces. Mereces ser feliz. Y si yo puedo ayudarte a encontrar un poco de felicidad,
pues eso es lo que voy a hacer.
Por primera vez desde que Virginia había llegado a su habitación, una
pequeña sonrisa se formó en sus labios.
— ¿Está funcionando?
—No sé, ¿qué piensas? —Virginia puso su mano en su pecho y corrió sus
suaves dedos sobre su piel, haciéndole vibrar con anticipación.
— ¿Ah, sí? Tal vez en ese caso deba usar algo más suave como mi boca —Se
dejó caer de rodillas delante de él.
177
—Pensé que a todos los hombres le gustaba eso.
178
cargo, que decidiera qué tan duro y qué tan rápido lo chuparía. Quería estar a su
merced.
Virginia comenzó a subir y bajar sobre él, primero lentamente y con muy poca
presión, lubricándolo con su lengua húmeda. Se sintió como hundirse en un agujero
lleno de crema caliente. Cada trazo era mejor que el anterior. No podía recordar que
alguna mujer le hubiera otorgado tanta ternura, y no lo había esperado de Virginia.
Su culo vestido con el tanga se movía hacia delante y hacia atrás con cada
movimiento de su cabeza. No le ocultaba nada a su vista, y lo puso aún más
cachondo. La necesidad de tocarla se hizo tan insoportable, y él bajó la parte
delantera de su torso hasta donde sus pechos estaban contenidos en su sujetador.
Pasó sus dedos sobre ellos y encontró sus pezones duros. Los pellizcó, y Virginia
gimió, y de repente lo chupó más fuerte.
—Te gusta eso, ¿eh? Te gustaría que tus hermosas tetas participaran.
—Estás hecha para el sexo —La elogió, y deslizó sus manos a su espalda para
encontrar el broche de su sujetador. Lo abrió, luego llevó sus manos a su parte frontal
y bajó la tela de sus pechos, dejándola caer. Los ahuecó con ambas manos, y los
apretó—. Joder, me encantan tus tetas.
179
segundo, la batalla para evitar su inminente orgasmo se convirtió más y más, en algo
imposible de ganar.
Wes tragó duro ante la vista. Siempre había soñado con una mujer como
Virginia, pero nunca se atrevió a creer que su sueño se haría realidad. Aparentemente
era un afortunado hijo de puta.
—Dime lo que deseas —Le murmuró, sus pestañas casi pegadas a sus cejas.
—Móntame —Dijo sin dudarlo—. Así podre chupar tus tetas y enterrar mi
cara en ellas.
— ¿Así?
Ella apoyó su torso más cerca, por lo que sus senos estaban a solo un
centímetro de distancia de su cara. Él se elevó hacia adelante y apretó su rostro en su
escote. La suave carne de sus pechos lo abrazó, acariciando sus mejillas, acunándolo.
Inhaló su olor y lamió un camino por el medio, mientras levantaba sus manos y las
presionaba contra la parte exterior de sus pechos para exprimirlos juntos.
Entonces, él levantó sus párpados y vio como ella lo estaba mirando, sus
labios separados, sus ojos brillando, la lujuria desbordando en ellos.
180
—Realmente me deseas. No tienes segundas intenciones, ¿verdad? —
Murmuró ella como si no lo hubiera creído hasta ahora.
—Soy un hombre sencillo, Virginia. Todo lo que deseo es entrar dentro de ti,
y quedarme allí durante tanto tiempo como me necesites —Y ese deseo incluso
ensombrecía su deber de Scanguards, y su esperanza de que pudieran forjar una
alianza con los Guardianes Invisibles.
—Me tienes, nena —En cuerpo y alma. Aunque no podía decirle eso. No
estaba preparada para escucharlo. En cambio, él inclinó sus labios sobre los de ella y
tomó su boca para besarla. Ella lo recibió con la misma pasión con la que tomó su
polla en su cuerpo, y él se entregó a ella.
Una luz pareció encenderse en sus ojos, y ella lo apretó con fuerza contra el
respaldo.
181
—Ahora estás hablando —Tomó sus pechos con ambas manos, luego capturó
un pezón en sus labios y chupó.
Su aliento lo hizo chupar más fuerte, luego lamer el pezón para calmarlo,
antes de hacer lo mismo con su otro pecho. Esta vez le raspó los dientes sobre su piel
y la sintió estremecerse en respuesta. Por un instante, deseó ser un vampiro para
poder morderla y sentir su tipo de conexión, el profundo vínculo que los vampiros
tenían. Pero, aparte de eso, tuvo que contentarse con succionar su pezón
profundamente en su boca y apretarle los pechos hasta que, finalmente, ella aumentó
su ritmo y lo montó más y más rápido. Tomándolo más profundo.
Aún lamiendo sus pechos, él dejó caer sus manos a sus cadera para hacerla
bombear en él todavía más fuerte, mientras él elevaba sus caderas para doblar el
impacto. El resultado fue explosivo. Su polla estaba en llamas, lista para liberar su
semilla en ella, lista para llenarla con todo lo que tenía.
Extendió la mano entre sus cuerpos, y deslizó los dedos por el vello húmedo
que protegía su coño, encontrando su clítoris. El pequeño órgano estaba hinchado.
Perfecto. Frotó sobre él.
Virginia se hundió contra él, y él tiró de su cabeza hacia sí, besando sus labios,
sus mejillas, sus párpados. Por unos momentos, ni siquiera podía hablar, solo podía
respirar y llenar sus pulmones. Envolvió sus brazos alrededor de ella, presionándola
contra él, sus duros pezones haciéndole cosquillas en el pecho.
—Oh, nena —Murmuró y besó su cuello—. Eso fue… —No tenía palabras
para lo increíble que habían sido hacer el amor . Él tomó su cabeza entre sus manos
182
y la miró a los ojos—. Esta fue la experiencia más increíble que he tenido. Nada se
ha sentido nunca tan bueno.
—Sé que eres un halagador, Wesley, pero por favor no digas las cosas solo
porque piensas que yo quiero escucharlas —No fue un regaño, sino más bien como
una declaración seria.
Él suspiró.
—Sí.
—Creo que es una brillante idea —Presionó un beso en sus labios—. Supongo
que vas a aprovechar la ocasión para interrogarme.
183
— ¿Puedes prometerme una cosa? —Le preguntó él.
— ¿Mmm?
— ¿Un poco cachondo? —Virginia se rió entre dientes—. Wes, has estado
cachondo desde el momento en que te conocí.
184
Capítulo Veinticuatro
Wes la había despertado, dos veces, para hacerle el amor. La tercera vez,
Virginia se había despertado al amanecer con la polla de Wesley dentro de ella,
deslizándose suavemente hacia adelante y hacia atrás, mientras él acariciaba sus
pechos con ternura y le besaba dulcemente la nuca y los hombros. Ella se había
rendido a sus demandas, envuelta en el afecto con que la colmaba. Podría
acostumbrada a ser despertada así todos los días.
—Va a estar bien —Le murmuró Wesley mientras caminaban hacia la puerta.
— ¿Cómo…?
Wes se inclinó.
185
—Solo porque eres muy tentadora.
—No me lo creo. Seguro que has tenido un montón de mujeres que han
satisfecho tus caprichos —Después de todo, una mirada de tus lindos ojos azules, y
¿qué mujer con sangre en sus venas no estaría babeando?
12
Quinta enmienda: Nadie estará obligado a responder de un delito castigado con la pena capital o con
otra infamante si un gran jurado no lo denuncia o acusa.
186
Él se rió.
—Ahora mismo parece que deseas saltar sobre los huesos de este brujo.
—Y parece que este brujo está listo para eso, también —Ella se liberó de su
abrazo y deslizó la palma de su mano sobre la dura protuberancia en sus pantalones.
Le encantaba lo rápido que Wesley podía excitarse, porque confirmaba que ella tenía
poder sobre él. El mismo tipo de poder que él tenía sobre ella.
Todos volvieron sus ojos hacia ella, interrumpiendo lo que estaban haciendo.
Estaba claro que Enya no había perdido el tiempo contándoles a sus colegas lo que
había presenciado en la habitación de Wesley. Virginia no esperaba otra cosa
diferente.
—Buenos días —Se obligó a decir. Luego miró hacia la encimera—. Oh, bien,
hicisteis café —Al menos podría ocuparse en algo y conseguir que sus temblorosas
manos se aferraran a una taza de café caliente.
187
Unos “buenos días” vinieron en respuesta, mientras que Virginia se servía una
taza.
Virginia giró la cabeza hacia Wesley, luego hacia Aiden, cuya boca estaba
abierta.
188
vinculados. La anterior sospecha de Virginia sobre que Tessa había mentido para
evitarle a Hamish el castigo por permitirle permanecer en el complejo era infundada.
—No quería decir nada —Dijo Aiden—, todavía es reciente, y Leila quería
esperar hasta que hubiera superado la barrera de los tres meses —Le hizo un gesto a
Wes, que ahora estaba preparando la masa de las tortitas—. ¿Cómo lo supiste?
Wes sonrió.
—Gracias.
—Lo aprecio —Dijo Aiden—. Pero no quiero restar valor a todo lo demás
que está sucediendo. Tenemos cosas a las que enfrentarnos.
Aiden asintió.
—Logan, ¿puedes llamar a Pearce para que venga? No quiero repetirlo dos
veces.
13
Hijo de la Gran Bretaña: Una forma de decir hijo de puta, pero a veces amigablemente.
189
—Pearce. Te necesitan en la cocina.
—Buenos días a todos —Apoyó la Tablet en la isla, para poder ver lo que
estaba sucediendo en la pantalla, y se sentó—. Lo siento, tengo que vigilar las
comunicaciones, en caso de que llegue cualquier mensaje urgente —Luego asintió
hacia Wes, que ahora estaba de pie frente a la cocina, calentando el aceite en una
sartén—. Hey, Wesley, querré tres, por favor.
—Ponte a la cola.
190
Virginia suspiró.
—Estoy llegando a eso. Ella tiene dos sobrinos. Encontré su dirección en sus
papeles, así que les hice una visita. Viven juntos de alquiler en un pequeño
apartamento. Está lleno de mercancías robadas. Todo, desde teléfonos móviles, hasta
relojes y ordenadores.
—No. Hice algo aún mejor. Llamé a la policía y les di un soplo anónimo.
—Esperé hasta que llegó la policía y se los llevó. Con los bienes robados en
su apartamento hay suficientes evidencias para mantenerlos entre rejas por un
tiempo. Mientras tanto, estoy seguro de que el forense los vinculará con el asesinato
de Faldo. Todo tiene sentido.
Wesley colocó otro plato con un montón de tortitas en la isla para que todo el
mundo se sirviera a sí mismo.
Aiden asintió.
Manus gruñó.
191
—Faldo debió sorprenderlos, por lo que agarraron cualquier arma que
pudieran y lo mataron.
— ¿Cómo podemos saber con certeza que fueron ellos? —Preguntó Virginia.
—Tenemos que esperar a que la policía haga pública esa información. Estoy
seguro de que no tardará mucho tiempo —Él sacudió su pulgar sobre su hombro, y
Virginia miró en la dirección que él había indicado: un gran televisor colgado en la
pared del salón, sin volumen y sintonizado con un canal local—. Supongo que saldrá
en las noticias pronto.
—Supongo que tendremos que esperar hasta entonces. Mientras tanto —Dijo
Virginia y miró hacia Pearce—. ¿Qué pasó anoche con Deirdre?
Virginia asintió.
—Dado que estaba dormida, no hubo nada que pudiera detectar. Pero toda
su casa parecía normal. Estaba escasamente amueblada, pero era de esperar si ella
sólo lleva allí unos días.
192
—Hmm —Virginia contempló las palabras—. ¿Qué pasaría si ella no planea
quedarse allí por mucho tiempo? Sigue siendo mi principal sospechosa. Ella sabe
dónde están los complejos.
—Él era un traidor. Un miembro del Consejo de los Nueve. Hace poco más
de un año, hizo un pacto con los demonios. Les iba a entregar a Leila a cambio de
asumir el liderazgo de los demonios.
—Oh.
— ¿Qué pasó?
193
—Joder —Maldijo Wes, mirando a Pearce—. Eso debió doler.
— ¿Qué pasaría si él tuviera algo consigo que podría haber caído en manos de
los demonios, como su teléfono móvil?
—Pero…
Wes suspiró.
Por unos momentos, nadie habló, y solo el ruido de los cubiertos tintineando
contra la porcelana pudo ser oído mientras todos devoraban su desayuno.
194
El sonido de la puerta al abrirse hizo que Virginia mirara por encima de su
hombro. Leila entró, y Virginia se congeló.
195
Capítulo Veinticinco
Wesley tuvo que hacer una doble toma. La mujer que entraba en la cocina sin
duda parecía Leila, pero al mismo tiempo, no podía ser ella. Porque la Leila que él
conocía no tenía la piel dorada. No el dorado en una especie de Goldfinger14, pero
brillaba como si un millón de granos de luz brillaran bajo su tez sonrosada.
Se deslizó fuera de su taburete y caminó hacia ella, mientras que los demás le
deseaban buenos días como si ni siquiera notaran su aspecto. Deteniéndose a unos
pocos pies de ella, Wes captó su mirada.
—Gracias por preguntar, estoy bien. Olí las tortitas, y me dio hambre.
Hamish estaba susurrando algo a Tessa, y Enya estaba llevándose más comida
a la boca, mientras que Pearce miraba fijamente la tablet y pasaba sobre ella con su
dedo.
—Pero algo está obviamente mal en ella. ¿Por qué nadie hace nada? —Dijo,
tratando de hablar tan bajo como Virginia, pero la preocupación que sentía subió el
volumen de su voz—. Tal vez es el embarazo.
14
Goldfinger: Película del Agente 007, en la que pintaban los cuerpos con oro.
196
Leila miró a Aiden acusatoriamente.
— ¿Se lo dijiste?
Tan pronto como ella lo dijo, todos los demás comenzaron hablar los unos
sobre los otros, felicitando a Leila por su embarazo, expresando sus mejores deseos
y su sorpresa. Tessa y Enya incluso abrazaron a la esposa de su compañero del
complejo. Sin embargo, nadie hizo un solo comentario sobre su piel dorada.
Por un momento, Wesley se quedó allí en silencio. ¿Era posible que él fuera
el único que podía ver el brillo dorado? ¿Podría significar que él estaba sintiendo que
algo estaba mal en Leila? ¿Qué ella estaba tal vez enferma?
Wesley se inclinó.
— ¿Qué?
Hamish sonrió.
197
— ¿Puedes verlo también?
— ¿Qué demonios está pasando? —Maldijo Wes—. ¿Alguien por favor podría
explicarme de que va todo esto? Sea lo que sea, porque no es normal.
Wes se volvió hacia Virginia, que estaba en la isla de la cocina. Los estaba
mirando. Los había visto. Lentamente, él apartó los ojos de ella, y miró a Aiden y
Hamish. Este no era el momento, ni el lugar para discutir esto con Virginia. Lo mejor
era desviar la atención de todo el mundo lejos de ellos dos.
—Pero Leila es humana. ¿Estás seguro de que ella está bien? —Preguntó en
su lugar.
Aiden sonrió.
198
—Adelante.
—Estoy muy feliz por los dos —Él tomó su mano, y ella se lo permitió.
—Gracias, Wesley. Si realmente quieres hacer algo por mí, un par de tortitas
sería genial —Ella le regaló una amplia sonrisa.
Wes se enderezó.
—Leila, sé que esto puede parecerte una petición extraña, pero, ¿te importa si
pongo mi mano sobre tu estómago?
—Noté algo sobre el embarazo cuando nos tropezamos el uno con el otro,
justo ahora mismo. Quiero asegurarme.
—De acuerdo.
199
—Puedo escuchar dos latidos.
Aiden suspiró.
— ¿Podría, por favor, explicarle alguien a Wes por qué no puedo hacer eso?
—Miró a su alrededor—. ¿Logan?
— ¿De qué va todo esto? —Preguntó Wes, enojándose un poco por todo el
secretismo.
—Escucha, tal vez Virginia debería explicarte esto, pero claramente no estás
en esa etapa en vuestra relación —Dijo Logan cuidadosa y bastante silenciosamente.
—De todos modos. Entre las parejas hay sexo, y luego hay sexo a la manera
de los Guardianes Invisibles.
200
—Solo sucede si la persona que la toca es la misma que le dio su virta.
—Vamos, sé un amigo.
Wes suspiró. Ahora que él sabía sobre esta práctica en particular de los
Guardianes Invisibles, no podía esperar estar a solas con Virginia para preguntarle
sobre ello. Por desgracia, la ocasión no parecía que fuera a llegar inmediatamente.
Leila estaba pidiendo tortitas, y el resto de la pandilla quería una segunda tanda,
también. Así que para la siguiente media hora estuvo pegado en la cocina, atendiendo
pedidos como si se tratara de un cocinero de un concurrido restaurante.
—La policía ha detenido a dos sospechosos durante una redada anoche en el oeste de
Baltimore. Están detenidos en relación con el brutal asesinato del empresario de Baltimore,
Anton Faldo, quien fue encontrado muerto a golpes ayer.
201
La pantalla se dividió, y las fotografías de los dos matones aparecieron a un
lado, mientras la reportera continuaba.
—Michael Brown y James Brown son los sobrinos de Carol Jefferson, el ama de llaves
del señor Faldo. La policía encontró objetos pertenecientes al señor Faldo en el apartamento de
los sospechosos, así como las pruebas forenses que pueden vincularlos directamente a los dos con
la muerte del señor Faldo. Una fuente policial confirmó también que la señora Jefferson, a quien
entrevistamos en este programa en el día de ayer, se ha convertido en sospechosa, y no se ha
descartado que pueda haberle dado a sus sobrinos el acceso a la casa. La policía está actualmente
a la espera del análisis de las pruebas de ADN, pero una fuente cercana a la investigación nos
ha dicho que los sospechosos serán acusados de asesinato y de una serie de otros delitos.
Wes miró a los reunidos. Él había sido testigo de muchos casos penales y
trabajó con el Departamento de Policía de San Francisco lo suficiente como para
comprender lo que la policía de Baltimore debía tener en términos de pruebas.
—Si la policía está dispuesta a filtrar que van a acusar a esos dos de asesinato,
entonces es que tienen las suficientes evidencias, incluso sin los resultados del ADN,
para presentar un caso. Una vez que tengan eso, será pan comido.
—Estoy de acuerdo. Entonces eso es un callejón sin salida para nosotros. Los
demonios no llegaron a Faldo, un par de matones lo hizo.
202
Aunque Wes asintió de acuerdo con Hamish, sabía que él no podía quedarse
sentado. Tenía que pensar en qué más se podía hacer. Tal vez era hora de convencer
a los Guardianes Invisibles de que no tenían que pelear solos en esta batalla.
203
Capítulo Veintiséis
Zoltan asintió.
—Como pediste.
—Nombres.
— ¿Nombres?
204
—Por el contrario —Cogió el teléfono móvil que había junto a él—. ¿Te
acuerdas de esto? Ulric me lo trajo. Pertenece a un Guardián Invisible, y su lista de
contactos está llena de nombres —Golpeó su mano en la pila de informes—. Debe
haber alguien aquí que coincida con un contacto en este teléfono. Sólo necesito
encontrar uno, y estaremos en el juego. Ahora, empieza.
—Por supuesto, oh Gran Uno —Vintoq tomó una parte del montón y lo
colocó frente a él, luego comenzó a hojear los informes—. Esto llevará un tiempo.
Zoltan gruñó.
Echó un vistazo a la daga que descansaba sobre la mesa lateral de nuevo, junto
a sus otros trofeos. Había sobrevivido a su utilidad, pero la mantuvo como un
recordatorio de que no podía fallar nuevamente. Había vendido a sus súbditos la
destrucción del complejo de los Guardianes Invisibles como una victoria, a pesar de
que sabía que había sido un fracaso, porque no había logrado el objetivo más
importante: destruir a los guardianes desde adentro. La destrucción de un solo
complejo cuando podría haber llegado a muchos más, si su equipo de avanzada no
hubiera cometido un error, fue un fracaso de proporciones épicas. Pero ante sus
demonios nunca lo admitiría. Tenían que creer que fue un éxito.
*****
205
comunicaciones de otros complejos, buscando en las noticias por cualquier cosa
extraña y, en general, simplemente esperando que ocurriera algo. Pero nada se agitó.
—No podemos quedarnos sentados y esperar —Le dijo a los guardianes que
estaban sentados descansando en la sala de estar.
—Lo siento, amigo, pero, ¿qué quieres que hagamos? Si tienes una idea,
háznosla saber —Se encogió de hombros y bajó la mirada a su dispositivo.
Tal vez esta era una invitación tan buena como alguna vez podría conseguir.
Wes respiró hondo, entonces se preparó para la oposición que su idea conseguiría.
—Ya es hora de poner a los Scanguards en esto. Los vampiros nos pueden
ayudar.
Unas miradas fulminantes respondieron a sus palabras, pero Wes las ignoró.
En su lugar, miró a Virginia. Por lo menos ella no lo estaba haciendo.
No pudo evitar notar que incluso Enya parecía sorprendida por esto, aunque
Virginia no pareció notarlo.
206
—Como un extraño, estoy viendo todo esto y me estoy preguntando qué nos
estamos perdiendo —Comenzó Wesley—. He estado atormentando mi cerebro todo
el día. Y creo que lo he encontrado.
—Ahora, yo no pretendo saber más sobre los demonios que ustedes, pero no
siendo un guardián, creo que podría tener una perspectiva diferente sobre algunas
cosas. Así, los demonios parecen estar por todas partes, ¿verdad? Quiero decir que
tendrán su propia red de espías humanos y demonios por el mundo, vigilándonos,
presumiblemente informando a su jefe, ¿verdad?
—Sí, ¿y eso qué? Ya lo sabemos. Es por eso por lo que somos extremadamente
cuidadosos cuando salimos fuera y permanecemos invisibles siempre que podemos.
—No, no lo estoy olvidando. Pero los ojos se pueden proteger, ya sea con
gafas de sol o con lentes de colores.
—Lo sabemos —Dijo Enya—, pero muchos de los demonios con los que nos
hemos encontrado no parecen tomar esa precaución.
207
El pecho de Virginia parecía elevarse como si temiera que él pudiera revelar
su secreto.
Wes sonrió.
—Sería un poco tarde para entonces, ¿no? No. Pero los demonios tienen un
olor. No es algo que yo fuera capaz de distinguir, ni tu, pero hay una especie que
puede reconocer a cualquiera por su olor.
Logan se levantó.
—Tengo la misma pregunta que Enya. ¿Por qué nos ayudarían? Los vampiros
nunca se alían con nadie. No se hacen amigos de los demás. Diablos, pelean entre
ellos lo suficiente tal y como están las cosas.
—Yo soy el vivo ejemplo de que ellos hacen amigos. Son leales. La mitad de
mi familia son vampiros. Mi hermano es uno, mi hermana está vinculada a uno.
Tengo una sobrina y un sobrino, ambos híbridos. Conozco a esas personas. He vivido
con ellos durante más de veinte años. Ellos son justos. Son valientes. Y luchan por
lo mismo que tu: para erradicar el mal. Y ahora probablemente están muertos de
208
preocupación porque no han oído noticias mías en casi dos semanas. Si vuelvo con
ellos ahora, estarán tan felices de ver que estoy vivo y aceptarán cualquier cosa que
yo les proponga. Dejar que ellos ayuden te a luchar contra los demonios, y verán que
pueden confiar en ellos también. Dejar que les demuestren que una alianza entre
nuestras dos especies es lo mejor para todos nosotros.
Aiden agregó.
—No estoy pidiendo que todo el complejo venga conmigo —Dijo Wesley
rápidamente—. Solo necesito que una persona que confíe en mí. Uno de ustedes que
venga conmigo, y le demuestre a los Scanguards lo que son capaces de hacer, y que
vienen en son de paz, y puedo asegurar de que estarán más que dispuestos a unir sus
fuerzas con. Sólo una persona.
Manus bufó.
—No lo estamos haciendo. Pero hay reglas —Lanzó una mirada de soslayo a
Virginia—. El consejo querrá nuestra piel si se enteran. Y lo descubrirán.
209
Virginia sacudió la cabeza.
—No pretendan de repente que les encanta seguir las reglas, sólo porque estoy
aquí mirando. ¿Qué harías si yo no estuviera aquí mirando? ¿Si no estuvieras bajo
escrutinio?
—Pero…
Nadie la contradijo.
Y Wesley no podía estar más feliz. Virginia finalmente había decidido confiar
en él.
210
Capítulo Veintisiete
Después de discutir todos los detalles con sus compañeros, y establecer ciertos
protocolos por si las cosas salían mal, Virginia y Wesley se habían preparado y ahora
estaban parados frente al portal, listos para transportarse a Scanguards. Hamish y
Logan, que habían equipado tanto a ella, como a Wesley con armas, estaban con
ellos, esperando.
—He programado un nuevo teléfono móvil para ti. Es una línea segura. Solo
úsalo para ponerte en contacto con nosotros. Y si la línea suena, contesta. Solo
podemos ser nosotros. Nadie más conoce el número.
—Si la teoría de Wesley es correcta, que los portales perdidos son restos de
complejos antiguos, entonces habrá uno en San Francisco. Fui asignada a un
complejo allí en la década de 1960. El complejo fue destruido después de haber sido
211
comprometido —Tragó para alejar los malos recuerdos—. Cuento con que la piedra
que recubría el portal hubiera sido reutilizada en la construcción en algún lugar de
San Francisco.
Asintió con la cabeza, luego deseó que el portal se cerrara. Los envolvió la
oscuridad.
212
—Solo para que no me dejes atrás —Le murmuró en su oído—. Quién sabe
dónde aterrizaremos esta vez.
— ¿Tienes miedo?
Ella puso ambos brazos alrededor de él, e inclinó su cabeza contra la suya.
—No he abierto el portal todavía. Tenemos que estar preparados para todo—
. Se soltó de sus brazos—. Ten tu arma lista.
Una vez pasó el tren, Wes sacó la cabeza del portal y miró hacia el túnel.
213
—Lleguemos allí antes de que se acerque el próximo tren —Miró hacia el otro
extremo del túnel, pero no vio las luces más allá de la curva.
—De acuerdo —Dijo Wes—. Pero vamos a guardar las armas. No queremos
que parezca sospechoso cuando lleguemos a la estación.
—Cuidado con el escalón —Le explicó él—. Sólo hay una estrecha cornisa.
Con cuidado caminando junto al borde del túnel, siguió a Wesley hacia la
estación. El tren estaba preparándose para irse, sus puertas cerrándose ahora. Había
mucha gente al otro lado de la plataforma, aunque este lado se estaba despejando.
Aún así, mucha gente los vería salir del túnel a ella y a Wesley.
—Mi antiguo complejo estaba en este barrio —Así que no habían movido los
escombros demasiado lejos de su sitio original y los reutilizaron en la construcción
del sistema BART, el sistema de tránsito rápido dentro de la ciudad que conectaba
las ciudades de South Bay con Oakland y East Bay, a través de San Francisco.
Wesley los condujo entre las pocas personas que esperaban el próximo tren, y
siguió a los que subían las escaleras, con cuidado de no acercarse demasiado a nadie
15
BART: Distrito de Transporte Rápido del Área de la Bahía.
214
para evitar que algún ciudadano desprevenido chorara de repente contra un
obstáculo invisible.
—Sin billete no podemos salir. ¿Puedes hacerme invisible mientras salto por
encima de ellos y, luego, te ayudo?
— ¡Mierda! —Maldijo Wes—. La lluvia nos hará vernos como Chevy Chase
en El Hombre Invisible.
—De acuerdo, estamos bien. Permíteme decirles a los demás que hemos
llegado sanos y salvo —Ella escribió rápidamente un mensaje de texto y lo envió. La
respuesta llegó de inmediato: Mantennos informados, indicaba.
—Por aquí.
215
La condujo por una concurrida acera, dio varias vueltas, y cruzó la calle en
dos ocasiones. En total, probablemente caminaron cuatro o cinco manzanas hasta
que Wes se detuvo en la parte posterior de un gran edificio que parecía ocupar la
mitad de una manzana.
—Me gusta.
216
Ella podía sentir su corazón latiendo con fuerza. ¿Y por qué no debería latir
así? Estaba a punto de entrar en un nido de vampiros.
—Lo harán. Además, quise decir lo que dije: No voy a dejar tu lado. Te
protegeré de cualquiera que quiera hacerte daño.
— ¿Por qué? Has sido amigo de ellos por más tiempo de lo que me conoces a
mí.
— ¿Deletrear, qué?
—Lo admito, al principio era todo físico y no podía esperar a entrar en tus
pantalones, pero las cosas han cambiado. Quiero decir, yo todavía quiero meterme
en tus pantalones, créeme. Pero sobrevivir a un viaje al mundo demoníaco contigo
me ha dado una perspectiva diferente. La vida es demasiado valiosa, y no voy a
perder más tiempo persiguiendo algunas faldas. Quiero algo real.
Virginia se quedó boquiabierta. ¿Wesley quería algo más que sexo? Fue
salvada de tener que responder por un sonido repentino viniendo del ascensor. Su
mirada se giró hacia allí, y su pulso se aceleró.
—Alguien viene.
Las puertas del ascensor se abrieron, y dos hombres salieron corriendo. Dos
vampiros. Ambos armados con pistolas, uno de ellos con el pelo largo y oscuro, y el
otro con el pelo cortó.
217
Instintivamente, apretó su daga con más fuerza, cuando sintió la mano de
Wesley envolverse alrededor de su muñeca. Ella le disparó una mirada. ¿Era aquí
donde la traicionaría?
—Tuvimos un alerta cuando usaste tu tarjeta de acceso. Supuse que era mejor
que nos aseguráramos de que nadie te estaba obligando. Pero parece que estás bien
—Volvió su mirada hacia Virginia—. Y esta debe ser uno de los Guardianes
Invisibles que estabas buscando.
Ambos vampiros miraron sus manos unidas, entonces miraron a Wesley, una
pregunta implícita en sus labios.
—Y mi novia.
—Simplemente Wesley —El vampiro de pelo largo con el acento sureño negó
con la cabeza—. Un placer conocerte, Virginia.
—Virginia, este es John Grant —Le presentó al hombre que había hablado—
. Y este es Blake Bond.
218
Blake le ofreció su mano para estrechársela.
—Así que te enamoraste de este mujeriego, y nadie estuvo allí para advertirte
sobre él. Mis disculpas.
— ¿Podrías dejar eso? Virginia tiene una buena opinión de mí, y me gustaría
que siguiera así.
Blake se rió.
—Sí, buena suerte con eso —Luego le guiñó un ojo a Virginia—. Podrías
haberlo hecho peor. Él no es del todo malo.
Virginia tomó una respiración profunda. Ahora que había visto a Wesley
interactuar con los dos impresionantes vampiros, estaba un poco menos preocupada.
Parecían compartir afecto genuino y amistad. Amistad entre especies. Por primera
vez desde que había oído a Wesley de la asociación con Scanguards, la esperanza
floreció en su pecho sobre que tal vez su propia raza podría superar sus prejuicios
cuando se trataba de vampiros.
219
Capítulo Veintiocho
—Entonces, ¿qué hay de nuevo? —Le preguntó Wes a sus colegas—. ¿Pasó
algo mientras yo no estaba?
John añadió:
Con una mirada fulminante, Wes detuvo a John de terminar su frase. Porque
él sabía exactamente lo que John había querido decir: no le gustabas tú.
220
pelirroja por la que una sintió deseo. De mala manera—. Ella es una compañera.
Scanguards emplea vampiros, tanto masculinos como femeninos.
— ¿Cuántos hay?
—Ya sé eso. Pero no puedes culparme por intentar saber qué suelo piso.
Después de todo, soy yo la que entra en un nido de vampiros.
—Adelante.
221
—Nos vemos más tarde —Dijo Blake, y él y John se fueron a otra oficina.
Samson no estaba solo. Amaury estaba con él, apoyando su trasero contra el
escritorio de Samson.
Wes sintió que Virginia se ponía rígida junto a él, mientras sus ojos miraban
entre Samson y Amaury, que ahora estaba de pie frente al escritorio, igualmente
inmóvil.
—Gracias.
222
Wes se rió.
—Me alegro que lo hicieras. Estábamos preocupados —Hizo una seña hacia
Amaury—. Incluso aquellos que apostaron contra ti.
—No puedo esperar a ver a todo el mundo —Dijo Wes—. ¿Dónde está
Haven?
—Está en una misión esta noche. Ahora Blake ya le habrá informado que has
vuelto. Estoy seguro de que aparecerá tan pronto como Blake asigne alguien para
que le releve.
—A juzgar por el hecho de que tú, Virginia, has accedido a venir a nosotros
—Comenzó Samson—, supongo que Wesley ha podido convencer a tu pueblo de
que una alianza entre nuestras dos especies sería beneficiosa para todos nosotros.
Wes suspiró.
223
Samson alzó las cejas.
—No ahora. De hecho, no estoy autorizada a negociar con usted, pero estoy
aquí para pedirle su ayuda.
—Pensé que dirías eso —Wes tomó aliento—. Tal vez deberíamos sentarnos
para eso.
Samson señaló el área de asientos, que consistía en un gran sofá y dos sillones
con una mesa de café en el medio. Mientras se sentaban, Samson dijo:
— ¿Amaury?
224
sosteniendo la mano de Virginia al entrar en la oficina. Podrían sacar sus propias
conclusiones.
—Entonces tiene sentido. Incluso los demonios temen a los vampiros, debido
a su velocidad y sus feroces habilidades de lucha. Además, creen que una ciudad
plagada de vampiros ya tiene bastante mal y miedo para todos. Por lo que su trabajo
está hecho.
225
— ¿Para derrotar a los demonios? —Preguntó Samson, a pesar de que sonaba
más como una declaración.
—No puedo pedirte tanto, no. Ese es un debate para el consejo y ustedes
mismos. Lo que estoy pidiendo es que me ayuden a encontrar al traidor que vendió
nuestro complejo del consejo a los demonios. Wesley sugirió que serían capaces de
detectar a los demonios de una forma que nosotros no podemos. Por su olor.
—Eso parece —Dijo Virginia—, aunque creo que necesitamos ojos y oídos en
todas las ciudades importantes donde hemos detectado anteriormente actividad
demoníaca. Y son atraídos hacia los lugares donde el crimen puede florecer. La usan
para provocar más disturbios.
—En este punto, por favor, acepta nuestros servicios como una mano amiga
que se da de un amigo a otro.
226
—No me des las gracias todavía —Samson miró a Virginia—. Si somos
verdaderamente capaces de ayudarte, quiero tu palabra de que me conseguirás una
audiencia con tu consejo para negociar una alianza. Un entendimiento de que nos
ayudaremos mutuamente los unos a los otros, siempre que sea necesario.
Samson la sacudió.
Samson se levantó.
La puerta se abrió de golpe. Wesley lanzó una mirada hacia allí, pero el
vampiro que entraba se precipitó hacia él a la velocidad de un vampiro, levantándolo
del sofá y elevándolo por el aire como si fuera un muñeco de trapo.
Con otro gruñido, Haven lo puso de nuevo en pie y luego miró hacia el sofá.
Saludó con la cabeza a Virginia que se había encogido en un rincón del sofá.
227
—Blake me ha dicho que tuviste tiempo para conseguir una novia. Pero no
tuviste tiempo para decirle a tu familia que estabas vivo. ¡Obvio!
Wes miró a Virginia. Si bien él les había pedido a los guardianes del complejo
de Baltimore que lo dejaran hacer una llamada telefónica, nunca había repetido la
solicitud. Y ciertamente nunca había suplicado. Virginia había mentido. Mintió por
él para que Haven no estuviera enojado con él. Solo podía haber una razón: Virginia
se preocupaba por él.
— ¿Te suplicó que lo dejaras hacer una llamada? —Preguntó Haven, su boca
abierta.
—Mmm-hmm.
228
—Estaba tan molesto, que apenas comía o dormía.
—Ella es buena. ¿Qué tuviste que hacer para que ella te cubriera?
—Es mi encanto.
—Pero…
—Casi te creí. Pero cuando dijiste que apenas comía… —Sacudió la cabeza y
ser rió entre dientes—. Mi hermano nunca pierde el apetito por ningún motivo.
—Me alegro de que estés vivo —Luego guiñó un ojo y bajó la voz—. Una
pelirroja, ¿eh?
Wes encontró la mirada de Haven, ahogándose por sus muy sinceros elogios.
No se necesitaban palabras para transmitirle a su hermano lo que esto significaba
para él.
229
Capítulo Veintinueve
Virginia sintió que había aterrizado en un mundo diferente. Con cada nuevo
vampiro que conoció, se preguntaba cada vez más por qué su propia gente tenía tales
prejuicios contra ellos. Parecían perfectamente civilizados, aunque a veces un poco
nerviosos.
230
era por el bien de su pueblo. Yo no puedo echarle eso en cara. Él es un buen hombre.
Hizo lo que pensaba que era necesario.
Aturdida, preguntó.
— ¿Ojo por ojo? Sí, y quería eso. Cuando era joven e insensato. Tanto Haven,
como yo queríamos vengarla. Haven se convirtió en un asesino de vampiros. Mató
a muchos. Yo también lo hubiera hecho, pero no era muy bueno en eso. Haven
constantemente tenía que ayudarme a salir de un atolladero u otro. Pero no importa
lo que él o yo hiciéramos, eso no me daba la paz que buscaba. Eso fue antes de que
entendiera la razón por la que mi madre tenía que morir. Sólo entonces pude hacer
las paces conmigo mismo.
Había una tristeza en los ojos de Wesley que deseó poder borrar.
—No lo hagas. Las cosas pasan por una razón. Mi madre estaba poseída por
la ambición del poder. Ella nos robó a mí y a mis hermanos nuestros poderes, con la
esperanza de poder aprovechar el Poder de los Tres para sí misma. Haven y yo nunca
supimos que éramos brujos. Y Katie… —Una mirada dolorosa cruzó su cara—. Un
vampiro la secuestró para asegurarse de que el Poder de Tres nunca podría ser
resucitado. Durante mucho tiempo pensamos que Katie había muerto —De repente
sonrió—. Pero la encontramos. Y Scanguards nos ayudó. El intento de mi madre de
robar nuestro poder fue estúpido. Si el vampiro que la mató no lo hubiera hecho, ella
habría destruido el mundo tal y como lo conocemos. Y yo nunca me hubiera
convertido en el hombre que soy. Ni mis hermanos serían tan felices como los son
ahora: unidos a sus compañeros vampiros.
231
Virginia tragó el nudo de su garganta. Tal honor. Tal orgullo. ¿Cómo podría
haber desconfiado alguna vez de este hombre? Cada hueso de su cuerpo hablaba de
la verdad. De la paz. Y del amor.
— ¿Hmm?
— ¿Sí?
Sus lindos ojos azul centelleaban más brillantes que antes, o quizás era sólo la
forma en que la luz del techo se reflejaba en su iris.
— ¿Por qué no hablamos sobre eso más tarde cuando estemos en mi casa? —
Él hizo un movimiento con su cabeza—. Prefiero no ser oído por mis colegas.
—Entiendo.
—No parezcas tan asustada, nena —Le susurró Wes—. Es sólo una pregunta,
no la inquisición española.
Era fácil para él decirlo. De hecho, todo parecía tan fácil para Wesley: la
forma en que la había presentado como su novia para Blake y John, la forma en que
posesivamente la tomó de la mano, sin importarle si alguien lo veía, la forma en que
parecía aceptar esta incipiente relación entre ellos. Como si fuera completamente
232
natural y normal. Cuando ella sabía que era todo menos eso. Ellos eran de mundos
diferentes. Había mucho que no sabía el uno del otro. Tanto equipaje en sus vidas.
Sin embargo, parecía que Wesley había logrado deshacerse de los grilletes de su
pasado y encontrar una manera de vivir libremente. ¿Podría ella lograr lo mismo con
su ayuda? ¿Librarse de su culpa y finalmente aceptar que todos cometieron errores?
Por el rabillo del ojo, notó que Blake se acercaba a ellos. Ella se dio medio la
vuelta, y él se quedó delante de ella y Wesley.
La sorpresa la inundó.
— ¿Prisión de vampiros?
Blake sonrió.
233
eso. Así que nosotros nos encargamos de los problemas antes de que se conviertan
en desastres.
—Será mejor que no le dejes oír eso. Luther se piensa que es el que lleva los
pantalones en esta relación.
—Son un grupo extraño. Nunca pensé que diría esto, pero eres tan diferentes
de nosotros.
Blake se rió.
—En el carácter tal vez, pero he oído que tu especie tiene algunas habilidades
geniales, por las que algunos de nosotros aquí mataríamos —Cuando ella se puso
rígida, rápidamente agregó—. Metafóricamente hablando, por supuesto.
Ella asintió
234
—Ahora, empecemos este espectáculo. Disculpa —Blake se dirigió hacia la
parte delantera de la sala, donde se unió a Samson, Amaury y otro vampiro con su
pelo recogido en una coleta y una gran cicatriz en su mejilla.
La reunión duró unas buenas dos horas, durante las cuales Samson y Amaury
transmitieron parte de la información que Wes y Virginia les habían proporcionado.
Se enfocaron principalmente en los demonios, su motivación, sus habilidades de
lucha, sus tácticas, cómo se movían de un lugar a otro a través de sus vórtices, y ante
todo, cómo reconocerlos por sus ojos verdes.
—En el pasado, los demonios han usado perros para rastrearnos cuando
somos invisibles, porque los perros pueden olernos. Esto nos dice que los demonios
mismos no tiene ese sentido del olfato. Esa es tu ventaja.
—También podemos hacer que los demás sean invisibles —Wes desapareció
frente a los ojos de todos.
235
—Ya sea a través de nuestro contacto, o a través de nuestra mente, lo que
requiere más energía.
Hizo visible a Wes y él se inclinó ante sus colegas como si hubiera sido él
quien había realizado el truco.
Caminó hacia la pared más cercana, y extendió su mano a través de ella, luego
siguió con su cuerpo. En la habitación contigua a la sala de conferencias, ella se
materializó.
— ¿Alguna pregunta?
236
Capítulo Treinta
—Esta noche ha sido una revelación para todos nosotros, creo. Nunca pensé
que existieran vampiros como tus colegas. Parecen regirse por un código de honor.
Nunca esperé eso de una criatura que se define por su ansia de sangre.
—Lo hacen. Los vampiros que están unidos a humanos beben de sus
compañeros humanos —Le guiñó un ojo—. Y es bastante excitante, para ambos
compañeros. Pero otros muchos la beben envasada. Ya sabes, sangre donada.
Scanguards compra sangre a través de una empresa de suministros médicos, y luego
la vende a sus empleados al precio de costo.
— ¿Sí?
—Bueno…
237
—Si no quieres responder a la pregunta…
Él apretó su muslo.
— ¿Y las mujeres?
—Virginia, quiero que sepas que todo lo que haya en mi pasado permanecerá
allí.
—Lo hago. Salí con algunas mujeres vampiro, y dejé que me mordieran,
porque quería experimentar eso de lo que todo el mundo estaba hablando. Cuando
vives con vampiros, ese es tu mundo. Esas son las personas con las que andas, la
compañía que mantienes —Él le acarició el muslo—. Pero no importa cómo fue de
emocionante, palidece en comparación a cómo me siento cuando estoy contigo.
—Wes, tú…
238
—Espera hasta que estemos en la cama. Lo diré de nuevo, y entonces, me
creerás, ¿verdad?
—Te creo —Dijo en voz baja y llevó la mano a la mejilla de él—. Incluso
cuando no estamos en la cama.
—No es culpa mía. Bueno, no del todo de todos modos —La besó—. No
puedes tener tu aspecto, y luego esperar que un hombre mantenga sus manos para sí
mismo.
Él salió del coche y luego la ayudó a salir de allí. Luego la condujo por un
tramo de escaleras y empujó la puerta que daba al vestíbulo. Para su sorpresa, la luz
del pasillo estaba encendida. ¿Lo había dejado dos semanas antes?
239
— ¡Hey, hermanita! —La abrazó con fuerza y besó su mejilla—Mira, te dije
que volvería de una sola pieza.
—Preocupada es un eufemismo.
—Así que eres un Guardián Invisible —Dijo Luther—. Invisible y todo, ¿eh?
—Me temo que sí, pero había algunas carreteras en malas condiciones en las
estribaciones. Hemos tenido muchas lluvias recientemente. El tráfico era asesino —
Explicó Luther.
240
—Me alegra de que lo hayan logrado. Wesley me ha contado mucho sobre su
familia.
—Bueno, ahora estoy de vuelta —Dijo Wes—. Y todo salió bien cómo puedes
ver.
Luther sonrió.
—Eso parecer.
Katie suspiró.
241
Luther gruñó.
—Al igual que yo te estoy haciendo uno. Supongo que estamos igualados.
Tan pronto como Wesley cerró la puerta detrás de Luther y Katie, escuchó a
Virginia soltar un suspiro. Se volvió hacia ella.
— ¿Qué?
—Um…
—Pero él no me contó todo. Sólo dijo que una mujer Guardián Invisible
podría hacer lo mismo con un hombre. A alguien como yo.
—Pero dijo que funciona de manera diferente para un hombre. Así que, ¿vas
a decirme que es lo que Logan no quiso decirme?
242
—Wesley, estoy segura… yo no… es…
— ¡Tío Wesley! ¡Has vuelto! Estoy tan aliviada —Ella lo abrazó con fuerza.
—Hola tío Wes. Que guay que hayas vuelto. Tienes que contarme sobre los
demonios. Papá llamó y dijo que estuviste en el Inframundo. Guau, ¡eso es
simplemente increíble!
—Bueno, no fue tan increíble cuando pensamos que nunca saldríamos de allí.
—Lo siento, Wes, pero insistieron —Dijo Yvette cuando entró, llevando unas
bolsas de compras.
—En realidad no queremos molestarlos mucho tiempo. Sólo quería traer esto
para Virginia. Levantó las bolsas de la compra.
243
—Me dijeron que llegaste sin equipaje. Así que salí a buscarte algunos
elementos esenciales.
—Guau —Ella miró las bolsas y sacó un par de vaqueros—. ¡Son de mi talla!
—Soy tu única cuñada —Luego se volvió hacia sus hijos—. Vámonos a casa.
—Oh, así que es eso —Ella negó con la cabeza—. Me estaba preguntando por
qué tu aura y la de tu hermana eran un poco distintas a la de un vampiro.
244
—Sí, somos bastante guays, ¿verdad? —Luego asintió con la cabeza hacia
ella—. Pero tú eres guay también. Papá dijo que te vio hacerte invisible y caminar a
través de una pared. Me gustaría aprender eso.
Virginia se rió.
— ¡Vaya fastidio!
—Bueno, tal vez —Dijo Wesley con una mirada de soslayo a Virginia—. Ella
te dará una demostración mañana si vienes a visitarnos.
— ¡Sí!
Yvette le sonrió.
—Gracias, Wes. Buenas noches, Virginia. Estoy segura de que nos veremos
pronto.
Luego condujo a sus hijos fuera, y el silencio cayó sobre la casa de nuevo.
*****
245
—Es la virta, nuestra fuerza de vida, lo que te hace brillar dorado. Es una
conexión que solo buscamos con aquellos que amamos. Nadie se le ocurriría realizar
ese ritual en una relación casual, o un encuentro de una noche.
Él bajó sus brazos, preparándose para alejarse, pero ella agarró sus bíceps.
—Es muy íntimo. Es como compartir tu alma con otro ser. Y aumenta la
experiencia sexual. Logan probablemente te dijo que cuando Leila brilla dorado,
todo lo que Aiden tiene que hacer es tocarla y ella llegará al clímax de nuevo.
—No.
246
instantáneamente te pondrías duro otra vez, porque yo aún te estaría tocando. Es un
círculo vicioso que sólo se detiene cuando el brillo disminuye.
—Así que estás diciendo que esto es sólo para aquellos que están en una
relación seria.
Ella asintió.
— ¿Sí?
—Me temo que cuando dije que me estaba enamorando de ti, no estaba siendo
totalmente sincero.
Su respiración se detuvo. Sabía que tenía que ser demasiado bueno para ser
verdad. Ella se preparó para el golpe que vendría, su pecho tensándose.
Sintió las lágrimas en sus ojos. No podría haber esperado una declaración de
amor más sincera por parte de Wesley. Su corazón se sentía como si fuera a estallar
con las emociones que ella nunca pensó que podría expresar. Pero Wesley la hizo
valiente.
247
—Wesley, ¿y si quisiera verter mi virta en ti? ¿Me dejarías? —Una lágrima
rodó por su mejilla.
Ella asintió con la cabeza, demasiado turbada para decir nada más.
La levantó en sus brazos y los hizo girar en círculos hasta que ella pensó que
todo el mundo giraba a su alrededor. Sus ojos brillaban de un azul brillante, más
vibrante de lo que jamás los había visto. Cuando dejó de girar, acercó su cabeza a la
suya.
248
Capítulo Treinta y Uno
Alzó los párpados para mirar la cara de Virginia y vio el mismo tipo de fuego
en sus ojos.
—Parece que ella sabe lo que te gusta —Sus ojos se centraron en su ingle,
donde su polla ya estaba erguida.
—Me gusta una mujer que sabe lo que quiere. Y estoy más que feliz de
complacer.
249
—Espero que todavía digas eso mañana por la mañana.
—Me encantan tus tetas, nena —La miró y se reunió con su mirada.
—Joder, sí.
Con un gemido, él se hundió entre sus hermosas tetas, y sintió que Virginia se
las apretaba a su alrededor.
— ¡Joder!
250
Virginia se lamió los labios.
Wes se retiró y luego empujó de nuevo en el suave refugio que ella había
creado para él.
— ¿Ah, sí? —Él empezó a deslizarse hacia adelante y hacia atrás con un
mayor ritmo, sus bolas se tensaron, mientras la recorría con la mirada. Ella tenía el
rostro sonrojado, los ojos dilatados y los labios separados. Suaves gemidos dejaban
sus labios, confirmando que ella también estaba disfrutando de su apasionante juego
previo. Pero esto era sólo un aperitivo para el plato principal de esta noche, y él no
debería volverse codicioso.
—Creo que es hora de agradecerte este sexy tratamiento —Dijo Wes y empujó
sus muslos separados para deslizarse en el lugar que creó entre ellos. Bajó la cabeza
y la extendió más todavía, exponiendo sus pliegues húmedos a su hambrienta
mirada—. Oh Dios mío, estás mojada.
—En ese caso, es mejor que lama todo este lío que he creado.
—Deberías.
Wes llevó su boca a sus labios inferiores y pasó su lengua sobre su coño,
recogiendo sus jugos.
—Mmm —Metió sus manos bajo su culo e inclinó su pelvis hacia arriba para
un mejor acceso, y lo hizo de nuevo, esta vez lamiendo todo el camino hasta que la
punta de su lengua tocó su clítoris.
251
Virginia gimió, y notó que sus manos arañaban el edredón.
Diminutas gotas de sudor corrían por el pecho de Virginia, que subía y bajaba
ahora mientras respiraba fuerte.
252
Las lámparas de la mesilla parpadeaban como bombillas a punto de apagarse.
El suelo bajo ellos se sacudió con temblores como si un terremoto sorprendiera a San
Francisco. El aire comenzó a girar a su alrededor como si una gran tormenta se
estuviera gestando. La niebla llenó la habitación, como si las ventanas se hubieran
abierto y dejaran entrar el aire húmedo del océano. Sin embargo, no había nada frío
o desagradable en los elementos que estaban enloqueciendo a su alrededor. En
cambio, formaron un capullo que los arrastró hacia arriba, haciéndolos flotar como
si estuvieran sobre un lecho de algodón.
Los labios de Virginia se fusionaron con los de él, justo cuando sus cuerpos
parecieron fundirse en un solo ser. Sin embargo, dos corazones latían, dos pares de
manos se tocaban.
El sentido del tiempo y lugar desapareció en Wesley. Todo lo que quedó fue
ellos dos. Amándose el uno al otro. Deleitándose con el placer carnal. Bañándose en
un mar de lujuria. La fuente de eso parecía interminable. Como si la fuerza vital de
Virginia no tuviera límites. Al igual que su amor por ella no tenía límites.
253
Y ahora él podría mostrarle su amor: con su mente, su cuerpo, cada uno de
sus movimientos.
Cada empuje lo llevó más cerca del borde. Más cerca del punto de éxtasis.
Unos segundos más, y estaría allí, deslizándose hacia el abismo.
Wes arrancó los labios de ella y clavó los ojos en los suyos.
—Oh, Wes…
254
Él acarició sus dedos sobre su mejilla.
—Soy tuyo.
—Entonces no me detendré.
255
Capítulo Treinta y Dos
—Oh, Dios, no puedes seguir brillando —Dijo incrédula y abrió los ojos.
—No lo hago —Él se rió entre dientes—. Así es como estoy cuando me
levanto. — Con la mano en su cadera, él cambió su ángulo y la penetró lentamente—
. Oh, te sientes bien.
— ¿Estás de broma?
—Si es así como estás protestando, entonces no lo estás haciendo bien —Él
agarró su cadera y comenzó a empujarse en ella a un ritmo pausado. Menos frenético
que la noche anterior, pero no menos excitante.
Ella echó un vistazo al reloj. Era temprano por la tarde, todavía faltaban unas
pocas horas para la puesta del sol, así que se recostó contra el pecho de Wesley y se
movió al ritmo de él.
256
—Supongo que tenemos un poco de tiempo.
Ella se volvió y miró por encima del hombro. La pantalla del teléfono sobre
la mesilla de noche mostraba una imagen de la cámara de la puerta principal. El
joven híbrido estaba cerca de la cámara, esperando con impaciencia.
Wesley la miró.
—Tengo una idea que nos comprará unos minutos —Apretó el botón del
intercomunicador—. Hey, Cooper.
—Creo que estábamos a punto de levantarnos y tomar una ducha, para que
tu sobrino medio vampiro, medio humano no huela lo que hemos estado haciendo
durante las últimas ocho horas.
257
—De acuerdo, sexo en la ducha. Tus deseos son órdenes para mí.
Ella se rió y corrió al baño, pero Wes la alcanzó en el lavabo y la abrazó por
detrás. Ella se encontró con su mirada en el espejo. Maldita sea, este hombre podía
ponerla caliente con solo una mirada. Cuando él levantó su bata y tiró de su culo
hacia su ingle, ella se lo permitió y se inclinó sobre el lavabo. Un momento después,
estaba dentro de ella, su polla dura enterrada profundamente en su interior.
—Lo hago.
Completamente vestida, con el cabello seco, bajó las escaleras unos minutos
más tarde. Escuchó voces que venían de la parte de atrás de la casa, y encontró la
cocina, donde Wesley y Cooper estaban ocupados preparando el desayuno.
258
—Hey, Virginia. Estamos haciendo tortitas.
Para ser un soltero, Wesley tenía una cocina grande y bien equipada. Cocinar
para los guardianes del complejo, claramente no había sido una actuación para ganar
su confianza. Parecía disfrutar cocinando. Ella le lanzó una mirada, y él volvió la
cabeza y le sonrió.
259
La boca de Cooper cayó abierta.
— ¡Guau!
—Mira —Dijo, levantó una pierna, dio un paso y caminó a través de la pared.
Se encontró en el comedor, una acogedora habitación con paneles de madera oscura.
—Está bien, Wes —Dijo Virginia—. Puedo hacer ambas cosas al mismo
tiempo —Se deslizó de nuevo sobre el taburete, y mientras Cooper la miraba
ávidamente, se ocultó a sí misma.
— ¡Eso es impresionante!
— ¿Sí?
— ¿San Francisco?
260
Wes le lanzó una mirada interrogante, y ella apretó la tecla del altavoz.
—Conozco su cara por los archivos, pero envía una foto para Wesley.
—Lo haré.
—Ten cuidado.
—Gracias, Logan.
261
—Eso apesta. ¡Nunca consigo hacer nada emocionante! —Gruñó con
desagrado, y por primera vez, Virginia puedo ver las puntas de sus colmillos que
descendían lentamente—. No puedo esperar hasta que pueda unirme al programa de
formación de guardaespaldas.
—Lo sé, pero hasta entonces, tus padres tienen la última palabra. Así que,
vete de aquí —Wes le dio unas palmaditas en el hombro al adolescente.
Tal vez pronto sabrían quién había revelado a los demonios la ubicación del
complejo del consejo.
262
Capítulo Treinta y Tres
Wesley dirigió su mirada hacia la mujer que ahora cruzaba la calle. Frenó el
coche incluso más, fingiendo buscar un lugar para parar junto a la acera para recoger
a un pasajero, ya que el estacionamiento y aparcar no estaban permitidos allí.
Afortunadamente, el rastreador en el bolso de Deirdre todavía estaba funcionando,
y Pearce había podido enviar actualizaciones en tiempo real sobre su ubicación, para
que no la perdieran cuando saliera de la sala de llegadas.
Deirdre había llegado al otro lado de la calle y ahora caminaba hacia la parada
del autobús.
Detrás sonó una bocina. Miró por el espejo retrovisor. Un empleado del
aeropuerto le estaba indicando que se moviera.
263
—No puedo quedarme aquí por más tiempo.
—La parada en la que está solo atiende a los coches de alquiler de Hertz.
¿Sabes dónde está su parking?
Wes asintió.
—Sí.
Tomó unos diez minutos hasta que el autobús llegó al centro de alquiler de
Hertz en North McDonnell Road. Wesley lo vio parar en el estacionamiento,
permitiendo que los pasajeros salieran delante de la oficina. Sólo un puñado de
pasajeros salió, y Deirdre fue fácil de detectar. No tenía ningún equipaje, salvo su
bolso.
264
—Ha alquilado un Toyota Corolla. Es blanco. Debería ser la próxima en salir.
He memorizado la matrícula por si acaso.
—Aquí viene.
—Va camino a San José —Echó un vistazo a Virginia—. ¿Hay algo allí abajo
en lo que tú puedas pensar?
265
—Lo tengo. Estoy conectándome a tu GPS. Tenemos los ojos en ti.
—Sí. Supongo que este viaje no fue planeado con mucha antelación, ¿verdad?
—Hay una salida a punto de llegar —Dijo Wes. Cruzó dos carriles para
meterse en el mismo que Deirdre y continuó siguiéndola. El Toyota blanco salió de
la autopista en la salida siguiente. Wesley hizo lo mismo tomando la salida Skyline
Boulevard/Highway 35.
266
— ¡Mierda! —Maldijo Virginia.
—El complejo privado de Cinead. Está un poco al norte de Half Moon Bay,
justo antes de El Granada.
— ¿Crees que está dirigiendo a los demonios a allí? No he notado que alguien
la siga. Créeme, yo lo habría hecho.
—Está bien, hay una obra para reparación de un sumidero a unos cuatro
kilómetros y medio por delante de nosotros. Los trabajadores ya habrán terminado
su jornada, y los lugareños están evitando esta carretera en este momento debido a
las demoras. Podríamos tener suerte. Trataré de cortarla en el lugar de las obras.
—Lo tengo.
267
— ¡Gracias! —Desconectó la llamada.
—Aquí está —Dijo Virginia, y señaló las señales de alerta a los conductores
del lugar de las obras.
—Bueno, hasta ahora todo bien —Dijo y miró a Virginia—. ¿Te reconocerá
Deirdre?
—Lo más probable es que sí. Llevé muchos sospechosos ante el consejo,
mientras que ella fue un miembro. Sabrá quién soy.
—Bueno, supongo que eso es bueno. Sabrá que todo se ha acabado cuando te
vea —Miró al espejo retrovisor—. Aquí viene.
*****
Virginia miró sobre su hombro y vio el Toyota blanco con Deirdre al volante
detenerse detrás de ellos. Virginia abrió la puerta y salió. Wesley hizo lo mismo por
el lado del conductor.
268
Wesley estaba sosteniendo a Deirdre, con las manos en su espalda, y Deirdre
luchaba contra él. Sin éxito. Cuando Virginia se acercó, Deirdre le lanzó una mirada
asustada.
Unos pocos pasos más, y Virginia estuvo cara a cara con la ex miembro del
consejo.
— ¿Oh, no lo haces? —Virginia dio un paso más cerca—. Bueno, ahí es dónde
estás equivocada, Deirdre. ¿Quién te ha enviado?
Deirdre apretó sus labios juntos y la fulminó con la mirada, mientras seguía
intentando liberar sus brazos del agarre de Wesley.
—Oh, lo entiendo. Estás tan llena de odio por tu medio hermano y el consejo
que estás intentando acabar con nosotros, ¿no?
269
—Sí, te pillé. Tu primer intento falló. Los demonios no lograron matar a
ninguno de nosotros. Y destruimos el complejo del consejo antes de que pudieran
llegar al portal.
— ¡Mentirosa!
—Tú eres la que está con los demonios. Cinead me advirtió que no confiara
en nadie.
—Puedes decir lo que quieras, pero no voy a creerte. Dijo que hay traidores
entre los guardianes. Y que intentarían evitar que llegara a él.
Ella se sacudió y azotó su cabeza hacia él, como si casi hubiera olvidado que
él todavía la estaba reteniendo. Ella le dio una larga mirada.
270
—No hay ojos verdes. Lo siento.
Ella bufó.
—Así que los disfrazaste con lentes de contacto de color. Conozco vuestros
trucos.
Virginia apretó su mano alrededor del cuello de Deirdre para hacerle entender
que ella decía en serio lo que dijo. Una expresión de pánico apareció en la cara de
Deirdre. Ella comenzó a ahogarse.
271
Virginia lo leyó.
—Necesito tu ayuda. Ven a mi casa inmediatamente. No hay tiempo que perder. Estoy
en peligro. No confíes en nadie. Tenemos un traidor entre nosotros. Ten cuidado.
—Lo sé, pero estoy bastante segura de que este es el número de Cinead —
Dijo Virginia. Entonces ella sacudió la cabeza—. Aunque haré que Pearce o Logan
lo revisen. Tenía su número, pero mi teléfono explotó con el complejo, así que…
—Los demonios deben haber conseguido los teléfonos. Los miembros del
consejo corrieron para salvar las vidas. No vi a nadie tratando de agarrar su teléfono.
Estoy segura.
272
— ¿Quieres decir que el texto no es de Cinead? —La incredulidad y el miedo
chocaron en su rostro—. ¡Oh, no! ¿Qué he hecho? —Miró sobre su hombro, el pánico
uniendo a su miedo—. Los demonios, podrían estar en cualquier parte. Tenemos que
conseguir alejarnos de aquí. Lejos de Cinead. Si algo le sucede… —Otro sollozo se
desgarró de su garganta.
Wes miró sobre su hombro. Un patrullero de policía, con sus luces azules y
rojas parpadeando, se detuvo a unos metros por detrás del Toyota blanco de Deirdre.
Abriéndose la puerta del conductor, mostró el emblema de la Policía de San Mateo,
y un alto oficial de policía salió.
273
Capítulo Treinta y Cuatro
— ¿Qué está pasando aquí? —Preguntó el policía con una voz dominante,
con una mano en su cinturón donde su arma estaba enfundada.
Wes extendió sus brazos a los lados, asegurándose de que el policía supiera
que no estaba armado.
—Eh, sí.
—Sí, nuestra amiga nos estaba siguiendo, pero creo que tomé un cruce
equivocado. Así que nos detuvimos para consultar qué camino tomar.
—No dije que pudiera irse. Voy a tener que ponerle una multa.
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Ante las palabras, los pelos de la nuca de Wesley se alzaron. Había tratado
con muchos policías en su vida, y con el poco tráfico nunca le habrían puesto una
multa. Aparentemente, este policía estaba de mal humor y listo para desquitarse con
él.
Suspirando dijo:
—Muy bien.
Wes suspiró y miró por encima del hombro. Virginia y Deirdre seguían de pie
al lado del Toyota, esperando. Él se encogió de hombros, luego miró hacia el
patrullero. Fue entonces cuando se dio cuenta: el policía no le había pedido su carnet
de conducir y los papeles del coche. Había sido parado por policías de tráfico antes,
y lo primero que haría un policía era pedir los documentos, para que él pudiera
comprobar que no estaba tratando con un criminal huyendo.
Los latidos del corazón de Wesley aumentaron un poco. Algo andaba mal.
Observó cómo el policía volvía para entrar en el coche, y ahora mostraba su perfil.
No había nada inusual sobre eso, excepto por el hecho de que incluso con la lluvia y
estando a punto de ponerse el sol, el hombre llevaba gafas de sol oscuras. ¿Quién
haría tal cosa?
El policía, con su cuerpo protegido por la puerta del coche abierta, volvió
bruscamente la cabeza hacia Wes y se congeló. Al mismo tiempo un gran camión
apareció en la carretera detrás del coche del policía y frenó a su lado, parándose.
275
de sol. Tan claros como el día, sus ojos verdes transmitían lo que eran: demonios. El
policía demonio había estado esperando refuerzos, entreteniendo a Wesley con
cuestiones irrelevantes. Bueno, ellos estaban aquí ahora.
— ¡Joder! —Maldijo Wes y levantó sus manos, llamando sus poderes hacia
él. Con el sol todavía a unos minutos de ponerse, tendría que mantener a los
demonios alejados el tiempo suficiente para que llegaran los de Scanguard. Sabía que
sus amigos tenían que estar cerca. ¿Pero qué tan cerca?
Wes empujó la pared hacia ellos, dejando que se estrellara contra ellos y
colapsara. La fuerza del agua arrojó a varios de los demonios sobre sus culos, pero el
resto se acercó, incluyendo el que se había disfrazado de policía. Los gritos de batalla
feroz venían de ellos, y la furia se encendía en sus ojos.
— ¡Mierda!
Wes sacó la daga que los Guardianes Invisibles de Baltimore le habían dado,
y preparó su postura, dispuesto a luchar. El demonio que cargaba hacia él era
enorme. Aún así, no tenía otra opción. Tenía que asegurarse que Virginia y Deirdre
pudieran escapar.
— ¡Es hora de morir, gilipollas! —Gritó, cuando de repente una daga pasó
zumbando a su lado y se alojó en la garganta del demonio.
276
Los ojos del demonio se agrandaron. Buscó la daga en su garganta y la sacó.
La sangre verde brotaba de su cuello como una fuente de soda. Se tambaleó hacia
adelante un par de pasos.
Sin preguntar, siguió la orden, y una segunda daga pasó zumbando a su lado,
golpeando a otro demonio derribándolo como un árbol muerto.
Más demonios corrían hacia ellos ahora, los demonios que habían sido
parados temporalmente por la pared de agua. Se habían recuperado y estaban
corriendo para ayudar a sus hermanos.
Wesley lo vio también: de la parte de atrás del camión, más demonios estaban
surgiendo, un verdadero ejército caía sobre ellos.
Wes envió una lanza de agua hacia él, lo que le hizo perder el agarre sobre la
mujer, pero un momento después, el demonio recuperó el equilibrio otra vez. Con
una sonrisa burlona, volvió a agarrar a Deirdre.
—Sin dagas —Virginia dijo a su lado. Por el rabillo del ojo la vio desaparecer,
encubriéndose a sí misma, mientras se abalanzaba sobre los demonios del suelo para
poder recuperar sus armas. A pesar de su poder, la lluvia hacía visible su silueta.
277
Un demonio saltó sobre ella. Wesley se lanzó hacia ellos y le clavó su daba en
la espalda del gilipollas, y luego lo arrancó de Virginia. Pero más demonios se les
acercaban como un río interminable.
Wesley giró la cabeza y vio a cuatro figuras en motocicletas que corrían hacia
ellos. A tres de ellos los reconoció de inmediato. Los híbridos: los gemelos de
Amaury, Damian y Benjamin, y Grayson, el hijo de Samson. El cuarto motociclista
estaba cubierto por un grueso chaleco Kevlar y un casco oscuro que, a diferencia de
uno normal, cubría no solo su cara, sino también su garganta y nuca de los rayos UV:
ese solo podía ser Luther, con su uniforme de la prisión.
278
—Mierda, él tiene a Deirdre.
— ¡Maldito demonio, muere de una vez! —Wesley agarró su daga con más
fuerza y arremetió contra su atacante. Pero otro vino hacia él desde un lado.
— ¡Mierda!
Luchando ahora contra dos demonios, Wes mantuvo a sus atacantes lo mejor que
pudo, recurriendo a su magia cada vez que podía lanzar muros de agua para
distraerlos y desorientarlos. Por un tiempo, pareció funcionar. Pero los demonios,
seguían avanzando.
— ¡Arranque sus cabezas! —Wes gritó hacia Luther y los híbridos. Los
hombres de Scanguards eran valerosos combatientes, pero estaban sobrepasados. Sin
embargo, con la velocidad vampiro a su favor, pudieron al menos mantener a raya a
los demonios, hiriendo e incluso matando a alguno de sus adversarios.
279
arrancó el corazón del demonio directamente de su cavidad torácica. No era de
sorprender, que algunos de los demonios más cercanos a él entraran en pánico y
comenzaran a huir, pero Zane, Gabriel y Samson, por un lado, les dieron caza.
Entretanto, Haven, John y Amaury cargaron a través de la batalla, dirigiéndose
directamente a los demonios que rodeaban a Wesley.
Wes continuó usando todos los poderes a su alcance para mantener a raya a
sus atacantes.
Oh, Dios, ¿los demonios habían llegado a ella antes de que los vampiros
hubieran llegado? Giró alrededor de su propio eje, buscando, esperando, rezando. La
batalla continuaba, y los vampiros aprovechaban su velocidad superior, desarmando
a los demonios y usando sus propias armas contra ellos. Más demonios huían y, a lo
lejos, Wesley los vio proyectando sus vórtices y desapareciendo.
Por primera vez desde que la lucha comenzó, Wesley comenzó a entrar en pánico.
Aterrorizado ante la posibilidad de que algo malo le hubiera sucedido a Virginia,
Wes corrió a través de los adversarios peleando, esquivando golpes accidentales, y
saltando sobre cadáveres.
280
Entonces un grito familiar lo hizo girar hacia la izquierda. Allí, al otro lado
del Toyota, Virginia estaba luchando contra dos demonios, uno de ellos el policía
demonio. Ella estaba tratando de proteger a Deirdre de ellos, pero estaba a punto de
perder la pelea.
— ¡Joder!
Antes de que la daga alcanzara su objetivo, dos manos con garras afiladas se
envolvieron alrededor del cuello del demonio, cortándolo y arrancándole la cabeza.
Sangre verde llovió sobre Wesley, cegándolo por un instante.
— ¿Virginia? —Logró decir Wes, aún sin aliento, y giró la cabeza en dirección
al Toyota.
Amaury y John estaban protegiendo a las dos mujeres. Pero otros dos demonios se
habían unido a la lucha, y ahora el falso policía se estaba alejando de los vampiros
arrastrando a Deirdre con él, mientras dejaba a sus demonios para luchar contra
Virginia y los vampiros. Virginia intentó seguirlo, pero los demonios le impedían ir
detrás de Deirdre. Ella no podía pasar a través de ellos.
No podían dejar que Deirdre cayera en las manos de los demonios. Ella sabía
todo sobre los Guardianes Invisibles, y finalmente la tortura le haría derramar todos
sus secretos.
Wesley corrió alrededor del otro lado del coche y fue tras el policía demonio
que peleaba con Deirdre. Llegó a ellos cuando el demonio convocaba un vórtice.
281
Desesperadamente, Wesley saltó hacia ellos y logró empujar a Deirdre a un lado. El
demonio perdió su agarre sobre ella, y cayó al suelo.
El demonio lanzó una rápida mirada más allá de Wesley, y a juzgar por la
expresión de su rostro, él supo que había perdido la batalla. Saltó hacia el vórtice.
— ¡Wesley, no me dejes!
—Virginia…
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Una mano se apoderó de su hombro, luego otra se enganchó por debajo de su
axila. De repente y con fuerza, fue lanzando hacia atrás. Por un instante, hubo un
destello de luz.
283
Capítulo Treinta y Cinco
Ayudada por John, Virginia finalmente logró sacar a Wesley del vórtice del
demonio. En el momento en que su cuerpo estuvo libre del remolino de niebla y
nubes negras, la fuerza de su acto la hizo tropezar hacia atrás y perder el equilibrio
en el suelo mojado. Rápidamente se equilibró y miró a Wesley, que estaba tendido
en el barro del camino. La sangre se filtraba por una herida en su cabeza, y sus ojos
estaban cerrados. No se movía.
Presa del pánico, se arrastró temerosa hacia él, empujando las lágrimas de sus
ojos. Se apoderó de sus hombros.
Junto a ella, John se acercó y puso su mano sobre el pecho de Wesley, luego
se sentó sobre sus talones.
Ella giró su cabeza hacia él, pero a través de las lágrimas apenas podía verlo.
—No lo sé. Sólo sé que se ve rara, casi como si viniera del interior —Luego
se detuvo y negó con la cabeza—. Haré que se detenga. Confía en mí —John se
inclinó sobre la cabeza de Wesley y puso su boca abierta sobre la herida.
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— ¡No!
Temblando, miró a los ojos de John. Lentamente, ella asintió. Tenía que
confiar en él.
Ella jadeó ante la vista, pero se obligó a relajarse, y miró a Wesley en su lugar.
Pero antes de que la daga del demonio pudiera alcanzarle el corazón, una
mujer se lanzó a sí misma entre ella y su atacante. Deirdre. Había sido su grito el que
había advertido a Virginia. Ahora Deirdre gritó de nuevo, esta vez de dolor. La daga
del demonio se había clavado en su pecho. Virginia la atrapó y miró fijamente al
285
demonio. Sus ojos verdes parpadeaban con odio. Virginia alcanzó su propia daga,
pero nunca tuvo la oportunidad de usarla.
La sangre verde brotó por doquier. Zane asintió con la cabeza como para
reconocer las silenciosas gracias de Virginia. No había tiempo para las palabras
ahora.
Un sonido gorgoteante vino de ella. Sus ojos estaban abiertos, pero la luz
parecía atenuarse en ellos.
—No, Deirdre, no puedes morir —Las lágrimas caían de los ojos de Virginia.
Deirdre le había salvado la vida. No podía dejarla morir. Desesperadamente,
presionó su mano sobre la herida, tratando de detener la hemorragia, pero el pegajoso
líquido rojo seguía fluyendo—. Por favor, Deirdre —Se encontró con la mirada de la
mujer moribunda.
El vampiro se agachó.
—Ella se está muriendo. No puede ser sanada. Solo puede ser convertida.
John miró.
286
Virginia bajó la mirada a Deirdre. Sus ojos empezaban a cerrarse.
—Hazlo, John. No dejaré que nadie más muera si está a mí cargo nunca más
—Demasiados habían muerto en el pasado debido a sus errores—. Sálvala.
Había sangre roja entre el verde, también. Algunos de sus rescatadores habían
resultado heridos. Buscó a los heridos y encontró a algunos de ellos sentados a un
lado de la carretera, bebiendo botellas de líquido rojo, mientras que una hermosa
mujer de cabello largo y oscuro, con una bolsa de médico se las tendía hacia ellos.
—Esa es Maya —Dijo Haven. Ella alzó la mirada. Caminaba hacia ella—. Es
nuestra doctora interna.
—Lo está curando. Estará tan bien como si fuera nuevo —Haven se rió entre
dientes inesperadamente—. Probablemente sólo esté fingiendo estar inconsciente
para no tener que ayudar con la limpieza.
287
Virginia se encontró con los ojos de Haven, y a pesar de sus alegres palabras,
vio la preocupación en ellos.
—No sé cómo agradecerles a todos. Tú y tus colegas han hecho más de lo que
esperaba.
— ¿Ese era Luther? ¿Con ese traje oscuro? Pero todavía era de día cuando
llegó.
288
— ¿Ya que la salvaste, estoy asumiendo que ella no era una traidora?
—Creo que sí. Pero no he podido confirmarlo. Es muy arriesgado ir para allí
ahora. Pudimos interceptar a Deirdre antes de que ella pudiera acercarse a cualquier
parte cerca de su complejo, pero los demonios atacaron.
—Te lo contaré más tarde. Pero necesito que hagas algo ahora. Los móviles.
Los demonios que atacaron el complejo del consejo se apoderaron del de Cinead.
Tenemos que asumir que también pueden tener los teléfonos de los otros miembros.
Cualquier número que fuera programado en estos dispositivos estará comprometido.
Tienen que ser desconectados. Tienes que ponerte en contacto con cada complejo y
establecer nuevas líneas seguras para todos los afectados. ¿Puedes hacer esto?
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—Nos encargaremos de ello.
—Probablemente lo sea, pero no podemos estar al cien por cien seguros. ¿Hay
otro número en el que podamos localizarte?
Ella lo miró.
— ¿Qué te perdone?
290
—Deirdre odiaba… uh, odia los vampiros. Ella, como muchos de nosotros,
consideraba que no hay honor, ni nada bueno en ellos —Ella bajó sus párpados,
avergonzada de que ella misma hubiera hecho esas suposiciones sin conocer todos
los hechos, sin siquiera haberse encontrado con un vampiro cara a cara—. No
sabíamos nada de nada.
291
Capítulo Treinta y Seis
Zoltan maldijo.
— ¡Vampiros!
— ¡Qué mierda!
Todavía vestido con el uniforme del oficial de policía del que primero se había
alimentado, luego lo había matado para quitarle el coche, Zoltan comenzó a
desvestirse. Tiró la ropa manchada de sangre y barro en un rincón. ¡Tanto por su
plan infalible! Todo había funcionado perfectamente al principio. La mujer humana
había seguido el mensaje de texto sin cuestionarlo, su preocupación por el remitente
era evidente por su respuesta. Había esperado que apareciera algún Guardián
Invisible y se había preparado para ello, llevando consigo una abundancia de
demonios para aplastar cualquier intento de frustrar su bien planificada operación.
Tuvo que mirar como varias de las cabezas de sus súbditos fueron arrancadas
de sus cuerpos. Un vampiro incluso había llegado a arrancar un corazón, arrojando
al demonio a un lado como si fuera un muñeco de trapo. Aunque los demonios
habían luchado valientemente, no habían podido infligir ninguna herida letal. El
único metal que podía matar a un vampiro era la plata, y ninguna de las armas
forjadas en los Días Oscuros eran de ella. Incluso Zoltan no había podido matar a ni
292
un solo chupasangres. Parecía que tendría que conseguir nuevas armas para sus
hombres, ahora que tenían que luchar contra dos enemigos muy diferentes.
¡Y luego ese brujo! Tuvo el descaro de saltar al vórtice con él. Pero Zoltan le
había enseñado, y desatado un aluvión de explosiones mentales contra su enemigo.
Debería haberle convertido el cerebro en papilla inmediatamente, pero el brujo había
sido fuerte, demasiado fuerte, y alguien le había ayudado. Lo sacó justo antes de que
Zoltan hubiera podido evocar más de su poder para destruir al brujo de una vez por
todas.
Pero este no sería su último encuentro. Ahora que sabía qué tipo de aliados
habían conseguido alistar los Guardianes Invisibles, iba a estar mejor preparado para
la próxima pelea. La fuerza bruta no iba a conseguir nada más. Era necesario
encontrar otra forma para conseguir terminar con los Guardianes Invisibles. Llegar
a ellos desde el interior.
*****
Wesley estaba acostado sobre una camilla en una de las grandes salas de
exámenes.
293
— ¿Dónde está? ¿Ella está bien?
Maya sonrió.
Maya suspiró.
Ella señaló su cabeza, recordándole el dolor sordo que todavía podía sentir en
un lado de su cráneo.
Estaba agradecido, pero ahora su necesidad de ver a Virginia era mayor que
su preocupación por sus heridas. Tenía que tranquilizarse a sí mismo viendo que
estaba bien. Después de la experiencia que había tenido en el vórtice, luchando
contra el demonio, necesitaba ver con sus propios ojos que Virginia no había sido
herida. Y se negaba a que lo viera acostado sobre una camilla como un perdedor.
294
Wes presionó su mano en el lugar donde el dolor era peor, pero no podía
sentir ninguna herida o cicatriz. La sangre del vampiro se había asegurado que curara
perfectamente. Entonces, ¿por qué todavía le dolía la cabeza?
—De acuerdo con John, no fue así. Dijo que la herida en la cabeza no fue
causada por una cuchillada. Dijo que parecía más como si algo hubiera estallado
desde dentro.
— ¿Qué?
—Ya sabes, como un pájaro tratando de salir del huevo, golpeando la cáscara
desde el interior.
—No se puede verificar, puesto que ya está curado. Pero él sigue ciñéndose a
su historia. ¿Todavía te duele?
—Estoy bien.
— ¿Y los demás? —Miró a Maya, pero sabía que habría visto en su rostro si
alguien de Scanguards hubiera resultado herido.
295
Dirigiéndose a Maya, Virginia lo liberó.
— ¿No puedes averiguar qué es? ¿No puedes darle algo? —Preguntó Virginia,
su preocupación evidente.
— ¿Te acuerdas cómo pudimos leer la mente del otro demonio cuando nos
agarramos a él en su vórtice?
Ella asintió.
—Esta vez no fue realmente así. Fue doloroso. Él lanzó una andanada de
pensamientos e imágenes hacia mí. Realmente no puedo describirlo. No fue nada
concreto. Traté de luchar contra él. Usé mi brujería, pero sólo empeoró las cosas,
como si eso le permitiera entrar en mi mente —Se había sentido como una invasión.
296
Con una mirada de preocupación en su rostro, Maya dijo:
—Los demonios pueden influir en los demás con sus mentes. Intentan
hacernos hacer cosas, tratan de manipularnos con sus pensamientos. Cuanto más
débil es la personalidad, más fácilmente pueden ponerlos de su lado —Ella negó con
la cabeza—. Pero no deberías haberlo sentido tan intensamente. Hubieras podido
luchar contra eso. Para empujarlo fuera de tu mente.
—Creo que… cuando traté de usar mi brujería… creo que me hizo vulnerable.
— ¿Cómo?
Ambas, Virginia y Maya jadearon y miraron hacia él, presas del pánico.
—Creo que algunos de sus recuerdos todavía están aquí —Él golpeó su
cráneo—. En algún lugar de aquí, algo importante. Algo que descubrí en el vórtice
—Suspiró—. Pero no lo recuerdo. Sólo sé que es importante.
297
—Lo resolveremos, lo haremos —Entonces contestó a la llamada—. ¿Sí? —
Un momento más tarde, ella dijo—. Estaremos en dos minutos —Desconectó la
llamada y volvió a guardar su teléfono.
298
Capítulo Treinta y Siete
—Cinead, Barclay, estoy tan contenta de que hayan venido —Les saludó ella.
—Realmente no tuvimos otra opción. Me alegro de que estés bien —Hizo una
seña a los tres vampiros. Nos hemos presentado. Tus, uh, nuevos amigos nos han
dado más detalles sobre lo que ocurrió.
—Hay mucho que no logro entender aún. Deirdre… debe estar asustada…
—No nos debes nada —Dijo Wesley rápidamente—. Todo lo que queremos
es una oportunidad para reunirnos con usted y hacer una propuesta.
299
Cinead se volvió hacia la mesa cuando repentinamente Wesley puso una
mano sobre su hombro.
— ¿Consejero?
— ¿Sí?
—Lo dudo mucho. Solo los consejeros tienen este tipo de daga. Y la última
vez que me viste, todos estábamos sentados. No hubieras podido ver las dagas. Debes
estar equivocado.
—Como Cinead dice, eso no es posible. Sólo existen nueve puñales. Fueron
hechos especialmente para los miembros originales del Consejo de los Nuevo y luego
se han transmitido de consejero en consejero.
300
—Nunca he tenido la misma daga de Cinead y Barclay, y los demás miembros
del consejo.
—Pero…
Barclay se sobresaltó.
—No importa ahora. Pero si Virginia nunca tuvo la misma daga, entonces yo
no podría haberla visto en ella. Pero sé que la he visto. En algún lugar. Rota en
pedazos —Apartó la vista de Barclay y buscó en los ojos de Virginia—. Tienes que
creerme. He visto esta daga exacta —Levantó su mano hacia la herida curada en la
cabeza—. Está aquí. Lo sé.
—El demonio…
—No. Pero vi que se rompía. El demonio lo vio —Se dirigió a los tres
vampiros—. Cuando estaba en el vórtice con el demonio, vi cosas. Sentí y escuché
cosas que yo no podría haber visto o escuchado o sentido. Pero lo hice. Algo que me
pasó cuando el demonio intentó invadir mi mente. Lo intenté repeler con brujería,
pero de alguna manera tuve que haber accedido a sus recuerdos en algún momento.
Los tres vampiros se miraron los unos a los otros, inquietud y preocupación
viajando a través de sus rostros.
301
—No. Ya no estoy conectado a él, si eso es lo que te preocupa —Dijo Wesley
rápidamente—. Pero sé que vi algo importante. Simplemente no puedo recordarlo.
La herida, ya sabes. Tal vez Maya esté en lo cierto y tenga una contusión cerebral.
Wesley asintió.
Ella había hecho eso mucho en los últimos días: confiar en Wesley, confiar
en sus amigos. Lentamente, ella asintió con la cabeza.
302
Virginia miró con la respiración contenida mientras Wesley seguía las
instrucciones del vampiro, y Gabriel puso sus manos sobre la cabeza de Wesley. Por
el rabillo del ojo, notó que Cinead y Barclay intercambiaban una mirada de duda.
No podía evitar estar de acuerdo con ellos. ¿Quién había oído hablar de un vampiro
restaurando recuerdos?
Pero cuando miró a Samson y a Amaury, no vio tal duda en sus caras.
Simplemente estaban esperando con anticipación, como si estuvieran al cien por cien
seguros de que su compañero vampiro pudiera cumplir lo que había prometido.
Cuando un jadeo ahogado llegó de repente de Wesley, Virginia lanzó sus ojos
hacia él. Gabriel todavía tenía sus manos en la cabeza de Wesley, y él también tenía
sus ojos cerrados, pero ambos parecían sacudirse varias veces como si estuvieran
reviviendo algo aterrador.
—Estuvo cerca.
303
— ¿Así que sabes que fue Zoltan, su líder? —Intervino Barclay, acercándose.
Cinead jadeó.
— ¿Una foto?
—No. Pero hay algo más. En la parte posterior de la misma, algo estaba
escrito: Primer día en el Consejo.
304
—Necesito un ordenador, rápidamente —Exigió Barclay, mirando a los tres
vampiros.
—Aquí tienes.
Por último, la pantalla se llenó de imágenes. Barclay hizo clic en una de ellas
para agrandarla y miró sobre su hombro a Wesley.
—Estas son las piedras de Callanish. En nuestro idioma nativo las llamamos
Clachan Chalanais. Un anillo de piedras ubicado en la Isla Lewis en las Hébridas
Exteriores en Escocia —Miró a Wesley—. Tú estuviste allí.
—Estuviste allí, porque allí era donde se encontraba nuestro complejo del
consejo hasta que los demonios lo atacaron y tuvimos que destruirlo.
—Así fue como los demonios lo supieron. Zoltan encontró la foto en la daga
y puso juntos dos más dos.
305
—Finlay —Dijo Virginia—. Y a causa de su traición, Zoltan sabía que Finlay
era miembro del consejo, y qué aspecto tenía. Habría sido fácil para él darse cuenta
de que la foto era de Finlay y su esposa no muy lejos del complejo.
Barclay asintió.
—Finlay se unió al consejo en 1903. Puedo hacer que una foto de Finlay sea
enviada para que Wesley pueda identificarlo.
—Sin duda. En la foto se veía un poco más joven, pero no por mucho —Le
devolvió el teléfono a Cinead.
306
No sé si tiene alguno de los otros, pero no importa. Todos los números
comprometidos han sido desconectados. Incluso si consiguió los teléfonos de otros
miembros del consejo, ahora serán inútiles.
—Si los demonios son inteligentes, y debemos asumir que lo son, o que al
menos lo es su líder, mantendrán registros de avistamientos confirmados de
Guardianes Invisibles. Es lo que yo haría: tratar de conseguir un patrón de
apariciones para que pudiera anticipar donde podrías aparecer la vez siguiente. Sería
fácil examinar esos informes y cruzar las referencias con los contactos en tu teléfono.
Virginia asintió para sí misma. Todo tenía sentido. Pero también era
desalentador. Eso significaba que no importa cuán cuidadosos fueran, siempre existía
la posibilidad de que los demonios pudieran encontrarlos.
—Creo que tienes razón, Samson —Dijo Cinead—. Fue culpa mía.
307
—…lo que nos lleva a lo que pude ofreceros Scanguards —Cortó Wesley—.
Aunque esta amenaza puede haber terminado, no será la última. Zoltan no se
rendirá. Pero la próxima vez, estarán mejor preparados. Con Scanguards a tu lado.
308
Capítulo Treinta y Ocho
Las negociaciones entre los vampiros y los Guardianes Invisibles iban bien,
cuando sonó un golpe en la puerta.
Maya intervino.
—Unos pocos días, pero no podemos dejar que llegue a eso. Tenemos que
hacer algo —Respondió Maya.
309
Él no esperó su respuesta. En cambio, siguió a Maya y Cinead.
— ¿Hay alguien con ella? —Le preguntó a Maya mientras corrían hacia el
ascensor.
Las puertas del ascensor se abrieron y subieron. Maya apretó el botón para el
subnivel tres, donde estaban ubicadas las salas de interrogatorios y las celdas.
Maya suspiró.
310
—Está rechazando su nueva naturaleza. Creo solo pensar en lo que se
convirtió la repele.
—Eso creo.
311
—De acuerdo. La estoy reteniendo —Hubo un grito en alto, luego el
intercomunicador quedó en silencio.
La habitación era más grande que la celda de plomo en la que Wesley había
estado, pero no más acogedora. Generalmente se usaba para vampiros hostiles y
peligrosos, y en este caso, Deirdre se consideraba un peligro para sí misma.
John estaba tratando de evitar que Deirdre se abalanzara sobre sus visitantes,
sosteniéndola por detrás, con una mano sujetando sus brazos por detrás de su
espalda, el otro brazo colgando como un torno alrededor de su torso. Ella estaba
luchando contra su agarre, y por lo que parecía, ella había conseguido infligir algunas
heridas: había cortes en la cara de John, y también en su antebrazo expuesto. La
sangre se había secado sobre las heridas, que probablemente habían sido causadas
por las garras de Deirdre.
Incluso ahora, sus dedos se curvaban en afiladas púas y sus colmillos estaban
completamente extendidos. Sus ojos brillaban rojos de furia, y gruñía como una
bestia enjaulada.
Pero John estaba bien alimentado y era fuerte, mientras que Deirdre tenía que
estar sintiendo ahora las punzadas del hambre, lo que la debilitaba.
—Deirdre, Dios mío —Cinead se atragantó y tendió sus brazos hacia ella
como si quisiera abrazarla, pero Deirdre le siseó y él se echó hacia atrás.
Sin inmutare, Cinead dio unos pasos hacia ella. Deirdre de repente dejó de
moverse y miró fijamente a Cinead.
312
— ¿Cinead? —Tomó una respiración—. Ayúdame. Me han encerrado. Están
tratando de hacerme daño.
Cinead continuó acercándose hasta que estuvo a solo un par de metros de ella.
—Te amo aún más ahora. Has demostrado que la redención es totalmente
posible. Te has redimido del todo ante nuestros ojos. El consejo entero escuchará
esto. Y sé que te alabarán.
—Eres fuerte, hermanita mía. Puedes hacerlo. Puedes ser esto —La voz de
Cinead estaba cargada de emoción—. Estas personas son nuestros amigos. Han
prometido protegerte ahora. Para ayudarte a aceptar esto. Y yo estaré aquí mientras
me necesites. Todavía soy tu hermano, sin importar qué forma hayas tomado.
Porque sé que dentro de este nuevo cuerpo tuyo, tu corazón sigue siendo el mismo.
—Por favor, no me dejes, Deirdre. Por favor, no te rindas —Le hizo un gesto
a John—. John va a liberarte ahora.
313
Wesley asintió con la cabeza.
—Hazlo.
—Es toda para ti. Tanta como desees —Le ofreció John, y le tendió la botella.
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Capítulo Treinta y Nueve
Tomó más de una semana que los vampiros y los Guardianes Invisibles
afinaran los detalles de su alianza y conseguir la aprobación de los dirigentes de
ambas partes. Pero finalmente, cada lado estaba contento y listo para trabajar juntos.
Virginia y Wesley fueron elegidos como los respectivos enlaces para sus grupos, algo
de lo que Virginia no pudo estar más feliz. Significaba que a pesar del hecho de que
había roto alrededor de un millón de reglas cuando había confiado en Wesley, el
consejo no iba a castigarla. Al contrario. Le habían otorgado el permiso para
continuar la relación. En privado, sin embargo, el consejo la instó a hacer oficial el
compromiso. Pero, ¿cómo una mujer se acercaría al hombre que amaba y le
preguntaría si quería casarse con ella? ¿No era la prerrogativa del hombre?
Virginia giró la cabeza hacia la puerta del baño, donde Wesley estaba apoyado
contra el marco con solo una pequeña toalla que le cubría la ingle. Su respiración
instantáneamente se enganchó, y los latidos de su corazón se aceleraron. Pensó que
después de más de diez días viéndolo así, ya estaría acostumbrada, y su reacción sería
menos explosiva. Pero ese pecho esculpido, esos fuertes músculos abdominales y
esos musculosos muslos espolvoreados de vello oscuro enviaban una ola de fuego a
través de su cuerpo cada vez.
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—Un centavo no es suficiente —Dijo y tiró del edredón hacia atrás—. Prefiero
hacer un trato.
Caminó hacia ella sin prisas. Su pene colgando pesado entre sus piernas, y ya
se estaba llenando de sangre y se estaba poniéndose más duro ante sus ojos. Adoraba
la manera en que se excitaba tan rápidamente. Pero lo que más le gustaba era la
forma en que Wesley la miraba: con amor y pasión. Y esa mirada no había flaqueado
ni una sola vez, sino que parecía crecer más intensa a cada día.
El colchón se hundió a su lado cuando Wesley se deslizó bajo las mantas para
unirse a ella. Sus impacientes manos ya estaban tocando, empujando su bata blanca
sobre su cabeza para liberarla de ella.
—No sé por qué te molestas siquiera en vestirte así, cuando sabes que voy a
desnudarte de todos modos.
—Punto anotado —Luego la acercó más y la miró a los ojos—. ¿Algo más
que te gustaría?
Las palabras salieron antes de saber siquiera que las había dicho. Ella contuvo
el aliento.
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—Para siempre es mucho tiempo para un inmortal. Así que, ¿piensas que te
gustaría tenerme cerca durante tanto tiempo? —Él le acercó la pelvis y presionó su
erección contra su estómago—. ¿Sabiendo lo que me gusta? ¿Cómo de insaciable soy?
Rodó sobre ella, separando sus muslos para hacerse espacio para sí mismo,
mientras le tomaba las muñecas y sujetaba sus brazos a cada lado de su cabeza.
—No soy el afable brujo que todo el mundo piensa que soy.
—Sé quién eres. He visto lo que hay dentro de ti. Y me encanta cada parte de
ti.
—Sólo un poco. Sólo para asegurarme de que lo dices en serio —La besó
apasionadamente, luego apartó sus labios de ella—. Ahora, por favor, dime que tu
raza tiene un ritual de unión que implica sexo. Porque me temo que los brujos no lo
tienen.
Ella le sonrió.
—Estás de suerte.
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—Sorpréndeme.
—Hemos pasado por un gran peligro juntos. Creo que podremos sobrevivir a
un ritual de unión, ¿no?
—Lo es.
Usando sus poderes, ella hiló un capullo alrededor de ellos. Neblina y niebla
los envolvió, protegiéndolos de todo el mundo y los peligros que había fuera de sus
cuatro paredes. Ahora eran invisibles para todos, como si no existieran. Porque en
este momento, sólo existían el uno para el otro.
Virginia sintió que su fuera vital burbujeaba a la superficie, y supo que no podía
contenerla más. Permitió que su virta fluyera hacia fuera y se filtrara en el cuerpo de
Wesley en cada punto por donde estaban conectados.
Estaban flotando ahora. No en el aire, sino en su amor, un amor que era más
fuerte que cualquier poder conocido por la humanidad. Solo los sostenía y apoyaba,
los mantenía a salvo.
Ella retiró sus labios de Wesley y lo miró a los ojos. El amor y la adoración se
reflejaron en ella.
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—Es como el fuego.
—Ya era tuyo hace mucho tiempo, nena. Me llevó un poco de tiempo
encontrarte.
—Oh, Wes…
—Ahora deja que tu esposo el brujo te muestre lo que quiso decir con
insaciable.
Sus labios descendieron sobre los de ella y la llevaron a un lugar donde solo
existía el amor y la pasión. Donde solo existían los dos. Donde fueron uno.
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Capítulo Cuarenta
Zoltan siguió al hombre cuando giró hacia las ventanas que iban del suelo al
techo del elegante apartamento.
Vaughn asintió.
— ¿Eso es un problema?
—Sí, todo se queda. Por supuesto, tendré que tomar un depósito por daños,
en caso de que algo se manche o rompa durante su estancia.
—Me temo que usted quedará solo. No tengo parientes en la zona. En cuanto
a amigos, me mudé a aquí recientemente.
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Perfecto.
Zoltan ya lo sabía. Después de todo, esa fue la razón por la que había elegido
el edificio. Cualquiera que alquilara un apartamento en un arrendamiento a corto
plazo tendría que hacerlo sin la aprobación de la junta de propietarios, y por lo tanto
no habría constancia de que Zoltan fuera el inquilino.
—Ya veo.
—Este edificio tiene una alta rotación, nadie conoce a nadie aquí. Estoy
seguro de que no tendrás ningún problema.
Zoltan tampoco creía que lo tuviera. De hecho, este lugar era perfecto, por
muchas razones.
— ¿Sí?
— ¿Tienes miedo?
— ¿Disculpe?
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El pánico se desprendió del hombre, y luchó, intentando golpear a Zoltan.
Pero el ser humano era débil.
Zoltan se rió.
Niebla comenzó a salir de las fosas nasales y la boca de la víctima. Con gula,
Zoltan la succionó y tragó. Y otra vez. Lo tomó todo, tomó el miedo, el dolor, la
angustia.
Zoltan se levantó y miró a través de las ventanas para admirar la vista desde
su nueva morada. Este sería su escondite. Y no sólo para los próximos cuatro meses,
porque Vaughn nunca regresaría de su excursión para reclamar su apartamento. Miró
sobre su hombro al hombre cuyo caparazón vacío yacía inmóvil en el prístino suelo
de madera. Vaughn ya había abandonado el edificio, para no regresar jamás.
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